La Tercera vida de Bree Tanner

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Cass Crokaert, 13 Noviembre 2011.

  1.  
    Cass Crokaert

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    La Tercera vida de Bree Tanner
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    347
    Bueno aqui de nuevo con un nuevo Fic jajaja.

    Trata de si los Volturis hubieran dejado viva o mas bien dicho dado otra oportunidad a la neofita Bree.
    Esta es mi versio espero que les guste.Y porfavor dejen sus comentarios

    Prefacio

    —Encárgate de eso, Fé. . . —decía Jane, cuando el chico pelirrojo la interrumpió de improviso —Jane, por favor, dale una oportunidad. Bree nunca quiso esto, no es culpa suya haberse convertido en. . . un vampiro— decía en voz alta el pelirrojo seguro de sí mismo, al saber lo que Jane podía causarle si la molestaba.

    — ¿Qué, has encontrada un buen motivo para que no mate a esta basura? — decía Jane con una sonrisa burlona y una mirada desinteresada hacia Edward y la chica humana, o eso creía.

    —Hay un buen motivo para que dejes con vida a Bree, uno muy bueno, que te podría poner en peligro a ti y a los que están contigo ante tu amo — proseguía Edward con una sonrisa maliciosa dibujada en su perfecto rostro. Aparentemente había encontrado una razón, una muy grande para que Jane cambiara de parecer con respecto a dejarme vivir.

    No sabía qué motivo tenía Edward. Pero debería ser uno grande, enorme, para amenazar así a Jane, sabiendo Edward que Jane podría destruirlo en ese preciso
    momento, en cualquier instante.

    — ¿Y cuál es ese enorme motivo, que pondría en peligro a mí, y a los demás ante mi maestro Aro? — decía Jane con las cejas en forma de arco y una sonrisa y voz burlona. Jane tenía el rostro como si pareciera que lo que Edward le decía fuera una locura, una maldita broma.

    —Jane. . . lo sé todo— Edward parecía divertido, como un niño que supiera un grande y enorme secreto
     
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    JessCullen

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    Mmm tu fic me ha llamado la atención ^^
    La verdad, me gustaría saber cómo hubiese sido la vida de Bree si los Vulturis la hubiesen dejado vivir :O Se habría unido a los Cullen? :O Me encantaría jajjajaja :)
    En fin, en cuanto publiques un capítulo avísame por favoor!
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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  3.  
    Cass Crokaert

    Cass Crokaert Entusiasta

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    Drama
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    Aqui esta el 1er cap perdon por ponerlo tan tarde




    1











    — ¿Félix? — dijo Jane con pereza.

    —Espera — interrumpió en voz alta el pelirrojo.
    Se volvió a Carlisle y prosiguió con rapidez —: Podemos explicarle las reglas a la joven. No parecía mal predispuesta a aprenderlas. No sabía lo que hacía.

    — Por supuesto— dijo Carlisle enseguida —. Estamos preparados para responsabilizarnos de Bree.

    El rostro de Jane adoptó una expresión que parecía no tener claro si se trataba de una broma, tenía mucha más gracia de lo que ella estaba dispuesta a reconocer.

    — No hacemos excepciones — les respondió, divertida— ni damos segundas oportunidades. Es malo para nuestra reputación.

    Era como si se estuviera refiriendo a otra persona. No me importaba que estuviera hablando de matarme. Sabía que el clan de los ojos amarillos no podía detenerla. Jane era la policía de los vampiros.

    Y aunque aquellos polis vampiros fueran unos corruptos— realmente corruptos—, el clan de los ojos amarillos al menos lo sabía.

    —Lo cual me recuerda. . . — prosiguió Jane con la vista clavada en la humana y una sonrisa cada vez más amplia—. Cayo estará muy interesado en que todavía sigues siendo humana, Bella. Quizá decida hacerte una visita.

    Sigues siendo humana. Entonces iban a convertir a la chica. Me preguntaba que estarían pensando.

    —Se ha fijado la fecha— dijo la chica menuda del pelo corto y negro y la voz clara—. Quizá vayamos a visitarlos dentro de unos cuantos meses.

    La sonrisa de Jane desapareció como si alguien se la hubiera borrado de la cara. Hizo un gesto de indiferencia sin mirar a la vampira del pelo corto, y me dio la sensación de que por mucho que Jane odiara a la humana, odiaba a la chica menuda diez veces más.

    Jane giro hacia Carlisle con su inexpresividad de antes.

    —Estuvo bien conocerte, Carlisle. . . Siempre creí que Aro había exagerado. Bueno, hasta la próxima. . .

    Y aquí se acababa todo, entonces. Seguía sin sentir miedo. Solo lamentaba no haber tenido la oportunidad de contarle a Fred más acerca de todo aquello. Se adentraría prácticamente a ciegas en este mundo lleno de peligrosas intrigas, policías corruptos y aquelarres secretos. Pero Fred era listo, cauteloso y tenía “talento”. ¿Qué iban a poder hacerle si ni siquiera eran capaces de verlo? Tal vez el clan de los ojos amarillos se encontrara con Fred algún día.

    Sean amables con él, pensé mirando al que leía la mente.

    —Encárgate de eso, Fé. . . —decía Jane, cuando el chico pelirrojo la interrumpió de improviso —Jane, por favor, dale una oportunidad. Bree nunca quiso esto, no es culpa suya haberse convertido en. . . un vampiro— decía en voz alta el pelirrojo seguro de sí mismo, al saber lo que Jane podía causarle si la molestaba.

    Me quede atónita al ver como el pelirrojo me defendía, como era posible si yo fui creada para destruir a su aquelarre, a su clan. Además de acabar con la vida de la chica humana.

    Jane puso su mirada en el chico pelirrojo o mejor dicho “Edward”, lo miraba como si quisiera fulminarlo con la vista. —Dame una razón para no acabar con esta neófita— dacia Jane mientras posaba su vista impenetrable hacia mi —, además de que es débil, un estorbo y una buena para nada.

    No podría hacerme la fuerte, la valiente, porque estaba segura de que en un abrir y cerrar de ojos, Jane podría acabar conmigo. Hacer que me retorciera de dolor en el suelo con su “talento”, al igual que Fred y Edward con el suyo. Y suplicar que acabara con mi vida de una vez y para siempre.

    — Dime por qué quieres que la deje con vida. Dime que tiene de especial esta. . . neófita, para que ¡tú! — Decía Jane confundida, a pesar de que su rostro estaba inexpresivo, mientras hacía énfasis en la última palabra — desees que no acabe con su inútil y miserable vida.

    Sabía que Edward no tenía una razón aparente, una razón para poder salvar mi miserable vida. Aunque deseaba con todas mis fuerzas, así como deseaba recuperar a Diego, así como poder volver a ver a Fred, poder contarle todo lo sucedido si es que Jane la policía de los vampiros —la niña con cara de ángel— me dejaba con vida.

    Edward no dijo nada, estaba muy serio, pareciera que estaba buscando algo entre sus pensamientos. Puso su mirada fría y calculadora, asintiendo con su cabeza con un movimiento suave y lento, queriéndome decir que este era el final para mí o podría salvarme de la muerte.

    —Jane — decía Edward que poco a poco fue posando su mirada hacia ella con una mirada maliciosa y una sonrisa divertida.

    — ¿Qué, has encontrada un buen motivo para que no mate a esta basura? — decía Jane con una sonrisa burlona y una mirada desinteresada hacia Edward y a la chica humana, o eso creía.

    —Hay un buen motivo para que dejes con vida a Bree, uno muy bueno, que te podría poner en peligro a ti y a los que están contigo ante tu amo — proseguía Edward con una sonrisa maliciosa dibujada en su perfecto rostro. Aparentemente había encontrado una razón, una muy grande para que Jane cambiara de parecer con respecto a dejarme vivir.

    No sabía qué motivo tenía Edward. Pero debería ser uno grande, enorme, para amenazar así a Jane, sabiendo Edward que Jane podría destruirlo en ese preciso momento, en cualquier instante.

    — ¿Y cuál es ese enorme motivo, que pondría en peligro a mí, y a los demás ante mi maestro Aro? — decía Jane con las cejas en forma de arco y una sonrisa y voz burlona. Jane tenía el rostro como si pareciera que lo que Edward le decía fuera una locura, una maldita broma.

    — Jane. . . — Edward parecía inexpresivo, con la mirada directamente hacia Jane, que estaba con cara de pocos amigos— ¿Hace unos momentos acabábamos de hablar de los creadores de Bree, cierto?

    Jane, fastidiada por tantas preguntas y ninguna respuesta coherente, contesto de mala gana y con pereza— ¿Quién? — Jane ya sabía a quién se refería Edward solo que se hacía como si no supiera la respuesta— ¿Victoria?

    Edward, dejando a la humana con uno de su aquelarre, de los ojos amarillos, —con la chica menuda y de pelo negro, que a la vista parecía delicada— se acerco lentamente a unos metros de Jane, al parecer el líder— de la policía de los vampiros—.

    —Jane. . . — Decía Edward mirándola fijamente a los ojos inexpresivos color rubí y posando su vista en cada uno de los encapuchados— ¿Hay algo que no nos has dicho sobre. . . Victoria?

    En el ambiente reinaba un silencio escalofriante, la situación figuraba a una de esas películas de vaqueros, donde solo uno saldría vivo de allí.

    —Edward, ten cuidado — decía la chica humana con voz preocupada y con una expresión de debilidad, que estaba a espaldas de la chica de pelo negro y la voz melodiosa. La humana parecía tan indefensa sin su protector, su guarda espaldas.

    ¿Cómo los del clan de ojos amarillos se resistían a la tentación de beber su sangre? ¿A caso no escuchan la dulce, maravillosa y melodiosa música del latido de su corazón? ¿No escuchan como su sangre corre lentamente por sus venas? ¿Por todo su delicado cuerpo?

    Me ardía la garganta de solo pensar en su sangre, en su deliciosa y exquisita sangre.
    Sabía que si iba a por ella, el clan de los ojos amarillos me destruiría, acabarían conmigo— si no lo hacían los encapuchados—, el clan de los ojos amarillos me harían pedazos en unos cuantos segundos.

    Solté un aullido de dolor que me causaba la sed, por soportar las ganas de arrebatarle la vida a la humana.

    Trate de resistir aquella tentación y el pensamiento de aquella débil humana, volviendo la mirada hacia Edward y Jane, que estaban a unos metros de distancia y mirándose con odio, con desprecio.

    Jane, sin apartar la vista de Edward, comenzó a caminar hacia él, con una sonrisa ampliamente burlona y una mirada desafiante, sabiendo que si Edward hacia un movimiento, ella acabaría con él en un instante.

    Parecía más que Jane estuviera volando sobre el lugar ya que la túnica completamente negra le cubría todo su cuerpo. Tras ella, uno de los encapuchados, —uno con cara de niño pero a lo mejor unos años mayor que Jane—, que podría ser su gemelo se detuvo a medio camino, ya que Jane hizo un movimiento que le dio entender que regresara atrás con lo demás.

    —No, no hay nada. . . que tengas que saber — el rostro de Jane cambio de divertida y burlona, a seria y completamente enojada.

    Hacia frio. Me di cuenta cuando de la nariz y la boca de la humana empezó a salir vaho, además de que temblaba. La chica de pelo negro y la voz clara se quitaba su sudadera morada con unos toques de negro en las magas y en el gorro, para entregársela— Toma, Bella, cúbrete o te enfermaras— Bella temblorosamente se ponía la sudadera que le había dado la vampira— Gracias, Alice, tu siempre cuidándome— le decía con voz temblorosa al momento que subía la cremallera. La chica menuda o más bien dicho “Alice” asentía en modo de aprobación.

    —Jane, ¡no mientas! — gritaba Edward al momento que apretaba los puños y los dientes, al parecer estaba conteniéndose, probablemente la golpearía. Eso sería algo estúpido de su parte. Jane con un solo movimiento podría acabar con él y a los demás de su clan.

    En el instante que gritó, di un brinco al igual que la humana. Edward perecía hecho una furia — un animal al acecho, para cazar a su presa, aunque era totalmente lo contrario—. Jane seguía inmóvil, inexpresiva, impenetrable por la reacción de Edward.

    Podría ser que por esa reacción, Jane perdería los estribos y decidiera acabar con todos: el clan de los ojos amarillos, y a mí junto con ellos.

    —Jane. . . lo sé todo— Edward marcaba las ultimas palabras, parecía divertido, como un niño que supiera un grande y enorme secreto — ¿Creíste que podías ocultar algo así?

    Lo sé todo. . ., no sabía a lo que se refería. ¿Que sería lo que encontró? ¿Qué seria eso que podría salvarme, que pondría en peligro a Jane y a su aquelarre?

    Acaso sería. . .

    — ¿Qué sabes, de que estás hablando? — decía Jane fría, aburrida, como si no supiera de lo que estaba hablando Edward.

    —Lo sabes perfectamente— decía Edward lentamente enfurecido, con las cejas unidas.

    —No sé de qué me estás hablando, Edward— Decía Jane mirando fijamente a los ojos a Edward. Jane era una actriz estupenda, una perfecta embustera por no mostrar signo alguno que diera una sola pista de su hipocresía.

    Maldita mentirosa, pensé, ¿cómo Jane podía hacerse la inocente? Jane sabía perfectamente a lo que Edward se refería.

    Al parecer Edward logro leer mi mente. Cuando pensé que sería mi último momento trate de que leyera mi mente sobre Jane. Ella ya sabía del ataque y que les daba su apoyo a Riley y a Victoria.

    Ese era el secreto, la razón de mi salvación, la oportunidad de vivir, de poder volver ver a Fred, de contarle todo lo que ha pasado en su ausencia: la muerte de Riley y Victoria—nuestra creadora— y muchas cosas más.

    —Jane, ¡no soy estúpido! Tú sabías que Victoria estaba convirtiendo a inocentes en vampiros para destruirnos. Que fuiste a verla y les dabas su apoyo. Y que si no acababan con nosotros tú acabarías con ella y con Riley— Edward estaba histérico al ver que Jane estaba sin darle importancia a lo que él le decía.

    —Eso es una vil mentira, Edward Cullen— Jane se veía diminuta al lado de Edward, estaba indiferente con los ojos color rubí clavados en los ojos amarillos de Edward, totalmente inmóvil.

    Edward impresionado por el descaro de Jane al decirle mentiroso, volteo su mirada lentamente hacia a mí, y me hizo una señal con su cabeza para que me acercara junto al él.

    Me quede inmóvil, atónita por la reacción de Edward, a aquella señal de que me acercara, todo el cuerpo me temblaba de lo nerviosa que estaba. Jane se daría cuenta que yo fui la soplona que le dijo a Edward, que yo estuve escondida, espiándola al ver como Jane le daba completo apoyo a Victoria y a Riley a destruir a Edward y a su aquelarre.

    No me moví ni un centímetro del lugar de donde estaba, traté, pero mi cuerpo no funcionaba, no obedecía mis órdenes.

    —Bree, acércate, un momento por favor — Edward decía volteando nuevamente hacia Jane, que posó su mirada confundida hacia mí, como si no entendiera lo que trataba de mostrarle Edward.

    Trate de moverme, pero solo pude mover la cabeza levemente asintiendo. Pensé en mover una parte, tan siquiera un dedo para poder estar segura que tenía el control sobre mi cuerpo. Pero no hubo ninguna señal hacia mis músculos.

    Estaba aterrada, más sobre todo nerviosa por quedarme parada sin hacer un solo movimiento. Parecía una idiota, seguía asintiendo como una estúpida retrasada, creerían que lo hacía a propósito para no acercarme hacia ellos.

    Edward se enojaría por no ir hacia él, por no moverme de mi lugar, por no empezar a avanzar en dirección a ellos.

    Deja de mover la cabeza, pareces una idiota y ¡maldita sea, has algún movimiento, avanza hacia Edward!. . . pensé.

    Me sentía presionada, sentí como mis piernas se movían como si estuvieran en automático, me movía a paso lento, arrastraba los pies como si pesaran mucho, como si mis pies tuvieran imanes y el terreno estuviera hecho metal, volteaba a ver a los demás, por cómo me miraban, he de haber tenido una expresión de nerviosismo o una expresión aterrorizada, si, aterrorizada seria lo correcto.

    Estaba a unos metros de Edward y de Jane. Los demás encapuchados me seguían con la mirada como si fueran a juzgarme y tomaran un veredicto, no necesitaría leerles la mente para saber la sentencia, ¡Culpable! Sería la sentencia exacta.

    —Bree, deprisa, no tenemos mucho tiempo, — Edward decía con voz nerviosa y levantando la mano en dirección hacia mí y sin dejar de mirar a Jane.

    Trate de moverme más rápido pero mis piernas no reaccionaban. Edward me agarro suavemente del brazo — Bree, quédate aquí— decía Edward al momento que me ponía tras él.

    Ese fue un lindo gesto por parte de Edward, ¿cómo puede hacer eso sabiendo que quería matar a la humana? Rodee con los brazos a Edward en forma de un abrazo y mi cara tocando su espalda — aunque sabía que este no era el mejor momento — en forma de agradecimiento, —Bree, este no es el momento — decía mientras se soltaba de una forma frágil o más bien delicada, para no herir mis sentimientos o eso creo, pero a mí no me importaba en lo mas mínimo.

