La historia que les voy a contar....

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Eldaya, 16 Agosto 2011.

  1.  
    Eldaya

    Eldaya Entusiasta

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    14 Agosto 2011
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    Escritora
    Título:
    La historia que les voy a contar....
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    907
    La historia que les voy a contar tiene un principio – como casi todas- , pero aún no tiene un final…



    Es la historia de una muchacha, que, a pesar de ser demasiado joven, sobrelleva sobre sus espaldas un peso que odia profundamente, y que no sabe siquiera cuando ni cómo lo obtuvo.



    No vive entre los humanos, sino que se esconde en una choza, apartada en medio de un pantano lóbrego y fétido, y vive su vida de ermitaña suplicando a sus dioses para no recibir más remordimiento del que vive en su alma. Peo sabe que solo son vanas ilusiones, y que algún día conocerá a alguien que le hará caer aún más en desgracia.



    Suspira, se frota las manos y las muñecas y se esconde tras esas cuatro paredes roñosas, estudiando libros y extraños pergaminos, buscando alguna forma de deshacerse de su pesar.



    Y en una de aquellas noches agónicas, en las que solo ve un rostro en su memoria mientras siente que no está sola, un par de golpes en la puerta le anuncian que alguien la ha ido a buscar.



    ¿Para qué? – se pregunta, y algo atemorizada se acerca a la puerta, que chirría a su vez saludando al nuevo venido.



    Ah, su cara horrorizada es poesía para el que está allí de pie, mirándola con el rostro encendido y los ojos muy abiertos.



    Se mantiene inmóvil ante ella, esperando a que le dé una señal para entrar.



    Y la muchacha se queda sin aliento, al tiempo que en sus oídos susurros quedos e inquietantes le cuentan que él sabe mucho mas de lo que parece, y que están conectados de cierta forma…



    Con gran esfuerzo por su parte, se aparta de la entrada, acercándose al centro de la choza mientras que con un movimiento de cabeza invita al hombre a pasar.



    Siente angustia en su vientre, y escucha el grito hiriente de quien la ronda, un fantasmagórico pedazo de algo que en un tiempo estuvo vivo, y que le aúlla al oído que él le quitó el hálito de su existencia, y que quiere tomar venganza sobre él.



    Perseguida por aquella sed, se deja poseer por el alma en pena, formando un cuerpo de carne y hueso para llevar a cabo lo que clama desde hace tanto tiempo. Ahora ya sabe cómo quitarse aquél peso de encima, y aunque es reacia a causar dolor… sabe que él lo merece.



    El hombre observa cómo el frágil cuerpo de la muchacha se sacude, y corre hacia ella por curiosidad, más que por querer ayudarla… e instintivamente la abraza, y huele su pelo, y acaricia su mejilla levemente sonrosada y le alza con los dedos el mentón para que la mire…



    Unos ojos del color del oro le miran ahora, arrancándole un escalofrío ; la turbación que le provoc el recordar aquella mirada – porque la ha visto antes – le hace apretar los dientes con fuerza, como si así el miedo que se ha aposentado en su espina dorsal pudiera ser domado.



    La observa largamente, y ella sonríe casi con inocencia, pero con un brillo infectado de enajenación en sus iris, y se abalanza sobre él para atacarle como un animal salvaje. Le muerde en el cuello, le araña en el rostro, y el hombre a su vez intenta deshacerse del peso muerto que tiene sobre sí ; impulsado por un desquiciante sentimiento de necesidad, tiene que someterla a su voluntad…



    Pero no lo consigue, ella actúa con fuerza sobrehumana , aúlla, ríe histérica y disfruta, mientras sigue destrozándole el rostro y el cuello con mordiscos cada vez más agudos, hasta que el estertor de la muerte sume al hombre en un descanso momentáneo, que ella promete corromper.



    Se alza, usando aún el cuerpo prestado y arrastra el cuerpo semi-inerte al exterior de la cabaña, siguiendo un camino bordeado de rocas y fango.



    Alcanza un enorme lodazal, donde la vegetación muere en el acto, y aún así, persiste enclavada en la tierra, como pretendiendo demostrar que ha nacido allí, así que sólo se pueden distinguir hojas secas y ramitas quebradizas, que se medio hunden en el fango.



    Ella arrastra el cuerpo hasta el lodo, y siente que el hombre gimotea ; aún no ha muerto, aunque le queda mas bien poco. No entiende de donde saca aún fuerzas para despertar, pero sonríe complacida, porque podrá pagar su deuda aunque sólo sea un poco.



    Lo deja caer en el lodo, y observa cómo es engullido lentamente, mientras él entreabre los ojos y boquea, aterrorizado por su destino.



    Tú me mataste… – su voz gélida y deformada surca el aire y se posa en los oídos del hombre que sólo es capaz de recordar el día en que ella se cruzó en su vida. – Éste será tu acogedor lecho, un cementerio improvisado para un alma tan oscura como la tuya… aunque sólo tu cuerpo físico descansará, porque me encargaré de no dejarte dormir… nunca… como hiciste conmigo…



    Se queda en pie, disfrutando la agonía de su asesino, y cuando finalmente desparece bajo el fango regresa a la soledad de la choza, donde deja el cuerpo físico prestado.



    Dibuja una cruz en la puerta, para proteger a aquella muchacha, y desaparece entre la niebla y susurros, yendo en busca del alma del que la quebró, satisfecha por haber cumplido lo que buscaba… y por poder devolverle una parte de vida a la joven…



    Pero, como ya hemos dicho, esta historia no tiene aún un final…
     

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