Capitulo 1: El comienzo de todo. Boadilla del monte, Madrid, 5 minutos antes del impacto... Una familia recogía sus pertenencias en varios camiones, pues estaban preparando su mudanza. Los días en aquella casa habían terminado. La mujer, alta y esbelta, de cabello rubio y de ojos grandes, miraba hacia el portal de la casa, donde una chica llevaba varias pertenencias. — ¿Lo tienes todo listo Aroa? —Dijo su madre. —Joder mamá, te he dicho mil veces que me llames A.T. —Dijo la chica enfurruñada. —Esas palabras jovencita —Dijo su padre, un hombre de pelo castaño con un bigote poblado que le tapaba la boca. A.T, todavía algo molesta, puso las dos maletas que portaba en el maletero de su coche. Era una chica alta para su edad, 15 años. Sus ojos color oliva observaban cada detalle del interior del automóvil, por pequeño que fuera. Ese día vestía una camiseta de tirantes naranja con dibujos de animales y unos pantalones de chándal azul oscuro. Cuando hubo terminado de empaquetar sus cosas, se dirigió a su padre. —Es una pena que vayamos a perdernos lo del meteorito. —Ah, no te preocupes por eso —Dijo su padre rascándose la barbilla— En la radio dijeron que se podría ver sin telescopio y a simple vista. En el coche lo podrás observar perfectamente. —De acuerdo —Sonrió A.T. Sus padres, tras hablar con el conductor de uno de los camiones de mudanza, terminaron de meter otras tres maletas en su coche y tras montarse, partieron rumbo hacia su nuevo hogar. A.T. dirigió su mirada hacia el cielo y pudo vislumbrar aquel pequeño resplandor azulado en el horizonte, el cual solo podría ser el meteorito. Hacia tan solo unos meses lo habían visualizado los telescopios y las alarmas se dispararon. Era de un tamaño demasiado grande y tras comprobar la trayectoria, se confirmó que impactaría en algún punto de Irán, donde causaría graves daños en este y otros países bastante alejados, como Alemania. Tras una reunión, se acordó bombardear el meteorito con bombas atómicas, pues dado su tamaño, los pedazos restantes que cayeran a la Tierra deberían desintegrarse al entrar en contacto con la atmósfera. Y dado que estas harían explosión en el espacio, la radiación no produciría efectos adversos en el medio ambiente. La chica, lejos de alejar la mirada de aquella perturbadora bola de fuego, siguió contemplándola en silencio mientras el coche seguía su camino. Tras mirar su móvil para ver la hora, comprobó que aun quedaban dos o tres minutos antes del bombardeo. Luego de un rato, A.T vio un gran destello en el cielo, cegando a la chica durante unos segundos obligándole a cerrar los ojos. Cuando los abrió, miró hacia el lugar donde se había producido la explosión. Aun quedaba luz de esta en el horizonte. Los misiles habían dado en el blanco y al parecer, habían destruido por completo el meteorito. O eso pensaba la chica. —¡¡Dios mío!! —gritó el padre de pronto. Una bola de fuego había aparecido delante del coche y se dirigió hacia una montaña cercana. Tras chocar, un enorme estruendo se pudo escuchar durante unos instantes. Una gran nube de polvo y cenizas empezó a caer a la tierra y varias de ellas se colaron por la ventanilla abierta del asiento de la chica, cayéndole unas cuantas en la mano. A.T. la retiró tan deprisa como le permitieron sus reflejos. Se había quemado parte de esta, aunque no tenía pinta de haber sido muy grave. — ¿Cariño estas bien? —Preguntó su madre. —Sí mamá… Solo es que me ha caído ceniza en la mano y me he quemado un poco. Su padre paró el coche cuando cesó de caer los restos cenicientos del cielo. Entonces, bajándose su esposa y él del coche, observaron la herida de su hija. —No es nada cariño, no es más que una pequeña quemadura —Dijo su madre tranquilizándola. A.T. se mordió el labio, pues la herida le escocía en contacto con el agua que su padre le echaba en ella. Mientras su madre le vendaba con un pañuelo la mano, la chica echó un vistazo hacia la montaña lejana, donde aún ondeaba una pequeña voluta de humo en el horizonte… Al oeste de Bargas, Toledo, 3 minutos antes del impacto... Allí estaban. Todo el mundo pegado al televisor o mirando hacia el cielo por lo del meteorito... y ellos dos sin embargo jugando a videojuegos. Una pelota de fútbol reposaba cerca de ambos chicos. —Chacho te van a matar a este paso —Dijo el de la izquierda. —Tú a callar Roberto, sé lo que tengo que hacer —Dijo el de la derecha. Roberto, de 17 años, pelo corto moreno y de ojos de color madera de teca, tecleó rápidamente en su portátil y mato a tres monstruos del videojuego al que estaban jugando los dos chicos, salvándole el pellejo al otro. —Ves, te lo dije Rodri—Dijo Roberto. —Pero si eso estaba chupado —Dijo el aludido. —Si claro, tan chupado que por poco te matan gusano —Dijo Roberto burlándose de Rodrigo. —Algún día seré un buen jugador de esto ya lo verás—Dijo Rodrigo enfurruñado cogiendo una chocolatina. —¿¿OTRA?? Joder si fueras tan bueno jugando como comiendo serias el rey del mundo —Se quejó Roberto. Rodrigo, de 16 años, de pelo rubio y ojos color chocolate, le sacó la lengua a su compañero. Vestía ropa de deporte, cuyos pantalones y zapatos estaban un poco manchados de barro. Roberto, por su parte, vestía el mismo tipo de ropa, con una sudadera de color marrón con gorro que descansaba en la espalda del chico. De golpe, ambos se callaron y pusieron el juego en pausa. — ¿Has oído eso? —Dijo Roberto. Rodrigo asintió y el otro chico se levanto de la silla y se puso a mirar por la ventana. —Hay humo ahí arriba, como si hubiera pasado algún avió… De pronto oyeron un ruido tremendo seguido de un pequeño temblor de tierra, el cual asustó a los chicos. —… Me ha parecido ver la estela de un avión o algo, creo que se ha estrellado cerca de aquí —Indicó Roberto. —Oye, ¿Recuerdas que hoy era el bombardeo del dichoso meteorito ese? A lo mejor ha sido un pedazo que ha caído aquí en Bargas—Dijo Rodrigo. —Venga ya, parecía más un avión —Dijo Roberto algo molesto. El chico echó un vistazo a la calle. —La gente acaba de salir a la calle asomándose por las ventanas. —Cuanto sopa hay en tu barrio macho —Se quejó Rodrigo. —Pues ya ves… que calor tío, me voy a quitar la sudadera —Dijo Roberto tras quedarse con una camiseta interior blanca sin mangas. En ese momento, Rodrigo vio como una lluvia de ceniza caía en el exterior y vio como se acercaba a Roberto. —Tío quítate de la ventana —Dijo corriendo hacia su compañero. Pero era demasiado tarde. La ceniza entró por la ventana y cayó encima de la espalda de Roberto, el cual empezó a chillar como un poseso. Rodrigo logró apartarle de la lluvia asesina y lo colocó de espaldas para ver los daños. La camiseta interior había quedado prácticamente quemada con varios agujeros. Lentamente, el chico se la fue quitando despacio mientras Roberto seguía aullando de dolor. Mientras hacia la operación, Rodrigo rozó el dedo índice de su mano derecha con la camiseta y tras soltar un gemido, se dio cuenta de que al ayudar a su compañero también se había quemado. —Como escuece —Se quejó Rodrigo. —Cállate quejica, esto es peor… Ah…—Aullaba Roberto como podía. —Déjame tu móvil, ya llamo yo a tu madre —Dijo Rodrigo. —Mi madre está en una reunión, llama al número de emergencias mejor... — ¿Y tu padre? —También, date prisa y llama joder. Rodrigo asintió y marcó el número de emergencias en su móvil. Entonces, mientras sonaba, recordó algo. — ¿Habrá llegado a tiempo a su casa Toni? Roberto se levantó como pudo e intentó andar un poco. —Tenía prisa por no perderse el bombardeo ¿recuerdas? Seguro que ya está en su casa sin heridas ni nada. Mientras, en la calle, la ceniza terminó de caer y el silencio se apoderó de esta… Al este de Bargas, 4 minutos antes del impacto... A todo correr, a una velocidad la cual muchos se replantearían si era normal, Toni se dirigía a su casa. Tras mirar la hora en su móvil, se quejó y aceleró el ritmo. —Joder, que me lo pierdo, que me lo pierdo. Al llegar a su calle y divisar su casa, suspiró aliviado. —Hey, hola Toni —Dijo una chica más joven que él, saludándole mientras regaba unas macetas. —Hola Tere, lo siento, que me pierdo el espectáculo. — ¿Vas a ver eso por las noticias? —Sí, hasta luego. Toni, de 19 años, de estatura alta, pelo negro ni muy corto ni muy largo, abrió la verja de su casa y miró con sus ojos castaños la ventana. Le acababa de llegar un aroma inconfundible a pescado con patatas fritas. Tras sacar las llaves y abrir la puerta, se metió dentro. Allí, ya le estaban esperando. —Casi llegas tarde —Dijo su hermana, una chica de cabello largo y liso y ojos verde oscuro, la cual le miraba seriamente. —Estuvimos jugando Roberto, Rodri y yo al fútbol y se nos hizo un poco tarde —Explicó el chico. Su madre, una mujer de cabello rubio y ojos verdes de un tono más claro que los de su hija, la cual llevaba un delantal, miró a ambos chicos mientras se dirigía a la despensa. —Antonio, lávate las manos que la cena esta casi lista. —Voy. Tras encender la televisión del comedor, entró al cuarto de baño y se puso a asearse. Mientras, estaban dando en directo el acontecimiento del meteorito. —“Dentro de muy poco, los misiles impactaran contra el meteorito y teóricamente, quedará pulverizado en cuestión de segundos…” —Joder, ¿Cuando narices va a explotar el asteroide este? —Dijo el chico mientras se secaba las manos en la camiseta. —Jo Toni, mira que eres impaciente —Dijo su hermana. —Y cada día el de más gente —Dijo Toni burlándose. —Ojalá no tuviera un hermano tan plasta y hubiera nacido yo sola —Dijo algo enfadada. —Yo también te quiero Marta —Dijo Toni sentándose en el sofá. —¡¡Ni siquiera me estas escuchando!! —Dijo la aludida hecha una furia. —Antonio ¿quieres dejar de chinchar a tu hermana? —Le renegó su madre. —Vale, dejo en paz a Marta —Dijo Toni alargando la primera palabra y prestando atención a la tele. —. .."Ya está, los misiles acaban de chocar”... De pronto la señal iba y venía como si hubiera interferencias. Toni dio una patada al suelo. —Joder, que asco, justo ahora se tenía que ir la señal. Entonces, tanto Toni como Marta, escucharon un silbido extraño y de golpe y porrazo, se oyó una explosión muy cerca. El suelo tembló y cuando cesó, Marta salió al patio y vio una tremenda estela de humo en el cielo. —Parece que algo se ha estrellado en el cielo… Oh oh… La chica logró escapar a tiempo, pues una lluvia de cenizas empezó a caer en el patio. Aun así, su pie izquierdo recibió unas cuantas quemaduras, por lo que la chica se sentó en una silla y se quitó el zapato y la media mientras rabiaba por el escozor. Toni escuchó en ese momento un grito en la calle. Reconoció la voz de Teresa pidiendo socorro y no se lo pensó dos veces. — ¿¡Toni a dónde vas con lo que está pasando allí afuera!? —Le gritó su madre. El chico no tenía tiempo que perder. Agarró las dos primeras chaquetas que tuvo a su disposición y se las puso encima. Con cuidado, abrió la puerta para no quemarse. Las cenizas entraron en su casa y el chico se colocó bien la ropa tapándole la cara. A velocidad de un relámpago, el chico saltó la verja de su casa y se dirigió hasta Teresa, la cual estaba en el suelo aullando de dolor mientras se tapaba la cara. El chico se echó encima de ella, salvándola de la lluvia asesina. Cuando la descarga de cenizas cesó, Toni se quitó de encima las chaquetas, las cuales estaban requemadas, pero que le habían salvado, por lo que el chico estaba sano y salvo. Su vecina, tenía varias partes del cuerpo quemadas, por lo que no paraba de aullar de dolor. Sus padres aparecieron para socorrerles y entre los tres, ayudaron a la pobre a meterse dentro. —Llamen a urgencias, yo tengo que hacerme cargo de ver si mi hermana está bien—Dijo Toni mientras salía disparado hacia la puerta. Al llegar al portal de su casa, no pudo evitar mirar hacia el otro lado de la calle... Una chica de pelo moreno y de estatura pequeña le miraba fijamente con unos ojos verdes como esmeraldas. De pronto una ambulancia paso por delante de ella, y cuando esta se fue, la chica había desaparecido. El chico se quedó perplejo unos segundos y después entró en su casa. — ¿Estás bien? —Pregunto Toni. —Solo me he quemado el tobillo. Menos mal que me di cuenta a tiempo —Dijo Marta. —No os mováis, voy a coger la cartilla de Marta y nos vamos a urgencias —Dijo su madre mientras subía las escaleras…
