La mercenaria del relámpago.

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por TheAlpar, 30 Marzo 2016.

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    TheAlpar

    TheAlpar Real Life Slowpoke

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    Título:
    La mercenaria del relámpago.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1259
    Y este es mi primer proyecto para expandir mis músculos de escritor (? despues de tanto tiempo seguido de no escribir. Definitivamente quería empezar con algo de Pokemon, así que espero que disfruten el comienzo de esta historia. Va a haber bastante más después de esto ;)

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    Capítulo 1: Frío y metal.
    El tren era el pedazo de metal en peor estado que había visto en su vida, y eso era decir algo.

    Shadi se encontraba acurrucada en el extremo de uno de los deteriorados asientos de cuero, brazos alrededor de su propio cuerpo en un inútil intento de conservar algo de calor. Las paredes metálicas del andén estaban heladas, y la joven se estremecía cada vez que las sacudidas del tren la hacían chocar contra ellas. Una casi imperceptible línea de vaho escapó de sus labios al exhalar, bloqueando su visión momentáneamente.

    -No puedo creer que esté haciendo esto.- Habló con sí misma, voz apenas un susurro.- El frío debe estar congelándome el cerebro.

    Sus ojos se pasearon por el resto del andén, pero nada había cambiado; estaba totalmente vacío. Los únicos sonidos que podían escucharse eran los gruñidos de las ruedas y los engranajes del tren girando y rozándose contra las vías del tren. Shadi bufó, y se envolvió aún más con su chaqueta violeta; quizá podría haber descansado un poco antes de llegar a su destino, si no fuera por el estado precario del tren.

    Subió la vista hacia la puerta hacia el próximo andén, apenas a unos tres asientos de donde se encontraba. Está bien, había otra razón por la cual no podía dormir durante el viaje; no era la única en el tren. Si bien tenía todo un compartimiento para sí misma, estaba segura de que había más gente en los demás. Había visto sus siluetas al abordar el tren en Celadon, y de vez en cuando sus sombras eran visibles a través del vidrio translúcido de la puerta del andén.

    Tragó saliva, sintiendo su garganta extremadamente seca. No había tenido el coraje de acercarse hacia los demás andenes aún, ya que no estaba segura de quiénes se encontraban allí. En cierta forma esperaba que ellos vinieran a su compartimiento, aunque no estaba en ninguna condición para ser sociable.

    ¿Cuántos serían? Shadi había visto al menos tres siluetas entre el tercer y cuarto vagón, pero imaginaba que debía haber más. Se preguntó si estarían allí por la misma razón que ella, o si eran simplemente pasajeros comunes que tuvieron que tomar el tren magnético en el medio de la noche.

    Su mano se deslizó hacia el bolsillo de su chaqueta, sintiendo el pedazo de papel que tenía guardado allí. Esa carta… algo le decía que no podía ser la única que la recibió. Si el trabajo que describía realmente era tan importante y pagaba tan bien… bueno, podían llamarla paranoica, pero no veía porque querrían contactar sólo a alguien cómo ella para algo tan ambicioso.

    ¿Y si no era así? ¿Y si aquella gente estaba allí para espiarla? La oferta era demasiado buena para ser cierta. Una idea apareció en su cabeza, y su cuerpo entero se estremeció, lo cual no tenía nada que ver con el frío. Era posible que la carta fuera una trampa, una forma de sacarla de su escondite, así podían…

    Su respiración se volvió inestable, y sus puños se cerraron con fuerza sin que ella lo notara. Estaba en problemas, si había aún una mínima posibilidad de que la hayan encontrado entonces tenía que bajarse de aquél tren lo más rápido posib…

    “¡En este momento nos acercamos a la estación de Saffron! ¡Próxima estación: Goldenrod! ¡Por favor aléjense de las puertas y nuevamente, disfruten su viaje!”

    El corazón de Shadi casi saltó de su pecho, y la joven se movió tan rápido que se dio la cabeza contra el cargador de equipaje encima de ella. La voz electrónica había venido de la nada, sacándola de forma demasiado violenta de sus propios pensamientos.

