Fandom: Saint Seiya © Masami Kurumada. || “The Lost Canvas” © Shiori Teshirogi. Tipo de Fic: Drabble. Pareja: Anna & Minos. Géneros: Dark-fic. Advertencias: "Romance" tóxico. | WHAT IF. | Crack!Shipp. | OOC. Aclaración: Anna no es un OC, aparece en un especial de Teshirogi; canónicamente, en su universo, ella es una "monja oscura" a los servicios del juez. Basado en la canción Joke's on you de Charlotte Lawrence. _____________________________ —¡El señor Minos ha caído! Mientras algunos entraban en pánico, otros fruncían el ceño y se preguntaban cuándo les tocaría pelear a ellos. En mi camino descubrí que varios subordinados habían perdido la cabeza. Natural. Él. El supuesto juez más poderoso de los tres, había sido vencido por un estúpido Santo Dorado. Por uno solo. «Así que has sido vencido» pensé sin sentimiento latente en mi interior, caminando silenciosamente hasta donde tú solías enseñarme a… Controlar, manipular, manejar, quebrar, herir. A matar. Sin dejar de andar con la cabeza inclinada hacia el piso, uso mis manos para formar hilos de cosmos entre mis dedos. Juego con ellos un poco. Los alargo y los atraigo. Así como me enseñaste. Deslizo los hilos por el piso, oyéndolos rasguñar la roca como si fuesen garras casi invisibles. Tú me enseñaste muchas cosas. Pero, no me enseñaste a amarte o apreciarte lo suficiente. Así que no siento pena por tu derrota, sólo un vacío que me deja el pensar que tardaré mucho en terminar de aprender lo que comenzaste a mostrarme. Resopló con fastidio. «Maldito Piscis» como si fuesen látigos, uso mis hilos para darle un golpe a una de las columnas del complejo que mi señor Minos gobernaba. Esta se quebró, más no se rompió. Me faltaba poco. De no ser por ese patético sucio humano, yo habría aprendido mucho más de lo que sabía ahora. Llego hasta su trono, y me siento en él, descubriendo que… sin Minos debajo de mí, el espacio es demasiado grande. Lo pienso con cuidado, y llego a la conclusión de que sí voy a extrañar algo de él. Sonrió de forma perversa pensando en aquellas noches en las que nos entregábamos a la lujuria. En las noches, tardes y días que él lograba encender la pasión en mí y hacerla explotar con tan solo sus dedos. Siempre ha sido muy habilidoso con ellos… para muchas cosas. En definitiva, extrañaré eso de él. Alzo mi mano derecha y muevo mis dedos frente a mis ojos. «No será lo mismo» pienso echando mi espalda contra el respaldo de la silla. Fue divertido mientras duró. Ahora me tocará esperar a que Athena y sus santos terminen lo que empezaron. Yo no moveré un solo dedo por este asqueroso sitio. —FIN—