One-shot La Noche de Alicia

Nota de la Autora: Hola a todos, sean bienvenidos a este fanfic de Vocaloid en base a la canción "Los sacrificios humanos de Alicia"

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siendo que es para un concurso de esta temporada, a decir verdad tengo dos fanfic inscritos, este y otro que salió antes llamado "Una Alicia... Ninguna Alicia"

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https://fanficslandia.com/index.php?threads/fanfic-una-alicia-ninguna-alicia.40319/

el cual espero que lean, los dos fanfic, aunque fueron escritos por mi, tienen un estilo muy diferente entre ellos y espero puedan apoyarme para seguir adelante, no se si ganaré algún lugar, pero realmente no importa, tengo la esperanza de lograr algo, esta es una historia totalmente diferente a todas las que he leído (aunque la haya escrito yo XD) pero realmente me esforce mucho por darle ese toque fuera de lugar, por ello espero les guste tanto como a mi, ahora si, vamos a la historia.
Atte.
Suy-chan
=X

La Noche de Alicia​

El humo es espeso, gris y apenas distinguible en la obscuridad de la habitación, todos sostienen pequeñas lámparas de neón mientras acompañan al coro de la banda, música fuerte y apasionada en el final de esta noche, hoy es la noche de halloween.


¿Por qué describo todo este escenario? No lo sé en realidad, solo quería que alguien lo supiera, lo que descubrí aquella noche marcó todo para mi, desde inicio a fin, no sé si sentir temor, tristeza o decepción, en las palabras de esa bella mujer de pelo rosa y su voz estrepitosa y apasionada, pongan atención, está es mi historia.


— ♪You will not♫ —era una voz tan hipnótica y apasionada— ♪You will not♫ —como si te clavaran un cuchillo en el corazón y una corriente eléctrica lo atravesará— ♪You can not escape♫ —así era la voz de esa cantante— ♪La noche del infierno ya llego♫ —mientras todos gritaban, yo quedaba hipnotizado por su belleza.


Su ropa era totalmente negra, llevaba una blusa que le quedaba un poco suelta y arriba del ombligo, así mismo usaba unos brazaletes rojos en los brazos, sumados a su provocadora falda larga que tenía una abertura enorme de lado de la pierna izquierda, la cual era fácil de admirar conjunto a sus calcetas negras, todo con una orilla y botas doradas, haciendo contraste con su cabello largo y rosado y su piel clara y notoriamente tersa, una obra de arte.


— ¿Quieres saber mi nombre? —ella era imponente, con una mirada fría pero seductora, causaba cierto miedo, pero recuerdo la necesidad que tenía por hablarle.


— Si señorita —mi voz tiembla ante la idea de saber un poco de ella— usted me ha cautivado con su voz y belleza, solo quiero saber su nombre.


— ¿¡En serio!? —para mi sorpresa ella empieza a reír, sus mejillas se ponen coloradas, eliminando todo rasgo de madurez y penumbra en su cara y ser sustituidos por rasgos inocentes y dulces— ¡Es la primera vez que me dicen eso! —ella me ofrece su mano con una sonrisa— pero si es solo eso… —y su voz se torna suave y amable— mi nombre es Luka Megurine ¡Gusto en conocerte!


— G-gr-gracias… —digo tímidamente mientras tomo su mano para estrecharla— Megurine-san, yo soy Taketo Sawamura.


Recuerdo a la perfección que ese era nuestro primer encuentro, algo casi mágico, como el inicio de toda novela romántica, cosa que no me molestaría, si no fuera por lo que pasaba cada vez que despertaba.


— ¡Hey! —la voz de uno de mis amigos— ¡Taketo! —la música suena fuertemente— ¡Despierta hombre! —el grita y me agita— ¡Te estás perdiendo la mejor parte! —y cuando abro los ojos, me doy cuenta que no estoy en mi cama, estoy en la misma casa, en la misma fiesta y con la misma música, sigue siendo halloween.


— ♪You will not♫ —y ella sigue parada en el escenario— ♪You will not♫ —cantando con su bella voz la misma canción que cuando la conocí— ♪You can not escape♫ —pero la sensación que da no es la misma que esa primera vez— ♪La noche del infierno ya llego♫ —da algo de miedo.


