Historia corta La fantasía final de Fabul

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por joseleg, 26 Junio 2017.

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    joseleg

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    La fantasía final de Fabul
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    2237
    El exilio en las tierras del norte

    El reino de Fabul fue por 500 años la joya del mundo civilizado, siendo al mismo tiempo el país más grande. Se ubicaba al este del Continente de la Niebla, al oriente limitada con el Océano de Leviatán, al sur se extendía como una planicie siempre verte hasta que se elevaban las montañas de Gesthal, las cuales se extendían hacia el oeste y hacia el norte delimitando así una gran frontera natural, luego llegaba hasta el noroeste, tanto como las indómitas tierras de las Montañas de la Niebla, era un lugar hermoso para vivir, y bastante fértil, por lo que comúnmente era el blanco de invasiones de bárbaros guerreros provenientes ya fuera de las montañas de la niebla o de las montañas de Gesthal.
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    El reino de Fabul fue capaz de repeler los continuos ataques de las tribus bárbaras desde el norte de los pueblos de Trabian y desde el este por las tribus de Gesthal gracias a la implementación de un nuevo tipo de guerrero, los caballeros pesados que montaban aves terroríficas llamadas chocobos. Los caballeros eran capaces de armarse con armaduras más pesadas de lo normal, además eran capaces de empuñar espadas masivas capaces de hendir cualquier escudo. Montados en las aves del terror eran capaces de desplazarse rápidamente por la llanura de Fabul a gran velocidad y cubrir grandes distancias en poco tiempo. A demás dominaron el are de construir fortalezas, creando así tres grandes ciudades, manifestación de la opulencia y la habilidad de los artesanos. Al sur estaba la capital más antigua llamada Laiden, el cual era un puerto donde enviaban y recibían recursos desde más allá del mar de Leviatán. Más al norte, en la bahía Feng se encontraba la segunda ciudad fortaleza que también recibió el nombre de Feng, la cual comerciaba con otros reinos en el norte del mar de Balamb. Finalmente, al norte se encontraba Feng, la ciudad fortaleza que resguardaba la frontera norte del reino, desde donde se entrenaban los mejores guerreros de Fabul.


    En el año 504 del reino de Fabul un jefe tribal llamado Gasutora Amano Yegar fue derrotado en la septuagésima batalla de las planicies de Roni, la cual era el camino más corto entre las montañas de Gesthal y la ciudad capital de Leiden. Como resultado se vio obligado a pagar indemnización al rey de Fabul en forma de un toroso en oro, tributo anual en forma de pieles o esclavos, y a su heredero como prisionero de guerra por siete años.

    “Debes ser fuerte hijo mío” dijo Gasutora cuando se encontraba en los picos de Mesmer, que era el punto donde las montañas de Gesthal se elevaban a mayor altura, frente a ellos se encontraba la visión del este, las fértiles planicies de Fabul, el lugar que su pueblo siempre había reclamado para vivir una vida mejor, más allá de sobrevivir cada invierno para matar a los vecinos en la siguiente primavera.

    “No fallaré” repuso el príncipe, mientras caminaba con sus ropas regias hacia el contingente de caballeros de Fabul, sus chocobos se notaban algo ansiosos por los rugidos helados de las montañas, y los mantos que les habían dado para que soportaran mejor el frio no parecía agradarles mucho.

    “Así que ese es el principito” dijo uno de los caballeros, un noble terrateniente llamado Lourge “ten cuidado niño, pueden arrancarte la cabeza de un picotazo si te aproximas sin cuidado”.


    El príncipe fue llevado en un carruaje jalado por chocobos de menor porte pero de manera regia solo hasta cuando llegaron a la planicie de Roni, allí fue desmontado y presentado con Juan Cattanei el primer ministro del rey de Fabul.

    “Espero que haya disfrutado su viaje joven Filipo, pero han terminado sus días como hijo de un jefe bárbaro, de aquí en adelante deberá vivir en austeridad, le enseñaremos la humildad necesaria para que jamás vuelvan a atacar a nuestras pacificas tierras” El lugar era bastante adecuado, allí en las planicies de Roni donde los más selectos guerreros de Gasutora habían terminado con sus pesados escudos de hierro hechos trizas por las espadas de Fabul, allí padre e hijo aprenderían lo terrible que podía ser el poder de Fabul.

    Así Filipo fue despojado de todo rango y vestidura, de todo alto nombre e insignia, ahora era un esclavo más, no, era menos que eso, los esclavos por lo menos eran libres de realizar sus actividades diarias, el por su parte sería sujeto de caminar esposado, y atado a la brida de un jinete de chocobo, y a caminar tratando de seguir el largo paso de andadura de un ave del terror. Si no era capaz de mantener el paso y se rendía al suelo, la criatura simplemente lo arrastraba sin que ni siquiera aminorara el paso, esto hasta que las raspaduras por las rocas hicieran que Filipo tuviera que retomar el paso nuevamente.

    Llegaron a Laiden en cuatro días de marchas forzadas, y allí Filipo pudo admirar el poderío de la ciudad amurallada. Se trataba de un circuito de muralla triple, que poseía una serie de rampas elevadizas entre una y otra. Cada circuito de murallas era unos veinte metros más elevado que el anterior. Filipo tuvo que caminar por tres puentes elevadizos para luego poder ver la gran calzada principal de la ciudad, allí se encontraba la plebe apoyando a sus héroes, y el, el hijo del bárbaro Gasutora era el botín principal de la marcha, algunos le arrojaban huevos podridos, otros tomates, tuvo que ponerse atento cuando notó que le lanzaban objetos más sólidos como rocas o fragmentos de cerámica. Este era el destino del que se oponía al rey de Fabul. Pero para él, ese era el destino del derrotado en batalla por alguien civilizado, así aprendió que a los enemigos orgullosos no los matas, primero los despojas de su orgullo.

    Filipo fue atado de pies y manos y sometido a dos días de latigazos, para luego iniciar el largo viaje a la ciudad de Yang en el extremo norte del reino. La primera etapa sería a través de la plácida costa de Laiden, aunque para él, la tortura llegaba unas horas después de que el Sol llegaba a medio día, pues el Sol quemaba fuertemente desde el este y el reflejo de su luz en el agua del mar dejo la mitad de su rostro carcomido por intensas quemaduras, a pesar de eso apreció la oportunidad de ver el mar desde tan cerca, pues en las montañas de Gesthal para poder tocar el agua del mar era necesario arrojarse desde los desfiladeros.

    “En que piensas niño” dijo uno de los caballeros, un joven noble no más viejo que él.

    “Algún día encontraré un lugar parecido a este en mi tierra” dijo Filipo.

    “Eso es un buen comienzo” dijo el caballero arrojándole una cantimplora “mi nombre es Luchino Vizconti, y estaré a cargo de tu seguridad”.

    Filipo se tragó la mitad de la cantimplora de una sola vez, aunque prestaba atención al único hombre que le había manifestado algo de amabilidad.

    “En dos días más o menos dejaremos esta costa y nos adentraremos en las planicies de Aespiornis”

    “¿Qué es Aespiornis?” preguntó Filipo, a lo que Luchino respondió acariciando la cabeza de su chocobo.

    “Es el nombre en la lengua de los antiguos para estos amiguitos” contestó Luchino “pero los del valle son salvajes, si intentas escabullirte y escapar en uno de ellos será tui fin, el semental de la parvada te cortará la cabeza de un picotazo antes de que te subas a la espalda de una hembra o una cría, además es mejor que andes cerca de mí, pues pueden haber depredadores cerca.


    Justo cuando se encontraron en la sección final de la costa de Laiden, la cual se desviaba hacia el oriente uno de los caballeros más viejos se bajó de su chocobo y liberó a Filipo de sus esposas.

    “A partir de aquí es una zona de monstruos de la niebla” dijo el caballero “solo los más fuertes sobreviven, si quieres vivir tu única opción es seguirnos. Dicho esto continuaron avanzando. Filipo sabía que si intentaba escapar sería atravesado por una flecha, además no era rival para un chocobo en una carrera de resistencia, pero a medida que se adentraban en el profundo valle de Aespiornis los caballeros se preocupaban menos por que escapara y más por protegerlo, Filipo había cazado antes criaturas de la niebla, demonios que se materializaban con formas de animales y que solo buscaban la sangre de los viajeros, así que estaba acostumbrado a que ellos también lo acecharan.

    Era extraño, para los montañeses de Gesthal era común pensar que los habitantes de las tierras bajas eran gente débil, que solo era capaces de pelear aprovechando la fuerza de las aves del terror, pero cuando pudo observar sus tácticas de combate para cazar monstruos de la niebla quedó completamente asombrado en todo, velocidad, potencia, precisión y coordinación, los soldados sabían que eran solo un engranaje en una gran máquina dispersa, nadie acometía actos heroicamente estúpidos, a diferencia de los guerreros tribales, nadie buscaba sobresalir de manera extrema.

    “¿Por qué nadie busca la gloria?” le preguntó Filipo a Luchino en la segunda noche que pasaron en el valle, algunos jinetes estaban algo nerviosos, pues a nadie le gustaba particularmente atravesar el valle de Aespiornis.

    “Lo llamamos disciplina” contestó Luchino “por medio de la disciplina podemos alcanzar una mayor gloria que por actos individuales, después de todo si haces bien tu trabajo y nadie muere, hay más personas que vitorean tu nombre, y menos causas para estar triste”.

    Un día más tarde llegaron a un rio caudaloso que llevaba el mismo nombre que aquel valle salvaje, los caballeros ataron a Filipo a dos chocobos de forma tal que la corriente no lo arrastrara, pero ellos tuvieron cuidado de que las dos aves del terror no se separaran, pues desmembrarían al príncipe que debía llegar a Feng sano y salvo.

    Casi al terminar el viaje por el valle de Aespiornis Filipo terminó desmallado, los caballeros se habían asegurado de que no pudiera oponer resistencia, ya que necesitaban pasar la siguiente etapa del camino lo más rápido posible. Frente a ellos se encontraba la marisma de Feng, un pantano de agua salada maloliente que en las noches era el coto de caza de una de las bestias de la niebla más temidas de todo el continente, el Malboro de piel verde. Luchino tomó el cuerpo de Filipo y lo puso en su montura como si se tratara de un bulto de arena, lo amarró de pies y manos, para que no escapara si se despertaba y para que no se cayera por accidente, debían pasar la marisma a todo galope. Iniciaron la marcha a toda velocidad justo en el alba, y no se detuvieron ni para comer, beber o defecar, azuzaron sus emplumadas monturas que instintivamente sabían que no era bueno deambular por aquella marisma en la noche, cuando la marea alta hacia que el suelo se tornara inestable.

    Lograron llegar a las murallas de Feng a media tarde. Allí Filipo fue encarcelado en una torre con vista al puerto y a la bahía de Feng, esta era una vista particularmente hermosa, el mar era de baja profundidad por lo que se tornaba de colores esmeralda, en todas partes podían verse aves pescadoras, así como botes de pescadores que competían por la misma presa.

    Tres días más tarde reiniciaron el viaje, pero antes de partir Luchino le entregó unas botas de campaña y ropas, que aunque no eran regias, tampoco eran los andrajos con los que había llegado casi muerto. Luego al reiniciar el viaje Filipo se dio cuenta que avanzarían rio a arriba por el gran rio Tresian que bañaba las regiones agrícolas de la parte norte del reino de Fabul.

    Durante el viaje en barco se dio cuenta que la maestría para crear los barcos era algo que solo era un sueño para su gente. Si Gesthal quería convertirse algún día en una nación a tener en cuenta era necesario un cambio de mentalidad. Avanzaron por unos días hasta que llegaron a un puerto de rio llamado Cos, y de allí siguieron avanzado hacia el noroeste. El aire se hacía cada vez más frio a medida que las inmensas montañas de la Niebla se aproximaban.

    “Ponte esto príncipe” dio Luchino arrojándole un abrigo de piel, nuevamente, no es que fuera la cosa más excelsa, pero era lo que usaban los campesinos de la región y cumplía su función, proteger del frio. Filipo estaba acostumbrado al frio, por lo que a medida que comenzaron a ascender el aire frio de la montaña le trajo una sensación de paz. Luego de unos cuantos días llegaron a la ciudad del norte, Yang, allí se encontraba la mazmorra para los prisioneros políticos de Fabul, ya que el rey era algo paranoico, pero también se encontraba la escuela de caballeros.

    Allí Filipo fue encerrado en el calabozo más alto, desde donde podía observarlo todo, incluyendo a los escuderos aspirantes a caballero entrenar arduamente día y noche. Esa era la oportunidad que estaba buscando, así que a pesar del cansancio el hambre, la sed y el frio, Filipo abrió bien los ojos para descubrir el secreto de la fuerza de Fabul.
     
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    Jenízaro

    El dios de Fabul era llamado Xian, señor de la paz y la misericordia, exigía a sus seguidores una fidelidad absoluta, también humildad y decoro. Era evidente que se trataba de un medio de control de la población ya que sus gobernantes se comportaban ni con humildad, obediencia o decoro. Filipo aprendió las costumbres y la religión de Fabul mucho antes de ser entregado. Gasutora el padre de Filipo había sabido de intentos de infiltrar a las fuerzas de Fabul cuando se entregaban a los hijos de los nobles para servir en la fuerza de los Jenízaros, pero siempre pasaba que los muchachos traicionaban a su pueblo cuando les lavaban el cerebro con las creencias de la religión de Xian. Por eso Gasutora intentó algo nuevo, en lugar de entrenar a su hijo de manera estricta, lo dejó con su esposa favorita por más tiempo para que ella le transmitiera el amor por su gente, algo que aun los nobles bárbaros desarrollaban muy poco. Filipo también fue instruido en la religión de Fabul y de los métodos que tenían los sacerdotes para manipular a sus acólitos. Sin embargo también fue instruido del modo en que se comportaban los muchachos enviados, el propósito era que lograra imitar el comportamiento de un converso a aquella fe, sin serlo realmente.

    Los Jenízaros eran una tropa de élite que avanzaba guiando las tropas de Fabul, se encontraban bajo las órdenes de los caballeros pesados, que casi no combatían en el frente, aunque sus poderes mantenían la disciplina de la tropa. También se trataba de una tropa de fanáticos que se tatuaban pasajes del libro sangrado de Xian en todo su cuerpo, se daban azotes todo el tiempo, y cuando no peleaban se encontraban en el monasterio orando para evitar las tentaciones del mundo. Cuando los muchachos regresaban a sus aldeas, si principal misión era abandonar la vida bárbara y traer a su pueblo a las tierras de Fabul a trabajar como esclavos, mientras que ellos mismos regresaba al monasterio.

