Él la conoció en un matsuri, un festival de animación japonesa. Entonces tomaron el té, pero esta vez lo harían con mucha más calma. Esta vez tomaban el té solos, en el local de ella dedicado a la ceremonia del té. Siguieron los pasos de la ceremonia con mucha calma y cuidado; apremiándolo todo: el aroma del te, el calor del agua que salía de la tetera, el sonido que hacía cuando llenaba la taza y el sabor de aquel líquido. El la vio con su yukata, su pelo tan arreglado y su carita tan bonita. En su mente, él fantaseó que la besaba.