No me considero la persona más audaz de mi pueblo, pero puedo hacer grandes rasgos en la vida de los demás. Soy esa persona a la cual suelen llamar “Princesa”, la persona que lucha por la libertad de sus tierras, lo que realmente me pertenece estará seguro si es que está en mis manos y no en la de otros. Me llamo Afrodita, soy la diosa del amor y la belleza, muchas personas no me creen capaz de recrear este ambiente y personificarlo, mucho menos luchar con guerreros experimentados y entrenados para ello. Me dí a conocer emergiéndome a través de las olas del mar, todos los habitantes que vivían en el fondo del mar me alababan por mi belleza. Soy la mujer de Hefesto, el dios del fuego y de la metalurgia, realmente no entiendo como pude casarme con una persona como él, arrogante y amargado, su deformidad no le favorecía en lo absoluto. Su madre Hera, se encargó de echarlo de sus aposentos, una pesadez de la cual no quiero hablar en estos momentos. Lo ví por última vez hace más de diez años, puede decirse una década, al parecer me dijo que tenía una guerra contra los aldeanos de dicha ciudad, no quiso explicarme con detalles porque no podía hablar, realmente si lo hacia lo ejecutaban, y no quería que le hagan eso, aunque pueda ser que le tengo algo de odio y no sé a qué se debe, pero no quería que lo ejecutarán. No soy esa clase de personas que predicen el futuro, pero ya pasaron diez años y yo aún lo sigo esperando como una completa idiota, no quisiera pensar lo peor, pero realmente en el pueblo todos lo dán por muerto. En el pasar de los años tuve otras relaciones, pero una fue bastante impactante, marco estos años que he pasado con él, se llama Ares, es el dios de la guerra e hijo de Zeus. Agresivo y sanguinario, pero era todo lo contrario cuando se trataba de mí, una persona que cambiaba de parecer en un segundo, con solo ver sus ojos, ese brillo que recaía en mí, realmente era impresionante, de agresivo y sanguinario, a belleza que se transformaba en algo realmente bonito y amigable. Muchas personas pueden creer que Ares y yo estamos en una relación o algo parecido, pero no se acerca ni a lo más mínimo posible. En breve, él es mi amante, porque aunque hayan pasado diez años de la desaparición de mi esposo, yo lo seguiré esperando cueste lo que cueste. Ares sabe que yo lo estoy esperando por eso no quiero nada serio, pero él me ha ofrecido si quería someterlo a luchar por la desaparición de mi esposo… ─Afrodita, yo puedo ayudarte a encontrar a tu esposo, haré lo imposible para que puedas estar bien y tranquila, aunque llegues a dejarme por él, yo no puedo verte de esta forma, triste y caída, con esa cara larga que no te pertenece─ Muy firme dio su último aliento y espero mi respuesta muy calmado y paciente. Quede impactada al recibir este pequeño mensaje, mucho menos me esperaba que estas palabras salieran de la boca de Ares, realmente era asombroso que quisiera ayudarme y sin tener ningún conflicto, realmente me demostró que él quiere seguir luchando por este amor. ─Mira Ares, es muy bonito de tu parte, pero no quiero meterte en el medio, realmente puedo yo sola, me estaré entrenando con mis súbditos, también los pondré a cargo a la gente que realmente supo valorarme todo este tiempo, tú eres uno de ellos, quiero que domines esta área como si fuese tuya. No me defraudes, no quisiera encontrarme con otra aldea el día en que regrese─ Tan precisa que me asuste de mi misma, pero contuve la calma. Con su rostro tan halagador podía predecir lo que realmente quería decir… ─Afrodita, está muy bien lo que dices, palabra tuya no la tiene nadie, es tu decisión y no la puedo cambiar, yo te dejare ir y cuidare de esta aldea tal y como la encontraste. Pero quiero hacerte una pregunta ¿Cuándo iras a entrenas a las afueras de la aldea y visitar a tus súbditos para que te entrenen? ─ Una buena pregunta que fui capaz de contestar con mucha presencia… ─¡Ahora mismo me estoy yendo! Cuida mucho de las personas que integran este pequeño pueblo, pero antes de irme daré un pequeño mensaje para que sepan perfectamente cuál es mi objetivo─ Sentí muy dentro de mí que me estaba convirtiendo en alguien que puede manejar una situación como esta y mucho más aún.
Hola Linda. Gracias por invitarme. Al inicio, me recordó todo lo que era la vida en Grecia puesto que ellos creían en dioses similares. Pero bueno dejo el tema y subrayo algo. * la persona por la cual lucha por la libertad de sus tierras, Según sé yo, podría ir así: (La persona que lucha por la libertad de sus tierras.) * una persona como el La letra "el", está tildada puesto que te refieres a una persona "él" * hace más de 10 años Hace más de diez años.: Preferible usar en letra, ya que como es una escritura seguramente se verá mejor. Bueno, por ahora sólo noté esos errores.Pero seguramente puedes editar. Me gustó leerte, es algo diferente a lo que leo y escribo. Me diste metodología a mi mente sobre la Mitología y haciéndome recordar mis años de escuela. Gracias.
Muchas gracias señorita por marcarme los errores que he tenido, ya los he corregido por cierto. Que bueno que le hiciera recordar a momentos únicos e inolvidables como los años de escuela.
Oh, interesante. Una adaptación de los personajes a una época un poco más actual a la de sus leyendas... no siendo Dioses, sino personas. ¿No? Excelente, buena introducción, vas por muy buen camino.... lo prohibido siempre será tentador, jajaja. Ares es sexy por donde vaya.
