La orden del árbol muerto

Hola me anime a subir mi historia, no se si esta terminada pero me gustaria compartirla, esta compuesta de varios capitulos que se conectan en una trama general pero cada parte es una aventura autoconclusiva

No voy a negar la inspiracion de El señor de los anillos, Las sombras de Wielstad, Dragon age: Origins y muchos juegos de rol como DyD y PF

que les guste


Parte 1: Plaga



Un cuerno se escucha a la distancia. La vanguardia muestra algo de nerviosismo ante la gran nube de polvo que se nota en la lejanía, el mayor ejército reunido bajo un mismo símbolo, la orden del árbol muerto.

-¿crees que saldremos de esta?- Preguntó ella

-te diría que sí para animarte, pero realmente lo dudo- le respondió su compañero…


El humo de la batalla ya se dispersaba entre un melancólico hálito de muerte, ella buscó entre todos los restos mutilados de lo que alguna vez fueron criaturas vivas, algún rastro que le diera la buena o mala noticia. Solo encontró un casco de cuero con inscripciones rúnicas poco convencionales, manchado fuertemente con sangre y solo eso fue todo lo que necesitó para que el corazón es estallara por dentro.

-no puede ser- pensó al contemplar el casco manchado con aquel fúnebre color rojo

- no no no NO NO- dijo alzando la voz al acercarse al cadáver que con la cuchillada más certera en el cuello, no dejaba espacio a la duda.

-¡NO!- gritó estallando en llanto

-¡tú no puedes morir!, ¡BASTARDO!, ¡maldito bastardo me prometiste que no me abandonarías!, ¡TU NO PUEDES MORIR!- gritó llorando al cielo antes de caer al suelo sufriendo la más dura de las heridas.




Una de las últimas vacas del rebaño ya desfallecía por la falta de agua, ya llevaba un año en el que las nubes no eran bondadosas con Skintrad y el agua, uno de los recursos más básicos para la vida, había desaparecido casi del todo, si no fuera por las pequeñas reservas de agua, ya todos habrían muerto. Pero la sequía no es la única miseria que asola el pueblo, la tierra está muriendo, los árboles ya no tienen hojas y las plantas no dan frutos sanos, solo unos cuantos apestados con las más insalubres larvas las cuales los hombres en su desesperación por la comida, comen y caen en terribles enfermedades que terminaban el trabajo que empezó el hambre y la sed.

Skintrad es un pequeño pueblo de guerreros apartado de las grandes ciudades enanas en las montañas y los valles controlados por los elfos del norte. Aunque pequeño, Skintrad tenía una fama local por sus increíbles guerreros, los cuales entre la búsqueda del honor y el bien de su pueblo, eran capaces de las más grandes hazañas que merecen sus propias historias, de entre los guerreros pocas son las mujeres que optan por este oficio y sobresalen de la medida.

Wericçia Camlost, la hija del mejor herrero del pueblo Skromfirx Camlost y la segunda de tres hermanas, la única que no destacaba demasiado en las artes de la guerra, ella era una chica algo insegura de si misma opacada ante su padre por la sombra de sus hermanas que siempre mostraron msá habilidad que ella con la espada y el arco.

Las barracas siempre estaban en constante movimiento, pero ante los últimos desastres, la actividad y el constante ruido habían bajado radicalmente, este era el mayor golpe a la moral de los ciudadanos de Skintrad.

-¡Tenemos que hacer algo!- exclamo Groutrún, uno de los líderes de Skintrad.

-¡Ya lo sabemos idiota! ¿Pero qué?-Gruñó alguien en el público

-Mandemos un explorador - dijo alguien entre el público

-¿y qué haría ese explorador?- Preguntó Groutrún, que estaba dirigiendo una corte de todo el pueblo para solucionar el problema que asola Skintrad

-¡Pues explorar imbécil!-gritó alguien en el público generando un caos de gritos e insultos en la corte

El ruido de todas las voces en la corte no permitía pensar a ninguno de los consejeros que intentaban solucionar el problema

-¡Está bien!- Gritó Groutrún imponiendo silencio en la corte

-mandaremos a un guerrero para que vea de donde proviene este mal que nos asola, ¿voluntarios?-

Esta pequeña pregunta caló los huesos de cada uno de los presente pues nadie había considerado el hecho de que alguien tendría que hacerlo

-Perfecto espero que en dos días, si sobrevivimos, aparezca el guerrero que quiera salvar a su pueblo. Pueden irse- finalizo Grotrún alejándose de la sala de la corte con la mirada baja por la alta posibilidad de que nadie tome esta dura misión.