    Shadi sintió un calor subirse a sus mejillas, junto al dolor en su nuca. Realmente era afortunada de que nadie estuvo con ella para ver algo tan vergonzoso.

    La joven se puso de pie, mejillas rojas, y se acomodó la ropa, fingiendo que nada de eso había pasado.

    -Estas dejando que tus miedos te controlen.- Volvió a decirse a sí misma, cerrando los ojos.- Basta. No tenemos tiempo para eso.

    Era cierto, la paranoia no iba a ayudarla ahora. Si ellos supieran donde se encontraba cómo para enviarle una carta, nunca se hubieran molestado en crear un engaño tan elaborado. Hubieran ido a buscarla sin dudarlo. Además, estaba completamente seca de dinero; necesitaba ese trabajo. Y si realmente había alguien buscándola…

    Sus dedos se deslizaron hacia el lado izquierdo de su cinturón, donde dos pequeñas esferas de metal se hallaban. Si necesitaba pelear, tenía a sus dos Pokemon para ello. No eran lo mejor que había, e incluso había conseguido a uno de ellos muy recientemente, pero aún así estaba segura de que podría hacer lo que sea con esos dos pequeños si la situación lo requería.

    Echó un vistazo al esquema pintado sobre el costado del tren, indicando todas las paradas y destinos. Parecía que Saffron (o “affro”, ya que la pintura estaba increíblemente desgastada) iba a ser la última parada durante varias horas antes de que llegaran a Goldenrod, su destino. Necesitaba alguna forma de pasar el tiempo o iba a volverse loca.

    Tomó una larga bocanada de aire, intentando tranquilizarse, y volvió su vista nuevamente hacia la puerta que estaba cerca de ella.

    -Ve a introducirte. Si vamos a hacer este trabajo con otras personas, tenemos que conocerlos primero.- Se alentó a sí misma, con voz decidida.- Y deja de hablar sola, van a pensar que estás loca.

    Decidida, salió de su asiento y se dirigió hacia aquella puerta, corazón en la garganta. Estiró uno de sus brazos hacia la barra de ésta para abrirla, y sus dedos casi rozaban el metal cuando se detuvo.

    Shadi frunció el ceño; las siluetas a través de la ventana habían dejado de moverse, y los inentendibles susurros que escuchaba de vez en cuando se habían extinguido. La joven tardó unos momentos en darse cuenta de lo que estaba pasando, hasta que notó que el piso debajo de sus pies había dejado de moverse.

    El tren se había detenido, y alguien había abordado. A través de las manchadas ventanas del tren podrían verse las pocas luces de la estación de Saffron, la ciudad durmiendo en la mitad de la noche. Silencio envolvió el tren entero, de forma casi innatural.

    Shadi no tuvo tiempo de darse cuenta de lo que estaba pasando; ese extraño silencio se extendió por lo que pareció una eternidad, aunque había durado menos de lo que se tarda en respirar.

    Un escalofrío recorrió la espalda de la joven, y esta abrió los ojos cómo platos, todos sus instintos activándose al mismo tiempo.

    Pero no tuvo tiempo de reaccionar. El tren se estremeció con una fuerza colosal, y el rugido de una explosión pudo escucharse a través de toda la estación. El cuerpo de Shadi se deslizó hacia el piso metálico del tren, dándose un fuerte golpe en su brazo derecho. Con dolor trató de ponerse de pie, pero en ese instante la puerta del andén se abrió.

    Shadi no tuvo tiempo de ver quién había entrado, porque en ese momento todas las luces se apagaron, dejándolos a ambos en el medio de aquella fría oscuridad.
     
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    La mercenaria del relámpago.
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    Capítulo 2: Camaradería poco usual.

    El cuerpo de Shadi tardó en reaccionar, sus sentidos aún alborotados por la sacudida que había sufrido. La oscura figura en frente de ella comenzó a acercarse, sus pasos resonando en sus oídos con un *clank* de metal. La joven intentó llevar su mano libre hacia sus pokebolas pero la persona misteriosa se abalanzó sobre ella, su cuerpo cayendo encima del suyo, expulsando el aliento de sus pulmones. Con una mano sujetó su brazo libre, mientras que con la otra la mantuvo en el suelo, empujándola por debajo del cuello.

