Yo dormía y mi corazón velaba. Mi alma aguardaba tu llegada, espero con ansias escuchar tu voz, como cuando la gacela busca el agua para tomar; así te ansió y escuchar. ¡OH si besare besos de tu boca ¡que son como un sello a mi corazón, como una marca a mi cuerpo, hechas con brazas de fuego, del fuego del amor; el cual no lo podrán apagar las muchas aguas, ni lo ahogaran los ríos. ¡He aquí eres hermoso, mi eterno amor deleitos¡ el mas perfecto de los hombres. Eres mi amado, tan blanco como la nieve, negro son sus cabellos como la noche, tan suaves y sedosos como la lana; tus ojos tan brillantes como dos luceros que alumbran en el firmamento, tus mejillas aromáticas como fragantes flores en una pradera…tus labios los cuales destilan mirra fragante y al mismo tiempo, como panal de miel destilan tus labios, tus manos y tu cuerpo, son como el marfil adornado de engastes de piedras preciosas; tu nombre es como un ungüento, el cual cura mis heridas y borra mis cicatrices; tal es mi amado mi eterno enamorado, el cual da gozo a mi corazón…el ha atrapado mi corazón con sus ojos, con una gargantilla de su cuello. Levántate Aquilón, y ven, Austro; soplad y desprende aromas de olor fragante y venga a mi, mi codiciable amado… apresúrate amado mió. ¡Escucho la voz de mi amado¡ he aquí el viene y mi corazón se a conmovido. El se muestra como el alba, tan clarecido como el sol, aquí te espero mi amado hermoso mió, te ruego que no hagáis velar al amor, nuestro amor…