    Por el rabillo del ojo me di cuenta que Jane me miraba con desprecio, así que no levante la mirada y mire fijamente a la columna de cuerpos de los demás que desprendía un humo color lila, no sentía tristeza, más bien miedo, ya que yo pudiera ser la siguiente en esa montaña de cuerpos mutilados.

    —Bree, dile a Jane lo que sabes, que tu estuviste presente en la reunión, que ella le dio permiso a Victoria para acabar con nosotros— Edward, volteando la cabeza, hizo un movimiento con su mano para que hablara, pero no pude articular palabra alguna, tenía un nudo en la garganta por el miedo de que Jane pudiera hacerme sufrir con su “talento”, tal como hizo hace unos momentos.

    Por más que pretendí hablar, no pude.

    Jane al parecer, al fin entendió para que me necesitaba Edward con vida, me necesitaba para chantajear a Jane con ese tal Aro, su amo o maestro o lo que sea que tenga que ver con ella y con los demás encapuchados.

    Jane, de desprecio paso a odio, al saber que yo estuve presente en la reunión que tuvo con Victoria, al saber que yo escuche cada palabra que se decían. Jane probablemente me asesinaría.

    — ¡Tu! — Decía Jane con los ojos bien abiertos, casi saliendo de sus orbitas y apretando los dientes — Yo. . . no fue a propósito, Diego y yo. . . —, no termine la frase, el miedo se apodero de mi garganta, provoco que empezara a balbucear idioteces, posiblemente sonidos absurdos— Esta bien, Bree, Jane no puede hacerte nada, no se atrevería, al entender que tenemos esta importante información sobre sus actos corruptos— decía Edward entre dientes y con la mandíbula firmemente apretada, posiblemente este leyendo los pensamientos de Jane.

    — ¡¿Estas amenazándome, pedazo de…?! — Mencionaba Jane gritando, cuando otro encapuchado, el chico que posiblemente sea su gemelo, la interrumpió, poniéndole una mano en el hombro y dándole a entender que se callara —No seas estúpida Jane, tienen razón, lo mejor sería que nos fuéramos de aquí, no estamos solos. . .— decía el gemelo susurrándole al oído.

    No alcance a escuchar la ultima parte de lo que le decía el otro chico a Jane. No estamos solos. . ., no sabía a lo que se refería el gemelo, quien más estaría en el bosque con nosotros. . .

    Al finalizar, Jane asintió, posiblemente su gemelo la hizo entrar en razón, además, quien más podría estar con nosotros, ahí en la oscuridad, en las penumbras del inmenso bosque, acechándonos, para que Jane la chica de los ojos color rubí y sin miedo a nada, la chica que en un solo movimiento o con solo pensarlo nos haría sufrir en un abrir y cerrar de ojos, para que los vampiros encapuchados, los de los ojos rubíes no quisieran acabar con nosotros.

    —Bueno, al parecer tienes una razón, Edward Cullen, para dejar viva a esta. . . — Jane, sin dejar de mirarme, volvió a tomar su inexpresividad de antes teniendo en cuenta que tendría problemas con Aro si se enteraba de las corrupciones que habría llevado a cabo, y podría estar segura de que no sería la única “negociación deshonesta” que aquella vampira hubiera hecho.

    —En fin. . . fue un gusto conocerte Carlisle— decía Jane volteando a ver al vampiro rubio que estaba al lado de la que sería su compañera, una vampira de pelo castaño.

    —Lo mismo digo Jane, fue un gusto— dijo Carlisle enseguida y con una media sonrisa dibujada en el rostro— espero y le puedas mandar mis saludos a Aro y a los demás— finalizó Carlisle asintiendo hacia Jane.

    —Seguro— decía Jane todavía inexpresiva, posando la mirada por todo el clan de Edward—Bueno. . . hasta pronto— decía Jane al momento que miraba a la humana y enseguida camino en dirección a los encapuchados.

    Estaba aliviada, agradecida eternamente con Edward, por haberme salvado de una dolorosa muerte, por haber podido detener a Jane, posiblemente la más poderosa de aquellos vampiros de negro.

    —Ah. . . se me olvidaba— expresaba Jane cuando se detuvo en seco y volteo a verme— Este fue tu día de suerte, — decía Jane con una sonrisa ampliamente dibujada por su pequeño y angelical rostro— disfrútalo mientras puedas—.

    Solo sentí como mi cuerpo ardía en llamas, así que empecé a gritar.

    — ¡Jane, basta! — Gritaba Edward— ¡ya déjala! —.
    Solo sentí como mi cuerpo caía al suelo y se retorcía de dolor.

    —Solo me despedía— decía Jane burlonamente y todavía sonriendo —Bueno, hasta luego— decía aquella vampira cruel al momento de irse con los demás vampiros de negro.

    Estaba en el suelo y muriéndome de dolor por el “talento” de Jane al momento que cerré los ojos, y perdí el conocimiento.

    ...........................................................................................................................
    Bueno aqui jajaja esperando que le sea de su agrado, y por favor dejen sus comentarios y ya saben que mas.
    Aqui les dejos un tramo del segun cap.

    —Riley, querido, acaba con ella— decía la mujer entre dientes y con voz gutural.

    Aquella voz me sonaba conocida, muy familiar, la misma voz de aquella noche, la peor de mi existencia.

    —Sí, Victoria— La voz de Riley parecía automática, como si fuera un robot que haría cualquier cosa por ella.

    ¡¿Victoria?!, ¿acaso aquella mujer era nuestra creadora? ¿Aquella maldita y cruel persona que dejo morir a todos en la última pelea?

    Esto era nuevo para mí, sabía que era el fin. No me daba miedo morir, así me reuniría con Diego, donde sea que este, lo más seguro seria en el Infierno y posiblemente ya estuviera en él y esto sería mi sufrimiento por toda la eternidad. Así que cerré mis ojos y espere a que Riley empezara a hacerme pedazos.
     
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    Tarsis

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    Hola! Bueno, me ha parecido una buena introducción, buen detalle para callar a Jane. Ahora, lo técnico tienes muchos detalles: de acentuación, dedazos... -estoy desde el tlf y por eso no te los remarco-. Y otro detalle, Edward tiene el cabello broncíneo, no rojo.

    Espero la continuación. Cuídate.
     
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  5.  
    Cass Crokaert

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    Hola mas que nada gracias por tu comentario, perdona por lo de Erdward pero en el libro de la segunda vida de. . . ella lo ve como pelirrojo pero de todos modos gracias por comentar
     
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    JessCullen

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    Holaa^^ Gracias por avisarme de que habías puesto el primer capítulo :)

    La verdad, me ha gustado mucho! Esa faceta cabreada de Edward... jejejejeje Me gusta, me gusta!:$ Pobre Bree u_u Me ha dado lástima todo el temor que sentía cuando Jane estaba con los Cullen.
    Wou! Menos mal que Edward ha podido salvarla leyendole los pensamientos y chantajeando a los Vulturis buajajajaja ^^
    Oh, también me ha causado un poco de risa cuando Ed ha llamado a Bree para que se acercase y ella no paraba de asentir y no se movía del sitio xD

    Un detalle del que me he dado cuenta es que cada vez que hable un personaje distinto debes ponerlo en un guión distinto, para que se entienda bien quien habla en cada momento. Por ejemplo, tu has escrito esto:
    Lo mejor hubiese sido colocarlo así:

    Otra cosita (pero que ya te ha comentado SilentNight) es que Edward tiene el cabello broncíneo :)

    Espero que te haya servido de ayuda^^ Me encanta tu historia, en serioo!! Sobre todo porque utilizas un vocabulario muy parecido al que usa Stephanie Meyer. No sé, es como si al leer tu Fanfic estuviese leyendo otro libro suyo. Eso me FAS-CI-NA!! jajjajjajaja En mi opinión: tienes mucho talento!

    Una última pregunta: porque en el adelanto del próximo capítulo aparecen Riley y Victoria, si supuestamente los Cullen habían acabado con ellos?? :O

    Mmm... Pues eso es todo ^^ Por favoooor avísame para el siguiente capítulo! :D
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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  7.  
    Cass Crokaert

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    Bueno primero que nada me fasina tu fic "El lo cambio todo"!!!! Bueno gracias tu opinion es muy importante ademas de que tienes un talento increible y gracias por los consejos y con lo respecto a tu pregunta eso saldra en el siguiente capitulo
     
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  8.  
    Cass Crokaert

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    Bree. . . Bree. . . reacciona, Bree. . .— oía una voz a lo lejos, una voz que nunca podría confundir, esa hermosa voz que nunca olvidare— Diego, mi amado Diego.

    Me volvía a encontrar en Seattle, aquella horrible ciudad donde me convirtieron en lo que soy, en esta horrible criatura, en este monstruo asesino.

    — ¡Diego!. . . ¡Diego!. . .!donde estas! — gritaba al momento que corría por las calles de Seattle. Tendría que encontrar a Diego, no importa lo que pasara.

    Me sentía atrapada en una de esas pesadillas aterradoras en las que tienes que correr y correr hasta que te arden los pulmones, sin lograr desplazarte a la velocidad necesaria. Mis piernas parecían moverse cada vez más despacio mientras me esforzaba por atravesar las oscuras calles de Seattle.

    Corrí y corrí, hasta que en un callejón oscuro, en las sombras, divise a lo lejos una sombra, una perfecta silueta.

    La silueta de aquella persona no se me hacia conocida.

    Empecé a acercarme cuidadosamente hacia aquella persona, cada paso que daba en dirección a la sombra o más bien la silueta se empezaba a hacer más espesa. Paso a paso hacia ese callejón, ese callejón iluminado por una sola iluminaria a medio fundir, aquella silueta empezó a tomar más forma. Podría ser un asaltante o un asesino, no importaba porque yo era una vampira, una vampira neófita, una recién nacida, como había dicho Riley, que somos más fuertes al momento que hemos sido convertidos en vampiros— en monstruos, en asesinos sedientos de sangre—. Cada vez que ponía un pie frente al otro, la silueta empezó a tomar color, cada vez que me acercaba comencé a entrecerrar los ojos, aunque sabía que no era necesario — ya que un vampiro tiene una vista increíblemente perfecta para poder cazar—, me empecé a dar cuenta de que era una. . . una. . . mujer, si, una mujer, tenía el cabello anaranjado, tan brillante como una llama. No había viento pero el fuego alrededor de su rostro parecía hacerlo titilar un poco, como si estuviera vivo. Sus ojos, del color rojo más intenso que jamás había visto, no retuvieron mi atención, pese a ser lo que estaba enfrente de mí, casi no la vi. . . porque a pocos centímetros de su pecho viéndola fijamente, sostenía la cabeza de alguien entre sus pálidas manos. Ella clavo su mirada en la mía.

    Tenía los ojos muy abiertos. No sonreía, sino apretaba los labios en una fina línea tensa.

    ¿Hola? — dije al momento cuando yo tropecé con algo, no sé con qué, pero caí a los pies de aquella mujer.

    Al parecer ella también era un vampiro, podría ser una neófita o, tendría tiempo de ser una vampira y si ese era el caso, de que aquella mujer fuera una vampira vieja o antigua, estaría en problemas, ella podría acabar conmigo si ella quisiera.

    Tap, tap, tap, se oían pasos desde el otro lado del callejón, donde yo entre hace unos momentos, donde encontré a esta extraña mujer. Tuve miedo de mirar quien era pero no me importo, si la chica de cabellos de fuego decidiera acabar conmigo, desearía que fuera rápido. Miré, la curiosidad me mataba por saber quien caminaba hacia nosotros, si fuera un humano, sería un humano estúpido, estaría caminado hacia su propio final, hacia su muerte.

    Cada vez, cada instante que aquella persona se acercaba, lograba distinguir que era un muchacho, un muchacho mayor que yo, como de unos dieciocho años, pelirrojo y muy pálido, pero no lograba identificarlo del todo.

    Supe al momento quien era cuando se acerco lo bastante para que la luz de la iluminaria lo bañara con su amarillenta luz— ¿Riley?. . . ¡Riley! Pero. . . — Riley no me escucho y posiblemente ni si quiera noto mi presencia, como si fuera invisible o algo por el estilo, solo siguió caminando hacia aquella mujer, se detuvo enfrente de ella, tan cerca que casi sus bocas se tocaron. Riley la besó con tanta pasión que la mujer soltó la cabeza que estaba entre su pálidas y apergaminadas manos.

    La mujer lo besaba con desenfreno que hubo momentos en que se separaba de Riley para poder respirar.

    ¿Quién es esa mujer?, ¿Cómo la conoció Riley?, Riley nunca nos conto de aquella chica. . . mi cabeza comenzó a hacer tantas preguntas que me empezó a doler la cabeza. Pero la pregunta más crucial, más importante era ¿Por qué Riley nunca nos la menciono?, la respuesta de Riley seria que nuestros pensamientos no eran seguros, que no pensáramos en nada, como hace algún tiempo atrás.

    No me di cuenta cuando la cabeza estaba enfrente de mí, solo la percibí cuando toque algo duro y frio como el mármol, el cabello de aquella cabeza decapitada era negro y rizado como el de. . .

    No, no podía ser verdad, no mi Diego, no puede ser ¡él!, pensé asustada.

    Lentamente levante mi mano, y mucho más lento la empecé acercar hacia aquella cabeza decapitada, posiblemente, la de mi Diego, trate de moverme lo más lento que pude para que no pudieran ver lo que trataba de hacer, aunque ellos estaban muy ocupados lengüeteándose — ¡no es el momento para hacer chistes! — Dije para mis adentros, así que menee la cabeza para concentrarme y volver a lo que estaba haciendo unos momentos, así que volví la mirada hacia la cabeza que se encontraba enfrente de mí. Muy lentamente mi mano toco sus perfectos y delicados rizos, después su perfecto rostro, su barbilla, el contorno de sus labios, el perfil de su nariz y al final sus hermosos ojos y supe en el momento que era Diego, mi querido Diego.

    Al momento de saber que era Diego, me puse a llorar como nunca he llorado, no me importaba que me escucharan Riley y aquella mujer o posiblemente su amante.

    Desearía que ellos acabaran con mi dolor, con mi sufrimiento, o podría sobrevivir sin él, sin mi Diego.

    Atraje la cabeza hacia a mí, la hermosa cabeza de Diego hacia mi pecho— ¿Diego, porque tú, Diego? — dije sollozando, cuando la mujer de cabello anaranjado me arrancó la cabeza de mis frías manos. Riley me detuvo al momento que me abalancé hacia aquella mujer por haberme quitado la cabeza de mi Diego. — ¡Devuélvemelo maldita, no me importa quién seas, regrésamelo ahora! — grite, histérica. Aquella estúpida no podía haberme hecho eso, ¿quien se creía ella? —Suéltame Riley, ¿por qué la ayudas? —Riley no contesto, estaba serio, estaba sordo o que le pasaba, ¿por qué no me quería escuchar?

    La maldita mujer se reía, tenía una sonrisa diabólica, puso la cara de Diego frente a mí, y la aplasto con sus manos, con sus apergaminadas e increíblemente pálidas manos— sonó como si una roca la hubieran hecho polvo—, de sus manos, empezó a caer polvo, como fina y blanquizca arenas brillosa de sus malditas manos— ¡No! — gritaba con todas mis fuerzas, ¿por qué le había hecho eso Diego? Esa maldita estúpida quien se creía que era. ¿Por qué Riley no hacía nada? ¿Acaso no recuerda que Diego fue su mejor amigo, casi su hermano?

    —Riley, querido, acaba con ella— decía la mujer entre dientes y con voz gutural.
    Aquella voz me sonaba conocida, muy familiar, la misma voz de aquella noche, la peor de mi existencia.

    —Sí, Victoria— La voz de Riley parecía automática, como si fuera un robot que haría cualquier cosa por ella.

    ¡¿Victoria?!, ¿acaso aquella mujer era nuestra creadora? ¿Aquella maldita y cruel persona que dejo morir a todos en la última pelea?

    Esto era nuevo para mí, sabía que era el fin. No me daba miedo morir, así me reuniría con Diego donde sea que este, lo más seguro sería en el Infierno y posiblemente ya estuviera en él y esto sería mi sufrimiento por toda la eternidad. Así que cerré mis ojos y espere a que Riley empezara a hacerme pedazos.

    —Bree. . . Bree. . . despierta. . . Bree— la voz de Carlisle sonaba lejana.

    — ¿Carlisle? Pero como. . .— dije con voz apagada, casi como un quejido—
    ¿Y . . .Diego? — fue lo primero que pensé después de reaccionar a aquella tortura. — ¿Riley y Victoria? — estaba desorientada, aturdida por aquella ilusión. La luz del sol me segaba así que tuve que pestañear para recuperar la visión.

    — Todo ha sido un mal sueño Bree— decía Carlisle, con voz cariñosa, como si fuera una niña que tuvo una horrible pesadilla y el viniera a consolarme.