    —No te muevas— Le ordenó, voz completamente calma.— No quiero lastimarte.

    Sonaba cómo una mujer, y su tono tan tranquilo y provisto de peligro hizo que Shadi la obedeciera momentáneamente. Ni siquiera la estaba sujetando con tanta fuerza, sólo la suficiente como para que no pudiera moverse.

    —Tala, dame luz. — Habló a alguien que Shadi no podía ver. — Hay que identificar si es uno de ellos.

    Otro par de pasos pudo escucharse entrando hacia el andén, tan bajos que Shadi no los hubiera notado si su rostro no estuviera pegado al suelo.

    —Está bien, pero asegúrate de que no nos vean. — Susurró la otra persona, voz ligeramente rasposa. Parecía ser un hombre. — Creo que escucho a un par de ellos a tres andenes de aquí, no saben en cual estamos nosotros.

    Shadi frunció el ceño, confundida. Ella no podía escuchar nada, y estaba extremadamente cerca del suelo ¿Cómo podía aquel tipo escuchar a gente a tres vagones de distancia? Lamentablemente no tuvo mucho tiempo para pensar sobre eso, porque de la nada una luz apareció frente a su rostro, cegándola por un segundo. Una mini ola de calor pasó sobre su nariz y boca, y la joven pudo divisar una pequeña flama, siendo sostenida por la mujer encima suyo. Debía estar sosteniendo un encendedor.

    Gracias a la mínima iluminación Shadi pudo divisar parte del rostro de la mujer. Dos grandes ojos verdes la observaban fijamente, apenas pestañeando. Tenía labios finos, estirados por preocupación, y una nariz pequeña. Un mechón de cabello rojo caía en su frente.

    —No veo la insignia en ella. — Susurró la mujer, sonando ligeramente aliviada. — Dime ¿Eres una de las contratadas por Freya? ¿Tienes una carta?

    Calor comenzó a subir al rostro de Shadi. Si algo había aprendido sobre sí misma en todos estos años, es que realmente no le gustaba cuando la obligaban a responder preguntas.

    —No sé de que estás hablando, ni quién es Freya. — Gruñó, sin molestarse en bajar la voz. — Lo único que sé es que me contrataron para algún tipo de trabajo, así que si no me sueltas ahora te juro que te voy a romper el…

    —Está bien, te creo. — La soltó de la nada, sorprendiendo a Shadi, quien esperaba un poco de pelea. — Nadie quién se enojara tan fácilmente podría ser parte de ellos. — Lo último que pudo ver antes de que la mujer extinguiera la llama del encendedor fue una pequeña sonrisa en su rostro. — Perdón por eso, tenía que estar segura.

    —Mi hermana no suele tirar gente al suelo apenas la conoce. — Habló el otro joven, voz sardónica.

    Shadi se quedó en el suelo, confundida. Quería enojarse con ellos, gritarles y quizá golpearlos un poco, pero la forma tan tranquila en la que habían pasado de amenazarla a tratarla como a una amiga era simplemente desconcertante. Lo único que pudo hacer fue balbucear unas amenazas sin mucho sentido en susurros.

    —Ehmm… entonces, estaban hablando de gente en los otros andenes. — Habló en voz baja, mientras trataba de incorporarse. — ¿De qué se trataba eso?

    —Son los que abordaron el tren en Saffron. — Explicó la mujer, extendiendo un brazo para ayudar a Shadi a pararse. — Mi hermano y yo pensamos que eran personas contratadas cómo nosotros, pero apenas nos vieron liberaron cuatro Voltorbs y les ordenaron usar Auto-destrucción en los costados del tren.

    —Y gracias a mis reflejos pudimos tirarnos abajo y esquivar el ataque. — Dijo Tala, voz orgullosa y ligeramente pretenciosa. — E intentamos escaparnos a otro andén para prepararnos en caso de que tengamos que pelear.
    Shadi lo miró confundida, aunque no podía discernir su rostro en la oscuridad, y se preguntó si había oído bien ¿Tenían pensado pelear contra esos tipos?

    —No creo que eso sea buena idea. — Les contestó, voz completamente honesta.

