La Profecía [Sessho&Kago]

Aqui les dejo mi nuevo fic. Si les gusta lo continuo :D

Prefacio
La luna llena se alzaba impotente sobre el cielo sin estrellas. El único consuelo para la joven que lloraba bajo su frío manto.
Entre las lárimas que se fundian en el cristalino Claro la muchacha sonrío con la tristeza tauada en su profanado ser.
El cuerpo inerte calló sobre las aguas sagradas que la rodeaban.
Antes del último suspiro dejó su encomendación.
- No cumplí mi misión...- La naturaleza tubo un drástico cambio. Deteniendose -Soy demaciado dévil.
Una luz blanca inundó el lugar.
-Lo siento...
Una luz negra la siguio.

 

Les dejo el primer capitulo si les gusta lo continuo :D ¿Que opinan?

Capitulo 1. Tragedia.
Sus piernas se movían con la mayor fuerza a la que podían hacerlo. Su aliento ya no pudo resistir cayendo por la falta de oxígeno.
Aquel maltrecho cuerpo ya no podría seguir luchando.
Con sumo esfuerzo se reincorporo para enfrentar a su muerte que segundos después llegó.
Sin tiempo para sentir el dolor de ser atravesada, las garras del maligno ser en su pecho se encontraban.
Las barreras del dolor físico fueron atravesadoras dando paso a la negra inconsciencia. Cerró los ojos mientras una solitaria lágrima caía.
“Sé Feliz” Su mente revivía los últimos recuerdos encontrados.
Flash Back
Aunque quería uír su cuerpo no respondía los mandatos básicos. Cedió ante las lágrimas igual que sus rodillas por el peso.
Su inconsciente mostraba la sabiduría al quitar la ceguera. Debía aceptar que el no le perteneció jamás y tampoco lo haría.
Sus oídos procesaban aquellas palabras que tanto anhelaba, sin ser dichas para ella. La imagen se seguía moviendo.
- Te amo Kikio – El muchacho albino tomó a la azabache entre brazos en un apasionado reencuentro tras la trágica separación.
El alma de la pobre joven que presenciaba aquella escena sucumbió ante el odio, la traición, la soledad y … el amor. Sus cuatro pecados capitales.
Sin mas que hacer los músculos reaccionaron, caminando lenta y dolorosamente.
Aquel rostro ante lleno de emociones y nuevas esperanzas ya no presentaba nada. Una persona mas en un millón.
El bosque obscuro ocupó el lugar que la aldea había dejado atrás. Mantenía el arco tensado en la mano, sujeto con restos de fuerza que aún poseía. De nada serviría aquello, había olvidado como utilizarlo.
- Te encontré. Seras mía- Susurro un Hanyou de mirada carmesí y negra cabellera- Solamente mía... Kagome...

Fin de Flash Back
Un último grito de agonía escapó de aquellos labios que solo pronunciaba dulces palabras. Los recuerdos acabaron.
Una luz negra salio despedida del aura de la joven.
Una luz blanca la siguió.

 

Capitulo 2. La Elegida.
Se sentía flotar en el desconocido lugar. El paso de los segundos, minutos, años quizas, ya no la afectaban .
En ese momento no podía distinguir arriba de abajo. Mucho menos derecha de izquierda.
A pesar de todo ella intento buscar una salida.
“Obscuridad solo eso hay”
Intentó localizar al dueño de aquella voz.
“Por que intentas luchar por lo que no puedes. Entregate a la obscuridad”
- Eso jamas.
“¿Por que luchas?”
- Por que es mi obligación
“¿Para que arriesgarte?”
-Yo... Yo...
“No dudes corazón de Miko”
- Por que todos corren el mismo peligro que yo... Todos mis amigos... Y yo … Yo los amo.
Una luz blanca ilumino el lugar. Todo absolutamente blanco.
Frente a ella flotaba una esfera blanca.
Un alma. “Su” alma.
La esfera se partió dividiéndose en cuatro partes. Cuatro perlas.
Una monótona voz se esparció.
“Alma de Miko. Corrupta por los sentimientos mas fuertes”
La cuatro perlas ahora se tornaban en distintos colores . Rojo, azul, verde, violeta.
“El inicio de La Profecía te reclama como su Elegida”
Las esferas se dispersaron dirigidas a los cuatro puntos cardinales. Norte, Sur, Este y Oeste.
“La misión de recuperar tus almas. Las perlas alma”
Una presión en el pecho de la joven.
“ Traición o Muerte serán las preguntas de tu corazón cuando la conciencia sea cegada por el poder. La respuesta cambiara el destino del mundo cuando la batalla final comience”
La sensibilidad llegó a su cuerpo al sentir la sangre fluir por el pecho.
“Abandona a tus amigos”
El corazón de la muchacha se estrechó.
“O ellos obtendrán la obscuridad eterna”
A sus oídos llegó el desenvainar de una espada cortando el viento.
Abriendo el camino.
Los últimos pensamientos que tubo. Los recuerdos de la profecía no acabada.
“ La esencia mas pura se corrompió.
Se fuerte corazón de Miko. No hay tiempo.
La prueba de la perla causara el triunfo o fracaso de la misión.
¿Morir para salvar o traicionar para vivir?¿Quien soy?¿Quien eres?
Se fuerte corazón de Miko.
La ceguera me atormenta. El miedo me consume.
Se fuerte corazón de Miko.
Por que yo no lo fui.
Cuando la noche caiga y el tiempo se detenga sellare esta alma corrupta.
Mi alma corrupta.
Se fuerte corazón de Miko.
Por que eres la próxima...
La Elegida.”