El nerviosismo era alto en los guerreros pues todos querían salvar a su pueblo pero nadie quería morir solo, perdido en un bosque.

-¿Creen que alguien acepte la misión?- pregunto Skromfirx, mientras servía una especie de masa a base de trigo que comían para solucionar el problema de desabastecimiento.

-Nadie aceptará- dijo la hermana mayor de Wericçia.

-Acéptenlo nadie tiene el valor para encomendarse en el trabajo de defender el pueblo-

-Eso quiere decir que tú tampoco lo tienes- le respondió la menor de las hermanas

Ambas hermanas discutían mientras Wericçia terminaba de comer y se levantaba a su pequeña habitación en la herrería. La duda sobre la misión la atormentaba ya que en el fondo sabía que alguien debía salvar al pueblo de su destrucción total pero no se sentía segura de si misma como para realizar la tarea. Bueno nadie puede estar lo suficientemente seguro como para abarcar una misión suicida con la carga más pesada como la es la vida de miles de personas, pero algo en Wericçia le decía que tenía que hacerlo.


Un montón de gente se agolpaba a la salida del pueblo pues el héroe había aparecido.

-No sabes lo orgulloso que estoy de ti hija- dijo Skromfirx

-Finalmente te enorgulleces de mí, ahora que prácticamente voy hacia el suicidio- le respondió Wericçia con la mirada baja, mientras sostenía firmemente un arco y enfundaba su espada.

Las barracas le concedieron una gran armadura muy brillante con muchas inscripciones rúnicas sobre el pueblo de Skintrad y por su parte todo le pueblo juntó unas cuantas raciones de la poca fruta que se salvaba de la peste y un ánfora con agua para que se alimentara durante el viaje, sin embargo eran provisiones solo para unos cuantos días de viaje.

Wericçia se alejó del pueblo con el paso lento pero firme y sin mirar atrás al pueblo donde nació y ya no consideraba su hogar.

En la segunda noche de intemperie Wericçia no podía dormir se sentía incomoda en el lugar que eligió para dormir y miraba hacia todos lados en la oscuridad, hasta que lo vio, dos pequeños puntos amarillos que brillaban en la inmensa negrura de la noche y un frio y seco aullido generó que esos dos puntos amarillos se multiplicaran rápidamente entre la oscuridad. Wericçia se levantó del suelo y desenfundó su espada violentamente, al tiempo que el primer lobo saltaba para morderla en el cuello y con un golpe de suerte derribó el primer lobo, el resto de los lobos no se demoró en atacar y con bruscos golpes de espada Wericçia intentaba defenderse ante la gran horda de lobos, hasta que el último de los lobos cayó. Wericçia se echó sobre el suelo exhausta ante la intensa batalla pero el lobo alfa que era bastante más grande que los demás la atacó cobardemente entre las sombras, mordiéndole la pierna. La violenta carga del lobo generó que el recipiente con agua callera sobre el suelo derramando toda el agua con la que disponía

-¡Mierda! El agua, ¡no!- grito Wericçia mientras sufría por la mordedura intensa del lobo

Recogió la espada del suelo y se puso a cortar ferozmente al lobo en la cara para que soltara su pierna. El lobo resistió una gran cantidad de cortes antes de soltarla y echarse a correr por lo cual Wericçia víctima de la adrenalina se paró de golpe y disparó su arco contra el lobo que aun corría, derribándolo inmediatamente. Habiéndose ya calmado empezó a sentir el dolor de la herida en la pierna por lo cual se cayó al suelo y se desmayó.

Cuando se despertó no estaba en el mismo lugar, estaba en una casa y no podía mover la pierna.

-Finalmente despiertas- Le dijo un hombre anciano de larga barba y cabellera oscura que vestía una túnica verde con un cinturón de cuero más unas botas del mismo material, junto a un vistoso sombrero de ala ancha, verde también.

-Agua- pidió Wericçia que moría de sed

-Bueno generalmente parten preguntando el nombre- rió el hombre mientras tomaba un vaso vacio.

-Aunque de todas manera te lo diré, mi nombre es Amadeus y me conocen bajo el título de “el verde” – dijo el hombre mientras hacia un pequeña reverencia, luego con un rápido y agraciado movimiento de manos, el vaso vacío se llenó de agua y se lo ofreció a Wericçia.

