Hola a todo el mundo. Hacía siglos que no subía nada, por lo menos dos años. Es un One-shot que se me ocurrió de repente el año pasado, y aunque no es nada espectacular y probablemente tenga muchos fallos, a mí me gusta bastante. Aún así agradecería comentarios que me ayudasen a mejorar ^.^ LA BESTIA Alejandro inspiró con fuerza aquel polvo blanco que había sobre la mesa. Se recostó en el sofá, disfrutando de la música que retumbaba en sus oídos. Solo había dos cosas en el mundo que le gustasen tanto como aquello. Una era reventarle la cara al primer pardillo que tuviese la desgracia de cruzarse en su camino. Y después, por supuesto, las tías. Donde se pusiese una buena piba, que se quitase todo lo demás. Sonrió como un idiota. Tenía ganas de echar un polvo. Paseó la mirada por la discoteca. Chicos y chicas se movían al ritmo de la música como si estuviesen poseídos. De repente, su mirada se detuvo en una sencilla chica que estaba apoyada en la barra. Era la novia del Ma’. Alejandro sintió como la euforia de hacía unos segundos desparecía para dar paso a la cólera. ¿Qué hacía allí aquella pánfila? Desde que el Ma’, `` la bestia ´´ como lo conocía todo el mundo, salía con esa furcia, había cambiado. Se había amansado. Era como si aquella niñata hubiese domesticado a la bestia, una bestia que causaba pavor con su sola presencia. Alejandro se levantó. -¿A dónde vas?-Le preguntó Pablo. -He visto una presa interesante-Una sonrisa cruel se dibujó en su torcida boca-Voy a divertirme un poco- Pablo miró en la dirección que hacía unos segundos había estado mirando su amigo. La vio. La novia del Ma’ estaba allí. -Espero que no vayas a hacer lo que yo creo- La sonrisa de Alejandro se ensanchó. -No seas imbécil. Si el Ma’ te pilla, te matará- -No me va a pillar- Y Alejandro caminó con decisión hacía donde se encontraba aquella frágil e inocente chica, que el único pecado que había cometido era comenzar a salir con el gamberro más temido de la zona y restaurarlo. -Hola florecilla-Saludó burlonamente Alejandro a la chica. La novia de Ma’ alzó la vista. Se le transfiguró la cara cuando vio de quien se trataba. Era Alejandro, el bateador. Se había ganado ese nombre gracias a su manía de pegarle palizas a la gente con un bate de beisbol. ¿Qué quería aquél matón de ella? Tranquilízate, se dijo a si misma. Lo único que tienes que hacer es marcharte. -Si me disculpas- La chica intentó escurrirse, pero Alejandro era como un muro. No había por donde escapar. -Pero, ¿A dónde vas con tantas prisas? Vamos a divertirnos un poco- Y diciendo aquello, cogió su cabello con brusquedad, provocando que un gemido lleno de dolor escapase de los labios de la chica. -S-suéltame, me haces daño-Lloriqueó ella. -Ni hablar pequeña. Tú y yo vamos a pasarlo bien- Alejandro acercó su rostro al de la chica, echándole todo el aliento en la cara. -Ahora que te miro bien, eres bastante mona- -¿Qué cojones te crees que estas haciendo?- Alejandro se giró al escuchar aquella voz que le resultaba tan familiar. Se quedó helado al ver de quien se trataba. -¿Qué cojones le haces a mí novia?- La cabeza de Alejandro intentó pensar con claridad. Ma’ no debería estar allí. Todo el mundo sabía que ese día le tocaba trabajar por la noche en el bar de su viejo. -Suéltala- Alejandro soltó a la chica, pero en ningún momento apartó la vista del chico que tenía delante. Ma’ era más bajo que él. Alejandro le sacaba dos cabezas, además de ser el doble de grande, y aún así no podía dejar de temblar como una hoja. ¿Por qué no había hecho caso a Pablo en lugar de ir a molestar a esa chica? A sí, porque estaba colocado hasta las cejas y todo le daba igual, únicamente quería disfrutar el momento. No le dio tiempo a reaccionar. Ni tan siquiera había visto de donde había salido ese puño que le había golpeado con gran precisión, provocando que su labio se partiese. Alejandro se tambaleó, aturdido y entonces, uno detrás de otro comenzaron a lloverle puñetazos y patadas. Quería defenderse, contraatacar, pero era imposible. Los golpes de Ma’ eran precisos y potentes, como si le estuviese golpeando con un puño de hierro. El chico sintió el sabor metalizado de la sangre en su boca, al igual que escuchaba los gritos asustados de la gente a su alrededor. ¿Cuánto rato más aguantaría? Nadie iba a ayudarlo. Todo el mundo le tenía miedo al Ma’, incluso él mismo. Estaba a punto de perder la conciencia. Sentía su cuerpo pesado, cuando escuchó una voz alzarse sobre las demás. -¡Basta, para ya! ¡Si sigues así vas a matarlo!- Y entonces, poco a poco, aquellos golpes llenos de furia, se detuvieron. Alejandro intentó enfocar a su salvador. Le costó un poco, pero al fin lo vio. Ella, la novia de Ma’ era la que le había salvado. Tal vez ella era la única capaz de calmar a la bestia porque también era la única capaz de plantarle cara. Sonrió. Tendría que cambiar su concepto sobre ella. ``Eso es. La próxima vez que la vea, le daré las gracias ´´pensó antes de sumergirse de nuevo en aquella placentera sensación de felicidad y despreocupación que le proporcionaba aquel fantástico polvo blanco. Fin