    —Bueno, si quieres escaparte, ahora sería el momento perfecto. — Dijo Tala, cómo si encontrara la idea graciosa. — Nosotros no nos vamos a ningún lado, tenemos que llegar a Goldenrod.

    Shadi estuvo a punto de contestar, pero las palabras murieron antes de dejar su boca. Se puso a pensar realmente acerca de escapar, pero mientras más lo consideraba, peor sonaba ¿Dónde iba a ir entonces? Había gastado casi todo su dinero en aquél boleto de tren, y realmente necesitaba el dinero de ese trabajo. Dio vuelta el rostro hacia uno de los agujeros que la explosión había hecho en el costado del tren; si quería correr, esa era su única oportunidad. Si tan solo pudiera…

    Una luz potente cegó completamente a Shadi, haciendo que se tapara los ojos con las manos. Las luces del tren se habían vuelto a activar, y de a poco el sonido del motor y de las vías comenzó a sonar a través del andén. El poder había vuelto.

    —Oh bueno, adiós a ese plan, supongo. — Se rió Tala

    —Oh, mierda. — Exclamó la mujer. — Deben haber usado algún pokemon eléctrico para darle energía a los generadores.

    La visión de Shadi se acostumbró finalmente a la luz, y por primera vez pudo ver con claridad a las dos personas que se encontraban con ella. Además de lo que había notado antes sobre ella, la mujer misteriosa era bastante alta, mucho más que ella, y tenía puesto un sobretodo negro que le llegaba hasta las rodillas, debajo del cual llevaba sólo una camiseta violeta. El joven llamado Tala era un poco más bajo, y tenía el mismo color de cabello que su hermana, aunque un poco más alborotado, cómo si se hubiera levantado hace poco tiempo. Llevaba un sobretodo parecido, aunque éste sin mangas, dejando sus brazos al descubierto. A su costado, colgada de su cinturón había algún tipo de arma, probablemente una espada. Ambos tenían pokebolas colgadas de sus costados, cómo ella.

    —Maldita sea, nos vieron. — El rostro de la mujer cambió a uno lleno de frialdad tan rápido que a Shadi le dieron escalofríos. — Están viniendo hacia aquí.

    Tenía razón, a través de la ventana de la puerta del andén podía notar a un par de figuras a dos vagones de distancia, dirigiéndose hacia ellos y hablando entre sí. Tanto Tala cómo la extraña mujer se pusieron a un lado de Shadi, pokébolas en mano.

    —¿Cómo te sientes?- Inquirió la mujer, ojeando de costado a Shadi. — ¿Puedes pelear?

    Shadi se incorporó completamente. Sus piernas temblaban, sentía que se había roto algo en el brazo, y su mirada se encontraba un poco borrosa. La joven respiró hondamente y desvió sus manos hacia sus dos pokebolas. El tacto del frío metal hizo que sonriera, a pesar de todo.

    —Siento que me dieron en la cabeza con un trén. — Confesó, esbozando una sonrisa nerviosa.- Pero sí, puedo pelear.

    Las figuras a través del vidrio ya casi estaban sobre ellos. A apenas unos metros de la puerta se detuvieron, y Shadi notó el sonido de pokebolas agrandándose.

    —¡Prepárense, no dejen que nos separen! — Gritó la mujer, casi un rugido.

    El vidrio de la puerta se rompió, y a través de él tres pokebolas salieron volando hacia su andén, abriéndose el momento que golpearon el suelo. Los flashes de luz hicieron que entrecerrara los ojos, pero no iba a distraerse; debía mantener los ojos en su objetivo.

    —¡Pantalla de humo! — Gritó una de las figuras.

    Antes de que pudiera discernir a que Pokemon se estaba enfrentando, la figura luminosa liberó un enorme torrente de humo en todas direcciones, rápidamente cubriendo toda la longitud del andén. Shadi se llevó una manga a la cara, tapándose la nariz para no respirar aquello, usando la otra para arrojar una de sus pokebolas al suelo.

    —¡Agh! ¡Mierda! — Tala exclamó a su lado.

    —¡Tápense los ojos y la boca! — Ordenó la mujer.