    Todos los jenízaros entrenaban en parejas, los jóvenes debían hacer todo juntos, por casi 5 años, hasta el día de la graduación. Filipo se encontraba en la arena de entrenamiento junto a su amigo Grant, un joven de cabellos negros que había sido traído de las montañas del norte de una región llamada Alexandria. “Mis nobles guerreros, como saben aquellos de ustedes que han nacido en la impureza deberán pasar por un bautizo de sangre” dijo el gran sacerdote “para probar su lealtad a Xian deberán pasar por el gran juicio, sin embargo la naturaleza de este juicio debe mantenerse en el más alto secreto, lo que sucede aquí deberá mantenerse aquí, como un secreto sagrado entre ustedes y nuestro misericordioso Dios, el gran Xian”.

    Todos se pusieron firmes mientras que los ayudas de campo pasaban en frente de cada uno colocando una espada larga de acero, estaba finamente labrada y tenía su nombre labrado en la base de la cuchilla.

    “Tomen ahora las armas de Xian mis niños” dijo el sacerdote “ahora deberán pelear hasta la muerte, de manera tal que aquel sirviente con las mayores fuerzas sea quien viva unos pocos años más para servir a Xian, pero el perdedor no deberá temer, pues su sacrificio será prueba de su santidad y será recibido en el paraíso de Xian como uno de sus hijos adoptivos, para el sobreviviente le quedará la mayor prueba, pues deberá mostrarse digno de aquí en adelante, ahora peleen hijos míos, pero recuerden que si ninguno encuentra el valor para matar a su oponente, significará que ambos han fallado, se han fallado a sí mismos y le han fallado a nuestro Dios”.

    Grunt se quedó paralizado, pero Filipo tomó su espada y lo decapitó, no dudo ni un solo instante, y mientras el cuerpo de Grant caía al suelo, todos los demás, 2000 muchachos aproximadamente aún se encontraban mirándose los unos a los otros. Cuando las espadas chocaron en los duelos por la vida y la muerte Filipo ya se aproximaba al sacerdote y se hincó de rodillas.

    “Mi lealtad yace con Xian, ahora mi hermano se encuentra con él y sus pruebas han terminado, mientras que las mías aún continúan” dijo Filipo.

    “Dame la espada que lleva tu nombre mi niño” dijo el sacerdote, lo cual Filipo hizo con ceremoniosidad, luego el sacerdote la tomó y la arrojó a una pira “con esta espada muere tu viejo ser, de aquí en adelante portarás la espada que lleva el nombre del hermano que has guiado al paraíso, que su nombre y sacrificio te recuerden la lealtad y la fe que debes depositar en nosotros” y mientras el sacerdote continuaba con una serie de rezos repetitivos un ayuda de campo tomaba la espada de Grant, la limpiaba y la entregaba a Filipo, el acero estaba resplandeciente mientras que el reflejo de su rostro contrastaba con el nombre de la persona que se encontraba en la cuchilla.

    “¡Mind Break!” gritó el sacerdote, en ese momento un círculo mágico apareció debajo de los pies de Filipo, y entonces sintió de su cabeza era sometida a un estrés absoluto, se trataba de una técnica de tortura que se aplicaba para interrogatorios “¿hay algo que tengas que decir ahora mi niño?”

    “No” contestó Filipo, se había preparado por casi 10 años para este momento, y resistir el impulso natural de obedecer a la persona que se había comportado como un padre gentil y amoroso desde que había llegado a aquella ciudad. Muchos de los que intentaron infiltrar las filas de los jenízaros habían perdido la cordura en aquel momento, pero Filipo pudo mantenerse en pie, luego con mayor seguridad respondió “no mi señor, mis padres me entregaron con total humildad al imperio de la voluntad de Xian”.

    Dicho esto el sacerdote sonrió nuevamente, sonrió con la cara bondadosa con la que le había conocido el día en que llegó a la torre “bien hecho mi niño, ahora eres digno de ser llamado hijo adoptivo de Xian”. Dicho esto procedieron a realizarle un tatuaje en el brazo, el cual contenía el símbolo de los jenízaros, un buitre de las montañas de Alejandría, la fecha en la que el joven renació como un hijo de Xian, y una inscripción del nombre de la tribu que sagradamente debería guiar al rebaño del dios de Fabul.


    Sin embargo, aunque los jenízaros eran entrenados como unos guerreros de élite, su entrenamiento era inferior al de los caballeros pesados. Filipo pudo notar que las espadas y las armaduras que podían cargar estos guerreros no eran naturales, incluso un hombre robusto de las montañas de Gesthal tan alto como un oso tendría problemas para cargar armaduras tan pesadas o para blandir espadas tan masivas, y sin embargo después de algo menos de un año, los débiles niños llorones de Fabul se convertían en guerreros capaces de resistir esa presión, además estaba el hecho de que los chocobos los cargaran sin dificultades.

    Para Filipo la única opción era seguir aparentando obediencia junto con su amigo Alberto que procedía de una tribu muy al norte, los fabulianos lo llamaban trabiano pero el prefería referirse a su pueblo como la tribu de Litar. Alberto había sido entregado a cuidado del reino junto con tributo en metálico a cambio de que el ejército de Fabul les protegieran de un nuevo poder que se estaba incubando y expandiendo en las montañas trebianas, una tribu envuelta en misterio llamada Shivar.


    Durante los últimos 200 años el ejército tripartito de Fabul, con los jenízaros al frente armados con espadas y escudos, las fuerzas campesinas irregulares en medio y los jinetes de chocobos en la retaguardia o las alas había comenzada a hacer más y más incursiones en las fronteras montañosas con gran éxito, e incluso había quien en la corte del rey argumentaba que ya era hora de que el reino se expandiera de manera permanente en las regiones montañosas. Las condiciones para los Jenízaros eran relativamente amables, pues los fabulianos solo eran estrictos cuando les enseñaban sus costumbres y el deber de obediencia a Xian y a sus sacerdotes, después de ello recibían un pago más que aceptable lo que les permitía un modo de vida cercano al de la nobleza, y así mismo muchos nobles terratenientes tenían en buena estima casar a sus hijas menores con los Jenízaros, pues cuando ellos regresaban con su pueblo a Fabul se les daba un tributo en metálico por cada súbdito, muchos donaban este tributo al templo de Xian. Casi todos los compañeros de Filipo se habían casado con hijas de nobles y por lo tanto tenían parientes entre los caballeros pesados de Fabul.


    Unos meses después de la muerte de Grant sucedió la primera escaramuza contra los bárbaros de Shivar en las montañas de Treno. Sus tropas no eran muy diferentes a las de otras tribus bárbaras, lanceros protegidos con escudos de madera y lanzas de batalla, y los Jenízaros eran mucho más hábiles, pero cuando se encontraron con los comandantes la cosa fue diferente. Era como si de sus manos emergiera el aliento mismo de los dioses de las montañas, como un impacto gélido que llenaba de escarcha los escudos y los hacían más pesados y quebradizos. Si el viento que lanzaban estos brujos te impactaba en el pecho morías debido a que el aire alrededor tuyo se congelaba, la escarcha ingresaba por tu boca y endurecía tus pulmones. El valor de las tropas flaqueó, pero Filipo tomó una jabalina del suelo y saliendo de la protección de la línea de escudos, ahora blanquecinos por la gélida escarcha arrojó la saeta con todas sus fuerzas. El dardo atravesó el pecho de uno de los magos y lo mató al instante, mientras que los demás quedaron sin palabras. El valor de los jenízaros se recuperó y la ola de la batalla cambió de manera definitiva, los magos del hielo fueron asesinados, aun cuando se llevaron consigo a muchos guerreros valientes.


    Filipo supo por primera vez el poder que ejercían los caballeros pesados de Fabul, la magia que realizaban los guerreros de las montañas era casi inútil en contra de aquellas pesadas armaduras, aunque eran pocos los caballeros pesados que acompañaban a las tropas, los que lo hacían eran capaces de alterar la ola de la batalla, con mucha mayor facilidad. Al atardecer un valle alpino conocido como el valle de Stelliazo yacía lleno de sangre. Cuando regresaron al campamento Filipo fue felicitado por su valor en batalla, sin embargo la situación era precaria. La tribu de Shivar que antes había sido considerada como una entidad homogénea demostró ser en realidad una colección de doce tribus que Vivian alrededor del Pico Kiria que significa el pico de la Dama, una montaña extremadamente alta que siempre se encontraba hundida en un inmenso mar inverso de nubes grises que se arremolinaban con relámpagos, se decía que la diosa del hielo habitaba en aquella montaña, pero nadie había regresado de ese lugar, excepto el padre fundador de la tribu Shivar 70 años atrás. La situación era precaria, muchos heridos y pocos alimentos, aun cuando la fuerza era capaz de enfrentar a los ejércitos de las once tribus restantes, viajar a cada una de las aldeas era más costoso que una batalla campal, así que se dio la decisión de regresar. Filipo sin embargo regresaba con una victoria, había sido ascendido a comandante de sección. El camino de regreso no era algo sencillo, pues para lograrlo debían atravesar las cadenas montañosas a través de un estrecho paso que atravesaba una meseta elevada llamada el pico de Siuzudra. Cuando lograron descender de aquella montaña gélida, varios capitanes de los Jenízaros habían muerto, por lo que Filipo fue ascendido nuevamente.


    Un día, mientras entrenaban en los patios de la fortaleza Filipo pudo ver como un convoy legaba desde el sur, por la fina factura de los carruajes era evidente que alguien de sangre real había venido, y que esa persona sería encerrada en la gran torre, se trataba de un desterrado. Con los meses empezaron a pasar cosas extrañas, tres Jenízaros, de los más valientes desaparecieron sin dejar rastro. El mero hecho de pensar que fueran desertores comenzó a levantar fricciones con los señores de Fabul.

    Un día durante el rito de adoración a Xian, la persona que estaba en la torre pudo asistir, se tratable una muchacha, una de las princesas reales al parecer, todos los jenízaros sin embargo evitaron mirarla a la cara, todos menos Filipo quien hizo contacto con los reales ojos por un instante, para él lo que había sucedido era evidente.


    Aquella noche la princesa se encontraba sellándose el cabello en la torre cuando una figura encapotada apareció en la oscuridad.

    “¿Así que mi padre ha decidido eliminarme finalmente?” dijo la muchacha sin el menor halito de miedo.

    “Yo puedo moverme en esta fortaleza a mi antojo” dijo la figura encapotada “pero al atravesar el muro la maldición que pusieron en mi brazo derecho se activaría, perdería el brazo por la gangrena y me encontrarían rápidamente empleando perros. ¿Cómo lo hiciste?”

    La muchacha miró a la figura encapotada con una sonrisa extraña.

    “Yo soy una dama frágil, ¿Cómo puedo yo saber el destino de los poderosos jenízaros, que pelean por nuestro dios en el frente de las guerras de frontera?”

    La figura encapotada sacó una espada larga, no había ninguna inscripción en su base.

    “Parece que eres alguien especialmente hábil” dijo ella levantándose, su mentón no expresaba miedo alguno, es más lo erguía con el orgullo suficiente como para generar una presión de autoridad tan alta, que cualquier otro hubiera retrocedido ante ella, pero el hombre que ocultaba su identidad no era cualquiera.

    “Los otros juraron lealtad ante mi” dijo ella con cierto tono de burla “pero tal vez tú seas diferente”.
     
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    Shiva

    En la sala de comandantes el general Crusis se encontraba extremadamente molesto, con solo unos pocos meses en la torre y la princesa Galatea ya había convencido a tres Jenízaros de desertar.

    “No cabe duda de que se trata de una persona muy carismática” dijo uno de los caballeros de su séquito.

    “¿Y las medidas contra la chusma que representaban a esos tres?” preguntó el general.

    “Ya se han hecho los arreglos desde hace unas semanas” contestó el caballero “hemos enviado a nuestros mejores soldados, uno en especial ha demostrado una gran efectividad, un Jenízaro de las tribus de Gesthal, de hecho ya ha sido enviado a dar cacería al tercer jenízaro, si lo capturamos con vida entonces será posible obtener pruebas contundentes de la traición de la princesa”.


    Los jenízaros traidores no solo eran perseguidos como ratas, sino también sus pueblos, toda su gente era buscada y destruida sin falta para demostrar a todos los sirvientes de Fabul que la deslealtad se pagaba con puño de hierro. Filipo se distinguió en aquellas campañas, pues aun cuando las aldeas que quemaba se le asemejaban a la que había sido su hogar, siempr4e recordaba en su corazón, que su lealtad recaía con su gente. Sin embargo había alcanzado el límite de lo que podía aprender como un jenízaro, así que debería tomar la oportunidad que la princesa le había ofrecido y fingir que la serviría a ella, cayendo en su hechizo de manera aparente.


    Filipo se encontraba montando un chocobo junto con los mejores cuatro jenízaros de toda la tropa, eran la élite, los mejores, especialmente, se trataba de aquellos que habían prestado guardia ante la princesa sin dejarse llevar por sus encantos, les habían entregado chocobos, y aunque era normal que entrenaran con ellos, casi nunca se permitía a un jenízaro montar uno en una misión de combate, y hacerlo era considerado un gran honor, el peldaño final antes de ser considerados como fabulianos honorarios dignos de desposar a la hija de un noble. La ruta del traidor era extraña, pues se trataba de un bárbaro de las montañas del norte, y en su lugar se dirigía hacia el sur, por la ruta que daba al pico de Siuzudra, más allá estarían en el territorio de las tribus bárbaras de Shivar, un lugar en el que no deseaban estar.

    Le dieron alcance al traidor justo en un puerto de montaña en lo más alto del paso, un lugar gélido en medio de una tormenta de nieve. Los cinco Jenízaros se apearon rodeando al traidor, quien no era otro que Alberto.

    Alberto desenfundó la espada mientras observaba a sus antiguos camaradas, dos de ellos se lanzaron al ataque con todo lo que tenían, pero mientras los tres guerreros peleaban sin descanso ocurrió algo extraño. Filipo le cortó la cabeza a dos de los hombres y luego apoyó a Alberto, hasta que finalmente ambos salieron victoriosos.

    “Gracias mi hermano” dijo Alberto incorporándose, sus ojos estaban raros y Filipo lo sabía, sabía muy bien que era lo que sucedía en su mente.

    “¿Ella te liberó?” preguntó Alberto mientras que Filipo observaba que el tatuaje que lo encadenaba a los fabulianos había perdido su fulgor.

    “¿Que será de tu gente?” preguntó Filipo

    “Son infieles, mi caída y la de ellos solo serán momentáneas, algunos sobrevivirán, y cuando Galatea alcance el poder entonces podré liberarlos de los demonios a los que adoran” Contestó Alberto.

