Este mundo, es mi mundo, mi pesadilla ¿Por qué? Fácil de responder, he estado encadenada a unas reglas desde que nací, a decir verdad ni me van ni me vienen, siento que estoy muerta, pero si embargo estoy aquí contando mi historia. Mi nombre es Layla, soy rumana, tengo quince años, llevo el cabello largo, liso, hasta más debajo de la cadera y dorado como los rayos del sol mismos. Mis ojos son azules como el mar, mi nariz perfecta, mi voz fina y melodiosa como ninguna otra, mis labios color rojo sangre, mi cuerpo es de 90-60-90,lo sé, unas curvas perfectas, mi piel es pálida, tersa y suave, mido 1:60. Me gustan las tardes lluviosas, el chocolate, una buena novela de amores platónicos, el mar, caminar por las calles sin que haya gente, escuchar música clásica, estar sola, cocinar, los perros, gatos, especialmente los zorros, los conejos y tigres. En la escuela sólo saco excelentes, soy la típica "doña perfección". Mi carácter es de una chica fría, arrogante, calculadora, egocéntrica, suelo aparentar no tener emociones, endemoniadamente bella y todo chico que me ve se muere por mí. También soy extravagante y distante, no me importan los demás, me dan igual. Mi familia, es rica, sí, además de "doña perfección" asquerosamente rica. Mi padre es dueño de las empresas más importantes del país, mi madre la abogada más cotizada. Ellos se conocieron en un crucero por España, dos familias forradas que estaban más que felices con unir a sus hijos en sagrado matrimonio, lo extraño es que se gustaron, los dos tenían la misma personalidad. De ahí vino la mía. Ahora estoy estudiando en unos de los institutos más prestigiados de Inglaterra, he ingresado con facilidad sacando un nueve en el examen de admisión, una nota baja para mí, pero… a decir verdad no tuve tiempo para estudiar, con las vacaciones de verano y el "novio" español que mis padres me asignaron. Su familia es un poco más rica que la nuestra, el chico es guapo no lo negaré pero… es pesado, maleducado, chulo, mujeriego, posesivo, agresivo, engreído, presumido. Esta loco por mí se le nota, espanta a cualquiera que se me acerca. Su nombre es Javier, rubio apagado, peinado estilo Justin Beaber, ojos marrones, de mi misma estatura,"mester musculoso", moreno, pero más tonto que un gallo. Las vacaciones de verano se me hicieron muy pesadas, Javier me seguía como perro faldero por todas partes ¡Sólo faltaba que me siguiera al baño y a dormir! ¡Es desesperante! El y sus amigos se creían que con sus sonrisas de comerciantes de pasta dental me iban a conquistar, si a penas conseguían que los mirara con el rabillo del ojo. Muy equivocados estaban, solo me repugnaban, hasta se peleaban entre ellos por las chicas del barco. Visto así el futuro de mis vacaciones soborné a los doctores del barco para asignarme una enfermedad y ayudarme a aparentarla durante el resto de las vacaciones en el lujoso buque. Así pase el resto de las vacaciones encerrada en mi cuarto leyendo mis libros favoritos, pero no todo es un camino de rosas tuve que aguantar las asfixiantes visitas de las amigas "preocupadas" de mi madre, unas viejas cuarentonas que no tenían nada mejor que hacer o no sabían nada más que fastidiar. Repugnante. Además la familia de mi "novio" estaba a punto de pedirle la mano a mi padre y el muy ridículo de Javier babeaba cada vez que me veía. Analizando mejor las cosas, mis futuros suegros, encantados conmigo y por qué no decirlo, con mi dinero y mi capacidad para triplicarla, desde mi punto de vista, simplemente, patético. El patético de mi "novio", a pesar de "estar enferma" todos los días venía a mi cuarto y me traía algún presente que yo luego tiraba, soy cinturón negro y a decir verdad ya estaba pensando en como pegarle una paliza, no me interesa si luego su familia me demandase, como ya he dicho no me importan los demás no me importan en lo más mínimo. Mi corazón es de hielo y mantendré la calma, un ser tan miserablemente patético como él no es digno de siquiera mirarme o tocarme, no me rebajaré a su ignorante nivel. - Layla ¿Deseas algo más mi amor?- patético, ni siquiera nota que lo estoy evitando, solo sabe arrastrarse- - No gracias, ahora solo quiero estar sola, estoy algo cansada- le respondo intentando no asesinarle con la mirada y que no note lo asqueada que estoy con su presencia- - ¿Deseas soledad mi amor? ¿Acaso no te es grata mi presencia? ¿No me amas? Pues que se te meta algo en esa cabecita de oro tuya, amor, TÚ SOLO ERES MÍA Y DE NADIE MÁS Y SI TE GUSTA OTRO LO MATARÉ ¿ME OÍSTE?- gritaba Javier desesperado- De un salto se puso sobre mí, aprovechando mi impresión, comenzó a desvestirme, a tocar y lamer todo lo que sus asquerosos ojos veían. Cuando salgo de mi impresión reacciono por acto reflejo y le pego un fuerte puñetazo en el estómago. Por la fuerza del golpe da un golpe seco en el suelo, retorciéndose de dolor, pareciendo así que no le llega el oxígeno, mientras yo me río en su cara disfrutando enormemente mi venganza. Cuando noto que ya puede respirar, voy corriendo a buscar un médico para que lo traten, el infeliz se merece la muerte por lo que acaba de hacerme. Corro por los pasillos del lujoso barco donde me encontraba de crucero poniendo mi mejor cara de desesperación. -Auxilio…auxilio…auxilio, un médico por favor, necesito un médico- la gente se gira para mirarme, mi actuación es perfecta- --Señorita Layla ¿Pasa algo?- me pregunta un doctor de mediana edad con gafas, canas, bata blanca, que vestía como mi abuelo- -Por favor ayúdeme, a Javier lo atacaron, esta muy mal- bastó con empezar a fingir llorar para convencer al hombre- Cuando entramos a mi recamara el doctor se quedó de piedra, mientras yo no cabía de la dicha, ver torcerse de dolor y tendido en un charco formado por la sangre que escupió por la boca mi violador, la imagen era grandiosa a mis ojos. -Tú…maldita zorra… ¿Cómo te…cogh cogh… te atreviste?-me sonrío más cuidando que el doctor no me vea, mi "novio" lo ve y pone una tremenda cara de espanto, yo me sonrío todavía más- -Doctor ayúdelo esta delirando- digo yo sujetando por la manga al hombre para hacerlo salir de su espanto- -Hija mía pero ¿Qué ha pasado aquí? Unos tripulantes me dijeron que estabas corriendo y pidiendo ayuda por todo el barco- de repente llega mi madre, a ver si puedo sacarme de encima al insecto con mi buena actuación- -Mamá…mamá, lo atacaron, no he visto quien, el cuarto estaba a oscuras y de repente entras unos hombres e intentan atacarme y creo que Javier escuchó el grito, pero cuando llegó no fue capaz de hacer nada, se quedó paralizado- me tiré a los brazos de m madre fingiendo llorar, cabe aclarar que yo no puedo llorar, mis lágrimas se han secado hace mucho.