La música es más fuerte que antes, y el humo más denso, la gente sigue alocada moviendo sus lámparas de neón, busco una salida pero todas son opacadas por la multitud, luego observo tu mirada, fría hacia a mí.


— Megurine-san… —la llamo, ella voltea y me mira fríamente.


— ¿Cómo sabes mi nombre? —tu cara es como la de una rosa, imponente y orgullosa, manteniendo su belleza.


— Ayer… —ella parece extrañada y titubeo— no… yo… —me pongo nervioso, pareciera que soy el único que cae en cuenta que halloween ya pasó.


— Pareces confundido —ella sonríe y me sostiene el hombro— ¡Gracias por venir! —y fríamente toma su guitarra para irse mientras yo estoy a punto de llorar.


Regreso a casa y las cosas empiezan de nuevo, despertar en la misma casa, en la misma fiesta, con los mismos amigos y la misma música, así pasan los días, las semanas y los meses, olvido incluso como había terminado involucrado ahí, pero se marca siempre lo mismo, un encuentro con ella.


— Pareces estresado… —no sé cuando tiempo pase en ese mundo infinito— ¿No disfrutas la fiesta? —sentado solo en una mesa cuando ella llegó a mi lado.


— ¿Ah? —no recuerdo cuantos encuentros habíamos tenido, cuantos fallidos y cuantos exitosos, pero una cosa era segura, ella nunca me recordaba.


— ¡Hey! —decía señalando a uno de los meseros— quiero una aquí, y bien fría por favor —lo extraño era, que después de tanto tiempo en este absurdo ciclo, me había cansado de buscarla, llevaba 1 semana sin presentarme, contando ese día.


— ¿Está bien qué beba así? —ella tomaba en sus manos la copa con la bebida y de un trago acababa con ella.


— ¿No me digas que no bebes Taketo? —eso me tomo por sorpresa y casi caigo de la silla.


— Pero… —la miraba extrañado, mientras tomaba la cereza al fondo de la copa y la empezaba a comer— ¿Cómo?


— Esto es un infierno —ella me miraba y luego sonreía— ¿No crees?


— ¿Puedes recordar? —realmente era algo nuevo en todo este tiempo.


— ¡Por supuesto! —dijo un poco molesta— incluso más de lo que debería —ella pidió otra bebida— todas las noches son halloween, todas las noches canto en la misma fiesta la misma canción, cada noche un chico me pregunta mi nombre argumentando que mi voz y belleza los ha cautivado —me sonrojo un poco— lo cual fue bueno al inicio, hasta que él chico nunca recordaba quien era y siempre era lo mismo, entonces empecé a hartarme.


— ¡Lo siento! —musitó, cuando ella estaba terminando su segunda copa.


— No te preocupes… —sus mejillas se veían un poco coloradas, como si estuviera empezando a ponerse ebria— en realidad creo a ti te pasa lo mismo, porque hace tiempo tus acciones empezaron a dejar de ser rutinarias y se volvieron independientes de todo… ¡Eso fue lo que pensé! —su sonrisa brilla más fuerte que la luna, mientras trato comprender lo que está pasando.


— ¿Cómo es esto posible? —preguntó nervioso, todo este ciclo al fin parece tener una luz, y aún así esta tan distante.


— ¿Quieres escuchar una historia? —ella me ofrece su mano y sin pensarlo la tomo para seguirla un cuarto solo, donde ella me tira a la cama para besar mi cuello.


— ¿Me-Me-Megurine-san? —puedo sentir la calidez de su cuerpo sobre él mío, y aún así tengo miedo.


— Hace mucho tiempo… —empiezo a escuchar— en algún sitio —su cabello cubría su frágil rostro y su voz se volvía pequeña, casi inaudible— habitaba un pequeño sueño —sus manos se aferraban a mi ropa— nunca nadie supo quien lo había soñado— y ellas me tocaban para luego abrazarme— ni si quiera el mismo sueño.


— ¿Qué es esto Megurine-san? —sentía su pecho con el mío, su aliento en mi cuello, estaba inmóvil y vulnerable a ella.