    Filipo observó hacia el norte, desde aquel punto podía verse en enorme valle de Stelliazo, una enorme altiplanicie casi inmutable, sin embargo había un detalle que le parecía inquietante, los dos se encontraban en medio de una tormenta de nieve, pero el frio no era tan grande como el que había sentido cuando pasó aquí junto al ejército.

    “Entiendo” contestó Filipo “entonces avancemos amigo mío, pues debemos atravesar un valle y ascender a la montaña que ves más allá”. Luegpo de eso Filipo procedió a abandonar la espada de Grant enfundándola en la vaina del Jenízaro más parecido a él, un robusto noble de las tierras del sur de Fabul llamada Qu.

    “¿Intentas evitar que te reconozcan?” preguntó Alberto “aunque los monstruos de la niebla devoren la mayoría del cuerpo, aun así podrán identificarte con esto” continuó Alberto señalando el tatuaje en el brazo. Sin embargo Filipo no le prestó atención, luego sacó un libro y comenzó a recitar unas palabras, dicho esto las inscripciones en ambos brazos se intercambiaron.

    “Fue un regalo de la señorita” dijo Filipo guardándolo nuevamente “Filipo hijo de Gasutora deberá morir, al menos por unos cuantos años, abandono a los Jenízaros” Luego, mirando la espada que ahora estaba en sus manos se dio cuenta de que era la espada de Alberto, marcada con el nombre de su compañero “Karna, ese era el nombre de tu pareja de entrenamiento, fuiste el último en matarlo cuando nos graduamos, ¿Por qué dudaste?”

    “Supongo que en aquel momento era débil, no había entendido el sentido superior de nhuestras vidas” contestó Alberto.

    Dicho esto Filipo le entregó la espada y tomó la del hombre que habría de asumir su identidad.

    “¿Sabes cómo se llamaba?” preguntó Filipo

    “Zoku Quale de Qu” contestó Filipó “su espada se llama Getzo, fue el primero en matar a su compañero unos dos años antes de que nosotros pasáramos la ceremonia”.

    “No se te pasa ningún detalle”


    Los dos hombres siguieron por el camino, de vez en cuando alcanzaban a mercaderes que recorrían el camino principal a través del valle de Stelliazo para encontrarse con las tribus que deambulaban por la zona. Era ciertamente una gran paradoja, un ejército entero no podría atravesar aquellas tierras bárbaras, pero dos hombres levemente armados podrían atravesar el camino como si se tratara de tierra de nadie, peor aún, cuando se toparon con un campamento de bárbaros de una de las tribus de Shivar fueron recibidos con hospitalidad.

    Después de un par de semanas de camino, los dos hombres se encontraron a las faldas de la montaña de Kiria, la montaña de la diosa de los hielos, a quien los shivarianos adoraban por sobre todos los demás, de hecho por lo general las tribus se mataban entre sí cada primavera por el derecho de habitar en las tierras más cercanas a la montaña, lo cual solo podían hacer dos, una por la cresta sur y otra por la cresta norte. Sin embargo cuando llegaron a la base de la montaña un grupo de guerreros les impidió el paso. Se trataba de cuatro hombres que custodiaban a un sacerdote, pero Filipo sabía muy bien que la apariencia débil del sacerdote era una tapadera, sus vestiduras las había visto antes, era uno de los hechiceros de hielo que había enfrentado en primera línea de batalla casi un año atrás.

    Antes de que los bárbaros pudieran levantar palabra Filipo sacó la espada y la arrojó rotándola directo al sacerdote, los guerreros shivarianos no pudieron procesar el sacrilegio que estos viajeros habían cometido aun cuando la cuchilla de la espada se clavaban en el pecho del anciano, mientras su manos con unas como garras apenas si emitían un leve vapor congelante, acto seguido Alberto atacó. Los jenízaros poseían un mejor entrenamiento, especialmente para ataques sorpresa, por lo que pudieron dominar a los otros tres guerreros rápidamente dejando solo a uno vivo, sin embargo Filipo le cortó el cuello de todas formas.

    “¿Por qué lo mataste?”

    “A caso tu entiendes el dialecto que hablan estos?” repuso Filipo mientras limpiaba su espada y proseguía su camino.

    “Supongo que debo aprender a percibir las cosas que son evidentes”.


    El paso por el pico de Kiria fue difícil, aun cuando los guerreros mataron bestias de las montañas y aprovecharon sus pieles como abrigos improvisados. Lo peor es que debían seguir por la cresta norte del pico que daba a una especie de altiplano gélido y más allá la entrada a una cueva.

    “Alberto se iluminó con la imagen del lugar, se trataba del recinto de la diosa de los hielos, el lugar al cual la princesa le había solicitado llegar para traer el poder de la magia del hielo, pero cuando dio dos pasos vio como una cuchilla atravesaba su vientre desde la espalda, y el dolor hizo que sus piernas flaquearan.

    “¿Por qué?” preguntó Alberto “¿A caso la quieres para ti mismo?”

    “Yo quiero el poder” contestó Filipo “además no soy una marioneta, como lo eres tú”.

    “¿A qué te refieres?”

    “Los fabulianos de la alta nobleza y el alto clero son hábiles en hechizos de manipulación, cuando nos graduamos, al matar a nuestros amigos nuestra fuerza mental disminuye, y allí emplean un hechizo llamado Mind Break, capaz de romper nuestras voluntades, y a partir de ese momento la reforman con toda la crianza que habíamos tenido hasta ese momento, somos marionetas fieles a menos que alguien conozca el contra hechizo, o mejor aún, una forma más poderosa que solo puede manifestarse en aquellas personas atraídas sexualmente, el hechizo de manipulación mental más poderoso conocido como Charming, tú y otros dos fueron manipulados por la princesa, se creyeron caballeros de brillante armadura en medio de un cuento de hadas y jamás vieron la verdad”

    “y… cual… es… esa… ¿verdad?”

    “Que solo somos sucios bárbaros a sus ojos, que nuestros pueblos serán esclavizados una vez que regresemos con ellos para salvarlos de sus pecados inherentes, y que incluso tu familia y tus descendientes serán esclavos en sus ciudades, en sus campos y en sus minas, todos trabajando felices esperando una falsa recompensa en un falso paraíso”

    Dicho esto sacó la espada de la espalda de su amigo y luego le cortó la cabeza.

    “No soy una marioneta de nadie más que no sea el bienestar de mi pueblo, eso es algo que todos los jenízaros, incluyendo aquellos a los que ella manipuló olvidaron”


    Lo que Filipo encontró en el interior de la mazmorra, después de enfrentar algunas criaturas de hielo le heló la sangre, estatuas de hielo de incontables guerreros, probablemente aquellos enviados en busca del poder del frio.

    “Aquella que busca el calor de los hombres, los que mueren en sus manos o en manos de sus sirvientes” recitó Filipo en voz alta mientras leía un pasaje de una antigua leyenda en el texto que le había entregado la princesa.

    “Así que una marioneta me busca” dijo una voz femenina que venía de todas partes reverberando en aquella cueva de hielo y cristal.

    “No soy marioneta de una persona o una religión” contestó Filipo

    “Entonces, ¿Cuál es el pago que ofreces a cambio de mi poder?” preguntó la voz femenina que se corporizaba en la forma de una voluptuosa mujer de piel azul cristalina, con ojos de zafiro y cabellos de cristal cerúleo que emitían un brillo pálido.

    Filipo observó a un guerrero que se encontraba esculpido en cristal a su derecha, su armadura tenia decoraciones finas y los símbolos implicaban que se trataba de un paladín de una orden antigua de un reino olvidado, guerreros que buscaban la justicia ante todo, su rostro no mostraba miedo, sino asombro, de hecho muchos de los hombres y mujeres esculpidos en hielo tenían la apariencia de ser héroes que peleaban por la justicia y el honor, pero la descripción en el texto no implicaba que la diosa fuera particularmente afecta a la justicia.

    “Por mi mano” dijo Filipo después de tragar saliva “te ofreceré la vida de 300.000 personas en menos de 10 años”.

    El rostro de la diosa se retorció en una mueca, al principio parecía una expresión aberrante de odio, pero luego se transformó en la quintaesencia del placer y la felicidad, sus gritos de lujuria y placer se escucharon en toda la montaña, al mismo tiempo que reía como si se tratara de una niña inocente.

    “¿En serio puedes darme todo ese calor?”

    “Para eso necesito el poder para guiar a un ejército” contestó Filipo.

    “Inclínate ahora mi muchacho y déjame ver ese ojo izquierdo tuyo, tan bello y resplandeciente” dijo ella, Filipo hizo lo que se le ordenó, y cuando ella lo tocó con la punta de su dedo sintió como el terror de la gangrena por el frio recorría todo su cuerpo, para luego concentrarse en su ojo izquierdo.

    “A cambio del poder que necesitas deberás pagarme con el doble de vidas que has ofrecido originalmente más tu ojo izquierdo, a cambio yo Shiva, la reina de los hielos te ofreceré el poder de invocar mi sombra en el momento en que mejor lo requieras, podrás invocar el poder de mi magia y se te entregará el Hamaseki para que puedas bautizar a tus guerreros con mi bendición”.
     
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    joseleg

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    La fantasía final de Fabul
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    Necesito hacerme más fuerte

    Cuando Filipo despertó se encontraba en una cueva sobre lo que parecía ser un lecho hecho con la piel de un monstruo de la niebla, cuando sintió la piel y vio el patrón de color se dio cuenta de que se trataba de un oso demonio de las nieves, una criatura tan aterradora que ni siquiera una tropa de caballeros pesados fabulianos eran incapaces de penetrar su piel, ¿Cómo es que estaba descansando en una y cubierto por otra? Y a todas estas ¿Qué estaba haciendo en una cueva? Luego sintió un pinchazo en su ojo izquierdo, un ardor tremendo y una sensación de frigidez.

    En cuanto Filipo se percató que su mente estaba en blanco sobre quien era o cual era su propósito se levantó, sus manos temblaban y sentía además que algo le hormigueaba debajo de la piel, era caliente sin duda, se sentía en ese sentido como sangre, pero a diferencia de esta, su mente era consciente de su flujo alrededor de su cuerpo, los cuales convergían en siente reservorios o posos que corrían desde su cabeza hasta su ingle por toda la columna, por un momento sintió que podía controlar ese flujo, pero al hacerlo sintió que su cuerpo perdía balance y que todo a su alrededor daba vueltas.

    “Parece que ya despertó nuestro ilustre amo” dijo una muchacha con un acento marcadamente norteño, lo que en Fabul era considerado como uno de los acentos bárbaros. La muchacha se encontraba cuidando una fogata alrededor de la cual había carne de conejos blancos de montaña asándose. Aunque la luz de la fogata era tenue Filipo pudo percatarse de su largo vestido blanco con rebordes rojos como olas, este vestido era complejo, como si se tratara de varios mantos con una amplia capucha en la espalda, era un uniforme que él sabía haber visto en ilustraciones de libros en algún lado, una mezcla de un manto de ceremonias con un traje de exploración, pues también llevaba botas de campaña de cuero fino. La muchacha se levantó y le lanzó una cantimplora a Filipo y luego dijo unas palabras a alguien más en otra lengua, una lengua suave con sinuosos sibilantes y largos. Entonces pudo ver su rostro, sus facciones eran diferentes a la mayoría de tribus que pudiera recordar, su piel era blanca y su cabello negro como la noche y lo bastante largo como para atarse en una cola de caballo, lo que más le impresionó fue el negror de sus ojos, a pesar de que sus facciones aparentaban una juventud, la expresión de su rostro irradiaba seguridad, como si en cada movimiento evaluara un plan por seguir.

    Una vez ella terminó de hablar en aquella lengua sibilante apareció un guerrero hermoso y enfundado en una armadura de placas purpura con coraza, hombreras grebas y rodilleras, su cabello era esmeralda, un carácter que delataba su origen, era una persona del lejano occidente, del legendario imperio de Burmecia, estaba armada con una lanza hecha completamente en metal plateado, en un extremo tenía una cuchilla relativamente amplia, por lo que esa lanza no solo podía empalar, sino también cortar, en el otro extremo tenía una esfera maciza, un contrapeso para alterar el eje de rotación de la lanza. Su rostro era muy bello, pero era difícil saber si se trataba de un hombre o de una mujer debido a lo abultado de la armadura y a su expresión dura y fría, pero cuando abrió la boca el tono de su voz delato de se trataba de una mujer.


    Luego la mujer de blanco gritó fuertemente en otra lengua, esta era gutural casi hasta lo grotesco, con sonidos roncos y toscos rayando en lo vulgar, un idioma que casi era un insulto a los oídos, y que a la chica le costaban un poco pronunciar, pero en las cuales Filipo pudo reconocer algunas palabras, se trataba de maldiciones o de un lenguaje demoniaco, cuando Filipo vio la dirección en que la muchacha de blanco gritaba pudo notar a un hombre de unos dos metros de alto, de piel morena y enfundado en una coraza de cero azul muy pesado, pero lo que más sobresalía era una espada imposible, más ancha de un remo y más larga que una lanza, se trataba sin duda de un arma que solo un caballero pesado podía blandir, el hombre alto solo miró hacia atrás pronunciando dos palabras en el mismo idioma gutural y continuó poniendo guardia en la abertura de la gruta.

    “¿Quiénes son ustedes?” preguntó Filipo cada vez más desorientado “¿Dónde estamos?, ¿Qué estamos haciendo aquí?”.

    La mujer de blanco se llevó la mano a la cabeza en una expresión de lamentación “los dioses tienen un sentido del humor muy malo, comencemos por el principio mi señor, ¿sabes quién eres tú?”.

    Pero que pregunta más tonta, pensó inicialmente Filipo, hasta que se dio cuenta que al rondar en su memoria, solo aparecían datos generales, mapas, nombres, algunos dialectos, costumbres de numerosos pueblos y dos lenguas, pero no había nada sobre sí mismo a parte de una idea que estaba unida a lo profundo de su ser.

    “No… lo… recuerdo” repuso Filipo llevándose la mano a la cabeza, mientras sentía que el mundo a su alrededor le daba vueltas.

    “Bueno, señor sin nombre” dijo la muchacha “comunicarnos sería problemático, así que emplearé el nombre que aparece en esta espada hasta que encontremos uno mejor” y al decir esto la muchacha señaló la espada que Filipo tenía a su lado.

    Cuando Filipo la abrió pudo notar la inscripción en la cruz y la muchacha pronunció en un fabulano perfecto “Getzo”.

