Ciencia ficción La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 1 Julio 2017.

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  1. Threadmarks: La gran catástrofe
     
    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
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    Saludos. Ahora mismo estoy empezando con un proyecto largo (el más largo en el que he trabajado desde que entré a FFL). Este proyecto estará compuesto por muchas historias, siendo esta la primera de todas estas.

    En un principio tenía pensado que esta historia estuviera relatada en un único fic, pero esta historia está conformada por una gran cantidad de capítulos. Así que creo que lo mejor es dividirla en partes para que los usuarios que tarden en descubrir la historia no se espanten demasiado al ver la cantidad de capítulos que tiene.

    Este primer capítulo y el segundo servirán como una introducción para dar a conocer el contexto en el cual se desarrollará la historia. A partir del tercer capítulo la historia empezará a centrarse más en los personajes que en los primeros dos.

    Como ya he dicho, este capítulo es una introducción para que se puedan comprender mejor los acontecimientos que transcurren en esta historia. Espero que les guste la historia, porque va a contar con una gran cantidad de personajes y será mucho más extensa de lo que son mis otras historias.

    Antes de leer una aclaración:

    Esta historia pertenece al género de ciencia ficción, pero no tiene ninguna relación con mi otra historia (El arma Boek) que pertenece al mismo género. La gran catástrofe y El arma Boek no tienen nada que ver una con la otra. Todas las historias relacionadas con El arma Boek aparecen en la guía de mi blog.

    Sin más que decir, los dejo con este primer capítulo.

    EDITADO 28/11/2017: El sitio ahora permite contenido adulto. Tenía preparados un total de 15 capítulos en el momento que se dio la actualización, los cuales no serán modificados. Pero a partir del capítulo 16, la historia se pondrá un poco más fuerte.
    Mejor lo hago oficial.

    Esta historia tiene clasificación +18 y contiene lenguaje fuerte, violencia extrema y muerte violenta.


    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor

    La Gran Catástrofe:

    Nos encontramos en el año 2117 después de Cristo. La humanidad ha logrado alcanzar grandes avances tecnológicos que han contribuido a mejorar la vida de sus habitantes, sin embargo, hay cosas que nunca pudieron llegar a cambiar o a detener. Las guerras por política, dinero y poder continúan de la misma forma en que han estado siempre. La destrucción de ciudades y la muerte de gente inocente siguen ocurriendo.

    Las armas han evolucionado a un nivel superior, y eso ha provocado grandes cambios en varios países. El que gana la guerra siempre es aquel que cuenta con las mejores armas, y ha habido ocasiones en las que varios países tuvieron que unificarse con otros para poder disponer de aquella tecnología. Era eso, o resignarse a perder la guerra. Con estas uniones, varios países han desaparecido dándole lugar a nuevas naciones en el planeta. Y todo esto solo le dio el pie a algo mucho más grande.

    Negándose rotundamente a perder la guerra, varios países optaron por el desarrollo de bacterias muy peligrosas. Las bacterias comunes fueron modificadas genéticamente para que transmitieran enfermedades mortales una vez que entraran en el interior de un organismo. Una vez que estas bacterias fueron desarrolladas, fueron esparcidas por el mundo, principalmente en los países enemigos.

    Existe una frase que dice “el odio genera más odio” y esa frase aplica perfectamente para lo que vino después. Los países que se vieron afectados ante estas bacterias no se rindieron ante sus enemigos, sino que decidieron contra atacar de la misma forma que ellos. Nuevas bacterias fueron creadas a partir de las que fueron usadas originalmente para atacarlos. Y al igual que sus enemigos hicieron con ellos, estos países liberaron a las nuevas bacterias en territorio enemigo, para demostrar su determinación a seguir luchando en estas guerras.

    Miles de vidas inocentes se pierden cada día, y ni siquiera los grandes avances en la medicina son capaces de frenar esta ola de muerte. Los médicos y científicos han expresado que las bacterias mortales son creadas con más rapidez de lo que puede ser creada una cura o una vacuna para detenerlas. Los civiles de cada país han notado que sus líderes no estaban haciendo nada para cesar con todas esas guerras y detener las muertes que generaban, por lo que se decidieron a actuar por su cuenta.

    Miles de personas se reunieron frente a las puertas de los congresos y amenazaron a los políticos de iniciar tratados de paz, o de lo contrario, las personas iban a tomar el poder. Los políticos se vieron arrinconados por la población de estos países. Personas que habían perdido seres queridos querían terminar con una masacre como esa antes de perder a más gente, mientras que los afortunados que no habían perdido familiares querían ponerle un freno a las cosas antes de que sufrieran alguna pérdida.

    Cerca de la fiestas de navidad y año nuevo, todos los políticos del mundo se reunieron en un mismo lugar para ponerle un freno a las guerras por pedido popular. Ninguno de ellos quería ceder, puesto a que consideraban que con un poco más de tiempo podrían vencer al resto de países, pero la gente ha hablado. Las personas estaban consientes de la clase de futuro que querían darle a sus hijos, e iban a dárselos de una forma u otra.

    Las negociaciones y tratados de paz empezaron, pero no llegaron a ningún lado. Países que habían sido saqueados exigían que los responsables devolvieran todo lo que les habían quitado de una sola vez, mientras que los países saqueadores querían buscar la forma de devolver las cosas en un plazo de cinco años. Estaba claro que la paz no iba a ser posible antes de que el año 2118 llegara, y varios políticos temían lo peor en caso de que esto sucediera.

    Con el correr de los días, el 31 de diciembre pronto llegaría, y aun no había empezado a formarse ninguna clase de acuerdo. Los políticos seguían recibiendo amenazas por parte de los ciudadanos, y sabían que estas no iban a quedarse en eso únicamente, por lo que empezaron a movilizar las cosas con tal de que una paz fuera capaz de alcanzarse.

    Llegó el 28 de diciembre, y las personas se encontraban muy impacientes. Al igual que como había pasado durante la guerra, los líderes políticos sugirieron la idea de que los países se siguieran unificando para que la devolución de todo lo saqueado pudiera darse en términos razonables y así cada país podría recuperar lo perdido sin que otros se vieran afectados. Sin embargo, ese día, durante las negociaciones, algo ocurrió.

    Hombres al servicio de varios de esos líderes entraron a la sala de negociación corriendo muy agitados. Los que se encontraban en la sala se levantaron asustados creyendo que las personas ya habían llegado a su límite y hubieran desatado el caos.

    — ¡¿Qué fue lo que ocurrió?! — preguntaba uno de los presidentes muy exaltado — ¡¿La gente ha pasado al ataque?!

    — ¡No! — gritó el hombre que servía a dicho presidente mostrándose muy agitado — ¡Es algo peor! ¡Nuestros satélites han detectado algo en el espacio exterior!

    — Para eso fueron construidos — responde un jeque ante esas palabras pensando que solamente perdían tiempo — ¿Qué fue lo que detectaron?

    — Meteoritos… — respondió otro de los servidores de forma muy seria — Un diluvio de meteoritos.

    — El término correcto es lluvia de meteoritos — respondió ahora otro presidente.

    — No, esto no es una lluvia, es un diluvio — lo contradijo otro de los hombres — Una enorme cantidad de meteoritos van a caer sobre el planeta Tierra el 31 de diciembre. Son un gran número de ellos.

    — ¿En qué países se espera que sea la colisión? — preguntó el primer presidente que habló antes.

    — Se dará en todo el mundo — respondió horrorizado el primero de los hombres en hablar — Ningún país estará a salvo. ¡Se debe alertar a la población de esto!

    — Van a creer que se trata de una mentira para meter miedo y continuar con las guerras — respondió ahora otro presidente — Nunca se lo van a creer.

    — Tenemos las pruebas de distintas estaciones espaciales en todo el mundo. Es evidencia suficiente. Estos meteoritos van a impactar en todo nuestro planeta, y la gente va a tener que refugiarse.

    Sin tener mucha opción, cada uno de los líderes del mundo se tomó un tiempo para analizar los datos que habían sido obtenidos. Sabiendo que se trataba de una situación crítica, supieron que tenían que comunicarlo a sus ciudadanos. Los líderes dieron un gran anuncio radial, televisivo y por internet, para asegurarse que cada habitante del planeta lo escuchara. Fue ahí cuando dieron a su gente la advertencia de un “diluvio de meteoritos” tal y como uno de sus servidores lo había llamado, y pidieron a cada uno de ellos que se refugiara.

    Los habitantes de cada país estallaron en caos. Cuando veían la preparación del anuncio que los líderes del mundo iban a comunicar, creyeron que se trataría de la paz mundial que tanto habían anhelado; pero en su lugar recibieron un anuncio de que unos meteoritos iban a impactar sobre el planeta. Tal y como pensó uno de los presidentes, la gente lo tomó como una mentira para desviar las negociaciones de paz. Hartos de que sus líderes no fueran capaces de lograr lo que querían, las personas se armaron y comenzaron a destruir edificios gubernamentales y a atacar a los líderes en un intento de matarlos. No había manera de detener esas revueltas. Algunos líderes pidieron a su ejército o a oficiales anti disturbios que se encargaran de terminar con el desorden en las calles, pero estos no respondieron. Algunos de ellos al ver a la enorme multitud se acobardaron y se negaron a participar, mientras que otros se unieron a las revueltas.

    Fue entonces que los líderes del mundo sabían que todo había terminado para ellos. Los ciudadanos habían empezado a perseguirlos con el objetivo de matarlos, y no tenían a nadie que los protegiera. La única opción que veían era el escape, pero no fue del todo efectiva. Algunos líderes consiguieron escapar y esconderse, pero otros cayeron en las manos de su gente, quienes los lincharon en público y empezaban a apoderarse del control.

    La anarquía dominaba el mundo ahora. Las personas destrozaban los edificios gubernamentales, exigiendo al resto de políticos que se presentaran en público a continuar las negociaciones de la paz mundial o a ser asesinados en caso de negarse.

    Desafortunadamente, todos los ciudadanos pronto se dieron cuenta de que lo que había sido dicho en aquel anuncio no era nada más que la verdad. El 31 de diciembre, faltando unas cuatro horas y media para que comenzara el año 2118, los meteoritos empezaron a verse a la distancia. En el momento en el que las personas los vieron el pánico empezó a invadirlos. Algunos salían corriendo a sus casas mientras que otros, impulsados por el pánico, se ponían mucho más violentos y empezaban a destrozarlo todo. Los meteoritos tardaron un poco más de tiempo en llegar hasta la atmósfera de la Tierra, y hubo algunas personas que consiguieron alcanzar un refugio mientras que otras quedaron expuestos.

    Finalmente se produjo el impacto. Los meteoritos de gran tamaño comenzaron a impactar en todos lados en la superficie del planeta. Volcanes, montañas, glaciares, lagos, mares, bosques, ciudades… no hubo ningún lugar en el mundo que estuviera a salvo de tal impacto. Las personas que se encontraban en las calles eran aplastadas por estos grandes objetos provenientes del espacio. Había mucha gente refugiada en sus hogares, pero eso no servía de nada, dado a que los meteoritos los aplastaban; y en caso de salvarse de la caída, la onda expansiva del impacto derrumbaba las casas.

    No todas las personas corrieron la misma suerte. Aunque los meteoritos cayeron en todo el planeta, hubo sectores poblados en donde los meteoritos no llegaron a impactar. Los que se salvaron de morir aplastados creyeron que estaban a salvo en tanto no se produjera algún derrumbe, pero estaban equivocados. Cuando los meteoritos ya se encontraban en la superficie de la Tierra, estos empezaron a desprender hacia la atmósfera una especie de radiación. La radiación se expandió a lo largo y ancho del planeta, cubriéndolo completamente de un brillo color amarillo, que llegó a iluminar el cielo por completo.

    La radiación alcanzó a todos los habitantes del planeta, incluyendo a aquellos que se refugiaron bajo tierra. Los sobrevivientes al diluvio de meteoritos no solamente habían quedado aterrados por el impacto que estos provocaron, sino que también tenían miedo de aquella radiación extraña que había surgido de los mismos. Al cabo de dos horas, los meteoritos ya habían dejado de caer. La radiación quedó en la atmósfera de la Tierra hasta que alcanzó a cada ser viviente que quedaba con vida.

    Repentinamente, algunas personas empezaron a caer inconscientes en plena calle. Claramente la radiación que se había metido en sus cuerpos estaba empezando a tener efecto en ellos, aunque de forma casi inexplicable, había personas que se mantenían de pie como si nada. Parecería ser que la radiación de los meteoritos no tenía ningún efecto sobre ellos.

    Una vez que pasó lo peor, los que estaban consientes comenzaron a ayudar a quitar los cuerpos de las calles. Los que estaban muertos eran llevados a las afueras de las ciudades, mientras que los que quedaron inconscientes eran llevados a los hospitales, aunque la gran mayoría de estos edificios quedaron destruidos por el impacto de la caída de meteoritos.

    En el camino al hospital, contemplaron un horrible paisaje. La mayor parte de las ciudades estaban destruidas por completo. Algunos meteoritos quedaron partidos en pedazos, mientras que otros se mantenían enteros. A cada lado que miraban, las personas estaban trasladando cuerpos, ya sean personas vivas que necesitaban atención médica o cadáveres que tenían que ser apartados del lugar.

    Ese mismo paisaje se repetía en todas las ciudades del mundo, aunque el estado de cada una era diferente. Había algunas ciudades que quedaron arrasadas por completo, mientras que otras no estaban en un estado tan grave como otras. Pero ninguna ciudad del mundo se salvó del daño provocado por este diluvio de meteoritos.

    La mayoría de las ciudades del mundo estaban arrasadas ya sea parcial o totalmente, y los daños sufridos iban a ser demasiado difíciles de reparar. Con todo lo que había pasado, las personas quedaron tan aterradas que olvidaron la ira que sentían en contra de los líderes políticos del mundo; e incluso algunos pensaron que luego de toda esa gran catástrofe, ninguno de ellos habría conseguido sobrevivir.

    Las cosas iban a ser muy distintas a partir de ahora para toda la humanidad. La caída de meteoritos y la liberación de la radiación habían causado en pocas horas una gran catástrofe que iba a estar presente en los sobrevivientes por el resto de sus vidas.
     
    Última edición: 28 Noviembre 2017
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  2. Threadmarks: 15 Años después de la catástrofe
     
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    Segundo capitulo de la historia. Este capitulo fue terminado hace días y había querido publicarlo antes, pero por problemas personales y de estudios, no pude conectarme al foro demasiado tiempo como para publicarlo. Con este capitulo termino la introducción al contexto en el que se va a desarrollar la historia y a partir del próximo empezare a presentar a los personajes que serán los protagonistas de la primera y segunda parte de la historia. Espero que sea de su agrado.


    15 Años después de la catástrofe:


    Varios años habían pasado desde la caída de meteoritos que arrasó con la mayoría de las ciudades de la Tierra. Los que habían sobrevivido a la catástrofe se sentían muy desafortunados. Era tarea suya reconstruir todo lo que había sido destruido, y enterrar a sus seres queridos. Sin embargo, no todo lo que había ocurrido era una mala noticia.

    Tarde o temprano, todos los que no murieron aplastados por las piedras que provenían del espacio sufrieron los efectos de la radiación. Algunos no consiguieron sobrevivir a las consecuencias de esta, pero otros no solo habían sobrevivido, sino que habían cambiado. La exposición a la radiación provocó cambios en su ADN y en sus cuerpos también. Los músculos se volvieron más fuertes, los huesos y la piel de las personas se había endurecido a tal punto que era demasiado difícil atravesarla. Los órganos de cada sistema funcionaban mucho mejor que antes, permitiendo a las personas vivir en mejores condiciones. Desde el día de la catástrofe, ningún ser humano en el planeta volvió a contraer ningún tipo de enfermedad, ya sea leve o mortal.

    Gran parte de la población del mundo se perdió en el día que los meteoritos cayeron, pero los pocos que sobrevivieron habían evolucionado a una etapa superior. Su apariencia no había cambiado nada, pero todo lo que estaba debajo de la piel era distinto. Cuando se dieron cuenta del don que habían recibido, los sobrevivientes empezaron a sentirse afortunados.

    Aunque no todo eran buenas noticias para ellos. No había una sola persona en el planeta que no hubiera perdido a un ser querido. La evolución que los llevó a una vida mucho mejor a la que tenían antes vino con un precio muy alto.

    La caída de meteoritos se había dado en todo el mundo, por lo que los sobrevivientes decidieron hacer varios cambios en sus vidas. El primero de ellos era la forma de medir el tiempo. Los años ya no serían tenidos en cuenta usando el nacimiento de Cristo, y ahora se medirían en años antes de la Catástrofe y después de la Catástrofe.

    Dado a que las personas ya no caían enfermas ni tampoco podían resultar heridas tan fácilmente, no se le dio mucha atención a la reconstrucción de hospitales. Aprovechando sus nuevas capacidades que obtuvieron tras la catástrofe, la mayoría de las ciudades del planeta fueron reconstruidas en tan solo tres años. Aquellas ciudades que no fueron reconstruidas fueron aquellas en las que todos sus habitantes murieron.

    Una vez que la vida regresó a ser normal para la gente, llegó el momento de decidir quienes serían los encargados de liderar los países que habían quedado en pie. Ninguno de los líderes que estaba en el poder antes de la catástrofe sobrevivió. Ya sea asesinados por la gente, o durante la caída de meteoritos, todos ellos encontraron la muerte. Ante la incertidumbre de la gente, los militares que quedaban con vida tomaron el mando contando con la aprobación de las personas, quienes aceptaron sus mandatos dado a que no les había quedado otra opción.

    Los conflictos entre los países seguían estando vigentes, pero estos se mantenían en discusiones diplomáticas sin tener que recurrir a la violencia. Con el daño sufrido, más países se unieron entre sí para ayudarse entre ellos. Algunos olvidaron los conflictos que tuvieron lugar antes de que se diera la catástrofe, pero otros no estaban dispuestos a hacerlo.

    A pesar de que había pasado mucho tiempo desde que se produjo la catástrofe, nadie la olvidó, y por supuesto, hubo muchas teorías al respecto de esta. Pero las teorías no llevarían a ninguna conclusión que consiguiera satisfacer la necesidad de respuestas para la población.

    En el día 16 de julio del año 15, se iba a dar una reunión entre dos personas. Uno de ellos era un hombre de aproximadamente unos 38 años, de estatura mediana, con el cabello de un color rojo brillante. Tenía más musculatura que el hombre promedio, pero no era demasiado destacable. Este hombre llevaba puesto el uniforme característico de una organización:este consistía de un pantalón blanco, y una chaqueta del mismo color en el torso. En el costado izquierdo del frente de la chaqueta había una franja de un color azul claro, y en la espalda había un enorme círculo del mismo color, con una letra Z blanca en el centro.

    El hombre iba acompañado por varios escoltas que llevaban el mismo uniforme que él. Todos ellos se acercaron a un edificio que servía como centro de comunicaciones. La entrada a aquel edificio estaba custodiada por dos militares que llevaban un uniforme del clásico color verde. Se podía ver que no eran parte de la misma organización. Los guardias de la puerta les permitieron el paso al hombre y a los escoltas que lo acompañaban. Al entrar al edificio, el hombre fue recibido por varias personas que llevaban trajes comunes y corrientes. Estas personas lo acompañaron a una sala del edificio. Dicha sala tenía una pantalla de gran tamaño, y una consola de comunicaciones. Las personas del edificio manipularon la consola para que se pudiera establecer una comunicación con una máquina de otra sala, y posteriormente, se retiraron de la sala, dejando al hombre solo con sus escoltas.

    Los escoltas se pusieron de espaldas para vigilar la puerta y asegurarse de que nadie entrara a interrumpir la comunicación que se daría en aquella sala. Durante diez minutos, la gran pantalla mostraba un mensaje que decía “Esperando conexión”, hasta que finalmente, el mensaje desapareció y otros hombres podían verse al otro lado de la pantalla. Uno de esos hombres tenía el cabello corto y de color negro, y llevaba puesto un uniforme muy diferente al que llevaba el primer hombre. Dicho uniforme estaba compuesto por un pantalón y una chaqueta negra, siendo totalmente opuesto al uniforme blanco que llevaba el primero. En el pecho había un pequeño círculo rojo con las letras BM en color negro grabadas en su interior. El resto de los hombres que se veían en la pantalla se encontraban de espaldas al igual que los escoltas del primer hombre. Ambos se miraron fijamente para comenzar a hablar.

    — Abel… — le dijo el hombre con el uniforme blanco en un tono serio y sin agregar más palabras.

    — Magnus… — le respondió ahora el hombre de uniforme negro, con la misma seriedad y de la misma forma en la que le habían hablado.

    — Tardaste mucho tiempo en ponerte en establecer esta comunicación conmigo — le dijo Magnus levantando un poco la voz.

    — Tú fuiste el que insistió en que nos comunicáramos de esta forma — le respondió Abel algo enojado — Pudimos habernos comunicado desde nuestras respectivas bases, pero tú prefieres hacerme perder el tiempo al comunicarme así.

    — No puedo arriesgarme a que encuentres el Zenith — fue la respuesta de Magnus ante la queja de Abel.

    — Se supone que el Zenith debería tener un sistema de comunicación que no puede ser rastreado — dijo Abel en un tono de burla — ¿No confías en lo que tienes? ¿ O crees que mi sistema de rastreo es mucho mejor?

    — No te sientas demasiado orgulloso — le respondió Magnus muy enojado — Es solamente una medida de precaución. Y dado a que te mostraste algo frustrado por perder el tiempo en esta charla, te diré todo directamente…Desde que hemos estado a cargo del mando de nuestras organizaciones te he enviado múltiples acuerdos de paz razonables que solamente requerían de tu firma, y los has rechazado a todos. Hoy te ofreceré otro, el último, y cara a cara.

    — Tus acuerdos de paz no eran para nada razonables, pero siempre estoy dispuesto a escuchar alguna oferta — le respondió Abel mostrando algo de interés — Más te vale que valga la pena.

    — Esto es más que un acuerdo de paz — comunicó Magnus — Podríamos considerarlo un acuerdo de unificación. Nuestras organizaciones y países ya no tienen por qué seguir enemistadas por cosas del pasado. Seremos una unidad que compartirá todos sus recursos. De esa forma arreglaremos esa cuestión que tanto te ha molestado.

    — ¡Tu patético nuevo acuerdo de paz es igual a los anteriores! — gritó Abel sintiéndose ofendido por lo que escuchó — ¡Solo le agregaste una propuesta de unificación! ¡Yo ya te lo he dicho muy claro cada vez que rechacé lo que me enviabas, Magnus! ¡No firmaré ningún acuerdo de paz hasta que no devuelvan todo lo que se nos fue quitado antes de la catástrofe! ¡Y mucho menos me uniré a ti! ¡Se nos ha quitado una gran cantidad de recursos, y hemos perdido muchas vidas! ¡No pueden devolver las vidas, pero sí los recursos! ¡No esperaré menos! ¡Quiero que regreses todo lo que se nos fue quitado, y luego firmaré cualquier acuerdo que quieras ofrecerme!

    — No puedo hacer eso — le respondió Magnus muy enojado por ver que Abel no estaba aceptando su oferta, pero sin levantar la voz — Todos los recursos que te hemos quitado fueron usados para la reconstrucción de ciudades. No podemos devolverte eso. Si nuestros países se unen, mis ciudades pasarían a ser nuestras ciudades. Es lo más que puedo hacer.

    — No soy un estúpido, Magnus — le contestó Abel siguiendo enojado pero ahora calmando su todo — Nosotros hemos logrado reconstruir ciudades a pesar de que nos robaron muchas cosas. Ustedes aun tienen lo que nos robaron, y pueden devolverlo. Es tu orgullo el que no te permite hacerlo. No quieres que tu gente vea como su líder entrega cosas que una vez obtuvieron para lograr una alianza. Y así como tú tienes tu orgullo, yo tengo el mío. Mis hombres no van a verme aceptar un acuerdo para unirme a ti y que todos ustedes finjan que no nos han robado nada. Lo lamento, Magnus. Pero solamente has perdido tu tiempo con esto.

    — Eres un idiota, Abel. Esto no se trata de orgullo, o de recursos, o de cosas que pasaron antes de la catástrofe. Se trata de un tema importante. Si nuestros países se unen podríamos obtener lo que queremos juntos sin que haya rencor pendiente. Pero parece que tú no lo quieres aceptar. Tal y como he dicho antes, este era el último acuerdo que te iba a ofrecer. Ya no se volverá a discutir el tema de la paz entre nuestros países hasta que ambos, o por lo menos uno de nosotros, esté muerto.

    Magnus cortó la comunicación presionando un botón de la consola. La gran pantalla mostraba un mensaje que decía “Comunicación terminada” dando a entender que Abel había hecho lo mismo en el otro edificio en el que estaba. Magnus se llevó las manos a la cabeza en señal de frustración y enfado. Creyó que Abel finalmente escucharía lo que él tenía que decir y le pondrían punto final a un conflicto que existió entre sus países desde antes que ocurriera la gran catástrofe. Pero la respuesta terminó siendo la misma de siempre. Ya no tenía caso seguir insistiendo. Abel nunca iba a firmar la paz. Tal vez en un futuro, cuando Abel ya no continue con vida para tomar las decisiones que conciernen a su país, dicho acuerdo sería posible. Pero el día de hoy solamente era algo imposible de lograr.

