One-shot de Pokémon - *La Isla Del Terror*

*La Isla Del Terror*

Hola!!!! Aquí Meilyn de nuevo ^-^ esta vez traigo un fic sobre May (el segundo de los que utilicé para el concurso) espero les guste ya que es mi primera incursión en el género del terror...

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LA ISLA DEL TERROR…​

Las calles empedradas se deslizan bajo mis pies, o quizás son mis pies quienes se deslizan sobre ellas. La lluvia cae con fuerza, empapando el vestido camisero de color blanco, que me protege de las incoherencias del clima.

La noche es oscura. Probablemente más oscura que otras veces.

[FONT=&quot]El viento ha silenciado su danza hace más o menos media hora y eso me reconforta. El clima ha sido bastante frío los últimos días, probablemente soy la única persona en la calle a estas horas. [/FONT]

[FONT=&quot]-¿May? ¿Qué haces aquí afuera?- vuelvo la mirada hacia atrás, donde mi amiga Litzy me observa atentamente con sus cálidos ojos color miel. [/FONT]

[FONT=&quot]-Paseando- le contesto, no muy segura de mi respuesta. [/FONT]

[FONT=&quot]-¿A tan altas horas de la noche? ¡Son las 12, May! [/FONT]

[FONT=&quot]-Si es tan tarde… ¿Qué haces tú aquí?- observo su mano izquierda y antes de que pueda articular palabra doy yo misma con la respuesta a mi pregunta. Compras Nocturnas. [/FONT]

[FONT=&quot]-Karen se enfermó- me dice, y alcanzo a notar en su semblante una ligera nota de preocupación. [/FONT]

[FONT=&quot]-Se repondrá pronto…-mi voz es casi un susurro, ante la fuerza de la lluvia que azota la región. [/FONT]

[FONT=&quot]Y entonces mi cuerpo se paraliza, una vez que Litzy se ha dado vuelta para regresar a casa. La marca… [/FONT]

[FONT=&quot]-¿Qué tienes ahí?- le digo con miedo, después de todo, yo siempre he sido una persona muy miedosa.[/FONT]

[FONT=&quot]-¿Qué?- se vuelve un poco y alcanza a observar todo el dorso de la playera que lleva puesta- ¿Por qué me dices eso May? yo no veo nada.[/FONT]

[FONT=&quot]-Esta bien…-me tiembla un poco la voz, pero aún logro articular palabra- Ve a casa…[/FONT]

[FONT=&quot]-Estas pálida, amiga- me dice antes de irse.[/FONT]

[FONT=&quot]Siento un fuerte escalofrío correr por mi cuerpo cada vez que viene a mí el recuerdo de esa marca. La imagen es de una calavera, delimitada por gruesos grupos de serpientes y algunas más de ellas que se unen para formar la palabra “Death” (Muerte) [/FONT]

[FONT=&quot]Seguramente les interesaría saber como es que yo conozco sobre esto. Yo, una chica tímida y miedosa, una coordinadora anormal, que ni siquiera trata con Pokémon fantasma debido a sus temores.

Bien, les contaré mi historia...
[/FONT] Hace un par de meses mis padres decidieron mudarse de la semi destruida Ciudad de Petalburgo, en la región de Hoenn. Con mucho dolor dejé atrás mi Ciudad Natal, el lugar donde conocí a los que una vez fueron mis mejores amigos.

Después de mucho buscar, nos establecimos aquí en Edom, una Ciudad Central, aunque un poco aburrida, de la región de Daresia.

Durante la víspera de mi llegada todo era una novedad, los vecinos, las comidas típicas, las festividades, etc, que pasé todo mi tiempo entretenida, si no era desempacando, era abriendo las puertas de nuestra nueva casa a los curiosos, pero amables vecinos que nos visitaban.