- -¿Pero…por qué?-preguntaba mi madre sin poder creerse la situación y poniendo cara de preocupación por el insecto- -No lo sé mamá…tengo miedo…he sido yo quien tuvo que protegerlo a él y eso que no tuve tiempo de encender la luz-hay que ver hasta donde tengo que rebajarme para escapar de rositas de un insecto, tengo que replantearme mi carácter.- -Disculpen , pero escuché la conversación y en efecto el joven Javier fue golpeado muy fuerte, tiene tres costillas rotas y lo más importante es que lo acabaron de un golpe-decía el médico después de revisar a su paciente, mientras mi madre lo miraba esperanzada, como si eso podría hacer que el insecto saliese bien librado. Yo deseaba que no pudiese tener hijos jamás.- -Doctor, el chico… ¿Podrá…podrá tener hijos?-pregunta mi madre mirando todavía más esperanzada al médico- -Sí, mi señora afortunadamente sí-¡Rayos, fallé!-pensé- Los asistentes llegaron y se llevaron a mi "novio
Capítulo 2 Ahora ya estoy más tranquila, el insecto de Javier a desaparecido de mi vista, el sol brilla, los pescadores pescando y mi vida sigue siendo un asco. ¿Por qué? Mi madre no para de presionarme para que vaya a ver a mi "novio", "para cuidarlo y alegrarle el día", como dice mi madre, ella es el tipo de mujer antigua, la que da consejos a su hija para ser una buena ama de casa, cuidar de su marido y blah, blah, blah, un montón de teoría que me hace cada noche aparte de la segunda parte en donde me habla de estar siempre con gente de mi mismo estatus social. Vaya asco, y encima una pérdida de tiempo, lo que tengo que aguantar por un repugnante insecto tan vil. Después del "incidente" me dieron un cuarto nuevo en la zona más vigilada del gran buque donde estábamos de crucero. Javier se está recuperando, mala noticia para mí. Al fin y al cabo prefirió hacerse la víctima que decir la verdad, pero… sus padres le impusieron unas clases intensivas de autodefensa como si con eso pudiese derrotar a su "agresores" alguna vez. Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue llamar a mi amiga Elena. Ella es un chica simpática, agradable, sonríe mucho, demasiado en mi opinión, pero es mi amiga desde la infancia y la quiero mucho, es buena estudiante, inocente, hasta cierto punto, pacífica y mediadora de conflictos, muchas veces me ha salvado de una expulsión segura. Ella es igual de alta que yo, cabello negro como el ébano, largo y liso, ojos de chocolate, labios de cereza y curvas perfectas, las dos chicas más cotizadas de todas las escuelas que hemos pisado hasta ahora y han sido muchas, ella es la única que ha sabido aguantarme y comprenderme, es igual de rica que yo, pero no por eso somos amigas aunque eso es un paso para poder movernos libremente a los ojos de mi madre y evitarme así una pelea con ella. Pasamos los últimos quince días de vacaciones en la piscina de mi jardín, es grande, verde y alrededor de la piscina hay diferentes zonas de descanso, sillas, mesas y sombrillas. Los últimos días de vacaciones pasaron y con ellas la llegada del instituto. Nos fuimos a Londres para estudiar, alquilamos un piso y nos mudamos ahí. Al llegar al gran liceo, yo y Elena le dimos una vuelta de reconocimiento, era grande, imponente y sobre todo con una arquitectura parecida al gótico. Alrededor grandes jardines con diferentes fuentes y esculturas lo rodeaban, junto con una valla de rosales con espinas. Por dentro unos pasillos amplios, suelo de mármol, grandes ventanales de rosetones con el dibujo del emblema que el instituto llevaba, una rosa blanca y dos espadas cruzadas para protegerla. Todo el mundo que pasaba traía uniformes, las chicas tenían un saco verde con una camisa blanca por debajo cerrada hasta el cuello, en la parte inferior una falda hasta la mitad del muslo a cuadros con diferentes tonos de café, unos calcetines negros y unos zapatos planos, pero yo ese día llevaba tacones negros igual que Elena y los chicos llevaban simplemente un traje negro cerrado con la chaqueta del uniforme hasta arriba. La primera hora de la mañana dio principio con el sonar de la campana, a mí me tocaba matemáticas y a Elena biología, la única hora en toda la semana que no nos tocaba juntas. Llegue y eché un vistazo a los que desde ahora en adelante serían mis compañeros, todo normal, hasta que lo vi, sentado en el último pupitre del fondo de la clase había un chico muy delgado y de apariencia frágil y vulnerable, parecía que se rompería en cualquier momento, sus cabellos lacios y ondulados eran de un negro intenso, caían cual cascada por sus hombros y espalda los cuales parecían tallados por la perfección misma, pero… ¿Y sus ojos? ¿De qué color eran sus ojos?, no podía verlos, su flequillo me privaba de tal deseo, sus labios de cereza entre abiertos me incitaban a probarlos, mientras detallaba minuciosamente los rasgos de aquel chico que tanto mar de emociones en mí provocaba busqué un sitio lo más cercano a él que podía encontrar para seguir perdiéndome en sus curvas y poder grabarlas con fuego en mi mente, pues estaba segura que mis ojos no verían cosa más bella y perfecta en todo lo que me quedaba de mi vida mortal. - Señorita Bordeanu, señorita Bordeanu, conteste!- me saca de mi ensimismamiento el llamado desesperado de mi tutor probablemente al verme distraída- -¡Qué¡- respondo de mala manera, a mí nadie me alzaba la voz- El señor Granwich, mi tutor, es un hombre con el pelo blanco, medio calvo, robusto, con un aliento que sería capaz de matar a un dinosaurio, gafas que siempre se acomoda sobre la nariz para así mirar por encima de ellas de mala forma a los alumnos que regañaba y vestía como un abuelo de ochenta años. - Señorita, será mejor que controle su tono de voz o no respondo- el profesor ya estaba fuera de sus casillas y rojo como un tomate por la furia provocada de mi osadía- -Y también la clase entera estará mejor si controla su alieno capaz de matar a un dinosaurio pterodáctilo- contesté mordaz lista para la batalla- -¿ Acaso quiere suspender señorita Bordeanu o es qué no le interesa mi lección? Porque si ese es el caso…¡Vallase de mi clase o resuelva este problema de la pizarra!-el profesor no lo sabía pero tenderme esa tiza era como condenarse a una humillación infernal, ya había ganado la batalla- Cogí la tiza de la mano del profesor que se sonreía triunfante, al empezar a plantear y resolver el problema me aseguré de que nadie entendiera el razonamiento y el desarrollo, que solo el resultado fuera entendible. Acabé y miré la cara de tonto que se le había quedado al profesor, ahora era mi turno de reírme y darle el golpe de gracia a Granwich. - Dígame profesor ¿ Está bien? - le pregunto en tono de burla- -E…e… está bien-ya firmó la condena- -Por si no le han informado, yo no soy una alumna de bajo rendimiento, como usted estará acostumbrado, y si estoy aquí - levantándome de la silla para retirarme - no es por mi dinero, es por mis capacidades, en el examen de admisión saqué un nueve y si no me cree, compruébelo, ¿Dígame, podría hacer usted lo mismo?-con esto último es profesor se derrumbó en la silla con cara de espanto como si hubiera visto a un fantasma, y yo me marcho del lugar sin mirar atrás ni siquiera responder podía-al salir de la in situación me monté en mi convertible negro y me fui cuidando de que no me vea algún policía, pues no tenía carnet.
