La Carta esperanza [Sakura Card Captors]

Bueno para el chico que escribe de todos decidí dejar mi contribución también aquí, con mi reto auto-impuesto de spin-offs. Es la primera vez que escribo de Sakura, no sé que vaya pasar, el relato me gustó.

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Kevin se asomó ansioso hacia el patio mientras su corazón latía con fuerza, llevaba tanto tiempo en aquel hospital así como la ilusión de poder curarse, al menos eso era unos meses atrás. Sin poder dormir había vagado por el pasillo de los dormitorios dando pequeños pasitos para no ser delatado, se sentía mareado y con fiebre pero luego de pasar tantos días de esta manera, no le importaba ni afectaba demasiado, se asomó a la ventana justo cuando las estrellas en el firmamento resplandecían más y sonrió pues una estrella fugaz, de aquellas mágicas de los cuentos de hadas venía hacia toda velocidad hacia él hasta quedar frente a frente, en lugar de tener miedo se tornó emocionadísimo pues tenía justo el deseo perfecto para ella.

Al día siguiente despertó y hubiera creído que todo era un sueño a no ser porque su deseo estaba esperándolo al pie de su cama.

—¿Amy? —preguntó el niño con el rostro iluminado de felicidad.

Una niña más o menos de su edad estaba frente a él, tenía un largo cabello rizado y piel trigueña, además de unos alegres y expresivos ojos avellana, ella se dedicó a sonreírle haciendo que estos se volvieran solo dos líneas curvas dibujadas en su rostro.

El niño se disponía a dar un salto de su cama cuando recordó que tenía el tubo del suero sujetado a su antebrazos, quedaba muy poco y no pudo esperar a que se terminara, no le importó el intenso dolor que había sentido aquella mañana en el pecho ni en las piernas, se sentía lleno de vida, se lo quitó con el mayor cuidado que pudo y la siguió.

Escondidos de los doctores y las enfermeras de habían filtrado hasta el magnífico patio lleno de plantas y flores instaurado detrás del nosocomio en el que incluso había algunos cuantos columpios entre los aparatos de ejercicios tal vez para los niños que iban de visita y no podían entrar de visita a ciertas salas.

Decidieron que debían de guardar silencio, pero tal voto quedó olvidado apenas unos minutos después por la emoción, la niña estaba en el columpio y él se dedicaba a empujarla mientras la escuchaba reír. Decir cuánto había echado de pena tantas cosas de ella le apenaba, pero al mismo tiempo se convencía que todo lo expresaba en sus acciones, al igual que la pequeña.

Así pasaron los días, la niña acudiendo a su cuarto para llevárselo a jugar, explorando los lugares de aquel hospital, el niño cada vez más despierto, más activo, podría decirse que hasta más sano y como todo lo que hacía con Amy era prohibido desde que se bajaba de la cama no la mencionaba jamás.

Ese día al despertar no la había encontrado a su lado y al ir a la habitación donde en otros tiempos la había visitado –el primer lugar donde se le ocurrió buscarla- se encontró con una grandiosa sorpresa. La habían dado de alta.

Es claro que pensar que el niño no sabía leer bien si se aclara que tenía unos seis años y la letra de los doctores casi siempre es horrenda, pero él conocía ese sello color verde que había esperado tanto ver en él desde que el doctor Ramírez le había explicado su significado.

La esperó durante horas decaer su ánimo y ya entrada la tarde comprendió que tal vez lo estaría esperando en el patio del hospital a donde habían ido la primera vez que había vuelto.

El niño vio unos destellos similares a los de la última vez algo le hizo correr tan rápido como pudo sin darse cuenta que no se agitaba, entonces vio que a lo lejos aquella luz que había llegado a él parecía devolverse al cielo.

Sus ojos se cristalizaron mientras dos lagrimas rodaban por su mejilla, se llevó la mano al pecho y al final sonrió.

—Gracias, hasta siempre… —susurró.

Al día siguiente despertó muy seguro que no encontraría de nuevo a su amiga esperando a que fuera a jugar y así fue, en su lugar, estaba el doctor Ramirez, con sus gafas y rostros cansado como lo estaría cualquier otro día, pero lo portaba en su mano, no era para ordinario, ese papel con el sello verde, ese que tanto había esperado, sus padres de abrazaban llorando de alegría y al final él lo hizo también. Todo el hospital opinaba que había tenido una recuperación milagrosa.

Luego de un tiempo se le pudo ver saliendo pegando saltos como cualquier otro niño de su edad, sin una pizca de ese mal que le aquejaba mientras subía al auto de sus padres, al mirar por el retrovisor pudo verla de nuevo saltando en él completamente entusiasmado, Amy lo despedía sonriendo más radiante que nunca y él hacía lo mismo, hasta que el auto se transformó en un puntito en la carretera.

La niña en ese momento tomo la forma de una regia mujer de gran belleza y pelo largo, destelló en un resplandor y desapareció creando un hilo de luz hasta las manos de una muchacha que tenía el pelo hasta el cuello mantenía esa inocencia en su rostro que había tenido desde pequeña, un chico de pelo revuelto la acompañaba ocultos tras unos árboles mientras si otra mano entrelazando sus dedos.

— Ha sido muy lindo lo que has hecho, ¿lo sabes verdad Sakura? — le dijo le muchacho mirándola como si quiera conocer todo en su interior.

Ella sin quererlo se sonrojó un poco al ver como la mirada y lo beso suavemente.

—Si, ¿sabes? Shaoran-kun, esta carta tal vez ya no deba llamarse ilusión.

—¿Ah, no?, ¿cómo sería su nombre desde ahora?— preguntó el muchacho curioso.

—Lo que ocurrió aquí no fue parte de la imaginación ¿verdad?, por lo que sea solo una simple ilusión no le queda, ¿Qué tal esperanza?.

Y ambos se dirigieron una sonrisa y comenzaron a alejarse por el sendero mientras la luz del sol cedía al anochecer.