Me ha encantado este principio tan truculento. Toni (aunque este nombre no me guste mucho xD) es el personaje que por ahora más me gusta, valiente e impulsivo, así me gusta. xD Además tiene un humor bastante interesante. Me ha intrigado mucho la chiquilla que estaba al otro lado de la carretera observando a Toni, ¿Sería una alucinación? ¿Alienígenas? Uhm, no sé, pero tiene pinta de que el descubrirlo va a ser bastante interesante. xD Muy bien redactado y un vocabulario muy bueno, me gusta. La gramática y ortografía bien. No sé qué más decirte, solamente que quedo a la espera del siguiente capítulo. ¡Un saludo! :)
Capitulo 2: Pelea en el banco. Centro de salud, Sala de urgencias, 22:50 de la noche... Cuando Toni, Marta y su madre llegaron a la zona de urgencias, vieron que la estancia estaba llena de personas heridas, ya fueran por cascotes por el temblor de la explosión o por quemaduras provocadas por la estela que había dejado el meteorito al caer. La madre de los dos hermanos fue derecha al mostrador de información mientras ambos se pusieron a conversar. — ¿Qué tal el pie? —Bien, me escuece y puedo caminar sin casi cojear. He tenido más suerte que toda esta gente. Mirasen donde mirasen solo veían desesperación. Había un niño con la cara entera quemada y una mujer con la pierna irreconocible por las quemaduras. —Menos mal que todo lo tenían “controlado”. Va a haber represalias por todo esto, menuda cagada —Se quejó el chico. —Bueno, supuestamente dijeron que “teóricamente” cualquier pedazo se desintegraría con la atmósfera, tal vez uno aguantó y… Ya te sabes el resto. Justo en ese momento, su madre llegó con malas noticias. —Nos va a tocar esperar un buen rato chicos, así que sentaos cómodamente. —Entonces me voy a dar una vuelta —Dijo Toni. —No te alejes mucho por si acaso —Le advirtió la mujer mientras se retiraba un mechón de cabello rubio que le molestaba. —Descuida, no lo haré. El chico se paseó por la estancia mientras observaba a los heridos. En ese momento, Toni tuvo que apartarse para dejar pasar a unos enfermeros que llevaban en una camilla a alguien que le resultaba familiar. — ¿Roberto? —Dijo nada mas reconocerle. Este abrió los ojos mientras el enfermero lo metía a una sala. —Toni, ¿Qué haces tú aquí?—Dijo una voz a sus espaldas. Toni se dio la vuelta y allí estaba Rodrigo, con cara de preocupación. —Mi hermana esta herida. ¿Y tú? ¿Estás aquí por Roberto o porque alguien de tu familia está mal? —Más que nada por Roberto, porque sus padres estaban trabajando y he tenido que venir yo a acompañarlo. —Pensaba que estaríais jugando a videojuegos, no en la calle. —Y eso estuvimos haciendo, "pero", el abrió la ventana y al descuidarse le cayeron las cenizas ardientes en la espalda —Le informó Rodrigo. —Esperemos que no sea nada grave —Dijo Toni— Yo tuve que ayudar a Teresa, estaba en la calle cuando cayeron las cenizas y tras ponerme unas chaquetas encima salí a socorrerla. Tuve suerte de no quemarme, la ropa quedó hecha mierda. —Pues que pena que no te quemaras —Dijo Rodrigo sacando de su bolsillo una chocolatina y comiéndosela. En ese momento, se abrió la puerta de la sala y un doctor canoso y con gafas de media luna salió a la puerta. — ¿Familiares de Roberto García? —Tardarán unos minutos en venir, yo fui el que vino con él en la ambulancia —Explicó Rodrigo. —Bueno, entonces esperaré otros cinco minutos y atenderé a otros enfermos. —Antes de nada doctor, ¿Cómo se encuentra? —Preguntó Toni. —Las quemaduras que ha recibido en la espalda son de segundo grado. No son graves, pero necesitará estar un tiempo en reposo y que reciban sus heridas las curas y cuidados necesarios para que no se infecten. — ¿Podemos entrar a verle? —Preguntó Rodrigo. —De acuerdo, pero no más de dos personas a la vez —Dijo el médico antes de marcharse. Ambos chicos entraron y Roberto, el cual estaba boca abajo en una camilla con el torso vendado les observaba. —Hola chicos. ¿Te ha llamado Rodri para que vinieras? —No, es que mi hermana se ha quemado en un tobillo. —Vaya hombre, todo el mundo tiene más suerte que yo, este ni se ha quemado. —Eh, que yo tengo una quemadura en la mano por salvarte el pellejo —Se quejó el aludido mordiendo la chocolatina. Toni se acercó para comprobar cómo estaba su amigo. — ¿Qué tal te encuentras? ¿Te duele? —Preguntó Interesado. —¡¡NO!! ¡¡ME HACE COSQUILLAS!! —Dijo Roberto irónicamente mientras aguantaba el escozor. —Vale, vale, no hace falta que grites —Se quejó el chico alargando las dos primeras palabras. —Vosotros ahí tan panchos, como si nada y yo aquí, con un dolor de mil demonios como si de la espalda me fuera a brotar un alienígena. —Oh si, cuidado, saldrá un precioso alíen y se me tirará al cuello —Se burló Rodrigo. En ese momento, apareció la madre de Roberto, una mujer de mediana estatura y de cabello castaño. Al recordar la indicación del doctor, Toni hizo ademán de irse. —Bueno, me voy. Si mañana tengo un hueco vendré a visitarte. Mientras tanto cuídate. —Eso haré gracias —Respondió el aludido. —Adiós Toni —Se despidió Rodrigo… En la sala de espera… Toni se puso a buscar a su familia, hasta que vio a su madre y a su hermana apareciendo por el lado izquierdo de la sala. — ¿Qué tal te ha ido? —Bien —Respondió Marta— Me han curado la herida y me han indicado que guarde un poco de reposo durante unas horas. —Bueno, vayámonos chicos —Dijo su madre. —Espera mamá —Dijo Marta— Teresa está en una habitación aquí, quiero verla. —Vale, pero no tardes. —Yo voy con ella —Dijo Toni. Marta asintió y fueron derechos a la habitación de la chica. Allí, Teresa estaba sentada en su cama mirando por la ventana hasta que entraron los dos hermanos. — ¿Qué tal Tere? —Preguntó Toni. —Bien, me han curado las quemaduras. Si no llega a ser por ti, esto habría sido mucho peor. —Hice lo que debía —Dijo el chico. Teresa sonrió. Tenía varios vendajes en brazos y piernas. En la cara, solo tenía una gasa con esparadrapo en la mejilla y otra en la frente —Bueno, tenemos que irnos ya. Cuídate, mañana voy a ver a Roberto que tiene la espalda quemada, después tal vez te haga una visita. Adiós. —Cuídate mucho —Dijo Marta despidiéndose. —Igualmente, adiós —Se despidió Teresa. Centro de la ciudad, 23:00 de la noche... La familia de A.T. llegó a su casa que por suerte estaba en pie y como nueva. —En fin, ya hemos llegado—Dijo su padre parando el motor. A.T. se bajó del coche mientras se miraba la mano vendada. Habían parado en un hospital cercano para que le vieran la herida a la chica y por eso habían tardado tanto en llegar a su nuevo hogar, eso y la distancia que separaba Boadilla del Monte de Bargas, la cual no era moco de pavo. Los camiones de la mudanza seguían allí, aunque parecía que habían terminado de instalar todos los muebles en su sitio. —Id entrando, ya me encargo yo de hablar con los de la mudanza —Dijo el padre de la chica. —Genial, voy a ver la tele —Dijo A.T. mientras le arrancaba de las manos a su madre la llave de la casa y abría la puerta. Dentro, la casa era maravillosa: Un candelabro colgaba del techo de aspecto siniestro. Las paredes eran de un azul celeste y el techo era del mismo color. El comedor había quedado estupendamente. Se sentó en el primer sillón que vio y se dispuso a encender la tele. —"Nos informan que varias zonas del territorio español han sido dañadas por los restos del asteroide, entre ellos una montaña cercana a la carretera de Brunete, Bargas, Colmenar del arroyo, La almarcha, entre otros municipios. Además, en el barrio de Carabanchel ha caído un minúsculo trozo que ha herido a la gente que se encontraba en un parque. Aparte, también hay constancia de otros trozos en el norte de África, Alemania, Luxemburgo, Austria, entre otros. El gobierno ha confirmado ya la muerte de más de veinte personas y más de doscientos veinte heridos. Por suerte, gran parte de los trozos del asteroide se habían desintegrado en la atmósfera. Las autoridades siguen investigando… A.T. sintió de pronto un hormigueo en la palma de su mano vendada. Tras no darle mucha importancia, pensó que lo mejor sería seguir viendo la tele y olvidarse de tocarse la herida para que no se le infectara… Casa de Toni y Marta, 9:29 de la mañana... Toni, tras ducharse con agua caliente, se vistió con una camiseta roja de manga corta y un pantalón de chándal blanco. Luego bajó a desayunar mientras su hermana estaba en una silla sentada con el pie en alto. — ¿Ya te levantaste? —Sí. ¿Qué tal lo llevas? —Con paciencia y serenidad. Supongo que mañana ya podré dejar el cuento. —Eso espero —Dijo Toni sonriendo. Tras prepararse un tazón de cereales, su madre bajó las escaleras y llegó hasta los chicos. —Tengo que hacer un recado en el banco, ¿No tenias que ir al hospital a ver a Roberto hijo? Si quieres puedes venirte conmigo. —Vale, un segundo que termine y me lave los dientes. Mientras se tomaba el tazón, el chico fue derecho al patio a por sus zapatos deportivos de color gris claro que estaban metidos en la cajonera. Por desgracia, su otro par había sido calcinado por estar fuera del mobiliario cuando cayeron las cenizas. —Nota mental, no volver a dejar el calzado fuera. Tras dejar el tazón en el friega platos, lavarse los dientes y echarse gomina en el pelo, se dirigió a la puerta de su casa, donde su madre ya la estaba esperando. —Venga no tardamos cuídate hermanita. —Mamá tráeme una bolsa de patatas fritas o algo —Dijo Marta. —Ya veremos —Dijo su madre cerrando la puerta. Centro de la ciudad, Banco... Toni y su madre entraron en las oficinas del banco, donde su madre iba a solucionar unas cosas. —Mamá, yo me voy ya, suerte—Dijo Toni mientras se iba. Su madre le despidió con un ademán. Cuando estaba a punto de cruzar la puerta, alguien le agarró del brazo. Era la misteriosa chica que había visto el día anterior. —Perdona, pero tienes que quedarte —le dijo. Toni se mostró confuso y se la quitó de encima. —No te conozco así que no tengo porque hacerte caso. —Bueno vale, pero ya es tarde —Le informó la chica— Ven aquí deprisa. La chica tiró de él a tal velocidad que cuando pudo reaccionar estaba debajo de una mesa. —No hagas ruido —Dijo señalando en una dirección. Toni estaba desconcertado, pero asintió y se asomó con cuidado. Un hombre que había en uno de los mostradores empezó a gritar con voz grave. —Muy bien, que nadie se mueva, ¡Esto es un atraco!