Capítulo 3 Llegué a mi lujoso apartamento que alquilé junto con mi amiga Elena, el suelo era de mármol, blanco y brilloso, el salón era finamente decorado de rojo y blanco, la cocina de un suelo color negro y los muebles blancos, mi cuarto de blancas paredes, negros muebles y sábanas, el baño de suelo negro y los complementos de azul, el cuarto de mi amiga de blanco suelo y muebles morados. Me tiré en mi cama matrimonial y me fundí con el blando colchón. Involuntariamente pasó por mi cabeza la imagen de mi nuevo compañero, vino cual pájaro sobrevolando el cielo de mi mente que de por sí ya era gris me había metido en una niebla de confusión que no parecía tener fin, y de por sí ya no bastaba con un enorme dolor de cabeza, el viento de mi tormenta traía con sigo una pregunta imposible de responder ¿Qué me pasa con ese chico? Horas enteras me pasé pensando la respuesta sin conseguir más que un dolor intenso de cabeza. Cuando me di cuenta que las clases habían acabado hace mucho salí como alma que lleva al diablo, me monté en mi coche y aceleré a 200 kilómetros por hora hasta llegar a la institución donde estudiábamos. Busqué a Elena por todo el instituto pero nada. Pensé en ir a buscarla por la calle para disculparme por la tardanza, cosa que no es muy común en mí. Un grito proveniente del patio trasero me sacó de mis pensamientos, arranqué a correr a tota la velocidad que mis piernas me permitían, tardé en llegar como unos 38 segundos pero para mí eso fueron los momentos más largos de mi vida. Estaba muy preocupada por mi amiga, aunque, el grito que escuché no era suyo. Al llegar a mi destino me quedé de piedra, un escalofrío me recorrió toda la espina dorsal. Mi amiga cruelmente sujetada por los inmundos amigos de Javier y él golpeando a un chico !¿ A un chico¡? Un momento pero si es... pero si es... el chico de esta mañana... el culpable de tan terrible dolor de cabeza... el chico que me maravilló con su belleza. Una vez pasado el escalofrío muchísima adrenalina empezó a recorrer mi cuerpo y con ella la furia acompañada de la cólera, sentía muchos cosquilleos en mis manos deseosas de golpear algo así que las cerré fuertemente, me fui acercando poco a poca a mi presa cual depredador hambriento que todavía no notaba mi presencia y soltaba un montón de insultos hacía al chico en el suelo tendido con su propia sangre inconsciente mientras que el otro le seguía pateando fuertemente el estómago. Todo mi ser quería ver su sangre esparcida por el suelo y sufriendo como insecto al ser asesinado lentamente. Llegué a espaldas de mi presa, puse una mano en su hombro haciendo así que se girara y antes de que pudiera emitir algún sonido o hacer cualquier mueca le encajé un puñetazo tal que se calló como unos tres metros hacia atrás de espaldas, en ese momento debía tener la apariencia de un demonio, en este tipo de situaciones mi fuerza y velocidad se triplican. Al ver tal suceso los amigos de Javier soltaron a Elena e intentaron salir corriendo, intento fallido, me les adelanté y de un salto les propino a los dos una patada que callen cual tonelada de acero al suelo de cara. -¿Estás bien Elena?- le pregunté una vez haya podido tranquilizarme y poner una mejor cara mientras me cercioro del estado de mis víctimas, no quería que por un descuido mío les pasara algo más, vaya si este chico logra tal efecto en mí ¿Cómo sería teniéndolo más cerca? , será mejor que deje de pensar el sandeces, en efecto los babuinos se habían quedado inconscientes- -Sí Layla, pero Javier le pateó el cráneo y está inconsciente, mira cuanta sangre a perdido- mi amiga le estaba dando a mi tormento los primeros auxilios- -¡¡¡¿¿¿Qué!!!???- respondo ya fuera de fuera de mí, pues sentí que encima me había caído un balde de agua fría- Me acerco al chico para revisarlo, es un alivio solo estaba inconsciente, pero con una seria herida en la cabeza. Miro más adelante y me encuentro con una piedra llena de sangre, era imposible que una herida como la que tenía fuera causada por una patada, era un verdadero milagro que solo estuviera demasiado, me fijé también en otra cosa sin querer, estaba demasiado delgado ¿Será que no come bien? -Elena, ayúdame a cargarlo, la enfermería del instituto está cerrada y el hospital queda demasiado lejos, moriría desangrado, así que nos lo levaremos a casa- dije yo mientas me sacaba la chaqueta del uniforme para luego ponérselo con cuidado en la zona afectada de la cabeza- -¿Y los demás?- preguntó mi amiga señalándome a los tres desgraciados- - Pues, muy a mi pesar me temo que no están muertos, que se las apañen, ya son mayorcitos- - ¡¡ Layla!!- mi amiga encaró una ceja y se me estuvo mirando un rato, probablemente pensando en mi imagen detrás de unos barrotes en la cárcel- - Feh, ayúdame a cargarlo- me limité a decirle a mi amiga- Lo cargamos hasta mi coche, puse al chico en los asientos traseros junto con Elena y arranqué. Al llegar a mi apartamento abrí la puerta con una patada y con el chico en mis brazos y lo llevé a mi habitación, Elena al ver tal acción creo que se quedó algo perpleja, pero me juego el pellejo a que no se quedará con las ganas de preguntar. Lo acomode en mi cama y acto seguido me dispuse a revisarlo mejor y curarle las heridas, también tenía los labios partidos y una costilla rota. Mientras lo hacía una pregunta rondaba por mi cabeza sin césar ¿De qué color serían sus ojos? Una pregunta un tanto estúpida para una persona como yo. Terminado el trabajo fui a darme una larga ducha pues estaba empapada con la sangre del chico y también para poder despejar mi mente. Estuve en el baño un buen tiempo mientras Elena vigilaba el estado del chico, era glorioso tenerlo tan cerca, salí de mi baño con una bata blanca puesta, cogí una Fanta de la nevera y me volví a mi cuarto. -¿Sigue sangrando?