    —¡Yo me encargo! — Shadi les informó, observando la explosión de luz en frente de ella, proveniente de su pokebola. — ¡Merrick, Tornado! ¡Disipa el humo!

    Shadi no podía ver, pero a unos metros pudo escuchar el sonido de alas batiéndose cada vez más rápido, hasta que una enorme ráfaga de viento los cubrió a todos, con tanta fuerza que logró limpiar casi completamente la pared de humo. La fuerza de la ráfaga fue tal que Shadi casi dejó caer su otra pokebola.

    El Pokemon de la joven terminó su ataque, haciendo que todos pudieran abrir los ojos nuevamente. Al levantar la mirada hacia la puerta Shadi finalmente pudo ver a sus oponentes. Frente a ellos había dos Pokemon redondos, llenos de vultos y huecos, color violeta. Uno de ellos era mucho más grande que el otro , con otra cabeza saliéndole de un costado. Detrás había dos hombres en uniforme negro, vistiendo una insignia púrpura en sus camisas y unos googles encima de los ojos, seguramente para poder ver dentro del humo.

    Por encima de ellos había un Pokemon volador, no más grande que un Golbat, pero cubierto de pelaje violeta claro y con dos grandes orejas redondas. El Noibat de Shadi aleteaba furiosamente, listo para pelear.

    —¿Quiénes son estos tipos? — Se preguntó Shadi, sin darse cuenta de que estaba hablando sola.

    —No sé muy bien… pero nos informaron que cierto grupo de gente podría querer interceptarnos en nuestro camino hacia Goldenrod. — Dijo la pelirroja, y a continuación miró de reojo a Shadi. — Te lo explico luego. Buen trabajo con ese Tornado, por cierto.

    Uno de los hombres bufó, claramente irritado.

    —Maldita sea, tienen un Pokemon volador.- Se dirigió hacia su compañero. — ¡Rápido, contacta a los Admin, diles que los encontramos en el tren de Saffron.

    El otro extraño, aparentemente un subordinado del que acababa de hablar, desvió su mano hacia uno de sus bolsillos, buscando nerviosamente algo. Finalmente pareció encontrar lo que buscaba, y sacó lo que parecía ser un Pokégear. Lo llevó rápidamente a su boca, y comenzó a hablar con una voz apurada y nerviosa.

    —¡Mellkin a base! ¡Necesito comunicación directa con alguno de los Admin, encontramos a los sospechosos en…!

    Un brillo pasó por un lado de la cabeza de Shadi tan rápido que sus ojos apenas tuvieron tiempo de reconocerlo. En menos de un segundo el cuchillo se clavó en el aparato del hombre, enviándolo hacia la pared detrás de él, destrozándolo. A su lado, Tala tenía un brazo extendido hacia sus oponentes, como si hubiera arrojado algo.

    —Lo siento, pero no. De ninguna manera. — Sonrió el joven.

    —¡Mocoso de m…!— El hombre mayor estaba fuera de sí, puños cerrados en furia. — ¡No importa, no necesitamos a los Admin, vamos a destrozarlos aquí, nosotros!

    Tala y su hermana liberaron sus pokemon al mismo tiempo, cómo si compartieran los mismos pensamientos. De la pokebola de la mujer salió una pequeña criatura rosada, parecida a un gato. De la de Tala emergió un gran Pokemon blanco, con largas garras y con una raya roja a través de su ojo. El Espeon y el Zangoose no perdieron tiempo, se pusieron en posición de batalla apenas emergieron.

    —Ustedes ocúpense del Koffing. — Ordenó la mujer. — El Weezing es mío.

    Shadi y Tala asintieron, pero su oponente dejó salir una pequeña carcajada al oír eso. Shadi frunció el ceño ¿Qué era tan gracioso? Estaban por destrozarlos. La joven sintió un extraño escalofrío subiéndole por la espalda, aunque no podía identificar porque era. Sentía que había algo de lo que se estaba olvidando.

    —Antes de mandarse sin pensar a pelear, quizá deberían prestar atención a sus alrededores. — Sonrió el hombre. — Un consejo para sus próximas vidas.

    Shadi abrió los ojos como platos, y de repente se dio cuenta de lo que la estaba molestando.

