Este es un pequeño relato no tiene tiempo definido, tampoco lugar solo es una pequeña idea a la que quise dar vida, es corto lo se pero es el pensamiento de este viejo hombre, un viejo soldado enemigo que conoció a una mujer de kimono azulLa mujer del kimono azul Han pasado muchos desde que conocí a esa mujer, desde que la vi parada en aquel prado de flores amarillas. Recuerdo como miraba el cielo y la sonrisa que le dedicaba al viento cuando movía sus cabellos que escapaban de su elaborado peinado. Recuerdo que cuando me miro no supe como reaccionar mis piernas flaquearon y caí al suelo de rodillas mas no deje de verle, veía como su sonrisa cambiaba a sorpresa y después con una mirada de paz se acerco a mi, sus pasos como si volara, llego a mi y flexionando sus piernas y recogiendo su kimono se agacho a la altura de mi ser, alzo su brazo y la manga del kimono descendió un poco dejando de entrever un poco de su nívea piel, acerco su fina mano y toco mi mejilla y la pincho lenta y repetidas veces. Recuerdo su mirada desconcertada cuando vio que era real, como miraba su mano y luego mi mejilla y con la yema de su otra mano tocaba la mano que me toco, se paro con energía renovada mas no dejaba de observarme, caminó hacia su anterior lugar con una alegría inexplicable, con elegancia y gentileza volteo su cuerpo, batiendo así su pesado kimono azul, tomo las prendas que sostenían su elaborado cabello y las quito de su misterioso cabello negro. Sus cabellos fueron danzando con el viento, una melodía sonaba junto a ella, con una dulzura en su mirar me observo y con una suave voz dijo: -“Me alegra haberle conocido, ya que al igual que usted yo soy la ultima real” –Luego como si jama subiese estado allí desapareció dejando nada mas su Kimono Azul y un remolino de flores amarillas –“Arigatou” –Escuche y caí inconciente. Nunca entenderé sus reacciones ese día, tampoco entenderé como me salve de no morir en esta guerra, que tuvo su clímax en el prado de flores amarillas y lo que nunca voy a dejar de recordar es a aquella mujer de el kimono amarillo. Espero que al momento de morir pueda encontrarla una vez mas, pero no caeré caminare hacia ella y podré ver por primera vez el color de sus ojos. Por eso y mas tengo que agradecerle my lady por haberla conocido aunque jamás supe quien era o quien yo fui.