    No sabía si era un sueño, o estaba de vuelta en el mundo real. La cabeza me daba vueltas por aquel extraño sueño o pesadilla, si, pesadilla seria la palabra correcta. Al tratar de despejar la cabeza me di cuenta de que Carlisle estaba arrodillado a mi lado.

    Mire en dirección a donde estaban los vampiros de negro pero ya se habían marchado. Al parecer estaba de vuelta en el mundo real. Jane me había perdonado la vida gracias a Edward.

    —Bree— decía el chico pelirrojo de ojos amarillos, que abrazaba a la chica humana — ven con nosotros, Jane te ha dado una oportunidad—.

    No podía creerlo, pensando que no tendría salvación alguna, pensar que... no volvería a ver a Fred.

    Mi cuerpo no me respondía, el dolor que me había causado Jane, — la policía de los vampiros, la no hacemos excepciones, ni damos segundas oportunidades—, la niña de ojos rojos, me había afectado hasta el grado de que mis músculos se habían acalambrado.

    —No puedo… moverme— decía aullando de dolor.
    Trataba de mover un brazo, una parte de mi frío y muerto y eternamente joven cuerpo, pero no funcionaba. Mi cuerpo no respondía.

    —Ayúdala, Edward— decía la chica humana con voz tierna y adoptando una expresión compasiva.

    A pesar de que los otros querían asesinarla y entre ellos me encontraba yo. Me estaba ayudando, la humana sabiendo que quería asesinarla, drenar, tomar su exquisita sangre hasta dejarla seca y sin vida. Se preocupaba por alguien como yo.

    —Carlisle esta en eso— decía Edward con su seriedad de siempre y sonriéndole a la humana al momento de besarla.

    —Emmett— decía Carlisle mirando al chico enorme y musculoso de pelo negro— Cárgala y llévala a la casa lo más pronto posible, en un momento te alcanzamos. Tengo que hablar con los demás de. . .— Carlisle no termino la oración. Se levanto de mi lado y se reunió con los demás.

    — ¡Carlisle, me voy a perder toda de la diversión!— aquel vampiro llamado Emmett hizo una mueca y no tuvo otra alternativa más que hacer lo que le ordenaba Carlisle.

    Sabia a lo que Carlisle se refería con tengo que hablar con los demás de. . ., se trataba de mipero no le di importancia, Carlisle pensaba que no me daría cuenta.

    Emmett metió sus enormes brazos debajo de mi espalda y mis rodillas y me levanto de una forma delicada y graciosa.

    —Gracias, Emmett— le decía a aquel vampiro musculoso, recargando mi cabeza sobre su inmenso pecho y colocando una mano donde estaría su frío y muerto corazón de una amera delicada, como una caricia. Al ver que era muy cuidadoso conmigo.

    —No hay problema— decía Emmett con una enorme sonrisa dibujada en su pálido rostro.

    Pensé que Emmett rechazaría mi caricia, pero por lo visto no lo hizo, o posiblemente no lo noto.

    — Yo. . . quiero acompañarlos— decía la humana indecisa— voy con ustedes.

    —Bella— Edward no soltaba a la humana, al parecer no la quería dejar sola conmigo— No es seguro, Bree…— Alice lo interrumpió rápidamente.

    —Está bien, Edward, ella no le hará daño, lo he visto— La chica con cara de duende le aseguraba que la humana no correría ningún peligro.

    ¿Cómo podía estar tan segura? ¿Acaso ella tendría algún “talento”?

    — Ya decídanse— decía Emmett todavía cargándome como si fuera un bebé.

    Al parecer Emmett sería el más divertido de su clan. El sería perfecto como hermano mayor ¿no?

    Edward se veía en un dilema, hacer caso así mismo o hacerle caso a la vampira de la voz clara. Posiblemente Alice lograría convencerlo con respecto a dejar que me acompañara. Pero no estaba del todo segura.

    —Alice— Edward le lanzo una mirada amedrentadora.

    —Edward, te lo aseguro, no le pasara nada a Bella, deja que se conozcan, ellas serán muy buenas amigas, te lo aseguro— le reprocho Alice, abriéndole los brazos a Edward para que la soltara.

    —Edward, Alice tiene razón, déjame ir, Alice lo ha visto, no me pasara nada, te lo prometo— decía Bella mirando fijamente a los ojos a Edward.

    ¿Cómo podía estar tan segura aquella humana? ¿No entiende el peligro que represento para ella? Esta loca por pensar que no puedo hacerle nada. No entiende que al convertimos en vampiros, lo único en que pensamos es en ¡sangre, sangre, deliciosa y exquisita sangre!

    —Bella, no. . . — Edward meneaba la cabeza lentamente—No confío mucho en la visiones de Alice— Miraba a Alice invitándola a hacerse cómplice en la mentira de Edward.

    —Edward, no seas aguafiestas, Bella estará perfectamente bien— Alice hizo como si no lo hubiera visto, se acerco a Bella y le agarro la mano muy amistosamente y miro a Edward—Además, Emmett la protegerá de cualquier cosa— le sonrió a Edward y volteo a ver a Emmett— ¿Verdad, Emmett — decía Alice clavándole firmemente la mirada.

    —Eh. . . Este. . . seguro, absolutamente— Dijo Emmett nervioso. Balbuceaba antes de contestarle a Alice.

    Alice se dirigió hacia Emmett, pero Edward inmediatamente agarro la mano de Bella pero no lo suficiente como para destrozarle la mano, sino de una forma delicada y suave.

    —Bella, quédate, por favor— le rogaba. Ponía una mirada abatida para ver si lograba convencer a Bella de que se quedase con él y con los demás a salvo y lejos de mí.

    — ¡Edward, déjame, quiero ir con ellos!— le reprochaba la humana.
    Bella trato de zafarse de la mano de aquel vampiro pelirrojo, pero lo único que conseguiría seria lastimarse, romperse la muñeca y el peor de los casos seria arrancársela de un solo tajo.

    —Edward, déjala— decía Carlisle con voz tranquila y clara.

    Carlisle parecía un ángel.

    A Edward no le quedaba más opción que soltarla y dejarla ir. Así que por ultimo la acerco hacia sí y le dio un beso de despedida.

    Acompaño a Bella hasta donde estaba Emmett y la puso sobre la espalda de aquel enorme vampiro de un salto.

    —Bella, por lo que más quieras, no te sueltes— le decía Edward, acomodándola bien en la enorme espalda de Emmett y alejándose al termino de ello.

    —Agárrate bien, Bella, porque iré demasiado rápido— decía riendo el vampiro musculoso en dirección a Bella y mostrándole una enorme sonrisa— Y si sientes te que caes, solo grita, ¿está bien? — decía Emmett entre risas.

    —Está bien Emmett— decía Bella abrazándolo fuertemente. Los brazos alrededor de su enorme cuello y las piernas al rededor de su ancha cintura— pero no me. . . ¡sueltes! — decía Bella al momento en que Emmet se encamino hacia el oscuro bosque.

    Emmett no tendría problema en transportándonos a las dos, gracias a los “súper poderes” que poseemos los vampiros: una fuerza extremadamente increíble, una velocidad sobrehumana, una vista perfectamente precisa, además de que algunos tienen algo extra, algo que los hace mas especiales, el “Talento”, como Edward, Jane,
    Alice o Fred, y posiblemente otros vampiros en diferentes partes del mundo, porque eso sí, estaba del todo segura, que no seríamos los únicos.

    .................................................................................................................................
    Bueno aqui yo de nuevo jajajaja espero que les guste y coemnte a ver que les parecio jajaja nos vemos.
     
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    JessCullen

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    Amigoo! ^^ Hola, como estás? Siento mucho no haberme pasado por aquí hasta ahora, estaba hasta arriba de exámenes (y lo sigo estando u_u)

    Haber, comentando el capítulo ^^ Me ha encantadoo que Jane deje viva a Bree :) Al fin y al cabo, es solo una niña!! El sueño de ella me ha dado mucha pena... No puedo creer lo asquerosa que es Victoria (o que era, ya que ahora está muerta buajajaja xD) aplastando la cabeza de Diego frente a Bree :(
    Menos mal que sólamente era un sueño!
    Espero que Bree sea buena hermana ahora que estará con los Cullen :D Bueno, si así lo decide Carlisle. Porque han dicho que tenían que hablar de ella, antes de que Emmett se la llevara. La dejarán quedarse en la familia?? :O Tengo ganas de sabeer! ^^
    Uy! Lo que ha sido suuuuuper tierno (o seré yo, que hoy estoy sensible? jeje) es cuando Edward le ha suplicado a Bella que se quedase con él. Awww él siempre tan cuidadoso con su novia!! <3 Es un amor:$ jajaja
    Y la parte graciosa:
    Jajaja gritando al último momento xD No sé, me ha causado risa jejeje

    En fin, avísame para el siguiente capítulo por favoooor!!
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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    Cass Crokaert

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    Bueno aqui subiendo uno que se me ocurrio cuando estaba editando el primer capitulo de la Tercera vida de Bree Tanner, bueno, no se si subirlo aqui pero... bueno espero que les guste.
    Ah, y se me olvidaba es desde la perspectiva de Carlisle. Aunque no es muy largo pero ...


    Discusión






    —Ya se han ido, ya no puedo escuchar sus pensamientos—Edward nos comentaba al momento de mirarnos. — Más vale que tengas rozón Alice, sobre tus visiones— decía Edward lanzándole una mirada de resentimiento hacia Alice.

    —Edward, te aseguro que serán buenas amigas, lo sé y si, posiblemente quiera chuparle la sangre a Bella, pero se le pasara rápido. Además no es necesario que lo vea. Es seguro que serán amigas— Alice le respondía con una sonrisa divertida.

    Esperaba que Alice tuviera razón. Mi hijo Edward no soportaría perder a Bella una vez más, si la perdiera, no sería capaz de matar a Alice, pero nunca la perdonaría y probablemente se quitaría la vida, y no estaba dispuesto a permitirlo.

    —De todos modos, tenemos que hablar de un problema, tenemos que hablar de Bree, ¿qué vamos a hacer con ella?— Rápidamente cambie de tema. Callando a aquellos dos.

    Sabía que si Alice y Edward seguían discutiendo sobre Bella y Bree, nunca llegaríamos al tema principal, Bree, teníamos que ver qué haríamos con ella, se quedaría con nosotros o tendríamos que dejarla ir.

    —Yo digo y prefiero que se vaya— Edward, lo más seguro al escuchar mis pensamientos, contesto rápidamente— No quiero que se quede con nosotros. Es un peligro para Bella, no entienden que Bree todavía no puede controlarse y posiblemente pueda atacarla, y tu Carlisle— su voz se tornaba más dura, mas agresiva— sabes perfectamente que la destruiría si a Bella le ocurriese algo, por culpa de Bree— terminaba Edward apuntándome con el dedo.

    —Edward, no te precipites, todos tenemos que dar nuestra opinión, tú no eres el único, todos tenemos derecho a decir lo que pensamos con respecto a este asunto y tendré eso en consideración, también tendríamos que ver, si es que Bree se quedara con nosotros, como poder controlarla cuando Bella venga de visita — dije tranquilo pero con algo nervioso por aquella declaración.

    Estaba algo intranquilo por lo que acababa de mencionar Edward, así que ese asunto lo tendríamos que atender después de que decidiéramos que hacer con Bree.

    Voltee a ver a los demás en signo de que me dijeran su opinión. Esperaba que Edward no les leyera el pensamiento y hablara por ellos, así que me dirigí al que tenía a mi derecha.

    —Tú, querida, ¿Qué piensas? ¿Qué opinas al respecto? — le dije muy cariñosamente a Esme.

    Yo ya sabría la respuesta de mi querida Esme, pero no estaba del todo seguro, posiblemente diría que la adoptáramos pero también diría que desistiéramos, porque sería muy arriesgado que se quedara con nosotros. Más por la seguridad de Bella. Para mí, si mi amada Esme dice que sí, que la adoptemos, estaría bien, pero si dice que no, sería igual. Ya que la amo y para mí siempre o casi siempre sus decisiones van a hacer aceptadas.

    —Yo pienso. . . — Esme parecía indecisa.

    —Lo que digas, estará bien para mí y para todos, no te preocupes, es tu opinión, tu decisión. —le decía a mi amada al momento de agarrar su mano y besarla.

    Esme soltó aquella sonrisa que me gusta. Me encanta verla sonreír de ese modo. Alice sonrió y puso las manos en su cara al lado de sus mejillas y opto por una expresión de ternura al vernos a su madre a mí. Edward al igual que su hermana, sonreía pero con una sonrisa vaga, por otro lado Rosalie, tornaba los ojos en blanco, al parecer le fastidiaba todo este asunto.

    —Querido, aunque sé que podría ser arriesgado para nuestra familia, he decidido. . .— decía Esme sonriendo al momento que Edward hablo callando a su madre.

    — ¡¿Pero qué. . .?, como. . . ¿adoptarla?, no hablas en serio! — Decía Edward gritando y gruñendo.

    Edward furioso por la respuesta de Esme, empezó a caminar hacia uno de aquellos enormes árboles cerca de nosotros y le dio un fuerte golpe, rompiendo la corteza del árbol, dejando un enorme hoyo profundo. Ese golpe soltó un ruido estruendoso, eso atraería a gente a este lugar, para saber que ha sucedido, para ver qué cosa habría provocado ese ruido ensordecedor, pero posiblemente no hubiera nadie a los alrededores y eso sería un alivio para nosotros, pero tendríamos que ser más cuidadosos, no tendría que volver a pasar esto de nuevo, porque nos pondría en peligro a todos nosotros.

    Todos se quedaron boquiabiertos por la reacción de Edward. No esperaban esa reacción de él. Posiblemente lo esperaban más de Rosalie ¿pero de Edward? Así que me acerque y lo agarre del brazo que le había causado un daño extremadamente grave a aquel árbol, lo saque rápidamente, y lo arrojé hacia donde estaban todos los demás.

    Edward volaba por los aires como un muñeco de trapo. Soltó un quejido al momento de caer en el verde y realmente brilloso pasto.

    ¿Cómo Edward se atrevía a faltarle el respeto a Esme, su “madre”?. No podía permitirlo.

    — ¡Edward, contrólate! — Le gritaba todavía desde el lugar donde estaba.

    Todos me miraban asombrados por la reacción que tuve, hasta yo mismo que quede atónito. Yo nunca en mi vida he reaccionado de esta manera, pero que podía hacer, Edward me había sacado de quicio.

    —Perdón por esta. . . — trataba de buscar la palabra correcta— escena que acaban de presenciar— dije tranquilizándome, tratando de no perder los estribos otra vez.

    Mí voz tartamudeaba un poco al querer hablar, no pude articular ninguna palabra, así que me dirigí hacia Edward que todavía estaba tirado en el pasto, me arrodille junto a él y le tendí una mano en son de paz, por aquella confrontación por así decirlo. Edward, con expresión arrepentida, tomo mi mano y lo ayude a levantarse de aquel lugar.

    —Lo siento Carlisle, mi reacción no fue la correcta— me respondía Edward, cabizbajo y con voz queda.

    —Lo sé hijo, pero no es conmigo a quien le tienes que pedir perdón, si no a tu madre— le respondí, volteando a ver a Esme que estaba un poco desilusionada de su hijo por haberla callado y reaccionado de esa manera.

    Edward se dirigió muy lentamente a su madre. Al momento Edward agarro sus manos y le pidió disculpas besándole la mejilla. Esme un poco triste las acepto y diciéndole que no pasaba nada y también besándole la mejilla, y que no volviera a ponerse de nuevo así.

    Volvimos a formar un círculo y volvimos a la discusión.

    —Esme, prosigue por favor— la animaba.

    Esme miraba a Edward y continúo.

    —Yo creo que deberíamos a adoptarla, tendríamos que enseñarle las reglas, sobre el pacto que tenemos con los lobos. . .


    — ¡Los lobos! — grite interrumpiendo a Esme.

    —Perdón querida, lo que mencionaste es importante. Si llegaran a saber que sobrevivió uno de esos vampiros neófitos, vendrán a asesinarla— dije muy exasperado, no me había detenido a pensar en ese problema, y ese, si era un enorme problema.

    —Ya viste Edward, se va a morir si necesidad de que tú la mates— se burlaba Rosalie.

    ¿Acaso Rosalie no captaba, no entendía lo delicado del tema? A Rosalie no le importaba nada, lo único que le importaba era Emmet y ella misma.

    — ¡Cállate Rosalie, no es gracioso! — le reclamaba Edward.

    —Tenemos que hacer algo, no quiero que le hagan daño a mi nueva hermana— decía Alice emocionada y aterrada al mismo tiempo.

    Teníamos que idear un plan, una excelente estrategia para que no le pasara nada a Bree.

    Tuve una idea, pero creo que no la aceptarían. Mi idea sería tratar de hablar con Jacob, que hablara con Sam sobre un tema muy delicado, que nos podría afectar a todos en el sentido de que la matasen, y hasta que vinieran contra nosotros por tener a un neófito en sus tierras. Pero sería muy arriesgado. El tratado estrictamente dice que si un vampiro muerde a un humano, ellos acabarían con nosotros.