- intenté sonar lo más indiferente que me fue posible, aunque seguramente mi amiga desde la infancia estará atando cables y pensando en el interrogatorio que me va a poner- - No, ya no, en unas horas despertará- mi actuación no sirvió de nada, entendió a la perfección la indirecta- - ¿Tienes hambre? - intenté cambiar el tema- - Aun no pero dentro de poco sí- Elena de la nada parecía algo angustiada- - ¿Qué pasó?- ya no podía más tenía que preguntar- Al preguntarle se hechó a llorar amargamente en mis brazos, ella a diferencia de mí era muy sensible y yo, por mi falta de experiencia consolando a las personas, solo atiné a abrazarla protectoramente y darle unas palabras de aliento, las mejores que me han salido en mi vida, para lo que sea que haya pasado- -Ya pasó, ya pasó, desahógate, estoy aquí, ya nada pasará- todo intento mío para calmarla era en vano, no parecía calmarse con nada- -Estábamos… estaba…tu novio…Javier… interrogándome- intentaba hablar entre sollozos y grandes bocanadas de aire para no ahogarse en su llanto- por si… por si… te gustaba otro… se puso violento… cuando… cuando le dije… que… no lo sabía… y… el chico este estaba cerca… y… vino a ayudarme…y… y… lo acabaron apaleando por mi culpa, ¡Fue mi culpa Layla! ¡¡ Fue mi culpa!! Lo siento… lo siento…Layla, por favor perdóname- Elena se estaba ahogando en sus propias lágrimas y yo me estaba enfureciendo cada vez más- - No, no fue tu culpa, Elena mírame, todo es culpa de Javier, y este chico… hare que pague cada una de sus heridas, oye ¿Qué tienes aquí?- al levantarle el mentón para que me mirara me encuentro con unas marcas de dedos en las rosadas mejillas de mi compañera -¿ Él te hizo eso? -…- - ¡¡ Responde!!- le demando sin levantar la voz- - Ssí- responde Elena con un hilo de voz temblando- Yo por mi parte me zafó de mi compañera e intento contar hasta diez para poder calmarme, pero en vista que no lo consigo al llegar a nueve me cambio de ropa rápidamente y me salgo por la puerta del apartamento sin poder evitar dar un portazo que resonó en todo el edificio, junto con el grito desesperado para que volviera de mi amiga, salgo corriendo para que ella no logre alcanzarme, dejándome yo llevar por un ataque de furia y de cólera que solo parará con mi venganza por mi amiga y el tormento más grande y bello de mi vida.
Capítulo 4 Salí a la calle, Londres es una ciudad bastante visitada en verano y primavera, pero ahora estamos en otoño y la temperatura de esta noche es extrañamente baja, debido a ello no había casi gente circulando por las luminosas y anchas calles. El cielo esta noche esta muy nublado y son casi las diez de la noche, el aire era fresco pero pronto con la lluvia fría será congelado. Eso a mí no me afectaba, lo único que yo deseaba era hacerle pagar a ese infeliz el sufrimiento de mi amiga y mi nueva conquista. Una gota de agua me sacó de mis pensamientos y pronto la seguirán más. Al rato empecé a temblar porque mi vestimenta de esa noche no era la adecuada, llevaba una chaqueta negra de cuero pegada al cuerpo que solo me cubría desde cintura para arriba, abierta, por debajo una camiseta de tirante bastante escotada, blanca, una minifalda de cuero del mismo color que la chaqueta y por último unos finos tacones con detalles de flores hechas a mano con fina tela, negros. Camine largo tiempo por la gran ciudad hasta que finalmente llegué la departamento de mi “novio”. Lo bueno de todo era que nuestros padres no estaban aquí, si no mi madre me hubiera reprochado y hasta desconocido como hija por mi conducta “horrible”, a ella le basta con que sea rico y guapo para venderme a cualquiera. Vaya madre, de todas las que hay en el mundo me tenía que tocar a mí ¿Por qué yo? Esta claro que mi vida es un camino de sufrimiento hasta la muerte. Todo en el gran edificio lujoso esta en penumbras por los grandes ventanales se puede observar la ciudad atacada por la frívola tormenta igual que mi corazón, ya ni siquiera puedo pensar con claridad, esa rosa negra es mi droga más letal tanto como para hacerme pasear cual fantasma por protegerlo, así rogar en silencio por la paz de mi atormentada alma con el propósito que los Dioses borren mis pecados de sus largas listas. Entré sigilosamente en el lujoso apartamento, del cuarto principal se oían grito se lujuria sin césar, sabía que este chico no traería nada bueno a mi vida, al parecer, se ha rendido y desahoga su fracaso para con migo en otras, algo muy bajo, así que el mujeriego no sabe perder se cree que un intento suyo nunca llegará a fracaso, pero yo soy completamente diferente de las prostitutas con las cuales se acuesta él ¿Cuánto les pagará? Seguramente una fortuna. Me escondo entre las sombras para disponerme a esperarlo pacientemente para poder darle un final merecido y así vengar el sufrimiento de mi amiga junto con el de mi bella rosa negra. Cuando al fin las mujeres se van y nos dejan a solas yo me salgo de las sombras cual asesino profesional que ha estudiado por meses las actividades de su víctima. Cerró la puerta tras ellas firmando de esta forma su sentencia. Me encamine hasta él, le puse una mano en el hombro y cuando se giró le pegué tremendo puñetazo en la nariz tanto que se cayó sobre una mesita de cristal que había cerca pero no antes de dar tres vueltas sobre sus talones como títere atontado, me le acerqué con pasos felinos, lo levanté por el cuello y le propiné otro golpe, esta vez en el estómago. Tal era mi furia que podía sostenerlo con una mano sobre mi cabeza, le aflojé el agarre y cuando calló sobre sus rodillas le propiné una patada estilo kung-fu en la cabeza con la cual se había quedado inconsciente, por mi parte no acabo de saciar ni de empezar a satisfacer mi deseo de venganza, las imágenes de mi amiga siendo abofeteada creadas en mi cabeza junto con mi bella rosa cubierta por su propio líquido vital me llegaban a la mente cual remolino provocando que la vista se me nuble y vea en un solo color, el de la sangre, mi preferido junto con el color de la muerte, el negro, con ello una subida más grande de adrenalina y el deseo de matar es casi incontenible. Lo pateé hasta que finalmente veo que esta inconsciente y tendido en un mar de so propia sangre, ninguna parte de su cuerpo se escapó de la dolorosa tortura, especialmente la cabeza y algunos bufetazos por el sufrimiento de Elena. De tanta furia y cólera no me di cuenta de la cantidad de sangre que el maldito derramo por mis