La llave del ángel -Comprendí que aquel era el final de toda mi vida. Pero yo quería volver a casa, no quería en absoluto pasar a una vida nueva. Morir. -Señorita la hora de visita se terminói – la interrumpió una voz dulce y estricta, dirigiéndose a mi bello ángel. -Me despediré y saldré. -Está bien, pero dese prisa por favor – su voz se fue alejando y una puerta se cerró. Una mano cálida se posó en mi frente y otra en mi mano inmóvil – Te quiero. He rezado todo este tiempo por ti, y a veces siento que no puedo más, pensé que al terminar de leer tu libro abrirías los ojos o moverías una mano o quizá pronunciarías una palabra, pero me estoy rindiendo porque estás aquí, pero a la vez no. – Sentí su voz frágil como cuando estaba celosa y yo me burlaba porque solo la amaba a ella, mi ángel yo quiero hablarte, quiero moverme y acariciar tu rostro, limpiar aquellas lagrimas que no veo pero siento caer. Aquella puerta se cerró y quede solo en un cuerpo inmóvil que deseaba hablar, solo hablar. No presté atención a lo que hacía, cuanto me imploraba que no fuera a ese lugar y yo la ignoré, ahora sufría por mí. Escuché voces en mi habitación, mi mente acababa de despertar reconociendo la voz de mi madre, de mi padre y mi hermana menor, la otra voz me era desconocida. -Mi hijo lleva aquí casi un año y me estoy cansando, se supone que este es el mejor hospital de la ciudad -Señor. Lo es, pero su hijo… -Si es por Dinero no se preocupe, pero no permita que mi hijo… - mamá estalló en llanto, lo pude oír. -Miren señores ya está hecho, su hijo podrá volver a hablar pero no moverse. Lo siento mucho. Mi corazón se estremeció, una puerta se cerró con fuerza, era la puerta de la vida que me tendría retenido en un cuerpo inservible. Pasaron días y su voz no oía, me estaba desesperando, quería correr, gritar, buscarla y pedirle perdón, he implorarle que me matara, que abriera la puerta de la vida. -Hola – interrumpió mis pensamientos la voz de mi ángel – ya volví , siento la tardanza de una semana – hablaba y hablaba , era feliz con solo escucharla – traje cosas, un libro genial que encontré y quiero que lo leamos juntos – Me incluía en sus planes, pero todo era fingido, esa felicidad, el incluirme en sus planes no duraría para siempre, cuando le contaran que no podría moverme jamás. Cuanto deseaba que me escuchara, ella comenzó a leer, ya veo porque quería que lo leyéramos juntos. Lo había escrito ella. -Desperté en una camilla de hospital, instalada en el corredor. ¿Cómo había llegado allí? No lo sabía, pero el olor a mandarina era más fuerte y decidí seguirlo, tal vez me llevará a aquel secreto – Hizo una pausa y sentí su cabecita en mi pecho, lloraba, lloraba sin compasión. Como cuando se enteró que consumía droga. Pero – Te amo. -Hablaste! Hablaste! – Le escuche cerrar la puerta y luego una confusión de voces en mi habitación, era el llanto de mi madre, el de mi ángel y los suspiros de mi padre. Alguien intento abrir mis parpados y me cegó con una luz. -Los signos vitales están bien, ya puedes abrir los ojos. – Me hablaba a mí y le obedecí, mi madre se abalanzo hacia mí y mi ángel lloraba en la ventana. Mi mirada se posaba en ella, no me importaba nada mas, tal vez suene cruel pero ella me amaba , conocía como era , no por lo que mis padres querían que fuera. Cuanto deseaba abrazarla y besarla suavemente. La conmoción había acabado, alguien podría esta noche quedarse con migo y le dije en voz baja a la doctora, que mi ángel debía ser ese alguien. La noche nos cubría y ella acariciaba mi cabeza y sonreía con tristeza, yo sonreía por poder decirle que la amaba. -La vida, la vida y sus miles de puertas. -- Te amo – le dije sonriendo -- Es lo único que me dices – sonrió dándome un beso en la frente -¿En la frente? – Recuerdo haberle dicho con voz picara. -Su rostro se iluminó y sus ojos se nublaron, se acerco a mi lentamente y una de sus suaves manos acaricio mi mejilla y me besó, yo la besaba como hace meses no lo hacia. Los dos llorábamos mientras nos perdíamos en una de las habitaciones de la vida. -¿Así que ella te mató? -¿ Me mató? Jajaja claro que no, ella me ayudo a abrir la puerta, ahora nos amamos después de la muerte. -Historia extraña. He escuchado muchas historias, pero la de ustedes… -No importa, ella es hermosa y no cruzó aquella puerta de salida por mí, sabía que no sería feliz sin poder moverme, sin hacer lo que me gusta, pero no se imaginó que eso no me importaba porque yo no era feliz, sabiendo que yo seguía vivo y ella estaba muerta. -Linda historia amigo. Ahora me retiro, que yo también soy el ángel de alguien. Me acerqué a ella que jugueteaba con su cabello, la abrace y la interrogué un poco. - ¿Por qué la doctora te vio he incluso te habló?, ¿Cómo es que te escucharon decir que yo hablaba? -Secretos de un ángel – sonrió y me abrazo con la calidez de la vida. -Vamos amor… que hay muchas puertas por cerrar pero otras más por abrir. La vida es una gran mansión, la cual compartimos con seres vivos o muertos. Hay puertas que se cierran y desearíamos abrir, hay otras que se abren y desearíamos cerrar. Pero son los ángeles enviados por aquella energía suprema quienes tienen las llaves de las puertas que nos conducirán a algún camino.
Amor, bella historia, debo decir que me encantó y que te he dicho siempre que tus historias son concretas y concisas, algo que debo aprender en mis historias para hacerlas más "interesantes" podría decir, quiero darte una felicitación y decir también que la historia me llegó al corazón sigue escribiendo de esa forma, tienes mucho talento y te felicito.