Este es un pequeño mito de la historia en que estoy trabajando, me parece lo suficientemente largo como para decir que sirve como capitulo One-Shot, por eso lo publico La primer Vigilante En los tiempos en que “la gran casa” recién había caído, en la época en que se buscaba establecer orden en un mundo que se encontraba gobernado por el desorden de ideas, en la edad de la resolución, en aquel pasado de hace milenios, nació una niña. Entre las áridas tierras del desierto, en un pueblo liderado por sabios, donde los pueblerinos practicaban una tradición de magia benevolente y pacifismo, recibiendo la bendición de un gran rio dador de vida; una humilde pareja por fin logro concebir a su única hija, une hermosa niña de tez morena clara, que bien sabían seria bendecida por los rayos de luz que la harían, lentamente, tomar un color de piel diferente a aquel con el que había llegado al mundo, sus ojos eran de un penetrante color café oscuro apenas perceptible para quienes la lograran ver directamente a los ojos, mientras que su cabello, con un tinte azul oscuro, era bellamente parecido al lapislázuli. Durante sus primeros años, la niña logro demostrar estar bendecida con la facilidad de controlar la esencia de los dioses, podía crear hechizos sin siquiera necesitar un pergamino que le explicara el proceso del ritual que debía ser llevado, su conexión con lo místico era tal, que la misma niña le contaba a sus padres que durante sus sueños podía hablar con los dioses como si no fuera la gran cosa. Debido a esto, al cumplir 9 años, siguiendo la doctrina de su madre, la niña entró como acolita al templo mayor de la diosa de la magia, donde demostraría sus dotes ayudando en los rituales para la diosa, curando a aquellos que sufrieran de maleficios o de maldiciones impuestas por demonios, recibiendo así todo tipo de alabanzas y donde se le denominó prodigio de las artes místicas. Durante sus años como acolita en el templo de la diosa, la joven se dio cuenta que la capacidad que tenia era una bendición demasiado valiosa como para no explotarla al máximo, por lo que se empezó a dedicar a estudiar todo pergamino de magia, y a aprender de cada uno de los sabios de su pueblo, para así saciar su sed de conocimiento místico. Con el paso de los años, habiendo ya aprendido todo aquello que podían haberle enseñado los pergaminos y los sabios, la joven se convirtió en sacerdotisa de la diosa, y al poco tiempo, le fue otorgado el honor de ser sirviente y cuidadora terrenal de la misma diosa. La gente la veía como una mensajera de los dioses, y mediadora entre su pueblo, siempre buscando la forma más pacifica de solucionar los problemas que ocurrieran dentro de la comunidad, decían que todo lo que su voz pronunciara era la misma voz de los dioses. Su fama como prodigio de la magia se esparció por todos los pueblos, tal si fuera el mismo viento quien llevaba el paisaje, y con el tiempo llego a oídos de un viejo mago, antaño también famoso, quien desde siempre se había dedicado a estudiar lo más oculto de la magia. Con algo de escepticismo sobre la joven, el mago contrató una pequeña banda de mercenarios para que le sirvieran de escolta en su viaje hacia al pueblo de aquella joven, entre los mercenarios iba un caballero, que antaño había servido como “explorador del desierto”, pero que debido a diversas desventuras, se vio en la necesidad de servir de mercenario a la primera oportunidad que se le presentara. La noticia de que aquel mago famoso visitaría a la nueva prodigio no tardo en llegar a oídos del pueblo de la joven, quienes vieron esto como una señal de que buenos tiempos se avecinaban, al tener, no solo uno, si no a dos prodigios, trabajando juntos para ayudar al mundo. La joven, sin embargo, se sentía ansiosa, y dudaba de merecer tal atención de gente que le fuera ajena a su propio pueblo, ella tenía el presentimiento de que algo, fuera un bien o un mal, podría llegar a ocurrir si convivía con aquel viejo sabio. Los días pasaron, y tras pocas semanas, el día en que los dos grandes magos se conocieran por fin llego. La joven recibió al