    Los escoltas de Magnus salieron primero de la sala, y Magnus salió detrás de ellos. Todos abandonaron el edificio de comunicaciones y comenzaron a caminar en dirección a un helicóptero de traslado que se encontraba fuera de la ciudad en la que estaban ahora. En el camino hasta ese helicóptero, ni Magnus ni sus hombres dijeron alguna palabra. Para mantener los detalles de la comunicación en secreto, no iban a hablar hasta no estar en el aire.

    Todos los hombres llegaron al helicóptero, en donde Magnus fue el primero en hablar de todos ellos.

    — Gracias por mantenerse en silencio — decía Magnus mostrándose agradecido con sus escoltas.

    — Tal y como usted nos lo ha ordenado — respondió uno de ellos.

    — ¿Qué es lo que tiene pensado hacer ahora que Abel rechazó su propuesta? — preguntaba otro con curiosidad.

    — Si Black Meteor se hubiera unido a nosotros, habríamos podido conseguir todo lo que nos faltaba — respondió Magnus muy serio ante la pregunta — Ahora no nos queda más que conseguirlo por nuestra propia cuenta. Tendré que reunir a un equipo pequeño para que puedan pasar desapercibidos cuando estén realizando aquella misión. Todo eso va a llevar mucho tiempo. Ya han pasado más de quince años desde la catástrofe, y no quería esperar más tiempo. Ahora la espera es inevitable. Lo único que quiero es llegar al Zenith y ponerme a trabajar.

    Después de escuchar esas palabras, los escoltas de Magnus sabían que su líder no tenía muchos deseos de hablar en ese momento. Y dado a que habían estado en silencio en la sala, consiguieron escuchar perfectamente la comunicación, por lo que no era necesario que se hicieran preguntas. Todos los hombres miraban el paisaje desde arriba del helicóptero a medida que ascendían para llegar hasta el Zenith, la base principal de la organización que lleva el mismo nombre.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
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    Tercer capítulo de la historia terminado y listo para ser publicado. Luego de haber presentado el contexto, llegó el momento de empezar con la presentación de los personajes principales que formarán parte de esta historia durante esta primera parte. Tal y como he dicho, esta historia estará llena de personajes, y en este capítulo se mostrará a algunos de los que integrarán la parte de Zenith vs Black Meteor. Serán personajes muy diferentes unos con otros, y tal vez no se note demasiado en este capítulo, pero en los próximos se empezará a notar.

    Sin más que decir, los dejaré leer el capítulo tranquilos.

    Si creen que hay algo que podría agregar/cambiar/corregir, no duden en hacérmelo saber. Cualquier crítica constructiva será tomada en cuenta. Saludos.


    Reuniendo al equipo:


    El helicóptero que trasladaba a Magnus y al resto de sus escoltas finalmente había llegado al Zenith. El Zenith era una nave de un tamaño enorme, siendo este el mismo tamaño que el que tendrían unas siete aeronaves combinadas. Su forma era circular, dado a que de esa forma los helicópteros de traslado y otros vehículos aéreos podrían entrar en las plataformas sin estorbarse entre sí. Era un edificio con solamente un piso de altura, pero toda la información sobre el país, la organización, y el resto de asuntos de gran importancia estaba almacenada en las computadoras que se encontraban allí. Una puerta de una de las plataformas se abrió para que el helicóptero pudiera ingresar a su interior. Al entrar, la puerta se cerró y el Zenith comenzó a ascender a una mayor altura.

    Para no gastar una gran cantidad de energía, la posición del Zenith se mantenía lo suficientemente lejos de la Tierra para que la gravedad no lo hiciera caer, y lo suficientemente cerca para no alejarse lo suficiente; utilizando energía solamente cuando se encontrara dentro del campo gravitatorio terrestre. El Zenith era la nave de operaciones principal de la organización que llevaba el mismo nombre, y para mantenerlo seguro de un ataque, este se mantenía a una gran altura.

    Magnus bajó del helicóptero y se dirigió a su oficina, en la cual controlaba todas las acciones que realizara la organización, y todo lo que ocurría en el país. Antes de la catástrofe, Magnus era uno de los militares que escoltaba a su presidente en las reuniones, y fue esa misma razón la que lo puso a él como líder una vez que se confirmó la muerte del presidente. Magnus se sentó en su escritorio y abrió su computadora de trabajo. Lo primero que hizo fue enviar un mensaje por correo a uno de sus hombres.

    La respuesta a ese mensaje le llegó tan solo cinco minutos después de ser enviado. Magnus abrió un programa de comunicaciones e inició una transmisión en directo con uno de sus comandantes. Dicho comandante tenía el cabello negro un poco largo, con una barba pequeña que lo acompañaba. Era ligeramente más alto que Magnus, y su musculatura era similar. El hombre tenía una mirada seria en su rostro.

    — Magnus, ya estoy listo para recibir indicaciones — le dijo aquel hombre comenzando la conversación.

    — Es bueno escucharlo, Richard — le respondió Magnus empezando a teclear algunas cosas en su computadora — Esta misión es muy importante. Te enviaré la ubicación de cada uno de los graduados. Quiero que pases a buscarlos personalmente. No quiero que esta información llegue a los oídos de nadie más.

    — Puedes contar con mi discreción — le respondía Richard aceptando las órdenes de su líder — ¿Cuántos formarán parte del equipo?

    — Solamente nueve — informaba Magnus — Es un grupo pequeño que pasará desapercibido. Estuve revisando sus calificaciones desde mucho antes de planear mi reunión con Abel.

    — Tenía el presentimiento de que no iba a aceptar la propuesta — respondió Richard — Es un idiota. Esto no solamente afecta a Zenith o a Black Meteor, afecta a toda la humanidad.

    — Es por eso que es muy importante que esto se realice, y lo haremos con él o sin él — le respondió Magnus — Ya he cargado los informes y te los he enviado. Te deseo suerte.

    La conversación entre Magnus y Richard dio por terminada. El líder de Zenith aun se encontraba molesto por el resultado de su conversación con Abel, pero ya no quedaba más por decir. Lo único que podía hacer ahora era esperar a que Richard y el grupo que había seleccionado lograran completar su misión.

    […]

    Richard se subió a un automóvil de traslado en conjunto. Estos automóviles habían sido modificados para poder trasladar en su interior a un total de diez personas, incluido el conductor del mismo. Dado a que solo necesitaba llevar a nueve graduados con él, este automóvil le serviría a la perfección. Richard colocó un dispositivo de información en donde tenía los datos de los chicos a los que tenía que ir a buscar, en el navegador del automóvil y activó el mapa, el cual comenzó a mostrarle los colegios que tenía más cerca.

    Entonces, Richard comenzó a dirigirse hacia la ubicación del primer colegio. Tardó unos diez minutos en llegar hasta las puertas, en donde dos chicos jóvenes de dieciocho años lo estaban esperando. Sus caras y casi todo su cuerpo eran casi idénticos, con la diferencia de que uno tenía el cabello castaño y otro lo tenía negro. Richard detuvo el vehículo y se bajó con su dispositivo. Los dos chicos observaron al comandante mientras se acercaba a ellos.

    — Michael y Devlin Umcali, ¿es correcto? — preguntaba Richard observándolos.

    — Exactamente — respondió el que tenía el cabello castaño — Yo soy Michael.

    — Y yo soy Devlin — respondió ahora el que tenía cabello negro.

    — El informe confirmaba que ustedes eran mellizos, pero son idénticos en casi todo — decía Richard mientras miraba a los hermanos — Si no fuera por su color de cabello, no podría distinguirlos.

    — Tuve que aclarar el mío porque los profesores siempre nos confundían — le decía Michael — Era un fastidio que nos confundieran a cada rato, aunque no podría culparlos.

    — ¿Para qué fuimos elegidos? — preguntaba Devlin pasando a un tema más importante — El director del colegio dijo que teníamos que asistir para un encargo importante.

    — Fueron elegidos por sus altas calificaciones en el colegio — le respondió Richard, aunque esa respuesta no dejó satisfecho a Devlin.

    — Creo que mi hermano preguntó el para qué, y tú le dijiste el por qué — agregó ahora Michael — Nosotros ya conocemos nuestras calificaciones.

    — Sabrás el para qué muy pronto, pero ahora debemos ir a buscar a los demás — decía Richard mientras les hacía una señal de que subieran al auto.

    Michael y Devlin subieron y se colocaron en los asientos de adelante. Ciertamente tenían curiosidad por saber el motivo por el cual habían sido citados, dado a que si un comandante de Zenith los había ido a buscar en persona, debía tratarse de algo importante.

    — ¿Cuántos más van a subir? — preguntó Michael esperando tener respuesta a esa pregunta.

    — Siete más — le respondió Richard arrancando el automóvil hacia el siguiente destino — En total serán nueve. Ahora iremos a buscar a otros tres a un colegio cercano.

    — ¿Podrías decirnos los nombres? — preguntaba Devlin.

    — Supongo que no hará ningún daño que lo sepan — decía Richard tratando de hacer memoria — Si no me equivoco, son dos chicas y un chico. Las chicas se llaman Gwyn Fairin, y Erin Aster. Y el chico se llama Harold Rint.

    Michael y Devlin estaban esperando poder conocer muy pronto a sus otros compañeros. Richard condujo durante diez minutos hasta que finalmente llegó a otro de los colegios, pero no había nadie esperándolo en la puerta. El comandante les dijo que se quedaran en el auto mientras que él entraría para ir a buscar a los otros tres graduados. Los mellizos Umcali estuvieron esperando en el auto hasta que finalmente aparecieron. Dos chicas y un chico se subieron al auto y se sentaron detrás de ellos. Una de las chicas era rubia y tenía el cabello atado. La otra chica tenía el cabello negro y no lo tenía muy largo. El chico por su parte tenía cabello pelirrojo claro. Cuando todos estuvieron en el auto, decidieron que debían presentarse.

    — Hola — dijo la chica rubia saludando a los hermanos — Mi nombre es Gwyn.

    — Yo soy Erin — agregó la otra chica.

    — Yo me llamo Harold — respondió el chico con un tono algo tímido.

    — Mi nombre es Michael, y él es mi hermano mellizo, Devlin — dijo Michael presentándose.

    — Es un gusto — respondió Devlin mostrando educación.

    Durante el viaje hacia el siguiente colegio no hubo casi ninguna conversación. Los cinco chicos solo se miraban entre sí, como si estuvieran analizando al resto de sus compañeros. Michael observó a sus tres nuevos compañeros y luego desvió su vista hacia la ventana. Devlin, a diferencia de él, los miró más atentamente, centrando su vista principalmente en Erin. Algo en ella llamaba su atención, pero desviaba la vista cada cierto tiempo para pasar desapercibido. Harold miraba a los dos hermanos sintiéndose un poco intimidado. La musculatura de ambos superaba a la suya, y eso no lo alentaba demasiado. Harold no se caracterizaba por tener un físico sobresaliente, y eso lo acomplejaba un poco. Gwyn no dejaba de mirar a Michael. Le encantaba su personalidad un poco seria y visualmente resultaba atractivo. Erin por su parte centraba su vista en el otro mellizo, Devlin. Al igual que él, cada cierto tiempo miraba hacia otro lado para que no se notara.

    A Richard le incomodaba un poco el silencio, pero no quería quitarle atención al camino, por lo que decidió mantenerse callado y limitarse a conducir únicamente. Para que el auto no estuviera en completo silencio, decidió revelar el nombre del siguiente graduado a recoger.

    — En el próximo colegio buscaremos a un chico llamado Thomas Delleo — informó Richard a los cinco jóvenes — No estamos muy lejos.

    El auto llegó hasta el colegio en donde estudiaba aquel joven. Richard bajó del auto mientras que los chicos que transportaba quedaron en el interior. Al cabo de unos minutos, un muchacho rubio, alto y algo musculoso se subió al auto.

    — En caso de que Richard no lo haya mencionado antes, mi nombre es Thomas — dijo el rubio sentándose al lado de Harold donde había un asiento libre.

    Cada uno de ellos se presentó y le devolvió el saludo. Ahora, la mirada de los cinco jóvenes se centraban en el que recién había ingresado al auto. Thomas se sintió algo incómodo al recibir tantas miradas, pero luego de un rato ya no le molestó. El joven estaba haciendo lo mismo. Miró atentamente a cada uno de sus compañeros. Cuando su mirada llegó a Gwyn, él empezó a sonreír. La chica, al notarlo decidió devolverle la sonrisa para mostrarle amabilidad. Thomas se sintió alegre cuando la chica le sonrió. El silencio en el vehículo fue interrumpido por Richard.

    — En el próximo colegio estarán las otras tres graduadas que vendrán con nosotros — decía Richard — Sus nombres son Zoey Icer, Agustina Young, y Julie Umcali.

    — ¿Julie? ¿Nuestra prima? — preguntó Michael algo sorprendido al escuchar ese nombre.

    — No creí que fueran parientes — respondió Richard ante la pregunta de Michael.

    — Umcali no es un apellido común — le decía Devlin en un tono risueño — ¿No lo pensaste por un segundo?

    — Como no estudiaban en el mismo colegio no creí que fueran familiares — le contestó Richard — Lo pensé pero lo descarté al instante.

    — ¿Dos personas con el mismo apellido en el mismo país no te parecen demasiada coincidencia? — preguntó Thomas en un tono sarcástico.

    — Un poco — respondió Richard riéndose de sí mismo.

    Todos los chicos que iban en el vehículo se rieron un poco por la forma en la que Richard había respondido a su pregunta, a excepción de Harold, que permanecía algo serio.

    — ¿Tú no te ríes? — preguntaba Erin.

    — No me pareció gracioso, no entiendo por qué ustedes sí se rieron — le respondió Harold en un tono cortante y serio que bajó un poco los ánimos de los demás.

    Después de ese comentario, todo estuvo en silencio otra vez. Finalmente llegaron al último colegio, y las tres chicas estaban en la puerta. Después de que Richard verificó que la información estuviera correcta, las tres subieron al auto. La primera de ellas, Zoey tenía el cabello largo y rojo. Agustina tenía el cabello castaño y un poco corto. Y Julie lo tenía oscuro y un poco largo, pero no tanto como Zoey.

    La última chica se llevó una gran sorpresa al ver a Michael y a Devlin en el mismo vehículo.

    — ¿Cómo están, chicos? — preguntó Julie a sus dos primos.

    — Afortunadamente, bien — respondió Michael alegrándose de ver a su prima.

    — ¿Toda tu familia se encuentra bien? — preguntó Devlin.

    — Así es — respondió Julie ahora mirando a los otros — Supongo que no es de buena educación no presentarme. Me llamo Julie.

    — Yo soy Agustina — agregó la otra chica.

    — Y yo Zoey — comentó la última.

    Tal y como sucedió antes, los chicos que ya se encontraban en el automóvil se presentaron respectivamente. Las tres chicas observaban atentamente a quienes serían sus nuevos compañeros. Julie miró a todos los demás, excepto a Michael y a Devlin, porque ya los conocía. Zoey y Agustina miraron a todos por igual. Antes de que una conversación diferente surgiera, Michael decidió hacer una pregunta.

    — Ya estamos todos, puedes decírnoslo ahora — le dijo Michael dirigiéndose al comandante.

    — Se los diré cuando estemos en mi oficina — les respondió Richard — Si quieren, hablen entre ustedes mientras llegamos.

    Aunque Richard les había dado el permiso, ninguno de ellos decía ninguna palabra. Todos estaban impacientes por saber el motivo por el que habían sido citados.

    El vehículo entró en un distrito militar, en donde se podía ver a varios soldados de Zenith, portando el uniforme típico de la organización, con los colores blanco y azul. Los nueve chicos tenían un uniforme respectivo de cada colegio al que asistían. Ellos habían asistido a colegios militares, donde además de darles educación básica, también se les daba entrenamiento militar. Por lo general, los recién graduados deben realizar algún tipo de perfeccionamiento antes de entrar a trabajar en los distritos, pero este no era el caso de aquellos jóvenes.

    Richard estacionó el auto cerca de uno de los edificios en el fondo, bajó y le pidió a los chicos que lo acompañaran hasta su oficina. En el interior de aquel edificio, había una puerta que tenía escrito Richard Sable en la misma, dejando en claro que se trataba de su oficina personal. El comandante los hizo entrar y cerró la puerta con llave para que nadie interrumpiera. Los nueve jóvenes estaban ansiosos por conocer la verdad. Richard lo notó y decidió darles las respuestas que querían.

    — Escuchen atentamente, porque esto es muy importante — les dijo Richard llamándoles la atención — Sé que ustedes eran muy jóvenes cuando la Gran Catástrofe ocurrió. Pero seguro en el colegio les habrán enseñado al respecto. ¿Qué es lo que saben?

    — Todas las ciudades fueron arrasadas — respondió Gwyn — Una gran cantidad de la población perdió la vida a causa de esa catástrofe.

    — Exactamente — Richard continuaba — Perdimos a la mayoría de la población del planeta. Algunos hemos perdido seres queridos que no vamos a recuperar. La Gran Catástrofe nos dio un fuerte golpe, del cual supimos recuperarnos.

    — ¿Y por qué eso tiene algo que ver con nosotros? — preguntaba Devlin empezando a impacientarse.

    — Los meteoritos que impactaron contra nuestro planeta empezaron a emitir una radiación muy extraña — le respondió Richard — Algunos sobrevivieron mientras que otros no tuvieron esa suerte. Varios países sostienen la idea de que fue algo que pasó así nada más, pero nosotros no. La Gran Catástrofe no fue algo natural. Algo pasó en el espacio que provocó que los meteoritos se bañaran con la radiación, y ese mismo algo fue lo que provocó que cayeran en el planeta Tierra. Si ya pasó una vez, puede volver a pasar, y dudo que la Tierra pueda volver a recuperarse de eso... — Richard tomaba una pausa para tomar aire — Nuestro problema es que no vamos a averiguar que fue lo que ocurrió solamente sentados aquí. Esto no lo sabían porque esta información no llegó a toda la población…pero un país envió una nave a explorar el espacio en busca de respuestas.

    — ¿Y que ocurrió con esa nave? — preguntaba Thomas.

    — Nunca regresó — respondió Richard muy seriamente — En un momento la nave dejó de responder a la radio. Estuvo mucho tiempo desaparecida, y ya no hay esperanzas de que pueda regresar. Tras perder una de sus naves más importantes, el país del que provenía decidió abandonar las operaciones del espacio sin saber nada sobre la catástrofe. El día de hoy solo hay dos países interesados en explorar el espacio para descubrir que fue lo que pasó en realidad. Nosotros y Black Meteor.

    — Escuché algo sobre un posible acuerdo entre Zenith y Black Meteor — decía Harold.

    — Ese acuerdo era para unificar a los dos países — informaba Richard — Luego de varias pruebas, ninguna de las naves que tenemos ahora es mejor a la que fue enviada hace dos años. Sin el equipamiento adecuado, podrían terminar sufriendo el mismo destino que aquella que salió antes. Magnus quería firmar un acuerdo con Abel para que los países compartieran recursos y así poder partir al espacio con seguridad, pero fue rechazado, lo que quiere decir que no hemos podido obtener los recursos necesarios para completar la construcción de las naves. Ahí es donde entran ustedes.

    — ¿Nosotros? — preguntó Zoey muy confundida.

    — Exactamente — respondía Richard — Ustedes y yo nos vamos a infiltrar en países que se niegan a aportar ayuda. Nos meteremos en áreas poco pobladas y les quitaremos discretamente sus recursos. No es la misión más honorable que podríamos hacer, pero conseguir información sobre la catástrofe es indispensable. Si se volviera a repetir, la raza humana se extinguiría, y no lo podemos permitir.

    — ¿Y por qué nos eligieron a nosotros en vez de a soldados mejores capacitados? — le preguntó Michael — Apenas tenemos experiencia.

    — Una decisión que se tomó en los primeros años después de la catástrofe obliga a cada país a identificar a sus soldados en una base de datos compartida — le respondió Richard — Ustedes son recién graduados, lo que quiere decir que ellos no tienen información sobre ustedes. Podrán pasar desapercibidos en esos países. Yo en cambio, tendré que permanecer oculto para evitar que me encuentren; pero necesitan a un supervisor que indique que es lo que tienen que buscar. No vamos a utilizar armas de fuego para no llamar mucho la atención. Tendrán que arreglárselas con sus habilidades de pelea.

    — ¿Cómo que tendremos que arreglárnoslas? — preguntaba Thomas confundido por esa última parte.

    — Sospechamos que Black Meteor también tiene pensado hacer lo mismo que nosotros — respondió Richard — Magnus y Abel se conocieron desde antes que la catástrofe ocurriera, y sabe como piensa. Es por eso que los elegimos por sus calificaciones. Si alguien se opone a venir, que me lo diga ahora y se lo comunicaré a Magnus de inmediato.

    Richard observó atentamente a los soldados recién graduados para ver si alguno de ellos se mostraba en contra de ir a realizar esta misión. Creyó que más de uno se opondría, puesto a que se trataba de robar recursos a otros países, pero para su sorpresa, nadie puso objeción. Richard se sentía aliviado. Sabía que sus nueve soldados nuevos estaban comprometidos con contribuir con su ayuda a Zenith para poder obtener respuestas sobre la Gran Catástrofe.

    — A partir de ahora ya no hay vuelta atrás — les dijo Richard a los nueve chicos — Pediré que les traigan sus uniformes de Zenith, y cuando Magnus de la orden, nos pondremos en marcha.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
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    Título:
    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
    Palabras:
    3107
    El cuarto capítulo de esta historia ya se encuentra listo para ser publicado. Como en el tercer capítulo le di la introducción al equipo de Zenith, este capítulo será la introducción para los soldados de Black Meteor. Con este capítulo terminaré de presentar a los personajes que formarán parte de la parte I y comenzaré a desarrollarlos mejor a partir del quinto, en donde ya se verá el progreso de ambos equipos en esta misión.

    Espero que les guste, y si hay algo que quieran comentar, son bienvenidos a hacerlo. Hasta la próxima.


    El encargo:


    En el momento en el que la comunicación con Magnus se cortó, Abel se dirigió a sus escoltas y les indicó que era hora de regresar a su base. El líder de Black Meteor abordó un automóvil para dos personas que iría acompañado por otros dos vehículos de la misma clase, ocupados por los escoltas. Los tres vehículos tuvieron como destino un puerto en el que casi no había ningún barco. Abel y sus acompañantes se bajaron de los autos y caminaron a un pequeño muelle sobre el océano del puerto. Al llegar al final, Abel sacó un comunicador y emitió un mensaje.

    — Estoy listo — indicaba el líder de Black Meteor — Es hora de irse.

    — Recibido — le respondió otra voz por el comunicador.

    Tras dos minutos de espera, un submarino enorme surgió desde el océano. El líder de Black Meteor y el resto de su gente subieron al mismo, el cual se volvió a sumergir cuando ya se encontraba cerrado. Los escoltas de Abel observaban el fondo del mar mientras que el líder de estos simplemente descansaba un poco. El submarino seguía avanzando al frente a medida que se metía más al fondo de ese océano. Luego de unos diez minutos, finalmente llegaron a su base principal.

    La base de Black Meteor era una nave exactamente igual en diseño y en tamaño a la del Zenith, con la diferencia de que esta estaba sumergida en el fondo del océano, y se aferraba a un enorme meteoro que había caído en ese lugar. Otra diferencia notable eran los puertos de entrada. Mientras los de Zenith estaban destinados a helicópteros y aviones, los de Black Meteor eran utilizados para submarinos. Una de las compuertas se abrió permitiendo el paso del submarino. Cuando este se encontraba dentro, el agua que quedó dentro fue regresada de vuelta al océano. Entonces el submarino se abrió.

    Los escoltas regresaron a su trabajo, mientras que Abel comenzó a caminar hacia su oficina principal. Su base era por dentro exactamente igual a la base de Magnus, contando con equipo de información, comunicación y control para analizar lo que ocurre en la superficie. El resto de las bases de Black Meteor se encontraban en la superficie, pero su base principal fue sumergida para evitar un posible ataque. Los pensamientos de Abel y Magnus eran tan distintos que uno de ellos tenía su base en la cima del cielo y otro en el fondo del océano. Parecía que reflejara a la perfección la relación existente entre ambos.

    Abel entró en su oficina, la cual era la única sala de la base que estaba completamente oscura excepto por una pequeña luz de una lámpara. Para Abel, la seguridad era muy importante, y no quería que nadie viera lo que tuviera en el interior de su oficina. Al comunicarse con alguien, la lámpara iluminaba lo suficiente para que la otra persona pudiera verlo a él, pero a nada más. El líder tomó su computadora y llamó a uno de sus comandantes. La llamada fue atendida de inmediato.

    — Déjame adivinar… rechazaste la oferta — dijo el comandante que se veía del otro lado de la pantalla.

    El comandante era un hombre de una estatura por debajo de la media. Su musculatura no era la gran cosa, y contaba con un cabello negro muy largo que le llegaba hasta los hombros y una barba también larga.

    — Magnus se estaba burlando de mí — le respondió Abel a su comandante — Se ha estado burlando de mí en cada reunión por la paz. No entiendo como pude creer que esta sería diferente.

    — Vamos a ganarles en su propio juego — le dijo el comandante — Envía a los soldados que habías dicho que elegiste. Yo los recibiré y me pondré en marcha cuando lo ordenes.