 

Capitulo 3. Poder.

“¿Donde estas?... Kagome” El albino corría como si su vida dependiera de ello. En su cabeza resonaban las palabras dichas por la exterminadora llenas de preocupación e incredulidad.
“Ella te busco esta mañana. Fue detrás de ti... No me digas que... ¿Dónde estuviste InuYasha?”
El agotamiento llegaba. Se encontraba apunto de rendirse cuando el grito de una mujer se esparció por el bosque alertando sus sentidos.
Al reconocer la voz sintió el fuego recorrer su espalda hasta llegar a su rostro transformándose en marcas violáceas sobre sus mejillas, e iris rojos bajo ojos color zafiro.
Su cuerpo se movía a tal velocidad de convertirse en manchar rojizas para la vista humana.
El olor metálico de la sangre nubló los restos de coherencia.
La imagen que encontró lo enfureció aun mas. Sintió el poder recorrer sus venas.
A pesar de saber que no la podría salvar , tenia la necesidad de destruir a aquel ser que tanto odiaba. Sabiendo que este era una copia del verdadero asesino.
Culpable. Así se sentía al ver el cuerpo sin vida de aquella que siempre lo apoyo. La única que nunca lo abandono, a pesar de todo, mostrándole lo maravilloso de la vida.
La que ahora yacía en el frío suelo, con el pecho atravesado y una simple lágrima cayendo por su pálido rostro.
Cuando intentó tocar, el antes cálido cuerpo, energía maligna salio despedida de este.
Seguida por otra purificadora , por lo cual debió alegarse.
Ya no podía permanecer mas tiempo ahí.
Con la tristeza tatuada en el rostro y cristales cayendo por las mejillas se marchó del lugar.
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Se movía por la simple atracción de sus piernas y la gravedad. Caminando si dirección precisa en busca de aquel ser que osó desafiar de sus poderes.
El aburrimiento rápidamente llegó, cuando el grito de una mujer se esparció por el bosque. Mas si no le importo, la irritante y escandalosa voz le resultó vagamente familiar.
No se molestó en buscarle un dueño.
Estaba apunto de regresar con su protegida cuando el poder se esparció. La energía purificadora creció hasta convertirse en un blanca luz que alimento las tierras.
Cuando se dio cuenta, el albino ya estaba corriendo en dirección al poder.
¿Quizás por fin encontró a alguien digno de una lucha con el?¿Alguien digno de su poder?
La sorpresa adorno sus ojos al ver a la culpable de tal acto.
Una sacerdotisa. Una simple humana. Mas aun, al darse cuenta que el cuerpo de aquella joven sin vida se encontraba.
¿Encontró a la dueña de tal poder, y era una simple humana... Muerta?
Quería ver hasta donde se volvería fuerte esa Miko. Quería saber de donde provenía tal poder.
Con la única curiosidad atrapada en sus dorados ojos, desenvaino a Colmillo Sagrado, cortando el viento. Destruyendo a los demonios de la Muerte.
La muchacha volvió a respirar.
El encontró a alguien de suficiente poder.
Sin mas que hacer el frío Lord volvió a sus tierras . Sabiendo que un nuevo poder renació . Y el volvería a verlo.