golpes bien merecidos que se los tenía. Encendí la luz para ver que tan malherido estaba, el cuadro para unos era horroroso y me llamarían asesina profesional, pero para mí era una oleada de placer al verlo tendido en el suelo, con la cara partida, dientes a su alrededor y muchos moretones, hinchazones en la zona agredida y trozos de cristal pertenecientes a la mesa anteriormente rota con mi primer golpe. Cuando volví a la realidad busqué por el gran apartamento el baño, le dejé al lado algunas cosas como vendas y pinzas para poder extraer de su cuerpo los restos de cristal junto con un baso de agua, en dos días se pondrá bien aun que necesitará una operación estética para volver a tener el rostro como antes, mala hierba nunca muere. Con ese pensamiento volví a mi casa, por el camino dos preguntas no paraban de molestarme a las cuales solo obtendría mi respuesta cuando el chico despertaría ¿ Cuál sería su nombre? Y ¿ De qué color serían sus ojos?. ¿Qué me pasa? Si este es un capricho, es el más obsesivo que tuve nunca. Lllegué por fin a casa, temblaba como gato en la lluvia y solo me faltan las orejas, la cola y el olor para serlo. Todo el apartamento estaba oscuro así que dedujé que mi amiga estaría ya durmiendo, cerrè la puerta cual adolescente que no quería que sus padres se enterasen de la ausencia de su hija para ir a una fiesta prohíbida. Muy equivocada estaba si creía que me podría escapar de los agudos oídos de mi amiga. -¡¡¡Layla!!!- el grito de mi amiga hecha por la borda cualquier esperanza para poder escapar viva de la bronca esta noche- -No es mi sangre- le contesto al ver que se ha quedado pálida hasta al punto de parecer un fantasma- -Layla, pero que has hecho- mi amiga de repente me abraza y comienza a llorar en mi hombro las lágrimas que yo no puedo, machándose así con la sangre de mis ropas, también tengo un poco de miedo por lo que hice ahora que lo pienso con cabeza fría, pero jamás lo mostraré- -Está medio vivo-contesto abrazándola y acariciándole los largos cabellos ébano para que deje de llorar- -Layla, no tenías porque hacerlo-no me lo podía creer, la bondad de Elena no tiene fin- --Estás llena de sangre-Elena me inspeccionaba con la mirada para ver si tenía alguna herida, afurtunadamente no tenía ninguna- -Me daré una ducha ¿ Puedo útilizar tu baño? la verdad no se como no me han encerrado hasta ahora, yendo en plena noche por la calle y con las ropas llenas de sangre, ten,iendo toda la pinta de una sádica asesina, y eso que me han visto tres coches de patrulla- Ella me hizo una señal de asentimiento después de la cual salgo corriendo para mi cuarto a coger una muda de ropa limpia, pero no sin antes admirar las finas facciones de mi ángel y dejarme atrapar por sus encantos con un descarado beso sensual robado en los labios sabor a fresa. -Elena, ven un momento- -¿Qué pasa?- -¿No crees que deberíamos quitarle el uniforme?- al decir esto en mis labios se forma una sonrisa un tanto extraña que no pasa desapercibida por mi amiga- - Y ¿Qué se supone que le vamos a poner? ¿Una falda?- mi amiga dijo eso con mucha inocencia mientras yo sí que me lo imaginé con una fala pero deseche la idea a los dos segundos de haberla pensado- - Le pondremos una de mis batas de baño- Elena estaba roja a más no poder y yo algo ruborizada, creo que yo también tengo algo de vergüenza por la situación- - Vale- dijimos las dos al unísono tragando grueso mientras nos preparábamos mentalmente para lo que venía- - ¡Manos a la obra!- dicho esto apagamos la luz para poder cambiarlo- Con pasos lentos me voy acercando, mi corazón late descontroladamente tanto que hasta Elena se da cuenta y nos deja a solas, poco a poco siento como la vergüenza que antes tenía desaparece para dar lugar a una pasión que arde la yema de mis dedos por sentir un poco de la porcelana piel que este chico aquí yace en mi cama como un bello durmiente, me acerco más, los débiles rayos de la luna ya visible en el cielo estrellado de la poca noche restante entran por la abertura de las cortinas permitiéndome aun que no sea con toda claridad ver el rostro de mi bello ángel caído, me hacerco hasta quedar ante él y le acaricio suavemente el rostro para luego prenderme desesperadamente sus labios golpeados pero finos y entreabiertos como invocándome para probarlos, quiero sentir más, tiempo pasó desde que beso, lamo y muerdo suavemente sus labios, quiero más de él así que sin pudor alguno meto mi lengua en la tibia y deliciosa cavidad del chico para poder explorar y deleitarme con su sabor, me subo un poco más a la cama para poder quedar encima de él pero sin hacer presión alguna sobre su cuerpo, sigo besándolo, quiero más, bajo poco a poco siguiendo el mismo proceso que con sus labios y me encuentro con él estorboso uniforme, pensé en arrancárselo, pero no quiero que se den cuenta de mi infracción, me armo de paciencia, la poca que me quedaba y desabotono la chaqueta besándole el pecho firme y delgado, con unos músculos ligeramente pronunciados, de repente un delicioso sonido se hace presente en el cuarto, ¡Era un gemido robado del chico! Sonaba mejor que la misma melodía de los ángeles, quieto oír más, finalmente le quito las dos prendas estorbosas que me impedían degustar su torso, le di una pequeña lamida provocando en el chico otro delicioso gemido, me paré un poco para observar el extraordinario cuadro de situación, cuadro que no olvidaré jamás. Mi bello ángel dejando escapar ligeras gotas de cristalinas de sudor y con los cabellos revueltos pegados al sonrojado rostro, la ropa del chico tirada por el suelo lejos a causa de mi desesperación por degustar su pálida y deliciosa piel, lo mejor de los manjares jamás degustado por una mujer esta aquí en mi cama, excitándose por cada caricia que de doy retorciéndose de placer en mis brazos, delirante, degusto con ganas su delicioso tórax, tratando de grabar en mi mente cada línea y centímetro con exacto detalle para poder recordarlo toda mi vida. Subo y bajo por su joven pecho pero frío cual nieve extasiada por el contacto y delirio de la lujúria que seguramente se verá en el mar de mis ojos. Sus gemidos eran tan placenteros que solo buscaba darle más placer, gemidos de este joven ángel tendido en mi cama que solo aumentan más mi libidio. Es oficial lo quiero para mí, por siempre y no dejaré que nadie más lo tenga, me encargaré de hacerlo feliz y ganarme su amor cueste lo que cueste. Lo seduciré y tendré con migo por todo lo que dure mi mortal exsisténcia porque él no es como los demás chicos arrogantes y creídos a los que he sido