    “Ese no es mi nombre” repuso Filipo al reconocer la forma y factura de aquella espada, que sin saber por qué, le despertaba un desprecio que rayaba en las náuseas, era como ver un insulto a su humanidad, y el símbolo de la opresión de un reino maligno “esta es una espada de Jenízaro, guerreros a los que se les lava el cerebro desde niños para servir a una pueblo que no es el suyo y a un dios que los desprecia, el nombre en la inscripción es el de una persona a la que ellos deben sacrificar cuando se gradúan como guerreros del reino de Fabul, esa persona es su hermano de armas como escudero, y su asesinato es una demostración de la fe a Xian, el dios de Fabul”.

    “Así que esa despreciable fe ha encontrado su camino hasta ahora” repuso la muchacha con algo de molestia, “así que eres un devoto de Xian?”

    “¡No!” dijo Filipo exaltado, como si tal pregunta fuera una acusación de falta de lealtad a un propósito que no recordaba a cabalidad, pero al recobrar la calma continuó “algo me dice que no, pero no puedo recordarlo, no puedo recordar nada específico sobre mí”.

    La mujer con la lanza dijo unas palabras en la lengua de Burmecia, y las dos mujeres se mezclaron en una charla leve.

    “Ella dice que es la amnesia de los dioses, al parecer ahora eres un juguete de Shiva, la dama de los hielos, y aunque te ha concedido grandes poderes y a nosotros como tus sirvientes, no desea dejártelo tan fácil, por lo que sabemos tienes 10 años para cumplir la promesa hecha a la diosa, una promesa que has olvidado, y después de ello dormirás como estábamos nosotros, en un ataúd de hielo eterno por siglos o milenios si no la cumples”.

    “¿A qué te refieres?” dijo Filipo.

    “Cada uno de nosotros, y por lo que infiero tú también, vinimos al pico que vez allá” la muchacha de blanco señaló una montaña embutida en una tormenta de nieve eterna “allí se encuentra la gruta de Shiva, según la leyenda que se nos fue contada en diferentes eras y países, Shiva y otros dioses conceden poderes mágicos inusuales a los que pueden responder sus preguntas, pero los que no, son destruidos” luego ella suspiró mirando sus manos “salvo que no somos destruidos, solo puestos en un ataúd de hielo, tu mí, mi señor, pareces haber respondido correctamente, y además sacrificaste tu ojo izquierdo, Shiva nos despertó y nos dijo que había encontrado una mascota interesante a la que le había concedido cuatro regalos, el poder de la magia del hielo para él y pasa su linaje, la capacidad de invocar a su sombra en batalla, el nethicite que te permitirá levantar un ejército de magos de batalla y a los tres guerreros más fuertes que aluna vez hubieran ido a buscarla en la cueva, debemos servirte, si te traicionamos o si dejamos que mueras antes de que 10 años a partir del día del pacto se hubieran cumplido volveremos al sueño del hielo”.

    Filipo no sabía que responder exactamente.

    “Mi nombre es Alejandra Iskand y mi patria es, o era, no sabría decirlo, el reino Kandaxa en las montañas del norte, la chica de la lanza Frey Tengille von Brune y es una capitana de los Dragoon de Burmecia y el bruto de la puerta es Unde fon Grunt, aunque no me ha dicho de donde es, al menos su espada puede romper la defensa del Ka de criaturas fuertes”.

    Frey, la mujer de la lanza y la armadura purpura pronunció algo que sonaba como a una pregunta.

    “¿Qué dice?” preguntó Filipo.

    “Ella pregunta, cuál es tu deseo, según sus leyendas los dioses al borrar la mente de sus mascotas generalmente no borran sus deseos más importantes, tal vez la promesa que hiciste esté relacionada a ese deseo”

    “Yo… “dijo Filipo mientras dudaba un poco “necesito hacerme más fuerte para destruir el reino de Fabul”.

    “Supongo que por algo buscabas el poder de la diosa” repuso Alejandra “bien, si debemos comunicarnos tendré que llamar de algún modo, así que por el momento te llamaré Sama, que significa mi señor en mi lengua”


    Unos días más tarde en el valle al norte del pico de Kiria los cuatro viajeros se asentaron cerca de una aldea de agricultores llamada Kaska para entrenar.

    “Para aprender a pelear a nuestro nivel, y al nivel de aquellos que llamas caballeros pesados, primero debes entender es que su poder depende del uso de la magia” dijo Alejandra

    “Pero ellos no lanzan hechizos” contestó Filipo

    “Sin embargo al igual que ese bruto de allá, son capaces de modificar la realidad misma, o acaso crees que puede levantar esa espada ridícula ¿solo con el poder de sus músculos?” repuso Alejandra nuevamente, y luego con unas palabras en la lengua gutural de Unde le dio una orden. El gigante no le gustó mucho pero tomó su gran espada y golpeó una gran roca con ella rompiéndola en mil pedazos con un solo movimiento. El impacto asombró a Filipo, esa roca era del tamaño y densidad de las empleadas para construir fortalezas, ese sujeto enorme tenía el poder de un arma de asedio, y el filo de su espada no se veía afectado, ningún rasguño o fractura podían notarse en su brillante y pulida superficie.

    “La magia que corre por nuestros cuerpos es en esencia de dos tipos, aquella que empleamos inconscientemente para defendernos y aquella que empleamos para modificar nuestra realidad” continuó la muchacha mientras que Unde enfundaba su gran espada “sin embargo empuñar armas pesadas no es lo único que se puede hacer, también puedes alterar el modo en que tu cuerpo se mueve como lo hacen los dragoon” dicho esto Alejandra hizo un gesto afable a Frey, quien inmediatamente se acurró levemente mientras que en sus pies apareció un pequeño circuló con símbolos extraños que brillaba con una luz fantasmagórica, la mujer luego saltó con una potencia inhumana de unos des metros hasta alcanzar la cima de un acantilado sin mayor esfuerzo.

    “La forma que empleamos para modificar la realidad la llamamos mana, y la forma que empleamos para protegernos la llamamos Ka” continuó Alejandra señalando a Filipo con su cetro “ahora mi señor Sama por favor que su espada” Filipo la sacó, “ahora por favor ataque” dijo Alejandra, pero Filipo dudó.

    “No puedo hacerlo” dijo el, pero en ese momento Filipo escuchó unas palabras sibilantes y pudo ver como Frey se lanzó sobre Alejandra con su lanza golpeándola de lleno en el vientre, el impacto fue lo bastante fuerte como para lanzarla unos cuantos metros mientras que Filipo gritaba como loco, sacó su espada y atacó a la dragooniana, pero esta lo desarmó en dos movimientos y le sometió en el suelo mientras que a lo lejos podía verse el cuerpo de Alejandra. Entonces Unde comenzó a reír con su ronca voz casi como si fuera un cerdo, mientras que Alejandra se reincorporaba, no había sangre aunque se notaba que el golpe le había afectado.

    Cura” esa fue la palabra que Alejandra pronunció, y su cuerpo comenzó a brillar con un destello argentino, y rápidamente su respiración se hizo más normal y pudo erguirse nuevamente, luego sonrió a Frey y le dijo unas cuantas palabras en la lengua burmeciana. Dicho eso Frey liberó a Filipo.

    “Debería...”

    “Debería haberme empalado” dijo Alejandra “y podría haberlo hecho, ella se contuvo, sin embargo te has dado cuenta, ¿no es así? El Ka funciona como una armadura invisible, pero un impacto lo bastante fuerte puede afectar tus órganos internos, además los ataques y el esfuerzo físico lo consumen, así como maldiciones puestas en algunas armas, entre más fuerte sea la maldición más será el consumo del Ka en tus enemigos, sin embargo las armaduras y escudos también pueden encantarse para que la maldición impuesta en las armas no sea tan efectiva”

    Aprenderás de nosotros nuestras artes más relevantes, pero solo lo básico, de lo contrario no tendremos tiempo para levantar el ejército que necesitas. Del bruto aprenderás a usar las espadas pesadas, de Frey aprenderás el salto dragoon, y de mí aprenderás a usar tu mana para emplear la magia de hielo y el don de invocación que te ha concedido la diosa Shiva.
     
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    El precio del tiempo

    Filipo se encontraba frente la gran mole de Unde, quien clavó su gran espada en el suelo, mientras que las últimas palabras que escucharía de Alejandra resonaban en su cabeza “No serás digno de nuestras artes hasta que logres controlar la bendición de Shiva, levanta su espada y entonces estarás un paso más cerca de tu deseo”.

    “Mientras que Sama entrenaba con el bruto decidí que era mejor que Frey y yo nos pusiéramos en movimiento. Mi camino me llevó a las montañas del norte, pues quería saber que había sido de mi pueblo y especialmente, cuanto tiempo había pasado desde que quedé encerrada en el hechizo de la bruja del hielo. Sin embargo cuando llegué al lugar donde alguna vez había estado la gran capital del reino de los sabios de Kandaxa, lo que me encontré fue un montón de ruinas miserables infestadas de duendes guerreros de baja categoría”.

    Estos eran los pensamientos de Alejandra, consignados en su grimorio, que al mismo tiempo funcionaba como un diario perpetuo. El grimorio era llamado Muro del Pensamiento Infinito, y permitía consignar una cantidad ilimitada de información, pero solo el que lo escribía y aquellos que tuvieran una relación de parentesco tenían acceso a él.

    Cuando Alejandra escribía esas palabras dos duendes aparecieron frente a ella, eran criaturas semejantes a un primate, pero con pieles verdes o grises, con ojos rojos y escleróticas negras, su complexión era delgada, como la de un chico humano de 15 años mal alimentado, el primer duende estaba armado con una daga y no portaba nada más que un taparrabos, mientras que el segundo portaba un casco y el resto de una coraza de cuero roída por ratones, el casco también se encontraba casi desintegrado por la corrosión, mientras que el arma que portaba era una cimitarra vieja que mostraba fracturas del metal y machas de herrumbre por todas partes. Alejandra reconoció la factura de las armas, pues la última vez que vio esos modelos eran armas recién fabricadas para afrontar una guerra.

    Las bestias gruñeron y emitieron sonidos ininteligibles, ininteligibles para la mayoría de las personas, pero Alejandra podía entenderlos perfectamente, estaban diciendo mujer de roca.

    “Hasta los duendes se han vuelto solo una sombra de lo que eran” dijo Alejandra “son más débiles, pero parece que son algo más inteligentes, reconocen mi inconmensurable belleza tallada en roca, pero ahora solo deben ser las ruinas de mi pasada gloria”.

    Las criaturas dejaron de gruñir cuando escucharon que alguien hablaba su lengua, tal vez sin un montón de rugidos y gruñidos extra,. De hecho era el modo en que se suponía debía ser hablada. Sin embargo, después de dudar por un momento, el portador de la cimitarra avanzó, pero fue interceptado antes de que Alejandra pudiera hacer algo por flechas, muchas flechas que provenían de varias zonas, las cuales también acribillaron al primer duende.

    Alejandra esperó hasta que una tropa de soldados equipados con arcos largos se hizo presente. La lengua que hablaban era un poco más difícil de descifrar, mientras los hombres la rodeaban y algunos la interrogaban ella trataba de unir palabras de diversos dialectos que eran hablados en su tiempo hasta que rápidamente pudo encontrar sentido en sus expresiones.

    “Por qué vistes como mago blanco” fue lo que pudo entender.

    “Porque es lo que soy” repuso Alejandra tratando de emplear palabras de algunos dialectos barbaros en su época de las regiones de Sutaina y Andoria. Dichas estas palabras todos se pusieron a hablar. El soldado tomó su grimorio pero solo vio hojas en blanco.

    “Todos los magos blancos residen en la ciudad santa de Branhe” repuso el arquero mientras que unos soldados le apuntaron a la cabeza.

    “¡Yo digo que es una espía fabuliana! ¡Debe ser una bárbara a la que le lavaron el cerebro!”

    Dicho esto varios atacaron lanzando sus dardos, pero Alejandra no se inmutó, ni siquiera pronunció palabra alguna, pero en su mente la idea de un hechizo se hizo presente “Protect”, los dardos no la alcanzaron, sino que se rompieron en medio de su trayectoria como si golpearan un sólido muro.

    “Espero que tengas algo que golpee con más fuerza” dijo Alejandra.

    “¡Alto!” gritó el comandante que llegaba en esos momentos con el resto de la tropa, parecía que había terminado una batalla urbana en aquel momento, pues detrás de él llegaban muchos heridos, como unos cincuenta.

    Alejandra miró al comandante de aquella tropa de arqueros de manera altiva, y normalmente eso le hubiera costado la vida, pero había algo en aquella mujer que le indicaba al comandante que se trataba de algo especial.

    “Tu rostro, tu peinado, tus ropas, se parecen a las estatuas que se encuentran en las ruinas del palacio” dijo el comandante “¿acaso eres una de los que escaparon al occidente? De ser así, ¿Qué sentido tiene regresar después de 1000 años?”

    Alejandra tuvo que pensar rápido.

    “Mis ancestros siguieron a la señora Alejandra Iskand al exilio, pero no siguieron su mismo camino, ella fue a la montaña de la diosa de los hielos y jamás regresó, por lo que mis ancestros tuvieron que acostumbrarse a vivir en una aldea no muy lejos de allí, solo unos pocos continuamos naciendo con la bendición de Alexander, y yo simplemente decidí que quería conocer el lugar de mis ancestro”

    Todos se miraron los unos a los otros, las palabras que ella empleaba tenían el mismo acento que el de los magos blancos que gobernaban en Branhe, y sus rasgos eran semejantes a los que la casta sacerdotal, pero había algo en ella diferente, fuera de lugar, es más incluso artificialmente semejante al de las estatuas de la heroína Alejandra Iskand que había guiado a los pueblos civilizados ante las invasiones de bárbaros desde el sur antes de ser traicionada y exiliada por sus camaradas, era una leyenda que todos conocían, y sus rasgos eran muy semejantes a los de las altas estatuas de antaño.

    “Es una linda historia” dijo el comandante, pero acto seguido desenfundó su espada “pero algo me dice que eres una mala mentirosa”

    Alejandra avanzó justo donde estaban los heridos.

    “¿A caso crees que un bárbaro puede recibir la bendición de Alexander?”

    Dicho esto todos pudieron sentir el prana en el ambiente que se condensaba en corrientes que brillaban en un aura alrededor de Alejandra, la energía agitaba sus mantos de manera dramática mientras que ella cerraba los ojos, por un momento sintió dudas, después de todo, no había intentado nada tan grande desde… desde hacía mas de 1000 años cuando los altos muros de Kandaxa aún estaban en pie.

    “Yo que he hecho el pacto de la salvación con el gran protector, deseo que todo aquel que ha sufrido el acto de la violencia reciba tu manto y tu alivio, úsame como instrumento de tu gran misericordia mientras que el dolor de mis hermanos pesa sobre mis hombros, atiende a mis suplicas ¡tú inamovible que proteges a todos con tu gloria concédeme la fuerza necesaria para realizar mi deseo!”