viejo sabio en su templo dedicado a la diosa de la magia, donde el sabio le pidió a la joven que le mostrara el poder que tenia ella sobre la esencia de los dioses. La joven le pidió al sabio que le diera alguna tarea, o algún tipo de desafío, para que ella cumpliera, y así demostrar sus habilidades. El sabio entonces saco una pequeña vasija de barro sellada, y le dijo a la joven que dentro se encontraban encerrados cerca de 1200 demonios, los cuales él mismo había capturado durante sus viajes por el mundo, el sabio provoco a la joven haciéndole el reto de que los liberara y los volviera a encerrar en la misma vasija. La joven, sintiéndose incomoda por haber caído en la provocación de aquel sabio, acepto. El viejo sabio abrió la vasija, y todo el ambiente se volvió depresivo, un aura de desesperación, agobio, rencor, maldad, y de toda emoción negativa cubrió aquel sagrado templo, una esencia oscura entonces salió de la vasija, y adentrándose a la fuerza dentro de los mercenarios que habían viajado junto al sabio, los manipulo para que atacaran a la joven. Para poder liberar a aquellos mercenarios, la joven recurrió a su poder interior e invocó toda la fuerza de su voluntad, e imploró a los dioses que le concedieran todo el poder que pudiera contener su cuerpo. Una explosión de luz espiritual emergió de su cuerpo y se dirigió hacia los mercenarios. La luz adoptó la silueta de una hermosa doncella, la propia diosa de la magia se hizo presente. Era la primera vez que la joven usaba tal cantidad de esencia divina, y ni ella ni su pueblo jamás habían visto algo así. Cuando la magia se dispersó los mercenarios se habían desmayado pero ninguno mostraba seguir poseído de aquella esencia maligna. El viejo sabio, de rodillas, y con sus ojos abiertos como platos, mostraba que no podía creer lo que acaba de ver, la joven no solo había expulsado a los demonios de los cuerpos de los guerreros, sino que a la vez los había eliminado por completo, sin tener que sellarlos en algún objeto sagrado. La joven dio la orden a sus acolitas y sacerdotisas, que dieran alojo a los mercenarios en los cuartos del templo en lo que se reponían, la joven entonces miró al viejo sabio de forma desafiante, y con una sonrisa en su cara, le declaraba que ella lo había superado. En la noche de aquel día, la joven fue a visitar a sus huéspedes, los mercenarios que habían caído desmayados durante su exorcismo, y ahí entablo conversación con varios de ellos y en especial con aquel caballero, el que alguna vez fuera explorador, el cual le conto sobre todas las aventuras que había vivido durante los años en que aun ejercía su vieja profesión. Con el tiempo las platicas entre los dos se hicieron más asiduas, hasta que llegara el punto en que no pasaba noche en que no se sentaran a platicar, a la joven le fascinaban las historias de aquel caballero, pues nunca se había puesto a pensar en las tierras que existían más allá del desierto que rodeaba a su pueblo. El joven por su parte, veía en la joven el rostro de una hermosa mujer que ha vivido encerrada entre letras y doctrinas, sin dejarse liberar de sus propias ataduras, algo que le recordaba a todas aquellas nobles a las que alguna vez había servido como guardaespaldas, y con las que siempre había querido entablar relación, pero nunca se había atrevido a intentar. Tras algunas semanas, muchos de los mercenarios decidieron marcharse a seguir con su profesión en otras tierras, otros decidieron quedarse y seguir como guardaespaldas del viejo sabio, quien se había quedado en aquel pueblo para estudiar, junto a la joven, los secretos de la magia. El caballero, como era de esperarse, decidió quedarse. Con el pasar de los años la afinidad que unía a la joven con aquel caballero, se convirtió amistad y más tarde en amor. Ambos se prometieron el uno al otro, y decidieron que un día, cuando la joven ya no se sintiera con la obligación de servirle a la diosa, recorrerían el mundo junto. 