    — ¿Tu hijo ya está listo? — le preguntaba Abel en un tono serio.

    — Te dije que me encargaría de darle el entrenamiento adecuado — le respondió el comandante mostrando algo de orgullo — Podrá manejarlo, no te preocupes.

    — Cuento contigo, Morris — le dijo ahora Abel — Conozco a Magnus y sé que tiene pensado lo mismo que nosotros. Pero nuestros soldados son mejores. Quiero que pierdan en esta ocasión. Les haremos sentir lo que nos hicieron sentir desde hace años.

    — Si ellos golpean, nosotros golpearemos más fuerte — respondió Morris despidiéndose de su líder — Cambio y corto.

    […]

    Tras cortar la llamada con su líder, Morris se levantó de su oficina en una de las bases de Black Meteor y se retiró del lugar. Caminó pasando de largo por varias salas hasta que llegó a una que era de entrenamiento. El comandante abrió la puerta y pudo ver a su hijo entrenando. Su hijo era bastante alto, con una musculatura promedio. Tenía en cabello largo al igual que él, con la diferencia de que este era un poco más claro, y no usaba barba. Facialmente, Morris y su hijo no se parecían en casi nada, aunque el poco parecido entre ambos aumentaría si el joven se dejara la barba, aunque él no quería. Consideraba que la barba quedaba bien en personas de más de veinticinco años, y a él le faltaban unos siete años para llegar a esa edad.

    — Ace, ya casi es la hora, quítate tu ropa de entrenar, date una ducha y ponte tu uniforme — le dijo Morris dándole una orden a su hijo.

    El joven estaba dándole golpes y patadas muy rápidas a una bolsa de arena, hasta que escuchó la voz de su padre llamándolo. Cesó su actividad de inmediato y se acercó a él.

    — ¿Abel ya tiene todo listo? — le preguntaba el jóven que respondía al nombre de Ace — ¿Cuándo llegarán?

    — Probablemente hoy a la noche — le respondía su padre — Tal vez antes. Por eso quiero que te bañes y te pongas el uniforme. Quiero que les des una buena impresión.

    — ¿Cuántos son en total? — preguntaba nuevamente Ace.

    — Abel llamó a siete originalmente, pero yo le propuse que añada a otro chico más — contestó su padre — Serán ocho. Es un buen comienzo para alguien sin experiencia.

    — ¿Alguna de las chicas es bonita? ¿Y alguno de los chicos es mejor que yo? — Ace no dejaba de hacer preguntas.

    — No he visto a las chicas, así que no te puedo decir nada — le respondió Morris algo serio — Está de más preguntar si alguien es mejor que tú. Yo mismo te entrené. No hay ningún soldado de tu misma edad que pueda ser mejor que tú.

    — Si tú lo dices, papá — respondía Ace ya conforme con las respuestas obtenidas — Voy a prepararme.

    El joven salió de la sala de entrenamiento para dirigirse al baño y prepararse tal y como su padre se lo ordenó. Morris estaba muy satisfecho con Ace desde que comenzó a entrenarlo. Siempre mostraba un buen desempeño en las tareas del colegio militar, sacando notas mas altas que sus compañeros. Muchos le tenían envidia por el hecho de ser el hijo de un comandante. Varios creían que Ace obtenía esas calificaciones por el simple hecho de ser hijo de Morris Grant, pero se equivocaban. Su padre le dio un entrenamiento intenso desde que era pequeño, además del entrenamiento que recibía en el colegio. Dicho entrenamiento lo llevó a ser el mejor de la escuela, y un soldado con futuro prometedor.

    Otra de las cualidades de Ace era que siempre obedecía sus órdenes. Desde que era niño vio a su padre obedeciendo siempre las órdenes de Abel, y entendía que la obediencia a la autoridad era muy importante. El respeto y obediencia que su padre le mostraba al líder era el mismo que él le mostraba a su padre. Morris siempre estuvo muy contento con él. Lo consideraba el hijo perfecto, y siempre se lo decía teniendo cuidado de no mimarlo demasiado.

    Ace se encontraba un poco nervioso mientras se estaba bañando. Tenían una misión que requería del 100% de su rendimiento en todo momento. Además de que Morris y Abel le confiaron liderar a un equipo de soldados recién graduados, con la misma experiencia que él. Iba a estar a cargo de otros ocho soldados más, y cualquier error que cometiera sería la excusa perfecta para desafiarlo. Pero los nervios lo emocionaban más. Su padre le había dado un entrenamiento muy duro desde que era pequeño, y esta era la oportunidad de probarle que todo ese entrenamiento había valido la pena. Sabía que su padre se sentía orgulloso de él, pero quería que ese orgullo fuera mayor.

    Cuando terminó de bañarse, Ace se puso un uniforme con un diseño diferente al que Abel y su padre usaban. Este uniforme era negro en su totalidad, excepto por una estampa roja en el costado izquierdo que simbolizaba un meteorito, dos letras rojas en el costado derecho que eran las iniciales de la organización, y un círculo también rojo que iba en la espalda de la chaqueta. Sus pantalones eran totalmente negros. Luego de ponerse el uniforme, se dirigió a la oficina de su padre.

    — Esos colores te sientan bien, Ace — le decía Morris dándole un cumplido a su hijo — Trata de no romper muchos corazones en la misión.

    — La ropa se siente un poco pesada — le respondió Ace a su padre — Yo no tengo problemas, pero, ¿los demás podrán manejarlo?

    — Tendrán que hacerlo — le respondió Morris a su hijo — Los uniformes son un poco más pesados, pero brindan mejor protección.

    — ¿Crees que los soldados de Zenith usen un uniforme propio, o que intenten usar otro para pasar desapercibidos?

    — ¿Recuerdas que es lo que Abel siempre dice sobre Magnus?

    — Que es un estúpido, y un cobarde.

    — Exactamente. Hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que su estupidez lo haga enviar a sus soldados con un uniforme clásico. Y el otro cincuenta por ciento son probabilidades de que sea muy cobarde y los envíe de encubierto.

    — Zenith parece un país que no aprende — reflexionaba Ace en voz alta — En vez de devolvernos lo que nos han quitado, deciden seguir robando cosas a otros países.

    — Admiro la forma de actuar de Magnus — le decía Morris — Y estoy seguro de que Abel haría lo mismo si las cosas fueran al revés. A pesar de sus defectos, Magnus parece ser un tipo que no se rinde fácilmente. Pero él es nuestro enemigo, y debemos detenerlo.

    La conversación entre Morris y su hijo continuó por unos quince minutos más hasta que fue interrumpida por una llamada a su comunicador. Morris atendió la llamada y la otra persona le informó que uno de los miembros de su equipo ya había llegado. Era un soldado que no estaba originalmente en los planes de Abel, y que Morris tuvo que convencer para que lo aceptara. El comandante autorizó a que lo dejaran entrar al edificio. Pasado un minuto, a la oficina del comandante entró un chico de la misma edad que Ace. Su cabello era de color negro muy oscuro y lo tenía corto peinado hacia arriba para que no molestara o se le metiera en los ojos al correr. Era de la misma altura que Ace, pero su musculatura era mayor.

    — Tú debes ser Brandon — le decía Morris al observarlo.

    — Exactamente — le contestó el soldado — Brandon Prayer. Usted debe ser Morris Grant. Y él es…

    — Ace Grant — le contestó Ace para que su padre no hablara por él — Soy el hijo de Morris. Y voy a estar a cargo de las misiones.

    — Es un gusto conocerte — le dijo Brandon estrechando su mano al joven.

    Ace correspondió el saludo y estrechó su mano con la de Brandon. Brandon en un principio parecía que daría un saludo amigable, pero cuando su mano se encontró con la de Ace, empezó a presionar con fuerza causándole un poco de dolor al hijo de Morris. Ace sabía a que se debía eso y decidió hacer lo mismo. Ejerció un poco más de presión con su mano, causándole también un poco de dolor a su compañero.

    Brandon lo soltó de inmediato. Quería probar la personalidad de Ace, y al ver que le devolvió el saludo dela misma manera, supo que era alguien que no aceptaría malos tratos de nadie más. Morris observó la escena prestando atención a lo que hizo su hijo. Se sintió aliviado al ver que no se mostró intimidado ante Brandon.

    — Solo queda esperar a que lleguen los otros siete — indicaba Morris.

    Brandon y Ace fueron a la sala de entrenamiento para practicar un poco sus estilos de combate. No se esforzaron demasiado, puesto a que no querían agotarse para cuando llegaran los demás. Morris por su parte estuvo en su oficina hasta que recibió una llamada que informaba que ellos habían llegado. Todos llegaron al mismo tiempo, puesto a que Abel había ordenado que así fuera. Morris se fue a la sala de entrenamiento para informarles a Ace y a Brandon que sus otros compañeros habían llegado. Dio la orden a los soldados de que entraran y de que se dirigieran a ese lugar.

    Los siete soldados habían entrado. Eran cuatro chicos y tres chicas. Morris los hizo pararse en fila para poder conocer quien era cada uno.

    — Natasha Zafiro — pronunció el comandante.

    — Soy yo — respondió una chica rubia. El cabello le llegaba hasta los hombros. Su estatura era algo más baja comparada con Ace y con Brandon.

    — Paul Gekio — el comandante decía otro nombre.

    — Aquí — respondió levantando la mano. Tenía la misma altura que Natasha. Su cabello era castaño y muy corto.

    — Shun Chain.

    — Ese soy yo — el chico que respondió tenía el cabello negro y un poco más largo que Paul. Era más alto que Natasha y Paul pero más bajo que Ace y Brandon.

    — Casey Lobo.

    — Aquí — respondió una chica con una voz algo tímida. Su cabello era negro y largo y su estatura era más baja que Natasha y Paul.

    — Geoff Tora.

    — Ese es mi nombre — el chico que respondió tenía cabello rubio y corto. Era de la misma altura que Shun, pero con menor musculatura.

    — Stuart Radley.

    — Ese sería yo — el chico que respondió tenía el pelo castaño con reflejos rubios en la parte superior. Era de la misma altura que Casey.

    — Grace Rose — Morris pronunció el último nombre.

    — Aquí — la chica tenía el pelo negro y corto. De la misma altura que Stuart.

    Una vez que Morris vio que toda la información estaba correcta, decidió presentarles a los otros dos soldados.

    — Él es Brandon Prayer — decía señalando al soldado — Y él es Ace Grant. Mi hijo.

    Los siete soldados fijaron su vista en ambos, pero la mayor atención la recibió el hijo del comandante. Varios de ellos lo miraban a él y a su padre haciéndo comparaciones entre ambos.

    — No se parecen en nada — decía Paul mirando al comandante y a su hijo — Seguro salió igual a su madre.

    — Eso no es importante — a Morris no le cayó bien ese comentario — Yo preparé a mi hijo especialmente desde que era niño. Él va a estar a cargo de las misiones que vamos a realizar.

    — ¿Él? — preguntaba Shun algo sorprendido — ¿Por qué él? Ni siquiera lo hemos visto luchar.

    — He tenido un buen desempeño en el colegio — respondió Ace algo serio — Con eso debería ser suficiente.

    — Todos hemos tenido buenos desempeños, chico — le respondió Shun sin tomarse muy bien la respuesta de Ace — Solamente serás el líder porque tu padre es el comandante.

    — Será mejor que guardes silencio — le respondía Morris viendo que no todos aceptaban a su hijo como líder — Yo soy el que decide quien va al mando. Si quieres ser tú, deberás demostrar mejor desempeño que él en las misiones. Por ahora, las cosas serán así.

    Todos guardaron silencio ante las palabras de Morris. Algunos de ellos no tenían problemas con que Ace fuera el líder durante las misiones, pero aparentemente a algunos les molestaba. Ace decidió no darle más importancia. Cuando sea la hora de luchar, él podría demostrarle a todos por qué lo habían puesto a cargo. El joven soldado miró a los chicos y por la apariencia que tenían, no creyó que ninguno de ellos fuera mejor que él en acción, aunque lo mejor sería que no los subestimara. Luego miró a las chicas, pero ninguna le resultó demasiado atractiva. Tal vez eso fuera lo mejor, así no se distraería.

    Los otros soldados no se conocían muy bien entre ellos, puesto a que cada uno de ellos era de una escuela diferente. Todos intercambiaban miradas tratando de pensar en como serían sus compañeros en el momento de pasar a la acción. La sala estuvo en silencio hasta que Morris decidió hablar.

    — Todos ya saben cual es nuestra misión, ¿verdad? — preguntaba el comandante.

    — Infiltrarnos en otro país y robar todo lo que necesitemos para colaborar con la preparación de las naves para ir al espacio — respondió Natasha de forma directa.

    — Veo que Abel ya se los ha dicho a todos — respondió Morris — Si tan solo tuviéramos todos nuestros recursos, esto no sería necesario. Pero Zenith nos ha quitado una gran parte de lo que nos pertenecía. Y estoy seguro de que nos vamos a encontrar con ellos en nuestra misión. Siempre han sido unos ladrones, y estoy seguro de que van a querer interferir ahora también. Por eso los necesitamos para esto.

    — Zenith siempre ha tenido ventaja sobre nosotros — decía Brandon mostrándose preparado para la misión — Pero eso se terminó.

    — Nosotros vamos a ganarles ahora — agregaba Geoff — Vamos a ser nosotros los que viajemos al espacio a averiguar que fue lo que causó la catástrofe.

    — Será un duro golpe para su orgullo — decía Grace — No puedo esperar para que la misión comience.

    — Yo no puedo esperar a enfrentarme con los soldados de Zenith — dijo Paul muy entusiasmado — Les vamos a demostrar que somos mucho mejores.

    Morris estaba muy complacido de escuchar que todos los soldados ya estaban más que listos para llevar a cabo la misión. Confiaba en las habilidades de todos ellos, principalmente en las habilidades de su hijo. Lo que más deseaba ahora era que Abel les diera la orden de partir y poder comenzar de una buena vez. Era la oportunidad perfecta para poder superar a Zenith después de todo lo que ocurrió en el pasado.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Escritor
    Título:
    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
    Palabras:
    5366
    Ya está terminado y listo el quinto capítulo de esta historia. Con los personajes de ambos bandos ya presentados, en este capítulo "iniciaría" el hecho que justifica el nombre de esta parte. Ambos equipos se pondrán en acción, conociéndose y preparándose para una de las misiones con mayor importancia para sus organizaciones y países.

    Este capítulo es algo más largo que los cuatro anteriores, puesto a que ya no requiero de introducir nada más y puedo comenzar con lo interesante. Espero que lo disfruten.


    Buena velocidad:

    En el medio de la noche, tres vehículos circulaban por una carretera que solamente estaba siendo iluminada por la luz de la luna. No había iluminación artificial rodeándola, pero eso no dificultaba la visión. Los tres vehículos avanzaban con lentitud dado a que tenían las luces apagadas. Un auto iba al frente, en el medio iba un enorme camión de traslado, y al final había otro auto igual que el anterior. Los nueve soldados novatos de Zenith se encontraban en los autos, mientras que el conductor del camión era el comandante Richard. En el auto del frente iban Michael quien era el conductor; su hermano Devlin como el copiloto, y en los asientos de atrás se encontraban Julie, Gwyn y Erin, quienes habían pedido viajar con ellos. En el auto de atrás el conductor era Thomas, con Harold como el copiloto, dejando a Zoey y Agustina en los asientos de atrás. Richard conducía el camión, que al parecer se encontraba totalmente cargado con una gran cantidad de objetos pesados.

    — Nos estamos acercando a la frontera — decía Richard a través del comunicador de su camión — Conduciremos hasta una zona de edificios que se encuentra abandonada, y buscaremos uno que podamos usar como base.

    — Comprendido — le respondió Michael desde el primer vehículo — Ojos abiertos a cualquier cosa que vean.

    Devlin, Julie y Erin hacían caso a lo que el conductor les había dicho. Tener que manejar en plena noche y casi sin luces no sería tarea fácil para Michael, y necesitaría toda su concentración para no desviarse del camino. Gwyn, por su parte, no estaba mirando alrededor. Ella tenía la mirada puesta en Michael. Le gustaba que él fuera el conductor y que mostrara esa actitud tan serena en un momento así. Aunque su actitud no era lo único que le gustaba de él.

    Michael miró su espejo para verificar que el camión de Richard los estuviera siguiendo y notó que Gwyn no estaba mirando a su alrededor como los demás.

    — Gwyn, ¿qué pasa? — le preguntó Michael algo curioso — ¿Te sientes mal?

    — ¿Qué? — preguntó Gwyn que luego se dio cuenta de a que se refería — No, solamente me distraje mirando el camino.

    — No te preocupes por eso — le indicaba Devlin — Michael tiene su vista puesta en el camino. Tu mira a ver si encuentras algo.

    Gwyn estaba algo avergonzada por esa situación, pero sabía que la habían descubierto. Desvió su vista hacia la derecha para observar los alrededores.

    En el otro auto, los tres acompañantes no miraban en busca de un edificio en el cual asentarse, sino en busca de algún movimiento que pudiera resultar sospechoso. Thomas estaba muy concentrado para mantener una velocidad suficiente para no perder el camión de Richard ni tampoco chocar contra él en caso de que se produzca una frenada extraña.

    — ¿Ustedes vieron algo? — preguntaba Zoey a sus compañeros.

    — Yo no veo nada más que oscuridad — le respondía Agustina — ¿Qué hay de ti, Harold?

    El joven no le respondió la pregunta a su compañera, lo cual le llamó la atención, no solo a ella, sino también a los otros dos chicos.

    — ¡Harold! — le gritó Thomas llamándole la atención — ¿Viste algo?

    — No — le respondió algo asustado por el grito — Mi intención no era distraerte. Cuando vea algo te lo haré saber.

    — No te preocupes por mí, Harold — le respondió Thomas — Conducir de noche y con la luz apagada no es nada para mí. Tengo una buena visión. Pero aprecio tu consideración.

    Harold mostró una pequeña sonrisa ante ese último comentario de Thomas y luego siguió mirando hacia el exterior.

    La búsqueda por un lugar en el cual quedarse no les llevó demasiado tiempo. Erin divisó un gran edificio a la distancia que podría servir para asentarse durante la misión. Richard les ordenó que se dirigieran a él con cuidado, y sus soldados le obedecieron. Estacionaron los autos y el camión afuera de aquel edificio. A simple vista parecía un lugar ideal para utilizarlo. Tenía dos pisos, y una gran extensión. No se veía ninguna luz visible desde las ventanas, y era el único edificio en kilómetros, lo que los llevó a pensar que estaba totalmente abandonado. Aunque toda precaución era poca para alguien como Richard.

    — Erin, Devlin, Zoey, y Harold, quiero que vengan conmigo a verificar que realmente esté vacío — les indicaba Richard a los cuatro soldados — El resto se quedará aquí afuera montando guardia. Recuerden que nadie debe saber que estamos aquí. Si notan que algo se acerca, tomen los vehículos y llévenselos lejos. Nosotros buscaremos la forma de escapar y nos reuniremos con ustedes en la frontera.

    Fue así como Richard forzó la puerta de entrada a aquella instalación sin hacer demasiado ruido. Los cuatro soldados que eligió entraron con él equipados con linternas para poder explorar el interior del lugar. El resto se quedó fuera para mantener vigilancia. Michael y Julie tomaron el mando de los autos y Thomas se subió al camión, de esa forma, no perderían tiempo si debían salir a las apuradas. Gwyn y Agustina vigilaban en todas las direcciones esperando que nadie se les acercara, dado a que no querían dejar atrás a sus compañeros.

    Luego de veinticinco minutos, sus amigos regresaron desde el interior, acompañados por Richard. Todo parecía indicar que estaba abandonado.

    — Podemos usarlo sin problemas — dijo el comandante de la misión — En el primer piso hay una sala de reuniones, de comunicaciones, de entrenamiento, una enfermería y un garage con algunos vehículos. En el piso de arriba hay un comedor, una cocina y habitaciones. Tomen sus cosas y acomódense como quieran. Una vez que terminen, quiero que me ayuden a llevar las cosas del camión a la sala de comunicaciones.

    Los enviados por el Zenith comenzaron a descargar sus cosas. Cada uno de los reclutas bajó un bolso donde tenían objetos personales, varias mudas de ropa y también elementos de higiene personal. Richard comenzó a bajar computadoras portátiles de gran tamaño pero de poco peso para las comunicaciones, junto con otros aparatos que fueran a utilizar para las misiones.

    Los chicos estaban eligiendo habitaciones. Eran un total de veinte, lo que quería decir que cada uno podría tener la suya. Aunque el tamaño de las mismas no era muy extenso, contando solo con una cama y un pequeño espacio para moverse libremente. Michael y Devlin tomaron dos habitaciones que se encontraban en un extremo del lugar. Thomas iba a tomar una que estuviera cerca de ellos, pero antes de poder llegar hasta allí, Gwyn pasó al lado suyo muy apurada, como si quisiera quitarle el lugar. Thomas observó algo extrañado la conducta de la chica, para después observarla atentamente.

    — Por Dios, Gwyn está muy buena — dijo Thomas en voz baja para que ella no lo escuchara.

    — Estoy de acuerdo contigo — le respondió Zoey pasando al lado suyo, y dejando a Thomas muy sorprendido con aquel comentario.

    Finalmente, Thomas se quedó con una habitación diferente a la que quería en primer lugar, pero no iba a hacerse mucho problema por eso.

    Harold iba camino a la habitación que quería. Iba a abrir la puerta y entrar, pero la manija de la puerta se rompió, quedando fuera de la misma. Cuando se movió para ir a buscar otra habitación, no vio que Julie estaba pasando al lado suyo. Ambos chocaron y sus bolsos se terminaron cayendo al suelo.

    — Lo lamento — dijo Harold algo apenado agachándose para levantar su bolso y el de la chica.

    — No hay problema, no tienes que disculparte — le respondió Julie mostrándole una sonrisa haciéndole saber que todo se encontraba bien.

    Harold se sonrojó un poco cuando vio la sonrisa de su compañera. No quería que ella lo notara, por lo que apartó la vista, levantó su bolso y entró en otra habitación. A Julie le pareció raro que Harold no dijera nada más, pero creyó que debía ser por el cansancio de conducir de noche. Finalmente todos los soldados tenían su habitación y sus cosas acomodadas, por lo que fueron a ayudar a Richard a cargar con el resto de las cosas.

    […]

    Lejos del edificio en el que se se encontraban los soldados de Zenith, tenían lugares otros eventos. Había un edificio que era muy parecido al que fue encontrado por los soldados de Zenith, con la diferencia de que este edificio tenía una extensión más amplia, tenía tres pisos y estaba ocupado por los soldados de Black Meteor, que habían llegado hace varias horas a aquel lugar.

    Los nueve reclutas se encontraban reunidos en la sala de entrenamiento. Ace y Geoff estaban teniendo una pelea de práctica, aunque los dos soldados luchaban con un empeño como si se tratara de una verdadera pelea. Los otros siete miraban atentamente a sus dos compañeros realizar buenos movimientos de lucha cuerpo a cuerpo.

    Geoff atacó a Ace con un golpe de puño, que fue retenido por el hijo de Morris, quien luego le dio un rodillazo en el estómago que hizo que su rival retrocediera un poco por el daño del golpe. Sin darle tiempo a reaccionar, Ace dio un salto rápido y le dio una patada en el hombro a Geoff, que terminó cayendo al suelo boca abajo. Ace puso su pie sobre la espalda de su rival, para hacerle saber que la pelea estaba terminada.

    — Parece que Ace ganó esta vez — comentaba Brandon tras observar la forma en la que Ace presumía su victoria.

    — Poca cosa — susurró Shun en una voz tan baja que nadie pudo escucharlo — ¿Te gustaría pelear conmigo? — ahora se aseguró de que todos lo escucharan.

    — Ya estoy muy cansado — le respondió Ace rechazando la proposición — Entre el viaje y la mudanza, ya me encuentro agotado.

    — Yo puedo pelear si tú quieres — le respondió Natasha queriendo medir sus habilidades con las de su compañero.

    — No era lo que tenía en mente, pero una pelea es una pelea — le respondió Shun adoptando una postura de combate — Intentaré no lastimarte.

    Los soldados se preparaban para la pelea ante la atenta mirada de sus compañeros, principalmente de Ace, que tenía curiosidad en ver como iban a pelear. Pero dicha pelea terminó antes de que pudiera empezar, cuando Morris entró en la sala y los interrumpió.

    — Quiero que vengan a ver esto — les decía el comandante a sus soldados — Dejen su pelea para otro día.

    Morris dejó la sala tan rápido como entró en ella, siendo seguido por todos los soldados preparados por Abel para la misión. Shun y Natasha se encontraban casi al final. El chico puso su mano alrededor de la cintura de su compañera y la acercó hacia él.

    — Será en otro momento, hermosa — le decía intentando hablar suavemente.

    — Suéltame si no quieres que te deje sin dientes — respondió Natasha dándole un codazo en el pecho.

    Shun estaba asombrado con la fuerza de su compañera. Realmente pudo sentir el golpe que había recibido. Se tocó el lugar del golpe y no podía dejar de sentir un puntazo en aquel lugar. No podía creer que ella le hubiera hecho eso, pero solamente logró hacer que llamara su atención un poco más.

    Morris condujo a su equipo hasta la sala médica de la instalación, y en la puerta se podía ver como tenía una cerradura de seguridad que restringía el acceso utilizando el escáner de la palma de la mano de una persona, que lógicamente sería quien estaba a cargo del laboratorio.