    Las palabras de Alejandra eran portadoras del poder y reverberaban como si fueran amplificadas místicamente, el peso de su gran voluntad y de la resonancia de su poder provocó que los hombres se echaran al piso, como si el peso del mundo hubiera aumentado momentáneamente.

    “¡Curaga!”.


    Frey viajó al occidente hasta el límite del gran desierto de Clerya del norte y después prosiguió hacia el sur por el borde de las montañas, se manera que su camino siempre estuvo en la gran ruta de comercio entre los reinos del norte y el imperio de Burmecia al occidente. Su vieja fue acelerada por el hecho de que muchas caravanas iban y venían y siempre podían contratar a un buen mercenario a cambio de comida y agua. Hubo algunas escaramuzas pero la draconaria siempre demostró ser más valiosa que 100 guerreros altos. Su camino le tomó varias semanas, casi poco más de un mes, hasta que por fin se encontró con la alta ciudad de Flatly, que marcaba el inicio del imperio, o eso era lo que ella creía. La ciudad de Flatly era ahora el doble de grande, y se dispersaba por fuera de las murallas, era vidente que la gente ya no temía al ataque de los duendes pardos del norte.

    Sin embargo cuando las personas la vieron portando la lanza y la armadura de los draconarios se quedaba callada. En una taberna se enteró de la razón. “Los draconarios o lanceros dragoon habían sido por siglos el esqueleto del ejercito burmeciano, pero con forme el ejército se hizo más grande los reyes de Burmecia sintieron que el control e influencia de los draconarios era demasiado grande para ser tolerado, por lo que decidieron crear un segundo cuerpo de guerreros, magos de hielo y le entregaron la misión a la comandante de los draconarios llamada Frey Tengielle von Brune la misión de ir a la montaña del hielo y reclamar el nethicite de Shiva para poder crear a dichos magos, pero ella jamás volvió. Cuando pasaron los años los reyes de burmecia prohibieron las enseñanzas de los draconianos y estos fueron exiliados a las altas montañas de Highwind al sur del reino en la frontera con la república de Graz. Una vez sabido esto Frey prosiguió su camino evitando los retenes del ejército, pues entre más cerca de la capital mas era el odio que se sentía hacia aquellos que intentaban recordar el legado de los draconarios.

    Las montañas de Highwind habían sido encontradas por Frey unos cuantos años antes de que se le encomendara la misión de traer el nethicite. Se trataba de montañas empinadas a las que solo era posible acceder para aquellos capaces de emplear la habilidad secreta del salto draconario, por lo que se le hizo relativamente sencillo acceder allí. Entonces lo vio, se trataba de una aldea, pero rápidamente fue rodeada por 20 draconarios.

    Ella trató de convencerlos, pero ninguno hizo caso a sus demandas, y ya era demasiado tarde cuando los veinte guerreros levantaron el vuelo con el salto. Frey cerró los ojos tratando de concentrarse, luego levantó las manos “A caso creen que unos bebés como ustedes pueden intimidarme?” dicho esto ella levantó sus manos emanando un campo de mana muy amplio que se condensó en el cielo “¡Yo soy quien domina el cielo, Rahonavis!”.

    Dicho esto muchas lanzas espectrales se proyectaron en el cielo y golpearon a los draconarios en el aire como si fueran meteoritos hasta que terminaron todos en el suelo.

    “¡Levántense!” gritó Frey visiblemente molesta por la debilidad de estos jóvenes que no cumplían sus expectativas, pues en su época los draconarios eran más fuertes.

    En ese momento todos se dieron cuenta que de haber querido ella los hubiera matado, y segundo, que se trataba de la figura de la leyenda, Frey había regresado desde la montaña de la diosa del hielo. Cuando fue presentada ante la gobernante de los draconarios Frey rompió en llanto, se trataba de una mujer de unos 82 años, pero al ver su rosto se dio cuenta de que se trataba de su hija, las dos se abrazaron, aun cuando sus rostros indicaran que se trataba de lo contrario. Antes de que la anciana pudiera decir algo Frey sacó un fragmento del nethicite del hielo de Filipo.

    “El imperio ya no lo ha de aceptar” dijo la hija de Frey.

    “La diosa me ha dado un nuevo señor al cual servir” repuso Frey “ustedes sigan viviendo aquí, solo quise encontrarlos para cumplir una vieja promesa, ahora debo regresar a servir a mi nuevo señor”.

    “Tu señor es mi señor” dijo la hija de Frey que estaba visiblemente exaltada, sus capitanes se aproximaron, y al ver el rostro de uno de ellos Frey se dio cuenta que se trataba de sus bisnietos. La anciana tomó la mano del mayor y dijo “El señor de Frey es el señor de los draconarios”. El joven estaba asustado, sabía que eran los últimos momentos de su abuela “¡Repitelo!”. El muchacho rompió en lágrimas “El señor de Frey es elo señor de todos los draconarios”.


    “Cuando te fuiste prometiste que regresarías, pero valla que te demoraste madre” dijo la anciana “ahora te entrego a mis niños, algunos han olvidado algunas de nuestras artes, pues la vida en esta montaña es pacífica, pero otros son fuertes, y se aventuran al mundo de la superficie auhn cuando les he ordenado que no lo hagan” estas palabras iban dirigidas precisamente a sus nietos “sé que serán de gran ayuda, ahora que tu cumpliste tu promesa, espero que su preparación me permita cumplir la mía, cuide a nuestra gente lo mejor que pud.. de madre, lo mejor… que… pud…”

    Frey se aferró a su hija durante los siguientes dos días y dos noches, mientras pasaba el duelo de la pérdida de su única hija de aquella manera tan frustrante.

    “Ustedes son libres de hacer lo que plazcan” dijo Frey a los comandantes cuatro días después, luego de que el cuerpo de Hilda Tengille von Highwind fuera cremado según la costumbre, “elijan a un rey y vivan en libertad, no es mi intención cargarlos con mis responsabilidades, no después de haber fallado” dicho esto ella rompió en llanto.

    “El señor de Frey” dijo uno “Es el señor de todos los draconarios” respondieron todos.
     
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    La fantasía final de Fabul
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    Fantasía
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    10
     
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    1409
    Fuego blanco


    Durante la su estancia en el reino de Alejandría, Alejandra se enteró de algunas cosas que sucedían en el reino de Fabul.

    En el año 503 del reino de Fabul los bárbaros de las montañas de Qu descendieron para destruir las fuentes principales de hierro del reino, las minas de Qu, esto debido a que los fabulianos tenían por costumbre emplear a muchos hombres de las tribus de las bajas montañas para la extracción del mineral como mano de obra esclava. El rey de Fabul decidió enviar a su mejor general, Umberto di Lichio comandante del ejército del sur.

    La campaña se desarrolló rápidamente, di Lichio tomó a sus 2000 caballeros y comenzó una leva general en las regiones Fabul, arqueros de las costas de Zor e incluso lanceros bárbaros de las montañas de Gesthal cuyos príncipes servían en las tropas de Jenízaros en el norte, por lo que rápidamente reunieron un ejército de 40000 hombres. El esfuerzo de reclutamiento se vio acelerado gracias a los diligentes esfuerzos de la hija mayor del rey, la princesa Blanca María Odoacer di Laiden. La Princesa a pesar de haber nacido mujer, siempre se esforzó por ser todo lo que su padre esperó de un príncipe heredero que jamás tuvo, destacando en las artes guerreras desde temprana edad y manifestando una gran habilidad para los juegos políticos.

    De este modo en poco tiempo el ejército del sur cruzó el valle de Fabul hacia las regiones del sur, pero pronto se dieron cuenta de que la invasión era peor de lo que esperaban, muchas aldeas habían sido incendiadas y sus poblaciones esclavizadas. Todos estaban perplejos, pues se suponía que las tribus de Qu eran leales al reino.

    Cuando llegaron al valle de Dagra, una zona que normalmente se encuentra repleta de monstruos de la niebla, lo que vieron fue al ejército de bárbaros completamente organizados y portando un estandarte de guerra. No se trataba de una masa desorientada, tenían un cuerpo de lanceros con escudos pesados en el frente, y sus lanzas eran muy largas, dos o tres hombres de largo, mientras que en las alas se encontraban tropas ligeras con jabalinas, en el centro y la retaguardia habían guerreros con armaduras de escapas de hierro o bronce y cascos ligeros, con escudos redondos y espadas largas. Los bárbaros al parecer se habían organizado. Eran unos 60000 hombres bastante bulliciosos y belicosos, pero en lugar de buscar una zona favorable, los caballeros de Fabul avanzaron con sus chocobos y sus lanzas pesadas, las aves del terror eran muy diferentes a otro tipo de monturas, no se detenían ante un muro de escudos, en su lugar saltaban sobre ellos con sus garras en ristre aplastando a los defensores, lo peor de todo era una especie de aura que los rodeaba como un torbellino que evitaba que el filo de las espadas rasgara sus pluimas, y que las largas lanzas se partieran de manera casi espontámnea. Lo que huibiera sido la destrucción para otras caballerías, para las aves del terror y los caballeros de Fabul resultó ser poco más que un murto de balso resquebrajado con tal velocidad que la carga casi no perdió su momento cinético, continuaron avanzando sobre las tropas de élite que resguardaban al cacique bárbaro.

    Las tropas bárbaras fueron puestas en figa rápidamente, mientras que las demás fuerzas del ejército de Fabul se dedicaron a rastrear los rezagos del ejército bárbaro resquebrajado. Sin embargo ese no era el fin. Un destacamento de 500 caballeros y 2500 lanceros que habían sido entrenados por la princesa y que eran liderados por ella avanzaron prosiguiendo la persecución. Atravesaron el rio Dagra y liberaron a los campesinos fabulianos que habían sido reunidos en las minas de Orla, sin embargo, la princesa no se detuvo en eso, en contra de las órdenes del general se internó en las montañas de Qu destruyendo todo a su paso, hasta que por fin se encontró con la capital bárbara desde la cual se había organizado aquella situación.

    La ciudad bárbara de Velta había sido fundada unos cuantos años atrás de manera casi secreta por una coalición de tribus de Qu con el objetivo de crear un reino propio que pudiera poner freno a los abusos de Fabul, y a su vez había sido resguardada por un muro de árboles gigantes inmunes al fuego. La princesa Blanca se presentó ante el muro principal y planteó sus términos a través de un intérprete que había accedido a ayudar a los fabulianos a cambio de que su aldea fuera respetada ante aquel ataque atronador de los caballeros de Fabul, “Ríndanse o mueran”.

    Cuando los bárbaros se mofaron de tan orgullosas palabras respondieron “¿Con que máquinas de asedio piensas atravesar nuestros muros? ¡Estos maderos no se quemaran con el calor de una fogata normal ni con bitumen que puedas obtener en cualquier lugar de estas montañas!”.

    La princesa sonrió mientras un extraño viento la rodeó, luego un círculo mágico se proyectó bajos sus pies mientras que ella levantaba la mano derecha “Piro”. Dicho esto una esfera de plasma salió de la palma de su mano generando una fuerte explosión en la puerta principal, pero el calor no fue lo suficiente para prender aquellos maderos en llamas.

    “Así que es verdad” dijo ella “Esa madera será muy útil para crear torres de asedio, pero por el momento deberán saber que las llamas que me y han concedido los sabios de Leiden es mucho más ardiente de lo que ustedes, sucios ignorantes pueden entender” dicho esto los ojos verdes de la mujer enfundada en una brillante armadura roja y una cota de mallas ajustada de un color azul intenso resplandeció a la luz de la luna, era como si la rodearan las llamas del infierno en persona “El fuego que afecta a todos mis oponentes y todo frente a mí, ¡Pira!”.

    Dicho esto un segundo círculo mágico se proyectó sobre su cabeza y entonces varias lenguas de fuego que rodeaban a una esfera de plasma se proyectaron de un punto en el cielo que Blanca señalaba con sus dos manos abiertas, y cuando bajó las manos al blanco, el ataque se intensificó con múltiples explosiones en la zona de la puerta y regiones cercanas, el calor aumentó a tal nivel que los maderos comenzaron a crepitar, hasta que finalmente comenzaron a arder lentamente. Aun así, la muralla resistió una semana hasta que por fin el fuego la hubo consumido lo suficiente como para quebrarse por sí sola. Lo defensores de Vetla intentaron por todos los medios apagar las llamas, pero del mismo modo que encender los maderos era imposible por medios normales, apagarlos por medios normales resultó imposible.

    El rey de aun no nacido reino de Vetla fue empalado vivo, los nobles sometidos a la esclavitud, así como a la casta guerrera, pero la población civil general fue perdonada si aceptaban la religión de Xian y al rey Rainer Laurer Odoacer di Leiden como su señor. La acción de la princesa demostró que los caballeros de Fabul eran lo suficientemente fuertes como para tomar las posiciones defensivas de los bárbaros en sus montañas, y que no necesitaban hacer tratos con ellos para pacificar esos lugares, siempre y cuando se tuviera una política más integrativa con el pueblo llano. El general di Lichio no estaba particularmente molesto, pues por años había sugerido acciones semejantes al rey.

    Sin embargo las acciones de la princesa no cayeron bien ante los sacerdotes y fue encarcelada en las mazmorras más profundas de Leiden, un destino mucho pero que el de su hermana menor que había sido enviada al destierro años antes por haberse revelado en contra de las enseñanzas del gran sacerdote de Xian. Según una antigua profecía de la religión de Fabul, Xian había dado a los fabulianos la zona de los valles entre las montañas como su tierra, pero las montañas eran territorios de demonios y gente endemoniada, por lo que deberían pelear eternamente con ellos, pero jamás deberían conquistar y gobernar esos pueblos, pues el día que así lo hicieran el favor de Xian sobre Fabul sería retirado. La gente de Qu fue inmediatamente masacrada y muchos escaparon, mientras que las tropas que comandó la princesa escaparon a muchos lugares, mientras que otros fueron empalados frente a la ciudad de Leiden. El general di Lachio fue destituido de su cargo y enviado a su villa en la región de Zor frente a las costas del mar océano.
     
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    Vectah

    Los magos blancos eran el bien principal del reino de Alejandría, eran una casta de sacerdotes que desarrollaban pociones costosas, objetos mágicos y armas especiales para el reino de Fabul en el sur, además curaban enfermedades con su magia y extendían la expectativa de vida de reyes y nobles. Los magos generalmente estaban recluidos en el castillo de Alexander ubicado en una altiplanicie bastante tranquila y a la que la niebla no podía ascender, por lo que los monstros eran una visión rara, y cuando aparecían no eran criaturas demasiado fuertes. Los magos blancos eran adorados y respetados, vivían vidas cómodas, pero como bienes preciados jamás podrían salir de la ciudad de Branhe donde se encontraba el castillo de Alexander.