    —No Carlisle, no creo que sea una buena idea, y si, si tienes razón, nos pondríamos en peligro— decía Edward muy seriamente.

    — ¡¿Qué?, hablen, nosotras no podemos leer el pensamiento como tu Edward! — reclamaba Alice, desesperada.

    —No importa Alice, no es necesario, es una mala idea— le respondía Edward, algo nervioso.

    Teníamos que pensar, teníamos el tiempo medido. Alice podría ver en sus visiones, pero si involucraba a los lobos, no serviría de nada. Aun así estaba dispuesto a preguntarle.

    — ¿Alice, en tus visiones no aparece nada?, ¿alguna cosa quizás?— le preguntaba rápidamente, lo más seguro por la presión de este inconveniente.

    Alice, movía los ojos de un lado a otro, como tratando de captar algo. Después de unos momentos Alice se quedo inmóvil, tenía una expresión de horror, parecía muy asustada, su respiración se aceleraba cada vez más, luego nos miro a todos atemorizada.

    —No. . . no puedo— se le cortaba la voz.

    —¡Habla Alice, no puedes que!— se quejaba Rosalie.

    —Ya no puedo. . . ver el futuro de Bree — nos decía desesperada.

    Alice estaba completamente afectada, abatida, sabía que Bree estaría perdida. Alice no podía ver el futuro de Bree por culpa de los lobos. Probablemente los lobos ya sabrían de la existencia de Bree.

    — ¡Carlisle, tenemos que alcanzarlos rápido! — se apresuraba a decir Edward.

    —Seguramente ya están en la casa, ¡vamos. . .!— rápidamente le conteste, pero Rosalie añadió.

    —Ella no es nada mío, ¿por qué tengo que ayudarla? — reclamaba Rosalie.

    —Rosalie, este no es el momento de. . . — Edward hablaba, cuando Rosalie me interrumpió y volvió a quejarse.

    — ¿A caso vamos a dar nuestra vida por ella? — bramó muy enojada, casi hartada de esta situación. Mirándonos estupefacta.

    —Rosalie, ahora Bree es de la familia al igual que Bella— recalcó mi querida Esme.

    —Ya veremos— musitó Rose.

    — ¡Vamos, no hay tiempo! — Vocifere.

    No había tiempo que perder, probablemente estarían en peligro. Tendríamos que llegar a tiempo antes de que se dieran cuenta de la presencia de Bree. Así que nos dispersamos y entramos en el helado y escalofriantemente impávido bosque.
     
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    JessCullen

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    Wou! No esperaba un capítulo taaan rápido ^^ Gracias por subirlo, aunque haya sido corto ha estado MUUUY bien! ;)

    Cuando Edward ha golpeado el árbol yo tampoco me lo esperaba de él... O_O Aunque, pensándolo mejor, era de la seguridad de Bella de lo que estaban hablando. Supongo que Edward sería capaz de cualquier cosa por ella. Awww que tierno *w* jejejje:$
    Menos mal que al final le ha pedido perdón a Esme:) Ese momento ha sido muuy familiar ^^ Me ha encantado juju
    Pero.. OME! Ahora los lobos saben que los Cullen han adoptado a Bree :O Diooooooos! Se va a montar una... O_O Tengo unas ganas de saber qué más sucederá!!!
    Por favoor avísame para el próximo capítulo ^^
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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    Cass Crokaert

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    Bueno por fin pude subir el tercer capitulo, aqui esta, espero y le sea de su agrado...
    3






    Ya nos encontrábamos en el inmenso bosque. En la distancia ya no se podía distinguir a los demás en su “junta” sobre mí; el tema sería: “que vamos a hacer con Bree”. A mí me daba lo mismo lo que decidieran, si me quedaba con ellos, bien, y si no me querían, iría en busca de Fred.

    —Te esperare en Vancouver durante un día. Conozco la ciudad. Te dejare un rastro. . . —soltó una carcajada— Podrás seguir el rastro hasta mi, pero pasadas veinticuatro horas, me largo— me dijo Fred.

    —Iré por Diego y te alcanzaremos— Le dije. Sabía que eso ya no era posible.

    Buena suerte, Bree—.

    Estaba a punto de sollozar al recordar sus palabras, pero me aguante las ganas de hacerlo. Además iba manchar la playera de Emmet con mis lágrimas y posiblemente se enojaría.

    ¡Gracias, Fred! Buena suerte a ti También! Nos vemos— le decía con tanta alegría.

    Eso espero— fue lo último que me dijo antes de que me echara a correr en dirección hacia mi perdición.

    Al recordar aquello, sentí una punzada de dolor en donde debería estar mi corazón ya muerto. Me causaba un inmenso sufrimiento que no pude evitar emitir un leve sollozo sin importarme que Emmett, el vampiro grandulón, me escuchase. Sin pensar, mi mano agarro fuertemente una parte de la playera de Emmett, casi arrancándolo de su lugar.

    Emmett rápidamente hecho un vistazo hacia a mí.

    —Bree, ¿te encuentras bien? — decía, preocupado.

    —Sí, estoy bien.

    — ¿Segura? ¿Te noto algo extraña?

    — No pasa nada— le asegure, con la voz un poco apagada.

    — Si te sientes mal solo dímelo…— Emmett no pudo terminar.

    Bella lo interrumpió.

    — ¡Emmett! — dijo Bella con la voz ahogada

    Bella, al parecer, no estaba del todo bien, parecía como si tuviera dolor de estomago, tenía el rostro verde— por así decirlo—, posiblemente por el mareo que le causaba Emmett por ir a demasiada velocidad. A mí por ser un vampiro no me afectaba en lo más mínimo.

    — Emmett. . . podrías. . . ir. . . — expresó Bella con voz ahogada.

    Probablemente vomitaría y lo malo del asunto es que su cara estaba apuntando hacia a mí.

    — ¿Más despacio Bella?, ¿Qué, acaso no te gusta la velocidad?— le explico Emmet divertido y acelerando un poco más el paso.

    — ¡Emmett!. . . voy a vomi. . . — gritaba Bella al momento de mirar hacia atrás y empezar a vomitar.

    Emmet se detuvo rápidamente cerca de un árbol y me coloco cuidadosamente en el pasto. Bella se bajó velozmente de la espalda de Emmett y se detuvo en el árbol para poder vomitar.

    Emmet era muy cuidadoso conmigo, aunque ya podía moverme, ya no sentía dolor, así que me puse de pie y me encamine hacia donde estaban aquellos dos.

    Emmet le daba unas pequeñas palmadas en la espalda a Bella y disculpándose por lo sucedido, e implorándole que no le dijera nada a Edward.

    —Lo siento Bella, no fue mi intención— decía el grandulón riendo fuertemente.

    —Está bien, Emmett, pero a la próxima. . .— Se quejaba Bella, limpiándose la boca con la manga del suéter de Alice y al final riéndose con Emmett.

    — ¡Demonios!—Bella, nerviosa, empezaba a tallar la mancha de vomito, tratando que quitarla pero fue peor, al tallar la mancha, se fue expandiendo por toda la manga— no, no, ¡no! ¡Alice me va a matar!— gritaba Bella alterada. Emmett al ver aquella reacción, empezó a burlarse, a reírse y casi tirarse al suelo por la situación en que se encontraba Bella.

    Emmett tratando de controlarse, ayudo a Bella a quitarse el suéter, pero por desgracia, Emmett usó mucha más fuerza de la necesaria, lo que provoco que el suéter lo partiera en dos.

    — ¡Emmet, pero que. . . que has hecho! ¡Alice nos va a asesinar a los dos!— Bella, fuera de control, empezó a golpear a Emmett en el pecho y el estomago. Emmett estaba como si nada, los golpes de Bella no tenían en él efecto alguno.

    —Bella, detente, te vas a lastimar. No quiero que Edward me vaya a reclamar si te llegas a lesionar— Emmett parecía divertido, le parecía realmente divertida la situación. Para Bella sí que era un enorme problema, pero para Emmett, parecía solo un chiste.

    — ¡Eres un idiota, ¿lo sabías?! — le reprochaba Bella entre dientes.

    —Ya Bella, no pasa nada, no creo que Alice se entere— le decía Emmett muy tranquilo, muy confiado.

    —Emmett. . .— Bella se le quedaba viendo muy seriamente, aparentemente con la mirada le decía: sí que eres el más idiota de todos— ¡Pero si Alice ve el futuro! — le vociferó moviendo los brazos por todos lados una y otra vez. Hasta las aves que se encontraban cerca levantaron el vuelo al oír aquel enorme grito.

    Emmett se quedo impresionado por la rebeldía de Bella. Pensé que Emmett probablemente lloraría, pero no, lo más extraño es que no lo tomo a mal, sino que se empezó a carcajear. Creí que Bella lo volvería a golpear por haberse reído, pero lo ha de haber pensado mejor, si lo golpeaba tal vez podría destrozarse una muñeca.

    —Emmett, esto no es gracioso— Bella poco a poco también empezaba a reírse— Emmett enserio, no es divertido. ¿Te parece divertido que Alice nos vaya a asesinar por haber destrozado uno de sus suéteres preferidos?— Bella trataba de estar seria, pero no lo consiguió, no aguantaba las ganas de reírse. Emmett reía como loco, su risa era muy contagiosa que hasta yo empecé a reírme un poco.

    Me detuve a medio camino, detrás de ellos, en la sombras, logre ver la silueta de un enorme perro o un lobo, aquel lobo era enorme, gigantesco para ser un lobo común y corriente, además era de un color gris oscuro. Aquella bestia clavo su mirada en la mía, al verme, aquel lobo se puso en posición de ataque, o así parecía, me preocupe demasiado que posiblemente hubiera gritado, pero al parecer no pude emitir ningún sonido, ni una sola palabra para poder alertar a Emmet sobre aquel feroz animal, tenía que avisarles como fuera, así que corrí de inmediato hacia Emmet y Bella, al momento de llegar, volví a echar una mirada hacia aquel lugar donde estaba ese gigantesco animal, pero al observar detenidamente todo los rincones de aquel lugar, el lobo había desaparecido o tal vez huido. Al llegar a su lado, Emmett me miro curioso, quizá me noto algo asustada y eso era cierto, aquella bestia me dio un gran susto.

    — ¿Bree, estas bien? Te noto algo asustada— me decía Emmet, preocupado.

    Me daba gusto saber que se preocupaba por mí, pero no me atreví a contarle lo que había visto, así que le mentí.

    — No. . . no pasa nada, solo. . . creí ver algo, pero. . . no, nada— le aclare con un tono de nerviosismo.

    Esperaba que no se diera cuenta de mi farsa, de mi inútil intento de ocultarle lo que vi en aquellos arbustos. Inmediatamente le puse una sonrisa forzada, esperando que no me descubriera, Emmett respondió con una sonrisa natural.

    Emmett, rápidamente cargo a Bella entre sus enormes brazos.

    Bella, naturalmente, soltó un quejido medio ahogado, posiblemente todavía por el mareo que le causó aquella velocidad.

    —Estas lista para seguir— le decía el fortachón aplicándole una sonrisa burlona, recordándole lo ocurrido.

    —Emmet, no tan rápido— decía la humana intentando corresponderle aquella sonrisa con una un poco forzada.

    —Te lo aseguro Bella, le bajare un poco al ritmo—

    —Espero— decía Bella lanzando un suspiro.

    — ¿Estas lista Bree?— me hablaba Emmett asintiendo la cabeza una sola vez.

    —Estoy, lista— le respondí.

    —Está bien, Bree, sígueme— expreso Emmett corriendo a menos velocidad.

    Yo los seguía por atrás, aunque no tan cerca. Gracias a Emmett por ir un poco más despacio pude apreciar un poco lo que nos rodeaba, todo este lugar era sumamente hermoso, a mi parecer, toda la naturaleza era increíblemente encantadora. El hermoso y cálido sol, el gélido e impasible océano, el encantador y realmente tranquilo silencio de los bosques.

    Veía como los troncos de los arboles pasaban rápidamente uno tras otro, era increíble poder sentir el helado viento sobre mi rostro, como el gélido viento hacia flotar mi oscuro y hermoso cabello. Era una sensación increíble. Cuando todavía era humana, nunca pude correr por el bosque, nunca pude hacer algo parecido a lo que está pasando en estos momentos, me sentía completamente libre, me hubiera encantado poder hacer este tipo de cosas y otras con mi Diego.

    Sin darme cuenta, al recordar a Diego, se me escaparon algunas lágrimas de mis ojos, aquellas lágrimas, parecían pequeños diamantes volando, danzando en el viento.

    ¿A caso los vampiros podemos llorar?, me pregunte para mis adentros.

    No me importaba saber la respuesta, solo importaba sentir esta sensación de libertad, este grandioso y hermoso sentimiento de felicidad que llenaba todo mi ser. Sería algo extraño, pero me hacía sentir viva, cálida por dentro.

    —Ya casi llegamos— gritaba Emmett

    No sabía si me lo decía a mi o a la humana. Posiblemente a ella.

    A lo lejos logre ver una enorme casa en medio de la nada, era muy enorme, gigantesca para mi gusto. Era una enorme casa con unas ventanas extremadamente gigantescas. La casa parecía de cristal. Era enorme, era de dos pisos, ¿creo? Tenía un enorme porche. Simplemente la casa era hermosa, increíblemente encantadora. Tenía demasiadas ganas de preguntarle a Emmett sobre esta “mansión”— por así expresarlo—. No podía creerlo, posiblemente en este clan serían ricos.

    Emmett desaceleró el paso, poco a poco llegábamos hacia aquella lujosa casa. El grandulón me indico con un movimiento de la cabeza que me acercara. Rápidamente acelere para poder acércame y ver que quería.

    —Bree, espera un momento aquí afuera, llevare a Bella al cuarto de Edward, yo te diré cuando puedas entrar— Emmett rápidamente entro a la “mansión” y yo me senté en el porche a esperar. Eso hizo que me pusiera a pensar sobre lo ocurrido y otras cosas un poco insignificantes.

    No me importaba que no depositara su total confianza en mi ¿no? Apenas acaba de conocerme y pues son una neófita, según soy una vampira peligrosa ¿cierto? Aunque yo no me veía así, yo me sentía normal, solo con el problema de que para vivir tengo que beber sangre humana. Pero no entiendo porque Edward y su clan tienen los ojos amarillos, Jane y el suyo tienen los ojos como los míos, de color rojo. Podría ser que se alimentaran de otra cosa, no sé, ¿acaso animales? No estaba segura, podría ser otra cosa quizás. . .

    Me quede pensando, ¿Qué hacen para tener los ojos de color amarillo? Sería una pregunta estúpida, pero tenía mucha curiosidad. Emmett salió de pronto, caminó hacia mí y se tiro a mi lado con una enorme sonrisa, en el porche.

    — ¿Qué pasa, en piensas? — su voz sonaba muy relajada.

    — Es algo estúpido, posiblemente te reirás de mi— le respondí algo tímida. Esperaba no haberme ruborizado, o ¿acaso los vampiros no podemos sonrojarnos? También tenía curiosidad. Había muchas preguntas formulándose en mi cabeza, pero no sabía por dónde empezar, así que comencé por la más obvia.

    —Dime— Emmett, borró su enorme sonrisa para poner una más pequeña; mirándome con sus ojos increíblemente hermosos.

    Nunca me fije en cómo era Emmett. Pero en este momento, teniéndolo muy cerca de mí, su perfecta mirada me hipnotizó. Empecé a mirar la forma de sus ojos, el contorno de sus cejas, el perfil de su nariz, sus perfectos labios. En realidad era muy hermosos, me recordaba un poco a Diego, solo que Emmett era más musculoso. Su mirada era muy hipnótica, provoco que se me olvidara todo. Perdí la noción del tiempo, de donde me encontraba. Sentía que mis cinco sentidos se iban apagando. ¿Acaso Emmett tendrá un “talento”? y si no ¿qué era lo que me provocaba esta sensación?

    Recupere el conocimiento cuando Emmett por fin hablo.

    — ¿Entonces? — Emmett parecía algo confundido, posiblemente por habérmele quedado viendo muy fijamente.
    El momento en que me desperté de mi hipnosis, me sentí como una idiota— Este. . . ah, sí, sí, mmmm. ¿Cómo hacen para tener los ojos amarillos?— me puse muy nerviosa, tartamudeé un poco al contestarle a Emmett.

    ¡Estúpida, estúpida, estúpida!, me dije para mis adentros. ¿Cómo es posible que me ponga de esta manera con él?, no es que me estuviera enamorando a algo por el estilo, — ¡no!, no te puedes enamorar de él. El podría tener novia, ¿y posiblemente sea la rubia?. No, no puedes, ¿cómo puedes olvidar a Diego?—me decía mi subconsciente. Tenía que hacerle caso, no me podía enamorar de Emmett si apenas lo conocí, si, no lo niego, me agrada, pero ¿enamorarme? Me reproche.

    El no sentiría lo mismo por mi ¿no? Fui una idiota al pensar aquello. Me alegre de que Edward no estuviera aquí, si no, leería mi mente y me moriría de la vergüenza si es que eso fuera posible.