— Era realmente un sueño muy pequeño… —sonaba como si fuera a llorar, pero no era capaz de saberlo, su rostro no era distinguible para mí— ese sueño tenía miedo de desaparecer, y pensó y pensó…


— Realmente me está asustando —luego sus manos volvieron a apoyarse en mi pecho para sentarse sobre mí, su rostro estaba sonrojado con algunas lágrimas en los ojos, la obscuridad del cuarto hacía relucir más bellamente su piel tersa y blanca, era como un hada nocturna.


— El sueño encontró una solución —sus manos jalaban mi camisa— y dijo: “Si dejo que las personas permanezcan dentro de mi… ellos construirán mi mundo” —ella se veía tenebrosa y con ganas de llorar, yo solo tome su mejilla y la bese dulcemente, la recosté en mi pecho y mis ojos se sintieron pesados, solo pude empezar a soñar mientras escuchaba en susurros— te odio… —aunque no le tome importancia.


Al día siguiente, fue el mismo despertar agitado que había sido en los demás días, la música, la noche, el humo, la gente, ella cantando aquella canción, nada cambiaba y era tan fatigante y me causaba nauseas, pero saber que no era el único en esta situación me daba cierto alivio en el pecho.


— ¿Eso era todo Megurine-san? —la veía cada noche en la misma mesa del bar, pero nunca supe cómo es se había vuelto una rutina.


— No realmente… —su bella boca susurraba palabras mientras seguía bebiendo.


Ella me llevaba al mismo cuarto después de unos cuantos cuadros, la historia continuaba, el pequeño sueño que tenía miedo de desaparecer y por ello empezó a llevar personas a su mundo, cada uno con un propósito.


— Necesita que alguien se vuelva Alicia —hablabas en la obscuridad, mientras te sentabas en el sofá viendo a la obscuridad.


— ¿Alicia? —pregunté con curiosidad.


— Es en base al cuento original —ella sonreía— seguro que lo has leído.


— ¿El cuento de la niña que viajo al país de las maravillas? —pregunté mientras le servía más vino en su copa.


— Algo así —su mirada se desviaba hacia la ventana— aunando el hecho de qué este no era ningún maravilloso país —y una sonrisa amarga se distinguía.


— ¿Por qué lo dices Megurine-san? —mi voz trata de alcanzarla.


— Luka… —dice ella— llámame Luka, lleva tanto tiempo que nos conocemos —y su elegante sonrisa y a veces algo siniestra me llena.


— Lo siento —me sonrojo nuevamente— Luka —y ella cada noche continua la historia.


La primera Alicia, era una mujer llena de valor y poder, un espíritu fuerte que fue condenado a ese país para crear su sueño, solo la verdadera Alicia podría salir del lugar, ella sería la llave, pero… ¿Quién es Alicia? Esas y más preguntas pasaron por la mente de esta mujer que fue corrompida cayó en la locura, y así con su espada encontró una respuesta: “Si mató a todos, no quedará opción, solo yo seré Alicia”, con esa mentalidad y desesperada de encontrar una salida empezó a matar todos a su pasó.


Considerada su actitud un pecado por el mismo sueño, ella fue encerrada en su propio sueño, no hubo forma que escapará y nunca se supo que fue de ella después de eso.


— Tan cálida… —ella se sostiene de mí, mientras dormimos juntos.


— ¿Por qué lo dices? —ella a veces solía ser tan fría, pero cada noche que pasábamos ahí, sentía que mi corazón la anhelaba más.


— Es que… —digo tímidamente— casi siempre, siento que nada aquí es real, desde que me di cuenta de este ciclo —abrace fuertemente su hombro— tengo miedo de desaparecer, como si todo me absorbiera —tantas cosas que me alteran y confunden, y no las había notado hasta ese momento.


La segunda Alicia había sido un hombre noble, lleno de buenos sentimientos, pero de carácter débil, tenía una preciosa voz, que al verse en aquel nuevo lugar, solo encontró una forma de mantenerse cuerdo, su voz la volvió su llave, cantando una y otra vez una canción, con la cual la gente lo admiraba y seguía, la gente creada por el mismo sueño, pero un día hastiado decidió acabar con eso.