    Alejandra se dio cuenta rápidamente de la situación a la que ingresaba, pero también se dio cuenta de que el castillo contaba con todos los recursos que ella necesitaba. Puede que en los años en que ella permaneció dormida en hielo hicieran que algunas magias poderosas se perdieran, pero a cambio los magos blancos habían desarrollado una mayor diversidad de pociones y teorías de alquimia, así como mejor tecnología para la forja de armas místicas. La historia que todos se creyeron era que ella era desendiente de los magos que siguieron a la archimago blanco Alejandra de Iskand en una desesperada búsqueda por magia ofensiva casi 1000 años atrás, aun cuando era la creencia de los magos blancos que solo debían usar su poder para sanar y que si derramaban sangre la bendición de Alexander les abandonaría. Ella aprendió rápidamente y con su gran carisma, rápidamente fue asignada a la investigación de armamento.

    Durante el segundo mes sin embargo su división, que ella había pasado a liderar en todo menos en el titulo debido a su inmenso carisma y astucia obtuvo dos armas completamente nuevas.

    “Lo que tenemos aquí” dijo Alejandra a uno de los magos viejos que estaba escoltado por un caballero pesado “es un prototipo básico de una espada de caballero, sin embargo su maldición de ataque es el doble de grande de las espadas normales, sin que la maldición de peso hubiera aumentado más de un 20%, pero lo más notable es que puede almacenar prana generado por un mago para que el caballero pueda emplearlo en batalla, esto aumentará el tiempo de desempeño del caballero o permitirá que pueda portar una armadura con una maldición de peso mayor”

    La espada en si no era más grande que las espadas normales, de hecho parecía todo lo contrario, más ligera, como una espada de hoja ancha normal y una empuñadura de metal verde. Pero lo que más interés despertaba era una copia de esta de un tono azul pálido, casi cristalino, con una joya pálida de un tono gris que se encontraba en su cruz.

    “La segunda que tenemos aquí lleva el concepto de acumular prana al siguiente nivel, puede realizar ataques con una maldición congelante, además con entrenamiento permite a cualquiera que pueda controlar su mana efectuar hechizos de hielo” dijo Alejandra tomando la espada, su maldición de peso no estaba activa tya que se encontraba en su funda “eso quiere decir que sirve como instrumento de batalla tanto para un caballero pesado como para un mago”. Todos aplaudieron.

    “Excelente” dijo el archimago blanco “con esto podremos sacar mucho dinero a los reyes del sur, no, incluso podríamos comprar una provincia completa por esa clase de armamento”

    “Eso sería un gran problema” dijo Alejandra explicando que tarde o temprano Fabul los invadiría, las noticias de que los ejércitos de Jenízaros habían invadido las montañas al sur de la frontera de Alejandría eran ya conocidas por todos, pero los archimagos blancos aun pensaban que la alianza con Fabul se mantendría de manera indefinida. Cuando los caballeros pesados de Alejandría avanzaron para atacar a Alejandra, esta les congeló con un gesto sin tener siquiera que entonar el hechizo. El ataque les quemó la piel, para luego necrosar los tejidos, las armaduras pesadas se quebraron como fragmentos de cerámica vieja mientras sus cuerpos eran arrojados por el torrente de aire frio.

    “Todos aquellos que estén artos de ser los esclavos de ancianos que solo piensan en el oro pueden seguirme” dijo Alejandra mientras miraba a unas jóvenes novicias que se habían apegado a ella en aquellas semanas “ustedes guarden a Defender y a Icebrand, son un regalo que debo entregar a mi señor Sama”, dicho esto un gripo de caballeros irrumpieron en el lugar y rodearon a Alejandra.

    “Aun pienso que eres peligrosa bruja blanca del sur” dijo el hombre que parecía ser el líder “pero admito que tienes razón, aquí no hay futuro, nosotros te seguiremos y veremos hasta donde nos lleva el designio de la diosa de los hielos”.

    Alejandra era una experta estratega y además conocía muy bien la psicología humana, por lo que pudo organizar rápidamente a diferentes facciones al interior de la ciudad que no estaban de acuerdo con el estilo de vida del reino, así que después de esa noche se escaparon por un paso oculto entre los valles del occidente. Los soldados de Alejandría no los siguieron debido a que en los valles habitaban monstruos de la niebla muy fuertes. Sin embargo los que siguieron a Alejandra estaban relativamente a salvo. Icebrand y Defender habían sido concebidas con muchas más propiedades que las que había explicado originalmente. Cuando estaban juntas y resguardadas en cofres especiales emitían un campo de repulsión que alejaba a la mayoría de los monstruos místicos, por lo que pudieron retomar la ruta de los reinos hacia el suroccidente sin mayores inconvenientes.


    A medida que la batalla contra aquel monstruo llegaba a su fin el comandante del ejército de la República de Graz solo podía preguntarse ¿por qué el imperio de Burmecia había traicionado a los draconarios? Con 70 años desterrados muchos comenzaban a pensar en ellos cono una leyenda, pero unas semanas atrás un grupo de diez guerreros que se llamaban a sí mismos como draconarios aparecieron de improviso en su capital Queriu, una ciudad amurallada que había sido fundada entre las montañas de Wivern en el norte y el desierto de Sichu en el sur. La república de Graz había estado en guerra con el impero de Burmecia por diez años, y ahora sabían que un enorme ejército del imperio avanzaba por el paso de las montañas de Highwind en el norte, la púnica posibilidad que tenían era la ayuda de tropas del reino de Narshe, pero para que estas llegaran a tiempo debían atravesar el paso de Aironeto, pero unos tres años antes había aparecido un dragón Ironite extremadamente grande que nadie había sido capaz de derrotar. La bestia era tan fuerte que había destruido ejércitos completos tanto de Narshe como de Graz, pero en aquel día pudieron ver como solo diez draconarios fueron capaces de enfrentar a la bestia con su habilidad superior, pero entonces lo más increíble sucedió, pues la líder de aquel grupo empleó una magia extraña que invocaba el poder de cien lanzas espectrales que se clavaron en las escamas de hierro de la bestia, la cual sangró hasta la muerte debido al acoso de sus subordinados.

    Cuando los ejércitos aliados se encontraron de nuevo los lideres le solicitaron a Frey que los ayudara en la guerra contra Burmecia, pero ella dijo que debía ayudar a alguien primero, pero que cuando cumpliera su promesa, ella acudiría a ayudar a todos los enemigos de la casa real de Burmecia. A pesar de esto los generales le concedieron a ella oro y una escolta armada con órdenes de guiarles rápidamente a través de las montañas de Narshe hacia el norte, debieron pasar por muchas regiones como la ciudad más importante del reino de Narshe en el suroeste llamada Tzen, el paso de Therma donde debieron enfrentar monstruos místicos de fuego algo débiles, luego por los valles Gaza que eran bastante pacíficos hasta que comenzaron nuevamente varias etapas de montaña en el paso de Doria que marcaba la frontera del reino de Narseh con las tierras bárbaras de las montañas del norte, allí la escolta les dio su bendición y regresaron a sus tierras. Los draconarios continuaron su viaje a través de los valles alpinos de las tierras salvajes de Rindo que se decían eran ricas en plata hasta que alcanzaron un paso de montaña muy conocido llamado el pico se Siuzudra. Se decía que el pico de Siuzudra era fácil de atravesar para un campesino pero imposible para un ejército, y aparentemente los 10 draconarios liderados por Frey contaban como campesinos porque el clima fue bastante benigno, al punto de que no encontraron monstruo alguno. Luego prosiguieron por el mismo camino que había seguido Filipo para llegar a su destino, primero el valle Steliazo hasta las faldas de la montaña de Kiria, allí fueron interceptados por una tropa de cien guerreros bárbaros liderados por un sacerdote.

    “No puedes pasar” dijo el sacerdote pues según su creencia nadie era digno de visitar a la diosa de los hielos, pero Frey contestó que ella habpia sido bendecia por Shiva en persona. El sacerdote era un mago de hielo por lo que la puso a prueba, recibir el aliento gélido del hechizo Crio capaz de matar a los caballeros de Fabul. El mago lo lanzó una y otra vez, y otra y otra hasta que diez veces lo hubo lanzado hasta que agotó su mana, pero el aliento frio no afectó a Frey, pues Shiva le había concedido su bendición y ningún ataque basado en frio podía lastimarla. Después de reconocerla como alguien bendecido por Shiva los bárbaros le permitieron el paso al pico de Kiria. Cuando llegaron a lo alto de la montaña nuevamente el clima les sonrió. Cuando descansaron al lado de la cueva de Shiva Frey decidió ingresar, pero no había nada, no estaban las estatuas de hielo de los héroes del pasado, nada de nada, al parecer Shiva solo se mostraba cuando ella deseaba. Finalmente prosiguieron al norte hasta que alcanzaron el valle de Kaska.


    Filipo se sentó un momento, había estado entrenando sin descanso, especialmente desde que de un momento a otro la enorme espada de Unde comenzó a responderle más fácilmente, era como si se hiciera más ligera por momentos, pero luego de usarla su peso regresaba nuevamente, era como intentar cabalgar pero que después de unos trotes se te olvidara como llevar el caballo. A pesar de ello ya era capaz de cazar monstruos de la niebla relativamente peligrosos que serían una sentencia de muerte para tropas completas de jenízaros. Esperando allí en las montañas de Kaska después de realizar una jornada de cacería de unos días se dio cuenta de que había más gente reunida en la aldea de Kaska de lo normal.

    “Es un ejército de clanes” dijo Unde, aunque Filipo ya lo sabía, de alguna manera esa visión le era familiar, el idioma de Unde era un asco, pero era fácil de aprender, al menos para comunicar lo que necesita un guerrero de manera muy efectiva, de muchos modos era un idioma que se construía en torno al manejo de las armas de corte, y en especial de las espadas.

    “El enemigo se encuentra al norteoeste” repuso Filipo mientras se levantaba y arrojaba la espada a Unde, el arma era monumental desde ese punto de vista, casi más larga que la estatura de Filipo “Gracias por el arma, el trofeo está en el campamento, ¿sabes quiénes son los otros?” dicho esto Filipo señaló otro grupo de hombres que avanzaba por el valle desde el este. El ejercito que invadía se veía algo más civilizado, con banderas y estandartes.

    “Según lo que dijeron los pueblerinos son el imperio de Burmecia” dijo Unde “y vienen para arrebatarles su libertad”

    “¿Y no te pidieron ayuda?”

    “Claro que sí, pero no pude responderles debido a que tenía que esperar tus órdenes”

    “Vamos a la batalla maestro” repuso Filipo con un rostro de alegría que solo los guerreros que aman el campo de batalla demostraban, cosa que Unde respetaba mucho, al menos el amo que le había tocado en suerte sería divertido, aunque si se preguntó algo cuando el dicho pasó a su lado para tomar las cosas necesarias “no tienes un arma propia”

    “¿Dejarías que eso te parara maestro?”

    “No” contestó Unde, los dos sonrieron y decidieron bajar de las montañas sin siquiera recoger las cosas de su campamento. A medida que descendían de las montañas se dieron cuenta que habían muchos más, pastores, agricultores, cazadores que eran convocados por los mensajeros, todos ellos se saludaban, los familiares reían por recordar tiempos y batallas contra invasores pasados, mientras que a los nuevos se les recibía con la hospitalidad que se le debían a los aliados de armas, a Filipo se le dio un hacha que generalmente se empleaba para talar árboles y un escudo a cambio de un poco de la piel de una de las criaturas que había cazado, e incluso sobró para que les dieran más raciones de alimento. Así marchaban los bárbaros a la batalla, entre el mal olor de la humanidad y la esperanza de mantener sus costumbres y su libertad.


    Alejandra y Frey se encontraron unos días más tarde cuando la batalla contra el ejército invasor de Burmecia había terminado, poco más de siete meses después de que se separaran. Unde y Filipo fueron celebrados como héroes, así que las dos mujeres tuvieron que sacarlos del lupanar local.

    “Pensé que le enseñarías a usar las espadas malditas” gritó Alejandra a Unde.

    “Y así fue” contestó Filipo saliendo de la piscina y vistiéndose, estaba hablando en el idioma de Unde.

    “¿Así que aprendiste a hablar su asqueroso idioma?” repuso Alejandra sonriendo.

    “He aprendido muchas otras cosas” repuso Filipo.

    La gente de Kaska despidió al grupo de Filipo que fue conocido de allí en adelante como el gremio de Vectah, debido a que ese era el nombre que tradicionalmente le daban al mejor guerrero en una gran batalla, nombre que había recibido Filipo en aquellas tierras. Después de averiguar todo lo sucedido Alejandra decidió que lo mejor era ir al reino de Narshe y dedicarse inicialmente al oficio de mercenarios, eso permitiría entrenar a Filipo en las artes místicas, les daría fama y dinero para reclutar un ejército para el futuro.
     
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    Cazando al dragón rojo

    Los aventureros se reúnen en la agencia de gremios de la ciudad de Narshe, una ciudad costera capital del reino del mismo nombre. La situación es ciertamente relajada, en los últimos años muchas misiones que eran categorizadas como extremadamente peligrosas habían sido resueltas con éxito por muchas gremios de aventureros y mercenarios diferentes, hasta allí todo normal, sin embargo poco a poco el nombre de un gremio fantasma se hacía cada vez mas y mas conocido entre los miembros de los gremios y los burócratas de la secretaría de aventureros, aun cuando ellos jamás tomaban una misión de manera directa, se trataba del gremio llamado Vector.

    Inicialmente eran poco mas de una veintena de aventureros, se decía que habían venido del lejano norte, y al principio parecían mas una compañía de teatro que otra cosa, pues algunos vestían como los aventureros de las leyendas de muchas naciones, lanceros draconianos, magos blancos y uno que otro guerrero capaz de levantar espadas enromes. Al principio fueron tomados como una burla, pero su habilidad fue demostrada en muchas ocasiones y en misiones cada vez mas complejas. Siempre que un gremio tenía un problema en alguna misión solicitada ellos se presentaban y ayudaban a su cumplimiento. No cobraban nada del dinero de enganche, pero a cambio solicitaban los despojos de los monstruos de la niebla que se encontraban en la aventura, con los cuales hacían negocios con los traficantes de pieles y objetos raros. Pronto dejaron de presentarse ellos mismos y comenzaron a ser buscados por los gremios cuando una misión verdaderamente peligrosa se presentaba, y al mismo tiempo, los mejores mercenarios y aventureros, aquellos que en verdad deseaban enfrentar los verdaderos peligros del mundo comenzaban a ser reclutados en sus filas.