    — Ya conseguí modificar el registro del reconocedor — dijo el comandante apoyando su palma y provocando que la puerta se abra — Cualquiera de ustedes puede abrirla ahora.

    — ¿Esto era lo que quería que viéramos, señor? — le preguntó Paul creyendo que no era la gran cosa.

    — No, lo que quiero que vean es lo que hay dentro — les respondió Morris.

    Los nueve soldados entraron y pudieron ver que en el laboratorio médico había una computadora de gran tamaño, con una pantalla que era mucho más grande aún. Dicha computadora era muy distinta a la que ellos habían visto en su vida. Su diseño y su tamaño no se parecía en nada a las que eran utilizadas por Black Meteor, lo cual confundió mucho a los soldados.

    — ¿Para qué sirve? — preguntó Casey que no podía entender el por qué del tamaño de una computadora tan grande — Si tiene un gran tamaño es porque requiere de muchos recursos.

    — Este tipo de máquinas son utilizadas para algo siniestro — les respondía Morris con una seriedad que llamó la atención de todos los demás — No sabemos como fue posible, pero un país desarrolló este tipo de máquinas para manipular los recuerdos de los seres humanos.

    — ¡Eso no es posible! — respondió Stuart muy sorprendido de escuchar esas palabras — ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo es posible?!

    — Pueden establecer una conexión entre la memoria humana y un software especial — explicaba el comandante — Con ese software, se pueden modificar los recuerdos de aquella persona. Estas máquinas existían desde antes de la catástrofe. Cuando un espía enemigo era atrapado, se utilizaban estas máquinas para eliminar sus recuerdos y que ya no pudieran transmitir esa información.

    — ¿Es seguro su uso? — preguntaba ahora Grace — ¿Las personas pierden sus recuerdos así nada más y no presentan consecuencias?

    — Los recuerdos no se pierden, solo se reemplazan — respondía Morris — Se utiliza el software para crear recuerdos falsos que son intercambiados por los verdaderos. En un principio, los que eran sometidos a este tratamiento sufrían de muerte cerebral al poco tiempo. Pero luego de la gran catástrofe, esto fue corregido. Se ha utilizado para curar a aquellos que sufrieron un trauma psicológico muy fuerte por consecuencia de la gran catástrofe. Pero piensen en lo que podríamos hacer con una máquina como esta. Lamentablemente, como en Black Meteor no tenemos tecnología como esta, tendremos que aprender a usarla por nuestra cuenta.

    — ¿Cómo conoces todo esto? — preguntaba Geoff algo confundido.

    — Estuve investigando — le respondió Morris de forma rápida — Ser comandante requiere de estar bien informado de varias cosas.

    — Igualmente, no sabemos como funciona, y descubrirlo podría tomarnos mucho tiempo — Ace se mostraba algo pesimista respecto a ese tema — Quiere decir que en esta sala médica no hay nada útil.

    — Te equivocas, hijo. Hay algo más que quiero mostrarles.

    Morris caminó hacia el final de la sala médica, y luego comenzó a pisar una baldosa con su pie. La baldosa se estaba moviendo, lo que quería decir que estaba suelta. Morris se agachó y la retiró del lugar. Los soldados se acercaron y vieron como en el interior de esa baldosa había unas jeringuillas con un líquido transparente casi imperceptible para el ojo humano. Eran un total de veinte.

    — ¿Qué tienen? — preguntaba Brandon muy curioso por saberlo.

    — No lo sé, pero si este laboratorio médico tenía un cierre de seguridad, y estas jeringuillas estaban escondidas tras una baldosa suelta, quiere decir que son peligrosas — respondió Morris sonriendo ampliamente mientras hablaba — Quiero que cada uno de ustedes tome una de estas con cuidado. En cualquier momento, los idiotas del Zenith se cruzarán en nuestro camino, y quiero que los usen como ratas de prueba. Les inyectarán esto y tratarán de observar que es lo que ocurre. Si los mata, o los deja postrados de por vida, o cualquier otra cosa que los dañe, le enviaremos esto a Abel para que lo investigue y fabrique más de lo que sea que sean.

    Ninguno de los soldados de Black Meteor pudo evitar sonreír luego de que su comandante les dijera algo como eso. Las jeringuillas claramente eran alguna clase de arma biológica. Un arma que tenían a su disposición para usarlas en contra de sus enemigos y así poder sacárselos de el medio. Creyeron que la misión sería complicada en un principio, pero ahora todo parecía tornarse más fácil para ellos.

    Tras este descubrimiento, Morris les ordenó que fueran a descansar para reponer energías luego de haberse trasladado desde su base hasta el país del cual iban a extraer recursos.

    […]

    Pasó una hora desde que amaneció, y Richard se encontraba reunido con sus nueve soldados en la sala de comunicaciones, aunque las reuniones y los avisos importantes debían ser dados en la sala de reuniones. Pero esto era para darle instrucciones a sus soldados sobre como era el funcionamiento de aquella sala.

    — Presten atención — pidió el comandante a cada uno de ellos — Usaremos dos máquinas para comunicarnos. La primera es para comunicarnos entre nosotros. Tiene instalado el software más común en el planeta. Como varios países lo usan, en caso de que nuestra comunicación sea filtrada, podría pasar desapercibida entre los miles y miles de mensajes en todo el mundo. La segunda máquina es para comunicarnos con Magnus y el Zenith. La usaremos para recibir las instrucciones que él tenga para darnos. Y es muy importante no utilizarla demasiado tiempo, o de lo contrario, podríamos provocar que alguien nos encuentre. Solo debe usarse lo justo y necesario.

    Richard miró a todos sus soldados, los cuales no le respondieron con palabras, sino que se limitaron a asentir con la cabeza, dando a entender que el mensaje estaba claro. Richard se alegró por el compromiso mostrado por sus soldados, y estaba claro que Magnus había tomado la decisión correcta al reclutarlos para la misión.

    — Es el momento de empezar — les indicaba Richard.

    — ¿Qué es lo primero que tenemos que buscar? — preguntó Thomas muy curioso por la misión.

    — Hasta ahora no he recibido un mensaje de Magnus con la lista de los recursos necesarios — le respondió el comandante — Dijo que los iba a clasificar por prioridad, pero mientras tanto, ustedes pueden ir a explorar el lugar. Quiero que se dividan en tres equipos de tres integrantes cada uno. Y cada equipo tomará un automóvil.

    — Michael, Devlin, ¿vamos juntos? — le propuso Julie a sus dos primos.

    — Claro, lo pasaremos bien — le respondió Devlin a su prima.

    Gwyn iba a preguntarle a Michael si quería ir en equipo con ella, pero Julie ya se le había adelantado, lo cual la desalentó un poco. Thomas decidió aprovechar y ofrecerle una invitación.

    — Gwyn, ¿vienes conmigo? — preguntó Thomas sabiendo que ella iba a aceptar.

    — Claro — respondió la chica algo desanimada — Erin vendrá con nosotros, la conozco desde el colegio y me gustaría que estuviera en el equipo.

    — Eso nos deja a mí y a Agustina con Harold — indicó Zoey a sus compañeros.

    — Espero que ahora responda cuando le hablamos — se quejaba Agustina recordando lo que pasó la noche anterior.

    Harold no le estaba prestando atención a nadie. Cuando Richard comentó que serían equipos de tres, había pensado en invitar a Julie para pasar algo de tiempo con ella, dado a que ella no se había mostrado muy dura con él. Pero luego de ver que ella prefería a sus primos, decidió no decir nada y esperar a otra oportunidad.

    — ¡Harold, ¿qué pasa contigo?! — le preguntó Agustina en un tono agresivo — ¡Nos has estado ignorando a Zoey y a mí, y se supone que tenemos que trabajar juntos!

    — ¿Qué? — preguntó Harold sin darse cuenta de que estaba perdido en sus pensamientos — Lo lamento, yo solo me distraje. No las estoy ignorando ni nada.

    — Suficiente — dijo Richard llamándole la atención a todos — No sé de que habrán estado hablando en el viaje hasta aquí, pero ahora tienen que concentrarse en algo más importante. Ustedes tienen las mejores calificaciones de sus colegios y fueron elegidos por el mismo Magnus para venir aquí. Estoy seguro de que no quieren dejar a sus colegios en vergüenza. ¿O me equivoco?

    Nadie respondió a esa pregunta. El regaño de Richard hizo sentir mal a todos. Sabían que su comandante tenía razón y que debían justificar la confianza que Magnus había puesto en ellos. Ninguno de ellos volvió a decir una simple palabra, y los tres equipos se dirigieron hacia el garage de la instalación. Michael iba a conducir el primer automóvil, Thomas el segundo, y Zoey iba a conducir el tercero, a pesar de que Harold se ofreció para hacerlo. Su comandante les abrió las puertas del garage y los tres equipos partieron, cada uno en una dirección diferente, y tratando de no tomar el camino por el cual habían llegado al país.

    Luego de observar como sus soldados se marchaban, Richard decidió volver a la sala de comunicaciones para establecer contacto con ellos, y también para ver si Magnus ya había armado la lista de prioridades de recursos necesarios.

    […]

    En la instalación tomada por los soldados de Black Meteor, todos ya se encontraban preparados y listos para salir. A diferencia de sus competidores del Zenith, los soldados de Morris vinieron en motocicletas individuales, trayendo cada uno sus cosas. El comandante había reunido a todos sus soldados en las afueras de la instalación, listos para darles las instrucciones.

    — Según Abel, lo que necesitamos antes de empezar la búsqueda es saber bien en que lugar nos encontramos — les explicaba Morris — Así que cada uno tomará su moto y recorrerá un punto diferente del país, describiendo lo más detalladamente el lugar en el que se encuentran.

    — ¿Cuánto quiere que recorramos? — preguntaba Paul.

    — Lo más que puedan — respondió Morris sin ser demasiado específico — Ahora van solos, por lo que no quiero que se acerquen a la frontera, ni tampoco a las ciudades. Eviten llamar la atención lo más que puedan, y regresen con la información que necesitamos.

    — No tendremos problemas en hacer eso, papá — le respondió Ace a su padre — Ya lo escucharon todos. En marcha — dijo Ace asumiendo su papel de líder ante los demás.

    Los soldados novatos de Black Meteor arrancaron sus motos y cada uno de ellos se fue por su lado. Algunos estaban contentos de tener a Ace como líder, dado a que eso les quitaba algo de presión de encima. Pero otros no estaban tan contentos con eso.

    — Yo tengo que llamarlo comandante, y tú lo llamas papá — pensaba Paul tratando de desviar la vista de enfrente — Espero que él te llame soldado como a todos los demás, y que también te trate como uno.

    — Seguro tu padre te ha entrenado para liderar gente, Ace — ahora quien pensaba era Natasha — Pero a mi no me gusta seguir a las personas que sean más débiles que yo. Cuando volvamos, pelearé contigo.

    — Maldición, me he matado en la escuela para ser el mejor. ¿Y todo para qué? — Shun reflexionaba muy enojado — Para ser puesto detrás de un idiota solo porque su padre es el comandante de la misión. Pero esto no te va a durar mucho, así que disfrútalo.

    Ace, por su parte, pensaba en que sería lo que los demás pensarían de él al tenerlo como líder. Tenía ocho compañeros, y estaba seguro de que no le iba a caer del todo bien a los ocho. Esta misión de exploración del terreno era la primera, pero también sería muy importante. Tenía que hacer las cosas bien, justificar su lugar como el líder más allá de ser el hijo de Morris y también callar las dudas que sus compañeros pudieran tener respecto a él.

    El hijo del comandante recorría el país prestando atención total a todo lo que lo rodeaba. No quería perderse ni un solo simple detalle, por más insignificante que este pudiera llegar a ser. Tomó un dispositivo de comunicaciones y empezó a escribir borradores sobre los lugares por los que pasaba, así no se le perdería nada de lo que pudiera ver. Tras conducir por un largo tiempo, llegó hasta lo que parecía ser una zona dedicada a la minería. Algunos edificios mineros estaban en perfecto estado, pero otros se encontraban parcial o totalmente destruidos. Estaba claro que toda actividad minera que se realizara ahí fue abandonada luego de que la grán catástrofe golpeó el planeta. Ace sabía que no correría el peligro de ser descubierto puesto a que de seguro no habría nadie ahí. Dejó su moto lejos del lugar y se adentró en aquella zona que se encontraba llena de edificios y máquinas dedicadas al trabajo minero.

    […]

    Michael conducía su vehículo, teniendo a Devlin de nuevo como copiloto y a Julie viajando otra vez en los asientos de atrás. Dado a que los tres chicos eran familia, no tardó mucho en iniciarse una conversación.

    — Díganme, chicos, ¿qué opinan sobre el resto del equipo? — preguntaba Julie.

    — Apenas los conocemos — respondió Michael ante la pregunta de su prima — No tengo una opinión firme de ninguno de ellos. Pero si están en esta misión es por algo.

    — Dime hermano, ¿Erin te parece agradable? — fue la pregunta de Devlin.

    — No creo haber hablado con ella — le respondió a su mellizo — No me digas que te gusta. Ni siquiera la conoces.

    — Es linda, tengo que admitirlo — respondió Devlin ante la duda de su hermano.

    — ¿Crees que ella sea la indicada? — le preguntó Julie algo entusiasmada por lo que le contaba su primo.

    — Habrá que verlo — contestó Devlin — ¿Qué hay de ti, Julie? ¿Te gusta Thomas o Harold?

    — Harold parece un buen chico, pero no creo que me guste. No he hablado con Thomas aun.

    — Dios, no entiendo como pueden pensar en algo así. Estamos en esta misión para extraer recursos de este país. Es posible que esta misión termine y ya nunca más los volvamos a ver — comentaba Michael algo molesto por la forma en la que sus familiares estaban hablando.

    A pesar de que esas palabras eran un regaño, Devlin y Julie no pudieron evitar reirse un poco. La forma en la que Michael hablaba lo hacía sonar como si se tratara de su padre. Devlin y Julie siguieron hablando de temas relacionados sabiendo que eso haría que Michael se enojara un poco. El chico decidió limitarse únicamente a conducir el automóvil.

    Al cabo de unas horas, los chicos llegaron hasta un complejo de edificios que desde lejos parecía que iban a ser utilizados para trabajos de minería. Les gustó mucho el ver un lugar así, ya que pensaron que en una zona como esa sin duda encontrarían algo que les pudiera ser de utilidad para la misión. Acercaron el vehículo hasta la entrada y lo apagaron.

    — Vamos a revisar los tres juntos — les dijo Julie a sus primos — Este lugar tiene aspecto de abandonado y no quiero que nada malo nos pase.

    — Estoy de acuerdo, estaremos más seguros si nos quedamos juntos — le contestó Michael.

    Los tres chicos comenzaron a caminar hasta el primero de todos los edificios que tenían en frente. Ace, quien había llegado desde el otro lado, se encontraba en ese mismo edificio. El ruido del motor del auto y las voces le indicaron que varias personas se acercaban, lo que lo forzó a esconderse detrás de una de las máquinas y unos escombros. El hijo de Morris sacó la jeringuilla que había tomado para probarla y se decidió a usarla. Se mantuvo observando en silencio para planear su ataque. Fue ahí cuando vio entrar a los tres soldados del Zenith. Solamente tenía una jeringuilla, lo que significaba que tendría que elegir a uno de ellos como víctima. Puso la vista sobre Devlin y decidió que él sería su objetivo. Iba a esperar a que estuvieran a una distancia prudente.

    Michael, Devlin y Julie exploraban aquel edificio para ver si encontraban algo que les pudiera ser útil. No había ningún mineral ni maquinaria pesada ahí dentro, lo que daba a entender que se trataba de un edificio administrativo. Sin embargo, los tres chicos de Zenith no iban a dejarlo inexplorado. Ace observó atentamente y vio como estos ya habían llegado a una distancia perfecta que le permitiera realizar su ataque.

    El soldado de Black Meteor comenzó a correr, llamando la atención de los tres chicos, que solamente llegaron a ver a alguien con el uniforme de Black Meteor corriendo hacia ellos. Ace dio un gran salto hacia adelante y logró darle una fuerte patada en la cabeza a Michael, que lo terminó empujando varios metros hacia atrás.

    — ¡Michael! — gritó Julie algo desesperada luego de ver como su primo recibió una patada de esa forma.

    La chica se acercó hacia el enemigo para atacarlo, pero Ace consiguió repeler el ataque dándole un fuerte codazo en la cabeza, que la hizo caer al piso y rodar un poco.

    — ¡¿Cómo te atreves?! — le gritó Devlin muy furioso en contra del agresor.

    El chico levantó su puño y trató de atacar al soldado enemigo, pero su puño fue interceptado por la mano de Ace. Antes de que pudiera realizar otro ataque, Ace le pegó un fuerte rodillazo en el estómago a Devlin, provocando que este se inclinara. Rápidamente, tomó la jeringuilla con su mano izquierda mientras le sujetó el brazo con la derecha. Ace le torció un poco el brazo provocando un grito de dolor por parte de Devlin, para luego inyectarle la jeringuilla en el cuello.

    Devlin gritó muy fuerte mientras con sus manos se sujetaba el lugar en donde había recibido el pinchazo. Ace se dio vuelta y vio que los otros dos se estaban levantando del suelo, por lo que decidió darle un fuerte golpe a Devlin en la cara para derribarlo y poder escapar.

    — ¡Devlin, ¿qué te hizo?! — gritó Julie muy aterrada al ver como su primo se sujetaba el cuello con fuerza.

    — ¡Pide ayuda rápido! — le ordenó Michael viendo que Ace acababa de dejar el edificio — ¡Yo perseguiré a ese idiota y le sacaré respuestas!

    Michael comenzó a correr detrás de Ace para poder llegar hasta él, capturarlo y descubrir que fue lo que le había inyectado en el cuello a su hermano. Al salir del primer edificio logró divisar a su enemigo corriendo con varios metros de ventaja. Michael comenzó a correr detrás de él esperando poder alcanzarlo, pero su enemigo se alejaba más rápido de lo que él se acercaba.

    — Maldita sea, sí que es rápido — pensaba Michael viendo como Ace se le escapaba — Pero no puedo dejar que se escape, no después de lo que le hizo a mi hermano.

    El soldado de Zenith corría con todas sus fuerzas sin poder acercarse nada a su enemigo dado la buena velocidad de este. Ace notó que Michael estaba lejos, y que no lo podría alcanzar, pero si escapaba así nada más, su enemigo vería su moto y eso dejaría al resto de sus compañeros en desventaja, puesto a que él no pudo distinguir que tipo de vehículo habían traído. El hijo de Morris se metió en uno de los edificios de la minería. Michael lo vio y creyó que podría atraparlo ahí dentro.

    Entró lo más rápido que pudo y consiguió ver como su enemigo subía las escaleras hasta un segundo piso. Michael lo persiguió hasta ahí arriba. El segundo piso de aquel edificio estaba repleto de armarios que de seguramente debían contener equipo para los obreros. No había ventanas, lo que quería decir que Ace estaría escondido detrás de uno de aquellos armarios.

    — ¡Muestra tu cara y sal a pelear, cobarde! — le gritó Michael provocándolo para que salga — ¡Te haré pagar por lo que le hiciste a mi hermano!

    Michael caminó hacia adelante intentando localizar a su enemigo, cuando empezó a escuchar pasos detrás de él. Ace corrió rápidamente hacia él y le dio una patada en la espalda que terminó derribando a Michael al suelo. Antes de que el chico pudiera levantarse, el soldado de Black Meteor abrió la puerta de uno de los armarios, levantó a Michael del piso y lo metió en el interior de dicho armario dándole un golpe fuerte en la cabeza. Acto seguido, cerró la puerta del armario y luego se paró detrás del mueble. Le dio un empujón y lo terminó tirando al piso, dejando las puertas boca hacia abajo, lo que quería decir que Michael no podría salir de ahí.

    Sin nadie más persiguiéndolo, el soldado de Black Meteor salió de aquella zona para buscar su vehículo y escapar. La jeringuilla había sido probada, pero lamentablemente, no podría quedarse para comprobar el efecto que tenía sobre sus enemigos.
     
    Última edición: 25 Julio 2017
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    Disidente

    Disidente Iniciado

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    Pluma de
    Primer capitulo leido.

    No soy fan de los futuros distópicos, pero tu manera de narrarlo es interesante. Te pasaste de tragedias a mí parecer, y este primer capitulo-prologo de tu historia no dice nada sobre que pasará después o sus personajes. Juzgando en eso, determinare si me gusta o no.
     
  7.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Admito que maté a un montón de gente en el principio. Pero lo hice por dos motivos. El primero para que se vea que la Gran Catástrofe realmente fue algo serio, para lo que la Tierra no estaba preparada. Fue por eso que ciudades tuvieron que desaparecer y la gente tuvo que morir. Si no lo hubiera hecho de tal forma, un atentado terrorista sería mucho más grave, y el punto de una catástrofe es ser un hecho desastroso que cambia la vida de las personas. Y en segundo fue una conveniencia para mí. Para que varios acontecimientos sean posibles, necesito a la gran mayoria de la gente muerta.

    El primero y el segundo capitulo explican el contexto en el que se desarrolla la historia. Conocerás a los personajes y la dirección de la misma en el episodio 3.
     
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    "La caída de meteoritos se había dado en todo el mundo, por lo que los sobrevivientes decidieron hacer varios cambios en sus vidas. El primero de ellos era la forma de medir el tiempo. Los años ya no serían tenidos en cuenta usando el nacimiento de Cristo, y ahora se medirían en años antes de la Catástrofe y después de la Catástrofe."

    - Esto me pareció un poco cliché, debo admitir. Pero quienes estamos libres de usarlos alguna vez, y qué idea no es cliché ya. Me sorprendió que siguiera habiendo políticos después de la tragedia. Ah, pobre humanidad, sigh!...

    Bueno, ya sentaste las bases para que pasará tu historia. Sigue interesante. Sigo leyendo.
     
  9.  
    Disidente

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    Wow, qué horrible mundo. Ni con todo lo que pasó logran ser libres, felices e independientes.

    Percibo motivos ocultos tras el saqueo a otros países, pero puedo prejuzgar. Me suena a megalomania.

    La presentación de los personajes fue un poco pesada. Cuando son historias de estas, siento que las presentaciones largas sobran, porque al final, los soldados sólo serán peones usados como carne de cañón para escenas sangrientas. Algo así como en esas películas que soldados pelean con bichos gigantescos

    Es el primer episodio que no me convence tanto tu narrativa, pero tus ideas son solidas, interesantes y están ahí

    Saludos.
     
  10.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    ¿En serio es un cliché? Yo lo vi solo en una serie apocalíptica llamada Z Nation y lo tomé de ahí. No he conocido otras obras donde se haya hecho.

    Mi idea no es esa para esta parte de la historia. Los líderes los reclutan a ellos porque no tienen alternativa, pero no los están enviando a morir. La razón de aquella presentación es porque quiero caracterizarlos como humanos. Los soldados siempre son vistos como máquinas de matar que se ponen el uniforme, toman las armas, y matan a todo aquel que no esté de su lado. Quiero mostrar que un soldado, por más entrenado que esté, no es un ser al que no le importa nada más que matar enemigos y que tienen un lado humano. Se irá viendo más de eso en el resto de capítulos, junto con escenas de acción.

    Si quieres criticar algo como la narración, descripción, o la ortografía eres libre de hacerlo si quieres. Aunque no te cuestionaré si estás a gusto solo con dar tu opinión de la trama. Saludos.
     
    Última edición: 26 Julio 2017
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  11. Threadmarks: Primer encuentro - Parte 1
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
    Palabras:
    5059
    Esto que estoy haciendo no es común, pero he decidido dividir a este capítulo en dos partes. No es algo que yo acostumbre a hacer, pero no quiero que este capítulo sea demasiado largo comparado con otros. No quiero un capítulo super largo al comienzo de la historia, y mi capítulo se extendió mucho y ni siquiera llegué a la mitad de lo que tenía planeado, por eso procedo a dividirlo en dos partes, para que la lectura no sea tan pesada.

    Espero que lo disfruten.


    Primer encuentro – Parte 1:


    Un automóvil avanzaba por el terreno totalmente vacío del país. Thomas era el conductor de dicho automóvil. Gwyn y Erin se encontraban en los asientos de atrás, charlando entre ellas, dejando el asiento del copiloto vacío, cosa que molestó un poco a Thomas. Las dos chicas susurraban bastante bajo, y por más esfuerzos que hacía el chico rubio para escucharlas, no lo lograba. El ruido del motor era más fuerte que los susurros de sus compañeras.

    — ¿Habrías querido ir con él? — preguntaba Erin haciendo referencia a Michael.

    — Claro que habría querido ir con él — le respondió Gwyn sonriéndole a su amiga — Es muy atractivo. Y estoy segura de que tú también te habrás fijado en alguien.

    — En Devlin — le respondió Erin mostrando la misma sonrisa que Gwyn — Es interesante que ellos sean mellizos. Se parecen en muchas cosas.

    — ¿Crees que ellos se fijarán en nosotras en algún momento? — le preguntaba Gwyn.

    — ¿Se puede saber de qué están hablando? — preguntó Thomas en un tono que mostraba seriedad y molestia ante los susurros de las chicas — Estamos en una misión y somos parte del mismo equipo. Los secretos no deberían existir entre nosotros. Y menos si Black Meteor está en el país tal y como Richard lo dijo.

