de Dragon Ball - La Navidad de Gokú: Un beso.

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Este escrito participa en la actividad Doce Deseos :3

La mejor parte de regresar a la Tierra era reencontrarse con su familia. Y, a pesar de que jamás se los había dicho, ellos eran importantes para él y el único incentivo para ganar cada batalla en la que había estado.

Sabía que no era suficiente, que cada acción debía ser demostrada de alguna manera. Pero muy en su interior, esa pequeña frialdad de su corazón, se debía a sus genes saiyajines que no había podido quitarse con el tiempo. Eso no significaba que no los amara; realmente lo hacía, a cada uno de ellos de una forma inexplicable. Y no era fácil para él expresarlo con facilidad.

Sin embargo, esa noche especial, quiso hacer algo diferente. De sólo pensarlo se estremecía, sobre todo al recordar las risas y las caras burlescas de los demás al enterarse que nunca había besado a Milk. ¡No era su culpa! La mayor parte de las veces apenas entendía de lo que la gente hablaba en realidad. Seguía siendo el pequeño Gokú que se había golpeado la cabeza y asociaba todo con comida.

La risa de ella lo atrajo nuevamente al presente. En ese momento «glorioso» que compartía con su familia, supo que todo ese tiempo había sido un gran estúpido. El no haber disfrutado más de ellos le provocaba un sabor amargo en la boca. Es por ello que, sin mediar una sola palabra, se colocó de pie y se acercó presuroso y decidido hacia Milk: la única mujer para la que había tenido ojos.

Ella estaba lavando los platos, quitando los últimos restos de aquella comida navideña que había preparado con mucho cariño. Su estómago reconocía eso mejor que él. Videl estaba a su lado pero en cuánto lo vio, por alguna razón que desconocía por completo, se dio a la fuga inmediatamente.

—¿Milk?

—¿Sí? —Milk se giró en el momento apropiado en el que él, aún con su torpeza, atrapó sus labios con los suyos a una velocidad inhumana. No estaba seguro qué había sentido, pero supo identificar el sabor del hogar de una forma dulce y placentera. Al separarse notaron que ambos estaban ruborizados y ella soltó una risita tonta como en aquellos hermosos años de su juventud —. Vaya... Gokú, ¿y eso por qué fue?

—Era mi deseo para Navidad —sonrió el guerrero con inocencia.

—¿Crees que se pueda repetir para año nuevo?

—Sólo si así lo quieres —el tono que había usado Gokú provocó que Milk sintiera sus mejillas bastante calientes, más de lo normal y golpeó a Gokú en el brazo de los nervios —. ¡Ay, Milk eso dolió!