Ella se sorprendió y lo bebió rápidamente.

-Cómo hiciste eso, hace un momento el vaso estaba vacio y ahora…-

-Sigue vacío, te acabas de tomar toda el agua que había dentro- interrumpió a Wericçia, Amadeus mientras se reía

-De todas maneras, cómo lo hiciste o de dónde la sacaste- le dijo ella

-Ah, es muy simple solo usé castear agua[1] para llenar aquel pequeño vaso con agua de la cristalina- le respondió el verde

-entonces ¿eres un mago?- le preguntó Wericçia

- ¡por supuesto y no soy cualquier mago, soy el magnífico Amadeus el Verde!- gritó Amadeus con una risotada.

Confirmada la información Wericçia intentó bajarse de la cama pero no pudo porque tenía la pierna entablillada.

-Quebrada en 3 partes- dijo Amadeus

-¿Qué intentabas trancar una puerta con tu pierna ante un asedio de trasgos?- le preguntó Amadeus con un toque irónico en sus palabras

Wericçia le contó a Amadeus todo sobre Skintrad, la sequía, la peste y su misión de rescatar a su pueblo de la miseria

-¿Entonces ustedes necesitan….?-preguntó Amadeus

-Agua, solo simple agua, ¿puedes generar un poco de lluvia quizá?- pregunto Wericçia con un poco de duda

-Pero, por supuesto creare el más grande aluvión para tu pueblo, te olvidas de que hablas con Amadeus el Verde- gritó Amadeus

-aunque el tema de la peste, así como me lo cuentas más me suena a un trabajo mágico que algo de la madre naturaleza me interesaría revisar eso inmediatamente.


Alejándose de la frondosidad del bosque, el verde de las hojas y el café de los troncos, decaía poco a poco convirtiéndose en un color negro opaco. Amadeus se acercó a la hoja de un árbol, la cortó y la guardó en su bolso de cuero.

-¿algo importante?- Pregunto Wericçia un poco molesta ya que no podía caminar correctamente por las tablillas de su pierna

-Veo que estamos cerca del lugar, estas hojas están moribundas- respondió Amadeus

-Estás el lo cierto Amadeus, Las puertas de Skintrad están ahí enfrente - le dijo Wericçia señalando un punto a la lejanía

-¿Cuándo me he equivocado?- dijo el Verde

-bueno, excepto esa vez en la que confundí a la esposa de, con un…- murmuró Amadeus en voz baja


Las puertas de Skintrad se abrieron bajo la orden de uno de los guardias que avisó la llegada de la heroína de Skintrad acompañada de un hombre de aspecto extraño. La gente de Skintrad corrió a agolparse contra Wericçia dejando atrás a Amadeus

-¡ABRAN PASO! Abran paso- grito Groutrún entre la multitud

-¡Wericçia! Niña volviste, no puedo creerlo, ¿encontraste la respuesta a nuestra enfermedad,?-

-No sé si la respuesta pero si el remedio- respondió Wericçia mientras apuntaba a Amadeus de entre un mar de gente

-¡él es un poderoso mago! Me salvó de una herida que me infringió un lobo y puede traer la lluvia-

-¿El loco verde? Para eso mejor no hubieras salido nunca- respondió Groutrún, generando un cuchicheo masivo entre todas las personas del pueblo descalificando y humillando a Amadeus, él se lo tomaba con calma hasta que perdió la paciencia y con un hechizo para simular un cuerpo mas grande y una presencia mas imponente gritó:

-¡NO ME TOMEN POR UN MAGO LOCO DE TRUCOS BARATOS! , ¿Queréis lluvia? ¡PUES TOMEN LLUVIA!-

Dicho esto, un trueno ensordeció el aire y las gotas empezaron lentamente a caer sobre la cabeza de cada uno de los presentes, llenando cada pozo, regando cada huerta e hidratando cada boca.





-¡Wericçia! ven acá – dijo Amadeus

-¿Qué pasa?- le preguntó Wericçia

-Mira, necesito que me traigas el objeto con más carga natural de todo el pueblo-

- está bien, pero tú tendrás que ir hacia él, sígueme- Wericçia salió en dirección a las puertas del pueblo y le mostró a Amadeus un gran peñasco.

-una roca- dijo Amadeus

-sí, pero se dice que esta roca ha estado en Skintrad desde su fundación- le replicó Wericçia

-como digas- dijo el mago Verde.

