Erase una vez, un barco de vulgares piratas que asaltaban con viles artimañas se encontraron con un ermitaño que como tal ermitaño hablo... Diciéndoles de una calavera de oro, los piratas sonrieron con sus dientes de oro. esperando alguna ayuda del ermitaño este se las dió. Una mapa y una maldición les dió estos como viles que eran, la muerte le dió y sin remordimientos los piratas cargados se fueron. Tras pasar tres largos días encontraron la isla evitando los peligros a la calavera encontraron esta hablo; y al tocarla sus almas se las llevo. Y así las almas de estos atrapadas se mantuvieron esperando el momento en que alguien mas la encuentre y al tocarla los encuentren, pero el tiempo fluyo y la calavera de oro intacta se mantuvo dejando en pena a las almas de los piratas que alguna vez atemorizaron a toda la costa; en la calavera se quedaron...