 

Aqui dejo un nuevo capitulo espero que les guste :3​

Capitulo 4. Sola.
Ya hacia una semana que se había despertado, y sin mas que hacer comenzó a caminar. Con tan solo su arco y flechas.
Flash Back
-Mm- La joven azabache abrió los ojos, encontrándose en el medio de un bosque. Sentía el cuerpo dolérle como si un camión la hubiese arrollado.
-Demonios... ¿Y ahora donde estoy?- Gran error fue bajar la vista y ver su uniforme, marcado con una gran mancha color carmesí en el centro y varias partes rasgadas. Gracias a Dios no sufrió mas daños.
El vago recuerdo de lo ocurrido le llego.
En su mente resonaban las palabras de una nueva misión.
Con melancolía se dirigió a su nuevo destino. Las tierras del Sur. Las Tierras de la Nieve Perpetua.
Fin de Flash Back
“Y aquí estas tu Kagome” Pensó la muchacha sin detenerse “ Esta soy yo caminando como una Idiota en el bosque, buscando una perla. Esta soy yo que ya no puede pensar positiva mente. Esta soy yo con ramas en el cabello y parte de la ropa rasgada y sucia. Esta soy yo sola y aburrida. Esta soy yo que se pregunta ¿En que demonios me metí?”
Se detuvo para comenzar a armar un improvisado campamento, al sentir la noche caer sobre ella.
Había sido casi “Emocionante” cuando se fue, emprendiendo camino en la imprecisa dirección en la que ella pensaba era el Sur.
Excepto que estaba frío , ventoso y el bosque estaba oscuro y al parecer el hacer una fogata era difícil y ella anhelaba compañía.
Estaba sola.
Y ahí había osos. Ella pensaba que los osos hibernaban todo el invierno, pero esto no fue el caso aparentemente.
Quizás la comida había sido escasa en el verano, o tal ves ella solo estaba excesivamente mal informada acerca de los osos, pero el hecho era que ella había sido forzada a dispararle a no solo uno sino a dos osos en los últimos cinco días de viaje hacia el Sur. El primero había sido deprimente mente fácil de matar y había caído rápido con sus flechas.
El segundo, por otro lado, fue un verdadero bastardo. Que al parecer no quería morir por lo que el pensaba ella era una Miko psicópata.
Para luego sin mas que hacer seguir su camino.
Se encontraba perdida en sus melancólicos recuerdos con sus amigos.
“Masoquista”. Así se definía a si misma. Reprochándose por sus pensamientos.
Como todas las noches desde su partida comenzó a desahogar sus penas siendo acunada por La Luna Menguante, que al parecer era la única que lograba tranquilizarla, para luego caer en la inconsciencia del País de los Sueños.
No era un llanto silencioso. Delicado tampoco. Ella sollozaba en enormes bocanadas enterrando su rostro entre las manos como si eso escondiera el hecho de que estaba gimiendo como una vaca lesionada.
Después de todo al siguiente día llegaría a las Tierras del Sur.
Después de todo ella estaba sola.

 

Capitulo 5. Las Tierras de la Nieve Perpetua.
Siquiera había dado tres pasos atravesando las divisiones para entrar a la nueva aldea. Sintió como las gotas de cristal solido caían esparciéndose sobre ella y sus alrededores.
Su coherencia salio a flote nuevamente preguntándose ¿Que podría decir para que no creyeran que ella era una Miko loca que como hobby buscaba una perla en medio de Las grandes tierras del Sur?
Como de costumbre, demasiado tarde, ya que frente a ella una anciana de amable y curiosa sonrisa se encontraba.