Amadeus dibujo en el aire con la mano una runa en dirección al peñasco y con un poco de magia la runa se grabo con un claro color verde en la roca para que luego con otro encantamiento la roca liberó una orbe de energía que rodeó todo Skintrad y los alrededores. Esta orbe fue limpiando toda la zona de la oscura magia que enveneno la tierra, los árboles volvieron a ser verdes y la tierra café

-ahora lleva este tónico a la enfermería, es una pócima que elaboré para sanar a los hombres de manera paulatina por la enfermedad que transmite esta magia oscura. Ahora está erradicada en el radio de la orbe de esta roca, pero esto va mas allá de lo que cualquier persona en este pueblo pueda imaginar, si queremos acabar con esto, tenemos que ir más allá de las fronteras, a las grandes ciudades élficas- dijo Amadeus en un tono más serio que se la ha oído.

-has demostrado ser una buena aventurera Wericçia, ¿deseas acompañarme?- preguntó Amadeus

-Bueno, yo creo que…-

-¡Perfecto! Sabía que podía contar contigo- interrumpió Amadeus

-Ahora prepárate, vamos más allá de lo que puedas imaginar-



[1] castear agua: hechizo básico de todos los magos en distintos juegos de rol como Path finder o Dungeons and Dragons

 

Debo confesar que no estoy del todo conforme con este capitulo, iba a quedar muy largo , de esos capítulos que sirven para el ego del escritor pero a la hora de leer no hay quien se los aguante, así que decidí contarlo...sin mas preambulos el capitulo.
Que lo disfruten



Parte 2: Orcos en el sur 1/2


Una neblina cubría todo el bosque, la visión de llegaba más allá de una metro sobre sus cabezas. Wericçia caminaba dificultosamente tropezando con cada rama y raíz que se posaba delante de ella sin que se diera cuenta, en cambio Amadeus caminaba por el bosque como si fuera hubiera un hermoso sol de la segunda era.

—¿Cómo lo haces?— pregunto Wericçia

—¿Hacer que?— Pregunto El mago, mientras seguía caminando como si nada

—¿Caminar, sin….tropezar…con las, MALDITAS ramas?— Grito Wericçia pateando un palo

—Bueno, conozco este bosque muy bien, lo recorro desde muy joven, lo conozco tan bien como mi mano…que tiene 4 dedos un pulgar y….— respondió Amadeus

Wericçia suspiro mientras seguía caminando detrás del mago que caminaba entre la neblina con una gracia con parecía que sus pies flotaban

—¿Me puedes repetir hacia dónde vamos?— pregunto Wericçia

—Pero por supuesto vamos a conseguir información en…—

Una Flecha corto las palabras de Amadeus llevándose su sombrero y quedando ensartado en un árbol

—¿Qué?— Grito Wericçia a la vez que desenfundaba su espada. Sin ver nada a su alrededor Amadeus empezó a mover su báculo alrededor de el y con un golpe seco con la punta del bastón en el suelo, la niebla se disipo automáticamente dejando al descubierto una horda de 36 orcos los cuales sonrieron al ser descubiertos y cargaron sin piedad hacia los dos compañeros. Wericçia peleaba valientemente y logro llevarse a varios orcos, pero estos eran muchos y terminaron por rodearla. Amadeus también se iba quedando sin espacio mientras golpeaba a algunos orcos con su báculo.

La espalda de Amadeus toco con la de Wericçia, ambos se miraron.

—Jaque Mate— se jacto uno de los orcos que claramente era el líder ya que su armadura de placas era más vistosa que la del resto que simplemente estaba hecha de una hoja maciza de un metal de baja calidad, pero todos llevanban un árbol seco pintado en el pecho

—No sabía que los orcos jugaran ajedrez— se mofó el mago

—no están en posición de hacer bromas mago— rio el líder de los orcos y con cada una de sus risotadas Wericçia se ponía más y más nerviosa.