—Dijo el hombre con malos humos. Sin embargo no estaba armado y el guardia que había cerca se dirigió hacia él con paso decidido. —Por favor señor deje de... —Pero no le dio tiempo de terminar la frase pues al instante se escuchó como un silbido y el hombre cayó al suelo llevándose las manos a la pierna, la cual empezaba a sangrar. El extraño hombre apuntó con su dedo índice al guardia y Toni vio incrédulo como este se transformaba en una especie de púa marrón que salía disparada emitiendo ese extraño zumbido, a la mano del policía, la cual sujetaba una pistola. Acto seguido, el supuesto ladrón cogía el arma mientras la gente más alejada de él empezaba a salir disparada hacia la salida. Tras lanzar otra púa por el cañón de la pistola, destrozó este y quedó inservible. —Muy bien, ¿alguien más quiere hacerse el héroe? —Dijo mientras tiraba la pistola, ya inservible al suelo y transformando cada uno de sus dedos en púas alargadas— Apartaos de las puertas. Todo el mundo ahí. Todos los que no habían logrado salir se echaron hacia el lado que señalaba el atracador, asustados. Toni y la misteriosa chica todavía estaban debajo de aquella mesa y el atracador no les había visto, por lo que estaban a salvo. —Mierda mi madre está ahí —Dijo el chico viéndola con cuidado por encima de la mesa aprovechando que el hombre amenazaba de espaldas— Mas te vale tener una idea de cómo salir de esta situación. —Tranquilo, que para eso estoy yo aquí —Dijo la chica— Ahora tan solo tenemos que llevar cuidado y enfrentarnos a él. — ¿Qué? —Susurró Toni aguantando las ganas de gritar— ¿Estás loca? Ese tío crea púas con sus dedos y no tengo ganas de acabar como un colador. —Tú confía en mí, arrástrate y procura que no te vea. ¿Ves eso de ahí? —Señaló la chica a una mesa, donde había unas sartenes que regalaba el banco con una de sus ofertas— Úsala para golpearle en la cabeza. Yo le distraeré para que tú puedas llegar por detrás y derribarle. Antes de que el chico pudiera negarse o decir algo, la chica se levantó y se acercó al hombre mientras este al escuchar pasos se dio la vuelta señalándole con sus dedos para atacarla. Sin embargo, al ver que solo era una chica tan solo se planteó usar su dedo índice si la chica no cooperaba. —Así que te habías escondido. Ve ahí. ¡Ahora mismo! Toni decidió que era una buena ocasión para empezar a arrastrarse hasta la mesa donde estaban las sartenes. No estaba seguro de que la idea de la chica funcionase, pero tenía que intentarlo. La vida de su madre podría estar en juego. — ¿Y si no quiero ir a donde quieres que vaya? ¿Y si prefiero quedarme aquí? —Mira niña —Dijo el hombre con rabia mientras Toni llegaba por fin a la mesa donde estaban las sartenes— o vas con los demás o te acribillo ahora mismo, tú decides. —Ah, ¿Que yo decido? Vaya, entonces debo de ser muy importante. Una púa fue lanzada de uno de los dedos del atracador y Toni se temió lo peor. Sin embargo, la chica sonreía mientras el atracador parecía sorprendido. El hombre había fallado el tiro. —Que mala puntería tienes, ¿No crees? Deberías haber intentado apuntar mejor. De nuevo el atracador lanzó otra serie de disparos con sus púas, pero volvió a errar. Toni dedujo que aquella chica, o bien tenía mucha suerte, o bien debía de poder moverse a una velocidad increíblemente rápida. —Es muy rara —Pensó. Acto seguido, mientras el atracador y la misteriosa chica se entretenían entre los dos, Toni se puso a pensar. Si intentaba llegar hasta su madre, el atracador le descubriría y probablemente saldría mal parado. Si intentaba salir de su escondite para intentar golpear al atracador con una de las sartenes, corría el riesgo de que este le hiriese en las piernas o en cualquier parte de su cuerpo con aquellas extrañas púas, como a aquel guardia. Miró el juego de sartenes y vio que tenía tres. Podía lanzar una sin que el atracador se diera cuenta y aprovechar ese momento para correr y golpearle. Era un plan demasiado arriesgado, pero era lo mejor que tenia. —¡¡EH!! ¡¡COGE ESTO!! —Gritó Toni mientras lanzaba la primera sartén. El atracador se dio la vuelta y la sartén le alcanzó de lleno en toda la cara, haciéndole retroceder unos pasos. El chico aprovechó el momento y tras salir disparado le propinó tal golpe en la cara que lo tiró al suelo. La chica se acercó a él mientras el hombre intentaba levantarse. — ¿Así que os estáis riendo de mí? —Dijo el atracador fuera de sí, lanzándoles más púas. Toni se dispuso a intentar parar las púas con la sartén, pero la chica misteriosa se puso delante de él y por increíble que pareciera, atrapó las tres con unos pocos movimientos rápidos. El atracador se quedó perplejo. — ¿Buscas esto? —Dijo la chica con una sonrisa. Tras una ráfaga de viento, el atracador se echó para adelante mientras la chica aparecía detrás de él. Toni aprovechó el momento que le había propiciado la chica para zurrarle un sartenazo al delincuente que lo tiró de nuevo al suelo provocándole un chichón. La chica levantó la mano y Toni chocó los cinco con ella. En ese momento, el guardia herido se echó encima del atracador e intentó reducirle, aunque en el estado en el que se encontraba, el atracador se le resistía. Toni se acercó a ambos y ayudó al guardia a ponerle las esposas. Al final, el policía cayó al suelo agotado, pues todavía tenía la pierna y la mano heridas. — ¿Está usted bien? —Preguntó Toni. —Sí. Solo necesito hablar con la policía. Mantened tú y tu ami… ¿Dónde se ha metido? Toni miró por todos los rincones del banco, pero no había ni rastro de ella. —Ni idea. Tampoco es que la conociera mucho. —Por favor, vigila al hombre mientras pido refuerzos. El chico hizo lo que le dijo el guardia mientras este hablaba por teléfono. Unos minutos después, la policía vino y se llevó al atracador y unos enfermeros se llevaron al guardia del banco herido. Algunos médicos atendían a la gente que padecían ansiedad por el susto. Un inspector se puso a tomarle declaración a Toni y el chico contó todos los detalles de lo que había pasado. — ¿Intentas tomarme el pelo verdad? ¿El atracador lanzando púas como si fueran balas y una chica misteriosa corriendo como superman? —Oiga mire inspector, si no me cree tiene a un montón de testigos ahí que dirán lo mismo que les he contado yo. Si me disculpa, tengo que ver a mi madre que tiene que estar preocupada. El chico pasó entre la multitud de policías y al ver a su madre ambos se abrazaron. —Pensé que iba a perderte como a tu… —Dijo la mujer mientras lloraba. —Mama, tranquila, estoy bien, todo ha pasado ya. El chico la abrazó más fuerte mientras por su mente pasaban los recuerdos de cuando su padre falleció por un disparo de un atracador. Su hermana lo había presenciado todo. En ese momento, sonó el teléfono del chico y atendió la llamada. — ¿Qué pasa Rodrigo? — ¿Dónde estás? A Roberto le han dado el alta —Explicó el chico. —Estoy saliendo del banco, se han producido unos cuantos percances. — ¿Percances? —Si, luego os lo explico. Ahora voy al hospital a ver como sigue Teresa. —No te molestes, a ella también le han dado el alta antes que a Roberto. Luego nos vemos, te espero en casa del feo este. —Venga vale, gracias —Dijo Toni colgando… Casa de A.T., 10:15 AM... A.T. se miró al espejo un segundo recordando la noche anterior. Aquellos sueños le habían provocado que se desvelara a las cuatro de la madrugada. Se quitó la venda poco a poco y observó con detenimiento su mano herida. Podía distinguir como una especie de agujero en la palma de su mano. Entonces dirigió su atención a su otra mano. En la palma había el mismo agujero pequeño que en la otra. — ¿Qué narices me estará pasando? —Pensó la chica para sus adentros... Mientras en la casa de Roberto… El timbre sonó y la madre de Roberto abrió la puerta. Allí estaba Toni limpiándose los pies en la alfombrilla. — ¿Esta Roberto? —Está en su habitación Toni, Rodrigo también ha llegado hace un buen rato. —Gracias. El chico subió las escaleras y allí estaba Rodrigo, con una camisa y unos pantalones vaqueros, ambos del mismo color azul cielo. Roberto, por su parte, llevaba puesto un pijama de color azul oscuro. — ¿Qué tal? —Mucho mejor. ¿Y tú? Dice Rodri que ha pasado algo en el banco. —Si yo os contara… El chico explicó todo lo que había pasado en el banco sin olvidar ningún detalle. —Venga ya hombre, ¿Cómo va a haber una persona que lanza púas como si tuviera en la mano incorporada una pistola? Menuda trola Toni —Dijo Rodrigo comiendo gusanitos. — ¿Trola? —Dijo el chico fuera de sí— Tío estoy contando la verdad. —Mira Toni, es difícil de creer todo eso sin una prueba ¿Vale? Además, ¿Una chica misteriosa que corre como Clark Kent y que desaparece sin dejar rastro? Tío, vale lo del atraco es creíble pero es que es difícil de tragarse todo lo demás —Dijo Roberto seriamente. —Bueno, creed lo que queráis, yo solo he contado lo que ha pasado. —Venga no te cabrees, es que es difícil de creer, solo eso. —Venga va Toni, invéntate otra historia, que seguro que se te dan bien. —Calla Rodri o te meto la chancla en la boca —Dijo Roberto con mala cara. —Bueno, yo me tengo que ir ya —Dijo Rodrigo. — ¿Tienes miedo de un chancletazo? —Dijo Toni a modo de burla. —No es eso, es que como no llegue a tiempo a mi casa me van a meter una regañina mis padres que lo flipas. —Yo también me voy. Mi madre está preocupada con esto del atraco y será mejor que vuelva. Vendré a verte esta tarde ¿vale? —Ok, adiós a los dos —Se despidió el chico. Ambos chicos bajaron las escaleras mientras conversaban de cosas sin importancia. En ese momento, Roberto notó un intenso dolor en la espalda. ¿Cómo podía ser que le doliera tanto? Esto simplemente no era normal, o al menos eso pensaba el chico. Se fue derecho al cuarto de baño mientras se quitaba la camiseta del pijama y la dejaba encima del wc. El dolor cada vez era más y más insoportable. Al mirarse en el espejo, vio horrorizado lo que ocurría en su espalda. Le habían aparecido dos bultos debajo de las vendas. La curiosidad hizo que deseara quitarse los vendajes para ver que eran aquellos dos grandes bultos pero en ese mismo instante sintió un dolor inmenso. Roberto aulló y se aovilló en el suelo hasta que el dolor cesó. — ¿Roberto estas bien? —Preguntó su madre desde abajo. —Sí mamá, estoy bien —Dijo el chico. Tras levantarse poco a poco, volvió a mirarse al espejo y lo que vieron sus ojos le dejaron perplejo. Unas alas de un color negro intenso y con plumaje habían aparecido de pronto en su espalda, muy cerca de sus hombros. El chico se las tocó y vio que eran reales. Para saber si no estaba soñando, se intentó arrancar una de las plumas y al hacerlo gimió un poco. Eso le había dolido y había descartado su teoría. —Vale, definitivamente, creo que ahora si tengo la certeza de que Toni decía la verdad...