obligada a conocer, él es diferente. -Layla ¿Ya estás? – el susto más grande de mi vida, era Elena, supongo que me he tardado demasiado- -Ya casi me falta ponerle la bata- le grito a mi amiga para que me escuche y salgo corriendo para buscar la dichosa bata- Acabo mi tarea rápidamente y enciendo la luz para ver mejor el glorioso cuadro causado por mi obscenidad, simplemente perfecto, hago uso de todo mi autocontrol para poder salir del cuarto evitando de esta manera cometer una locura con el inocente ángel, lo mejor será en toda la noche. -Layla tu padre te ha llamado, dice que quiere hablar contigo- quedo algo impresionada por la reciente noticia dejando verse en mi rostro una amplia sonrisa de felicidad y un destello de ilusión en mi ojos- En todo el verano no pude hablar mucho con él, siempre esta o demasiado ocupado o fuera del país, nunca he estado más de una semana en casa con él y eso era cuando yo tenía cinco años, desde entonces solo nos hablamos por cartas que son de escasas palabras, mi padre no es un hombre que habla mucho, pero yo tampoco, toda la infancia la pasé con mi madre que para mi desgracia sí tenía tiempo para mí o más bien a enseñarme a ser una buena ama de casa y ser una buena esposa, seguramente papá tendrá alguna amante o simplemente no quiere ver a mi madre. Lo entendería. -PAPÁ-pronuncié alegremente, no era común que me llamase- ¿Cómo estás?, sí, bien, gracias por preguntar, no te preocupes me alimento bien, oye…papá…¿Esrarás para mi cumpleaños?, si, no te preocupes lo entiendo, tus negocios son más importantes que tu hija- acabó de hablar y cuelgo el teléfono renegándome a mi misma el derecho de llorar, no puedo ser débil- Pero mi fuerza de voluntad se acaba cuando siento los ligeros brazos de Elena rodeandome en un abrazo consolador y acto seguido me giro sobre mis talones la miro con mis ojos vidriosos a causa del llanto próximo, la abrazo yo también buscando acomodarme mejor en su hombro para romper en un llano desgarrador, ninguna de las dos decía nada, en ese momento, las palabras, eran totalmente innecesarias, mi corazón sufrió un duro golpe, y una vez más la vida me demuestra que tan débil puedo llegar a ser.
Capítulo 5 Notas de autora: hola a todos mis lectores, me disculpo por la tardanza, sé que vais a querer matarme pero tuve mucho trabajo que hacer, lo siento otra vez, bueno sin más a leer espero que os guste!!!!!!!!!!!!! - Tranquila, todo pasará, estoy contigo y te apoiaré, ahora lo mejor será que te des un baño y duermas un rato la noche está por terminar- habló pausadamente mi amiga para consolar mi gran dolor- el baño ya está libre y listo, te he preparado la tina- Entro al baño, me quito las ropas sucias y las tiro al cubo de ropa para lavar y luego me dispongo a entrar a la bañera de lujo hecha de mármol caro exportado desde Italia, empiezo a frotar mi cuerpo con ciudado, pero pronto la agresividad se hace presente cuando me doy cuenta de la sangre todavía no desaparecida de mi piel. -¿ Qué te pasa con ese chico?- Elena entraba al baño con una esponja olvidada por mí para disponerse a ayudarme- - Eso es justo lo que no sé, pero ese chico será mío cueste lo que cueste, eso es seguro- le contesto dejandome hacer- -Tú te estás enamorando- mi amiga sin querer me acaba de condenar a otra jaqueca, pero comparada con las otras esta es la mayor, la pregunta es ¿ Puedo yo amar? Sandeces eso es una débilidad, pero aún así tengo derecho a ser feliz ¿no?- -…- por mi parte no digo nada ya estoy demasiado confundida, la razón y el corazón se pelean en mi interior para hacerme ver cual de ellas esta en lo correcto, ya no puedo más, me duele demasiado la cabeza, necesito un buen somnífero- Mi amiga al ver que no digo nada da un largo suspiro y sigue ayudanadome, pasamos una hora más en el baño cuando al fin quedo limpia de la repugnante sagre del insecto anteriormente asaltado por mí. Salimos del baño y las dos nos disponemos a dormir, pues ya no sentíamos ni hambre ni dolor, solo el cansancio de un día pesado y tarde concluido. Todos en la casa dormían plácidamente menos yo, a pesar del cansancio deseaba levantarme de la cama e ir con el chico desconocido pero no tanto, su olor y la textura de su piel se me han clavado en la mente con fuego de llama eterna, siento el contacto de su piel bajo mis dedos, ya no puedo más mi fuerza de voluntad se acaba tratándose del dueño de tan exquisita aroma tendadora a cada segundo, me atrae me incita a volver con él, y atraída por el recuerdo y unas cadenas que parecen arrastrarme hasta el lecho de mi capricho me levanto de la cama con toda la intención de repetir lo de hace un rato, vago por el apartamento cual sonámbula a oscuras hasta llegar a su cama, encendí la luz cerca de la cama en la mesita de noche y veo otra vez sus finas facciones y sus labios enteabiertos, otra vez me provoca a probarlos, no espero más para apoderarme de sus finos labios, es extraño pero ya no están heridos si no que finos como el casmir, será que a pesar de aparentar ser débil es muy fuerte y se recupera rápido. El beso al principio era uno tranquilo, géntil y pausado, pero por supuesto que la calma no me duró mucho, enpezé a acariciar sus labios fréneticamente con mi deseosa lenga en busca de más sabor, no sé cuanto tiempo pasé así y la verdad ni me importaba pero… algo pasaba, el chico empezaba a mover su boca como correspondiend a mi beso, me sorprendió bastante y más al abrir mis ojos y toparme con una mirada chocolateada como la de Elena, pero lo que veo en ella me desagrada por completo, pánico y horror, paro el beso rápidamente para apartarme de él. - ¿Quién eres? ¿ Donde estoy? Por favor no me hagas daño-la voz del chico era muy mélodiosa, tanto como un coro de ángeles cantando, pero… como ya mencione antes me desagrada por completo ver que me teme y mucho más su tono asustado y tembloroso, otros chicos me habrían seguido besando y halagarían mi belleza, pero claro, no me equivoqué al principio cuando pensé que él no era como los demás, no, él es diferente y con eso se me olvidó por completo el disgusto que mi padre me acaba de dar. - Mi nombre es Layla Bordeanu y somos compañeros de clase, un chico te estaba maltratando a ti y a una amiga mía llamada Elena en el primer día de clase, al final te tuvieron que golpear con una piedra en la cabeza y quedaste inconsciente, digo esto porque cerca de ti había una roca de dinensiones ecactas que la herida en tu cabeza, ví la escena y te salvé a ti y a Elena de esos tipos, claro que no salieron de rositas les he pegado una buena paliza para que aprendan a no meterse con los míos, porque me enteré por mi amiga que tú intentaste protegerla, despúes te traje a mi casa para curarte, si no hubieramos accionado a tiempo tú estarías muero por la pérdida de sangre, el hospital quedaba demasiado lejos y la enfermería del instituto estaba cerrada debido a que los hecho pasaron fuera del horario escolar, pero ahora ya estás bien y no te preocupes afortunadamente no te quedará ninguna marca en la cabeza por lo ocurrido, tus heridas se cierran muy rápido, estás a salvo con migo y con Elena- le hablé con familiaridad para que no se sienta muy incómodo y al final esbozé la mejor sonrisa sincera que podía, no quería que saliera corriendo por la puerta principal, tengo otros planes para él- - Gracias, pero… ¿Puedo hacerte una pregunta?