    —Momento ¿Acaso no fueron tres pokebolas las que tiraron hacia aquí?

    Tala y la mujer lo miraron, pero antes de que pudieran entender la situación una sombra saltó desde detrás de uno de los asientos, volando directamente hacia Shadi. Su cuerpo se congeló, sus piernas no reaccionaban. A apenas centímetros del impacto sintió a alguien empujándola, enviando su cuerpo hacia la pared. Un ardor horrible le cubrió el brazo derecho, y la joven hubiera gritado si no fuera porque no tenía aire en los pulmones.

    Su cuerpo chocó contra la pared, y su visión se volvió aún más borrosa. La sombra que la había atacado cobró la forma de una pequeña criatura negra, con largas garras y una pluma roja encima de la cabeza. El sneasel había aterrizado del otro lado del andén, observándola fijamente y lamiéndose una de las manos, cubiertas en su sangre. Shadi bajó la mirada a su brazo, donde ahora había un profundo corte. Sus ropas se habían manchado de rojo.

    —¿Estás bien? — Escuchó la voz de la mujer a su lado. — Maldita sea, debería haberme dado cuenta del Sneasel antes, lo siento tanto.

    Shadi rodeó a la mujer con el brazo que no tenía lastimado, usándola para incorporarse. Aunque sentía deseos de llorar de dolor, hizo su mejor esfuerzo para esbozar una pequeña sonrisa.

    —No te preocupes, estoy bien. — Le aseguró. — He vivido peores, créeme. Aún puedo pelear. — Dirigió su mirada hacia su Noibat, quién la miraba fijamente, como si estuviera sorprendido de lo que estaba pasando. — ¿Qué dices, Merrick?

    El Sneasel no pareció estar interesado en las palabras de los jóvenes, ni en las órdenes de su amo, porque apenas pudo volvió a saltar hacia ellos, listo para atacar. Pero ésta vez los tres estaban preparados. El Zangoose de Tala se movió casi tan rápido cómo el pequeño Pokemon, chocando garras con él, detuviendo su ataque.

    —Ustedes damas pueden encargarse de aquellas bolas flotantes. — Les habló Tala, dándose vuelta hacia el Sneasel. — Ken y yo podemos con esta rata.

    Shadi asintió, y hizo lo que pudo para ponerse de pie. Su oportunidad de escapar había pasado, y no había ningún punto en lamentarse por ello. Respiró hondamente, y se preparó mentalmente para pelear.

    —Con gusto. — Gruñó, llena de decisión. — ¿Lista, pelirroja?

    —Siempre lo estoy. — La mujer la miró de reojo, y esbozó una sonrisa amable. — Y mi nombre es Zoey, por cierto.

    —Shadi. — Se introdujo la joven. — Un placer.
     
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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

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    Bien, por fin me puedo dar el tiempo de comentar esta historia.
    Acción y adrenalina en toda regla con un aura de misterio en la trama. Eso mismo me impide un poco hacerme de gran juicio ya que recién la historia va arrancando y a medida que avance se irá sabiendo más de los personajes y sus intenciones, pero debo decir que el primer capítulo es atrapante. La forma en que está narrado ayuda mucho a mantener el suspenso y hasta el momento no resulta pesado de leer.

    Invoco a @The Raven @Graecus y @Durazno quienes pueden encontrar la historia de su interés.
     
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    Graecus

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    Me gusta el hecho de que la historia no se centra en los pokémon. De hecho, practicamente ni son mencionados en el primer capítulo, y más de una vez tuve que revisar el si la historia estaba publicada en el apartado de pokémon o en originales xDD Es un buen cambio, me agrada.

    Ahora, ¡los pokémon son usados como armas! ¡Y tienen libertad para lastimar humanos! lo cual es un gran cambio, ya me estoy cansando de eso de "las peleas se resuelven entre batallas pokémon"...nope, ahora los pokémon pueden lastimar humanos, yey! n.n

    Mucha acción en la historia, y aunque los protagonistas parecían tener la ventaja de la batalla, de repente llega Sneasel ha igualar las cosas. ¡Chachi! muero por saber mas sobre los personajes ewe
     
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