Bueno, para mí que me va a gustar el personaje de Roberto, demás de el de A.T. que ya me gusta desde siempre. Aunque he de señalar, que esos agujeros en sus manos me delatan que va a ser la nueva Jesucristo. (?) xD Ha estado muy bien el capítulo, muy interesante desde luego. Espero el siguiente con ansia. ¡Un saludo! :)
Capitulo 3: El incendio. Casa de Toni, 15:42 PM… Tanto el chico como su hermana, veían la televisión mientras descansaban. Marta se había vestido con una camiseta de tirantes rosa y un pantalón de chándal del mismo color. —El tiempo para esta semana será algo estable. Las temperaturas ascenderán unos grados por toda la península… —Cambia de canal anda —Dijo Marta. —No tengo el mando a mano, estas tu más cerca —Dijo aburrido. La chica localizó el mando e intentó cogerlo mientras seguía viendo la televisión, pero por más que lo intentaba, no conseguía agarrarlo. Al final tuvo que mirar para poder hacerlo, pero cuando lo tocó, por alguna razón sus dedos atravesaron el aparato como si este no fuera más que aire. —Que… ¿Qué demonios? — ¿Qué pasa? —Dijo su hermano. El chico observó lo que estaba pasando y se quedó perplejo. Luego de levantarse del sillón, agarró el mando y tras toquetearlo dirigió su vista a su hermana, la cual le devolvía la mirada. — ¿Cómo…? — ¡Yo que sé! ¿Has visto lo mismo que yo no? El chico se quedó pensativo y tras pensarlo, le propinó un puñetazo a su hermana en toda la barriga. La chica se quedó muda, pues ni había notado el golpe y encima el puño la había atravesado como si fuera una fantasma. Toni retrocedió la mano despacio y se la miró durante unos segundos. — ¿Qué me pasa Toni? —Dijo la chica asustada mientras miraba a su hermano. —Dame un tortazo. Un puñetazo. ¡¡ALGO!! —Respondió su hermano. — ¿Por qué? —Tu hazlo coño. La chica retiró la mano hacia atrás y le soltó tal mamporro que le hizo retirarse hacia atrás. El golpe le había dado de lleno. —Vale, despacio, intenta atravesarme —Dijo el chico mientras se le ponía la zona del golpe enrojecida. La chica asintió. Despacio y sin prisa fue acercando la mano derecha a Toni, pero al llegar tan solo le tocaba la cara. Marta intentó concentrarse, pensando en lo que sentía cuando intentaba coger el mando y de golpe, la mano de la chica atravesó la piel de Toni. —Ya no me queda ninguna duda. Algo te ha pasado. —Eso ya lo estoy notando yo imbécil —Dijo la chica molesta. —No le digas nada a mamá, no quiero que se preocupe más. —Tienes razón, porque ya tendrá suficiente con lo del atraco como para preocuparla más. —No te ha contado la verdad, ¿Cierto? — ¿Verdad? ¿De qué hablas? —Dijo Marta estupefacta. —El atracador no tenía pistola. Lanzaba una especie de púas raras desde sus dedos. Lo peor es que transformaba sus propios dedos en esa especie de púas. —Ósea que… ¿Yo soy una mutante como ese tío? —Tú no eres como ese tío. Tu eres normal y punto. —Si claro. Y me vuelvo como una fantasma. No me bastara ya con mi problema del corazón y ahora esto —Se quejó la chica. —Bueno mira el lado positivo. Yo solo tengo mi llamativo y fuerte olfato que está más desarrollado que una persona normal, ahora tú tienes algo mejor que lo mío. —Ya… Pero las cosas no son así. ¿Y si me pasa algo? ¿Y si vienen a buscarme? —Dijo la chica tremendamente asustada. —Marta, nadie va a venir a buscarte ni nada por el estilo, tranquilízate —Dijo el chico mientras le vibraba el móvil. Tras mirarlo, vio que tenía un mensaje de Rodrigo el cual decía que si iba a salir a las seis. El chico pulsó varias teclas para ponerle que sí. Tras enviarlo, miró a su hermana. —Vamos a olvidarnos por ahora de lo que ha pasado y veamos la televisión ¿vale? —De acuerdo. Pero me pido ver lo que quiera. Toni soltó un suspiro de alivio y asintió… Parque de Bargas, 18:06 PM… Rodrigo estaba sentado en un banco cuando apareció Toni corriendo. —Perdona el retraso —Se disculpó el chico. —Retrasado… —Calla. Anda, espero que sea importante. —Pues sí, es sobre lo de esta mañana. Me he enterado de que Eduardo ha colgado una entrada en su blog sobre el incidente del banco y parece que esta mañana decías la verdad sobre lo del atracador mutante. —Obviamente, claro que decía la verdad. ¿Cómo se ha enterado Edu de lo del atracador? —Su tío trabaja en el banco, ¿Recuerdas? Se lo ha contado y Eduardo se ha puesto como loco a escribir. El cree que es mentira y que debía de haber llevado algún tipo de artefacto en las manos, pero tras mirar varias páginas web, he visto más incidentes de mutantes, así que me parece que tu historia es más creíble. —Hola chicos. Ambos muchachos se dieron la vuelta y vieron a Roberto, el cual llevaba una sudadera roja con capucha y unos pantalones de chándal azul marino. — ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar tomando reposo? —Ya, pero me encontraba bien y he decidido salir a dar un paseo e imaginé que estaríais aquí. —Pues no deberías haber venido, tu salud es importante—Dijo Toni. —Lo sé, pero estoy bien, en serio. — ¿Y por eso te has puesto un cojín debajo de la ropa? —Dijo Rodrigo observando la espalda de su amigo. —Has tenido que meterte hay dos o tres, pareces un chepado —Dijo Toni entre carcajadas. —No estoy para bromas con ese tema —Dijo cansado. —Supongo que los llevaras por protección, ¿No? Por si acaso te caes o algo —Dijo Rodrigo aguantando las ganas de reír. Antes de que Roberto pudiera decir algo, notaron como Toni se acababa de poner a olisquear el ambiente. — ¿Qué pasa? ¿Ya estas como los perros? —Soltó Rodrigo. —No es eso... ¿No lo notáis? Es como si oliese a quemado… —Se extrañó Toni. Tanto Rodrigo como Roberto miraron alrededor, hasta que vieron una gran nube de humo que parecía provenir del centro de la ciudad. —Creo que algo se está cociendo allí —Dijo Roberto. —Esto no me gusta nada, vamos a mirar —Dijo Toni… Centro de la ciudad... Teresa, que aún llevaba unas vendas y gasas en el cuerpo, salió a dar un paseo para poder despejarse. Estaba harta de tener que estar todo el santo día metida en su casa guardando reposo. Al cruzar la esquina, notó un olor a requemado que provenía de una calle mas allá. Vio como la gente empezaba a acercarse y al final, la curiosidad pudo con ella. Al llegar, observó que había un edificio en llamas. Un hombre hablaba por teléfono, posiblemente con los bomberos y la gente murmuraba asustada mientras tomaban una distancia prudencial. En ese momento, llegaron Toni, Rodrigo y Roberto y al ver la situación se quedaron atónitos. — ¿Qué ha pasado aquí Tere? —Preguntó Roberto al ver a la chica. —No lo sé. Estaba paseando y de golpe y porrazo vi como se agolpaba aquí la gente —Explicó la chica acercándose a los demás. —Joder Toni, tú y tu olfato sois geniales. —No estoy pensando en mi nariz en este mismo momento como comprenderás Rodrigo—Dijo el aludido mirando el incendio— Hay dentro tiene que haber gente atrapada. — ¿Y qué hacemos? ¿Entrar? Ya tuve suficiente con una quemadura —Dijo Rodrigo. —Y a mí tampoco me mires, yo no estoy en condiciones de entrar ahí —Dijo Teresa. En ese momento, un tremendo estallido lanzó por los aires varios escombros, los cuales estuvieron a punto de golpear la cabeza de Rodrigo si no fuera porque la misma explosión hizo que el chico se asustara y retrocediera unos pasos antes de que uno de los proyectiles cayera a sus pies, rompiéndose en la calzada en varios trozos. Los chicos miraron a Rodrigo, el cual todavía estaba de piedra por lo que acababa de pasar. — ¡Pero qué suerte he tenido joder —Dijo Rodrigo. —Pero si tú tienes siempre una potra enorme, Rodri —Dijo una voz a las espaldas de los jóvenes. Toni no tardó en reconocerla. Era la chica morena de ojos verdes que había visto delante de su casa y en el banco. — ¿Tu otra vez? siempre apareces cuando hay problemas —Dijo Toni extrañado. —Solo sigo unas indicaciones muy concretas —Dijo la chica, la cual en ese momento llevaba una camiseta rosa de manga corta y unos pantalones de chándal y zapatos del mismo color. — ¿Indicaciones? ¿De qué hablas? ¿Y se puede saber quién eres? Todavía ni me has dicho tu nombre. —Ah, ¿no te he dicho mi nombre? —Preguntó la chica. —Obviamente si te lo pregunto es por algo —Dijo Toni. —En fin. Tarde o temprano iba a pasar. Me llamo Celia. Es un placer. —Entonces, ¿Esta es la chica de la que nos hablaste esta mañana? —Preguntó Roberto. —Sí, así es —Respondió Toni. —Bueno, creo que va siendo hora de entrar. Por cierto, ¿Y A.T.? — ¿A.T.? ¿Quién es A.T.? —Preguntó Rodrigo. —Oh genial, ¿No me digáis que tendré que ir a buscarla? Pues no recuerdo donde estaba su casa… —Dijo Celia llevándose las manos a la cabeza y cerrando los ojos concentrada— Ah, ¡ya se! Si pudierais esperar unos segundos por favor. Inmediatamente y para sorpresa de todos, Celia desapareció tras un destello de luz amarilla que cegó a los chicos durante unos instantes. — ¿A quién se refería cuando hablaba de esa tal A.T.? —Preguntó Teresa extrañada. —No lo sé, pero me parece que “Celia” nos va a meter a todos hay dentro y no me gusta nada —Dijo Toni de mal humor… Casa de A.T.... A.T. leía uno de sus libros favoritos en su cuarto cuando escuchó el timbre abajo. La chica se asomó por la ventana y vio a una persona de estatura baja, la cual se mostraba un poco nerviosa. — ¿Si? —Respondió su madre cuando abrió la puerta. —Hola buenos días, ¿Está A.T.? Mientras bajaba las escaleras, pudo contemplar a la chica de pelo moreno y ojos verdes, la cual la observó detenidamente. Su madre se retiró adentro dejando a las dos a solas. —Si, ya sé que no nos conocemos pero... necesito tu ayuda. Me llamo Celia. — ¿Y qué se supone que buscas? ¿Dinero para una obra de caridad? ¿Eres testigo de Jehová? —No no, por dios, no. Necesito que me acompañes. ¿Vale? Es muy urgente. — ¿Para qué? ¿No estarás tramando algo malo conmigo? —No, en serio, necesito de verdad tu ayuda por favor —Suplicó Celia. Tras un rato de reflexión, A.T. dirigió su vista hacia su comedor. —Mamá, voy a salir —Dijo la chica con mala cara, aunque su preocupación disminuyó un poco cuando vio que había gente en la calle. Cuando anduvieron varios metros, Celia frenó a A.T. —Ahora escúchame, voy a teletransportarte a un sitio, no te asustes. —Tele… ¿Qué? Antes de darse cuenta, un fogonazo de luz amarilla la cegó y cuando recobró la vista, ya no estaba delante de la calle, sino al lado de un edificio en llamas. A su lado, había unos chicos que los miraban intrigados. —Chicos, esta es A.T. —Informó Celia. —Espero que me hayas traído, raptado o lo que sea por una buena razón —Se quejó la chica. —Espera espera espera. ¿Has traído a esta chica que ni siquiera parece conocerte sin su consentimiento? Oye, ya esto es pasarse, ¿no crees? —Dijo Toni malhumorado. —Sois amigos de esta… ¿Chica? —Dijo A.T. mosqueada. —No. Esta mañana, en el banco me metió en un buen lio cuando pretendía que la ayudase a reducir a un atracador. —Bueno dejémonos de cháchara y todos adentro —Dijo la chica mientras otro fogonazo los envolvía a todos y aparecían dentro del edificio ardiendo. La estancia estaba llena de llamas, aunque los chicos estaban seguros dada la lejanía de estas. —Definitivamente esta tía esta peor que una cabra —Dijo Rodrigo. —No quiero volver a quemarme, por favor, ¡Quiero salir! —Confesó Teresa muy asustada. —Yo tampoco —Dijo A.T. mirando a Celia muy enfadada por la situación. —Más vale que tengas un “plan”, porque como alguno se queme o le pase algo, yo mismo me encargaré de que lo pagues bien caro —Dijo Toni también ofuscado. —Genial, el otro día me tratabais mejor y hoy me tratáis como el culo —Se quejó la chica— Anda, venid por aquí, hay una familia encerrada. Los chicos siguieron a Celia con cuidado de no acercarse a las llamas mientras Roberto se acercó un poco a Toni. — ¿Estás seguro de que podemos confiar en ella? — ¿En este mismo momento? Creo que sí. ¿Después? Lo dudo. Teresa y A.T., las cuales todavía estaban nerviosas, conversaban entre sí. — ¿Crees que nos pasará algo? —Toni y Roberto son bastante fuertes, seguro