15 años después de aquel día en que conociera al viejo sabio, la joven, ahora de 34 años, experimentaba junto al viejo sabio, quien ya sobrepasaba los 90 años, uno de los rituales más peligrosos que existían. El sabio había advertido a la joven de tan peligroso ritual durante meses, pero tuvo que desistir de su negación de hacerlo al ser abrumado por el joven espíritu que movía a tal damisela. Aun con dudas en su corazón, el sabio recitaba frente a un altar de piedra, donde yacía la hermosa dama. No se sabe exactamente cuál era la función de aquel arcaico ritual, unos dicen que era para que una persona viajara a las tierras de los dioses en vida, otros dicen que era para potenciar la influencia de la esencia en una persona, pero nadie ha logrado asegurar alguna de las teorías. Quizá fuera un error, una mala pronunciación, o la invocación de alguna esencia equivocada, nadie sabe realmente qué fue lo que causo aquello, pero lo que nadie quiere aceptar, y que es lo más probable, es que lo que paso entonces, fue un ritual exitoso. Para cuando el viejo sabio había terminado de recitar el hechizo, una luz cegadora empezó a cubrir el cuerpo que se encontraba recostado en el altar de piedra, y una vez que la luz lo cubrió por completo, desgarradores gritos de dolor y agonía se escucharon provenir de dentro de esta. La mujer pedía a gritos que tal sufrimiento se detuviera, el sabio, horrorizado ante tales lamentos, buscaba desesperadamente alguna forma de interrumpir el ritual, de sacar a la chica de la luz, o de siquiera poder hacer algo para ayudarla, pero sin importar que hiciera, no había cambio en aquellos gritos. Los mercenarios, se habían hecho acto de presencia en altar en el momento en que los gritos se habían hecho escuchar, pero no podían hacer nada, y solo miraban horrorizados como la luz empezaba a levitar emitiendo aquellos desgarradores lamentos. El caballero, amante de la mujer, tenía la peor de las desdichas frente a sus ojos, escuchaba a la persona que más amaba en el mundo, sufrir, sin él poder hacer nada, un gran sentimiento de impotencia lo invadio, y todo lo que pudo hacer fue pedir a los dioses que su amada pudiera salir viva de tan inimaginable tormento. Tras varios agonizantes minutos, la luz comenzó a tomar forma humana, el ritual había liberado de la carne y los huesos a la mujer, ella tenía ahora un poder casi infinito, la luz ya no la cubría, ella era la luz. Intentando tomar conciencia de lo que había pasado, la mujer, ahora siendo solo una silueta de luz en forma humana, quiso acercarse hacia quienes veían pasmados su nuevo cuerpo, pero antes de poder expresar palabra alguna, un fuerte destello oscuro salió de su pecho, formándose en otra silueta, gemela a la de luz, pero esta era oscura. Ambas en cuanto se miraron la una a la otra, se embistieron ferozmente a una velocidad casi imperceptible, esto ocasionó que una poderosa magia se liberara. La violenta magia liberada durante el choque provocó la devastación de todo el pueblo, llegando incluso hacer desaparecer gran parte del rio que se encontraba cerca del mismo. Cuando el poder se apaciguo, lo único que quedaba era la silueta de luz, una luz que creaba miles de sombras. Cuando por fin pudo tomar conciencia de todo lo que había ocurrida, ella no pudo hacer otra cosa más que gritar horrorizada ante tal destrucción, el sabio, los mercenarios, su templo, el pueblo, su amado, todo había desaparecido en cuestión de segundos. La mujer imploró a los dioses su ayuda, pidió que de ser posible se le quitara la vida, con tal de que se le devolviera a quienes ella se la había quitado, pero era inútil. La búsqueda del conocimiento místico que se había vuelto tan grande, casi obsesivo, para la mujer, había causado tal desastre, aun con las advertencias del sabio, ella había decidido seguir e intentar ese ritual, los dioses no pueden hacer nada ante las decisiones mortales. Mas sin embargo, la diosa de la magia, quien no podía soportar ver a una de sus más grandes fieles sirvientes sufrir de esa forma, intentó convencer a los demás dioses de ayudarla, e incluso pidió al padre de todos los dioses que ayudara aquella pobre mujer. Muchos decidieron ayudarla, otros simplemente lo veían como otro