—¡Enroque!— Grito una voz muy chillona desde detrás de los arbustos justo antes de que un atado de dinamita cayera entre los orcos y Amadeus

El mago reacciono rápido agachándose junto con Wericçia y creando un escudo alrededor de ambos para protegerlos de la explosión

La Dinamita exploto con un ruido ensordecedor a la vez que cuatro goblins saltaban de entre los matorrales atacando a los orcos que sobrevivieron a la ensordecedora explosión. Eran cuatro goblins muy particulares, el más pequeño de ellos llevaba una mochila muy abultada en la que guardaba todo tipo de explosivos, además en su mano derecha tenía un tirapiedras con el cual acaba de finalizar a un orco que intentaba levantarse aun aturdido por la explosión, otro de ellos llevaba un par de hachas de combate en sus manos y con daba unos saltos que si no fuera por el festival de sangre a su alrededor podría ser un payaso de circo, a su lado combatía un goblin gordo con un gran casco lleno de cuernos y plumas, estaba muy divertido golpeando a varios orcos a la vez con un gigantesco machete dentado y por último el claro líder de la cuadrilla un goblin demasiado grande en comparación al resto de toda su especie usaba una armadura de placas de color carmesí que se mezclaba con toda la sangre de derramaba su gran espada a dos manos con la que cortaba las cabezas de los asustados, aturdidos y moribundos orcos.

Luego de varios gritos secos y las inconfundibles risotadas goblins el bosque volvió a ser la laguna de paz de siempre.

—¡Tropa!— grito el líder de los goblins

—¿Si jefe?— respondió el gordo

—¡Presentarse!— volvió a gritar

—¿Pero jefe nos presentamos así nomás?— respondió el goblin que portaba las hachas

—Si— afirmo el líder

—Pero ¿usamos los nombres normales o los inventados?— pregunto el dinamitero

Los 3 goblins empezaron a discutir sobre los pros y los contras de dar sus nombres reales y sobre porque no debían andar diciendo sus nombres así como así todo esto acompañado de múltiples insultos sobre el accidentado parto de sus respectivas madres.

El líder se golpeó la cara con la mano mientras se acercaba hacia Amadeus

—perdonad a mi tropa— dijo el goblin

—Son excelentes guerreros—

-¡Si!- afirmo uno de los goblins dentro de la discusión

—Pero la gran parte del tiempo suelen ser unos idiotas sin remedio—

—¡Hey! Eso no es del todo cierto— replico otro de los goblins

—A veces pienso que soy el único cuerdo de todos los goblins— dijo suspirando el líder

—¿Si eres el único cuerdo eso no te hace el único loco?— pregunto un goblin mientras seguían discutiendo sobre algo que empezó con los nombres y ya iba en sobre porque la sopa de hongos quedaba mejor con hongos rojos

El líder de los goblins suspiro.

—Mi nombre es Khalos— dijo el goblin

—Y este es mi grupo, el pequeño es Yeriff, el de las hachas es Quartz y el gordito es Xinf, estamos cuidando el perímetro de posibles orcos que puedan atacar Gramarxz—

—¿Gramarxz?— pregunto Wericçia

—Gramarxz, la ciudad colgante de los goblins— le respondio Amadeus

—¿Que los trae por aquí viajeros?— les pregunto Khalos

—Antes que nada déjeme presentarme— dijo Amadeus

—Soy el gran Amadeus, el verde, portador de la gran voz y últimamente protector de la lluvia— exclamo Amadeus alzando su báculo

—Y yo soy Wericçia Camlost, campeona de Skintrad— dijo Wericçia con timidez

—Yo y mi compañera andamos buscando información sobre una peste que asola el bosque y los pueblos cercanos— dijo Amadeus

—¿Peste?— pregunto con asombro Khalos

—Seguidme hacia Gramarxz, ahí hay mucha información sobre la peste pues algo parecido hay en las puertas de la ciudad, además creo que podríais ser de gran ayuda—

—Bueno creo que nunca es tarde para contemplar la ciudad colgante ¿Qué opinas Wericçia?— pregunto el verde

—Yo te estoy siguiendo Amadeus— dijo Wericçia sin vacilar

—Entonces está decidido— dijo Khalos con firmeza

-¡tropa!-

—¿Si jefe?— pregunto Yeriff

—Habéis terminado ya de discutir mis queridos compañeros— replico con ironía el líder

—Si jefe y hemos llegado a un acuerdo— respondio el dinamitero

—Si— dijeron los otros dos goblins con orgullo

—Hemos decidido que ya no vale la pena decidir sobre los nombres ya que tú los as revelado, también consideramos que es una tristeza que la madre de Xinf halla parido sola en medio del bosque, además la sopa de hongos queda mucho mejor con hongos rojos pero solo si se aliña correctamente con pimienta y bellotas ralladas y por ultimo todos estuvimos cien por ciento de acuerdo de que la comida elfica es malísima— dijo hablando apresuradamente Yeriff

—Felicitaciones tropa, pero me importa una mierda, nos vamos de vuelta a la ciudad— dijo Khalos algo cansado

—Está bien jefe lo seguimos— dijeron los 3 goblins al unísono

La marcha hacia la ciudad fue calma, el bosque acompañaba a los viajeros con placentera paz que rara vez se veía cortada por una pequeña horda orca la cual Yeriff rápidamente disuadía con una certera dinamita.