que nos ayudaran a salir de esta cuanto antes. Lo que no confió es en esa tal Celia. No sé porque no ha metido a policías o bomberos aquí dentro en lugar de nosotros. —Pues lo mío tiene menos gracia, ha venido a mi casa a pedirme que la acompañara y ya ves donde he acabado. Toni se paró de pronto y escuchó unos sonidos en el piso de arriba. —Allí debe de haber alguien —Dijo señalando el techo— y en esa puerta se escuchan toses. —Tere, A.T., subid arriba y al fondo a la derecha hay una puerta. No os preocupéis por las llamas o el humo, en este piso hay más peligro que allí arriba —Indicó Celia. —Oye, ¿No pretenderás mandarlas a ellas dos solas? ¡Es muy peligroso! —Dijo Toni alarmado. —De acuerdo, de acuerdo, que Rodrigo vaya con ellas, que con su suerte seguro que no les pasa nada. Bueno que digo, no les va a pasar absolutamente nada. — ¿Yo? ¿Suerte? ¿Estás de guasa? —Oh por favor, tú tienes toda la suerte del mundo, Roberto tiene sus alas, A.T. su poder de lanzar llamaradas y Teresa tiene su súper fuerza, así que dejad ya de quejaros —Dijo la chica molesta. Entonces notó que los chicos le miraban y se dio cuenta de lo que se había pasado de la raya al decir esas cosas. — ¿Cómo sabes tú que yo tengo alas? —Dijo Roberto fuera de sí. — ¿Qué? Espera, ¿Eso que tienes en la espalda no son cojines? Son… ¿Alas de verdad? —Dijo Toni incrédulo. Roberto suspiró y se quitó la camiseta, mostrando sus recién adquiridas alas. —Esta mañana, cuando os marchasteis tú y Rodrigo, me empezó a doler la espalda y tras un rato, al final me salieron. Ahora tengo miedo de que mi madre o mi padre me las vean si me desnudo. Rodrigo se acercó y se puso a tocarlas y a observar la espalda del chico, la cual todavía tenían quemaduras. —Tío, ¡Son de verdad! Entonces, ¿Teresa tiene súper fuer…? — ¡Vale ya! —Se quejó Celia— Hay personas en peligro y vosotros alucináis por unas alas. ¿Queréis hacer el favor de parar y ver eso después? Toni y Roberto asintieron. —Tere, A.T., Rodri, subid arriba e intentad salvar al que haya allí. Roberto y yo nos encargamos de esto. Las chicas, aunque un poco nerviosas, asintieron mientras los otros dos chicos, acompañados de Celia, se acercaron a la puerta. —Sale mucho humo por la puerta. Roberto, en cuanto tire la puerta abajo, mueve las alas como un condenado, ¿vale —De acuerdo. Aunque no sé si tendrán mucha potencia y apenas las he movido desde que han brotado. Toni se distanció de la puerta mientras mostraba una sonrisa de oreja a oreja. —Siempre hay una primera vez. ¡Gerónimo! El chico corrió hacia la puerta y tras chocar contra ella con el hombro varias veces, esta cedió al cuarto intento y cayó hacia abajo. Roberto se acercó a Toni y se puso a mover las alas lo más rápido que le permitían sus fuerzas, aguantando el escozor que le provocaba la corriente de aire generada en las quemaduras. Pero por suerte, al menos el humo se disipaba y permitía a Toni poder respirar mejor. —Ponte la camiseta, voy a introducirme un poco mas —Dijo el chico tosiendo un poco por el humo. A pesar de la poca visibilidad, el chico no tardó en encontrar a una mujer de pelo negro que sostenía en brazos a su bebe. Ambos estaban rodeados de llamas. —Celia, rescátales. La chica asintió y tras un movimiento súper rápido, eliminó las llamas que habían alrededor de la mujer y el bebe. Toni los agarró con sumo cuidado y tras ayudarles, les alejó hacia el pasillo. —Gracias —Dijo la mujer llorando mientras su bebe hacia lo mismo. —Tranquilícese, vamos a sacarla de aquí a usted y a su bebe —Dijo Roberto mirando a Celia. —No se asuste, el viaje va a ser un poco movidito —Explicó la chica antes de que el fogonazo amarillo les cegara. Los chicos se miraron algo preocupados. — ¿Y ahora qué? —Le preguntó Roberto a Toni. —Ahora a buscar a las chicas y a Rodrigo y largarnos de este maldito incendio. Roberto asintió y tras buscar las escaleras, los dos chicos las subieron y llegaron al piso de arriba, donde no había ni rastro de sus amigos. —Les oigo, están ahí —Dijo Toni señalando al fondo, donde una puerta que había sido arrancada de cuajo descansaba en el suelo mientras ardía. Evitando las llamas ambos chicos se acercaron y se retiraron asustados cuando una pared cercana se rompió delante de ellos. Por esta salieron Teresa, dos niños pequeños, Rodrigo y A.T. La primera estaba cubierta de un montón de escombros y polvo. —Guau… Aun no me creo que esa tal Celia tuviera razón —Dijo la chica mirándose los puños. —Ha sido asombroso. ¡Tere ha tirado dos paredes! Y yo por casualidades del destino he esquivado una viga que casi me cae encima. —Fantástico… —Dijo Toni. Una luz amarilla apareció en el pasillo y Celia corrió hacia los chicos. —Me llevo a los niños, aguantad un poco. Tras desaparecer de nuevo, ambos chicos se acercaron a las escaleras. Allí, apareció de nuevo la chica. —Vale, preparaos que aquí voy de nuevo —Dijo antes de que los teletransportase a todos. Cuando los chicos abrieron los ojos, estaban en un callejón, sanos y salvos. — ¿Dónde estamos? —Preguntó A.T. —Parece… ¿El callejón de detrás de mi casa? —Preguntó Toni. —Sí. Pensé que aquí nadie nos vería. No quiero que os involucren con el incendio —Confesó Celia. —Hombre, después del lio en el que nos habías metido, te lo agradezco —Dijo Rodrigo. —Era lo menos que debía hacer. Bueno, me marcho. Hasta luego —Dijo la chica antes de desaparecer tras otro fogonazo de luz. — ¿Y ahora qué? —Preguntó Teresa. —Ahora lo mejor es no decir nada a nadie de lo sucedido, ¿De acuerdo? —Dijo Toni. —No parece que hayamos estado en un incendio —Dijo A.T. — Aunque me temo que Teresa tiene demasiado polvo en la ropa. —No pasa nada, finjo que me apoyé en una pared y solucionado —Dijo la chica. —Por cierto A.T., ¿Tu donde vives? —Preguntó Rodrigo. —Esto... Me mudé ayer a Bargas. — ¿Entonces tú eras la que se mudó anoche? Hablaron de ello por mi barrio. —Perfecto, entonces vives en el mismo pueblo que nosotros —Dijo Teresa— Menos mal, ya me imaginaba que tendrías que ir andando hasta donde vivieras. Yo puedo acompañarte a tu casa si quieres. —Te lo agradecería, aunque deberías de limpiarte un poco antes de salir de este callejón —Dijo la chica con una sonrisa. —Por cierto —Dijo Toni— Esta noche podríamos reunirnos todos en el portal de Roberto, A.T. incluida. Creo que allí podremos hablar de ciertos asuntos importantes. ¿Os parece? A.T. dudó unos instantes y asintió. Los demás también estuvieron de acuerdo. —Hasta luego —Dijo Teresa después de que la otra chica le limpiase un poco. Cuando desaparecieron, Roberto se puso algo nervioso. —Creo que yo también me voy, no quiero que vean mis padres que me he escapado cuando debería estar en la cama. Adiós. —Y yo también me voy, ahí te quedas Toni —Dijo Rodrigo acompañando a Roberto. Al final Toni suspiró. Ahora solo quedaba prepararse para aquella noche que prometía ser la mar de interesante… Al este de Bargas, en el ayuntamiento, una hora después... Un hombre se bajó de la limusina que acababa de llegar. Llevaba una chaqueta color azul marino oscuro encima de su camisa azul claro. Portaba una corbata del mismo color que la chaqueta y unos pantalones y zapatos similares e impecablemente nuevos. Al entrar, un hombre calvo con perilla en la barbilla que estaba sentado en un mostrador, le observó atentamente. — ¿En qué le puedo ayudar? —Busco al alcalde Fernández, soy un delegado del gobierno central. Tenía una cita con él en su despacho. —Ah, ¿Usted es el señor Quesada? El alcalde le estaba esperando. El hombre asintió y tras subir las escaleras, buscó la sala del despacho del alcalde. Al llegar tocó con los nudillos y esperó a que le permitan pasar. — ¿Si? —Preguntó una voz. El tal Quesada, se asomó por la puerta antes de pasar. —Buenas, soy Quesada. Hablamos hace una hora por teléfono. El alcalde, un hombre de prominente barriga y de pelo canoso, bien vestido, se levantó de su asiento y le estrechó la mano. Tras indicarle que tomara asiento, el misterioso hombre con corbata se acomodó en su silla. —Le seré franco. El gobierno me ha traído por varias razones, entre ellas la del trozo del meteorito que cayó hace casi unas veinticuatro horas en su ciudad y el misterioso atraco que ocurrió esta mañana. Supongo que habrá oído los rumores sobre el pistolero sin pistola, ¿No? —En realidad la policía me notificó del asunto, pero no parecía muy creíble… —Nos hemos enterado de que han sucedido cosas muy parecidas en las otras poblaciones afectadas por los restos del meteorito. Hay pruebas muy concretas de que tenemos un serio problema y que solo hará más que empeorar si no actuamos de inmediato. —Entonces, ¿Qué es lo que propone? El delegado del gobierno se encendió un cigarrillo y miró seriamente al alcalde. —En las otras ciudades pensamos hacer un grupo especial, por así decirlo de “afectados”, que nos ayuden a mantener la situación bajo control. El atracador de esta mañana confirma nuestros temores y por esa razón haremos lo mismo aquí. Tenemos a dos policías, los cuales vendrán aquí como parte de dicho grupo. Además de ellos, quisiera encontrar a otros afectados que residen en esta ciudad. —Así que dos policías… —Sí. Aunque no llegaran hasta mañana por la mañana. —Muy bien pero, ¿Cómo piensa encontrar a los demás afectados? ¿No pretenderá que todos formen el grupo? —No, todos no… Les daremos la oportunidad de hacerlo. Mañana realizaremos a los afectados una prueba para ver si han sufrido alguna clase de mutación como han sucedido en otros casos. Si la mutación es importante, les daremos la oportunidad. Aunque he de decirle que ya tengo en mente a uno de los posibles integrantes —Explicó el hombre dando una calada al cigarrillo…
Caramba, parece que nuestros protas van a tener problemillas. Se me hace que quieren juntarlos a todos y exterminarlos, no sería algo tan descabellado si piensan que todos son peligrosos. xD Me encanta Celia, la verdad es que es raro eso de que sepa todo de todos. ¿No? xD En fin, espero el siguiente capítulo. :D ¡Un saludo! :)
Capitulo 4: El grupo. Portal de la casa de Roberto, 22:00 PM... Rodrigo fue el primero en llegar y tras pulsar el timbre, la madre de Roberto salió de la casa a recibirle. —Ah hola Rodrigo, mi hijo esta cenando, ven pasa. —No se preocupe, es que hemos quedado unos amigos aquí con él, le espero —Respondió Rodri. —Ah, de acuerdo. Le diré que estas aquí. La mujer dejó la puerta entornada y Rodrigo se sentó en uno de los escalones. En ese momento, llegó Toni escuchando música a través de unos auriculares. — ¿Te han dejado abandonado en la puerta? —He decidido esperar fuera a que llegara alguno. A veces soy buena persona. —Sí, claro. — ¿Y Tere? ¿No venia contigo? —No. Está en mi casa, ayudando a maquillar a mí hermana. —Espera. ¿Tu hermana también va a venir? —Sí, ella también tiene ciertos “dotes”. —Vaya hombre, yo soy otro pringado como tú, sin poder alguno —Se quejó Rodrigo. En ese momento, la puerta de detrás se abrió y apareció Roberto, el cual volvía a llevar el pijama puesto. — ¿Y las chicas? —Dos maquillándose y una esperando a que vayan las otras a por ella. —Se suponía que solo venían la tal A.T. y Teresa —Dijo Roberto extrañado— No irá a ven… —Ni idea, pero la que si viene es mi hermana. —Ah, que te referías a Marta, menos mal. — ¿Qué te esperabas, Cristina Pedroche? —Dijo Rodrigo sonriendo divertido. Los tres chicos se rieron justo en el momento en el que aparecían A.T., Marta y Teresa, estas dos últimas con falda y tacones, el pelo arreglado y con los labios pintados. La primera tan solo llevaba puesto una chaqueta de color negro con rayas blancas. Toda la otra ropa que llevaba era la misma que la de aquella tarde. —Ale, ya estamos aquí. —Tardonas —Dijo Rodrigo intentando chincharlas. —Calla imbécil —Dijo Marta. —Pobre Rodri, todo el mundo te manda a callar —Dijo Toni dándole palmaditas en la espalda. Las chicas se sentaron en el escalón de abajo mientras Toni y Roberto también se sentaban. —De acuerdo. Berto, ¿Empiezas tu o empiezo yo? —Dijo Toni. —Mejor tu, Sherlock —Respondió el aludido. —Muy bien. Mi teoría al respecto sobre los poderes es que han sido producidos por las quemaduras de las cenizas del meteorito. —Esa teoría podría ser cierta, pero desgraciadamente, yo no tengo ningún poder —Dijo Rodrigo a modo de queja. — ¿Pero qué dices? —Dijo Teresa— Tío, fue entrar tú a aquella habitación donde estaban los niños y las enormes llamas se redujeron un montón. —Y no nos olvidemos de cuando cayó esa viga, la cual por muy poco casi te alcanza —Añadió A.T. —Por cierto, ¿A.T. es un apodo no? —Preguntó Roberto. —Sí, no me gusta mi nombre. — ¿Cuál es? —Preguntó Teresa. —Aroa. Aroa Tadeo. Pero prefiero que me llamen A.T. —Vale centrémonos. Roberto tiene sus alas. Esta tarde, Teresa rompía la pared como si fuera de porexpan. Rodrigo parece que tiene esa… ¿Suerte? No estoy seguro del todo. —Yo tampoco, solo creo que hoy es mi día de suerte. Ya veréis mañana como aparezco muerto en mi cama —Dijo el chico a modo de burla. —Vale sigamos… Mi hermana esta tarde cuando veíamos la tele me ha atravesado la cara y cuando le pegué un puñetazo, fue como si estuviera echa de aire, ni noté que se interponía ante el golpe. —Y A.T.