    Con el paso de los años el gremio de vector creció en otras ciudades de la costa, y siempre con esta misma tendencia, un poder en las sombras oculto a la mayoría pero conocido por todos los que debían enfrentar las mas terribles calamidades. A los ojos de los nobles y gobernantes pasaban de ser casi como una sombra, una nota al pie de página, ya que a parte de que no cobraban dinero, tampoco apetecían la gloria ante las diversas autoridades, eso hasta que cierta noble con deseos de aventura inscribió su nuevo gremio ante la secretaría de coordinación en Narshe.

    “¡Deso esta misión!” dijo la muchacha, se trataba de una mujer vestida con una coraza parda y muy brillante, hecha con un nuevo material que había sido popularizado recientemente por algún inventor desconocido, era conocida como cerámica mística, y de esta había sido puesta en circulación tres niveles de calidad, bronce, hierro y plata. Las armaduras de bronce eran las mas económicas, pero aun así tan raras que solo las familias ricas podían adquirilas, y ni siquiera para forjar una armadura de coraza completa. La razón del valor de este material era el hecho de que generaba una especie de campo protector contra cortes y ataques, la armadura absorbía de algún modo gran parte del daño causado. La muchacha puso el pomo de la lanza contra el piso de mármol como si fuera una reina, y casi lo era, pues al dar su arma a su ayudante, un caballero de casi dos metros de altura se quitó el yelmo crestado y reveló su identidad, la rebelde hija menor de la casa de Velior, la familia mas rica de Narshe. Si piel blanca y ojos negros revelaba su ascendencia en el lejano norte, se decía que su familia había escapado de la destrucción del reino de Iskand mil años antes y se había establecido en el poblado de pescadores que era entonces Narshe, desde entonces ellos habían apoyado el crecimiento de aquella ciudad hasta convertirse en una metrópolis multicultural y abierta a nuevas ideas, pensamientos y razas.

    “Mi señora” contestó el secretario temblando del pánico, sabía que si ella se quejaba con su padre no tardaría en perder su lucrativo puesto como asignador de misiones, pues aunque en el papel la agencia era una entidad privada e independiente, los Velior tenían mucho poder, un solo comentario del padre de la mocosa a alguien clave y listo. Pero si se daban cuenta que su firma estaba en el documento de la misión que había llevado a la muerte a la hija favorita sería aun peor. Así que decidió hacer algo para salvar las dos situaciones. Justo después de que hubo aprobado la misión envió por un representante del gremio de Vector.

    “Dile a la señora Alejandra que necesito que intervengan en esta comisión, se trata de la cacería de lo que parece ser una cría de dragón de fuego que ronda las minas de Daruse, por favor deben enviar a sus mejores héroes para evitar que Eleonora Velior y sus hombres acaben muertos”.




    Eleonora se había dispuesto a entrenar fuertemente para convertirse en una guerrera después de escuchar la narración de la existencia de una heroína llamada Frey, de quien se decía era capaz de derribar a monstruos de la niebla clasificados como jefes de zona, criaturas tan poderosas y bestiales que eran capaces de dominar regiones completas e impedir el desarrollo de países completos. Para ello había estudiado el arte de la caballería en la fortaleza de Yang en Fabul. Aunque los fabulianos se negaron al principio, después de que se les ofreciera una nutrida cantidad de oro, accedieron a educar a la muchacha. Se dice que la niña se comportó adecuadamente y con diligencia, por lo que aun cuando aun mantenía algunos de sus habidos de niña consentida, decididamente era fuerte, mucho mas fuerte de lo que era un hombre grande normal, después de todo era capaz de portar una armadura maldita de material cerámico.

    Viajaron con rapidez a través del camino norte que lindaba con la zona montañosa del reino de Narshe, el camino se dirigía de manera directa hacia la ciudad del oeste del reino llamada Txen, pero a medio camino este se bifurcaba adentrándose en las montañas Doria. Unos dos años atrás se había descubierto oro en aquellas montañas, por lo que un nuevo poblado llamado Daruse fue fundado para albergar a los mineros y organizar la extracción del metal precioso. Cuando Eleonor llegó a Daruise fue recibida con gran pompa por los mineros locales, quienes veían en los guerreros que la acompañaban una esperanza. Los ataques de la criatura ya se habían hecho evidentes, y lo que hasta entonces había sido considerado un rumor, ahora era evidente, se trataba de un dragón rojo en fase intermedia de crecimiento, su piel nueva se encontraba aun blanda debajo de las escamas viejas, y brillaba con un fulgor semejante al del hierro fundido.

    Sin saberlo, ella estaba siendo vigilada por un hombre encapuchado que tenía un parche en su ojo izquierdo.




    Eleomnor decidió atacar a la criatura la misma tarde, lo cual resultó en…




    Eleonor se encontraba completamente agobiada, la mayoría de sus tropas estaban muertas, envueltas en carbón con sus armaduras místicas hechas trizas, habían muerto con tan solo una bocanada del aliento de fuego de la gran bestia, la cual, aun cuando se encontraba en pleno acto de cambio de piel, por lo tanto las escamas viejas se suponía que eran mas débiles, no parecpia recibir ningún daño, aun de la fuerza sobrehumana de ella y los dos caballeros que la acompañaban, un hombre de dos metros de alto y tez oscura que había atendido el mismo entrenamiento que ella como parte del acuerdo que había hecho su padre con los nobles de Fabul, y un noble Fabuliano llamado Lourge, quien debía vigilar que ni ella ni su guardaespaldas enseñaran las artes fabulianas a otros. Las armaduras de ambos estaban quebradas después de recibir los coletazos de la gran bestia, mientras observaban con impotencia como aun cuando habían logrado abrir varias escamas a la piel nueva, esta comenzaba a perder su brillo fulgurante, lo que implicaba que se endurecía con el contacto de aire.

    “Abrir un punto débil es irrelevante si no podemos asestar un segundo ataque” dijo el sirviente.

    “Si a ti te quedan fuerzas para asestar un segundo ataque no me negaré” repuso Lourge.

    Sin embargo ambos estaban exhaustos, entonces un hombre encapotado salió al frente de batalla. Cuando la gran bestia lanzó su bocanada de fuego el hombre sacó un escudo pequeño oval con el cual pudo resistir la primera embestida, pero el costo fue que la cerámica del escudo se quebró, pero en lugar de entrar en pánico avanzó, pero no a la velocidad normal, era como si avanzara gracias a un impulso místico, mientras sacaba su espada, una obra de arte. La espada pudo penetrar en la zona de la piel del dragón que aun se encontraba débil, luego la sacó y comenzó a atacar en zonas específicas donde la ardiente, pero blanda piel se encontraba expuesta. El dragón intentaba sacárselo de enzima con sus zarpas, garras y cola, pero el hombre podía moverse como un rayo, y pronto se hizo notorio algo.




    “Draconiano” dijo Lourge “tienen la capacidad para crear una superficie de impulso ya sea en el suelo o en el aire con el cual pueden impulsarse, pero en las leyendas no se dice que pudieran impulsarse mas de una vez por batalla”.

    La bestia ya había comenzado a sangrar, una sangre de fuego como lava volcánica que fundía el suelo donde capia, para luego cristalizarse en una beta rojiza extremadamente hermosa. Sus ojos felinos se clavaron en el rostro del hombre que le plantaba cara, el cual se encontraba enmarcado en un yelmo verde que solo permitia ver su ojo derecho, unos ojos azulados que emitían su propio brillo.

    “Esa espada… es una espada de caballero” dijo Eleonor al sentir una extraña presión que emitía, pero al mismo tiempo eso era imposible, ni siquiera su padre había conseguido que los fabulianos le vendieran una espada de caballero, por lo que la única espada de caballero fuera de fabuil debería ser la que portaba en aquellos momentos Lourge.

    Lourge también estaba absorto viendo aquella extraña arma, sin duda era hecha bajo los mismos principios que las espadas para los caballeros de Fabul, pero había algo en su fino acabado y elegante diseño que la diferenciaba, que la ponía por encima de todas las demás.

    Entonces el hombre enfundó su espada y comenzó a concentrar su poder, y cuando así lo hizo un enorme circulo mágico que múltiples capas apareció bajo sus pies, el circulo era tan grande que incluso llegaba hasta donde se encontraba Eleonor y sus caballeros.

    “Su pálida señora que habitas en los picos helados buscando el calor de los hombres que abrazan la muerte, atiende mi llamado, por nuestro pacto solicito tu compañía en este campo de batalla, toma el calor de mis enemigos y sumérgelos en el gélido abrazo del cofre de los hielos eternos”

    Na vez que el guerrero comenzó a hacer el encatamiento el dragó lanzó la bocanada de fuego mas poderosa que Eleonor había visto hasta ahora, el suelo a su alrededor se fundió en un lago ardiente que se expandía detrás de la columna de prana que generaba aquel hombre, en una primera instancia todos pensaron que el aliento ardiente lo había acabado, pero luego se hizo evidente que el aliento de fuego estaba siendo cortado en dos.

    “Atiende a mi llamado emperatriz del hielo, envuelta en el aliento gélido del ¡Polvo de Diamante!”

    Aunque la mayoría del canto un fue escuchado, las ultimas palabras si reverberaron en toda aquella zona, y entonces todos pudieron ver algo que no se había visto en una eternidad.
     
  9.  
    joseleg

    joseleg Usuario común

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    La fantasía final de Fabul
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    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    10
     
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    Entre sombras

    Eleonora vio como de la columna de luz emergió el cuerpo de una mujer enorme, del piel diamantada y cabellos hechos de zafiro, cristales bellos y flexibles que se iluminaban con una pálida luz que lo congelaba todo a su paso, no tardó mucho en que la temperatura comenzara a bajar súbitamente, después de que el lugar era casi un infierno por el aliento del joven dragón. El dragón abrió sus fauces una vez más para liberar su aliento ardiente, pero la mujer de hielo simplemente colocó sus maños juntas como si le indicara al ejército del frio que avanzara por ella, el frio congeló las llamas del dragón e ingresó por su boca, congelándolo hasta el interior.

    Cuando el dragón se desplomó el guerrero vestido en una armadura verde avanzó hacia Eleonora, ella estaba esperando que el dijera su nombre y rango, alguien tan poderoso debía pertenecer a una familia real prestigiosa, ella estaba avergonzada, pero en honor al código de etiqueta reconocería la superioridad del héroe que había derrotado a un dragón infante en más de 1000 años, pero lo que escuchó fue.

    “En cuanto mi gente termine de llevarse las partes más importantes de la bestia podrás dejar pasar a la gente, felicidades señorita, serás conocida como la primera guerrera en derrotar a un dragón en más de 1000 años” dicho esto el hombre prosiguió su camino, su rostro marcado por cicatrices y por un parche en su ojo izquierdo que le cubría una fea quemadura que le había desfigurado casi la mitad de la cara no manifestaba el mas mínimo alivio o el mas mínimo orgullo, al igual que la diosa que había acudido a su ayuda parecía ser alguien extremadamente frio. Eleonora sintió que algo se le revolvía en el estómago ¿Cómo era posible que no reclamara el honor o la gloria? Pero esos pensamientos debieron esperar ya que Lourge lo atacó sin provocación o aviso, pero el hombre se defendió hábilmente, incluso después de haber derrotado a ese gran monstruo.

    “¿Dónde conseguiste esas armas? ¿Dónde aprendiste nuestras artes?” preguntó Lourge a medida que avanzaba, sus pisadas dejaban huellas sobre la roca sólida, y el choque de los metales liberaba cientos de chispas, pero el hombre con el parche en el ojo no parecía conmocionado, es más, con un par de pasos hábiles sacó de balance a Lourge quien no encontró resistencia ante uno de sus ataques, su espada avanzó abanicando en el vacío mientras que la espada de su contrincante le impactaba de lleno en la coraza. El impacto fue tan violento que su cuerpo salió despedido hacia una saliente rocosa que estaba a medio congelar impactando como si se tratara de una roca celestial. Lourge se reincorporó rápidamente orgulloso de su habilidad como caballero pesado, sin embargo cuando Leonora le vio en medio de la neblina generada por los cristales de hielo se sorprendió, la famosa coraza de los caballeros de Fabul, de la cual se decía que era irrompible se había fracturado, la forma de la fractura era una hendidura por corte de la cual manaba sangre. Lourge no lo había notado, pero el golpe había sido fatal.

    “Ustedes están tan acostumbrados a ser todopoderosos, orgullosos de que solo podían ser derrotados por los mares, el frio de las altas montañas o el lodo de las trampas pantanosas subestiman a todos los que les enfrentan cara a cara, las artes de Fabul fueron aprendidas de otros y de esos otros las aprendí yo” dijo el hombre con el parche en el ojo mirando como Lourge se arrodillaba, la sangre comenzaba a inundarle los pulmones por lo que también le salía de la boca y la nariz “yo no subestimo a nadie, y todo aquel que me enfrente deberá saber que atacaré con la misma fuerza que con la que combato a los monstruos de la niebla”.

    Cuando Lourge miró el rostro del hombre su mente volvió a unos años atrás, cuando era el encargado de reclutar a los hijos de los caciques bárbaros para servir en el cuerpo de jenízaros.

    “Ga..Gasutira, ¡maldito seas!”

    Dicho esto Lourge murió.


    Dos meses después Eleonora se hizo célebre, rápidamente se difundió la historia de que ella había derrotado a la gran bestia y había permitido que el reino de Narshe comenzara la extracción de enormes cantidades de oro. La gente que seguía al hombre del parche en el ojo sacaron las partes más importantes del dragón para la alquimia, e incluso dejaron los restos del esqueleto y parte de la carne para que la gente del pueblo pudiera ratificar que la criatura había muerto, pero luego retornaron para llevarse el resto de las partes. Durante aquellos días Eleonora se dedicó a investigar el funcionamiento del sistema de gremios y se dio cuenta de un detalle extraño.

    Unos años atrás, las misiones para los gremios poseían una clasificación por niveles, desde D que era rescatar mascotas, pasando por varios niveles, las de rango B se trataban de dar cacería a ladrones de caminos, mientras que las de rango A eran misiones importantes para gente poderosa, rescatar gente secuestrada o derrotar monstruos de la niebla de alto nivel. Por encima estaban las misiones de rango X, misiones catalogadas como imposible que nadie pedía, nadie hasta que comenzaron a cumplirse. Una noche el adjudicador de misiones de la secretaría iba avanzando medio borracho cuando fue interceptado por unos asesinos, los cuales eran liderados por la propia Eleonora quien iba encapuchada para no ser reconocida.

    “¿Que sucede mi señora?”