A primera vista le recordó a Kaede. Sutiles rasgos las diferenciaban. Mientras el cabello de Kaede completamente gris por el paso de los años, el de la señora frente a ella era absolutamente blanco con rebeldes hebras de ébano. Ademas de no habría parche alguno. Vestía el ropaje tradicional de las sacerdotisas.
- Niña- Dijo en voz de preocupación- ven acompañame, pues te vas a congelar.
Hasta ese momento no reparo en los leves temblores que azotaban su cuerpo. Con una sonrisa en el rostro acepto la propuesta.
- Muchas gracias. Soy Kagome. Aprendiz de sacerdotisa.
- Una Sacerdotisa - Curvó sus labios mientras caminaban , la observó de lado invitándola a acompañarla- ¿Se podría saber a donde va? No parece de aquí.
- Pues veras... Disculpe ¿Cual es su nombre?
- Lo siento señorita Kagome, mi nombre es Kioto Miko de Tsuchi na Shishi shiroi.
- Dígame solo Kagome, estoy viajando por las tierras feudales... conociendo... ¿Mas?- Acabó en un susurro ya que al parecer era pésima mintiendo y últimamente su mente no actuaba , que digamos, de forma rápida o coherente, sin tomar en cuenta su escasa imaginación.
- Una viajera ¡Que gran sorpresa!- La emoción traslucía la voz de Kioto. Una pequeña y acogedora cabaña se transformó en el nuevo paisaje- Pasa Kagome- Amablemente la anciana abrió las puertas dejando entrar a la joven -¿Quieres un poco de té para calentarte?- Cuestiono al entrar a la casucha.
- Muchas gracias- Kioto colocó varias hiervas dentro de un cuenco para luego introducirlo en un hornillo de barro en el centro de la habitación.
- En unos minutos estará listo pequeña.
- Mm ¿Kioto?- Pregunto Kagome tímidamente mientras la nombrada servia el té y se lo entregaba en las manos.
- ¿Si?
- Pues... me preguntaba cual es el significado del nombre de tu pueblo- Cruzaron las piernas quedando sentada una frente a la otra.
- Es una larga historia ¿Te gustaría oírla?
- Claro.
- Comencemos desde el nombre – Los ojos de Kioto enfocaron la nada mientras hablaba-Tsuchi na Shishi shiroi. Significa “Tierra de las Bestias Blancas” La leyenda de las Tierras del Sur cuentan que cada 50 años un cachorro de oso, tradicionalmente polares, moría sin razón aparente en la noche. Cuando el último rayo de luna acariciaba el cuerpo, el animal se transformaba en un asesino, olvidando su antiguo yo. De cegada e inmaculada blancura, ademas de su asesina pero hermosa apariencia, las criaturas tenían la capacidad de congelar todo a su paso.
Se dice que solo los mas fuertes seres sobrenaturales lograban domar a las blancas bestias. Convirtiéndolos en sus compañeros. A ellos se los llamaban “Los Caballeros de Las Bestias”
Cuando una bestia no tiene compañero o caballero, se transforma. Sin alguien a quien proteger están no muestran razón de coexistir con demás bestias.
Con el paso del tiempo las bestias dejaron se renacer. Estas aparecerán nuevamente cuando un ser de inigualable poder pise las tierras. Aunque hacer ya 500 años la última Bestia Blanca murió.
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En la obscuridad de la noche, la respiración de la pequeña criatura cesó. Con los finales rayos de la luna, la nieve atrapada en su pelaje lo atrapó.
Una nueva presencia llegó a las tierras del Sur.
La luz cubrió el cuerpo del cachorro cuando volvió a abrir los ojos.
Prox. Capitulo 6. Odio.
La Dama de La Bestia.