Todo era tan normal que jamás me imaginé que algo así me sucedería. La tarde del 31 de Octubre recibí una extraña visita. Era un niño, de esos de cara traviesa y ojos encantadores. Me entregó una invitación para el próximo concurso (que aunque no era de coordinación pokémon sonaba bastante bien) Decidí ir. Probablemente ese fue mi primer error.

Muchos meses después supe que aquel niño era en realidad un cadáver que se había desintegrado una vez entregado el mensaje. Pero, como no quiero desviarme mucho de la historia, vayamos a lo sucedido…

Recuerdo haber subido a un pequeño barco, que supuestamente cumpliría la meta de llevarme al lugar donde se realizaría el concurso.

-¿A dónde desea ir?- me preguntó un fornido marinero.

-Isla Rosenberg…- le contesté, señalando con mi dedo índice la cita que mostraba el nombre de la Isla, en la carta que había recibido.

-Muy bien- en aquel momento no noté la nota triunfal en su voz.

No puedo decir exactamente cuanto duró el viaje, pero lo que sé es que cada legua que avanzábamos me iba extrañando más y más.

No había visto otro barco que se aproximase a Isla Rosenberg ni a ninguna parte cercana. El agua de mar se había teñido de un extraño color rojo y no había ningún pokémon que flotara cerca de la superficie. Como si fuera poco, de pronto se escuchó un chillido horrible proveniente de alguna parte cercana. Me volví hacia el marinero para preguntarle que había sido eso, y se me heló la sangre al comprobar que había desaparecido.

Aquel barco continuó navegando pese a la desaparición del marinero y mi temor aumentó cada vez mas mientras el barco encantado se dirigía a la Isla. Intenté calmarme, pero me fue imposible.

Bajé lentamente del barco, y apenas puse un pie en tierra me eché a correr. Estaba demasiado asustada, demasiado temerosa de lo que pudiera suceder. La idea de buscar compañía en los alrededores de la isla se me hizo entonces demasiado atractiva como para rechazarla. Que equivocada estaba.

Después de unos minutos volví a escuchar aquel grito desgarrador, y esta vez logré descubrir de donde provenía. Era un castillo. Una especie de lugar medieval que presentaba un aspecto aterrador.

Fue entonces cuando las nubes comenzaron a vencer al sol, que brindaba una luminiscencia magnifica a los alrededores de aquella isla. Propagaron una oscuridad casi impenetrable, que me permitía apenas ver la palma de mi propia mano.

Confieso que algo confiada entré al castillo, que estaba polvoriento y descuidado. Encima de las mesas se exhibían copas de cristal, platos y candelabros hechos añicos. Las cortinas de la estancia principal estaban rasgadas y manchadas levemente de una sustancia roja: sangre.

Si alguna vez en mi vida he sentido fuertemente la influencia del miedo creo que ha sido en esa ocasión. Traté de escapar de aquello que me resultaba desconocido y caminé hacia la siguiente habitación.

5 segundos más tarde me arrepentí de mi decisión. Apenas abrir la puerta me llegó una oleada de hedor a sangre y a carne putrefacta. Avancé vacilante, bajo la tenue luz de las antorchas. Me oculté tras una mesa y observe con horror, que recientemente se había marcado en mi rostro aquella escena.

Una mujer joven, probablemente de unos 30 años se paseaba lentamente por la estancia, blandiendo su látigo con fuerza sobre una niña. La pequeña lloraba y gritaba de dolor, pero la mujer no se compadecía ni un solo instante. Calculo que después de aburrirse la muchacha utilizó un cuchillo para desgarrarle la ropa… y la carne. Sentí miedo, asco, desesperación de observar aquella situación. Estar ahí me hacía daño…

Una vez que la pequeña hubiese muerto la mujer comenzó a devorar rápidamente su carne, y yo contuve con mucho esfuerzo las enormes ganas de vomitar. El miedo en mi ser se incrementó. Corrí hacia la puerta y salí de aquella habitación, en dirección a la puerta principal del castillo. Tenía que ponerme a salvo, tenía que salir de ahí.