    “¿Quién sabe?” repuso ella poniendo un cuchillo en su garganta “las calles de Narshe son peligrosas en la noche, algunos dicen que limpiar esta ciudad es una misión de rango X, dime, ¿a quien tengo que llamar para poder resolver esta situación?”

    Aunque el secretario trató de llevarla por la tangente, la chica era lista, demasiado para su estatura y belleza.

    “Se hacen llamar el gremio de herreros y mercaderes de Vector” dijo el hombre arrodillado después de perder su dedo meñique.

    “Ellos venden armas y armaduras especiales, de calidad igual o superior a las de Fabul, y siempre acompañan a los aventureros en sus misiones cuando lo solicitan, y cuando la misión se hace peligrosa, ellos la resuelven, pero nunca toman el crédito o monedas de oro provenientes de quien contrata la misión, pero a cambio se quedan con objetos que ellos consideran importantes para la fabricación de armas. Muchos los conocen como el gremio fantasma, pero pocos hablan de ellos con las autoridades, son convenientes, desde que ellos llegaron todas las misiones de rango X han sido resueltas, lo que ha traído prosperidad a Narshe, tui familia por ejemplo, ellos rescataron a tu hermano menor cuando fue secuestrado años atrás, y destruyeron al monstruo Malboro que invadió los campos de vino de tu tío”

    “¿Quién es el hombre con el parche en el ojo?” Preguntó Eleonora.

    Nadie lo sabe en verdad, aun dentro de los gremios que han entrado en contacto con los agentes de Vector se trata de una figura casi legendaria, solo acompaña a aquellos que se atreven a registrar las misiones de rango X más dementes, casi siempre se tata de cacerías de monstruos peligrosos como la que usted tomó hace unos cuantos meses, le llaman Sama el cazador de demonios, pero solo unos cuantos han tenido tratos con el”

    “Supongo que esos cuantos son los hombres que mi tío el rey ha coronado con laureles y estatuas por derrotar a los demonios que asolaban Narshe y que ¡ahora viven del dinero de nuestro reino!”.

    “¿Y que va a ser señorita? ¿Sacarlos a la luz? Todos nos hemos enriquecido con sus acciones, ¡es buen negocio!”

    “Nadie es un héroe por que sí” repuso ella “¿acaso no crees que tienen segundas intenciones?”

    “Lo que sé es que hace unas horas nos llegaron noticias de que el gremio de los aventureros del mar de Garamonde lograron destruir la flota de los piratas de Liros, ahora las rutas comerciales entre todos los pueblos del mar Baramu podrán comerciar con más tranquilidad, habrán mas productos en los mercados, mas comida para todos y más riqueza”

    “¿Debo asumir que los heroicos aventureros del mar de Garamonde estaban acompañados por técnicos de armas del gremio de herreros de vector?”

    “Como le digo mi señora” repuso el hombre reincorporándose y sobreponiéndose al dolor “es buen negocio”.

    Dicho esto la mujer dio una señal, y uno de los asesinos le cortó el cuello. Mientras el secretario caía al suelo ahogándose en su propia sangre Eleonora no podía menos que sentirse aterrada. La luz de hielo que había visto aquella noche era un arma tan poderosa, que podría romper la posición de un ejército en línea de batalla. El gremio de Vector era muy célebre y tenía múltiples locaciones en muchas de las ciudades y pueblos que aquellas costas, sus actividades eran toleradas debido a que pagaban jugosos impuestos, y a que no constituían un pie de fuerza armado, después de todo una de las reglas de los gremios de Narshe es que ninguna agrupación podía exceder los cien miembros, pues de lo contrario se les consideraba demasiado grandes y peligrosos para el reino.

    “Sin duda el gremio de armas de Vector es poderoso” dijo ella para sí misma “mi sola palabra no será suficiente para convencer a mi padre y a mi tío, debemos tomar acción para evitar que el valor de los gremios decaiga ante esta amenaza que se oculta en las sombras”.
     
    Última edición: 26 Agosto 2017
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    1903
    Ifrit vs Shiva

    Un noble fabuliano ingresó al gremio de herreros. Avanzaba cubierto por una capa blanca con la que pretendía ocultar su identidad, pero el material con el que estaba fabricada lo destacaba de inmediato de entre la muchedumbre, aquellos que lo notaban sabían que se trataba de algún noble extranjero que buscaba la ayuda del gremio fantasma, una vez que completara un trato, el noble probablemente buscaría un gremio débil para contratar la misión por un rango menor al que sería normalmente, por lo que no tendría que dar mucho dinero. Cuando el noble ingresó a la casa donde funcionaba el gremio de herreros de Vector se encontró en medio de una extraña fábrica, en el primer nivel se encontraban herreros que forjaban estadas de acero de la más alta calidad a gran velocidad, y en medio de la algarabía y los insultos para trabajar más rápido pudo notar a una mujer de cabello negro como las plumas de un cuervo a la cual todos reverenciaban como si fuera una reina. Cuando el noble intentó acercarse un hombre de unos dos metros le cortó el paso, en su espalda portaba una espada enorme, como de un gigante, por lo que el noble fabuliano sabía que se trataba de un guerrero que dominaba las artes de los caballeros pesados.

    Por algunos años recientes los caballeros de Fabul y los grandes aristócratas comenzaron a recibir noticias de que potencias extranjeras habían encontrado el secreto de las armas pesadas, pero muchos se negaron a aceptar que el gran secreto de Fabul había sido revelado, sin embargo eso era secundario en estos momentos. El noble se quitó la capucha y se presentó con su nombre Luchino Vizconti. Unos meses antes su hermana menor que iba en un viaje por barco de regreso Feng había sido alcanzada por barcos piratas y ella hecha prisionera.

    La mujer de cabellos negros y manto blanco le respondió que ese no era el lugar, que ese tipo de requerimientos se hacían en la secretaria de gremios de aventureros de Narshe y que ella solo hacia armas, las mejores armas del mundo y nada más. Pero justo en ese momento Luchino escuchó la voz de su hermana que venía desde la puerta. Los dos hermanos se abrazaron mientras que otro hombre ingresaba por la puerta. Se encontraba armado con una armadura verde y una espada que evidentemente se encontraba con la maldición de peso que le otorgaba a los caballeros de Fabul su ventaja en el campo de batalla, pero lo que más le sorprendió fue su rostro. Aunque tardó unos segundos Luchino pudo reconocer el rostro de un noble bárbaro que había escoltado años atrás, y con quien solía hablar cuando visitaba la fortaleza del norte en Yang. Eso lo hacía un traidor, pero el hombre no pareció reconocerlo. La niña le dijo que Sama, como se hacía llamar el guerrero con el parche en el ojo, había derrotado a los piratas solo, y la había salvado a ella y otras personas importantes que tenían secuestradas para pedir rescate.

    “Llega en mal momento mi señor Sama” dijo la mujer de cabello negro.

    “Solo los dioses saben cuál es el momento adecuado Alejandra” contestó Sama sin prestar atención a la cálida reunión familiar.

    Luchino se levantó y sacó una bolsa llena de diamantes de la más alta calidad, era lo que había venido a ofrecer como pago por la ayuda de rescatar a su hermana.

    “Toma tu dinero y vete” contestó Sama “tu hermana no es una mercancía, y el beneficio de sacarla del hueco donde la encontré ya lo he recibido”. Sin embargo Luchino respondió que aun así estaba agradecido de por vida, y en aquel lugar juró por su honor ayudar a Sama el cazador de demonios si este llegara en algún momento a necesitar su ayuda.


    Alejandra informó a Filipo que ya empezaban a saber de ellos. Sin embargo el repuso “es irrelevante, ha llegado la hora de proseguir nuestro plan, el antro donde estaban los piratas se encuentra cerca de las tierras donde gobiernan los caciques que se hacen llamar a sí mismos Gasutora, además es un lugar que no está en las rutas normales, así que podremos establecer nuestra base principal allí, ha llegado la hora de convocar al ejército que hemos estado forjando todos estos años”.


    Unos meses más tarde el gremio de los herreros de Vector desapareció como si se lo hubiera tragado un dragón, y unas semanas más tarde el rey de Narshe realizó un edicto tan extraño como irracional, apoyado por un séquito de nobles de Fabul condenó a muerte a todos los héroes que habían sido laureados por derrotar a los grandes demonios de Narshe, y a los aventureros les condenó a la cárcel, nadie debía portar armas en el reino más que aquellos autorizados y controlados directamente por el ejército. Así comenzó la gran purga, pero casi tan rápido como desapareció e gremio de herreros, gran parte de los veteranos aventureros comenzaron a desaparecer. Muchos decían que avanzaban a las costas donde eran reclutados por hombres en barcos raídos para ser llevados a un lugar al otro lado de la costa.

    Posteriormente muchos hombres jóvenes y bien formados que normalmente serían los primeros en ser reclutados por los ejércitos regulares comenzaron a reunirse en pequeños grupos en los puertos y desaparecían.


    Al mismo tiempo, el reino de Fabul perdió a su rey, y cayó en la guerra civil, en el norte una mujer rápidamente se apoderó de las riendas de la fortaleza de Yang y sometió a aquellos que se le opusieron, se trataba de la exiliada princesa Galatea. A demás le dio a los Jenízaros el conocimiento de las artes de los caballeros pesados y escindió el reino, sus tierras comenzaron a extenderse rápidamente, ya que su poderosa voluntad hizo que muchos señores barbaros de las montañas de la niebla le juraran lealtad, así nación el reino de Fabul del norte. En el noreste un noble fuerte decidió independizarse e Fabur proclamando su independencia bajo el nombre del reino de Barón. Por otra parte el reino del sur se vio envuelto en su propia guerra civil, con muchos de sus generales muertos en guerras intestinas, la situación llegó a tal punto que el gran sacerdote y el primer ministro debieron llamar a la princesa Blanca de su cárcel en las mazmorras de Laiden. La princesa vistió nuevamente su armadura roja y asumió el mando del ejército, siendo nombrada como la reina Blanca María I. Bajo su mando el reino del sur se recuperó, y comenzó a reconquistar las tierras bárbaros, primero fueron las tierras del sur, las tribus de Qu, luego las tribus de Wesnot y Marian en las montañas del sur de la cordillera de Gesthal, posteriormente los pueblos libres de Gabbiani con lo que aseguró un pequeño puerto en la aldea de Lirtos, hasta que finalmente su atención se puso en los más sucios de todos los bárbaros, la tribu de Gesthal, los púnicos que se habían atrevido a combatir contra los caballeros pesados en el valle.

    Había pasado casi un año desde que Filipo había logrado fundar su ciudad secreta, la llamó Vector, una ciudad fortaleza, que aún era un bebe, pero que pronto sería el lugar más avanzado del mundo gracias a la inteligencia de Alejandra. Un día mientras se encontraba tocando una armónica que le había dado una doncella que había rescatado en un lugar se encontró una mujer harapienta que caminaba como si estuviera herida en una de la quebradas al norte de su posición. Cuando Filipo la tomó en sus brazos para ayudarla, la mujer entró en llanto, hablaba un idioma bárbaro que por alguna razón, el entendía a la perfección, su acento, su dialecto e incluso su voz.

    “Mi señor Gasutora, tu padre ha muerto, es un.. ejercito fantasma”

    Cuando la mujer murió Filipo pudo sentir un estremecimiento, como si una enorme masa se desplazara al ser ocupado su espacio por algo enorme, y entonces se encontró ante 5000 caballeros fabulianos perfectamente armados y en frente de ellos había una mujer cubierta por una armadura roja y a su derecha se encontraba lo que parecía ser un mago de alto rango ataviado con toda clase de artefactos que amplificaban su poder, sin embargo Filipo pudo notar que su defensa era débil, esta mujer exponía algo tan frágil en el campo de batalla pensando que lo único que tenían para atacar a largo alcance eran flechas. Filipo sabía bien quien era ella, la Reina Roja de Laiden, la persona que simbolizaba todo lo que odiaba y todo lo que podía recordar claramente.


    “Siempre me sorprende esta magia de tiempo y espacio, con Teleport podremos movilizar nuestras tropas tras líneas enemigas en cualquier momento, solo necesitamos un enemigo con una marca de estigma que llegue a donde nosotros queremos por ayuda, tú debes ser parte de esta nueva tribu que viene del mar, debes saber que estas tierras me pertenecen”

    Filipo se levantó, su sangre estaba caliente, lo cual no había sucedido en muchos años desde que visitara la cueva de Shiva.

    “Tú te ves en buena forma, me gustas” dijo María “pelearas para mi” luego miró la fortaleza que aún se encontraba en construcción “tus hombres me gustan, también pelearan para mí, y tu puerto se ve hermoso, me gusta mucho más, creo que me lo quedaré”.

    “¿Y qué sucederá su no?” repuso Filipo.

    “Entonces terminarás devorado en mis llamas” respondió ella.

    Filipo levantó la mano y hecho esto una esfera de magia de hielo salió de su mano, pero fue interceptada por otra de fuego que lanzó Maria, el impacto anuló su efecto, el cual de disipó en forma de prana, pero entonces el mago del tiempo que se encontraba a la derecha de la reina terminó en el suelo, su torso estaba quemado por el frio. Filipo había lanzado un segundo hechizo más débil pero más rápido.

    La reina entró en cólera al darse cuenta que su arma estratégica había sido eliminada de un plumazo por su propia arrogancia.

    “Maldito, ¡ahora sabrás lo que es el infierno!” luego ella comenzó a gritar

    “Tu rey leonado que habitas las grutas resplandecientes, cuyas llamas devoran todo orgullo, atiende a mi llamado, por nuestro pacto solicito tu compañía en este campo de batalla, devora la vida de mis enemigos con tus llamas inextinguibles, llévalos al infierno donde sus almas sufren eternamente”.

    Filipo se dio cuenta automáticamente de lo que estaba sucediendo, así que comenzó a entonar su propia oración, pero en contraste su voz era armoniosa, casi como si se tratara de un aedo que canta un poema con métrica y tono hermoso y formal.

    “Tu pálida señora que habitas en los picos helados buscando el calor de los hombres que abrazan la muerte, atiende mi llamado, por nuestro pacto solicito tu compañía en este campo de batalla, toma el calor de mis enemigos y sumérgelos en el gélido abrazo del cofre de los hielos eternos”

    Luego los dos se miraron mutuamente, mientras sus cuerpos eran envueltos en una luz diamantada y bajo sus pies se generaba un extraño circulo de alquimia, tan complejo que ni los magos menores que había traído la reina consigo lograban entenderlo con claridad. Luego ambos gritaron al unísono su propio mantra de invocación.

    “Llamas del infierno” gritó la reina.

    “Polvo de diamantes” gritó Filipo con todas sus fuerzas.
     

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