    — Es cosa de chicas — le respondió Erin esperando que su compañero no preguntara nada más.

    — Pueden hablar de esas cosas cuando estemos en la base — contestó Thomas — Ahora quiero que se concentren en la misión. De lo contrario, informaré a Richard sobre esto.

    Gwyn y Erin sabían que tenían que dejar su charla para después y encargarse de lo que Richard les había ordenado por el momento. Thomas vio como las dos chicas se acomodaron en los asientos y empezaron a mirar a su alrededor para analizar el entorno. El chico rubio se sintió bien luego de ver como ellas le obedecieron luego de decir esas palabras. Tenía el volante del vehículo en sus manos, lo que significaba que él decidía a donde se dirigía el mismo. No solamente eso, sino que también dio órdenes a las dos chicas y ellas la siguieron. Eso lo hacía sentir como alguien con autoridad.

    El viaje de los tres chicos estaba continuando en silencio, hasta que el comunicador que cada uno de ellos tenía comenzó a sonar.

    — ¡Habla Julie! — gritaba la chica en un tono algo desesperado — ¡Fuimos atacados por un soldado de Black Meteor, y Devlin está grave!

    — ¡¿Qué ocurrió con Devlin?¡ — preguntó Erin alterándose un poco.

    — ¡El soldado le inyectó algo en el cuello y él se desmayó! — respondió Julie — ¡Necesito que vengan rápido!

    — Enseguida vamos — respondió Thomas rastreando el lugar del cual provenía la llamada.

    Una vez que Thomas detectó el lugar de donde provenía la llamada de Julie, dio la vuelta y se dirigió a dicho lugar. Gwyn y Erin estaban preocupadas por lo que podría haber pasado, principalmente Erin. Thomas no quería levantar demasiado la velocidad puesto a que no le gustaba ir muy rápido en un país que no conocía, pero sabía que debía llegar a tiempo, por lo que hizo una excepción.

    […]

    Zoey conducía su vehículo con Agustina sentada en el asiento del copiloto. Harold estaba en los asientos de atrás. El chico miraba con una mirada seria hacia el exterior del vehículo. Las chicas que lo acompañaban también hacían lo mismo, pero cada cierto tiempo, miraban por el espejo retrovisor para ver que era lo que hacía. Harold mantenía una gran calma y serenidad. A las dos chicas no les gustaba la forma de ser de su compañero, y se lo hicieron saber.

    — Dime, Harold — le dijo Agustina llamando su atención — ¿Hay algún problema contigo?

    — ¿Un problema conmigo? — le preguntó el chico con un tono de sorpresa — No. ¿Por qué la pregunta?

    — Es que hemos notado que estás callado la mayor parte del tiempo — le decía Zoey — Casi nunca hablas, y nos ignoras y a los demás cuando te hacemos alguna pregunta. Queremos saber por qué.

    — Es mi manera de ser, y así es como llegué a tener el mejor rendimiento en mi escuela — respondió Harold tratando de explicarle a las chicas como se sentía — Siempre superé a los demás porque yo no hablaba. Me dedicaba a escuchar. Oía todo lo que decían y los conocía muy bien, sin dejar que ellos me conocieran a mi. Es la forma en la que resuelvo las cosas. No es que no me lleve bien con ustedes ni con los demás soldados, pero todos hablan demasiado y eso es algo que no me gusta mucho.

    — ¿Lo que estás queriendo decir es que tú eres mejor que nosotros y que todos los demás deben ser como tú? — le preguntaba Agustina algo molesta por lo que decía su compañero.

    — Nada de eso — le contestó Harold sintiéndose mal por lo que dijo — Así es como soy. Así es como me gusta ser. Y si siempre ha funcionado no veo por qué debería cambiarlo.

    Zoey y Agustina finalmente consiguieron la respuesta que querían, aunque esta no era lo que esperaban. Los dichos de Harold les habían dado la impresión de que su compañero se consideraba mejor que los demás y que no hablaba con ellos por considerarse tan bueno. Harold supo que sus palabras incomodaron a sus compañeras. Después de que ellas le preguntaron por qué era tan callado, habían guardado silencio. Sintió un gran alivio cuando pudo explicarse, pero no quería que esa explicación las hiciera sentir mal. Pensó si debería pedir perdón por eso para que no estuvieran enojadas, aunque luego llegó a pensar que él no tendría que disculparse por lo que sentía, además de que pedir perdón podría hacer que se enojaran aun más. Ciertamente quería hablar, pero no lo quería hacer incómodo.

    Fue ahí cuando el comunicador de los chicos sonó.

    — ¡Chicos, habla Julie! — gritaba la chica en un tono algo desesperado al igual que como había dicho a los otros tres — ¡Fuimos atacados por un soldado de Black Meteor, y Devlin está grave!

    — ¿Cuántos son? — preguntó Harold algo preocupado luego de que Julie pidiera ayuda — Dudo que solamente haya uno, tengan cuidado.

    — Yo solamente vi a uno — le respondió la chica — Michael fue tras él, pero no hay tiempo para más explicaciones. Necesito que vengan aquí.

    — Enseguida vamos — le respondió Zoey utilizando el rastreador para detectar la posición de su compañera — ¡Estén atentos!

    Una vez que la posición de la chica fue localizada, Zoey cambió la dirección del vehículo y empezó a conducir hacia allá. Harold estaba preocupado porque algo malo pudiera haberle pasado a Devlin, y también se preocupaba porque hubiera más soldados de Black Meteor en ese lugar y que pudieran haberle hecho daño a Julie o a Michael. Zoey y Agustina también estaban preocupados, pero el nivel de preocupación de las chicas no era tan alto como el de Harold.

    […]

    Julie estuvo un rato largo con su primo inconsciente en sus brazos hasta que escuchó el sonido de dos vehículos. Estaba feliz de que sus amigos hubieran llegado. Los seis chicos entraron a la zona de minería y recorrieron los edificios hasta que encontraron el lugar en el que estaba Julie.

    Todos ellos se llevaron un gran susto al ver a Devlin en el suelo, pero quien más miedo tenía era Erin, que no quería ni imaginar lo que había pasado.

    — ¡¿Qué tan grave es?! — preguntó Agustina acercándose a Julie.

    — ¡Aun respira! — le respondió Julie algo asustada — ¡Pero desde que se desmayó no se ha movido!

    — ¡Tenemos que llevarlo a la base! — dijo Harold pensando rápidamente — ¡Le informaré a Richard para que prepare el laboratorio médico!

    — ¡¿Dónde está Michael?! — preguntaba Gwyn algo preocupada de no ver a su compañero en el lugar.

    — Dijo que iría tras el soldado que hizo esto — Julie ya no estaba demasiado alterada puesto a que sus amigos iban a ayudar — Pero no ha regresado.

    — Dejen un vehículo — le respondió Gwyn — Yo lo buscaré.

    — Te acompaño, si hay más soldados necesitarás ayuda — añadió Thomas — El resto de ustedes lleven a Devlin a la base.

    Julie y Erin cargaron a Devlin para ponerlo en uno de los vehículos y conducir hasta la base. Harold dio un mensaje a Richard para que tuviera todo preparado para cuando llegaran. Thomas y Gwyn, por su parte, comenzaron a buscar en todos los edificios para ver si encontraban a Michael o al soldado de Black Meteor que le había infectado algo a Devlin. Buscaban por todos lados pero no había señales de él, cosa que estaba empezando a preocupar a Gwyn.

    Finalmente, entraron al edificio en donde Michael se encontraba. Luego de revisar el primer piso, subieron al segundo, en donde encontraron los armarios del lugar. El que estaba tumbado le llamó la atención, además de que se podían escuchar leves golpes desde ahí dentro. Thomas y Gwyn lo levantaron, y del interior de aquel armario salió Michael.

    — ¡Michael, ¿qué te ocurrió?! — preguntó Gwyn algo preocupada por él.

    — Ese maldito que atacó a Devlin me tomó por sorpresa y me encerró en ese armario — respondió el soldado muy molesto por no haber podido detener a su atacante — ¿Devlin está bien?

    — Julie y los demás lo llevaron con Richard para ver que tenía, pero no mostraba signos de estar en peligro — le respondió Thomas tratando de calmar a su compañero.

    — Tenemos que volver a la base — dijo Michael aliviado de que su hermano estuviera recibiendo ayuda — Quiero ver como está.

    Thomas y Gwyn acompañaron a Michael hacia el vehículo para regresar a la base. En el camino al mismo, Thomas notó como Gwyn estaba mirando a Michael con una mirada compasiva. No era la primera vez que eso estaba ocurriendo, y llegó a pensar que su compañera podría estar interesada en Michael. Y si eso era cierto, toda esta situación solo sería un problema. Thomas pensó que Gwyn aprovecharía el viaje de regreso para poder tener una charla con Michael, y no le agradaba la idea, por lo que pensó rápido en una forma de evitarlo.

    — Gwyn, conduce tú — le dijo Thomas dando una orden — Yo ya estoy algo cansado, y Michael de seguro quiere descansar.

    — Está bien, lo haré — Gwyn no quería conducir el vehículo, pero si decía que no eso podría hacer que Michael tuviera una mala impresión de ella, por lo que no tuvo opción.

    […]

    Todos los soldados ya se encontraban en la base de Zenith. Richard ya había conectado a Devlin a una máquina de diagnóstico, no sin antes darle un antibiótico muy potente para combatir lo que sea que hubiera entrado en su cuerpo. Los compañeros de Devlin se mostraban preocupados por lo que dicha máquina pudiera revelar sobre su compañero, principalmente Michael, Julie y Erin. El diagnóstico tardó tiempo en completarse, pero finalmente estaba listo.

    — No tienen que preocuparse — les indicó Richard tranquilizando a los soldados — Devlin no está en peligro. Tardará unas tres horas más en despertar. Sugiero que lo dejemos descansar, pero que algunas personas se queden con él.

    — Yo me quedaré — respondió Erin hablando muy rápido.

    — Y yo también — agregó Julie sorprendida de que Erin haya respondido antes que ella.

    — Avisen si pasa algo raro — ordenó Richard a las dos chicas — El resto venga conmigo a la sala de reuniones. Michael, quiero que me hables sobre el soldado que los atacó.

    El comandante y sus soldados dejaron la sala médica para darle tiempo a que Devlin descanse. Una vez que se encontraban en la sala de comunicaciones, todos pusieron su atención sobre Michael. El soldado trató de recordar perfectamente como era el soldado que había atacado por sorpresa al grupo.

    — Era un chico con pelo marrón muy largo, y era más alto que yo — les dijo Michael hablando de las características más distintivas del agresor — Salió de la nada atacando por sorpresa, y corría demasiado rápido. Parece ser muy fuerte.

    — Solamente fue uno — pensaba Richard en lo que había ocurrido — No sé a cuantos habrá enviado Black Meteor al país, pero enviar a los soldados en caminos separados para cubrir más terreno es algo que se puede esperar de ellos. Fue una suerte de que hagan las cosas de esa forma. Si no hubiera sido uno solo, es probable que tú y Julie fueran inyectados también. No es mortal, pero si quedaban inconscientes, habrían estado a merced de ellos. No podemos tener a muchos soldados de Zenith aquí sin llamar la atención, lo que significa que no puedo pedirle más hombres a Magnus. Tendrán que ir todos juntos en grupo a partir de ahora.

    Los siete soldados que estaban en la sala comprendían la gravedad de la situación. Sabían que eso iba a darle una gran ventaja a sus enemigos de Black Meteor, pero siendo más soldados en un solo lugar le complicaría las cosas a sus enemigos. Michael estaba furioso. Quería encontrarse con el soldado que lo atacó por sorpresa para hacerlo pagar por haber atacado a su familia, pero quería encargarse de él por su cuenta, no recibiendo ayuda de los demás.

    Aun quedaban horas de sol restantes en el día, por lo que Richard les dijo a sus soldados que aprovecharan el tiempo para entrenar y así prepararse para un próximo encuentro con los soldados de Black Meteor. El comandante se retiró a la sala de comunicaciones para contarle a Magnus lo que había ocurrido, y como iban a enfrentarlo, mientras que los demás soldados fueron a entrenar. En camino hasta la sala de entrenamiento, Gwyn se frenó un poco, y detuvo a Michael para hablar con él.

    — Escucha, Michael, quiero que sepas que lamento lo que ocurrió con Devlin — le dijo Gwyn en un tono amable — Si necesitas algo no dudes en pedirlo.

    — Gracias, Gwyn — le respondió Michael muy agradecido con su compañera — No quiero que esto vuelva a ocurrir. Si podemos evitar que se repita, será mucho mejor para todos.

    […]

    Ya había anochecido en el país. Shun se encontraba regresando a la base para informar lo que había averiguado. No tenía ni el más mínimo interés en quedarse conduciendo su motocicleta hasta que fuera la noche, pero creyó que si lo hacía, Morris podría considerarlo como una acción que denotara compromiso en la misión. Tal vez eso le ayudara a sumar puntos para tomar el liderazgo del grupo en las misiones.

    Tras unos diez minutos conduciendo en la oscuridad, el soldado llegó hacia la base y fijó su rumbo hacia el garage donde se guardaban los vehículos. Al llegar vio como la puerta se encontraba abierta, pensando que se trataba de algo raro. Natasha se encontraba esperando a que llegara, y todos los demás vehículos estaban ahí, lo que quería decir que Shun era el último en llegar a ese lugar.

    — ¿Me estabas esperando a mí? — preguntaba Shun algo emocionado de ver a su compañera ahí.

    — Claro que estaba esperando, fueron las órdenes de Morris — le respondió Natasha sonando algo molesta — Cuando alguien llega, debe quedarse en el garage hasta que llegue el siguiente. Estuve esperándote por un largo tiempo, y me aburrí mucho aquí.

    — Quería explorar lo más que pudiera — le contestó Shun diciéndole su excusa — Si queremos ganarle a Zenith, cada punto de ventaja es importante.

    — Debemos ir a informarle a Morris — le respondió Natasha comenzando a caminar hacia el interior del lugar — Cierra el garage.

    — Tal vez ahora podamos tener nuestra pelea — comentaba Shun algo entusiasmado, cerrando la puerta del garage — Si nadie nos interrumpe esta vez.

    — Hoy no, pero no te preocupes, mañana tendrás tu pelea — contestó Natasha.

    Los dos soldados fueron a encontrarse con Morris y con el resto de sus compañeros. Cuando estos llegaron, Morris les pidió que le informaran sobre lo que habían visto en su exploración, para poder comenzar a tener una idea de que cosas podrían encontrarse en el país. El comandante tenía un mapa del país en el que se encontraban, en donde cada soldado remarcó lugares de interés y distancias aproximadas. Shun y Natasha hicieron lo mismo tratando de recordar lo que vieron durante el día.

    Una vez que Morris tenía su mapa algo completo, pasó a darles un anuncio importante.

    — Por lo que ustedes me contaron, parece ser que nadie encontró a ningún soldado de Zenith explorando el lugar — decía Morris a sus soldados — Nadie a excepción de Ace.

    — ¿Te encontraste con enemigo enviado por el Zenith? — preguntó Casey algo intrigada por lo que su compañero había enfrentado.

    — En realidad, fueron tres enemigos — respondió Ace poniéndose serio.

    — ¿Lograste probar la jeringuilla, o te obligaron a huir? — preguntaba Shun en un tono que parecía ser agresivo.

    — La probé después de darle una paliza a los tres — respondió Ace sorprendiendo a todos sus compañeros — Pero pidieron refuerzos, y tuve que escapar.

    — ¿Y cómo eran los soldados? — preguntó Brandon queriendo saber la apariencia de sus enemigos.

    — Eran dos chicos y una chica — les dijo Ace — Los chicos deben ser hermanos gemelos, porque son exactamente iguales, cambiando solo el color de sus cabellos. Inyecté a uno de los chicos, que aparentemente se llama Devlin.

    — Si los médicos que trabajaron en este laboratorio eran competentes, Devlin ya debe estar muerto — comentó Stuart sonriendo de tan solo pensar en eso — Espero poder matar a alguien yo también.

    — Preferiría que todos ustedes dejaran las jeringuillas — dijo Morris generando intriga en sus soldados — Si no funcionan, y luego Zenith nos la quita, podrían buscar la forma de mejorar su contenido. No podemos darle información al enemigo. Las jeringuillas se quedarán aquí hasta que estemos seguros de que son mortales.

    El plan de Morris tenía cierta lógica, puesto a que nadie sabía de que estaba hecha la sustancia que se contenía en las jeringuillas, y desconocían de la cantidad de recursos de la que disponían sus rivales. Si tenían un mejor laboratorio médico y lograban conseguir una jeringuilla, solo les pondría las cosas más complicadas. Morris les informó a los chicos que iba a esperar que Abel enviara los recursos que requerían extraer del país, y en caso de que no estuviera una lista de prioridades definida, al día siguiente iban a tener otra misión de exploración.

    Su comandante se retiró después de que les dio permiso para hacer lo que quisieran, siempre y cuando descansaran como era debido para llevar a cabo la misión del día siguiente, fuera cual fuera. Los soldados estaban a punto de retirarse cuando Natasha decidió desafiar a Ace.

    — Ace, quiero pelear contigo — dijo la chica obteniendo la atención de todos sus compañeros — Si voy a recibir órdenes tuyas, quiero ver si eres más fuerte que yo al menos.

    — Acepto la pelea — respondió Ace sabiendo que de negarse a pelear contra una de sus compañeras no generaría una buena imagen en los demás — Ya vencí a tres soldados el día de hoy. Dos hombres y una mujer. Ampliaré mi racha y equilibraré la balanza.

    Las palabras de Ace entusiasmaron a todos los demás, quienes estaban deseando ver ese combate ya mismo. Shun estaba molesto porque se suponía que él había desafiado a Ace y posteriormente a Natasha, y no había tenido la oportunidad de luchar contra ninguno de ellos. Pero por un lado creyó que sería bueno que esto pasara. Consideró que Ace estaría cansado por luchar contra los tres soldados de Zenith, y que Natasha lo derrotaría, dejándolo en vergüenza.

    Ace y Natasha fueron a ponerse su ropa de entrenamiento, mientras que todos los demás soldados se dirigieron a la sala donde tendrían su combate. Los dos soldados llegaron y tomaron posturas de pelea. Brandon decidió que sería el árbitro para poner las condiciones de victoria y poder decidir quien sería el ganador.

    — Quien logre tirar a su oponente al suelo y evitar que se levante será el ganador — decía Brandon a los peleadores y a los espectadores — Se valen golpes de puño y patadas. Los tacleos y cabezazos no se permiten. Los golpes pueden ser en cualquier parte del cuerpo, excepto en la cabeza y desde la rodilla para abajo. Solo se permiten golpes desde la rodilla para arriba hasta el cuello.

    Las reglas que Brandon había puesto eran bastante justas y terminaron por agradarle a ambos participantes. La pelea finalmente dio inicio ante la impaciencia del resto de sus compañeros.

    Natasha decidió ser la primera en atacar. La chica corrió hasta Ace y trató de golpearlo con una patada en el estómago. Ace esquivó dicha patada dando un salto hacia el suelo. Sin levantar su cuerpo, Ace dirigió una fuerte patada que golpeó a Natasha en la parte derecha de la cintura. El golpe hizo que ella se moviera unos cuantos pasos hacia su izquierda, pero no estuvo ni cerca de tirarla al piso.

    Ace se puso de pie y corrió hacia su oponente. El chico lanzó un golpe de puño que fue bloqueado por Natasha utilizando su codo. La chica trató de aprovechar la corta distancia a la que estaban para darle un puñetazo en el pecho. Ace lo interceptó con su otra mano, para luego tomar un brazo de Natasha con cada una. Separó los brazos de su cuerpo y luego le dio una fuerte patada en el estómago, que derribó a la chica al suelo. Natasha sabía que debía levantarse sin que Ace la detuviera, o perdería el combate. Dio un salto rápido para ponerse de pie, y luego fue corriendo rápidamente hacia Ace, tratando de darle una patada en la costilla.

    Ace le bloqueó el ataque con el brazo. Estaba por sujetarle el tobillo, pero luego recordó que un golpe dado de la rodilla para abajo lo haría perder, por lo que le dio un golpe con la palma de la mano en el cuello a Natasha. Dicho golpe causó algo de dolor en Natasha, quien comenzó a tomarse el cuello con las manos. Ace quería terminar rápido el combate. Le dio un puñetazo en el estómago, que hizo que la chica se inclinara un poco; y luego dio un giro y dirigió una patada fuerte al hombro de Natasha. Su rival cayó al suelo boca abajo, y antes de que se levantara, Ace puso su pie sobre su espalda.

    — La pelea terminó — dijo Brandon luego de ver como Ace evitó que Natasha se levante — Parece que Ace volvió a ganar.

    Todos los demás soldados, excepto Shun, aplaudieron a Ace. Con esta victoria, el hijo de Morris pasaba a sumar cuatro victorias en un solo día. Shun creyó que Natasha tendría oportunidad luego de que Ace ya hubiera luchado antes, pero todo parecía indicar que no era suficiente para vencer al chico. Estaba decidido a enfrentarse a él apenas tuviera la oportunidad.

    Ace le extendió su brazo a Natasha para ayudar a que se levantara del suelo. No estaba muy contenta con su derrota, pero al menos ahora conocía la fuerza del que sería su líder.

    — Está claro que mereces ser el líder — dijo Natasha sonriéndole a su rival — Hacía tiempo que no perdía en una pelea.

    — No te quites el mérito — le contestó Ace tratando de animarla — Él único que me ha ganado en una pelea fue mi padre.

    — Zenith no tiene oportunidad en contra de nosotros — comentó Paul felicitando a Ace — Pero espero que nos dejes algo de diversión a todos los demás.

    — Este tipo se cree mucho solo por ser el hijo de Morris — pensaba Shun para sí mismo, tratando de ocultarlo ante los demás — Yo lo voy a poner en su lugar.

    Tras la pelea, los soldados decidieron que lo mejor sería ponerse a dormir para estar listos para la próxima misión. Habían tenido un día largo, y por lo que sabían, el día de mañana podría ser aun mas agotador.

    […]

    Varios de los soldados de Zenith ya se habían ido a dormir. Iban a necesitar un buen descanso para estar listos para el día siguiente, y después de lo que ocurrió hoy, a todos les haría bien irse a dormir. Michael, Julie, y Erin estaban en la sala médica esperando que Devlin despertara, y no se iban a ir a dormir hasta que eso ocurriera. El hermano de Devlin mostraba algo de curiosidad por el hecho de que Erin estuviera con ellos, y quería saber a que se debía.

    — Dime, Erin, ¿por qué estás tan interesada en Devlin? — preguntaba Michael queriendo averiguarlo.

    — Bueno, la verdad es que… — Erin dudaba un poco sobre que era lo que debía responder — Creo que Devlin me gusta.

    — ¿Te gusta? — preguntaba Michael muy decepcionado de que esa sea la respuesta — Apenas lo conoces.

    — Michael, tú no sabes nada del amor a primera vista — le dijo Julie recordando que Devlin mencionó a Erin en el auto.

    — Por favor, Julie, eso del amor a primera vista no existe — respondió Michael pensando que era una estupidez — Simplemente te pareció lindo cuando lo viste y quieres sacarte las ganas. Eso no es amor, al menos no para mí.

    — ¿Y qué es entonces? — le preguntó Erin queriendo saber lo que Michael pensaba.

    — Yo amo a Devlin y a Julie — le respondió Michael — Son parte de mi familia, crecí con ellos, y ahora son mis compañeros en una misión muy importante. Los quiero a pesar de todos sus defectos. Eso es el amor para mí. Los amo, y si alguien los lastima, me encargaré de que lo paguen muy caro.

    Las palabras de Michael dejaron sin palabras a Julie y a Erin. Ciertamente no compartían el concepto de su compañero, pero estaba claro de que el amor que sentía por sus familiares era muy intenso. El medio de tanto silencio, se podían escuchar unos quejidos. Devlin estaba despertando, y quería empezar a hablar, pero le estaba costando. Sus tres compañeros decidieron continuar en silencio y ver si le pasaba algo más. Finalmente, el chico abrió los ojos y recuperó el estado de conciencia, llevándose una gran sorpresa al ver a sus compañeros en frente suyo.

    — ¿Qué ocurrió? — preguntó Devlin muy confundido.

    — Te trajimos aquí luego de que te desmayaste — le respondió Julie abrazando a su primo, aliviada de que se encuentre bien.

    — ¿Y el tipo que me atacó? — Devlin quería saber que pasó con él.

    — No lo pude atrapar, pero la próxima vez no dejaré que se me escape — respondió Michael estrechando las manos de su hermano — Le voy a enseñar a no dañar a mis familiares.

    — Deja que sea yo quien le de esa lección — le respondió Devlin abrazando a su hermano — ¿Dónde está el resto del equipo?

    — Descansando — le contestó Erin — Mañana vamos a explorar todo lo que no pudimos explorar el día de hoy.

    — ¿Y tú por qué no estás descansando? — le preguntó Devlin algo pensativo.

    — Erin quería asegurarse de que despertaras antes de irse a descansar — le respondió Julie.