    En su rostro apareció una sonrisa natural— una de esas, cuando estas con alguien que es de tu agrado—, antes de contestar.

    — Es muy sencillo— dejo de mirarme y poso su mirada hacia el oscuro bosque— sangre animal.

    — ¿Sangre animal? — conteste algo sorprendida.

    ¡Tenía razón, era por la sangre animal!, me felicite en silencio. Deje que Emmett continuara.

    —Sí, la sangre animal. Yo he vivido muchos años, como veras. — Emmet hizo una pausa, y miro hacia el cielo despejado— Por un tiempo tome sangre humana. Sé como sabe. De solo pensar. . . — Emmett se detuvo, me alegró que se detuviera porque yo tenía un poco de sed. Emmett me miró, y me di cuenta de que sus ojo eran de un negro azabache— En fin— Emmet soltó un suspiro— cuando llegamos aquí, nos prohibieron tomar sangre humana— Volvió a hacer una pequeña pausa y volvió a mirar hacia el cielo— No importa, esa es otra historia para otro día— Emmet volvió a mirarme y en su rostro apareció una de sus sonrisas juguetonas.

    — ¿Emmett? — le pregunte con curiosidad.

    — ¿Qué pasa? — me respondió divertido y pasando su brazo por mi cuello hasta que su mano quedo colgando casi en mi pecho.

    No hagas algo estúpido, no digas nada estúpido, ¡no seas obvia!, tranquilízate, solo es un abrazo de amigos, sí, eso es, un abrazo de amigos. Respira, respira. . . ¡qué respires con un demonio!, me decía en mi cabeza.

    —Este. . . por. . . — ¡maldita sea no titubees! Pensaba una y otra vez— porque, tus. . . tus ojos, se. . . tornaron negros— ¡idiota, vacilaste mucho, ahora se dará cuenta! No paraba de reprocharme.

    Esperaba que no me sudaran mis manos, si es que los vampiros pueden sudar.

    —Ah, eso— Emmett decía con un tono de sorpresa en su voz. Respiró hondo— Es, mmmm, como te lo explico— Emmett se quedo unos momentos pensando y luego prosiguió— Se vuelven negros cuando tenemos sed, ¡acaso no lo sabías! — decía Emmett al último riendo— Todo el tiempo que estuviste con ese Ri. . . — dudó— ¿Riley y Victoria no te contaron nada acerca de ser un vampiro? — perecía algo sorprendido. No lo culpo.

    —No, nuca tuvimos sed. Siempre cazábamos en la noche. Riley solo nos dejaba cazar a oscuras porque así nadie podría percatarse de nuestra presencia— dije algo nostálgica.

    —Ya veo— Emmett hizo más grande su sonrisa— de ahora en adelante, yo te enseñare a cazar animales— Emmett me contestaba relajado.

    Yo me quede impresionada por la respuesta de Emmett. ¡Emmett te va a enseñar a cazar! ¡Vas a estar a solas con él! Me decía mi subconsciente. Hice todo lo posible por callar esa molesta voz, pero era demasiado fuerte. Al parecer solo pude bajar el volumen. Parecía una niña de quince años, que apenas la han invitado a salir. Si, si tengo quince ¡pero esto no es una cita! Me regañaba. Tome todo el aire y el valor que pude y le conteste.

    —Claro— le conteste con un tono desalentador.

    ¡Pero qué pasa contigo, te quiere enseñar como cazar animales y tu le contestas de esa manera, no es posible. . .! no paraba de reprocharme. Tenía razón, ¿por qué le conteste así?

    — ¿Si no quieres?. . . — decía Emmett algo confundido.

    ¡¿Qué?, contéstale, no lo dejes ir!. . .

    — ¡Sí!, sí quiero, es solo que. . . recordaba— dije rápidamente. Primero emocionada, pero luego algo triste.

    — ¿Y se podría saber?. . . — Emmett me decía interesado. Al final me puso una de sus sonrisas divertidas. Eso me provoco que soltara una sonrisa pequeña.

    —Solo recordaba a alguien. . . a, Diego— dije con voz temblorosa.

    —Ya entiendo, era uno de ellos ¿no? — decía pensativo.

    —Sí, éramos los mejores amigos— le conteste.

    — ¿Y qué le sucedió? — me interrogaba.

    ¡Qué entrometido!, pensaría. Pero no, tenía que contarle, para poder ganarme su confianza. Para poder ser aceptada.

    —Lo asesinaron. . . Victoria— casi sollozo pero me controlé, posiblemente mi voz tembló un poco.

    —Lo siento— decía Emmett un poco triste.

    ¿Acaso sentía mi dolor, mi pesar? Nuca lo sabré.

    Su rostro estaba tan cerca de él que nuestros labios estaban a poca distancia entre sí.

    Posiblemente Emmett. . . no, no lo creo, el tiene pareja.

    Emmett se me acerco tanto que nuestros labios se rosaron.

    ¡Te va a besar, te va a besar. . .! me repetía mi subconsciente.

    Así que cerré los ojos y me deje llevar.
    ...............................................................................................................................................
    Bueno aqui dejandoles el tercer cap des pues de tanto tiempo desaparecido XD jujujuju, bueno espero que le guste y aqui les dejo una parte del proximo capitulo qur sera un extra...

    Aquella chica, se puso de pie, y al momento pude darme cuenta que no era humana. Tenía la piel igual de pálida que ellos, y al momento de pasar por un rayo de luz que se atravesaba por los arboles, aquella criatura destello como si fuera un gran diamante, los ojos, no eran amarillos, pero los de aquella monstruosidad eran de un color rojo y el color rojo en sus ojos revelaba que había tomado sangre humana.

    No pude controlar mi rabia, mi enojo, me provocaba espasmos por todo mi cuerpo hasta que me transforme en un lobo, en un asesino de vampiros, de “sanguijuelas” como les llamamos. No pude evitar que aquella sanguijuela me viera. Clavo sus ojos en mi y no pude evitar que se me erizara el pelaje, le enseñe mis dientes en forma de advertencia. Al parecer le provoque pánico a ese chupasangre.
     
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  13.  
    AnnaClearwater

    AnnaClearwater Iniciado

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    ¡¡Hola!! Sólo decirte que me he empezado a leer tu Fic y me está encantando. Siempre quise saber qué habría pasado con Bree si hubiesen dejado que siguiese viviendo! Sólo me he leído hasta el capítulo dos y espero poder seguir leyendo pronto. Tengo curiosidad por ver si no te has olvidado de otro de mis personajes favoritos del libro de Bree: "Fred el Friki". He pensado en buscarle un hueco en mi fic porque me pareció de lo más interesante. Nada más. Enhorabuena!
    P.D. Tienes razón en lo de que Bree habla de Edward como "el pelirrojo" :)
     
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  14.  
    JessCullen

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    Beethovennn!! Ufff ya creía que los exámenes no me dejarían vivir una vida nunca más xP

    Wou wou wou!! Aquí se va a montar unaa... jajajja Primero cuando Bella ha vomitado y ha roto el sueter de Alice me he reído mucho xD Alice se pondrá como una fiera O__O Yo no querría estar cerca cuando eso sucediera jajaja Y Edward le hechará una buena bronca a Emmett si se entera de que Bella ha vomitado por culpa de la velocidad en la que corría jeje
    Después Bree ha visto a un lobo de pelage gris :OO Quien sería de los de la manada. No me acuerdo ahora de quién era el del pelaje gris :P Sería Leah?? No recuerdo jojo Pero por el avance del próximo capítulo que nos has dejado... Madre mía, aquí va a empezar la guerra O_O
    Y ahora tenemos a Bree enamorada de Emmett!! WTF??!! Diooooos, Rosalie va a hechar humo por las orejas si se enteraaa!!!! A caso a Emm también le gusta Bree??? Demasiadas preguntas en mi cabecita :P

    Deseosa por leer el siguiente cap.!!
    Avísame por favorr amigo:) Y espero no demorarme tanto en poner comentario, pero como ves (tarde o temprano) siempre me tienes aquí leyendo^^
    Un abrazoo
    JessCullen
     
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  15.  
    Cass Crokaert

    Cass Crokaert Entusiasta

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    La Tercera vida de Bree Tanner
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1756
    Bueno... Aqui dejandoles el extra... Espero que les guste...






    Traición






    ¡Maldita sea!, Pensaba. ¿Acaso estaba loco Sam? Nunca debimos aliarnos con aquellos chupasangres. No sonde fiar. Si yo fuera el líder de la manada ya hubiéramos acabado con aquellos horribles monstruos destinados a hacer el caos en el mundo, a eliminar a la humanidad pero, nosotros seriamos la única esperanza de acabar con aquellos seres demoniacos, esas horribles criaturas bebedoras de sangre, sangre humana, aquel liquido del color del rubí que es la fuente que les da tanto placer a las sanguijuelas.

    Estaba en forma humana, en estos momentos no necesitaba estar transformado en aquella fiera que tanto “temían” los chupasangre, aquella bestia capaz de arrancarle la cabeza de un solo tajo.

    La forma humana me tranquilizaba, me relajaba, no podía escuchar los pensamientos de los demás, las estupideces de Seth y las lamentaciones de Leah por Sam. Tantos pensamientos me daban dolor de cabeza.

    Ya había terminado aquella estúpida alianza con las sanguijuelas. Los habíamos ayudado a masacrar a otras sanguijuelas, pero esos estaban descontrolados, eran unos verdaderos idiotas, bueno, en realidad todos los chupasangre son unos…

    No tenían un plan de batalla, una estrategia como lo teníamos nosotros. Pero eso sí, esas abominaciones eran demasiado fuertes. Uno de esos malditos chupa sangre hirió a Jacob, él verdadero líder de la manada.

    Jacob era nieto de Ephraim Black, uno de los antiguos líderes de los Quileutes. Jacob, descendiente de este, se negó a cumplir su destino por “miedo”, pero yo no estoy tan seguro de eso. Yo creo y siento que es por otro asunto, uno personal…

    Yo seguía a los demás por atrás, no tan cerca para hacer precisos.

    — ¡Paul, no te quedes atrás! ¿Qué? ¡Ya te cansaste!— se burlaba Embry.

    A pesar de todo yo era uno de los más rápidos, solo que me intrigaba que hicieron los chupasangre después de que nos largamos de su territorio. Así que desacelere un poco el paso hasta que me pare por completo. Los demás se dieron cuenta de mi desaparición.

    — ¡Paul, que pasa, vamos con Emily!! Tenemos que ayudar a Jacob — gritaban todos en armonía.

    — ¡Los alcanzo luego, tengo otros asuntos que hacer! — les mentí. Esperaba que no me reclamaran por no ir con ellos con Emily. Posiblemente a comer y ayudar a Jacob con sus heridas.

    — ¡Esta bien, nos alcanzas! — decía Quil.

    Me alegro saber que no preguntaran que “asuntos”, porque no tenía pretextos, y además ellos me conocían muy bien.

    Esperé a que ellos se alejaran un poco. Al momento de no oír ya sus gritos y pasos, me encamine otra vez en dirección a las sanguijuelas. Sabía que en la forma humana era más estresante correr, por desgracia no podía convertirme en lobo, los demás podrían escuchar mis pensamientos y eso sería un peligro para mí.

    Ya estaba muy cerca de aquellos chupasangre, oía como las hojas marchitas de los arboles se quebraban bajo mis pies, era una sensación un poco molesta pero no le tome importancia, me interesaba más que hacían aquellos vampiros, aquellas amenazas para la humanidad. Antes de llegar a mi destino desacelere el paso para que no escucharan mis pisadas y no pudieran darse cuenta de mi presencia.

    Solo tenía que encontrar un lugar seguro donde no me descubrieran y donde uno de ellos, ese tal Edward no pudiera leer mi mente.

    Por el momento caminé, y poco a poco fui observando el lugar donde se encontraban. Busque un sitio donde poder ocultarme de aquellos. Así que me oculte detrás de una enorme piedra. Me arrodille y solo asome mi cabeza para poder ver. Al observarlos detenidamente me di cuenta de que alguien de allí sobraba. El chupasangre mas grade, ese musculoso, tenía entre sus brazos a alguien. ¿No podía ser Bella o sí? Me pregunte.

    Pero al momento de observar, vi a Bella, que estaba abrazada por su sanguijuela personal, “Edward”. Así que no llegue a comprender quien era esa misteriosa persona. No podría ser una sanguijuela más, eso rompería el tratado y aunque más quisiera que lo rompieran, ellos eran muy, muy pacíficos.

    — ¡Emmett, llévate a Bree a la casa rápido. . .! — gritaba el chupasangre rubio al otro.

    ¿Bree. . .? me quede pensando.

    Observe como la sanguijuela de Edward ponía a Bella detrás del musculoso de un salto y se largaba al terminar su trabajo. Bella quedaba atrás del fortachón como un pequeño mono colgando.

    Quien seria esa tal Bree, no era parte de su clan de horror, ni tampoco podía ser una persona, era algo extraño y tendría que saber quién era.

    El chupasangre musculoso se encamino hacia el bosque, como le ordeno el rubio. Así que me decidí a seguirlos para averiguar quién era esa tal Bree.

    Me tuve que escabullir cuidadosamente para que los demás chupasangre no percataran mi presencia en aquel lugar.

    Por lo pronto, seguía al fortachón, esperando que no me descubriera. El grandulón iba a demasiada velocidad, lo que provoco que Bella empezara vomitar. Eso fue muy gracioso, hubo un momento que solté una pequeña carcajada, pero al parecer no la escucharon y me alegro de que no la escucharan o me pondría en peligro.

    El grandulón dejo a aquella desconocida en el pasto y se encamino hacia Bella que se encontraba sosteniéndose de un árbol todavía vomitando.

    Parece que la sanguijuela consolaba a Bella. Bella estaba furiosa por un suéter. ¿Y eso que tiene de importancia? No pude evitar preguntarme.

    Aquellos dos parecían discutir o más bien Bella lo regañaba por haber roto el suéter.

    Aquella chica, llamada Bree se puso de pie, y al momento pude darme cuenta que no era humana. Tenía la piel igual de pálida que ellos, y al momento de pasar por un rayo de luz que se atravesaba por los arboles, aquella criatura destello como si fuera un gran diamante, los ojos, no eran amarillos, pero los de aquella monstruosidad eran de un color rojo y el color rojo en sus ojos revelaba que había tomado sangre humana.

    No pude controlar mi rabia, mi enojo, me provocaba espasmos por todo mi cuerpo hasta que me transforme en un lobo, en un asesino de vampiros, de “sanguijuelas” como les llamamos. No pude evitar que aquella sanguijuela me viera. Clavo sus ojos en mi y no pude evitar que se me erizara el pelaje, le enseñe mis dientes en forma de advertencia. Al parecer le provoque pánico a ese chupasangre.

    No pude evitar que los demás leyeran mis pensamientos, la verdad no me importaba en absoluto.

    Aquel monstruo con forma de niña empezó a correr hacia el otro chupasangre. No le iba a dar la oportunidad de descubrirme así que me largue de aquel lugar.

    Corrí lo más rápido que podían mis cuatro patas, en este momento quería que los demás pudieran escuchar mis pensamientos. Quería que supieran que aquellos, en los que pusimos nuestra confianza, nos habían traicionado. Nos habían engañado. No podía soportar la idea que aquella pobre niña se convirtiera en uno de ellos por su culpa. Los odiaba pero ahora los odiaba más que nunca.

    ¡Sam!, ¡Jacob!, ¡Embry. . . — esperaba que me pudieran escuchar. Por desgracia no estaban transformados. Tenía que apurarme. Me detuve y aullé, me oirían y rápidamente les contaría lo sucedido.

    Ya estaba muy cerca de ellos, podía olerlos, tenía que ser más rápido de lo normal.

    A las afueras de la casa de Emily volví a transformarme en humano así que les grité— ¡Sam! ¡Todos vengan rápido!— Al parecer todos me escucharon y vinieron lo más rápido que pudieron.

    —Paul, que pasa— decía Sam, autoritario.

    — ¿Estás bien Paul? — decían los demás armoniosos.

    —Los chupasangre, nos han traicionado— les decía muy furioso.

    Aquellas sanguijuelas nos habían traicionado al morder a un humano, de solo pensar en aquella chica. . .

    — ¡De que hablas Paul! — mencionaba Seth, confundido.

    — ¡Seth! ¡¿Acaso no escuchaste?! ¡Los chupasangres han mordido a una persona! — vocifere. Faltaba poco para que perdiera los estribos.

    —No lo creo, no creo que Edward y los demás hayan hecho eso— reclamaba Seth.

    —¡Seth! ¡No puede ser, como puedes creer en ellos!— le decía muy molesto.

    —Es que no. . . — me decía cuando lo interrumpí.

    — ¡Es que no sabes nada! ¡Decide! ¡Ellos o nosotros! —Le grite. No podia entender como Seth podía estar de su lado sabiendo que nosotros fuimos creados para acabar con ellos. Y lo más estúpido que pudo hacer en su vida fue hacerse amigo de Edward. “El guardian” de Bella.