… ¿Tú has notado algo? — ¿Yo? —Dijo la aludida mirándose las manos— No se… Lo único raro es esto —mostró su mano buena, donde le había aparecido como una especie de círculo que tenía un pequeño agujero— En la otra, cuando me la vi también tenía el mismo agujerito. —Un momento… ¿No dijo esa tal Celia que A.T. usaba fuego? Esos agujeros… ¿Y si puede lanzar llamaradas por estos? —Bueno no lo he intentado —Tras extender la mano, hizo movimientos raros, intentando que saliera alguna que otra flama, pero por más que lo intentaba no ocurría nada. —… Acércame la mano —Dijo el chico. A.T., curiosa, le obedeció— Oye, huele como a quemado. —A mi me acaba de llegar también el olor —Dijo Teresa sorprendida. —Del humo al fuego hay un paso, sigue así y les quemaras el culo a todos —Dijo Rodrigo. —Dado que hemos mencionado a Celia —Dijo A.T. — ¿Alguien puede decirme quién carajos es? —Tenemos poca información, aunque creo que ya nos podemos hacer una idea. ¿Verdad Roberto? —Verdad Toni. Ambos hemos llegado a la misma conclusión, aunque no sabemos si es cierta o no. Creemos que Celia es una viajera del tiempo. Rodrigo y las chicas se quedaron perplejos. Marta fue la que rompió el silencio. — ¿Te refieres a la chica que estuvo en el banco y en el incendio de esta tarde no? —Exacto. — ¡Venga ya! —Soltó Rodrigo— Una cosa es que tengamos súper poderes, otra muy distinta es que pueda viajar por el tiempo. Además, solo la hemos visto teletransportarse. —Rodri, todas las piezas encajan, piénsalo. Ella nos conoce como la palma de su mano y nosotros no la conocemos de nada. Dijo exactamente que la última vez que nos vio la tratamos mejor. Y obviamente, ha sido la primera vez que la hemos visto todos reunidos. —O a lo mejor simplemente se refería a otro grupo de personas. Esa tía está loca simplemente. —O tal vez forme parte de algo mayor —Explicó A.T. — Es decir, no sé, si suponemos que es una viajera del tiempo, ella podría estar acostumbrada a nosotros porque… Joder, es demasiado lio, no sé cómo explicarlo. —Creo que entiendo a que quieres llegar. Que tal vez nosotros la conoceremos en algún punto del futuro próximo y ella a cambio nos quiera ayudar viajando al pasado —Dijo Marta. —Pero para ello no tengo ni idea de cuánto falta —Dijo Toni— Deberíamos de prepararnos, porque probablemente tengamos que volver a ayudarla. Y creo que lo mejor será portarnos un poco mejor con ella a partir de ahora. —No estoy yo muy seguro de ello, ¿Sabéis? No sé qué pensar de la chica —Dijo Teresa. —Démosle tiempo al tiempo chicos —Dijo Marta— Ya veremos que nos depara el día de mañana… En pleno centro de la ciudad... Unos científicos encerrados en un traje hermético, recogían muestras de las cenizas que habían caído el día anterior. Otros las analizaban acercando un pequeño aparato. — ¿Has encontrado algo? —Niveles bajos de radiactividad. Teníamos razón, el meteorito es el causante. — ¿Cuándo crees que podremos hacer los análisis a los afectados? —Pasado mañana como mínimo, dependiendo de los análisis del material encontrado. Tendremos que informar al delegado de esto, pues sus planes se van a retrasar un poco. —De acuerdo, se lo haré saber… Casa de Toni, tercer día después del impacto... El timbre hizo que Toni se desvelase por completo. Mientras se levantaba, escuchó las pisadas de su hermana dirigiéndose a la puerta para abrirla. — ¿Si? ¿Desean algo? —Hola muy buenas —Respondió una voz grave— ¿Se encuentra Antonio Hernández? —Soy yo —Dijo el chico bajando las escaleras en bata. Dos chicos de aproximadamente su misma edad le miraban fijamente. Uno de ellos tenía el pelo negro y largo, mientras que el otro, destacaba por su extraño pelo gris y sus ojos de color miel. —Buenas, somos de la policía —Dijo el chico del pelo gris mostrando una cartera que contenía una placa— Nos trasladaron ayer por lo del asunto del meteorito. Nos han informado que debíamos de buscarte y llevarte al ayuntamiento. — ¿Me van a detener? ¿Hice algo malo? —Que nosotros sepamos no —Dijo el de pelo negro— Solo nos dijeron que te lleváramos allí. —De acuerdo. Sentaros, voy a ducharme en un momento si no os importa. —Tranquilo, no hay prisa —Dijo el chico de pelo negro. Toni subió las escaleras y tras desvestirse, se duchó lo más rápido que pudo. Luego de ponerse una camiseta de su grupo de música favorito, unos pantalones de chándal rojos y levantarse el pelo con gomina, salió disparado bajando las escaleras. —Me pongo los zapatos y nos vamos, cinco segundos —Dijo rápido como una bala. Cuando por fin estuvo listo, se acercó a su hermana. — ¿Mamá está trabajando? —Sí, se fue hace una hora. —Vale —Dijo el chico mientras se dirigía a la puerta y los dos policías le seguían— Si tardo dile que estoy en el ayuntamiento. Una vez fuera, Toni vio que no había ningún coche patrulla. —Supongo que iremos andando. —Sí, dado que el ayuntamiento está muy cerca —Dijo el de pelo negro— Por cierto, soy Ricardo. Toni le dio un leve apretón de manos. Tras mirar la ropa de ambos policías, vio que no llevaban el uniforme ni iban armados. —No os gusta ir arreglados, ¿Verdad? —Nos han indicado que fuéramos vestidos de paisano. Para lo que tenemos que hacer en Bargas, no necesitamos uniforme —Explicó el de pelo gris. —Que suerte —Dijo Toni— Yo no aguantaría ni un segundo con eso puesto, sin ánimo de ofender. —Ningún problema —Dijo Ricardo. Al llegar al ayuntamiento, los tres chicos entraron por la puerta y el chico de pelo gris se detuvo en el mostrador de información. —Hola buenas, somos Luis y Ricardo. Buscamos al delegado Quesada. —Ah, vosotros. Os está esperando en la oficina que le asignó hace unos días el alcalde. Arriba, la primera puerta por el lado derecho. El chico asintió y los tres subieron las escaleras. Tras seguir las indicaciones, Ricardo golpeó con los nudillos. —Adelante —Dijo el que estaba dentro. Tras entrar, Toni vio a un hombre de pelo negro y ojos del mismo color, arreglado con una camisa negra y corbata roja, sentado en una silla del despacho. A su lado, Toni reconoció enseguida a la chica. — ¿Qué hay Celia? —Pues aquí, ¿Y tú? —Ya ves, me han traído aquí y supongo que es cosa tuya, ¿no? —Más o menos. El hombre sentado, el cual había estado observando a los dos, se levantó y le dio un apretón amistoso a Toni y le indicó que tomara asiento. Tras hacerlo, el hombre se dirigió a él. —Bienvenido Toni. Supongo que estarás preguntándote que haces aquí. —Eso parece —Dijo el aludido algo aburrido. —Bueno, voy a ser franco contigo. ¿Recuerdas al atracador que intentó robar en el banco hace unos días? —Como olvidarlo —Dijo mirando a Celia de reojo. —Supongo que te diste cuenta de que no era un atracador normal. ¿Has deducido cual podría haber sido la causa de sus “habilidades”? —El meteorito. ¿Cierto? —Exacto. Al parecer, el bombardeo habría sido todo un éxito y no se hubiera producido lo acontecido hace tres días atrás, si hubiéramos sabido que en realidad el iridio que contenía dicho objeto era un isotopo desconocido hasta la fecha, el cual reaccionó con la radiación de las bombas atómicas. Pero como desconocíamos ese hecho, ahora varios países han sufrido las consecuencias, entre ellos España. —A ver, a ver… ¿Intenta decirme que el isotopo ese de iridio reaccionó de una manera no prevista y fue eso lo que ha provocado la mutación de ese tipo? —Exactamente. De hecho, Ricardo y Luis son policías de Colmenar del arroyo y fueron afectados por este isotopo y han desarrollado cada uno una extraña habilidad. —Interesante, pero eso no explica que es lo que hago aquí —Dijo Toni cruzado de brazos. El delegado se acercó un poco más a Toni sin levantarse de la silla. —Veras. Celia nos ha contado que aunque no has sido afectado por el meteorito, posees ciertos dotes que ninguna persona normal tiene. Por ejemplo, un olfato y oído bastante agudizados. —Cierto, pero, ¿Para qué le sirve eso a usted? —El motivo reside en que aparte del atraco, se han producido extraños fenómenos en este pueblo estos últimos días. Han desaparecido varias chicas jóvenes cerca de zonas boscosas y no sabemos cuál es el motivo. —Pues podría mandar a varios agentes de la policía a rastrear la zona en vez de pedirme que yo vaya a buscarlos junto a estos dos chicos y Celia, ¿No cree? — ¿Crees que no lo hicimos ya? Pero resulta que de los trece agentes que mandamos al bosque a ver qué sucedía, ninguno regresó. La noticia dejó perplejo al chico. —Si la situación es tan peligrosa no creo que dos policías con poderes, una chica de unos… —Quince, tengo quince. —Eso, quince años y un simple civil con el sentido del oído y del olfato aumentados pueda con lo que esté dentro del bosque… —No solo vais a ser cuatro. Hoy hemos empezado a realizar controles a los heridos por quemaduras para ver si tienen algún rastro de iridio en su sangre… En ese momento llamó a la puerta un hombre trajeado. El delegado le indicó que pasara. —Señor Quesada, ya han llegado los primeros voluntarios. —De acuerdo gracias —Dijo el delegado mientras el otro hombre salía— Toni, te nombro provisionalmente, jefe del grupo. Tú te encargaras de indicarles la misión que tenéis por delante, ¿De acuerdo? —… Está bien. Toni se levantó y le dio otro apretón de manos al delegado asignado por el gobierno. Tras eso, Celia salió de la sala, seguida del chico y de los dos hermanos. — ¿Qué sabéis hacer ambos? —Preguntó rápidamente a los dos hermanos. —Puedo absorber materiales dentro de mi cuerpo y convertirlos en una especie de energía y utilizarla para lanzar rayos con ella —Explicó Luis. —Y yo puedo básicamente, desintegrar cosas. —Genial, ya valéis más que yo —Dijo el chico. — ¿Y Celia que sabe hacer? —Preguntó Luis mientras empezaban a bajar las escaleras. —Si no me equivoco, moverse muy rápido, teletransportarse ella misma o a otros a donde le dé la gana e hipotéticamente creo que también viaja a través del tiempo. —Vaya, te lo sabes mejor que yo y todo —Se quejó la chica. Cuando pudieron ver la entrada del ayuntamiento, Roberto, Teresa, Rodrigo y A.T. les esperaban. Los cuatro se quedaron asombrados. — ¿Toni? ¿Tú también estas aquí? —Preguntó Roberto. —Ya ves, me han nombrado jefe de la misión. — ¿Tu jefe? Esa sí que es buena —Se burló Rodrigo. —Lo sé, es muy divertido. Aunque lo soy provisionalmente. Me han indicado que os tengo que contar todo lo que acontece en lo que vamos a hacer. Hay que buscar a unas chicas desaparecidas estos últimos días. —Ahora lo entiendo, tu eres el rastreador —Sentenció Roberto. —Se… Por cierto, ¿Cómo es que te han dicho que podías ser voluntario Rodrigo? —Ah eso. Les dije que desde el incidente en casa de Roberto tenía una suerte enorme, no me creyeron, les demostré que lo que decía era verdad comprando cinco boletos de rasca y gana y logré sacarlos premiados los cinco. Se