    Devlin quedó mudo ante las palabras de su prima. Para él, Erin era una chica muy bonita, y se sentía feliz de ver que ella se interesaba por él. Erin no quiso que Devlin descubiera que él le gustaba un poco, y tampoco quería que Michael le diera otra charla como la anterior, por lo que decidió retirarse a dormir. Devlin se fue a su habitación también, siendo acompañado por Michael y Julie, para asegurarse de no tener una recaída. Después de estar varias horas inconsciente, aun se sentía cansado.

    […]

    Al día siguiente, tres automóviles salieron desde la base de Zenith para dirigirse de nuevo hacia el distrito de minería. Durante la noche, Magnus le entregó a Richard una lista con los recursos que requerían, y había varios metales entre ellos. Sabiendo de la existencia de una zona minera en el lugar, decidieron que irían hacia ese lugar listos para extraer todo lo que requerían, rogando que se encontrara en ese lugar. Devlin se encontraba en buenas condiciones para participar en la misión. La sustancia que contenía dicha jeringuilla solamente debilitó su cuerpo temporalmente y no se registraban rastros de la misma presentes en el cuerpo, ni tampoco secuelas que pudieran afectarlo durante la misión.

    Los nueve soldados llegaron hasta el lugar, pero decidieron no entrar por la parte por la que habían entrado anteriormente. Los primeros edificios no tenían más que escritorios, herramientas, y vestimenta para trabajar en ese lugar, lo que quería decir que aquellos edificios con las explotaciones debían encontrarse más adentro. Para no perder el tiempo, decidieron rodear el distrito y ver si había alguna forma de entrar por otro lado. Tras unos minutos, vieron que había una zona de dicho lugar por la cual podían pasar. Los meteoritos de la gran catástrofe claramente habían impactado en esa zona, dañando gran parte de edificios además de los muros de seguridad.

    Los chicos bajaron de los automóviles y se disponían a entrar cuando escucharon un ruido de vehículos aproximándose a ellos.

    — ¿Qué es eso? — preguntaba Agustina tratando de ver a lo lejos.

    — Ese es el ruido de varios motores — le respondió Thomas escuchando el ruido — Vienen hasta nosotros.

    Los soldados novatos del Zenith estaban preocupados por quienes podrían acercarse a ellos, pero no harían a tiempo hasta subirse a los vehículos y escapar sin que los vieran, por lo que tendrían que quedarse a charlar con ellos. Los vehículos finalmente estuvieron a la vista de ellos, y lograron distinguir que eran motocicletas, unas nueve en total y todas se dirigían hacia su posición.

    — ¿Serán habitantes del país? — preguntó Zoey.

    — No lo creo — le respondió Michael en un tono serio — Prepárense para luchar.

    Un minuto después de que Michael diera aquella advertencia, las motos llegaron hasta ellos. Estas estaban conducidas por nueve chicos, seis varones y tres mujeres, y cada uno de ellos llevaba un uniforme correspondiente a Black Meteor, con sus colores negro y rojo. Los soldados rivales detuvieron sus motos, y vieron en frente de ellos a otros nueve soldados utilizando los uniformes del Zenith con el color blanco y azul claro.

    Sus rivales estaban justo frente a ellos, en el mismo lugar que se les había sido asignado ir. Los miembros de Black Meteor bajaron de sus motos sabiendo que iban a tener que enfrentarse a ellos.
     
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    Crofts

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    Bueno esta es mi primera critica así que tal vez no sea muy buena, me leí los 2 primeros capítulos que eran la introducción, el tema de la guerra me parece curioso, especialmente el hecho de que la guerra parece que no va a tener fin y la unificación de los países, creo que lo de las armas biológicas pega bien con la época y el género de a historia.

    El tema de los meteoritos me parece una idea que al menos todos una vez hemos tenido en la cabeza, nos hemos preguntado que pasaría si eso sucediera y tú lo pusiste de una manera que no había visto antes, los meteoritos chocan con el planeta pero no lo destruye completamente y de paso mutando geneticamente a los humanos haciéndolos inmunes a las enfermedades y haciéndolos más resistentes al daño físico, aunque lo hayas hecho con el tema de la radiación que normalmente da esos dones lo hiciste bastante bien y original para mi.

    Cuando los lideres anuncian los meteoritos a los ciudadanos y estos creen que es una mentira me hace tener una idea de como es el mundo, un lugar bastante violento y lleno de mentiras.

    En la parte que Abel y Magnus empiezan a hablar de un tratado de paz me pareció algo obvio que no llegarían a un acuerdo por el hecho de que desde el principio la historia se basaba en la guerra, ambos lideres a mi parecer quieren lo mejor para su gente pero los tratos que se proponen no es del agrado de uno pero si del otro haciéndome creer que habrá una guerra entre ambos bandos.

    En cuanto a las descripciones físicas del rostro de los personajes principales me parece que le faltan algunas cosas por describir como el tamaño o el color de sus ojos por dar un ejemplo, desde mi punto de vista me parece importante dar una característica resaltante a los personajes principales para poder tener una idea clara de como son y poder diferenciarlos de otros. Por otro lado no me parece necesario describir mucho a los secundarios como en el caso de los presidentes del principio.

    Por ahora solo me he leído esos 2 capítulos y me han parecido interesantes, voy a seguir leyendo la historia para ver como se desarrolla ya que me gusta la idea principal de ella.
     
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    Me alegra que te vaya gustando la historia. No te diría que esperes una guerra a grandes proporciones, porque quedarías decepcionado. La trama principal de la historia tratará sobre un conflicto más que una guerra. Cuando leas los capítulos 3 y 4 te darás cuenta de por qué no habrá una guerra así entre ambas partes. Lo que sí te prometo es que habrá varios enfrenamientos entre ambos, de hecho, esa es la razón del título.

    Yo no soy de hacer eso. No suelo darle demasiadas características a los personajes, para que de esa forma el lector se los imagine como quiere. Las características que mencioné de Abel y Magnus fue para que las personas los imaginaran a su gusto, pero considerando las características puestas (como la musculatura, la altura, el color de los cabellos) como obligatorias. A mí me gusta hacer las cosas así, que cada uno se imagine a los personajes como más les guste. En casi todas mis historias es igual, solo que en esta les puse algunas características que quiero que tengan y que todos imaginen.

    Como dices, los personajes secundarios no requieren de una descripción, sobre todo porque todos ellos murieron en la catástrofe. Espero que los capítulos siguientes también sean de tu agrado. En el 3 y el 4 presentaré a los personajes que protagonizarán el resto de la historia, y a partir del 5 comienza el conflicto que le da el título. Aviso que los capítulos serán más extensos a partir del número 5. Gracias por comentar.
     
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    Crofts

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    Ya me leí los otros 2 capítulos que seguían, me pareció que los 2 países se parecen bastante en cuanto a lo militar ya que no se ha hablado mucho de las otras cosas, pero en cierto modo son diferentes también ya que uno tiene bases acuáticas y el otro aéreas.

    Me pareció curioso el hecho que la base de Black meteor estuviera en un meteorito que cayó al mar, y el hecho de que ambos países tuvieran la misma idea de ir al espacio antes que el otro me recordó a la guerra fría.

    En cuanto a los equipos me gusta la idea de usar personas para infiltrarse y robar recursos para ir al espacio, creo que en un futuro los equipos se van a encontrar y lucharan entre ellos en una misión en la tierra, o tal vez la pelea sea en el espacio.

    Me seguiré leyendo los otros capítulos pero eso tal vez sea mañana, ya que hace tiempo que no escribo un capitulo nuevo en las crónicas de Xenus, pero ten por hecho que voy a estar leyendo.
     
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    De ahí les viene su nombre XD.

    No había pensado en eso, pero ahora que lo mencionas tiene sentido. Han pasado años desde que tuve historia por última vez, y no lo recordaba. Mentiría si te dijera que me basé en eso porque solo es casualidad.

    Te diría algo al respecto sobre tu teoría del enfrentamiento de los dos equipos, pero para no hacer spoilers mejor no lo revelaré. Los próximos dos capítulos y el siguiente que será publicado te darán una idea sobre eso. Gracias por el comentario.
     
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    Ya me leí el resto de los capítulos y debe decir que los de Black Meteor parecen de esos pandilleros que andan en moto buscando problemas, lo digo por la actitud de ellos y obviamente por las motos.

    Creo que los de Black Meteor son mejores soldados que los de Zenith, lo digo por su forma de ser, siempre entrenado y peleando, pero creo que están menos unidos, trabajan en solitario.

    En cambio los de Zenith trabajan en equipo, salen a explorar en grupos y eso les puede dar una ventaja, su actitud es algo más amistosa que los de Black Meteor y se apoyan unos a otros, como cuando Devlin estuvo inconsciente, su hermano, su prima y Erin se quedaron a cuidarlo.

    Quiero ver que pasara en la próxima batalla, creo que habrán unos cuantos heridos y tal vez un muerto, solo digo.
     
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  17. Threadmarks: Primer encuentro - Parte 2
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
    Palabras:
    5230
    Ya está lista para ser publicada la segunda parte del capítulo. No estaba en mis planes dividirlo, pero como pueden ver, este y el anterior tienen casi la misma extensión. De haberlo dejado como uno solo habría quedado un capítulo muy largo de aproximadamente 10000 palabras y no es que yo quiera eso tan temprano en la historia (solo asustaría a los lectores si eso pasara).

    Espero que les guste. Dos cosas a tener en cuenta. La primera: Cuando la letra esté en cursiva quiere decir que esa parte se trata de un flashback. Es mi manera de diferenciar eventos actuales de eventos pasados. Yo no utilizo flashforwards así que quédense tranquilos. Todo lo que se ve en cursiva se trata de algo que aconteció en el pasado. La segunda: algunos eventos que se narran transcurren al mismo tiempo, pero que se me hace imposible narrarlos en simultáneo. No voy a poner a cada rato "mientras ocurría tal acontecimiento, estaba pasando otro". Cuando lean se darán cuenta de a que me refiero.

    Dejaré el capítulo.


    Primer encuentro – Parte 2:


    Ya había amanecido en el país, y Morris reunió a todos sus soldados en el garaje de su base para que pudieran salir una vez que terminara de darles un anuncio importante. Los nueve habían descansado muy bien en la noche, y estaban listos para llevar su misión a cabo. El comandante tomó una lista en donde había tres cosas anotadas.

    Abel ya me envió lo que necesitamos — les informaba Morris — Aquí están listados tres metales muy comunes que se extraen de las minerías: platine, un metal muy resistente a la vez que es ligero. Esderio, un material liviano utilizado para construir sistemas de comunicaciones más eficientes. Y el último es oro. Ese metal se usará para hacer compras a otros países, y no será destinado a la construcción de las naves.

    ¿Qué clase de compras tiene pensado hacer Abel? — preguntó Geoff.

    Hay países con recursos como este, pero su extensión no es muy grande — le contestó Morris — Infiltrarnos como estamos haciendo aquí será imposible. Por eso requerimos del oro.

    Los nueve soldados ya estaban al tanto de lo que requerían, aun así, Morris decidió darles la hoja con la lista, que no solo mostraba el nombre, sino también la apariencia de los metales y sus características generales. Así se asegurarían de extraer todo lo que fuera correcto. Morris le entregó la hoja a su hijo Ace, dando a entender que él iba a ser el líder de la misión de hoy, cosa que no sería un secreto para nadie.

    Abel y Black Meteor confían en ti, Ace — le dijo Morris tratando de inspirarle confianza a su hijo — Demuéstrales que su voto de confianza está justificado.

    Lo haré, padre — le respondió Ace muy contento de las palabras de ánimo que recibía — Te haré sentir orgulloso de mí.

    Yo ya estoy orgulloso de ti, hijo — le respondió Morris sabiendo que su hijo no tendría ningún problema con la misión.

    ¿Qué haremos si nos encontramos con algún soldado de Zenith? — preguntó Stuart muy ansioso por que las cosas no fueran demasiado fáciles.

    Los quitan del camino — contestó el comandante al soldado — Estoy seguro de que volverán a la minería para seguir explorando. Sé que van a estar ahí. Busquen la forma y desháganse de ellos.

    A Stuart le agradaban esas palabras. Moría de ganas por pelear en contra de sus enemigos y poner a prueba sus habilidades. Shun también esperaba lo mismo, pero en su caso, él quería mostrarle a sus compañeros que podría luchar mejor que Ace. El resto de soldados esperaba que Zenith no se presentara, para que así la misión fuera más sencilla, pero si pelear era necesario, lo harían.

    Una vez que todos estuvieron listos, cada uno puso una moto en marcha para dirigirse hacia la explotación minera. Ace iba al frente en un principio, pero luego todos se pusieron en la misma línea, algo que no sería muy recomendable si querían guardar discreción en un país vecino, pero como no habían encontrado a nadie del país en el tiempo que estuvieron explorando.

    Nadie decía una sola palabra en el camino. Todos estaban concentrados en la extracción de los recursos, pensando si los encontrarían o no en esa minería. Cuando se estaban acercando, se podía ver algo a la distancia.

    ¿Qué es eso? — preguntaba Brandon tratando de hacer un esfuerzo para poder ver bien a lo lejos.

    Todos levantaron la vista y podían ver como había algo de movimiento cerca de la explotación minera. No se podía distinguir que era exactamente desde donde estaban ellos, pero sí se veía movimiento allí. De pronto, los objetos que se movían se quedaron quietos. Ace tuvo una corazonada.

    Creo que nuestros amigos de Zenith llegaron antes que nosotros — les dijo el líder en esta misión.

    Condujeron sus motos hacia ellos, y cuando estuvieron a una distancia cercana pudieron ver a nueve chicos y tres vehículos grandes que se encontraban a punto de entrar a la minería. Frenaron las motos y bajaron de las mismas, sabiendo que tendrían que luchar en contra de ellos si querían llevarse los recursos que necesitaban.

    […]

    Los soldados de Zenith y de Black Meteor se miraban fijamente. Nueve soldados llevando cada uno el uniforme correspondiente a su organización. Sus números estaban parejos, y no había nadie que no miraba atentamente a los enemigos. A pesar de que cada equipo esperaría comenzar a pelear en un instante, todos se quedaron callados por un minuto completo. Todos trataban de analizar detalladamente a sus adversarios antes de comenzar cualquier tipo de ataque. Thomas decidió romper el hielo.

    — Que curioso — mencionaba el soldado de Zenith mirando los uniformes de sus enemigos — Se hacen llamar Black Meteor, pero el círculo de su traje que representa a dicho meteoro es de color rojo en vez de negro. No sirven ni siquiera para hacer un uniforme.

    — ¡Cállate, estúpido! — le gritó Stuart muy enojado con ese comentario — ¡Nuestro uniforme es mejor que el suyo!

    — Guarda la calma, Stuart — le dijo Paul tranquilizando a su compañero — No debes perder el control por un comentario como ese, pero admito que los soldados de Zenith son muy entrometidos. Se han metido a este país para saquear sus recursos.

    — Al igual que ustedes — le respondió Agustina en un tono serio — No entiendo como nos critican si están haciendo lo mismo que nosotros.

    — Ustedes han estado haciendo esto durante toda su historia, incluso antes de la catástrofe — contestó Grace — Nos han quitado la mayoría de nuestros recursos. No tuvimos otra opción.

    — Eso es mentira, tuvieron una opción — le respondió Michael — Nuestro líder y el suyo se reunieron para un acuerdo de paz. Y él lo rechazó.

    — Ese acuerdo era una mierda — le contestó Brandon empezando a molestarse — Ustedes le robaron todo lo que pudieron de nuestro país, y esa unificación era la excusa perfecta para no devolverlo nunca. Siento asco de ustedes con solo verlos, pero no me sorprende que estén aquí.

    — Todo indica que vamos a tener que eliminarlos si es que queremos trabajar sin que nos molesten — agregaba Ace, ante la mirada de todos los soldados.

    Devlin miró con un gran resentimiento a aquel soldado que habló al final. Lo había reconocido a él como el que le inyectó el contenido de aquella jeringuilla en su cuerpo en un intento de matarlo, y ahora quería hacerlo pagar por eso. Ace por su parte, no le prestó atención a él, dado a que estaba observando atentamente al resto de soldados.

    Eran nueve contra nueve, lo que significaría que cada uno de ellos podría tener una lucha uno versus uno. Aunque estaba claro que se ayudarían mutuamente durante la batalla en caso de que lo necesitemos. Ace dio la orden de ataque a su equipo, dado a que se trataba del líder en el campo.

    — ¡Mátenlos! — gritó el líder a sus compañeros.

    Aquel grito tomó por sorpresa a los soldados de Zenith, quienes estaban muy confundidos por el hecho de que uno de ellos tuviera autoridad sobre todos los demás. Cada soldado de Black Meteor comenzó a correr hacia uno diferente del Zenith, quienes tomaron posturas de defensa.

    Ace originalmente corría hacia Michael, pero su hermano Devlin se puso en el camino para frenar su avance. Devlin le lanzó un puñetazo que Ace esquivó moviendo su cuerpo sin retroceder. Cuando estuvo frente a frente con el enemigo lo reconoció.

    — Tú debes ser Devlin — le decía en un tono de burla — Quiere decir que las jeringuillas no sirven para nada.

    — Eres un maldito — contestó Devlin muy enojado con el soldado, recordando como se sintió tras recibir el pinchazo — Te voy a hacer desear que aquella sustancia me hubiera matado.

    — Entonces, hazlo — le respondió Ace provocando a su enemigo.

    Devlin quiso dar otro puñetazo a su enemigo, el cual se encontró en contra del puño de este. Ambos sintieron un ligero dolor en los nudillos tras el golpe, pero continuaron con la pelea. Ace quiso darle una patada en el cuello para tirarlo al piso, acto que Devlin esquivó agachándose. Rápidamente, Devlin pateó las piernas de Ace desde el suelo, provocando que el soldado perdiera el equilibrio y cayera al mismo, levantándose un segundo después con un ágil movimiento de manos y piernas. Antes de que Devlin pudiera dar otro ataque, Ace le dio un puñetazo fuerte en el estómago, que el soldado resistió a pesar de que se movió unos metros para atrás.

    Ace corrió hacia él iniciando una lluvia de golpes de puño dirigidos a la cabeza del rival, quien los bloqueaba todos utilizando sus brazos, aunque no tenía tiempo ni espacio suficiente para realizar un ataque propio. Ace pronto decidió engañar a su enemigo, y cuando este le puso los brazos para bloquear los ataques, el hijo de Morris abrió sus manos y las usó para atrapar a Devlin. El soldado de Zenith quería aprovechar eso como ventaja, por lo que separó sus brazos para poder darle una patada a Ace. Aunque las cosas no salieron como quería. El soldado de Black Meteor se adelantó a su movimiento y fue el primero en lanzar una rápida y potente patada que le dio a Devlin en el estómago, y sin soltar sus brazos, se impulsó con las piernas para darle un rodillazo aun más fuerte en la mandíbula que terminó derribando a Devlin al suelo.

    Shun fue por el soldado al que Ace quería originalmente, que había sido Michael. El mellizo decidió esperar a que su rival atacara primero y defenderse como pudiera. Shun quiso lanzarle un golpe de puño en la cara a Michael, quien rápidamente movió su mano derecha para interceptarlo, tomando a su enemigo de la muñeca. Con su mano izquierda, le dio un puñetazo en la cara que confundió un poco a Shun. Sin soltar a su enemigo, Michael movió su mano para acercarlo hasta él, y luego le dio una patada en el pecho que lo terminó tirando al suelo.

    Shun parecía estar indefenso, por lo que Michael quería aprovecharse de eso para ganar su pelea e ir a ayudar a alguien más. Michael corrió hacia él. Shun lo vio y decidió aprovechar que estaba en el suelo para poner a su rival a su nivel. El soldado de Black Meteor esperó a que su enemigo estuviera lo suficientemente cerca, para luego usar sus dos brazos como soporte y darle una doble patada con ambos pies a la pierna de Michael, quien cayó adolorido boca abajo al suelo dado a que se encontraba en carrera. Shun se levantó del suelo y le dio una patada en la espalda a Michael. Su siguiente movimiento fue un rodillazo en el mismo lugar, que causó un poco de daño e hizo que este gritara de dolor. Michael actuó rápido y antes de que Shun realizara otro ataque sobre él, movió su brazo hacia atrás para darle un codazo en la nariz a su enemigo.

    Cuando Michael iba a levantarse, Shun se tiró sobre él para evitar que se pusiera de pie, y luego comenzó a golpearlo repetitivamente en la cabeza primero con ambos puños, uno tras otro. Tras recibir varios golpes, Michael puso sus brazos para cubrirse la cabeza, y luego flexionó sus piernas para darle una patada a Shun para poder quitárselo de encima.

    Paul se dirigió hacia Thomas, tratando de darle un puñetazo en la cabeza. Thomas fue rápido y se lo bloqueó, pero su enemigo lanzó otro ataque igual con la otra mano. El golpe hizo que el soldado de Zenith se moviera un poco hacia atrás, pero lo resistió como pudo. Paul atacó nuevamente, y Thomas decidió que en vez de bloquearlo iba a esquivarlo. Se agachó rápidamente y dirigió un rodillazo al estómago de su enemigo, quien terminó inclinándose un poco por el dolor. Thomas levantó su brazo izquierdo y lo puso alrededor del cuello de Paul. Con su brazo derecho, comenzó a lanzar puñetazos rápidos pero fuertes hacia el costado izquierdo de Paul.

    El soldado de Black Meteor quería soltarse de su enemigo moviendo sus piernas, pero Thomas lo tenía muy bien agarrado y no parecía que lo soltaría. Paul no tuvo otra opción que usar sus piernas de otra forma. Comenzó a patear a Thomas en el tobillo con poca fuerza, dado a que no podía tomar demasiado impulso para eso, pero con cinco patadas, causó que su rival pierda el equilibrio. Thomas no soltó en ningún momento a Paul, por lo que ambos cayeron juntos al suelo. Paul estaba algo adolorido intentando levantarse del suelo, pero no fue capaz de conseguirlo puesto a que Thomas le dio una patada muy fuerte en la cara, provocando que Paul quedara en el piso, además de sacarle sangre de la nariz.

    Thomas se acercó para darle otro golpe, pero Paul decidió esquivarlo como pudo y alejarse de él en lugar de seguir con la pelea. Thomas veía a Paul retrocediendo y quitándose la sangre de la nariz con su ropa, por lo que creyó que no tendría que preocuparse por él por más tiempo. El soldado de Zenith tomó un poco de aire y luego levantó la vista para ver si alguno de sus compañeros necesitaba ayuda.

    Harold sentía un poco de miedo cuando tuvo a Brandon al frente de él. Brandon era el soldado con mayor musculatura de Black Meteor en ese momento, y de todos los soldados de Zenith, él era el menos musculoso de todos. Todo esto, sumado a que Brandon era más alto que él lo intimidaba un poco.

    — Vamos, Harold, tú eras el mejor de tu escuela — pensaba el chico para sí mismo tratando de darse ánimos para pelear — Puedes derrotarlo. Solo no dejes que su tamaño te…

    Pero antes de poder continuar con su tren de pensamientos, recibió un durísimo golpe en el estómago de parte de su enemigo. Harold puso su mano izquierda para sujetarse el estómago, mientras se esforzaba por no caer de rodillas. Brandon lo veía y empezó a reírse de él.

    — Eres patético — le dijo corriendo hacia él — ¡Ese ni era mi mejor ataque!

    Brandon le dio una fuerte patada en la cabeza a Harold, quien no pudo esquivarla y terminó cayendo al suelo y rodando varios metros por el golpe tan fuerte que había recibido. Estaba muy aturdido tras una patada tan fuerte como esa. Quería levantarse, pero le dificultaba mucho ponerse de pie. Brandon lo veía intentando pararse para defenderse, y creyó que no sería una molestia demasiado grande para él.

    — Bueno, esa patada sí fue mi ataque más fuerte — le decía Brandon a Harold que no podía ponerse de pie — Pero aún así, no has durado mucho.

    Brandon le dio una patada en el estómago a Harold, que terminó quedando boca arriba y con un fuerte dolor físico en el estómago y en la cabeza. Brandon sabía que lo mejor sería ayudar a alguno de sus compañeros y luego de que todos los soldados de Zenith estuvieran derrotados, eliminarlos.

    Julie estaba luchando contra Natasha. Quería terminar rápido con su rival para luego poder ayudar a sus primos y al resto de sus compañeros. Las dos chicas se atacaban con puñetazos que no podían impactar con su objetivo dado a que solo terminaban siendo bloqueados. Julie veía que no iba a llegar a ningún lado si seguía así, por lo que decidió esperar a su rival para luego atacarla por sorpresa. Cuando Natasha la atacó con un golpe de puño, Julie lo esquivó y corrió rápidamente hasta estar por detrás de ella. La soldado de Zenith dio un giro rápido y golpeó con un rodillazo en la espalda a Natasha, quien había sido empujada unos metros más adelante.

    Natasha se dio vuelta para devolverle el golpe, pero terminó recibiendo una patada de Julie en el hombro. Julie seguía atacando con patadas a Natasha, quien, para no arriesgarse a sufrir más daños, las esquivaba retrocediendo unos pasos. La soldado de Black Meteor pensó que si seguía así, Julie iba a terminar derrotándola, hasta que recordó los movimientos que Ace realizó en su lucha contra ella el día anterior. Sabiendo que era mejor intentar eso antes que arriesgarse a ser derrotada, cuando Julie la atacó con una patada, Natasha puso su brazo para bloquear el ataque. El golpe le dolió un poco, pero eso no impidió que luego der recibirlo, tomara la pierna de Julie con su mano.

