Siempre te miraba, Naranja pensativa. Mientras vos sufrías viendo la inminente muerte de tus familiares yo podía sentir tu odio hacia la señora que exprimía lentamente a tus únicos amigos. Nunca entendí tus ideales revolucionaria. Vos eras liberal y orgullosa, no te gustaban las injusticias y anhelabas ser más que una fruta. Siempre creí que tus ideas eran descabelladas, pero te admiraba. Por más que intenté a ayudarte a concretar tus miles de planes para volver con tu madre era muy cobarde como para hacerlo. Lo siento, querida, resulte inútil para ti. Veníamos de árboles distintos, por lo que nuestras ideas no eran las mismas, sin embargo aún hoy sigo recordando el día en que decidiste escapar. Eras la última en la hermosa cesta de mimbre, las flores rosadas que la adornaban resaltaban tu vivido tono anaranjado. Ese día luego de que la señora te colocara sobre la mesada te balanceaste de un lado a otro hasta caer al suelo. Recuerdo que me saludaste y creo que nada podría haber borrado la sonrisa en mi rostro en esos momentos, ¡Por fin me habías notado! A mí, una manzana resignada y aburrida. Uno de los hijos de la señora pasó corriendo a tu lado y te asustaste, pero antes de que pudieras suspirar con alivio el engendro más pequeño te tomó y arrojó lejos. Te vi salir por la ventana con una sonrisa de satisfacción en el rostro, ¡Habías cumplido tu objetivo! Me acuerdo del día en el que me prometiste que escaparíamos juntas, pero yo me negué argumentando que sólo sería una carga. Aun con el filoso cuchillo a punto de acabar con mi vida no me arrepiento de tal decisión. Una vida como la mía, sin valor alguno, no importara si frutas como vos siguen marcando la diferencia. Imaginándote debajo del árbol del que naciste, reunida con toda tu familia y con una sonrisa de genuina felicidad, te saludo, Naranja pensativa, y te digo “Hasta siempre” mientras pierdo poco a poco la conciencia y soy devorada por una de esas bestias a las que suelen llamar humanos.
Curioso relato. Uno se come esas delicias sin pensar en ellas. Buena tu imaginación al pensar en lo que pudieran sentir las frutas si tuvieran sentimientos. Leí que las plantas gustan de escuchar música, pues según estudios realizados, algunas florecieron más y eso dependió también del género musical (Las plantas aman el Heavy Metal según experto jardinero ~ El Cuartel del Metal - Noticias Metal). También es interesante, pues desde que inicié a leer me entró la curiosidad de saber quién estaba contando la pequeña historia. La naranja y la manzana son de las frutas que más se consumen en mi casa. Gracias por este drabble.