 

Aquí les dejo el nuevo capitulo espero que les guste :D

Capitulo 6. Odio.​

La Dama de La Bestia.​

Sentía es fuego recorrer su piel hasta detenerse en su nuca. Reconoció ese sentimiento no muchas beses experimentado por ella.
El odio.
La última vez que lo vivió fue al caer en la oscuridad, viendo al que ella amaba pronunciando aquellas palabras que se clavaron como dagas en su ser.
Odio. El primer sentimiento que corrompió a la Miko.
La obscuridad tomó su mente. Un destello violeta ilumino su camino.
En el centro del bosque a mitad de la noche, se escucho el rugir de una bestia. Se acercó contemplando con horror la escena que frente a ella se alzaba.
Un oso de pelaje blanco, gruñendo a dos humanos. El aura del animal tenía color violeta y blanco, sus ojos carmesí.
La sacerdotisa sintió el deseo del animal. El odio volvió a recorrer sus venas.
Tres gruesas garras se encontraban hundidas en el abdomen de uno de los aldeanos, sus gritos de agonía fueron seguidos por la caída del cuerpo inerte.
El segundo hombre intento huir. Demasiado tarde, de un simple movimiento procediente de la criatura , el cuerpo se estrello contra un árbol. El sujeto no volvió a levantarse.
Silencio. Los ojos de la bestia se conectaron con los de la sacerdotisa expresando aquel único pesar. El odio.
La criatura corrió en su dirección. A lo lejos un grupo de hombres se acercaba rápidamente con antorchas en las manos. El primero del grupo lanzo una jabalina en dirección al oso, este continuaba corriendo hacia la Miko que no podía moverse.
Un nuevo gruñido se esparció. Ahora de dolor. La cuchilla del arma atravesaba la espalda del animas sobresaliendo por el hombro derecho.
Una última conexión de ojos. La blancura tomó posesión del cuerpo de la bestia arrastrando todo a su paso.
La sacerdotisa abrió lo ojos encontrándose en la cabaña de la amable anciana. Recordó aquel sueño. Los pensamientos reflejados en los ojos de la bestia.
“¿Que mas que odio sentir ante la soledad?”
Escucho el gruñido de agonía de un animal. En el medio del bosque. A mitad de la noche.
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Cuatro días habían transcurrido desde su llegada a las tierras del sur. Kioto amablemente le ofreció hospedaje y prendas nuevas de sacerdotisa.
A cambio ella la ayudaba en su trabajo de Miko, buscando hierbas o curando a los aldeanos.
En sus tiempos libres de dedicaba a recolectar información de la perla. Todo el mundo lo sabia y se lo aseguraban... No tenían ni idea.
Desde el despertar aquella mañana de aquel sueño, se sentía... extraña por así decirlo.
Un bufido de frustración se escapo de los labios de la joven.
- Iré por algunas hiervas medicinales, anciana Kioto.
- Esta bien. Tomate tu tiempo Kagome – Con un ademan de las manos, salió de la cabaña llevando consigo simplemente el arco y flechas.
Se dirigió al bosque retomando su búsqueda. El sonido de la naturaleza asemejaba la música para sus oídos.
Uno de los sonidos en particular llamó su atención. El gruñir de un animal en agonía.
A lo lejos diviso un bulto blanco recostado sobre las raíces de un Sauce. Con algo de precaución se acercó.
La sorpresa seguida por el miedo no tardaron en llegar, al encontrar un oso polar teñido por el carmesí de su propia sangre.
Nuevamente se arrimó alarmada por la salud del animal. Con delicadeza lo giro, observando con horror sus heridas.
Un trozo de madera y una cuchilla traveseaban su cuerpo desde el hombro derecho hasta la parte superior de su espalda.
La misma herida de su sueño. Al mismo oso. Una bestia blanca.
Instintivamente retrocedió tres pasos . Otra vez, aquel sentimiento la corrompió sabiendo que frente a ella se encontraba el asesino de varios miembros de su nuevo “hogar”.
Aun así, si podría hacerlo... Ella lo salvaría. Suspiro.
- Yo te salvare- Se acerco a la moribunda criatura pensando en la forma de ayudarlo – Esto te dolerá- El oso giro su cabeza, mirándola por primera vez, sus ojos carmesí perdían poco a poco la vitalidad. El oso gruño. La Miko tomó el extremo de la lanza, de un rápido movimiento tiró con su mayor fuerza hacia atrás. Cayendo de espadas sobre la nieve, arrastrando consigo el trozo de jabalina, teñido de carmín.
El animal gemía de dolor. La sangre fluía intensamente formando un notable charco a su alrededor , parecía tener vida esparciéndose rápidamente. El oso intento moverse sin logro.
- Quedate quieto- ordenó con inquietud la muchacha, preocupada por la cantidad de sangre. El oso obedeció, como respuesta gimió.
Ese era el momento de llevar a cabo sus conocimientos de sacerdotisa. Junto las manos , dejando fluir su poder, expulsándolo a través de sus palmas en una cálida luz color verde.
Con orgullo contemplo como la herida se cerraba, escondiéndose entre el blanco pelaje del animal.
-¿Que are contigo?- El oso lentamente se reincorporo quedando a su altura. Sus antes rojos ojos se tornaban zafiro, mientras el pelaje cubierto de liquido carmín brillaba, volviéndose completamente blanco.
La bestia agacho su cabeza que dando a escasos centímetros del rostro de la Miko. El cuerpo del animal volvió a brillar . Sobre sus hombros una armadura color plata se alzaba. En su cráneo el casco a juego se aferraba a la forma de la cabeza del animal.
Algo en particular llamo la atención de la joven. El brillo de una esfera color violeta en el centro del casco sobre la cabeza de la bestia.
La Miko frente al animal toco con la mano derecha la perla, al entrar en contacto con esta , una gota de cristal congelado callo tatuando el dibujo de un copo de nieve sobre la superficie de la perla.
Una estrella de nieve de seis lados . La insignia de las Tierras del Sur. En su cabeza resonaron las palabras dichas por una monótona voz.
“Pasaste la primer prueba. La prueba del Odio. Recuerda mis palabras corazón de miko. Los cuatro sentimientos. Las cuatro perlas. Odio, Traición, Soledad y... Amor. Recuerda lo. No son armas son parte de ti.”
El contacto se rompió. Los ojos de la joven se cruzaron con los de la criatura frente a ella.
En animal agacho la cabeza en un gesto de respeto y decisión.
“Soy Ionek” Fueron susurradas las palabras en su mente “La última bestia de Las Tierras del Sur” Levanto la cabeza , sus ojos se enfocaron en el rostro de la joven “Y tu...”
- Soy Kagome- El atisbo de un brillo se asomo en los ojos del animal.
“Tu eres... La última Dama de Las Bestias” Se formo una conexión entre los dos seres “Y yo soy tu compañero”

 

Ya volví jejje si tiran tomates a la cara no por favor! jjejeeje admito q tarde lo siento fue por perder el documento en la compu pero aqui les dejo el nuevo cap. de... ( Acá se escuchan gritos como "guauuuu" "miraaa" " daaale boludaaa" jjaja okok espero les guste...