    Antes de que Julie pudiera echarse hacia atrás, Natasha le dio un puñetazo en el cuello a Julie, seguido de otro puñetazo aun más fuerte. Soltó a la chica de Zenith, quien retrocedió un poco tomándose el cuello por el dolor del golpe. Natasha atacó rápidamente dándole dos rodillazos rápidos en el estómago a su enemiga, quien estaba sufriendo un dolor fuerte por los golpes. Viendo eso, creyó que tendría la pelea ganada, por lo que le dio una fuerte patada en la cabeza que tiró a Julie al piso. Ella no se levantaba, y solo se retorcía por el dolor que sentía. Natasha fue a ayudar a alguno de sus compañeros a pelear.

    Stuart y Geoff luchaban en equipo en contra de Zoey y Agustina. Las chicas de Zenith consideraron que una lucha en equipo iba a ser mucho mejor que simplemente luchar cada una por su lado, dado a que no podrían ayudarse mutuamente en caso de necesitarlo; y los soldados de Black Meteor decidieron actuar de la misma forma. Stuart simplemente quería derrotarlas, por lo que no pensaba sus ataques detenidamente, solo corría hacia ellas intentando golpearlas. Zoey y Agustina esquivaron el ataque y luego decidieron atacarlo al mismo tiempo, dándole cada una de ellas un rodillazo en la espalda y otro en el estómago. Stuart sintió un fuerte dolor en la zona donde fue golpeado, lo que provocó que se enfureciera un poco.

    Aprovechando la corta distancia que había entre sus enemigas y él, le dio un codazo muy fuerte en la mandíbula a cada una de ellas. Las dos chicas terminaron retrocediendo unos pasos, para luego tomar distancia de su enemigo. Zoey iba a atacar a Stuart, sin embargo, terminó siendo golpeada por Geoff quien la atacó por sorpresa dándole una patada en la cabeza que la tiró al suelo. Agustina quería ir en su ayuda, pero primero debería superar a Stuart. La soldado de Zenith quiso darle un golpe de puño, el cual terminó siendo bloqueado por el soldado de Black Meteor. Stuart realizó el mismo ataque que ella pero con más velocidad, logrando acertar un fuerte golpe en la cabeza de su rival. Antes de que esta pudiera reponerse, Stuart comenzó a golpearla una y otra vez con sus puños. Agustina soportaba el daño de los golpes, hasta que ya no pudo y terminó cayendo al suelo. Stuart sonreía mientras veía a su enemiga en el suelo. Se acercó a ella y comenzó a patearla en el estómago una y otra vez, siendo cada patada más dolorosa que la anterior.

    Zoey bloqueó un puñetazo de Geoff para después darle un golpe en el estómago que hizo que su enemigo se sujetara la zona estomacal por el leve dolor que sentía. Cuando vio que su compañera necesitaba ayuda, pasó al costado de Geoff para ir a ayudarla; sin embargo, este último aun no estaba derrotado. Antes de que Zoey se acercara, Geoff la tomó del brazo y comenzó a torcérselo con una mano mientras que con la otra le daba golpes en el cuello. Zoey terminó cayendo al suelo, situación que Geoff aprovechó para seguir golpeándola.

    Erin luchaba en contra de Casey mientras que Gwyn luchaba contra Grace. Las cuatro chicas luchaban de forma separada, a diferencia de sus anteriores compañeros que habían hecho equipo para las batallas. Erin tenía la pelea contra Casey controlada. La soldado de Black Meteor sentía algo de miedo al tener que luchar contra la de Zenith. Cuando estaba en la escuela había mostrado los mejores desempeños en la lucha contra sus compañeros, pero ahora parecía que algo la estaba deteniendo. Erin atacaba con combinaciones de golpes y patadas que Casey no se molestaba en bloquear, como si tener que luchar en contra de sus enemigos la asustara demasiado. Erin logró derribar a su rival al suelo, y se disponía a terminar con ella, pero decidió dejarlo para otro momento al ver que no se levantaba del suelo. Sabía que no iba a causar ninguna especie de daño a ella o a sus compañeros, por lo que decidió dejar la batalla para ir a ayudar a Gwyn, que se encontraba más cerca.

    Gwyn y Grace luchaban casi al mismo nivel. Ambas chicas intercambiaban golpes y patadas sin poder derribar a la otra, y ambas estaban experimentando algo de cansancio, lo que significaría que la pelea entre ambas terminaría pronto. Grace le dio un golpe a Gwyn que la hizo retroceder unos pasos, y estaba a punto de volver a golpearla cuando fue sujetada de los brazos por Erin. La chica de Zenith la tomó por sorpresa, y no tenía forma de soltarse, ventaja que fue aprovechada por Gwyn. Esta última se acercó y empezó a golpearle el estómago y el pecho con los codos, provocando que Grace gritara de dolor y terminara cayendo al piso sin fuerzas para defenderse.

    — Gracias por la ayuda — le dijo Gwyn sonriéndole a su amiga.

    — No hay problema — le contestó Erin con el mismo gesto — Veamos si alguien más necesita ayuda.

    Las dos chicas levantaron la vista para buscar a sus compañeros, aunque Erin buscaba a Devlin mientras que Gwyn trataba de encontrar a Michael. Erin logró observar como Ace había derribado a Devlin con una fuerte patada en la cabeza, y el chico no tenía fuerzas suficientes como para poder levantarse. Erin lo vio y decidió correr hacia él para ayudarle.

    — ¿No me ibas a hacer pagar por lo que te hice? — le preguntaba Ace con sarcasmo ante un Devlin que no parecía que fuera a levantarse.

    — ¡Ace, cuidado! — le gritó Natasha como advertencia a su compañero.

    Ace escuchó el grito de su compañera y veía como Erin se acercaba corriendo hacia él muy rápido. Ace se asustó cuando la vio puesto a que ya se encontraba algo cansado por pelear con Devlin, y su rival parecía tener mucha energía por la velocidad que tenía. Pero antes de que Erin lograra alcanzarlo, Natasha la alcanzó corriendo desde su costado, dándole un fuerte rodillazo debajo de la costilla izquierda. La fuerza del golpe derribó a Erin al suelo, y también le causó un poco de daño a la rodilla de Natasha. La soldado de Black Meteor se acercó hacia Erin para evitar que se levantara.

    — Gracias por eso — le dijo Ace apreciando la ayuda de Natasha.

    — No tienes que agradecérmelo — le respondió la chica reteniendo a su enemiga en el suelo.

    Gwyn dejó de buscar a Michael cuando vio como Erin había sido atacada por sorpresa por Natasha. Estaba por ir en su ayuda cuando sintió un fuerte rodillazo en la espalda que la tiró al suelo. Antes de poder levantarse, recibió una patada que la hizo quedar boca arriba. Stuart la atacó por sorpresa, y acto seguido comenzó a pisarle el cuello, provocando que Gwyn tuviera problemas para respirar.

    — No me gusta lastimar a las mujeres — le decía Stuart comenzando a pisar con más fuerza — Pero me encanta lastimar a los soldados de Zenith.

    Después de haber derrotado a Paul, Thomas levantó la vista para ver si alguien se encontraba en dificultades, y lo primero que vio fue a un enemigo lastimando a Gwyn.

    — ¡Gwyn, ya voy! — le gritó Thomas acercándose hacia Stuart.

    El soldado de Black Meteor estaba tan distraído disfrutando del dolor que le estaba causando a Gwyn que no fue capaz de ver que Thomas se le acercaba a él. Thomas corrió con un gran impulso, dio un salto y le dio un fuerte golpe en la cabeza con la rodilla a su enemigo, provocando que este cayera unos metros hacia atrás y hacia el suelo. Gwyn estaba bien, pero se encontraba tosiendo por las pisadas que recibió en el cuello.

    — ¡Gwyn, resiste, yo me encargaré de él! — exclamaba Thomas viendo como su compañera se sujetaba el cuello — ¡Pedazo de mierda, ¿cómo te atreves a lastimarla así?!

    Stuart se ponía de pie con dificultad, pero había escuchado las palabras que Thomas le había dirigido.

    — Tú vas a ser el siguiente — le respondió el soldado de Black Meteor.

    Stuart corrió para atacarlo. Quiso darle un golpe similar al que había recibido, y Thomas se dio cuenta de eso. El soldado de Zenith esperó hasta el último minuto, y cuando iba a recibir el ataque, se tiró al suelo para esquivarlo. Antes de que Stuart pudiera hacer algo más, Thomas unió los dedos de sus manos y le dio un fuerte golpe en la nuca a su enemigo, quien cayó al suelo inconsciente.

    Thomas no quería dejar que Stuart quedara vivo luego de lo que le hizo a Gwyn, por lo que se acercó a él para matarlo a golpes. Pero antes de que pudiera realizar un simple ataque, recibió un codazo de Brandon. El soldado de Black Meteor decidió irse a pelear contra él después de haber terminado con Harold.

    — ¡Maldito gorila! — le gritó Thomas al ver la musculatura de su atacante — ¡Esta pelea no es tuya!

    — Lo es ahora — le respondió Brandon corriendo hacia él.

    Brandon se acercó hacia Thomas y le dio un fuerte golpe en la cabeza. El soldado de Zenith le respondió dándole un golpe similar, pero el daño que le causó no fue el mismo. Tras su pelea con Paul, y los dos golpes que ya había recibido de Brandon, se encontraba muy cansado. Brandon solo tuvo que darle un golpe más para tirarlo al piso. Thomas no quedó inconsciente, pero ya no podría seguir luchando contra él, por lo que tomó distancia de su enemigo.

    Michael sujetó a Shun del cuello ejerciendo una fuerte presión con sus manos, para luego darle un rodillazo en el estómago que dejó a su enemigo de rodillas a sus pies. Con esa ventaja, Michael le dio un codazo en la cabeza a Shun, tan fuerte que lo dejó inconsciente. Había conseguido vencer a su enemigo, pero la pelea lo dejó muy cansado.

    Al levantar la vista para buscar al resto de sus compañeros, Michael recibió una patada en la espalda por parte de Ace, al igual que la que había recibido al día anterior. El soldado de Zenith quería tener revancha en contra de él luego de haber terminado encerrado en aquel armario, pero cuando se puso de pie vio a Ace junto con Natasha acercándose a él. Con el cansancio de la pelea contra Shun, supo que no podría vencerlos a ambos. Michael retrocedió para ver como todos sus compañeros ya habían sido derrotados en batalla, mientras que había cuatro soldados de Black Meteor que aun seguían en pie.

    — ¡Tenemos que retirarnos! — gritó Michael a todos sus compañeros al ver que ninguno se encontraba inconsciente.

    — ¡No podemos irnos así nada más! — le gritaba Julie levantándose tras haber sido derrotada por Natasha.

    — ¡Si no lo hacemos nos van a matar! — advertía Michael — ¡A los vehículos, ahora!

    Los nueve soldados de Zenith se pusieron de pie de la forma que pudieron, y algunos ayudaron a sus compañeros a llegar a los autos. Ace no quería permitir que escaparan, pero a pesar del daño que les habían hecho, ellos aun tenían a nueve de sus soldados de pie, mientras que a él solo lo acompañaban Natasha, Brandon, y Geoff.

    — Los mataremos en otra ocasión — indicaba Ace a los suyos que aun estaban en condiciones de pelear — Déjenlos ir por ahora. Ya les demostramos que somos superiores, y además, tenemos los metales para nosotros.

    Tras escuchar esas palabras, los soldados de Zenith subieron a sus vehículos sabiendo que no iban a ser seguidos por sus enemigos hasta su base; pero teniendo en mente que el día de hoy habían perdido en contra de Black Meteor. Los tres vehículos se alejaron de la explotación minera, dejando todo lo que se pudiera encontrar allí a sus enemigos.

    Ace, Natasha, Brandon, y Geoff esperaron a que sus compañeros se recuperaran y se pusieran de pie para poder entrar a robar lo que Morris les había pedido.

    — ¿Qué ocurrió? — preguntó Shun apenas recuperó el conocimiento.

    — Los soldados de Zenith escaparon — respondió Geoff — Pero nos dejaron todo lo que se encuentre aquí para nosotros.

    — Maldición, no pudimos matar a ninguno de ellos — se quejaba Stuart algo mareado todavía.

    — Supongo que nos los volveremos a encontrar en otro momento — respondió Grace que luchaba por no caer al suelo de nuevo.

    — Centrémonos en encontrar el platine, el esderio, y el oro — ordenaba Ace entrando en el distrito listo para extraer lo que necesitaban.

    Los soldados acompañaron a su líder al interior de la explotación para poder robar lo que necesitaban. Shun estaba muy frustrado por la pelea. No solo fue derrotado, sino que además, Ace seguía en pie. Supo que no sería considerado para ser el líder durante un tiempo, y no estaba en condiciones de mantener una batalla en contra de Ace, que no parecía haberse cansado mucho.

    Los nueve integrantes de Black Meteor se adentraron al lugar y comenzaron a extraer los tres metales que estaban en la lista. Con las nuevas tecnologías de explotación que habían sido desarrolladas, el retirarlos del yacimiento era una tarea más sencilla. Como no tenían automóviles ni vehículos de traslado, ponían los metales en carretillas pequeñas que luego iban a remolcar utilizando sus motos. A pesar de la ventaja de contar con tecnología avanzada, ninguno de ellos era muy experto en trabajos de minero, y eso causó que les tomara cinco horas el poder llenar tres de las carretillas. Una vez que habían terminado de llenarlas, las engancharon a sus motos tirando tres motos de cada una de esas carretillas.

    Una vez que estaban seguros de que no se desprenderían de los vehículos y de que los metales no se caerían por el camino, los soldados de Black Meteor iniciaron con su regreso triunfal a la base. Aunque no habían conseguido eliminar a ninguno de los soldados del Zenith, la victoria en la pelea y el cumplimiento de la misión de forma exitosa les dejaba un buen sabor de boca.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
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    Acuario
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    Hola, gracias por tu comentario.
    Ya he leído hasta el Capítulo 7 parte 1.
    Me parece interesante la idea que presentas en esta historia, me encanta la trama sobre guerras y que sean dos bandos bien definidos cada uno con sus ideas y motivos bien claros que justifica bien su actuar.
    En un principio también pensé que podía ser un poco cliché sobre ciencia ficción, pero si la forma en que utilizas a los meteoritos como causantes de un cambio tan drástico en el planeta y la mutación que provoca la radiación me parece bastante bueno, y una idea bien actual que podría pasar en nuestro futuro.
    Eso sí pienso que el capítulo 1 y 2 que son la introducción al tema podrías haberlo resumido más con las ideas más importantes, noté que en el primer capítulo repetiste mucho las mismas ideas y pienso que eso mejor resumido y redactado junto con el capítulo 2 podría haber sido mejor, más claro y menos pesado para el lector, pero fuera de eso los siguientes capítulos la trama se va desarrollando de forma clara, coherente y en base a propósitos de los dos bandos.
    La redacción me parece bastante buena, detallada y bien explicada. En cuanto a ortografía también me parece que no note errores graves ni nada que me hiciera detener la lectura, solo a veces utilizas muchos puntos seguidos en una idea antes de un "y" y eso a veces si creo que era innecesario. Luego te indicaré un ejemplo (porque estoy desde el celular xd),
    Si a veces son muy grandes los párrafos antes de los diálogos y se hace pesada tanta información (para mi al menos) y también como son tantos personajes a veces confundo quien es de cada bando, pero me gusta que se diferencien en pequeñas cosas unos de otros sobre todo en la calidad humana. Al principio pensé que si no los caracterizarias tanto, osea como simples soldados pero luego note que si los caracterizabas es porque era algo importante a tomar en cuenta.
    Lo que me intriga es ese software que encontraron que modificaba los recuerdos, me hace pensar si pudo o puede tener un papel importante en el resto de la historia, y también me deja en la intriga si la radiación que fue proyectada a los meteoritos fue causado por otro enemigo que no se ha presentado y que cuando sea descubierto se vean en la necesidad de unirse ambos bandos contra eso xd pero eso son ideas mías.
    Lo que no me gusto tanto es que se hayan encontrado tan rápido y que se hayan descubierto rápido entre los soldados de Black meteor y los de Zenit sin que pasarán otros acontecimientos entre medio.

    Saludos :3
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Agradezco por el comentario. Yo también pesé que los capítulos 1 y 2 podría haber entrado en un solo capítulo, pero de haberlo hecho habría sido un capítulo algo extenso donde pasaban muchas cosas demasiado rápido. Tal vez si lo hubiera hecho con más tiempo podría haberme salido algo mejor.

    Lo de los puntos en lugar del "Y" es un problema que trato de corregir cada vez que escribo, el problema es que no me gusta mucho sobrecargar el relato con comas y con la letra y. Prefiero los puntos, aunque reconozco que a veces los uso demasiado. Trato de corregirlo a medida que avanzo.

    Entiendo que puse a muchos personajes en pocos capítulos (un total de 22 personajes ya estaban introducidos hasta el capítulo 4). Yo no tengo problemas para diferenciar a tantos en ninguna historia, con el simple hecho de leer el nombre del personaje dos veces ya recuerdo quien es y lo que hace. Pero debí pensar en que tal vez para otros no sea tan fácil.

    Voy a dejar una lista con los personajes de cada bando en contenido oculto para que sea más fácil de recordar.

    Concuerdo en que los equipos se cruzaron algo rápido, pero el nombre de la historia es Zenith vs Black Meteor, y creí que debía acelerar las cosas. No te preocupes, la trama irá avanzando lentamente a partir de ahora, y no se introducirán más personajes importantes. Me dedicaré a desarrollar a los que ya se encuentran aquí para que sea más fácil diferenciarlos.

    Esa máquina va a tener importancia en la historia, pero no será algo permanente. Eso sí, te prometo que va a ser utilizada y que resultará en algo increíble (probablemente lo más interesante de esta parte I). Pero ya lo juzgarás cuando suceda.

    Me encantaría decirte la verdad, pero no puedo. Por ahora, disfruta pensando en varias teorías para lo que podría ser XD. Desde ya te confirmo que la respuesta a la Gran Catástrofe tardará mucho en llegar. Y me refiero a mucho.

    Gracias por el comentario. Actualizaré la historia el martes o el miércoles en caso de que no pueda ese día.

    Dejaré la lista de personajes de cada equipo para que puedan recordar quien pertenece a cada equipo. Para que puedan revisarla en caso de que lo olviden mientras leen. Les prometo que esta parte y la siguiente se centrará en ellos, y no añadiré más personajes de momento. Estrella Solitaria Crofts Resistance

    Magnus Hotfire
    Richard Sable
    Michael Umcali
    Devlin Umcali
    Julie Umcali
    Thomas Delleo
    Gwyn Fairin
    Erin Aster
    Zoey Icer
    Agustina Young
    Harold Rint

    Abel Hartka
    Morris Grant
    Ace Grant
    Brandon Prayer
    Natasha Zafiro
    Shun Chain
    Paul Gekio
    Stuart Radley
    Geoff Tora
    Casey Lobo
    Grace Rose
     
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  20. Threadmarks: El corazón se manifiesta
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe I Zenith vs Black Meteor
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    27
     
    Palabras:
    5314
    Ya terminé el capítulo número 8 de esta primera parte. A diferencia del anterior, será un capítulo mucho más calmado y con un poco más de diálogos y menos narración que el anterior. Aún así, espero que el capítulo les guste de verdad. Sin nada que decir, los dejaré leer tranquilos.


    El corazón se manifiesta:


    Richard se encontraba en la base esperando por recibir alguna noticia de parte de su equipo, o algún otro encargo de parte de Magnus para la misión. No dejaba de pensar en sus soldados. Se preocupaba al no haber recibido alguna actualización en mucho tiempo, cuando ya deberían haber llegado a la minería hace mucho. La única explicación que tuvo para eso era obvia. Se habrían encontrado a algún soldado de Black Meteor y deberían haber empezado a luchar. Demasiado tiempo en silencio no podía significar otra cosa, al menos no para él.

    La base estaba en completo silencio, por lo que el comandante consiguió escuchar el ruido de los vehículos regresando. Abrió la puerta del garaje para permitirles la entrada y fue a su encuentro algo sorprendido. No creía que hubieran logrado extraer todos aquellos metales solicitados por Magnus tan pronto, pero sabía que lo habían hecho.

    Su sorpresa fue aun mayor cuando vio a los nueve soldados regresar con mucho polvo sobre sus ropas y con signos de haber tenido una pelea hace poco tiempo. Algunos soldados estaban bien, pero otros ayudaban a sus compañeros a ponerse de pie. Richard entró en una gran preocupación cuando los vio así.

    — ¡¿Qué fue lo que ocurrió?! — preguntaba el comandante sin poder creer lo que estaba viendo.

    — Los soldados de Black Meteor aparecieron y nos derrotaron — le respondió Michael, quien era el que estaba en mejor estado.

    — ¡¿Cómo que los derrotaron?! — preguntó ahora más preocupado — ¡¿Cuántos soldados trajeron?! — Richard creyó que para que sus nueve soldados hubieran caído, Black Meteor debió haber traído a un equipo mucho mayor.

    — Eran nueve, igual que nosotros — contestaba Thomas algo frustrado por lo que decía — Nos superaron ampliamente, y nos vimos obligados a huir, o de lo contrario, nos habrían matado.

    — ¡Dios! — Richard se llevaba las manos a la cabeza — ¡¿Alguna lesión importante?!

    — No, pero no nos vendrían mal unos medicamentos para el dolor muscular — respondió Devlin sujetándose las partes del cuerpo que le dolían.

    Richard llevó al equipo a la sala de reuniones, mientras que él fue a la sala médica a buscar algo que pudiera ayudar a sus soldados a sobrellevar mejor el daño. Algunos aceptaron los medicamentos puesto a que el dolor que sentían era muy intenso, mientras que otros los rechazaron considerando que se encontraban bien y que les podrían servir para más adelante. El comandante aun no terminaba de procesar aquella derrota. Esto solo significaban malas noticias. Black Meteor seguro habría tomado todo lo que fuera útil en aquella mina, además de que sus soldados habrán recibido menor cansancio.

    — Hablenme del resto de los soldados — Richard quería saber todo lo que tuvieran que decir — ¿Cómo eran?

    — Igual que nosotros — le respondió Agustina algo decepcionada por la batalla — Nueve chicos jóvenes que de seguro son poco experimentados como nosotros.

    — ¿De qué manera se llevó a cabo la pelea? — era la nueva pregunta de Richard.

    — Cada uno de nosotros fue a enfrentar a uno de ellos — le contaba Gwyn sujetandose el cuello por el daño — Cuando alguno caía, íbamos en ayuda de nuestros compañeros. Pero ellos fueron mejores.

    — Su modo de actuar era muy diferente al nuestro — agregaba Thomas dejando intrigado a Richard — Uno de ellos iba al frente y daba órdenes al resto. Como si fuera una especie de líder.

    — Es cierto, él que luchó contra mí les dio la orden de atacar — respondía Devlin — Era el que tenía el cabello largo.

    — Su nombre es Ace — le dijo Erin — Pude escuchar a la otra chica llamándolo así. Él estaba al mando.

    — Deberíamos hacer lo mismo — le dijo Thomas al comandante — Un líder que dirija al equipo durante las operaciones. Si a ellos les funcionó para vencernos, tal vez podamos equilibrar las cosas.

    — Tienes un buen punto — Richard consideró que tenía razón — Voy a elegir a uno de ustedes para que sea el líder en las misiones. Y en caso de que no resulte, haré un cambio. Por ahora quiero que vayan a descansar. Sus heridas tienen que sanar por completo. Si es necesario, nos tomaremos el día de mañana.

    — Una cosa más — avisó Michael llamando la atención de todos — Ellos utilizaban motos individuales. Yo diría que deberíamos adoptar el uso de esos vehículos, así el escape sería más fácil.

    — Ordenaré a Magnus que nos envíe las motos de inmediato — respondió Richard con seriedad comenzando a dejar la sala — Pueden retirarse.

    El comandante abandonó la habitación dejando a sus nueve soldados con los ánimos muy bajos. Por el tono de su voz, parecía que estuviera decepcionado de su accionar en la misión de hoy. Era algo lógico de pensar. Magnus los eligió para una misión importante y el fracaso en la primer operación no justificaba la confianza del líder de la organización. De todas las personas a las que podrían decepcionar, Magnus era la última.

    Cada soldado se fue a descansar a su respectiva habitación. Iban a tener que reflexionar sobre lo que ocurrió, pensando en nuevas estrategias de pelea y la forma de derrotar a los enemigos. Harold fue el que llegó primero a la habitación propia, entrando y luego cerrando la puerta de un portazo fuerte, llamando la atención de sus compañeros. Agustina, Zoey, y Thomas se sorprendieron por esa actitud, por lo que decidieron ver que era lo que le ocurría.

    — Harold, ¿te encuentras bien? — Zoey demostraba preocupación por su compañero.

    — No, no estoy bien — respondió el chico en un tono de enojo poco normal para él — No puedo creer que me acobardé. Me dejé intimidar por la apariencia de el soldado que me atacó.

    — ¿El gorila? — le preguntaba Thomas algo serio — No te preocupes por eso, era un rival difícil.