desenfrenado acto de estupidez humana, y prefirieron quedarse fuera del asunto, ya que de ser que hicieran algo por un mortal, de nuevo, esto podría causar que aquellas desgracias del inicio de los tiempos, cuando mortales y diosas compartían la tierra, volvieran a ocurrir. Con el poder de los dioses que se aliaron a la causa con la diosa de la magia, le devolvieron un cuerpo mortal a la mujer, aunque era su propio cuerpo, éste ya no era más que un caparazón que escondería su verdadera forma, debido a esto, su cabello se volvió más claro, perdiendo su parecido con el lapislázuli, sus ojos, antes café oscuro, ahora eran café crema, volvía a ser ella, pero no la misma de siempre. No era lo que ella quería, pero era todo lo que podían hacer los dioses. Después de haber pasado años desde aquel trágico incidente, la mujer notó lo que había conseguido con el ritual, al dominar tal esencia divina la mujer era prácticamente inmortal, su cuerpo no envejecía, y al ser solo un caparazón creado por los dioses, ella lo podía alterar de forma que tomara la edad que quisiera, podía volver a ser una niña, o envejecerse para parecer una anciana, pero su mente, y sus órganos, ahora de luz, nunca dejarían de funcionar. También tenía la capacidad de moverse a través de la luz, apareciendo instantáneamente donde sea que hubiera un rayo de luz, si así lo deseaba, solo dejando diminutas esferas de luz cuando aparecía y desaparecer. Al ver que no podría deshacer lo que había hecho, la mujer se puso una tarea eterna, una que la llevaría a cumplir con aquel viaje que anhelaba hacer, pero que ahora estaría incompleto. Ella se convertiría en una vigilante, dedicándose a evitar catástrofes como el que ella misma causo. Con el pasar de los siglos, la mujer pensaba cada vez más en lo miserable que podía ser el vivir para siempre, por lo que haciendo un pacto con los dioses consiguió una mísera vulnerabilidad. Era la primera vez que los dioses otorgaban tal cosa a una persona, el que una persona pidiera una forma de en que pudiera morir era algo insólito, pero que la diosa de la magia entendió por completo. Lamentablemente la esencia divina de la mujer era tan poderosa que casi equiparaba a la de los dioses, por lo que lograr crear una vulnerabilidad requería el mismo poder, fue entonces que a una diosa del destino se le ocurrió una idea. Mirando entre posibles futuros que existían, logró ver que así cómo la mujer, algunas personas podrían pasar por sucesos parecidos a los que sufrió ella, no necesariamente tan desastrosos, recibiendo así una bendición y una maldición a la vez, por lo que solo ellos serian capaces de darle fin a su vida y otorgarle el descanso que tanto desea. La mujer preguntó cuándo podría ser que estas personas aparecerían, pero no pudo recibir una respuesta clara. Al explicarle los dioses del destino que, éste mismo, no está escrito en piedra, que existen millones de posibles futuros, y solo en unos cuantos es que aparecen estas personas, y la mayoría en distintas épocas de la historia cada una, ellos le sugirieron que, de ser que aun tenga la idea de poder descansar algún día, se dedicara a esperar pacientemente a una de esas personas. El pacto entre la mujer y los dioses fue que quien lograra darle descanso, recibiría la felicidad que ella nunca podría conseguir. El nombre de la mujer era Hemet, que quiere decir: esposa. Hemet decidió modificar su nombre, al haberse convencido que no quería hacerle honor a su nombre después de lo ocurrido aquella noche, y decidió llamarse a sí misma como: Hem-Netjer (Sirviente de los dioses) Con el tiempo el nombre de Hem-Netjer, y el de Hemet, se perdieron, pero aquella “primera vigilante” todavía se hacía escuchar por todo el mundo, pasando de ser historia, a ser una leyenda, para terminar convirtiéndose en mito. Se dice que Hemet, quien se ha dedicado durante milenios a ser una vigilante, aun busca a aquella persona, que como ella, será víctima de una bendición y una maldición a la vez, para que le ayude a por fin conseguir el descanso que tanto desea. -Historia original basada en Nueva Realidad-