FanficsLandia La tierra prometida

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Mi intención con este relato de varios capítulos, es que participe en dos actividades al mismo tiempo. Se trataría de "Así empezó todo..." y de "Experiencias entre calles". Ya que por lo obvio, me parecía que al seguir una misma temática podría formar parte de un todo ambas participaciones. Solo el primer capítulo será para "Y así comenzó todo" pero los demás irían para "Experiencias entre calles". Si la inspiración me acompaña y si veo cierto interés también, claro.

I​

Hacía mucho tiempo que nos encontrábamos vagando por aquellas tierras áridas, plagadas de letras que ya nadie quería leer. Éramos cuatro los que todavía nos aferrábamos a quedarnos allí. Los últimos barcos llenos de almas que ya no necesitaban aquella tierra se habían ido, junto aquellos que la habían creado. ¿Qué pasaba cuando Dios abandonaba incluso a sus pobres creaciones?
—Ayer, cuando estaba pescando en el amplio mar, encontré una botella flotando y contenía un mensaje —dijo Luma de repente, en uno de esos días que el sopor nos podía.
Los otros tres miramos interesados. Mono se acercó al chico y le agarró la botella rápidamente. La destapó y pudo sacar un flyer publicitario de un sitio llamado Fanficslandia. La tierra prometida, parecía.
—¡Debemos ir allí! ¡Badey el loco debe ser conocido en todos los países, mundos y universo! —dijo Bado rápidamente, entusiasmado por la situación.
Yo, que me mantenía pensativa ante la situación, algo en el corazón me preocupaba, porque no quería abandonar aquello que había sido mi vida, aquel sitio que me habían encomendado los Dioses de aquel lugar y que tantos buenos recuerdos me había dado.
—Opino que sí —dijo Luma— hay que tratar de abandonar esta tierra que solamente marchitará nuestras almas, debemos buscar nuevas aventuras.
Me fijé que Mono no había dicho nada después de ver qué contenía la botella.
—Yo creo que debo volver a la selva, allí pertenezco y allí debo permanecer.
Separarse de Mono era una decisión terrible que naturalmente no queríamos asumir, pero cierto era que si nos quedábamos en FanficSpain la soledad que le asediaba por aquel entonces nos terminaría por pudrir lo que quedaba de nuestras almas.
La última noche que pasamos en FanficSpain fue triste y a la vez hermosa, triste en parte porque dejábamos a Mono atrás y no podríamos continuar con las aventuras de los cuatro —aunque por aquel entonces yo creía que nunca nos separaríamos, si continuábamos un mismo rumbo, inocente de mí—. Al amanecer partimos para Fanficslandia, llenos de ilusión y cargados de nostalgia.
Al llegar allí un gran bullicio nos sorprendió, personas por doquier, corriendo cientos de aventuras, aquello no era a lo que estábamos acostumbrados. Como si de un trío de pueblerinos nos tratásemos, inmiscuidos en una gran ciudad, arribamos en una zona en la que ponía "Presentaciones". En cuanto me quise dar cuenta, una chica muy agradable con un cartel de "Orientadora" en el pecho me estaba asediando, así mismo a mis amigos también le asediaron otras personas con el mismo indicativo.
—Me llamo Mary Dragneel, ¡encantada de conocerte! —me estrechó la mano rápidamente, yo rezaba para que no se diera cuenta de lo sudada que estaba por los nervios—. ¡Espero que lo pases muy bien por aquí! Si tienes cualquier duda puedes contar conmigo. ¿Quieres que sea tu orientadora?
Aquella pregunta me tomó por sorpresa. No esperaba que necesitase orientación, pero suponía que debía aceptar. Crucé un par de miradas furtivas con Bado y Luma y ambos asintieron para que yo aceptase la misión.
—Sí, me encantaría —dije esbozando una sonrisa medio tímida.
En aquel momento, yo solamente quería mostrar mis habilidades de escritora, con mis hojas viejas debajo del brazo, me decidí a empezar a repartir mis creaciones entre las gentes que por allí pasaban. Me sentí como comercial en hora punta tratando de venderte algún contrato de telefónica, muy ignorada. Pero algunas personas amables se paraban a ver qué estaba mostrando. Palabras agradables, mis amigos encontrando nuevas opciones más allá de aquel viejo paraje que habíamos abandonado. Sabía que estaría muy bien por allí, sabía que aquel sería mi nuevo hogar.