quedaron de piedra. — ¿Solo por eso? —Dijo A.T. alucinada. —Eso y que repetí el proceso varias veces para que se cercioraran. — ¿Es una broma verdad? —Dijo Luis. —No, no lo es —Dijo Celia, sin mirar siquiera al muchacho. —De acuerdo. Os voy a presentar. Estos dos son Luis y Ricardo, dos hermanos que trabajan de policías en Colmenar del arroyo y que han sido destinados aquí por lo del meteorito, dado que ellos también han sido afectados. Chicos, os presento a A.T., se mudó aquí el día del meteorito y parece ser que puede crear fuego, aunque todavía no lo domina muy bien. —Bueno —Dijo la chica abriendo la palma de su mano y haciendo que de esta brotase una pequeña llama de fuego— No es gran cosa, pero me sirve para defenderme. —Hoy todo son buenas noticias. Luego esta Roberto, el cual le han salido alas en la espalda. —Inútiles, porque no se volar… —Indicó el muchacho. —Teresa, la cual ha adquirido una súper fuerza… —Y elasticidad. Puedo estirar mis brazos dos veces su longitud, aunque todavía no he probado a ver si puedo estirarlos más. —Y luego está el sortudo de Rodrigo. Y este es el grupo hasta el momento. —Vaya hombre, ¿Y yo qué? —Dijo una voz a las espaldas de los chicos. Todos dirigieron la vista a la entrada, la cual acababa de abrirse. Un chico de baja estatura, de pelo moreno con rizos, ojos color chocolate y de sonrisa fácil, les miraba con superioridad. Llevaba ropa deportiva, una camiseta de manga corta con la imagen de un grupo de música y unos pantalones de chándal cortos. — ¿Román? ¿Cuándo has vuelto? ¿Y qué haces aquí? —Se sorprendió mucho Toni bajando los últimos escalones y acercándose al recién llegado para darle unas fuertes palmadas en la espalda. —Regresé anoche. Me dieron el alta ayer, resulta que en el pueblo de mi abuela cayó un meteorito y me quemé todo el brazo derecho —Dijo Román enseñando la venda de su brazo. — ¿Y tienes poderes? —Pues… mejor os los muestro. Para asombro de los muchachos, el chico convirtió su mano en una especie de tentáculos, luego estos se encogieron y se volvieron afilados como cuchillos y al final, salieron varios hilos expandiéndose por todos lados hasta que se encogieron y su mano volvió a recuperar su forma normal. —Puedo darle cualquier forma y dureza a cualquier parte de mi cuerpo, incluso cambiar la tonalidad de mi piel. —Estupendo. Creo que ya tenemos equipo. De acuerdo, ya tengo un plan —Dijo Toni señalando a Celia— Celia, la cual creo que no estará todo el tiempo con nosotros, pero que nos va a ayudar en esta misión, con su velocidad, estará en segunda línea de ataque, en caso de que la primera tenga problemas, de forma que si alguno se encuentra en apuros, actúe como distracción con su velocidad. En primera, estarán, Teresa y Román, dadas sus habilidades físicas. En tercera línea, la cual también será muy importante, estarán Ricardo y Luis, dado que el primero puede desintegrar cosas y el segundo puede convertir objetos en rayos de energía. Roberto y A.T., los cuales aun no controlan sus poderes a la perfección, estarán en la cuarta línea junto a Rodrigo, el cual nos servirá de “amuleto”. Por último y dado que soy el menos útil del equipo, pues solo poseo un oído y olfato agudos y que no tienen nada que ver con el meteorito, seré el que rastree a las chicas desaparecidas. Si tenéis algún consejo o alguna objeción, son bienvenidas. —Es una mierda de plan —Dijo Rodrigo. —Yo estoy de acuerdo con el plan —Dijo A.T. — Es más, Roberto y yo podríamos proteger a Toni en caso de que a este intentaran atacarle. —Puedo defenderme solo, aunque tienes razón —Respondió Toni. —Nosotros estamos de acuerdo —Dijo Ricardo mientras su hermano asentía. Todos los demás asintieron. Toni sonrió. —Muy bien. Pongámonos en marcha…
Me ha gustado. Me mola que Rodrigo tenga tanta suerte, aunque si fuera yo lo invertiría bien y me haría rica. JEJEJEJEJEJE En cuanto a lo de que Celia podría ser una viajera en el tiempo, yo también lo veo bastante probable y hasta parece que tiene sentido. Al fin y al cabo o es una espía del gobierno o es eso. xD Cuando esos polis fueron a por Toni, la verdad pensé que algo malo iba a pasar, no sé, imaginaba que eran de los malos y que iban camuflados para no llamar la atención e intentar hacer algo malévolo con él. xD El misterio de las chicas desaparecidas es algo raro, me gustará descubrir qué es lo que ha pasado con ellas. >.< En fin, espero el siguiente capítulo, que este ha estado muy chachi y está muy interesante. >.< ¡Un saludo! :)
Capitulo 5: El bosque. —Bueno, ¿Qué buscamos exactamente? —Preguntó Román. Los chicos se habían adentrado en el bosque hacia tan solo unos minutos. Toni iba en cabeza, usando su olfato para poder guiarles si encontraba alguna pista. —Cadáveres, resto de olor a persona, cualquier cosa que indique la posición de los desaparecidos, etcétera —Explicó Toni. — ¿Qué creéis que puede ser la causa de estas desapariciones? —Preguntó Teresa. —Un animal o persona mutada. O uno u otro —Dijo Rodrigo. —Celia, danos una pista anda —Dijo A.T. molesta. —… No es uno, son varios —Dijo la chica. Toni se detuvo de pronto y los chicos inmediatamente pararon. —Puaj… A la derecha huele fatal… —Roberto, por favor —Dijo Rodrigo llevándose los dedos tapándose la nariz. —Calla. Voy a acercarme, Luis, cuento contigo para que me cubras. —De acuerdo —Dijo el chico agarrando una piedra mientras esta se volvía de color violeta y empezaba a emitir chasquidos mientras se disolvía en la palma de la mano del muchacho. Roberto, con sigilo, se acercó lentamente a unos arbustos y tras apartar unas ramas, se retiró tapándose la nariz. —Vale, hemos encontrado a uno de los policías. Los chicos se acercaron y vieron un cadáver con el torso y cuello destrozados. A.T. y Teresa, se alejaron con horror en el rostro. Celia ni se había acercado, presentando una máscara de preocupación mientras miraba en todas direcciones. Los demás tan solo pusieron una mueca de asco. —Aquí hay mas —Señaló la chica, donde había visto la pierna de otro hombre entre los matorrales y otro, el cual sujetaba un arma con una de sus manos. —Vale, apartaos, voy a hacerle la “autopsia” —Dijo Román remangándose. —Pero si tú no has estudiado anatomía humana en tu vida, ni siquiera sabes dónde está el cerebro —Se burló Rodrigo. —Ya, y a ti se te da fatal la historia. Te recuerdo que los pitufos no inventaron la edad de bronce —Respondió el otro. Mientras todos se carcajeaban, Román sacó de su bolsillo del pantalón un paquete de pañuelos y tras coger dos, se los colocó en las manos para evitar manchárselas. Agarró el cuerpo destrozado del policía y tras darle la vuelta, le empezó a rasgar la camiseta. —Vaya, a este le han pegado bocados y arañazos a diestro y siniestro. Nuestro animal o persona que esté detrás de esto, tiene garras y dientes muy afilados. —Y tanto —Dijo Celia. —De acuerdo —Dijo Román tirando el pañuelo al suelo y transformando su puño en un muñón— Adaptaré mi mano para que tenga el mismo aspecto que la dentadura del que hizo esto. Poco a poco, fue presionando su brazo contra la herida muy despacio, hasta que lentamente, retiró la mano y los chicos observaron una especie de dentadura cuyos caninos tenían un tamaño bastante grande. —… ¿Alguno sabe que puede ser? —Preguntó A.T. —Yo sé de perros y eso no tiene pinta de ser de uno —Dijo Luis acercándose y observando detenidamente. —Creo que ya se dé que se trata —Dijo Toni acercándose— eleva un poco el brazo Román. Cuando el chico hizo lo que le pidió Toni, este se puso justo a la misma altura, abrió la boca y enseñó los dientes. Lo único que no coincidía en ambas dentaduras eran los enormes colmillos. Los chicos retrocedieron un paso. —Confirmado, nos enfrentamos a un mutante con garras y colmillos —Sentenció Ricardo. —Varios. Celia lo ha dicho hace un momento —Le corrigió Roberto. — ¿Varios? Uy, me equivoqué de género. Todos miraron a la chica extrañados. Esta se mostró un poco molesta. — ¿Qué? ¿Es que no puedo equivocarme con lo del género de chico a chica? —Si son de género femenino… eso quiere decir… De pronto, Toni abrió los ojos como platos y empezó a mirar a los lados, veloz como el rayo, sin fijar la vista más de un segundo en donde ponía los ojos. —Tarde, estamos rodeados… Joder no, ese olor no… Los chicos reaccionaron a la defensiva. A.T., Roberto y Rodrigo se pusieron alrededor de Toni mientras Teresa y Román, algo asustados y nerviosos, se pusieron delante del chico. Celia retrocedió unos pasos hacia ellos y tanto Ricardo como Luis se pusieron a los flancos, el primero a la izquierda y el otro a la derecha del grupo. Toni empezó a escuchar pasos y se puso más y más nervioso hasta que una figura femenina, de cabello pelirrojo, ojos color azul cielo, los cuales tenían unas pupilas de aspecto gatuno y una sonrisa siniestra, miraban a Toni directamente. Vestía una camiseta larga de color rojo y unos pantalones vaqueros cortos que le llegaban hasta las rodillas. Cerca del hombro, tenía lo que parecía ser sangre seca, mientras que en el brazo izquierdo tenía un vendaje algo sucio. — ¿Qué tal Toni? —Dijo la chica con voz dulce y amable. —Hey… Tina… Cuanto tiempo —Dijo el chico algo nervioso. —Tina, dime que tú no has hecho esto —Dijo Teresa retrocediendo un paso asustada. — ¿Quién es? —Preguntó Ricardo a Roberto. —Es amiga de Teresa. Y Toni siempre ha estado colado por ella. Mal asunto. Toni miró a ambos lados y vio como dos chicas, las cuales eran idénticas a Tina salvo en el color de la piel, la cual era de un color pálido y el color de los ojos, el cual presentaba un aspecto de color rojizo, se acercaban a esta lentamente y sin despegar la vista de ellos. —A ella no le gusta morder, pero a nosotras si —Dijo una de las que acababan de aparecer, de pelo negro— Y vosotros vais a ser nuestro desayuno. —Oh que bien, vampiras. Esto sobrepasa todas las expectativas de este trabajo —Soltó Rodrigo. Román dio varios pasos hacia delante y transformó sus brazos en grandes guadañas, listo para luchar. —Por mí como si sois dos dinosaurios, no voy a acobardarme. —Yo tampoco —Dijo Teresa acercándose a Román. —Perfecto. Acabaremos con vosotros muy rápido —Dijo la otra, la cual era de pelo rubio. La de la derecha salió despedida tan veloz que Teresa no pudo esquivar el golpe y salió despedida hacia atrás, cayendo al suelo brutalmente. Tras reaccionar, Román atacó con sus recién creadas guadañas, pero la chica esquivaba los golpes a gran velocidad. La otra chica, se acercó también ágilmente y le propinó un puñetazo en la tripa al muchacho que hizo que se arrodillara y escupiera sangre por la boca. —El primero que cae hoy —Dijo la vampira a punto de hincar sus dientes en la piel del chico. Un puño impactó en la cara de la chica y la hizo volar hasta estamparse contra un árbol. La otra vampira, vio como Teresa, la cual tenía el brazo derecho anormalmente estirado, encogía este mientras se levantaba. Sorprendida, la chica retrocedió unos pasos. —Eh. ¿Te gusta ser rápida? —Dijo Celia desde detrás de la vampira— ¿Qué tal si bailamos? La muchacha se dio la vuelta e intentó asestarle un zarpazo, pero Celia era más veloz y esquivaba los golpes a la perfección. Tras un guiño que sorprendió a la vampira, la chica le hizo la zancadilla y después le lanzó una bola amarilla, la cual teletransportó a la chica al cielo tras un fogonazo. Tras caer de una altura de siete metros, el cuerpo de la vampira se dio de bruces contra el suelo. Tina se acercó veloz como el rayo e intentó llegar hasta Toni, pero Luis lanzó de su mano un rayo de color violeta que explosionó delante de la chica, evitando que se acercara. —Hermano, ¿Listo para la juerga? —Preguntó el chico. —Por supuesto —Dijo Ricardo sonriendo. De su dedo, brotó una especie de onda, la cual Tina esquivó perfectamente. El suelo que había recibido el impacto, se desintegró al instante, creando un cráter de un metro de diámetro. Teresa aprovechó para intentar atacarla, pero Tina era más rápida que ella y tras golpearla