La Travesía De Ne Nyan

Tema en 'Relatos' iniciado por Dark RS, 19 Enero 2013.

  1.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
    Miembro desde:
    20 Marzo 2012
    Mensajes:
    1,641
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    La Travesía De Ne Nyan
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1235
    Un mundo habitado por monstruos y quimeras no es un lugar para una pequeña gatita, por eso busco un lugar al cuál llamar hogar.
    Perdonen, aún no me presento, me llamo Ne Nyan, creo que soy una quimera, aunque no estoy segura, nadie me ha dicho si lo soy o no. Sin importar si lo soy o no, esta es mi historia, la historia de cómo llego a mi nuevo hogar o al menos eso espero al final.
    .
    No se cómo se llama el lugar en el que estoy ahora, pero hay muchos seres grandes de piel morena, sin pelo, solo un poco sobre sus cabezas, me pregunto cómo soportan el frío de la noche sin un pelaje que los proteja.

    Me acerco a conocer los refugios de esos seres, me asomo por un agujero en la pared. Veo que tienen un montón de cosas que no conozco, entro al ver que no hay nadie, me subo sobre algo suave, me siento cansada y me duermo en esta cosa.
    Me despierta un grito, una de esas criaturas de piel morena comienza a golpearme con una rama plana, corro con todas mis fuerzas; pero mis cortas patitas no me permiten huir muy lejos, el ser me persigue y golpea varias veces, entro al bosque y el ser aún me persigue, choco contra algo blando que me para en seco, me cubro la cara con mis patas y espero que el malvado no me haga mucho daño, al cabo de unos segundos muevo un poco mi patita y noto que el ser huye herido, va dejando un rastro de sangre a su paso, me levanto y veo en todas partes, pero no encuentro nada, miro con atención la cosa con la que me tropecé y noto que es una criatura viviente.
    —Hola —saludo al ser moviendo mi doble cola dorada.
    Éste me lanza una mirada de enojo con sus grandes ojos rojos, lame la sangre en su garra derecha, y se pone en cuatro patas; supongo que estaba sobre dos para ahuyentar a la malvada criatura sin pelaje; y se pone a andar ignorándome.
    — ¡Oye! —le gruño para que me preste atención —no me ignores.
    Pero la criatura me aleja con su cola negra que lleva una aguja al final.
    Lo sigo durante varias horas, él se detiene a luchar contra una serpiente gigante y luego la devora, tal espectáculo me dio nauseas, pero igual me quedo a su lado, su enorme tamaño me asegura que no se me acerque otra de esas cosas que me atacó con la rama.

    Sigo a la criatura durante días, como frutas y bebo de charcos durante todo ese tiempo. La bestia no intenta hacerme daño a pesar de ser más grande que yo.
    — ¿A dónde vamos? —pregunto bostezando.
    —Tú, no sé, yo voy al norte —me responde él finalmente dirigiéndome la palabra después de tantos días.
    —Voy al norte —le respondo sonriendo.
    El ser suspira, supongo que aceptó la situación.
    —Soy Ne Nyan.
    —Soy Drs —se presenta gruñendo.

    Seguimos nuestro camino, él me observa muy enojado, comienza a correr, intento alcanzarlo, pero es muy veloz.
    Me he quedado sola nuevamente, avanzo en este oscuro bosque sin saber adonde me dirijo, la noche cae y me muero de frío.
    Cuando finalmente llega la mañana, busco comida y sigo caminando. Cuando el sol está a la mitad del cielo, un malvado grifo me ataca, me aprisiona con sus patas de ave y comienza a picotearme.
    Cierro los ojos, lloro, grito por auxilio.
    El grifo me suelta y comienza a luchar contra algo que lo atacó, es la criatura que me salvó hace días, y ahora me vuelve a salvar.
    Al cabo de unos minutos, Drs devora al grifo, me volteo e intento no vomitar.
    Él me golpea suavemente con su cola y se pone a caminar, comprendo que me quiso decir que ya nos vamos.
    — ¿Por qué me salvaste? —pregunto algo conmocionada aún.
    —Ni idea —me responde fríamente.

    Lo sigo hasta llegar a un hermoso lugar lleno de criaturas pequeñas como yo, un enorme lago de agua cristalina y lleno de peces, el pasto verde refresca bastante la vista. Corro hacia las demás criaturas, inmediatamente me saludan y me piden jugar con ellos. Me volteo y veo que Drs, se dio la vuelta y se dispone a abandonarme aquí.
    — ¡Ven! —le grito para que nos acompañe a jugar.
    —No —me detiene un pequeño fénix de fuego dorado —no llames a eso, te puede lastimar —me advierte.
    —Pero —miro al resto de seres, todos parecen tenerle a Drs, corro hacia él — ¿por qué no te quedas aquí?
    —Por que no hay nada para mí aquí —me mira con sus enormes ojos de león —tú eres una nekomata, encajarás aquí, yo soy un manticore —responde agitando un par de alas membranosas que tenía cubriéndole el cuerpo y no había notado antes —si me quedo me los comeré a todos.
    —Pero…
    Él se da la vuelta y sale corriendo, no pude detenerlo, regreso con el resto de las criaturas.

    Nunca volví a ver a Drs, viví durante muchos años en este lugar, aunque de vez en cuando encuentro frutas cerca de mi refugio, las cuales sé que me las trajo el que ahora considero mi hermano.
    Tuve familia y envejecí en este lugar; nunca vi un depredador, se supone que los manticores comen otros depredadores, o al menos eso me dijo Fabián, un gracioso kappa, curioso no.
     
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