LA GUERRA DE MIS TIEMPOS

Tema en 'Relatos' iniciado por Booster, 7 Agosto 2015.

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    Booster

    Booster El amo del hielo

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    41
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    LA GUERRA DE MIS TIEMPOS
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1013
    Ahí me encontraba yo, sentado y jadeando contra una pared. Huir de aquella masacre consumió la mayoría de mis energías. Seguro te preguntas quien soy yo, pues mi nombre es Juan. En ese entonces solo tenía 1,3 metros de altura aproximadamente, pesaba 30 kg a lo mucho, poseía y sigo teniendo pelo castaño y ojos color marrón oscuro.
    En fin, estaba empezando a recuperarme de aquella corrida, por lo que aproveche para inspeccionar mi estado. No había recibido ningún impacto, por lo que suspire de alivio. Miré aquella larga pistola en mi mano que parecía un rifle y noté que solo le quedaba la mitad de la munición.

    -Oh, oh… esto es malo- me dije a mi mismo.

    Tomé la pistola pequeña que se encontraba en mi bolsillo y la miré. Todavía no la había usado, por lo que la munición estaba llena. La volví a guardar.

    -Bueno, al menos no me atraparan tan fácil con esto… y además aun me quedan 3 granadas- me dije mientras empezaba a levantarme.

    Me asomé por el borde de la pared y observé el campo de batalla frente a mí. Había más o menos 7 cuerpos de personas tiradas ahí, cubiertos por el líquido que los asesinó. Por desgracia, 3 de ellos eran de mi bando. Me acerqué corriendo para ver si alguno estaba vivo.

    —J-Ju… an…— escuche decir a uno de ellos. Se trataba de mi mejor amigo, por no decir mi “hermano” de corazón, Eric.

    Me arrodillé ante él y le susurré —Dime—

    —Lo siento… pudimos con estos 4, pero nos asaltaron con una granada desde atrás…— decía débil mientras tocía.

    —Está bien, no es tu culpa. Trata de descansar y hazte el muerto, vendré por ti en cuando encuentre un lugar más seguro para ocultarte— le dije mientras me marchaba hacia adelante.

    —No… no vuelvas por mi… yo… ya estoy muerto…— dijo débilmente antes de cerrar los ojos.

    — ¡Eric!— grité y fui corriendo hacia él.

    Lo tomé en brazos y lo sacudí para ver si podía hacerlo reaccionar, pero nada paso, mi amigo había muerto. Lo baje suavemente y me levanté. Pegué un grito de rabia y me lancé corriendo hacia adelante.
    Estaba entrando en el territorio del enemigo, con poca munición y sin posible respaldo, puesto que el bando contrario logro emboscarnos y tomar ventaja yendo a nuestro territorio. Por suerte logre escapar, pero mis compañeros tuvieron que quedarse para proteger la base, aun si se les fuera la vida en ello. En ese momento, me encontraba solo.
    Conforme avanzaba, podía ver en el piso aquel líquido otra vez, era una obvia señal de que hubo varios enfrentamientos por parte de nuestro escuadrón de asalto.

    Un — ¡Mátenlo!— de alguien que se me acercaba me sacó de mis pensamientos.

    Me giré y pude ver a un grupo de 3 chicos viniendo hacia mí por la izquierda, 2 de ellos eran varones y la líder era una chica. Los 3 se encontraban fuertemente armados, si dejaba que se me acerquen más estaría muerto.

    —No tan rápido— dije tomando una de mis granadas.

    — ¡Tiene una granada!— advirtió el chico que venía más atrás.

    Se dispusieron a retroceder pero yo fui más rápido y lancé la granada hacia ellos. Esta impactó de lleno en la chica, liberando ese líquido y haciéndola caer. El que estaba a su lado también recibió parte del impacto, cayendo y al igual que su compañera terminó muerto.
    El último se dio la media vuelta y empezó a correr. Me dispuse a seguirlo y, gracias a que soy muy atlético, lo alcancé y derrumbe al piso en unos 10 segundos más o menos. Lo fusilé y entonces me dispuse a seguir a la base enemiga.
    Me tomó unos minutos llegar, y cuando lo hice saludé a los guardias con unas granadas y la poca munición que me quedaba de mi rifle. Recibí uno que otro disparo por el brazo izquierdo, pero no era suficiente como para inmovilizarlo así que seguí.

    Me adentré y escuche una voz que me dijo — ¡Juan! ¡Ayúdame!—

    Miré para todos lados, hasta que al fin encontré a uno de mis aliados atado contra un poste. Se trataba de Marcelo, un chico que recién se había mudado al escuadrón.

    — ¡Marce!— grité y fui a desatarlo. — ¿Estas bien?— le pregunté.

    —Si, por suerte esos tipos no llegaron a hacerme nada— me respondió.

    —Es raro… normalmente te matarían como a todos los demás— le dije.

    —Creo que estoy de suerte y solo me querían de rehén— me dijo y empezó a reír.

    Lo miré con una evidente cara de “eso no es gracioso” y se fue callando lentamente, hasta estar en silencio.

    —Es nuestra oportunidad… tomemos la base enemiga para ganar esta guerra— le dije. El asintió.

    Corrimos juntos hasta llegar al fondo de la base, donde se encontraba aquel dispositivo pequeño, que al hacerlo sonar indicaría que tomamos dicha base, ganando nosotros la guerra.
    Me acerqué a tomarlo, pero me detuve súbitamente al sentir una granada en mi cuello.

    — ¿Mar… celo…?— pregunté en voz baja.

    —Lo siento… fue lindo el tiempo que pasé con ustedes, pero el otro bando me ofreció más poder— respondió con una frialdad irreconocible.

    —Nos… ¿vas a traicionar?— pregunté a pesar de saber la respuesta.

    —Ya los traicioné cuando fingí estar atado— dijo. —Adiós… Juan… me caíste bien cuando te conocí, tal vez hubiéramos sido amigos—

    Cerré los ojos mientras sentía como aquella granada explotaba y liberaba ese líquido mortal al haber hecho contacto con mi cuello. Sentí como mi cuerpo caía lentamente, hasta terminar ahí en el suelo, agonizante. Con mis últimas fuerzas, miré como a Marcelo se le formó una sonrisa de oreja a oreja y se marchaba lentamente.
    Y así… fue como morí en aquella guerra. Poco después escuché el pitido del silbato de nuestra base, habíamos perdido.
    Me levante del suelo un poco decepcionado por la derrota, pero feliz por todo lo que me había divertido. Sacudí un poco mi pelo mojado y fui caminando hacia mis amigos. Esas eran las terribles guerras que se libraban en mis tiempos, cuando tenía 10 años. Nunca las olvidaré… esas matanzas conocidas como guerras de agua.
     

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