    Para mi sorpresa, Seth huyó. Trate de hablarle, decirle que regresara pero Sam me detuvo. No tuve más remedio que obedecerle.

    Seth era lo de menos.

    Tendríamos que hacer un buen plan para acabar con aquellos chupasangre. Porque su traición era imperdonable.
     
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  16.  
    JessCullen

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    Siiiii! Ya estoy de regreso y he podido pasarmee :D Te pido mil disculpas por no haber leído tu historia antes, pero he tenido muchiiisimos problemas para poder entrar en FF.. u_u

    Bueno, aquí estoy y decirte: WOW! O_O Me tienes intrigadiiiisima!! Y eso no es fácil de conseguir, créeme :P
    Así que el lobo de pelaje gris era Paul :O No me lo esperaba jaja Primero cuando ha mencionado a Leah, dije: "Ah, entonces no puede ser ella quien está narrando. Puede ser Jacob??". Pero lo estuve pensando y Jake no tiene el pelaje de ese color :S SIN EMBARGO, todo cuadró cuando vi que era Paul xD

    Ahhh, este chico no es precisamente le fan nº 1 de los vampiros¬¬ Dioos, ahora va a hacer que los lobos ataquen a los Cullen!!! Noooo!!

    Ojalá no tardes mucho en actualizar por que me muero de nervios por saber másss"!!!!!!! *___* Gracias por seguir avisándome de tus actualizaciones ^^
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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  17.  
    Haylie

    Haylie Bruja

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    Me encanto realmente tu historia, por ahora no he encontrado errores de ortografia, describes bien las escenas y por ahora el sentimiento de Emmet y Bree esta muuy bueno, espero qe despues se lleve bien con todos (inclusive Jacob) Espero leerlo lo más pronto posible y que tambien subas la conti ;) ... Despues la inspiracion, ¿De donde sacas tanto? *-* Realmente te veo como un idolo (: Y quiero que siga asi de interesante la lectura y los personajes. No modificaste ninguno de sus cualidades o personalidades . Muy Bueno n.n
     
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  18.  
    Cass Crokaert

    Cass Crokaert Entusiasta

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    Bueno... Por fin estoy de regreso!!!! jeje xD les dejo la continuación...









    4






    —¡Emmett. Bree!—. Era Alice con su voz aguda y melodiosa.

    ¡Maldición! ¡Estuvo a punto de besarte! Me gritaba frenética.

    Fuimos interrumpidos con la llegada de los demás. Emmett rápidamente quito su brazo de mi cuello al ver a la vampira rubia.

    No importaba. Aquella vampira posiblemente sea su pareja y si nos viera de esta forma, la rubia lo tomaría a mal.

    Edward al verme, hizo una mueca.


    Lo entendía, pretendí acabar con la humana, su pareja. Así que no le di importancia, Edward tenía todo el derecho.

    Alice se emocionó, hizo que me levantara del porche y me abrazó.

    —¡Qué bueno que te encuentras bien!— me decía muy feliz.

    ¿Por qué no habría de estarlo?, me pregunté. Pensaba preguntarle pero lo deje pasar.

    —¡Ven, vamos a dentro!— me indicaba todavía emocionada, jalándome del brazo. No opuse resistencia y deje que me llevara a dentro de aquella lujosa mansión.

    —¡Alice!— dijo Edward un poco molesto, clavándole la mirada.

    Edward no me quería y eso era totalmente cierto, así que tendría que sobrellevarlo.
    —Edward, no seas aguafiestas— expresó Alice todavía sonriente. A pesar del tono de voz de Edward, Alice parecía inmune a los arrebatos de cólera de aquel vampiro pelirrojo.

    A Edward no le quedo más remedio que entrar a la casa e irse a su cuarto con Bella, furioso y refunfuñando cosas que no logre entender, posiblemente lo habría dicho en otro idioma.

    —No le hagas caso, Bree, ven, vamos a dentro, tengo tanto que mostrarte.

    Alice parecía muy emocionada conmigo, parecía una niña pequeña queriéndome enseñar su casa como si fuera su primera y única amiga. Pero a pesar de eso, era muy encantadora.

    —Pero no entiendo porque me odia— dije un poco abatida.

    Yo sabía porque me odiaba tanto Edward, solo quería saber si era por lo que ocurrió con Victoria y Riley. Solo quería escuchar a alguien que me verificara si yo estaba en lo correcto. Y posiblemente esa sería la única verdad.

    —No te odia, solo…— Alice no terminó de decirme porque no me odiaba Edward. Así que voltee la cabeza para mirarla y pude notar que tenía la mirada perdida, movía los ojos rápidamente hacia los lados, como si estuviera teniendo una visión. Quise moverla, pero no me atreví a perturbar lo que estuviera haciendo.

    —¿Alice?— le hablé un poco preocupada por la manera en que se encontraba.

    —¿Qué?— me dijo muy alegremente, pero pude notar que forzaba un poco.

    Quise preguntarle que le había ocurrido, pero trate de contenerme. Alice era muy rara.

    —Porque Edward me odia tanto— volví a comentarle, pero ahora asustada. Alice me daba miedo por lo que ocurrió hace unos momentos.

    —No debes pensar eso, no te odia, solo está un poquito molesto…—se encogió de hombros.

    ¿Un poquito?, pensé un poco alterada. Reí para mis adentros por aquella respuesta, ¿Cómo puede decir que Edward está un poquito molesto? ¡Si parece que me odia, que me aborrece con todo su ser! Trate de no reírme de ella, presentí que Alice podría tomarlo personal.

    —No lo creo— dije un poco satírica.

    Alice y yo todavía nos encontrábamos en el porche, por lo que logre divisar es que el cielo se fue tornado gris poco a poco, por lo que le hice una gesto con la cabeza, señalando hacia el cielo ya completamente gris.

    —Sí, lo sé,— me dijo, sin mirar al cielo—lo vi.

    —¿Como que lo viste?— le dije, impresionada, frunciendo el ceño.

    —Vamos, tengo tanto que decirte a cerca de nosotros— me dijo Alice entrando a la casa antes de que empezara a llover sobre nosotras.

    Al entrar me quede embobada, impresionada por lo hermosa que era la casa. Si por afuera parecía hermosa e impresionante, ahora que estaba adentro era… ¡espectacular!

    Trate de que no se notara mi expresión de estupefacción por aquella casa, pero supuse que eso sería imposible ya que Alice soltó una risita realmente encantadora y armoniosa al ver mi expresión de incredulidad.

    —¿Bree?— dijo Alice. Viéndome extrañada. Posiblemente no adivinaría porque estaría muy sobresaltada. Eso hizo que me pusiera a reír muy ligeramente. No la culpo. Yo nunca tuve y nunca pensé en poder vivir en una casa como esta.

    Al pensar en aquello, varios recuerdos me vinieron a la cabeza, recuerdos muy dolorosos para mi, trate de borrarlos de mi cabeza, pero lo único que logre conseguir fue revolver aquellas memorias permanentes y que me diera vueltas la cabeza por el enorme esfuerzo que hice para poder reprimirlas.

    —¿Te encuentras bien?— Alice parecía un ángel a mi lado, era muy buena y encantadora. Aquella vampira era como una hermana mayor cariñosa y comprensiva. Trate de no llorar pero no pude contenerme, tenía que sacar esto de mi cuerpo, de mi ser, que me estaba torturando.

    Aquella sensación era muy extraña, no sabría si los vampiros pudieran sentir lo que yo sentía.

    ¿Acaso yo salí defectuosa? Esa era una pregunta que se me vino a la cabeza al momento de llorar en el hombro de aquella pequeña vampira, tierna y menuda que por nombre tenia Alice Cullen.

    —¿Por qué lloras Bree, que pasa?— dijo Alice con voz tierna y angelical.

    Su melodiosa voz hizo que me tranquilizara, su voz parecía un hermoso y dulce arrullo que tranquilizo a mi inanimado corazón.

    —Es solo que… todo esto parece un hermoso sueño— dije todavía sollozando, pero menos que antes.

    Trate de tranquilizarme, de no perder la cordura, de pensar que esto fuera real y no una hermosa pesadilla, y que al despertar me encontrara de nuevo en las peligrosas calles de Seattle, tratando de sobrevivir.

    — Hay, Bree— decía Alice en un tono un tanto consolador— no tienes por qué sentir eso, claro que esto no es un sueño, es la realidad y debes de disfrutarla al máximo, —Alice puso sus manos sobre mis hombros y me miro muy fijamente a los ojos— Se te dio un regalo hermoso, una nueva vida, volviste a nacer, Bree, y con una familia con la que siempre podrás contar para lo que necesites.

    Arriba, en el segundo piso, Edward soltó una risa amarga en señal de desacuerdo. Alice no le dio importancia y continúo.

    — Bree, ahora eres de la familia— Alice me agarro de la mano y me dirigió a lo que parecía ser la sala. Tenía unos sillones enormes y muy hermosos, combinaban con todo el lugar. Alice se sentó y yo la imité. Aquellos sillones además de grandes y bellos eran muy cómodos.

    Alice pasó de risueña a seria. Eso me puso muy nerviosa, no pude imaginar que me quería decir.

    —Bree… no sé como preguntarte esto— dijo, clavándome la mirada con sus profundos y fascinantes ojos amarillos, pero más bien eran dorados con toque de café, sí, eso era, dorados con un leve toque de café.

    — ¿Qué pasa? — le pregunté. Tratando de ocultar mi incomodidad.

    —Te gu…— se interrumpió, miro hacia el techo y respiro muy profundamente, luego prosiguió— ¿Estas enamorada de Emmett?

    Me quede impresionada con su interrogación. Me faltaba el aire y posiblemente me hubiera ruborizado de la vergüenza que me provocaba su interpelación. Trate de tranquilizarme pero empecé a respirar rápidamente como si mi corazón estuviera vivo y se encontrara al mil por hora. No pude evitar poner los ojos como platos, y casi salir de sus huecos. Quería desaparecer de la faz de la tierra para poder evitar contestar aquella cuestión, aquella pregunta embarazosa.

    —Bree, ¿estás? — me dijo mirándome a los ojos, esperando mi respuesta.

    No pude evitar mirar hacia otra parte, no tenía el valor de mirarla fijamente a los ojos, me sentía muy avergonzada, además de que estaba a punto de darme un ataque de ansiedad, si es que los vampiros tuvieran. Aquello me pareció un poco gracioso, pero a pesar de eso no pude emitir ni una sola palabra, ni un pequeño sonido que diera indicio de querer continuar con esta conversación.

    —Porque lo vi— Alice al parecer no iba a ceder, no iba a rendirse hasta conseguir una respuesta por mi parte. Así que me tuve que armar de valor y voltear a responder a su cuestionamiento. Pero no pude impedir cerrar los ojos, porque si la miraba a sus penetrantes ojos, tal vez se daría cuenta de la única verdad: posiblemente estoy enamorada de Emmett.

    —No— dije tajante.

    Alice probablemente sabría que estaba mintiendo. Yo todavía tenía los ojos completamente cerrados. Quise abrirlos pero fue imposible, mi fuerza de voluntad en estos momentos no funcionaba muy bien, así que decidí mantenerlos cerrados por el momento.

    Yo sabía que Alice conocía la verdad, ella ya lo “había visto”. Por eso fui directa y trataría de decirle la verdad sobre aquella maldita interrogación.

    —Alice— dije muy lentamente, como si pronunciara cada silaba por cada suspiro que daba. Muy poco a poco fue entre abriendo mis ojos, aunque los tenia medio cerrados lograba ver perfectamente las facciones de Alice. Aquella vampira hermosa y menuda tenía una expresión de emoción en su perfecto y marmoleado rostro. La poca luz que entraba por la ventana que estaba a nuestras espaldas le daba un ligero toque tétrico a la situación.

    —¿Si?— Alice abría los ojos como platos cada vez que se aproximaba hacia mí.

    Trate de decir una sola palabra, pero se me había formado un nudo en la garganta, por más que forzaba mi garganta a abrirse solo pude provocar pequeños aullidos ahogados.

    Por lo que pude notar el cielo se empezó a despejar muy lentamente, como si no tuviera prisa en difuminar aquellas imperfecciones que bloqueaban la salido de los rayos luminosos del sol. Sin darme cuenta, un haz de luz ilumino el rostro de Alice, proporcionándole a su perfecto rostro, pequeños diamantes incrustados en su tersa y blanquecina piel. Brillaba como una bola-disco; diminutos rayos de luz saliendo en todas direcciones, iluminado toda la habitación. Era un espectáculo sumamente hermoso. Alice, por este acontecimiento, lucía más hermosa de lo que ya era. Resplandecía, como un pequeño ángel, caído del cielo.

    Por lo parecer Alice no se dio cuenta de lo que sucedía; su rostro estaba lanzado diminutos destellos en todas direcciones. Por lo que abrí completamente mis ojos y me quede observando su pequeño y angelical rostro muy detenidamente, como consecuencia Alice me miro muy extrañada y preguntó:

    — ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en mi rostro? — dijo Alice, muy asustada en como la observaba.

    Aquellas preguntas me parecieron graciosas, no pude evitar soltar una risita tonta y por defecto Alice se aterro más de cómo se encontraba hace unos momentos.

    —Alice, tu rostro resplandece como un diamante— dije. No pude impedir poner una expresión de asombrosa estupefacción. Alice era realmente hermosa.

    —Ah, eso— dijo, como si no tuviera importancia que su cara destellara como el mar a la luz de la luna— ¿Acaso no sabías que nuestra piel centellea como si tuviéramos minúsculos diamantes incrustados en nuestra piel? — Alice se quedo sobresaltada; no podía imaginar que yo no supiera de que al parecer brillar como un foco a la luz del sol fuera lo básico entre los vampiros, pero en realidad lo habría descubierto junto con Diego… mi Diego.

    Pensar en Diego me provoco una dolorosa nostalgia. Pensar en Diego me inducía un vacío en mi interfecto corazón. Tenía que sacar a Diego, mi querido y fallecido Diego de mi cabeza por el momento, porque si no lo sacaba de mi cabeza, me pondría a llorar y lo más posible, lloraría por horas y si es que nosotros los no-muertos podemos derramar lágrimas de tristeza y sufrimiento por alguien a quien amamos, o mejor dicho, a quien yo amé.

    Moví la cabeza fuertemente hacia los lados para despejarla de esos recuerdos. Si todavía hubiera sido una humana probablemente lograría un mareo y luego un fuerte dolor de cabeza.

    — ¿Qué pasa Bree? ¿Qué tienes? — preguntó Alice, preocupada por lo que estaba haciendo. No puedo culparla de no saber mi historia con Diego. Después de conocer a todos y establecerme aquí les contaría lo que sucedió. Pero por el momento, tengo que ordenar mis pensamientos con respecto a Emmet, si solo será un amor pasajero o amor…

    —Piensa en el bastardo ese… ¿cómo se llama? — Edward irrumpió en la sala, solo, sin la humana, dirigiéndose hacia nosotras — ¿Diego? — dijo, en tono burlón, sentándose en un sillón cercano a nosotras— ¿No?

    Al oír aquello no pude evitar llorar de lo cruel que pudo ser Edward Cullen. No pensé que fuera llegar hasta esos extremos conmigo. Nunca pensé… Trate de no llorar de más.

    Alice me miro con ojos abiertos como platos y luego dirigió la mirada a Edward y trató de fulminarlo. Edward en cambio empezó a reírse de mi sufrimiento, él sabía que Diego era mi punto débil, mi talón de Aquiles, mi…

    Alice me abrazo sin dejar de mirar a Edward, yo no le correspondí aquel tierno y consolador abrazo, pero yo estaba más ocupada en lograr controlarme, de respirar para poder dejar de sollozar. El abrazo de Alice; consolador y cariñoso, no pudo tener efecto en mi, el dolor, el sufrimiento, el desconsuelo, la angustia, ¡todo!, era más fuerte que ese abrazo; cálido y amoroso.

    Alice se aparto de mi, cuidadosa. Yo en cambio, por defecto, puse ambas manos por mi rostro, llenos de lágrimas de pesar. Pude sentir que Alice podría hacer algo, lo que sea por poner en su lugar al otro vampiro.

    — ¡¿Pero qué demonios te pasa?! — dijo Alice histérica, levantándose de su lugar y caminando unos cuantos pasos hacia Edward— ¿Cómo pudiste hacerle eso a Bree? ¿Qué, no te importa? ¿No te importa lo que sufrió en su vida pasada? — Alice seguía agitada, no podía entender que su hermano fuera tan desalmado conmigo.

    ¿Vida pasada…?, posiblemente se refiera a cuando era humana o, cuanto estaba con Riley. No sabía bien pero eso no justificaba los actos injustos de Edward.

    — ¡Contéstame! — Vociferó. Alice estaba realmente enojada, nunca pensé que Alice reaccionara así (Alice, la chica con voz melodiosa y angelical), y más con su propio hermano a causa de una desconocida como yo.

    Fue tanto su enojo que gritó más fuerte que antes; los demás acudieron a aquel estruendo muy rápidamente que no me di cuenta de cuando llegaron a la sala.