- - Claro que sí- - ¿Dónde está mi uniforme?- - Lo he metido a lavar, mañana lo tendrás, estaba lleno de sangre- - Gracias, michas gracias, aún que sé que solo hice el rídiculo- - No tienes de que preocuparte, como ya dijo Layla, estás a salvo y no hiciste el rídiculo otros ni se hubieran acercado, debo darte las gracias por ser tan valiente- Elena se hace presente en el cuarto y se sienta al lado del chico-por cierto ¿Cómo te llamas?- es verdad, con tanta explicación se me ha olvidado preguntar el nombre del chico- - Adrian, Adrian Murray- - Bien Adrian ¿ Eres inglés?- Elena ha empezado a comportarse como una niña pequeña que quiere saber más sobre su mejor amigo mientras cruza las piernas sobre la cama como la estatúa de Buda y apolla sus manos en ellas para así mirar curiosa al chico- - Yo…emm…bueno… sí, sí soy de aquí- algo va mal ¿por qué alguien empezaría a tartamudear con una pregunta tan fácil de responder? No pienso quedarme de brazos cruzados, además se nota a leguas que el chico no sabe mentir- - ¿ Pasa algo? Estás bien?- pregunto con la idea de averiguar qué es lo que esconde realmente el chico- - No nada, ¿ Porqué? ¿Tendría que para algo? ¿ Qué hora es?- algo tiene que pasar, Adrian esta muy nervioso- - Son las 5 PM, las clases han acabado hace una hora-contestó Elena quien tambíen se extraña por la actitud del chico- - AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA el horfa…-cuando iba a decir que pasa se queda a mitad de frase, esto no es normal ¿ Será qué la palabra es horfanato? ¿ Es huerfano?, Ahora que me acuerdo tenía unos antiguos moretones en la espalda, esto es extraño- - Las cosas por su nombre, no te vamos a discriminar por eso, te apoyaremos, pero… lo extraño es ¿Cómo lograste entrar a este Instituto?- mis palabras la principio pusieron triste a nuestro nuevo compañero, pero despúes en su mirada apareció un brillo intenso de felicidad- - Estudié y conseguí una beca- dijo feliz de su logro- - ¿A qué horfanato vas?- no permitiré que un simple horfanato nos separé- - Al más cercano del instituto- - AAAAAAAAAAA llego tarde, tengo que irme- voy a ir a ese horfanato, sacaré la información del chico de ahí, será como si nunca hubiera pisado ese horfanato- Dicho y hecho, entré silenciosamente en el edificio que parecía tener más de cien años y robé toda la información que pudiera demostrar la estancia de Adrian en ese lugar, misión cumplida, ahora mi dulce rosa negra se quedará con migo, volveré a casa. Al llega me encuentro con un cuadro bastante alegre, Adrian y Elena hablando amenamente sentados en la mesa del grande y lujoso salón. - ¿Dónde has ido Layla?- Elena ya ha notado mi presencia- - A ningún lugar en especial, Adrian desde ahora en adelante te quedarás con nosotras, no tendrás que ir más al horfanato, estas son las actas que demuestran tu estancia en ese horrible lugar, será como si no hubieras estado ahí, además sin pruebas de que has estado ahí no podrán llamar a la policia ni abrir una investigación, espero que te sea grata la estancia aquí con nosotras- le cuento mi hazaña mientras le tiendo las actas- - Pero…¿ Esto no es ilegal?- mi querido ángel siempre tan inocente- - ¡¡¡¡¡PUES CLARO QUÉ LO ES, SOLO QUE ESTA ES UNA LOCA INCONSCIENTE MIMADA QUE NO TIENE IDEA DE NADA A LA QUE LE DA IGUAL LA LEY Y VIVE EN UNA BOLA DE CRISTAL QUE ES SU MUNDO PERFECTO LOS PÁJAROS CANTAN, LAS FLORES SON BONITAS Y LAS INFRACCIONES A FLOR DE PIEL!!!!!- mi amiga perdió completamennte los estribos, parece un toro en la arena mirando al toreador- - Tranquila, no me ha descubierto nadie y ni lo haran, he tenido mucho cuidado- le gruño un ojo a mi hermoso ángel que me mira con una cara de incredulidad- - ¡ ESTÁS LOCA¡- señoras y señores la situación se ha salido completamente de control, Elena se ha levantado de su asiento mirándome con una mueca de horror en su rostro y me apunta con el dedo índice, esto parece una escena de comedia y yo con una cara de no saber lo que está pasando- - ¡ Bueno ya está! Lo hecho, hecho esta y no hay manera de cambiarlo,lo importante es que tenemos un nuevo compañero de piiso- digo esto con un aire de ilusión para adaptarme a la cómica atmósfera y tomo la posición de la estatua de la libertad- - Apróposito de esto- eso no ha sonado bien, con ese tono de picardía,algo malo esta a punto de pasar y no es malo para todos si no que solo para mí- ¿ Por qué estabas besándo a Adrian mientras estaba dormido?- vaya eso si que ha sido un golpe bajo, vamos a ver cómo demonios explico yo esto- - Ejem… pues verás… yo estaba… estaba…viendo que tal seguía la herida de nuestro amigo Adrian y porque no quería moverlo mucho pues yo… me incliné sobre él no pienses mal, yo no sería capaz de algo como eso-mentira cochina, sería capaz de eso y de más, esta es la mentira más tonta que he dicho en mi vida y encima he tartamudeado, creo que no me encuentro bien que un doctor venga a revisarme, aaa pero espera es por culpa de ese chico ¿ Dónde estarán los del premio Nobelle? Y lo más importante ¿ Cúantos habrá ganad ya por ponerme en este estado? A mí, que soy reconocida como la princesa de hielo por ser la mejor escondiendo mis sentimientos y ser capaz de burlar hasta un detector de mentiras, AAAAAAAAAAAA( NOTA: ESTO ES UN GRITO EN LOS PENSAMIENTOS DE LAYLA QUE ES LA NARRADORA DE LA HISTORIA) y encima estoy sudando frío, estoy… estoy…¡Estoy nerviosa! Imposible, este chico es increíble- De repente un ruido corta las acosadoras miradas de Elena que dicen ¨ no intentes negarlo, te ví¨ y las mías que dicen ¨soy inocente de todo lo que se me acosa, no lo besé¨ las dos dejamos de mirarnos para dirigirle la mirada a Adrian que aún esta con una la bata de baño puesta, era su estómago que no paraba de rugir, el chico completamente sonrojado