Capitulo 7. Rencarnación y vida.​

Las Tierras del Norte. El Templo de los dragones de Piedra.​

​

_ Vamos pequeña, levántate - El gran oso blanco, reposaba en las raíces de un Sauce Llorón. Ladeando la cabeza, acerco el hocico a su torso, donde una miko de cabellos azabache dormía plácidamente. La muchacha no respondió - Vamos levántate – El animal acerco una de sus patas al rostro de la chica.

_Mm… no… - Kagome ladeo el rostro acomodando su cuerpo sobre el blanco pelaje del oso.

_ Levántate - El animal frustrado intento moverse para “despertar” a la muchacha,, que enojada proporciono golpecitos a su “cama” – Kagome… levántate, no me hagas hacerlo.

_ Mm… no molestes Ionek – Murmuro la chica moviendo la mano hacia un lado y otro, restándole importancia.

_ Bien. Tu lo quisiste – La luz violácea cubrió la figura del animal, el cuerpo de la joven cayo en las frias tierras, cuando a su lado apareció un pequeño cachorro de oso polar – Te dije que lo haría.

_ ¡Ionek! – Enojada, Kagome se levanto del suelo. Lentamente giro para observar a la criatura que seguía sus movimientos divertida, el cachorro bajo su cabeza apoyándola n las patas delanteras- Oh… Demonios, odio cuando haces eso – La azabache suspiro resignada. Cortos gruñidos se escaparon del hocico del oso – No te rías.

Perezosamente, la joven se levanto, observando con regaño al animal que lentamente volvía a su antigua forma.

_ ¿Por qué haces eso? Hace una semana que estamos juntos y no me lo has dicho – Cuestiono con curiosidad la azabache - ¿Por qué a veces eres un cachorro? – Ionek se acercó lentamente a su lado, emprendiendo nuevamente el camino a las tierras cercanas.

_ Nunca has escuchado mi historia ¿Cierto? – La voz del animal sonaba distante, hundida en sus propios pensamientos.

_ Si la escuche- Kagome poso una mano en su barbilla – Kioto me la ha contado, “La leyenda de las Tierras del Sur cuentan que cada 50 años un cachorro de oso, tradicionalmente polares, moría sin razón aparente en la noche. Cuando el último rayo de luna acariciaba el cuerpo, el animal se transformaba en un asesino, olvidando su antiguo yo. De cegada e inmaculada blancura, además de su asesina pero hermosa apariencia, las criaturas tenían la capacidad de congelar todo a su paso.
Se dice que solo los mas fuertes seres sobrenaturales lograban domar a las blancas bestias. Convirtiéndolos en sus compañeros. A ellos se los llamaban “Los Caballeros de Las Bestias”
Cuando una bestia no tiene compañero o caballero, se transforma. Sin alguien a quien proteger están no muestran razón de coexistir con demás bestias.
Con el paso del tiempo las bestias dejaron se renacer. Estas aparecerán nuevamente cuando un ser de inigualable poder pise las tierras. Aunque hacer ya 500 años la última Bestia Blanca murió.”

_ Si - El animal seguía caminando, enfocando su vista en el horizonte – Pero esa es solo una parte de la historia.

_ ¿Y que es lo que falta?

_ Debes conocer la diferencia entre “yo” y “mi cuerpo”. Esta es mi verdadera forma, este doy “yo”. Mi cuerpo físico es el de una criatura, un cachorro.

_Yo, no lo entiendo.

_ ¿Sabes? El primer caballero fue una mujer.

_ ¿Una Dama?

_ Si. El primer Caballero, una Dama de la Bestia. También la primer elegida de la Profecía. Una profecía que no logro cumplir. La profecía que acabo con su vida. La bestia decidió acompañarla. Su cuerpo físico pereció con ella, pero su espíritu permaneció. Su alma vago, hasta que uno de los guerreros más poderosos piso sus tierras. A través de los mas grande caballeros, su alma rencarnó.

_ Es decir… que… tu…

_ Yo soy la primer bestia pequeña. Recuerda mis palabras, tu eres mi compañera, y yo moriría por salvarte. Pero si tú mueres, yo moriré contigo.

_ Pero… ¿Por qué?

_ Tu eres la nueva elegida. La última y yo… - Orbes zafiro chocaron con chocolates - He esperado mas de 500 años por ti… Kagome.

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La joven de largos cabellos azabache caminaba por el bosque, su respiración se agitaba conforme las blancas esferas se escapaban de su muerto cuerpo de hueso y barro.
Las serpientes cazadoras desaparecían al alejarse demasiado del moribundo cuerpo de la muchacha.

_ Esto ha ido demasiado lejos – Las rodillas cedieron bajo el peso de un cuerpo sin almas – Aun… no… - El último exhalo escapo con la esfera restante. El cuerpo inerte callo.