Sin embargo, mis esfuerzos fueron en vano. Unas criaturas horribles, de color negro con escamas, que poseían cuchillas en vez de mano y que exhibían un extraño resplandor rojo en sus ojos me alcanzaron. Mi cuerpo comenzó a temblar violentamente cuando uno de ellos me puso la mano sobre la cabeza. Sentí que mis fuerzas me abandonaban…

Cuando desperté me hallaba en una cámara de tortura, o por lo menos eso parecía. Había mesas enteras manchadas de sangre, el mismo hedor que había inspirado antes y probablemente un centenar de armas de tortura: cuchillos, pinzas, garfios, látigos. Todas las cosas humanamente dolorosas.

-Así que eres tú- la mujer que había asesinado a la niña me hablaba, y en ese instante logré apreciarla por primera vez, mientras estaba encadenada a una cama.

Aquella mujer poseía una gran belleza, unos ojos que expresaban locura, unos dientes afilados como los colmillos de un perro y una aterradora marca, la misma que les he descrito antes. Su voz era suave pero fría, similar al siseo de una serpiente.

-¿Qué tiene planeado hacerme?- fui directo al grano, y después tragué saliva ruidosamente.

Ella soltó una carcajada, que dejaba en evidencia aún más su locura. Las horribles criaturas que me habían apresado rodeaban a la dama, a una cómoda, pero cercana distancia.

-Lo que le hago a todo el mundo, niña- me contestó finalmente. Y pensé que en ese momento iba a morir.

Y entonces sucedió lo inimaginable. Una gigantesca chispa de luz golpeó a la mujer en el vientre, e impidió a las criaturas utilizar su capacidad de visión. Yo solo observé una figura encapuchada, con una máscara que le cubría completamente el rostro, y un feroz Arcanine que se situaba a su lado.

Una nueva chispa de luz avanzó rápidamente al centro de la estancia, pero esta vez se dirigió a mí. Mi sorpresa fue enorme al sentir una sensación de calidez propagarse rápidamente en mi interior. Parecía sentir la felicidad y el entusiasmo del mundo, a unos cuantos centímetros frente a mí.

Jamás supe exactamente lo que sucedió, pero el próximo lugar donde me encontraba era una gran tienda, que aguardaba a un montón de gente dentro. Recuerdo haberme frotado los ojos unas 10 veces, al percibir la viva imagen de un Ho-Oh perderse entre la multitud. Y sentí de nuevo aquella calidez infinita.

Ni siquiera he considerado aún comentarlo con alguien. Ha pasado tanto tiempo de aquello…

-May, ¿Podrías hacerme un favor?- Litzy había regresado.

-Claro, el que quieras…- le contesté casi sin fuerzas.

-¡Préstame tu celular! Karen empeoró y necesito llevarla con un doctor. Mamá no esta en casa, tengo que avisarle.

-No lo tengo conmigo…- respondí- pero si quieres lleva a tu hermana al hospital, déjame el número de tu madre y yo le hablaré para darle tu recado.

-Sería mejor hacerlo personalmente May…- susurró. Y por algún extraño motivo, aunque me niego a darle importancia, siento una sensación gélida.

-Solo date prisa- le dije. Ella me entregó una tarjeta y se fue corriendo. Yo la imité hacia el lado opuesto, donde había una cabina de teléfono.

Marqué el número deprisa y mi cuerpo se paralizó. Una luz roja me absorbió completamente nublándome la vista y cuando alcancé a visualizar algo sentí aquella casi olvidada sensación de terror. Estaba de nuevo en Isla Rosenberg. Y la mujer y sus criaturas me rodeaban. No tenía escapatoria.

-Y bien, veo que tenemos visita- la mujer alzó su cuchillo y yo opté por cerrar los ojos.

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FIN. ​