repetidas veces, hizo que la chica retrocediera. —Nunca se te ha dado bien la pelea Tere, tu eres más una señorita que un boxeador —Dijo propinándole una patada, la cual lanzó a la chica a varios metros de distancia. —Sorpresa —Dijo Román por detrás de Tina. El chico endureció su puño y golpeó en la cara de la muchacha, la cual retrocedió unos pasos con el labio partido. Teresa, la cual se había levantado sin ningún esfuerzo y ninguna herida o daño aparente, saltó una gran altura y cayó sobre Tina, provocando un inmenso cráter tras el impacto. — ¿Ahora qué Tina? Se acabó, esto se ha terminado —Dijo Teresa sujetándole los brazos. Las dos vampiras saltaron hacia Teresa y antes de que pudiera reaccionar, la golpearon brutalmente. Cuando Román quiso ayudarla, Tina le agarró del cuello y le levantó con un brazo. El chico se llevó las manos a este para intentar soltarse. —Creo que empezaremos contigo —Dijo Tina mientras las otras vampiras se relamían del gusto. Toni apartó a Rodrigo y a A.T. y se puso a tan solo cinco metros de ellas. —Tina, esto ha llegado demasiado lejos, suéltale. La vampira se carcajeó brutalmente. —Tú a mi no me das ordenes —Le respondió con una sonrisa. —Por favor Tina… Cógeme en su lugar, ¿sí? Pero déjale en el suelo. La chica inhaló aire y una risotada de sorpresa asustó hasta a sus dos compañeras. —Es… ¿Es amor lo que estoy oliendo? JAJAJAJAJA. Vaya, no tenía ni idea de que estuvieras coladito por mí, corazón. El chico retrocedió unos pasos mientras su rostro se ponía rojo como un tomate. Una de las vampiras agarró a Román y le mordió en un brazo, haciendo que el chico rugiera de dolor. Celia no se lo pensó dos veces y salió disparada, golpeando un puñetazo a la vampira, la cual apenas notó daño alguno, pero que dejó de beber la sangre del muchacho. Acto seguido, la pequeña chica siguió atacando a gran velocidad, que a pesar de no ser puñetazos fuertes, en combinación provocaban que la vampira retrocediera sin poder hacer nada. Teresa aprovechó para quitarse de en medio a Tina y a la otra vampira y tras agarrar a Román, saltó hacia los chicos. — ¿Estás bien tío? —Dijo Toni preocupado. Román, el cual estaba consciente, alargó su brazo enormemente y creó una especie de pared entre la parte afectada por la mordedura, la cual se estaba tornando de un color blanquecino y la que parecía sana. —Sí. Estoy bien. Pero tengo el brazo inutilizado. Estamos en desventaja. Celia regresó en menos de un segundo a donde estaban los chicos. —Toni, no somos casi rivales, tenemos que hacer algo —Dijo Roberto. —Celia, ¿Alguna idea? —Sí, pero es una opción muy cobarde. El chico sonrió. Dio un paso hacia Tina desafiante mirándole a los ojos de felino de la chica. —Esto no va a quedar así Tina. Nos volveremos a ver las caras. —Ja. ¿Pensáis que os vamos a dejar escapar? Que os lo habéis creído. Antes de que Tina pudiera llegar hasta los chicos, Celia ya los había teletransportado a todos. La chica rugió de rabia. —Hijos de… — ¿Ahora qué hacemos? —Preguntó una de las vampiras. —Informarle de todo lo que ha pasado a nuestra señora, tiene que saberlo. Nos han descubierto… Ayuntamiento, unos segundos después… Toni y los demás aparecieron tras un fogonazo delante del ayuntamiento. Luis escupió en el suelo fuera de sí. —Genial, vaya mierda de misión. —Cálmate hermano. Es normal, apenas sabemos usar nuestros poderes—Le dijo Ricardo intentando animarle. —La culpa es mía. Como jefe, os he defraudado —Dijo Toni con rabia— Solo soy un inútil, vosotros habéis luchado y yo… No he hecho nada. Roberto le dio una palmada amistosa en la espalda que hizo que el muchacho se girara. —Has hecho más que yo, que A.T. y que Rodrigo juntos. No tienes toda la culpa, si yo al menos pudiera hacer algo, tal vez habría servido de mejor ayuda. —Sí, pero mira a Román, ¡Esta herido! —Dijo Toni señalando al chico con un ademan. Román se quejaba sin parar y ocultaba la mano del sol. —Qué asco, me he quemado… ¡Con la luz solar! Rodrigo saltó de golpe y zarandeó a Toni. —Tío, ¡Eres la polla! —No estoy para sarcasmos Rodri. —No lo entiendes. Pensad con vuestra cabecita preciosos míos. Aparte de la información del causante de las desapariciones y de que Tina es la principal sospechosa, ¿Qué tenemos? — ¿Tener? ¡No tenemos ni un afectado Rodrigo! No tene… —A.T. se quedó de piedra y miró de golpe el brazo de Román, el cual el chico lo tenía escondido debajo de la camiseta para evitar que la luz le hiciese daño— Joder, Rodrigo, jamás pensé que diría esto pero, ¡Eres un puto genio! —Tienes razón. He cortado el acceso de mi sangre al brazo aunque siga controlándolo —Dijo el chico— Y está enfermo, ¿No? Solo tienen que ver que tengo ahí dentro y podremos hacer… No sé, ¿Una cura? —Ricardo, Luis, corred y decidle al delegado del gobierno que aunque hemos fallado la misión de rescatar a las chicas, tenemos algo con lo que trabajar —Dijo Toni seriamente… 1 hora después… Los chicos esperaban pacientemente en unos asientos. Román y unos doctores, se encontraban dentro de una de las habitaciones del ayuntamiento mientras le hacían pruebas. En ese momento, salió el delegado del gobierno. —Toni, ven conmigo, tenemos que hablar. El aludido se levantó mientras sus amigos le hacían ademanes para desearle suerte. Tras entrar en el despacho del señor Quesada, el hombre le indicó que se sentara. —Antes de nada señor, lamento que falláramos la misión… Quesada, abrió los ojos como platos y se sorprendió. — ¿Fallar? Has hecho un buen trabajo Toni. Hemos identificado la amenaza y ahora sabemos a qué nos enfrentamos. Es cierto que podríais haber hecho un trabajo más eficiente, pero a vuestro favor, habéis regresado vivos, mientras que el grupo de profesionales que enviamos hace unos días ni regresó. —Sí, pero tenemos un herido —Dijo el chico. —Sobre Román… Sin su ayuda no tendríamos una muestra que nos ayude a identificar que es lo que provoca esa transformación… ¿Qué te parece si lo dejamos en vampirismo? —Totalmente de acuerdo. —Bien. Y en cuanto a su salud, Román detuvo el veneno, microorganismo, virus o lo que quiera que sea, reteniéndolo en su brazo. Los médicos le están extrayendo toda la sangre afectada para inyectarle una bolsa con suero sanguíneo normal. Y si vemos que no funciona y la enfermedad vuelve a afectar al brazo, dadas sus habilidades regeneradoras, creemos que podrá recuperarlo si se lo amputamos. Toni se tranquilizó un poco. Al parecer, aquello había salido mejor de lo que él esperaba. —En fin, ya puedes retirarte Toni. Buen trabajo. El chico agradeció las palabras del delegado y salió de la habitación. Una vez en el pasillo, Román, el cual llevaba el brazo que había estado infectado en un estado al que podría denominarse normal, se acercó a él. — ¿Ves? Todo ha salido bien. Buen trabajo tío. —Sí, hemos tenido suerte… O mejor dicho, hemos tenido a Rodrigo y a Celia a nuestro lado. Por cierto, ¿Ya ha desaparecido? —Unos segundos después de que entraras con el delegado —Explicó A.T. —En fin. Ya ha pasado mi primera misión como jefe y… Creo que es hora de que votemos a quien me va a suceder. — ¿No jodas que te vas del grupo? —Dijo Roberto. —No. Soy el rastreador, ¿Recuerdas? Simplemente, prefiero estar en segundo plano. —De acuerdo. ¿Ponemos voluntarios o votamos a quien queramos? —Propuso Rodrigo. —Prefiero que presentemos voluntarios, ¿No? —Dijo A.T. — Creo que es lo más justo. —Buena idea —Dijo Luis— Yo propongo a mi hermano. —Lo secundo —Dijo Toni— Es policía y tiene más experiencia que cualquier de nosotros. Aunque vea mas fuertes los poderes de su hermano, sin duda alguna, el tiene una complexión más fuerte que Luis y creo que está capacitado para la tarea. —Yo me propongo a mi mismo —Dijo Rodrigo. —Idiota —Dijo Teresa— Yo propongo a Toni. Aunque él quiera rechazar el puesto, estoy convencida de que seguirá haciéndolo tan bien como hoy. — ¿Creo que ya esta no? —Dijo Roberto— Yo no me apunto ni de coña. —De acuerdo. Votos a favor de que Rodrigo sea el líder del equipo. Solo Rodrigo levantó la mano. Toni asintió. —Votos a favor de Ricardo para que sea el nuevo líder. Toni alzó veloz la mano, seguido de Luis y Roberto. —Vale… Ahora, los que estén a favor de que siga siendo yo el líder… Teresa y A.T. levantaron la mano de inmediato. Román levantó el brazo derecho mientras Ricardo también hacia lo mismo. —Cuatro contra tres y uno. Toni, sigues siendo nuestro líder —Dijo Román sonriendo. —Chicos… No me merezco todo el apoyo que me estáis dando, pero gracias. Si ese es vuestro deseo, seguiré al mando. Eso sí, no me voy a quedar ganduleando, voy a entrenar todo lo que pueda, nada de estar de rositas. —Bien dicho —Dijo Luis dándole un codazo amistoso— porque como hagas lo contrario te freiré más rápido que canta un gallo. —Eso eso, no quiero volver a sufrir riesgo de pérdida de miembro, ¿eh? —Dijo Román. —Eso ha quedado muy mal, los pensamientos malos afloran en mi cabeza —Dijo Rodrigo en tono de burla. —Vale. Chicos, en vista de lo sucedido, voy a tomar las siguientes medidas. Roberto, te toca aprender a volar. Puedes acercarte a Rodrigo para que se te pegue la tontería y lo logres más rápido si así te apetece. —Y por eso no te he votado —Dijo Rodrigo de brazos cruzados. —Era una broma, joder, no aguantas ni una. Sigamos. Luis, te dejo a cargo de A.T. Tal vez puedas enseñarle a lanzar ráfagas de fuego, dado que tú lanzas rayos de energía de una forma que podría ser similar. —Bien señorita, prepárese para una tarde bien ajetreada —Dijo el chico. —Teresa, Román, os toca entrenar juntos. Tere, necesitas alguien de tu envergadura para estar igualada y tu Román, procura practicar tu endurecimiento del cuerpo con ella, ese es tu punto débil. —De acuerdo —Dijeron ambos al unisonó y mirándose con una sonrisa de complicidad. —Y por ultimo… Ricardo. Te ha tocado enseñarnos a mí y a Rodrigo defensa personal. —Enseñaros, ¿Eh? Bueno, nos lo vamos a pasar muy bien —Dijo el aludido sonriendo siniestramente. Rodrigo tragó saliva mientras Toni sonreía. —Perfecto. Nada más por ahora. Solo recordaros, que indiquéis a vuestros familiares, sin utilizar el tema de vampiros, que no salgan a la calle de noche, que las cosas están un poco caldeadas, ¿Vale? Pues bien. A comer, que ya va siendo hora. Esta tarde, tenemos que ponernos las pilas como locos. Los chicos asintieron y salieron del ayuntamiento. Ricardo y Luis se despidieron de los demás dirigiéndose al hotel donde estaban hospedados. Cada uno se separó del grupo en dirección a sus casas, hasta que solo quedaron Teresa y Toni. —Buena suerte jefe —Dijo la chica guiñándole un ojo. —Igualmente —Dijo Toni. Ambos entraron en sus respectivos hogares. Allí, su hermana ya estaba sentada en el sofá viendo la tele. — ¿Cómo te ha ido como voluntario? —Regular. Me han nombrado jefe y ni siquiera tengo poderes. ¿Y tú? La chica miró en dirección a la cocina y tras asegurarse de que la puerta estaba cerrada, soltó un respiro. —Les mentí a los enfermeros que vinieron diciéndoles que no noté nada fuera de lo común, así que ni siquiera me dieron la opción de presentarme. —Dado el peligro que hay ahora mismo, me gustaría que estuvieras en el grupo, pero visto como me ha ido el día, mejor que no. ¿Cuánto queda para la comida? —Unos minutos, así que te puedes sentar. —Lo que voy a hacer es pegarme una buena ducha, porque estoy agotado. Y esta tarde, me espera una buena dosis de mi propia medicina…
¡Vampirismo! Sabes que me pierde este tipo de temas y esta vez no ha sido diferente. Y me ha agradado que no se cargasen a esas dos vampiresas así a la ligera. Aunque, imagino que esto tendrá repercusiones, el haberse enfrentado a ellas... JEJEJE Después en cuanto a lo de que Toni siga siendo el jefe, tiene sentido. (Porque es el más prota, jejeje) No sé, pero se me hace que la hermana va a tener que unirse al grupo o va a verse involucrada pronto de alguna forma. Eso mola mucho. *^* En fin, espero el siguiente capítulo con ansia. Este ha estado bastante bien. :D ¡Un saludo! :)