El tiempo se detuvo, cuando el día oscureció. Su mente flotaba en la densa oscuridad.

“Kikio” - La monotonía de la voz se esparció a su alrededor – “Sacerdotisa de la Shikon no Tama”

_ ¿Dónde estoy?

“Este es el Limbo. Tienes una decisión que tomar, Kikio”

_ ¿Qué es lo que quieres?

“Debes buscarla”

_ A quien.

“A aquella que renació de ti. La portadora de tus almas. Debes encontrar a tu rencarnación. Esta es tu última misión”

_ No puedo hacerlo. Su poder es demasiado ahora. Mi sola cercanía en su dirección, hace que pierda almas. Aunque ella lo haga inconscientemente, ya no puedo moverme.

“Responde a mi pregunta ¿Aceptas tu misión?

_ Yo…. Si. Acepto – La sensibilidad inundo los sentidos de la muchacha. Un silencioso grito de dolor escapo de sus labios al sentir como huesos y carne crecían en el interior de un cuerpo vacío, las venas se expandían en sus extremidades, mientras la sangre corría por ellas.

Una lagrima recorrió el rostro de porcelana de la sacerdotisa al sentir su corazón volver a latir.

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El albino corría como si su vida dependiera de ello. La mitad de su vida dependía de ello. Los días transcurrían lentamente, cada uno de ellos ocupado en buscar a aquella perdida.
Su mente había divagado hasta perderse en el horizonte, cuando una serpiente color plata entro en su campo visual, y el corrió hacia ella.
El ambarino detuvo su caminar al sentir un nuevo olor. Sus dorados ojos de abrieron de sorpresa, ante la nueva presencia.

_ Inu… Yasha – La miko sonrió.

_ Kikio… - Frente a el se encontraba la sacerdotisa que amó… y que aun amaba. Una que murió, revivió y ahora frente a el sonreía – Estas…

_… viva – Una repentina seriedad asomo su rostro. El ambarino la observaba en estado de shock - Ahora dime… ¿Donde esta… ella?

_ ¿Ella? – La confusión apareció en sus pensamientos - ¿De que hablas Kikio?

_ Dime Inu Yasha, donde esta… Kagome – vivos ojos chocolates chocaron con orbes ambarinas llenas de tristeza y melancolía.

_ Ella… ella esta muerta.

_ No… ella esta viva y … debemos encontrarla.

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_ ¿Qué es esto…? Parece un templo . La azabache confundida observaba con atención al oso que a su lado caminaba.

_ Hemos llegado Kagome – El animal seriamente se detuvo metros antes del templo – Las tierras del norte. Kagome … Necesito que hagas algo.

Al mirar detenidamente, la miko se percato que frente a ellos un campo de energía se alzaba obstruyendo el paso al santuario. Dos estatuas de piedra, aparentaban las formas de dragones, escoltando cada lado del templo.

_ Destrúyelo Kagome.

La aludida asintió alzando las manos concentrando su energía en las palmas. La mitad del campo de energía se destruyo al hacer contacto con ella.
Un brusco movimiento los alerto al instante en que dos dragones de piedra habrían los ojos. Ionek se transformó mientras la piedra violase brillaba en su frente.

 

Hola OwO jeje lamento muchooo la tardanza, acepto insultos creativos jeje bueno volviendo aquí les dejo el nuevo cap. de... ↓

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Capitulo 8. Soledad (Parte 1).​

Las Obscuras.​

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— ¿Aceptas? Recuerda… – Comenzó el yukai azul.

—… que no habrá marcha atrás… – Continuo el demonio rojo.

—... Hasta que seas lo suficientemente fuerte – Acabaron ambos al unísono.

La azabache se tensó observando ladina al bosque que los rodeaba. A su lado el animal de blanco pelaje asintió acercando su cuerpo a ella.
Un deje de melancolía asomo en los ojos chocolate de la joven.

— Yo…

Flash Back​

Las imágenes de piedra que custodiaban el templo abrieron los ojos, ambas tornadas en los colores rojo y azul.
Ionek se relajo dejando brillar nuevamente su armadura. El dragón color rojo enfoco su vista en la azabache que los estudiaba frunciendo el ceño.

— La nueva elegida… – Comenzó la bestia de rojas escamas.

—… A llegado – Acabó su compañero al tiempo en que ambos bajaban de los pedestales de roca maciza.