Completamente loco tomó la primera arma que encontró, una pistola, un disparo en la cabeza acabó con todo, dicen que su sangre fue tan preciosa que de ella surgió una rosa azul que se instalo en su pecho hasta la llegada de la siguiente Alicia.


— ¿Nunca te has preguntado cómo la noche puede ser tan larga? —su voz es como eco en la habitación.


— Lo he pensado… —suspiro mientras tomo sus hombros— no importa cuánto duremos despiertos —inhalo su aroma, lo único que me dice que esto es real— la noche nunca acaba.


— A eso me refiero… —ella musita frente a la ventana mientras miramos la luna llena— pero es hasta que dormimos que este mundo vuelve a aparecer.


— ¿Sabes la razón? —la luna es nuestra única esperanza y guía, o eso me gusta pensar.


La tercera Alicia había sido una joven chica, demasiado hermosa, más hermosa de lo que cualquiera pudiera imaginar, y su gentil y preciosa figura fue una joya en tal extraño mundo, siendo que todos la admiraban y amaban uso su cuerpo a su favor, seduciendo a los hombres de más alto grado, subiendo escalones hasta volverse la reina de aquel lugar, creando un extraño país lleno de lujuria.


Su alma se volvió tan horrible y corrupta, que poco a poco posesiono su mente, su cuerpo no aguanto y empezó a podrirse lentamente, siendo antes tan bella, se volvió repugnante, así las personas dejaron de seguirlas, ella se encerró en su castillo y nunca más se supo de ella.


— ¿Tienes miedo? —su mano acaricia mi cabeza que reposa en sus piernas.


— Un poco… —susurró, no sé cuánto tiempo llevamos aquí, escuchando cada noche la continuación de la historia, siendo que no encontramos un final.


— ¿De qué tienes miedo? —ella dice levemente, su voz es tan suave y cálida como la brisa de abril, pero también es algo espeluznante.


— Tengo miedo de estar aquí —digo con un sudor frío recorriendo mi cuerpo.


— Entonces podemos salir… —sus palabras son tan dulces— solo que todo se desvanecerá.


— ¿Cómo? —esa idea me asusta y me aferro a sus piernas.


— Nada en este mundo es real —ella parece sonreír, y eso me aterra— solo tú y yo, si salimos nos desvaneceremos en este sueño.


— ¡No quiero! —gritó mientras me levanto para mirarla a los ojos— ¡No quiero desaparecer de esta manera!


— Tranquilo… —y volvemos a caer dormidos en este ciclo que parece nunca tendrá fin.


La cuarta Alicia un par de gemelos fueron, que por curiosidad en un juego fueron llevados a aquel país, y mientras exploraban el lugar entre sus sádicos juegos, una invitación llegó, era un naipe de corazón, los dos gemelos conformados por una obstinada hermana mayor y un inteligente hermano menor, quisieron llegar a la primera Alicia.


No se sabe que pasó después de ver a aquella Alicia, solo se sabe que nunca despertaron ni regresaron a su hogar y en aquel país siguieron vagando hasta que la verdadera Alicia aparezca.


— ¿Ahora entiendes? —decía ella mientras recostaba su cabeza en el sofá.


— ¿Quién es Alicia? —preguntó, pero parece que a ella no le importa, mientras empieza a cantar una canción.


— ♪You will not♫ —y se levanta para pasear por el lugar— ♪You will not♫ —aún sigo hipnotizado por ella como la primera vez— ♪You can not escape♫ —pero parece que cada vez todo me da más vueltas— ♪La noche de Alicia ya llego♫ —y quiero escapar.


— Yo no entiendo nada —digo mientras me siento delante de ella.


— Más personas llegaron y fueron de ese país —ella hablaba mientras entre palabras tarareaba la canción— ese sueño empezó a alimentarse de los sentimientos de cada Alicia —y jugaba con sus dedos— por eso cuando las personas que traía para ser Alicia se corrompían, se deshacía de ellas.


— Pero… —me dirijo hacía ella para tomar su mano— ¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros? —ella me mira por unos momentos sorprendida para volver a sonreír.


— El sueño empezó a tener conciencia de sí —ella cruzo sus piernas en una posición casi tiránica— y empezó a habitar conjunto a la última Alicia.