    Todos estaban excepto Emmett. ¿Dónde estará…?

    —La verdad es que me importa una mierda lo que sea con respecto a eso maldita… neófita— dijo Edward, muy lentamente y con voz gutural.

    Edward no pudo terminar porqué Alice lo abofeteo. Lo abofeteo muy duro que aquel sonido pareció que una roca chocara contra su perfecto y magistral rostro.

    Me quedé atónita por la acción de Alice en pegarle a su hermano muy violentamente. Nunca pensé que Alice, una chica cariñosa y amorosa tuviera un impresionante carácter. Me alegre que lo abofeteara. Posiblemente sonreí sin darme cuenta.

    Edward miraba a su pequeña hermana con ojos desorbitados, por aquella riña entre él y Alice. Edward tenía una mano puesta en su agrietada mejilla. Me sorprendió que por aquel manotazo, la mejilla de Edward se cuartera un poco. Llegue a pensar que se le haría una horrible cicatriz, dándole una imperfección a su hermoso y esplendido rostro.

    Bella (la pequeña y frágil humana), apareció rápidamente en aquella escena, preguntando a todos que había pasado, pero ninguno osó en contestarle a su pregunta.

    Aquel acontecimiento me provoco algunos recuerdos de cuando yo era todavía humana, una débil y frágil humana; recuerdos de mi infancia, con mis padres; peleándose y después la persona que se dijo llamar padre golpeando salvajemente a mi madre… Moví la cabeza para despejarme de aquellas remembranzas sumamente dolorosas. Me esforcé mucho en sacar aquellas memorias; solo conseguí difuminarlas un poco, pero el dolor y las demás sensaciones grotescas seguían punzando en mi cabeza y mucho más agresivo, en mi extinto corazón.

    — ¿Bree, te encuentra bien? — dijo Carlisle, confuso. La voz de Carlisle me parecía lejana, como si estuviera a kilómetros de distancia, y su voz fuera un zumbido opacado por los ruidos ensordecedores que provocaran Alice y Edward al discutir sobre las sandeces de aquel vampiro pelirrojo.

    —Si… solo que… recuerdos…— Dije con voz cortada y lagrimas fluyendo por mi mejillas blanquecinas como pequeñas cascadas de diminutos diamantes cayendo al vacio.

    — ¿Bree… estas llorando? ¡Pero eso es imposible! — dijo confuso. Carlisle no podría creer que un vampiro llorara. Para él, eso era prácticamente increíble.

    Nadie hizo caso al comentario del vampiro rubio, todos estaban entretenidos en la disputa de Alice y Edward. La vampira rubia se reía enérgicamente de la escena que tenían aquel par de vampiros, la vampira con el cabello castaño le lanzo una mirada amedrentadora, callándola por completo.

    Carlisle desistió en que pusieran atención a su sorprendente descubrimiento. Carlisle me pidió que lo siguiera, y yo rápidamente accedí a su petición, prefería seguirlo y que hiciera conmigo los experimentos que quisiera para descubrí lo que yo tenía para poder llorar, en lugar de quedarme con Edward y Alice que pelean por mi causa.

    Seguí a Carlisle por algunos amplios pasillos de esta lujosa y enorme casa hasta llegar a una puerta de madera, posiblemente hecha de encino del color del chocolate y lo más seguro es que estuviera tallada a mano, con adornos rústicos pintados delicadamente de color del marfil, igual que nuestra piel. La puerta le daba un toque hogareño a esta ostentosa casa, sacada de un cuento de hadas.

    Carlisle rebusco en sus bolsillos lo que sería una llave para abrir aquella hermosa y delicada puerta. En su búsqueda por la llave, los demás seguían en la sala, con Alice y Edward todavía batallando. Me hubiera gustada regresar a detener esa cruzada, pero yo no era tan valiente para enfrentar duras situaciones, como la que se estaba llevando a cabo a unos pocos metros de nosotros.

    Carlisle desesperado por su intento de encontrar la llave, me indico que me quedara aquí, y el iría en busca de la llave de su despacho, por lo que le afirme asintiendo con la cabeza lenta y tímidamente. Después de unos momentos, me encontraba sola enfrente de la puerta achocolatada y con unos pequeños toques blanquecinos por las orillas delineando el contorno, en forma de enormes corchetes. Muchas interrogantes me llegaron a la cabeza después de la partida de Carlisle: ¿Los vampiros podemos llorar?, ¿Podemos ser felices?, ¿Aluna vez podríamos sentir, como antes, cuando éramos personas comunes y corrientes?, esas y muchas otras cuestiones se amontonaban en mi cabeza queriendo salir, pero sabía que tenía que esperar a que llegara Carlisle con su llave, así que trate de contenerlas y encerrarlas con llave hasta la llegada del vampiro rubio.

    Había una pregunta en mi cabeza que no pude encerrar en un rincón de mi mente, aquella pregunta me intrigaba más que las demás, aunque eran más importantes que la que tenía retumbando en mi cabeza. La cuestión que traía en mi mente me pesaba, en el sentido que era lo único en que pensaba, no podía detenerla, aquella interpelación posiblemente reventaría mi cabeza por no dejarla escapar, presionaba mi cabeza a tal grado, que potencialmente me hubiera puesto a gritar. Así que de tal manera deje escapar aquella interrogación en un profundo y delicado susurro: ¿Dónde estás, Emmett?

    No pude aguantar la desesperación de buscar a Emmett, no me importaba desobedecer a Carlisle, solo quería ver a Emmett… mi Emmett.

    Trate de contenerme, de apartar la angustia que poco a poco se apoderaba de mi, de todo mi ser; que me provocaba resistirme a mi instinto, buscar al dueño de mi marchito corazón.

    Continuamente, batallaba con mi corazón. Mi corazón hecho piedra.

    Por lo visto mi corazón gano la dura guerra que le proclamé, pero al parecer fui más débil que él. No quise contradecirlo, sabría que no podría contra su enorme fuerza de voluntad. Rápidamente subí por las escaleras más cercanas; estaban hechas de mármol puro, sus cortes eran perfectos, delicadamente precisos. Subí, saboreando cada vez que posaba sobre aquel duro material. Posiblemente me agacharía y sentiría con tanta atención su frio y su dulce tacto, pero sabría que eso ya no era posible, desde que me convertí en vampiro no podía sentir, no podía sentir ni frio, ni el dulce calor, ni poder disfrutar las cosas que tanto me gustaban... Inmediatamente reprimí esos pensamientos y aclare mi cabeza. Continúe subiendo lentamente las escaleras constituidas por finos materiales hasta llegar a un amplio pasillo con ventanas en lugar de una pared de ladrillo o azulejos, que conformaran uno de los soportes de la casa. Cada vez que miraba hacia la izquierda veía en enorme y gélido bosque, una espesa neblina lo cubría, como un dibujo delicadamente difuminado, el cielo, todavía gris, con pequeños rayos de luz queriendo salir, iluminaban pequeños tramos del bosque. Era precisamente un espectáculo maravilloso que solo admire por unos minutos antes de continuar con lo planeado.

    Los cuartos tenían las puertas abiertas. Me dirigí al más cercano con el corazón acelerado, muy lentamente coloque una mano en la orilla de la entrada a la recamara, y muy despacio me fui acercando a la entrada, con una emoción enorme de encontrar al hermoso vampiro musculoso, con cabellos negros como la noche, y ojos realmente seductores.

    Poco a poco fui asomando mi pequeña cabeza hacia aquella recamara, y al final, solo logre ver una habitación espaciosa y muy femenina, de colores vivos y llamativos, pero aquella habitación me pareció extraña, no pude notar que era. Mire detenidamente la recamara: un gigantesco armario con demasiada ropa (solo una par de ropa más y el guardarropa explotaría), cajas y cajas de zapatos ordenadamente alineados en la superficie del armario, un escritorio de madrea fina con varios cajones y una portátil rosa colocada encima, una televisión de pantalla plana de cuarenta pulgadas o posiblemente más grande colgada en la pared con un enorme sillón de orejas de color crema, por lo parecer era una habitación de una adolescente, común y corriente, pero no lograba captar lo extraño en esta habitación, la habitación de la vampira cariñosa y adicta a la ropa, Alice. Dirigí mi atención hacia el sillón de orejas. ¿Por qué hay un sillón en vez de una cama? Como un golpe en la cabeza, pude entender lo diferente de la habitación, no había una cama, en vez de eso había un gigantesco sillón de orejas. Rápidamente, logre acordarme de que los vampiros no dormían, no podíamos dormir, lo había olvidado por completo.

    Enseguida, deje la habitación de Alice y me encamine a la siguiente, con manos temblorosas por la desesperación de no poder encontrar a Emmett.

    Cada paso que daba al siguiente cuarto, pesaba más que el anterior, volví a sentir lo mismo, en el bosque, con Jane y su malvado y corrupto clan; los pies como pequeños imanes y el piso como un enorme pedazo de metal. Me costaba poner un pie frente al otro. Mi marchito corazón palpitaría deprisa si aun estuviera con vida. Mis manos, pesadas como el plomo, trataron de sostenerse de la puerta, pero eran demasiado pesadas para mantenerse sujeta de una simple puerta, así que delicadamente intente posar mi mano en la frágil pared que conformaba una de las habitaciones. Cada paso que daba era eternamente desesperante, trate de apurarme, de levantar mi pie y colocarlo enfrente de otro, pero mis pies estaba bien sujetos al suelo, podría jugar que estuvieran pegados con cemento y si alzaría un pie, temía poder arrancar de su lugar una parte de el.

    Había un silencio escalofriante que me hubiera erizado la piel del miedo si todavía hubiera sido una débil y simple humana.

    — ¿Bree? — oí una voz al fondo del pasillo. Podría jurar que mi corazón hubiera cobrado vida al oír esa magistral voz, esa melodía, esa sinfonía que a mis oídos encantaba.

    Aquella hermosa voz me petrificó. Intente moverme pero su voz me hechizó completamente y no pude mover ni un musculo de mi maldito ser. Inconscientemente levante la cabeza en su dirección y las lagrimas salieron por si solas. Nunca sabré si eran de felicidad o de tristeza. Quería hablarle, decirle que me ayudara, que me quitara su hechizo que puso sobre mi con solo pronunciar mi nombre.

    — ¿Te encuentras bien?— me pregunto acercándose hacia mí con paso lento. Como si el piso estuviera a punto de colapsarse.

    —Si… es solo…— No podía controlar mi voz. Bailoteaba cada vez que Emmett se acercaba más y más.

    Emmett se encontraba a unos pocos metros de mí. Quise poder enderezarme pero fui un inútil intento por mi parte. El vampiro grandulón, que se había robado mi inhumano ser, mi inanimado corazón, ya se encontraba enfrente de mí con una expresión preocupada. Posó su hermosa mano en mi hombro con delicadeza, como si yo fuera una muñeca de porcelana que con un solo toque se rompería en mil pedazos, y eso era más que cierto. Yo era una débil muñeca de porcelana rota en mil pedazos por la muerte de mi verdadero amor. Mi Diego.

    Emmett era como una cura para mi sufrimiento, como un pegamento que estuviera uniendo todas mis delicadas y frágiles piezas en su lugar. Con él me sentía viva. Él llenaba el hueco que tenía mi corazón por la muerte de mi Diego. Él sanaba poco a poco esa enorme y profunda cortada que tenía mi corazón. Hacía que por unos momentos aunque fuera tan solo por un poco tiempo, me olvidara de todo, de mi rechazo por Edward, de mi maldita vida como vampiro y podría hasta jurar que me hacia olvidar la dolorosa perdida de mi Diego.

    — ¿Qué, Bree? ¿Qué tienes?— preguntó. Sus manos grades pero delicadas me ayudaron a poder enderezarme un poco. Parecían mágicas o más bien curativas.

    —Nada… Es algo estúpido— dije. No necesitaba saber por el momento que el…

    —De acuerdo—dijo poniendo aquella sonrisa pequeña que tanto me gustaba y hacia que olvidara todos los acontecimientos sucedidos. Me llenaba de fuerza y vitalidad (por así decirlo). Me daba fuerzas para continuar y aceptar mi maldición.

    Emmett me pidió que lo siguiera por el pasillo hasta su habitación. Trate de moverme peo no pude, así que Emmett con un toque de su dulce mano y una de sus encantadoras sonrisas hicieron que todo lo que me afligía desapareciera por completo de mi ser. No obstante mi incomodidad por entrar a su habitación me ponía muy alterada. Seguirlo por el pasillo, él con paso firme y yo tambaleándome a cada momento me dificultaron la cercanía que pudiera haber tenido estando junto a él.

    —Emmett…— dije. Si todavía hubiera sido humana el corazón me palpitaría exasperado por no poder decirle lo que siento. Que lo amo. Que él era mi cura, mi salvación para todos y cada uno de mis pesares.

    Emmett inmediatamente me miro.

    — ¿Si?— preguntó levantando las cejas hasta unirlas. Su mirada realmente hipnotizadora me cautivo. Hizo que olvidara lo que le iba a preguntar. Por unos minutos lo mire fijamente a los ojos y por lo que pude notar, hice que se incomodara un poco. Era difícil notarlo pero yo lo pude ver en sus ojos.

    Después de mirarlo, Emmett me volvió a preguntar qué era lo que le quería preguntar hace unos momentos pero de hecho lo olvide.

    —No… nada…— dije entre susurros. Mi cabeza estaba a punto de estallar de puras interrogaciones sobre mi posible futuro con Emmett. Inconscientemente agarre la mano de mi querido Emmett sin decirle nada. No me atreve a mirarlo. No tuve el coraje de ver como probablemente se molestaría por lo que hice y además me rechazaría. Y tal vez sería lo correcto. ¿Cómo pude haber hecho eso? ¿Si apenas nos conocimos? Me duele de solo pensar que se molestaría y…

    Al parecer Emmett, no rechazo mi gesto y puso una de sus hermosas sonrisas. Mi corazón reviviría si fuera posible. No podía creer que Emmet no me soltara rápidamente, pero no lo hizo. En cambio me sonrió, y eso me lleno de sensaciones verdaderamente hermosas.

    Poco a poco fui de la mano con él hacia su habitación.

    Antes de llegar a su habitación, no pude controlar mi agitación. Conocer su habitación era lo más grandioso del mundo. Podría conocerlo mejor, comprenderlo mejor. Tal vez apreté su mano demasiado fuerte de la emoción y él quizá no le dio importancia. Él era musculoso y demasiado fuerte, un apretón mío era nada para él.

    Solo faltaba un poco para llegar a su habitación. Mis ojos se cerraron por si solos. Por más que intente abrirlos no pude. Pude sentir el cambio de ambiente al entrar a su habitación. Mis ojos todavía seguían cerrados pero la luz atravesaba mis parpados, iluminándolos de un color rojo amarillento, me daba la sensación de que mis ojos estuvieran en llamas.

    — ¿Y… que te parece?— preguntó.

    Yo todavía tenía los parpados incrustados. Trate varias veces abrirlos, despegarlos, pero nada funcionaba.

    —No sé— dije, apenada. Me hubiera ruborizado si eso fuera posible. Parecía una tonta por no poder abrir los ojos y ver lo que posiblemente era la habitación más hermosa e increíble que haya visto.

    —Como que…— dijo, divertido. — ¡Ah! Bree… ¿porque tienes los ojos cerrados?— preguntó, quitando su enorme mano de la mía y poniendo ambas en mi rostro.

    Agradecí tener ambos ojos completamente cerrados, no quería ver cuán cerca se encontraba su perfecto rostro del mío.

    Llegué a pensar en que podría llegar a colapsar en este mismo momento. Mis piernas empezaron a temblar, y traté de no caerme y si llegara a suceder, me encantaría que Emmett me sostuviera entre sus enormes brazos.

    No lo sé. Solamente… no puedo abrirlos le dije, un poco apenada.

    ―¿Qué te parece si te ayudo? me sugirió. Aunque no podía ver, sabía que había puesto una de sus sonrisas que tanto me encantaban.

    Está bien dije, dubitativa.

    Mi mente empezó a trabajar rápidamente en muchas teorías en que se proponía Emmett para ayudarme con mis ojos. Era una estupidez lo de mis ojos pero aunque trataba de abrirlos, nada funcionaba.

    Sentí que me jalaba dentro de su habitación, pude percibir el delicioso olor de su colina en todo el lugar. Me maldije por no poder abrir los ojos y observar lo maravillosa que podría ser su recamara.

    Quédate aquí Bree. No te muevas. ¿De acuerdo? me dijo al momento de soltarme la mano.

    De acuerdo.

    Sentí que me faltaba el aire. Al soltar su mano me sentía como una niña perdida. Me volví a sentir sola otra vez. El miedo me llegó como un escalofrío recorriéndome la espalda y como una punzada en el corazón.

    Pude sentir su presencia todavía en la habitación pero no pude deducir en donde porque todo olía a él, todo en este lugar tenía su esencia.

    El rechinar de una puerta al cerrarse me sacó de mis pensamientos y me puso demasiado nerviosa.

    ¿Se habrá ido?

    Sentí varias punzadas en mi cabeza.