La luz invadió las figuras de los seres que comenzaban a brillar disminuyendo su tamaño hasta una forma humanoide. Kagome cerro los ojos, cegada por la luz, frente a ella se encontraban dos jóvenes que aparentaban 25 años.
Los yukais de finas fracciones y cuerpos fornidos eran exactamente iguales, aun asi mientras el primero, de largos cabellos escarlatas y ojos del mismo color diferenciaban a su hermanos de profundos ojos azules que acompañaban las hebras zafiros que mantenía amarrada en una coleta alta.

— ¿Quienes son ustedes? – Pregunto Kagome acercándose a Ionek.

— Nos presentamos. Soy Aoi – El yukai de cabellos azules acercó un paso a ella.

— Akai – Su hermano de mirada escarlata se acercó a su lado.

— Guardianes de Tera na Ishi – Aoi inclino la cabeza en señal de respeto siendo seguido por su hermano. Kagome repitió el gesto sonriendo amablemente – Maestros Kyuu Yukai.

Los hermanos dieron media vuelta en dirección a la entrada del lugar, Aoi la observó de reojo sonriendo.

— Sea bienvenida al Templo de Piedra. Oculto bajo el Bosque del Dragón.

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El templo hecho de roca maciza, poseía decoraciones en oro y plata que asemejaban llamas. Las grandes puertas caoba ocultaban una gran construcción que se dividía en largos pasillos que separaban diversas habitaciones.
La azabache observaba con detenimiento cada rincón del lugar llevando en brazos un blanco cachorro, frente a ella los hermanos dragón caminaban lentamente.
Los yukais detuvieron su caminar frente a la entrada de una nueva habitación, más grande que las anteriores. Aoi posándose delante de la entrada estiro los brazos abriendo de par en par las puertas de madera decoradas con piezas de plata.

— Los sacrificios de la Diosa de la guerra y paz – Akai giro de lado observándola con seriedad – El santuario de la Elegida.

Kagome entro en la hitación. En el centro del Tera, se encontraba un pequeño cuadrilátero en el cual parecían realizarse luchas cuerpo a cuerpo, Kagome volteo sorprendiéndose al ver por todo el recorrido de las paredes, colgadas imágenes pintadas en papiros.
Ocho marcos bordeaban las paredes. Cada pintura mostraba a una mujer, frente a cada cuadro se encontraba una estantería en la cual reposaba un arma distinta.

— ¿Qué es este lugar? – Pregunto Kagome posándose frente al primer cuadro en el cual se encontraba pintada la imagen de una guerrera. La joven del cuadro aparentaba unos veinticinco años, de largo cabello escarlata amarrado en una larga trenza que flotaba con el viento. La guerrera de armadura color plata se encontraba parada sobre un monte, a su lado, reposando sobre sus cuatro patas se mantenía un gran oso de negro pelaje, con una pesada armadura color cobre - ¿Acaso ella es…?

Ionek observaba con detenimiento la imagen. Frente al cuadro sobre la pequeña estantería reposaban dos abanicos de plata.

— Ellas son tus antecesoras, las primeras elegidas – Aoi caminaba alrededor de la habitación detallando cada imagen junto a su arma. Kagome detuvo su inspección en la última imagen en la cual se veía a una joven de cabellera azabache, con una gran capucha montada sobre un oso polar.

— ¿Acaso esa…? – Kagome se acerco a la imagen, tocando el fino papiro con el dedo anular

— Eres tu – El joven de ojos azules se acerco a su lado sonriendo – Cada una de ellas pasó por este lugar.

— ¿Qué hacían ellas aquí? – La azabache contemplaba cada arma frente a ella, entre las cuales diviso, un abanico, una alabarda, un arco, dos cuchillas, una pluma, una kunai y una flauta.

— Nosotros fuimos los encargados del entrenamiento de las elegidas. Fortaleciendo tanto el cuerpo como el espíritu. Aun así muchas no lograron completar esta prueba.

— ¿Qué ocurre cuando no logran terminar la misión? – Kagome mantenía la cabeza gacha. Akai poso una de sus manos sobre la imagen de una de las elegidas, para luego girar quedando frente a la joven.

— Un entrenamiento de dos años, el tiempo transcurriendo de la forma mas lenta, 730 horas de totalidad en la realidad. Las elegidas son las almas más puras, pero cuando la pureza se corrompe su espíritu se destruye. Cuando sus almas se oscurecen es necesario sellarlas, hasta que la Profecía se cumpla y ellas sean liberadas.

—
¿Y que ocurre si el sello se rompe? – La azabache mantenía fija la vista en ambos hermanos que la miraban con seriedad.

— Una Obscura surge.

Fin de Flash Back​

Akai la observaba con seriedad.

— ¿Aceptas el entrenamiento… Kagome?

La azabache alzó la cabeza contemplando la luna, sintió a si lado a Ionek acercándose a ella. Kagome tomó una decisión.

— Acepto.

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