Durante el viaje Amadeus profundizo palabras con Khalos quien estaba muy interesado en todo el asunto mágico y las distintas aventuras del mago comenzando sobre todo por la más reciente, la salvación de Skintrad.

Wericçia estaba más distraída con el resto de la tropa compartiendo anécdotas, chistes

Experiencias y muchos consejos sobre el uso de la espada a lo goblin, como decía Xinf.

La chica se sentía muy a gusto entre los goblins y lentamente se forjaba una amistad con el peculiar grupo.

—Bueno, hemos llegado desde aquí veo los primeros puestos de avanzada— Dijo Khalos con la emoción de volver al hogar

—Yo no veo nada— dijo Wericçia un poco confundida

Los Goblins rieron

—Supongo Wericçia que por “ciudad colgante” te imaginas…— Dijo Amadeus riendo

—Algo sobre la tierra quizá— respondio rápidamente Wericçia algo molesta

—No, eso déjaselo a los elfos— Rio Yeriff

—Nosotros colgamos, pero del barranco— Dijo Quartz mientras se contenía la risa

Ante ellos se mostraba la gran ciudad colgante de los Goblins. Una ciudad equilibrada en una falla geográfica que abría la tierra en una grieta gigantesca.

Las cuerdas cruzaban la grieta de lado a lado hasta las profundidades y amarradas a esas cuerdas estaban las casas y edificios, para moverse por la ciudad se requerían un par de brazos fuertes y poco sentido del vértigo

La ciudad estaba siempre activa, resplandeciendo en todo momento y nada más acercarse a ella se sentía el calor de la tierra gritándoles para que se adentraran en ella.

—Khalos, bienvenido— dijo un guardia de la ciudad

—Sois seis, tomad las cuerdas y disfrutad vuestro regreso a casa—

—Gracias— se despidió Khalos entregándole a cada uno de sus compañeros una cuerda.

—¿Qué se supone que haga con esto?— pregunto extrañada Wericçia.

—Afirmarte bien y lanzarte, vamos al último nivel, la habitación del rey— dijo Khalos a la vez que se lanzaba.

—Odio las alturas— murmuro Wericçia afirmando la cuerda con fuerza.

—Técnicamente estas son las bajuras— Rio Yeriff mientras caía afirmado de la cuerda.

—No hay nada que puedas hacer— dijo Amadeus lanzándose.

—Diablos— maldijo Wericçia y con un grito abrumador fue cayendo velozmente

La Vertiginosa bajada hacia que Wericçia solo viera destellos de luz que podía levemente distinguir entre, soldados, trabajadores y otros ciudadanos

Finalmente llegaron a la habitación del rey de los goblins era una habitación no muy especial un largo pasillo de tablas cruzadas de lado a lado del barranco con un gran trono de roble en el centro al fondo y sobre el trono el nada majestuoso rey de los goblins. El rey era un goblin muy anciano pero extrañamente lleno de vida que vestía una gran túnica roja y este con el paso de los años fue justificando cada vez más su mandato “el muy cabrón ha vivido más que toda su maldita generación y la siguiente y la siguiente y muchas más y eso a mí me vale” decían la mayoría de los goblins sobre su rey.

—¡Amadeus viejo amigo!— grito el viejo rey al ver la verde figura del mago

—Hola gran rey— respondió Amadeus con una leve reverencia

—Vamos Amadeus sabes que odio las reverencias— dijo molesto el rey

—Disculpe majestad— dijo el mago repitiendo la reverencia

—Maldito verde, te haces llamar mago y no eres nada más que un brujo— rio el rey abrazando a Amadeus

—¿Y quién es la joven jovencita jovenzuela que te acompaña?— dijo el rey con curiosidad

—mi nombre es Wericçia Camlost de Skintrad mi rey— dijo Wericçia con una sonrisa maliciosa a la vez que hacia una pequeña reverencia

En ese mismo instante Yeriff que estaba conteniéndose de reír no pudo soportarlo y estallo en risa, todos en la sala rieron incluso el rey.