y apenado intenta parar los ruidos sin logro alguno, tres segundos más y las dos estallamos en una carcajada poniéndo todavía más rojo al chico, se ve sublime sonrojado. - Lo siento, con todo este jaleo se me ha olvidado hasta el hambre, iré a preparar algo que de seguro os encantará-digo secándome las lágrimas de las carcajadas con la mano, reír con tanta gana no lo hice en mi vida, es increíble lo que este chico inocente puede hacer en mí- La cena fue tranquila, había preparado un plato típico rumano, mici. Acabamos de comer y luego se me ocurrió la idea de poner, como ya era de noche una película de miedo, mis favoritas cuando estamos a oscuras. En cuanto a mis dos acompañante, perdón, gallinas, que es lo que parecían en ese momento, se abrazaban en el otro extremo del sofá y trataban de no mirar la pantalla, no la miraban pero igualmente gritaban, extraño, ya me había acostumbrado a este tipo de comportamiento por parte de Elena, pero Adrian, es todo un caso que se lleven tan bien, siempre me miraban cuando había una escena de terror, porque yo siempre reía a carcajadas, estraño también pero esta soy yo, algo rara pero verles la cara a eso dos, parecían hermanos, y las muecas que ponían, doble risa, Cuando pude calmarme los situé a cada uno en uno de mis hombros para calmarlos y hacerlos sentir protegidos, a la próxima escena los dos me cogieron por la cintura abrazándome fuerte y escondéndo el rostro en mi cabello suelto, acto seguido un grito por parte de mis dos gallinas acompañante se escucharon en todo el edificio y se acabó la película. Una vez calmadas las gallinas cada cual se dirigió a su cuarto, dejando solo a Adrian el cual se asustó un poco al saber que dormirá sin compañía. - Si no puedes dormir puedes venir a dormir con migo y con Elena- el chico se lleva el título de valiente al asentir e intentarlo primero- Yo y Elena nos fuimos a dormir plácidamente, ese era el plan pero… ninguna de las dos podía dormir, mi amiga temblaba a mi lado y además de no dejarme dormir me estaba asfixiando. - Me estás asfixiando- - Siento mucho no poder partirme de risa con las películas de miedo como tú- De repente un alarido de dolor llega a nuestros oídos- ¡¡¡VIENE DEL CUARTO DE ADRIAN!!!- dijimos las dos al unísono y arrancamos a correr para llegar al cuarto del susodicho- Cuando llegamos vimos un cuadro peor que espantoso, el cuarto estaba en llamas y en el medio de todo estaba una estrella de ocho cabezas que parece haber sido la provocadora del incendio ya que de ella salían rayas encendidas para todos los lados de la habitación, los objetos volando por el aire y el chico sosteniéndose el pecho con gran fuerza mientras que de sus labios secos por el calor ahí presente salen palabras completamente desconocidas para nosotras. Unas tijeras que antes estaban en el tocador situado enfrente de la cama me apuñalaror transapasandome ambos brazos y piernas con tanta fuerza que me estrellaron contra la pared de atrás y eso que estaba a cinco metros distancia de ella, es doloroso, sí, pero lo es más ver a mi ángel sufrir de esa manera, enfoco mejor la mirada y veo detrás de Adrian un monstruo borroso que parece una sombra, tiene tres cuernos, dos en la cabeza y uno en la frente, su piel es negra como el carbón, sus ojos profundos como un abismo sin fin y rojos, tanto que parecen desgarrarte el alma con ellos, una de sus musculosas manos con unas largas garras están haciendo presión sobre su corazón, giró un momento la cabeza para mirar a Elena y me doy cuenta de que ella no puede verlo porque se ha desmayado por la impresión, mejor,su apariencia más espantosa que la de los monstruos que vemos en las películas de terror, vuelvo a enfocar mi mirada en Adrian pero ya no está ahí, el chico parece estar desmayado también en el suelo, pero… ¿Dónde está esa criatura? Inspecciono con la mirada la habitación pero nada. - Veo que puedes verme, valiente niña, tú si que vales la pena para sufrir en el infierno, pero… puedes ahorrarte el sufrimiento si aceptas ser mi esposa, paro qué digo tu destino es ser mi esposa, te me prometieron desde muy pequeña en un ritual, eres hermosa- cuando menos me lo esperaba aparece delante de mí y habla con una voz de ultratumba escalofríante, tengo miedo, pero se me pasa enseguida, un momento ¿ Dijo qué me prometieron a este monstruo desde muy pequeña?, la primera vez en mi vida que muestro débilidad en una pelea y me permito mirar a la cara del enemigo con una mezcla de horror y de fúria- A pesar de que mi cuerpo parece estar crucificado y con las tijeras me concentro en el enemigo, la fúria otra vez me corrompe y mi mirada se vuelve sedienta de sangre, logro liberarme una mano para con ella extraer las otras tres tijeras que perforan mi brazo y mis dos piernas en la zona de los muslos, otra vez tomo mi apariencia deminíaca y empiezo a acortar la distancia lentamente, sea lo que sea eso lo destruiré, me acercó hasta la cama y saco de debajo una espada, siempre tengo una preparada puesto que me encanta el esgrima, y sin más con la espada en mis manos corro hacía mi enemigo para destruirlo, pero soy muy ingenua, no sé a lo que me estoy enfrentando y por eso he perdido, el desgraciado ha sido muy ábil y me desarmó antes de que pudiera hacerle un rasguño, ni niquiera lo toqué y ahora… me hayo a mi misma en el abismo de la perdición, me tiene en sus brazos y lame mi cuello a gusto, pero cuando está a punto de clavarme los grandes y filosos colmillos en mi fino cuello se detiene, enfocó mi vista para ver cual ha sido la causa y grande es mi sorpresa al ver a Adrian sosteniendo con una mano la espada que anteriormente me fue arrebatada de la mano, va introduciendo lentamente la espada en su cuerpo para hacer que sufra más hasta que lo atravesó por completo teniendo cuidado de no atravesarme a mí también, su mirada no es la de siempre ahora es completamente inexpresiva y permanece sin hacer ninguna mueca, no entiendo nada. - Tranquila, yo acabaré con esta cosa- dijo para luego extraer rápidamente la espada del cuerpo del enemigo y este se transformó en humo- - VOLVERÉ ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ LAYLA TÚ SERÁS MÍA, DE LUCIFER, RECUERDA MI NOMBRE, TUS PADRES TE ME PROMETIERON A CAMBIO DE JUVENTUD Y PODER ETERNO Y YO SIEMPRE COBRO LO MÍO, MUAJAJAJAJA MUAJAJAJAJAJA-desaparece y con él todo vuelve a la normalidad, todo menos mis heridas que siguen existiendo y abiertas, y mi salvador me mira con cara de preocupado al ver la cantidad de sangre que he pérdido- CONTINUARÁ************************************