    — No me molesta haber perdido, me molesta no haber intentado nada — Harold se cubrió la cara como si estuviera avergonzado de sí mismo — En mi escuela derroté a otros del mismo tamaño que él. Yo era el mejor, y ni siquiera me atreví a pelear. No lo entiendo.

    — Probablemente en la escuela te mostrabas seguro porque sabías que nadie te lastimaría realmente, y solo era un entrenamiento — Agustina expresaba su opinión — Y el ver a un soldado de Black Meteor no es lo mismo que ver a uno de Zenith.

    — Puedo entender que eso te haya pasado, Harold — le decía Thomas acercándose a él — Nunca nos prepararon psicológicamente para una batalla real con un soldado enemigo en otro país. Pero no tiene que repetirse. Debes asegurarte de que no pase de nuevo. Si tú le hubieras ganado, tal vez las cosas habrían sido distintas.

    — Lo entiendo — Harold solo se sentía peor — Prometo que voy a mejorar. Pero ahora quiero estar solo. Déjenme.

    Respetando sus deseos, los tres chicos salieron de la habitación de Harold para dejarlo tranquilo. Thomas se dirigió a la suya sin decir absolutamente ninguna palabra. Se notaba en su cara la frustración que tenía por no haber conseguido la victoria. Pronto comenzó a pensar en la situación de Harold. Su compañero no estaba listo para tomar acción en contra del enemigo, pero eso probablemente se debía a que le tocó luchar contra el más musculoso de todos ellos. Thomas pensó que lo mejor probablemente hubiera sido que Harold y él hubieran cambiado rivales. El soldado entonces se dio cuenta de que había una oportunidad para la victoria. Debería analizar atentamente a sus compañeros, y la próxima vez que se encontraran con los soldados de Black Meteor, debería ver sus movimientos. Si él tomaba el liderazgo del equipo de la forma en que Ace lo hizo para su equipo, podría elegir quien de sus compañeros se enfrentaría a cada enemigo, basándose en lo que observaba. Era la única forma que veía de poder superar a los enemigos. Al día siguiente le iría a proponer a Richard que lo convirtiera en líder durante las misiones.

    Zoey y Agustina entraron juntas a la habitación de la primera. Las dos chicas eran buenas amigas, y necesitarían ayudarse mutuamente en esta ocasión. Ellas lucharon en equipo en contra de dos soldados de Black Meteor, lo que terminó en una derrota para ellas. Estaba claro que tendrían que entrenar sus movimientos, tanto de manera individual como grupal. Sin embargo, el dolor de sus cuerpos les impediría llevar dicho entrenamiento a cabo, por lo que se sentaron a idear estrategias de batalla.

    Michael se encontraba bien dentro de todo. Era el soldado que menos daño había recibido en la batalla, por lo que decidió ir a ver a su prima para ver como se encontraba luego del día que habían tenido. Julie se alegró de la visita de su primo.

    — ¿Cómo están tus heridas? — preguntó Michael mostrando preocupación por su prima.

    — Necesito descansar — le respondió Julie a su primo — Si mi memoria no me falla, Ace, el líder de Black Meteor fue el que nos atacó a los tres ayer.

    — Sin duda lo es — contestó Michael muy frustrado al recordarlo — Quise tener una revancha con él, pero es muy fuerte, y además recibió ayuda de la otra chica.

    — Es una lástima que forme parte del equipo rival — le comentaba Julie — La verdad es que es bastante atractivo.

    — Julie, tú y Devlin ya están hartándome con eso — Michael se enojó con las palabras de su prima — Te lo voy a repetir: vinimos aquí a explorar y robar recursos, no a buscar pareja. Parece que ustedes dos no maduraron.

    — Y parece que tú maduraste demasiado — le respondió Julie sonriéndole a su primo — Mi comentario era una prueba para ver como reaccionabas. Y veo que tu reacción es la de una persona madura. Deberías ser nuestro líder en las misiones.

    El comentario de Julie tomó por sorpresa a Michael. Él no se imaginaba como líder de los nueve soldados que habían acudido a la misión, pero no sonaba mal cuando pensaba en ello. Además, su madurez parecía ser mayor a la del resto, sumándose al hecho de que fue el que menores daños recibió en la lucha, y de que la idea de retirarse del campo fue suya. Tal vez sería lo mejor que el tomara el mando. La ventaja de Black Meteor probablemente no sería mucho mayor a la de ellos si tenían un líder en el campo. Michael necesitaba pensar en eso, pero antes, fue a ver a Devlin.

    Estaba a punto de entrar en el cuarto de su hermano mellizo cuando vio a Erin entrando. Sabía que la chica tenía algún sentimiento por su hermano, y aunque no le gustaba que su hermano se mostrara tan cercano con una chica que apenas conoce, reconoció que estaría mal interrumpir. Por lo que cambió de idea y se dirigió a su habitación. Antes de poder entrar, notó como su compañera Gwyn entró llorando a la suya. Creyendo que algo podría estar mal con su compañera, decidió ver que ocurría.

    — ¿Gwyn? — preguntó Michael abriendo la puerta lentamente — ¿Te encuentras bien?

    — ¡Michael! — exclamó la chica secándose las lágrimas cuando lo vio entrar — Yo estoy bien, es solo que… que… — no pudo continuar porque rompió en llanto.

    Michael se preocupó de que algo pudiera ir mal, por lo que hizo que la chica tomara asiento en la cama, para sentarse al lado suyo.

    — ¿Qué es lo que tienes? — preguntaba Michael en un tono que mostraba preocupación.

    — Sigo recordando al soldado que me atacó — respondió la chica desahogando su dolor — La forma cruel en la que me hablaba mientras me pisaba el cuello… no puedo olvidarlo. No pude hacer nada para librarme de eso. No soy lo suficientemente fuerte.

    Gwyn seguía llorando sin un consuelo aparente. Michael empezó a sentir lástima por ella. Notó la frustración que sentía en ese momento. Se asemejaba en cierta forma a la que él sintió cuando Ace lo derrotó el día anterior, pero esta era muchísimo mayor. Michael decidió abrazar a su compañera para mostrarle su apoyo. Gwyn entonces se calmó un poco. Cuando vio como Michael se preocupaba por ella se empezó a sentir mejor.

    — No te preocupes por los soldados de Black Meteor — le decía Michael en un tono serio — Yo buscaré una forma para que les ganemos.

    — Gracias, necesitaba esto — Gwyn entonces le dio un beso a Michael en la mejilla.

    El beso sorprendió a Michael. No le había gustado mucho esa actitud de Gwyn, pero lo tomó como un símbolo de gratitud más que de cariño, por lo que decidió no hacerse mucho problema con eso. Michael se retiró para dejar a Gwyn a solas. Consideró que sería mejor irse a entrenar para aprovechar lo que restaba de un día poco agradable.

    Mientras tanto, Erin y Devlin hablaban en la habitación de este último. El mellizo se llevó una sorpresa agradable cuando vio a su compañera entrar, pero no iba a negarle una visita. Devlin sentía mucha curiosidad por ver que era lo que su compañera quería decirle, más teniendo en cuenta de que ella lo acompañó cuando se encontraba algo débil tras la inyección que Ace le dio.

    — Devlin, ¿puedo pasar o prefieres estar solo? — preguntó la chica muy cortesmente.

    — Descuida, puedes pasar sin problemas — le contestó el soldado — Mi puerta siempre estará abierta para ti.

    Erin sonrió al escuchar aquel comentario, por lo que entró a la habitación de su compañero y cerró la puerta.

    — ¿De qué quieres hablar? — preguntaba Devlin tratando de obtener la respuesta que quería.

    — Solamente quería ver como estabas — le respondió Erin algo tímida al hablar con él.

    — Es curioso — decía el muchacho — Tú estabas con mi hermano y con mi prima cuando me desperté, lo que significa que estuviste ahí mientras estaba inconsciente. Y hoy escuché como gritaste mi nombre en la pelea.

    — Es verdad… es solo que… — Erin no sabía que decirle — Me tenías preocupada.

    — ¿Por qué creo que no me estás diciendo todo lo que pasa? — le preguntaba Devlin sabiendo que pronto llegaría a la respuesta que quería — No fui el único al que lastimaron hoy. De hecho, creo que hay otros que salieron peor. ¿Por qué muestras tanta preocupación por mí?

    Erin supo que Devlin la había descubierto, por lo que le pareció que ya no era necesario ocultar las cosas. La chica en lugar de decir algo, se acercó a su compañero y le dio un beso en la boca. Devlin tenía una sospecha de que Erin tenía interés en él, pero el beso fue muy repentino y no lo esperaba. Él también sentía una atracción por ella, y quería disfrutar el beso que ella le había dado, pero terminó muy rápido.

    — Devlin… tú me gustas — le respondió Erin luego del beso — Es por eso que me preocupo por ti. Eres un chico muy atractivo, y luego de ver la forma en la que interactúas con tu familia, sé que eres una buena persona. Quiero que tengas cuidado. Ayer te inyectaron una sustancia extraña, y hoy te dieron una paliza. No quiero que nada te pase.

    — No tienes que preocuparte por mí — le respondió Devlin acercándose a ella y dándole un beso parecido al que recibió — Voy a seguir entrenando para obtener mi revancha. Y para protegerte de Black Meteor.

    Erin no podía creer que Devlin la hubiera correspondido. Ella deseaba que las cosas fueran así, pero estaba tan alegre que no sabía como reaccionar. Luego de que eso ocurriera, llegó a considerar que el día de hoy no había sido totalmente malo para ella.

    […]

    Morris caminaba en su base de un lado a otro. Estaba a un solo paso de empezar a comerse las uñas. Sus soldados no le habían dado ningún informe sobre el avance de la misión, y solo podía pensar en que lo peor había pasado. Se imaginaba a sus soldados derrotados en batalla ante Zenith, lo cual sería un duro golpe para todo Black Meteor. Ya podía imaginar el enojo que Abel mostraría si le decía que todos sus soldados habían fracasado. Y el hecho de que Ace, a quien entrenó desde que era pequeño estuviera a cargo, solo lo haría peor. El fracaso de Ace sería también su fracaso, dado a que él se había encargado de entrenarlo para servir al país.

    El tiempo pasaba, la noche ya se estaba acercando y sus soldados no daban ninguna señal de estar vivos aunque sea. Pero la preocupación del comandante terminó pronto cuando escuchó el ruido de las motocicletas acercarse a la base, y estas no iban del todo rápido por lo que podía escuchar. Temiendo que algo hubiera pasado, fue corriendo al garaje para recibirlos.

    Su sorpresa fue muy grata al ver que entraron remolcando tres carretillas, y cuando se asomó y las vio a las tres llenas con los metales que Abel había pedido, la alegría lo invadió por completo.

    — ¡Lo consiguieron! — exclamaba Morris muy orgulloso de su equipo — ¡Trajeron los tres metales!

    — Les hemos sacado una ventaja importante al Zenith el día de hoy — respondió Brandon mostrándose contento ante la emoción del comandante.

    — Veo que algunos de ustedes están algo sucios, ¿qué ocurrió? — preguntaba Morris algo confundido al ver el polvo sobre los uniformes — Creí que la tecnología de las minerías había mejorado mucho.

    — Esto no tuvo nada que ver con la minería — le respondía Grace algo seria — Tuvimos una pelea con los soldados de Zenith.

    — ¿Cuántos eran? — preguntó Morris muy curioso por saberlo.

    — Nueve, igual que nosotros — le respondió Ace con calma — Pero les dimos una paliza a todos. Los forzamos a huir.

    — Buen trabajo, hijo — decía Morris mostrándole una sonrisa a Ace — Todos mis esfuerzos invertidos en convertirte en un soldado no fueron en vano.

    — No lo hizo solo, para que lo sepa — le contestó Shun algo molesto de que Ace se estuviera llevando la mayor parte del crédito, pero teniendo cuidado de no ofender al comandante.

    — Tú no puedes hablar mucho — le decía Geoff — Tú no ganaste tu pelea. Ace tuvo que encargarse del soldado que te venció.

    — ¿A qué te refieres con eso de ganar su pelea? — preguntó Morris algo confundido — ¿No lucharon en equipo?

    — Fueron nueve peleas de uno contra uno — respondió Natasha informándole de la situación al comandante — Cuando vencíamos a uno, pasábamos a ayudar a un compañero.

    — Ace, ¿Quiénes ganaron su pelea? — Morris quería saberlo, ya que creyó que Shun no sería el único.

    — Brandon, Natasha, Stuart, Geoff, y por último yo — le contestó Ace a Morris con respeto — Paul, Shun, Casey, y Grace tuvieron problemas con sus rivales. Pero no les quites mérito, se veían fuertes.

    — Gracias por la información — respondió el comandante — Y no te nombres al final solo para no desprestigiar a tu equipo. Eres el líder y el mejor soldado de Black Meteor de los que está aquí. Así que la próxima ve que te menciones, hazlo primero.

    El comentario de Morris puso algo incómodos al resto de soldados. No les gustaba mucho la forma en la que su comandante valoraba a Ace por el hecho de que fuera su hijo, sobretodo a Shun. Cada vez que escuchaba algo relacionado con Ace y con el liderazgo del equipo, sentía que su sangre hervía. No le gustaba ser puesto detrás de él. Era el único al que le molestaba de tal forma. Todos reconocieron que Ace era el que mejor luchaba, pero Shun no lo quería aceptar. Quería tener una pelea con él para mostrarle que era mejor, pero no se encontraba en condiciones en aquel momento después de la pelea contra Michael.

    Morris pidió a los soldados que tomaran una muestra de metal y fueran a la sala de comunicaciones. Nadie pudo entender el propósito de esto, pero no iban a desobedecer una orden de su comandante. Cada uno de ellos tomó un fragmento del metal que remolcaron en la carretilla y fueron a la sala de comunicaciones, donde fueron puestos en línea. El comandante encendió una de las máquinas con las iniciales de Black Meteor, y se puso en contacto con Abel a través de una video llamada, que fue contestada de inmediato por el líder de Black Meteor.

    — Morris, ¿hubo algún problema con la misión? — preguntaba el líder de la organización algo preocupado por ver al comandante y a los nueve soldados en fila.

    — Todo lo contrario, muéstrenle lo que tienen muchachos — pidió el comandante a su equipo.

    Cada uno de ellos levantó una pequeña muestra del metal que habían obtenido durante la misión de extracción del día, cosa que dejó satisfecho a Abel en cuanto lo vio.

    — Platine, esderio, y oro — le decía Morris con orgullo — Te han conseguido todo lo que les pediste.

    — No sabes lo feliz que me pone ver esto — le respondió Abel juntando las manos y mostrando una expresión de felicidad en el rostro.

    — Y eso no es todo lo que tenemos para decirte, pero dejaré que sea mi hijo el que te lo informe — Morris miró a Ace para que revelara el resultado de la pelea, mientras que Abel no entendía a qué se refería.

    — Hemos enfrentado a un número igual al nuestro de soldados de Zenith — le comentaba Ace con respeto ante la persona con más autoridad de la organización — Y ganamos… les dimos una paliza que no olvidarán.

    — No puedo esperar a que Magnus se entere de esto — tras esa frase, Abel comenzó a soltar una risa algo siniestra — ¿Cómo los dejaron?

    — Lamentablemente no pudimos matar a ninguno — le comentó Stuart algo cabizbajo — Pero le prometemos que la próxima vez será diferente.

    — No conseguimos evitar que escapen, pero la satisfacción de verlos huir derrotados fue suficiente para mí — fueron las palabras de Natasha — Además fue la primera misión. Ya los volveremos a ver, y será diferente.

    — Me alegra que las cosas estén saliendo bien para nosotros — respondía Abel listo para cortar la transmisión — Black Meteor superará al Zenith al final de todo.

    Una vez que Abel dijo esas palabras, cortó la transmisión por su cuenta. Esto dejó algo decepcionados a los soldados. Estaban esperando otra clase de palabras provenientes del líder de su organización después de que consiguieron vencer a sus rivales en el campo de batalla, pero era comprensible que este no les había dicho nada. Después de todo, si diera agradecimientos por cualquier cosa, entonces una felicitación por parte de Abel ya no sería tan gratificante. Y además, como dijo Stuart, ninguno de los soldados de Zenith murió, y escaparon. Aunque habían obtenido la victoria, esa era solo la primer misión. En el futuro aun quedarían otras más por realizar, y estaban seguros de que pronto tendrían una felicitación mucho mayor por parte de Abel en algún momento. Ahora solo debían pensar en el presente.

    Morris decidió hablarle a sus soldados. Él analizó la situación de la pelea y lo que Ace le había contado de la misma, por lo que tomó una decisión que los involucraba a todos.

    — Ace, Brandon, Natasha, Geoff, y Stuart — mencionaba Morris en un tono serio — Pueden irse a dormir ahora mismo… el resto de ustedes irá a entrenar para que la próxima vez consigan vencer a todos los soldados de Zenith, y así los eliminarán.

    — ¿Hasta cuanto tendremos que entrenar? — preguntaba Casey algo desanimada por no tener un descanso a diferencia de sus compañeros.

    — Hasta la medianoche — fue la respuesta del comandante — Van a entrenar todas las noches hasta que consigan vencer o matar en combate a un soldado de Zenith. Quiero que los eliminen y los quiten del camino. ¿Puedo contar con eso?

    — Por supuesto que sí, comandante — le respondieron al unísono los cuatro soldados destinados al entrenamiento.

    Morris y los otros cinco soldados se retiraron a dormir para poder estar listos para el día siguiente, mientras que el resto no tuvo más opción que dirigirse a la sala de entrenamiento y seguir reforzando sus habilidades de pelea para poder tener mayor efectividad la próxima vez que se cruzaran con los soldados.

    Brandon se acostó directamente para dormir. Consideró que después de haber vencido a dos de los soldados de Zenith sin ningún tipo de ayuda, un descanso era lo que más se merecía. Geoff estaba a punto de entrar por la puerta cuando vio a su compañero Stuart caminar algo frustrado. Sin entender el motivo de aquel sentimiento, se acercó hasta él para discutirlo.

    — ¿Qué tienes, Stuart? — le preguntaba Geoff creyendo que se sentía mal por la mirada en su rostro.

    — Estuve tan cerca de matar a esa niña de mierda del Zenith — le contestó Stuart con un tono de enojo en su voz — La maldita gran catástrofe fortaleció a los que sobrevivimos a ella. Nos dio más fuerza muscular, y más resistencia en la piel y en los huesos. Y cuando digo que nos dio, me refiero a todos. Si no fuera por eso, le habría roto el cuello a esa estúpida con solo dos pisadas. Aun así estaba muy cerca de quebrárselo, y su novio se entrometió.

    — Entiendo que te sientas mal, pero les ganamos, que es lo que importa — Geoff vio que podría alterarse, por lo que trató de calmarlo como podía — Pero comparto tu opinión. Todos los humanos sobrevivientes somos más fuertes que los anteriores.

    — Es por eso que quiero que terminemos esta misión con éxito — le decía Stuart algo más calmado ahora — Podremos ir al espacio, ver como se originó la gran catástrofe, y obtener aun más fuerza de la que tenemos. Mataríamos a cualquier soldado de Zenith si los superáramos en fuerza.

    — Ese día ya llegará — le respondió Geoff — Pero tomará tiempo. Además, preferiría evitar una nueva catástrofe. La primera mató a la mayoría de los humanos y animales. Una segunda podría extinguirnos a todos.

    — Agradezco tu apoyo, amigo — contestaba Stuart — Que duermas bien.

    Ambos chicos entraron en sus habitaciones y se recostaron en sus camas. La lucha contra el Zenith y el trabajo hecho en la minería los dejó verdaderamente exhaustos y no había nada que desearan más que una siesta para reponer energías.

    Ace fue a buscar algo en la base para poder quitarse la tierra de su uniforme. Al no encontrarlo, no le quedó mas opción que simplemente sacudirla con sus propias manos. Una vez que se encontraba en una condición aceptable para él, se fue a su habitación para descansar. El soldado entró y se llevó una sorpresa cuando vio que Natasha se encontraba ahí, como si estuviera esperándolo.

    — Natasha, es algo tarde a esta hora, ¿qué es lo que ocurre? — preguntaba Ace algo confundido.

    — Solo quería decirte que tú y yo hacemos un buen equipo — le respondió la chica acercándose a él — Hicimos que el mellizo de Devlin se acobardara, y además te cubrí las espaldas cuando la otra chica te atacó por sorpresa.

    — Tienes razón, tú y yo hacemos una buena dupla en el campo — contestó Ace — Y gracias por cubrirme las espaldas.

    — Por nada, cuando quieras — contestó Natasha.

    La chica puso sus manos en los hombros de Ace, y se acercó hasta él para darle un beso en la boca, pero fue detenida por Ace, quien puso su mano para evitarlo. Natasha estaba algo confundida por eso.

    — Lo siento, Natasha — le decía Ace deteniendo a la chica — Pero soy el líder del equipo y por lo tanto el responsable del rendimiento del mismo. No puedo perder el tiempo con una relación contigo, lo lamento.

    Tras escuchar esas palabras por parte de Ace, Natasha se enojó con el líder. El enfado podía notarse en su cara, y no le gustó la forma en la que él se lo había dicho. Estaba agradecida de que ninguno de sus compañeros la hubiera visto, dado a que solamente sintió que había pasado vergüenza. Iba a salir de la habitación, pero antes de hacerlo, le dio un fuerte golpe con el puño en la cara a Ace, que no pudo hacer nada de lo repentino que fue.

    — ¡Idiota! — Natasha le levantó la voz sin importarle que fuera el líder e hijo de Morris — ¡¿Te crees mejor que yo solo por qué me venciste en una pelea?! ¡Vete a la mierda!

    — ¡Lo estás malinterpretán… — decía Ace, pero no pudo terminar su frase dado a que su compañera se retiró del lugar.

    Ace estaba algo frustrado. Tal vez no eligió las palabras correctas, y por lo que había visto hace un momento, a Natasha había que hablarle con cuidado. No sentía nada por ella, y no quería empezar una relación durante la misión. Su prioridad número uno era hacer que Morris y Abel se sintieran orgullosos, y no creía que involucrándose en asuntos sentimentales pudiera dar el cien por ciento. Aunque no quería que Natasha tuviera esa opinión respecto a él. Sin embargo, no tenía tiempo de pensar en eso justo ahora con el cansancio que tenía. Por lo que se fue a dormir.

    En ese momento, en la base, los únicos que estaban despiertos eran Shun, Paul, Casey, y Grace. Los cuatro soldados estaban muy cansados para pelear entre ellos, o realizar ejercicios que reforzaran su musculatura, por lo que la única opción que les quedaba era realizar trotes y corridas para mejorar velocidad y resistencia. Paul, Casey, y Grace estaban decepcionados consigo mismos. A pesar de que Black Meteor ganó, ellos tres habían perdido, lo que no los dejaba demasiado emocionados al respecto. Veían ese entrenamiento como una confirmación de que su buen desempeño académico no fue suficiente para superar a Zenith. Shun, por su parte, se encontraba furioso. Probablemente eligió al soldado de Zenith que no tenía que haber elegido. Tal vez si hubiera enfrentado a otro las cosas hubieran sido distintas. Pero eso no cambiaba el hecho de que uno de ellos lo había derrotado. No había olvidado su apariencia, y la próxima vez que se encontraran, buscaría la manera de terminar con él.

    El sueño empezaba a dominarlos, pero sabían que si no entrenaban más, nunca mejorarían y no podrían tomarse una revancha.

    — Una hora hasta la medianoche — Paul informaba al resto de sus compañeros.

    — No soportaremos esto todos los días — respondía Grace con un cansancio notable — Si conseguimos derrotar a los soldados de Zenith, nos libraremos de hacer esto todos los días.

    — Yo no debería entrenar mis capacidades físicas, debería entrenar mis capacidades psicológicas — comentaba Casey a sus compañeros — Fui la mejor de mi escuela, pero en mi pelea contra la chica de Zenith me sentí acobardada.

    — Tenías miedo porque luchaste en una pelea de uno contra uno — le respondió Paul — Estoy seguro de que te sentiste insegura al saber que los demás no podrían ayudarte si algo te sucediera, y eso te hizo cometer errores.

    — Exactamente, y eso no va a cambiar con este entrenamiento — decía Casey algo desalentada — ¿De qué me sirve mejorar mis habilidades de combate si no puedo usarlas?

    — No te sirve para nada — contestó Shun con un tono de frialdad — Pero este entrenamiento sigue siendo necesario. ¿Quién sabe? Tal vez hubieras perdido igual aunque lucharas con todo lo que tenías.

    — Eso no lo sabemos — respondió Casey algo molesta con aquel comentario.

    — No lo sabemos porque te acobardaste y no nos dejaste hacernos una idea — Shun creía que dichas palabras podrían motivar a su compañera a mantener la calma en una pelea contra Zenith — Así que la próxima vez que tengas a algún enemigo de frente, no te acobardes ante él.

    Casey sabía que su compañero tenía razón respecto a ese tema. Los otros tres que estaban entrenando junto a ella no se acobardaron y terminaron perdiendo igualmente. Ella aun no había podido medirse en una lucha en contra de un rival del Zenith, por lo que no sabía cuales eran sus verdaderas capacidades. Y lo que más deseaba era saber si realmente estaba preparada para una misión como esta. Casey le agradeció a Shun por las palabras que le había dicho, dado a que la motivaron a seguir con el entrenamiento.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
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