— ¿La última? —es decir que ya había sido encontrada una Alicia o él sueño había dejado de ser, cualquier opción era factible.


— La única persona digna de ser Alicia —ella sonreía y su mirada se volvía como una daga penetrante, aún más fuerte que sus propias canciones— era una persona triste y amargada que por un accidente llegó a ese país, no causo daño alguno pues en aquel entonces era nada, él sueño estaba a punto de morir.


— Pero… —siempre tiene que haber un “pero”, el más mínimo en una historia.


— ¿Puedes repetirme tu nombre? —pregunta, ignorando totalmente mis palabras.


— Yo me llamo… —pero su pregunta me hace temblar— Taketo Sawamura.


— ¿Qué edad tienes? —preguntas tan simples que me dan risa, pero cuando empiezo a tratar de responder la segunda, no encuentro sorpresa.


— Yo… —y empiezo a derrumbarme, algo está mal.


— ¿Quiénes son tus padres? —sigue preguntando, pero mi mente está en blanco, totalmente.


— Mis padres son… —nada, no hay respuesta, cosas tan básicas que no puedo recordar.


— ¿Puedes decirme el nombre de tres personas más en esta fiesta aparte de mi? —tengo amigos, son los que siempre me despiertan, me llaman por mi nombre, deben ser mis amigos, pero nada, no hay nada.


— Un solo nombre sería suficiente —pero aunque fuera uno, no era capaz de plantearme ningún nombre.


— ¿Por qué? —estoy en un shock nervioso, mis manos tiemblan y suelto a Luka de golpe.


— El sueño olvido quien era y todo lo guardo en esta última chica —ella parecía encajar sus manos al brazo del sofá— y la encadeno a crear su mundo, la cual solo pudo difuminar una noche en donde el sueño empezó a vivir.


— ¿Qué quieres decir? —cada vez me daba más perturbación toda esta historia.


— Te lo dije antes ¿no? —y su belleza me está disolviendo— nada aquí es real.


— ¿¡Cómo puedes decir eso!? —me levanto de golpe para salir del cuarto, pero antes de que gire la perilla de la puerta, ella me llama.


— ¿Sabes qué hay después de que nos encerramos aquí? —ella mira la ventana— la noche es tan larga porque la existencia real de este sueño no duerme y el mundo no puede descansar y reiniciarse hasta que todo se apague.


— No entiendo nada —cada palabra se vuelve un acertijo que no quiero entender.


— El sueño quería ser como los demás —ella se levanta y se dirige hacía mi— así que esta Alicia le fue encomendado un mundo donde el sueño fuera como las demás personas —y empieza a acariciar mi cabeza.


Asustado giro la perilla rápidamente y así abrir la puerta, cual es mi sorpresa que todo se vuelve vacío, no hay nada en el otro cuarto, ni habitaciones, ni personas ni salidas, solo estoy parado al borde, dentro del cuarto donde cada noche hablaba con Luka, ahora todo se aclaraba y me asustaba.


— Por ello no hay nada ahora más que tu y yo —ella me abraza por detrás, siento su horrible calidez y me asusto.


— Esto… —imágenes empiezan a recorrer mi mente, recuerdos horribles, una mujer matando a todos en mi mundo, un miedo a desaparecer, un hombre que se vuelve loco, una mujer ambiciosa y codiciosa que se pudre en la agonía de su alma, dos niños malcriados, y más y más personas dispuestas a dejarme desaparecer, a corromperme, a destruirme— ¡No quiero desaparecer!


— ¡Oh! —exclama Luka— no lo harás —susurrá— yo estoy aquí… ¿Te gusta?


— ¿Qué cosa? —por fin comprendo todo, yo no soy ningún Taketo Sawamura, nunca existí.


— El mundo al que me encadenaste —solo tome una identidad y viví de la creación de otra persona— el mundo que cree para ti— así tomo su mano y cierro mis ojos— ya que… —esto era lo que quería— después de todo, yo soy… —debo resignarme a revivir cada noche— Alicia… —mientras siga existiendo.


— Si… —por fin me aferro a su pequeña y bella figura— ¡Gracias! —ya que todas las noches, dentro de mi propio mundo y existencia, son y serán, la noche de Alicia.

FIN