    ¿Emmett? mi voz perdió volumen y se cortó rápidamente. Se me hizo un nudo en la garganta.

    ¿Si?.

    Una ola de alivio me cubrió por completo al saber que Emmett no me había abandonado. Solamente había cerrado la puerta.

    Pensé que te habías ido dije, con voz temblorosa.

    No. Solamente, cerré la puerta.

    Y… Quise preguntarle por que había cerrado la puerta pero mejor decidí dejarlo ¿Qué estás haciendo?pregunté, con cautela.

    En un momento lo sabrás.

    Su respuesta hizo que un calofrío me recorriera por todo el cuerpo. Empecé a divagar. Innumerables suposiciones comenzaron aflorar en mi cabeza. Tenía tantas que no supe cual sería la más lógica, así que me rendí y dejé que Emmett me hiciera lo que tuviera planeado para mí. Aunque…

    Oí sus pasos acercándose lentamente hacia mí, pero pude notar que dudaba, y no tenía idea del por qué. Continuó después de unos momentos en los que podía oír unos suspiros, entrecortados, como si estuviera nervioso, o indeciso. Sentí como daba vueltas a mí alrededor como un león calculando en momento preciso para atacar. Un manto brumoso de miedo y emoción me cubrió por completo. Necesitaba saber que se estaba proponiendo, que estaba pensando hacer. El miedo y la emoción iban aumentando cada segundo que pasaba a la espera de una respuesta, de alguna… Solo necesitaba saberlo. Hubo momentos en que se detenía, para luego volver a continuar caminando a mí alrededor.

    Necesitaba abrir los malditos ojos y observar que es lo que ocurría. Me esforcé hasta el cansancio pero aun así, no hubo ningún resultado.

    Después de unos minutos, al fin se detuvo, detrás de mí.

    Bree… ¿Confías en mi?le tembló un poco la voz, pero la sensibilidad y la dulzura se podían notar perfectamente en su voz, pero la timidez sobresalía mayormente.

    Pude sentir su rostro cerca de mi oído, y cuando habló, su aliento chocó contra mi cuello provocándome un espasmo de excitación. Me hubiera ruborizado, pero me alegré de que eso no fuera posible. Mis piernas estaban a punto de ceder pero por una extraña razón, no sucedió. Muchas sensaciones realmente encantadoras llenaron mi ser por completo. Solo quería besarlo, besarlo y hacerlo mío.

    Si musité.

    No necesité poner atención. Sabía que Emmett estaba parado enfrente de mí. Puso sus manos en mis hombros delicadamente y suspiró de nuevo.

    Está bienconcluyó.

    Solo pude sentir sus delicados labios contra los míos y no pude pensar en nada más.
     
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    Cass Crokaert

    Cass Crokaert Entusiasta

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    Título:
    La Tercera vida de Bree Tanner
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    2917
    5


    Simplemente… Magnífico. Emmett es y será todo para mí. Aquel beso fue…

    No quería que parara, deseé que el tiempo se detuviera para nosotros. Que nos quedáramos así para siempre. Era uno de los momentos más felices de mi terrible existencia…

    ¡Emmett!.

    Di un respingo y finalmente pude abrir los ojos. Nuestras cabezas chocaron de una forma graciosa y como si hubiéramos sentido dolor, colocamos nuestras manos en la frente y con una expresión de asombro. Y más por lo que acababa de suceder

    Antes de dirigirse a abrir la puerta, Emmett me besó la frente de una manera suave y delicada. Pude sentir su aliento sobre mi fría piel, formando con sus labios mi nombre. Bree. Se me erizaron los vellos de la nuca y un estremecimiento recorrió mi espalda como una corriente eléctrica atravesara mi sistema nervioso y lo hiciera pedazos poco a poco. Me miró fijamente a los ojos y pude comprender que el dolor y la confusión emanaban de ellos. Al fin entendí que lo que habíamos hecho… fue un error.

    !Emmett! volvieron a llamar a la puerta, pero ahora con más insistencia ¡Es importante! ¡Abre por favor!

    Alice no dejaba de tocar la puerta. Emmett no podía quitar su afligida mirada de mí. Las ganas de volver a besarlo me corrompía… y no sabía qué hacer. No sabía qué hacer para calmar, apagar su desasosiego y que volviera a ser él mismo. Emmett. Mi Emmett.

    Continuamos mirándonos sin importar que Alice se encontrara del otro lado de la puerta. Nada ni nadie podrá cambiar lo que había sucedido entre nosotros hace unos segundos. Nuestros labios fusionándose en un apasionante beso. Al solo recordar ese hermoso y errado momento que nunca debió suceder, una enorme contrición surgió dentro de mí. Detesté haberme arrepentido de aquel beso, ese hermoso y exquisito beso…

    Suspiré. La sola idea de pensar que Emmett se remordía me causaba un inmenso dolor. Me dio un vuelco en el estomago o lo que le pasara a los vampiros al tener esta sensación y solté un quejido. Emmett pudo reaccionar después de solo tener su mirada fija en mí tanto tiempo. Sacudió la cabeza y de inmediato fue de inmediato atender la puerta.

    Que quieres Alice su voz era seca, como el atardecer en el desierto.

    La pequeña vampira lo miró con ojos abiertos y titubeó antes de responder:

    Solo… vine a decirte que… ten cuidado con lo que haces… Rose podría salir afectada y sabes muy bien lo que podría suceder. Solo… ten cuidado.

    Por un momento, creí ver a Alice lanzándome una mirada amedrentadora. Pero solo fue mi imaginación, Alice sería incapaz de mirar a alguien con resentimiento o cualquier gesto negativo. La única excepción…

    Lo sé Una sombra de remordimiento cubrió por completo su rostro y mi desesperación fue en aumento. Pude sentir inmediatamente el rechazo que desprendía su cuerpo. Un nudo se me formó en la garganta y no pude decir nada. Pensé que eso sería lo más sensato. Quedarme callada y no aumentar más la pena, el dolor…

    No pude aguantar más y sin decir adiós quise salir de la habitación. No podía aguantar el aura de repulsión que Emmett desprendía con tanta dureza. Ni siquiera miré a Alice, que no tenía la culpa de nada. Solo trataba de proteger a la vampira rubia.

    Me quise detener, estar a su lado y decirle que lo sentía mucho, que lo que había pasado fue un gran error, que yo tenía toda la culpa y él no era culpable de nada, pero no sucedió. Quise tocarlo, acariciarlo por última vez, tener un agradable y ultimo recuerdo de lo “nuestro”.

    Será mejor que te vayas Bree dijo, al notar que estaba muy cerca de él y volteo el rostro en otra dirección. Necesito pensar. Así que por favor vete concluyó, sin emoción en la voz.

    Percibí que estaba luchando en su interior, luchando consigo mismo, aclarar sus sentimientos que probablemente sentía por mí, si es que hubiera sentido algo como yo lo sentía por él. Levante la mano. Quise acariciarlo, decirle definitivamente adiós. Rocé con mis finos dedos su enorme brazo. Al contacto, él lo retiró bruscamente, como si le disgustara mi tacto, como si le diera asco la caricia que por poco le formo.

    Bree. Vete por favor no podía soportar verlo así. Había dolor en su tono, un dolor inmenso.

    No dije nada. Bajé la mano y salí de su habitación.

    El enorme golpe de la puerta al chocar con el marco me provocó un pequeño espasmo. La horrible sensación de culpabilidad me recorría por mis terminales nerviosas. Me retorcía las manos al tratar de aplacar la preocupación de que Emmett hiciera algo de lo que yo llegara arrepentirme. Muchas hipótesis me llegaron a la cabeza, horribles teorías de lo que podría suceder: Emmett queriéndose matar, provocando a Jane y a los encapuchados entre otras demasiado tenebrosas. Solo de pensarlas, me daban escalofríos. Pero había una que no podía olvidar, que no podría borrar de mi cabeza a golpes: La vampira rubia… asesinando a Emmett y después a mí.

    Di unos cuantos pasos más y me deje caer en medio del pasillo. Coloqué mis manos en mi rostro y rompí en llanto.

    Aunque sabía que no podía derramar lagrimas, el dolor era verdadero. Intenté tranquilizarme, no perder la cabeza por algo que sabía desde antes que no podía suceder. Respiraba entrecortadamente, queriendo detener los lloriqueos. Inhalaba y exhalaba una y otra vez por unos minutos. Pretendí poner mi cabeza, mis pensamientos en orden. No podía perder el tiempo, toda la eternidad que me quedaba por delante, tenía que superar esto, sabía de antemano que lo mío y lo de Emmett era imposible desde el principio. Ellos podrían estar casados, ya tenían demasiado tiempo viviendo, aunque no lo sabía. Solo era una suposición de mal gusto.

    Talle mis ojos y me levante decidida a continuar.

    Por última vez miré la hermosa puerta en donde vivía mi amor, mi prohibición para siempre.

    ¿Y Alice? ¿Dónde está?

    No me había detenido a pensar en ella.

    ¿Tal vez se quedó con Emmett?... o quizás se fue antes de que yo saliera…

    No tenía idea de lo que sucedió con ella. Me quedé repasando el último momento en que la vi pero no logré que mis recuerdos cooperaran conmigo.

    Distraída por la partida de Alice, me quedé parada en medio del pasillo, como si no supera donde me encontraba. Desvié la mirada de aquella puerta, que me provocaba una enorme agonía y seguí mi camino hacia las escaleras.

    Había demasiadas cosas en que pensar. Una de ellas. ¿Ahora qué es lo que haría? No lo sabía, no tenía la más remota idea de que hacer ahora.

    ¿Qué iba a pasar conmigo? ¿Qué sucederá? ¿Algún día Emmett podrá perdonarme?

    Esas, entre muchas otras cuestiones creaba mi cerebro sin descanso.

    ¿Acaso nunca podría olvidarlo? ¿Sufriría siempre por no tener su amor, su cariño?

    Al descender por las escaleras, mi mano iba acariciando la pared con cierto recelo. Un horrible sonido, como el de un pizarrón al ser arañado, me llego rápidamente. Mire mis uñas, llenas de un polvo fino y blanquecino. Hice una mueca y lleve mi mano a la nariz, inhalé delicadamente y un olor a cemento y a pintura me llegó levemente. Mi cerebro procesaba que era lo que tenía enterrado en la uñas.

    ¿Por qué no sentí nada?... No lo sé.

    Instintivamente mire hacia la pared, y no pude soportar soltar un grito ahogado. Rápidamente me tape la boca con la mano intacta y con la mirada seguí las finas líneas que atravesaban la pared como pequeñas autopistas, algunas curveándose y otras siguiendo una recta decreciente hasta donde me encontraba. Miré hacia abajo, con suspicacia. Al final, una fina capa de polvo descansaba sobre los escalones, culpándome de lo sucedido.

    ¿Qué voy hacer? Carlisle… ¡Carlisle!

    No podía creer que me había olvidado de Carlisle. Me había dicho que lo esperara en la puerta de su despachopor así decirlo―. Tenía que volver, tenía que regresar antes de que se diera cuenta de mi ausencia. No quiera provocarme más problemas de los que poseía.

    No sabía qué hacer, no sabía si limpiar la escena de mi crimen o volver inmediatamente con Carlisle. La verdad, era más tentador la segunda opción. Irme de aquí y que nadie supiera quien había perturbado la belleza de su inmensa casa sacada de un cuento de hadas. Quería estar lejos por ahora de Emmett y posiblemente… él de mi. Sin pensar, corrí lo más rápido que pude, pero no sabía a dónde ir. No importaba adonde fuera, necesitaba alejarme, distraerme. Aclarar, despejar mi cabeza de todo, de mi “nueva familia”, la muerte de Diego y sobre todo de Emmett.

    Opté por salir de la casa como fuera, sin que nadie se diera cuenta. Tenía en mente hacer el menor ruido posible, parecer un ninja, pero el rechinido de mis pies al posar sobre los perfectos escalones de madera color del ébano. Llegué a pensar que hacía más ruido que antes, pero era solo una mala jugada de mi imaginación, era imposible, era ilógico hacer más ruido al pisar delicadamente, pero en esta ocasión no parecía ser así. Tuve la extraña sensación de que los escalones estaban en mi contra, que posiblemente querían delatarme, o que pretendían señalar mi paradero, no querían dejarme escapar.

    Maldije para mis adentros y no me importó hacer un estruendo al bajar dichos escalones. En unos pocos segundos llegue al final, por poco y me pondría a gritar de alegría por salir victoriosa pero me pude contener a tiempo. Al razonar un poco, me di cuenta que no hice ningún ruido al bajar las escaleras, es más, sentí que al descender, no logre pisarlas, ni siquiera un poco, además, si hubiera saltado, un ruido sordo tendría que haber surgido al caer. Me entretuve al descifrar lo sucedido y me olvidé por un momento lo que planeaba de hacer.

    ¡Maldita sea pon atención!

    Como un golpe en la cabeza, inmediatamente me enfoqué en desaparecer, largarme de aquí y si es posible nunca regresar.

    Mire por todos los ángulos posibles y trace una ruta de salida, como si yo fuera un prisionero que quisiera escapar y los demás fueran los carceleros.

    En este momento así me sentía. Una rehén, una prisionera del vampiro que amo. Escapar era la única salida a mi pesar.

    “Corazón que no ve. Corazón que no siente”. Me repetí muchas veces en mi cabeza una y otra vez, hasta el cansancio.

    ¡Es la hora!

    Pase por pasillos y puertas… sin salida. Mi desesperación aumenta cada vez que habría una puerta y… nada. Sin salida.

    ¿Adonde crees que vas?

    ¡No! No puedes ser… ¡Esa voz!

    ¿Qué es lo que quieres… Alice?soné más dura de lo que quería considerar.

    Lo mismo digo dijo, cruzando se de brazos y marcando pequeñas líneas en su pálida frente.

    ¡Maldita sea! Lo olvide…

    ¿Explorando?...dije, sin ánimos de luchar con ella.

    Negó con la cabeza y me miro directamente a los ojos, amenazante.

    Me dio un poco de miedo. Su mirada podía atravesar cualquier cosa y en estos momentos, trataba de hacerlo conmigo.

    ― ¿Tratas de engañarme? sonrió y posó su mano directamente a su pecho. ¿A mí? ¿Enserio?sonrió.

    Suspiré.

    Comprendo que quieras desahogarte, lo sé. Pero no entiendo porque te quieres marchar…

    No sé si tenía una razón para marcharme de aquí, largarme de esta casa. No quiero soportar… No quiero.

    ¿Por qué, Bree?posó sus delicadas manos en mis hombros y en sus ojos destellaban con un poco de esperanza.

    No tenía idea si responderle con la verdad o decir otra mentira. Reuní todo el valor que pude obtener después de un día tan pesado y traté de decirle la verdad, pero… Quizás sea lo mejor, de hecho era la opción más sobresaliente, así que decidí mentirle.

    Las palabras fluyeron por si solas, como si las hubiera dicho al azar Tengo que encontrarme con Fred…

    Al escucharlas, se me abrieron los ojos como platos. ¿Cómo podía haber olvidado a Fred? ¿Mi amigo, mi protector? Era una estúpida por haberme olvidado de una persona muy especial para mí.

    Te esperare en Vancouver durante un día. Conozco la ciudad. Te dejare un rastro. . . Podrás seguir el rastro hasta mí, pero pasadas veinticuatro horas, me largo. Buena suerte, Bree.

    —Iré por Diego y te alcanzaremos— Le dije. Sabía que eso ya no era posible.

    ¡Gracias, Fred! ¡Buena suerte a ti También! Nos vemos— le dije con tanta alegría.

    —Eso espero— fue lo último que me dijo antes de que me echara a correr en dirección hacia mi perdición.

    El corazón se me hubiera acelerado de ser posible. Aunque era muy cruel, me alegré que pudiera usar como excusa a Fred. Sin embargo me gustaría ir con él, olvidar todo lo demás y comenzar una nueva vida con Fred. Sería una buena forma de olvidarme de Emmett. Lamentaba ser tan malagradecida con Fred… que nada tenía que ver en esto.

    Alice se quedó impresionada por mi respuesta, y entendí que eso no lo pudo haber predicho, así que aproveché para podérmela quitar de encima.

    Alice… tengo que irme. Fred me espera…

    Pero… aquí tienes una familia, una familia de verdad sus ojos centelleaban con un toque de tristeza.

    Adiós. Alice no tuve el valor de mirarla a los ojos, me sentía terrible, culpable, por causarle un dolor y una batalla en vano con su hermano.

    Bree. Si es por Edward, no tienes que…

    Si tengo que Alice. Si no me largo de aquí, ustedes no podrán estar en paz. Así que… Adiós

    Y salí corriendo de ese lugar sin mirar atrás. No tenía ni una sola idea de que me deparara el futuro. Alice tal vez podría saberlo, pero ahora que no estaba con ella, ya no estaba segura.

    Suspiré, y corrí sin pensar en cuál sería mi siguiente movimiento.
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    Bueno aquí les dejó desde hace mucho, pero mucho tiempo. Pero bueno... espero que les guste y comenten =3
     
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