No quería preocupar a ninguna persona del pueblo, ni mucho menos, por lo tanto el mensaje lo tendría que dar yo y presentarme como la persona valiente que soy. Es preferible, ya que la gente puede asustarse y pensar cualquier cosa de mí, tanto como de Ares, que lo he dejado a cargo. Camine lentamente hacia el grupo de personas que estaban reunidas discutiendo sobre algún tema en particular, y por allá a lo lejos escucho un rumor que retumbaba lentamente en mis oídos… ─¡La señorita Afrodita, reina de este gran pueblo quiere localizar al grupo de soldados expertos para luchar en una gran batalla!─ Se oyó como si un gran huracán estuviese pasando tan cerca de nosotros. Me sorprendí, ya que no habían pasado ni dos minutos que hable sobre este tema con Ares que ya se había corrido el rumor en el pueblo, se puede decir la mayor parte de él. ─¡Señores! ¿Ustedes creen que puedo yo solicitar a soldados expertos para luchar en una gran batalla? ¿Al menos saben de lo que están hablando? Estamos en crisis económica, y para pagar a unos soldados que pueden llegar a perder su vida tan solo por una maníaca como yo creo que sería muy cruel de mi parte hacerles perder dinero a ustedes cuando trataron de reunir cada centavo para mantener sus vidas en pie. Solo quiero lograr encontrar a mi marido, que desapareció hace más de una década y no regresó. ─ Tan enfadada estaba de que hablaran tras mis espaldas sin consultarme, pero desearía que hablen de lo que estoy dispuesta a hacer y no de lo que voy a cometer, si es que eso para ellos es un delito semejante. Los aldeanos me miraron y me aludieron, parecían estar orgullosos de mí, pero realmente no sé qué dirán al respecto. ─Oh señorita Afrodita, nosotros estamos dispuestos a luchar en esa gran batalla que suele usted mencionar, prestaremos nuestro apoyo por el solo hecho de que usted nos ha dado la oportunidad de vivir en un pueblo tan chico como este pero enorme a la vez, porque tiene una capacidad que ningún pueblo suele tener. ─ Tan preciso dijo un señor del pueblo que apenas conocí en esta mismísima jornada. No quería someter a mis aldeanos, pero no tenía otra opción, siento que realmente yo sola no puedo, me podrían matar, no lo digo por mí, también hablo en parte por ellos. Si me matan sabrán localizar por donde vine y destruirán mi pueblo en cuestión de segundos, como si un tsunami arrasará con todas sus fuerzas y se llevara todo de mí. ─Realmente de mi parte es descarado pedirles que vengan conmigo, los someteré a una gran batalla que pocos saldrán vivos de ella, eso se los aseguro, por algo mi marido no regreso tan pronto como me lo esperaba. Está en manos de ustedes si deciden presentarse como guerreros que son y salvar nuestra tierra, que es la que nos pertenece a cada uno de nosotros. ─ Suspiré y dí un grito al cielo para que todos pudieran escuchar lo que realmente estoy dispuesta a hacer. Todos los aldeanos que estaban a mi alrededor se sorprendieron al escuchar que palabras tan precisas como esas salieran de mi boca. ─Nosotros lo pensaremos, solo nos demoraremos un día a más tardar, le daremos el “Okey” cuando estemos todos realmente presentes y decididos.─ Un aldeano exclamo tan propuesto a lo que estaba diciendo. Tomé su palabra como verdadera y me marché, dejando en suspenso aquellas palabras que de mi salieron. Camine lentamente hacia mi casa, donde también habita Ares, mi amante por momentos. Tormenta abrumadora empezó a caer, mire al cielo y me dije “Si alguien está escuchando, por favor, deme fuerzas para esta gran batalla que estoy dispuesta a luchar” esa frase retumbaba dentro mío por doquier, no tenía salida alguna, me carcomía cada minuto, cada segundo. Corrí acelerando el paso, cada vez más rápido para llegar lo antes posible. ************************************************************************************************** Por fin llegue a mi casa acogedora, muy calentita, ya quería llegar para no pescarme un resfriado. Que día horrible, lo único que puedo hacer es quedarme aquí con Ares, que por el momento es el único que me da fuerzas para seguir hacia adelante. Será el último día en que nos volvamos a ver, quien sabe por cuánto tiempo no nos volveremos a ver. Quiero darle la mejor noche que nunca pudo tener conmigo, hoy realmente le diré todo lo que siento por él, lamentablemente si encuentro a mi marido cambiara todo, pero realmente lo dudo, porque Ares fue el único que siempre me ayudo en los buenos y en los malos momentos, y creo que él se merece que le de mi amor. ─Ares, llegue a casa. Tengo nuevas noticias que contarte, ambas son buenas. ─ Tan alegre estaba que me reciba en mi casa, que cada vez que lo veo puede decirse que me enamoro más y más cada día. ─¡Persefone! Yo también tengo buenas noticias para contarte. Pero primero quiero escuchar las tuyas. ─ Con mucho orgullo e interés quiso saber que diría con la palabra “buenas noticias”. Por un momento me quede paralizada, nunca ví a Ares tan preciso y atento como hoy. ─Los aldeanos me han propuesto que ellos pueden ser parte del equipo para la gran batalla, pero no estaban muy seguros del todo, así que tendría que esperar la respuesta de ellos mañana a más tardar. Y la otra buena noticia es que hoy no te olvidaras esta noche jamás, te daré todo mi amor, realmente quiero poseerte en mi. No quiero perderte tras el transcurrir de esta batalla, si salgo viva o muerta eso ya no me importa, lo importante en este momento eres tú, por favor, permíteme quedarme a tu lado y ser la primera persona a la que ames y fijes tus ojos─ Tan apasionada estaba en ese mismísimo momento, que no me importaba si estuviese viva o muerta el día de la batalla. Solo quiero escuchar algo muy bonito que salga de esa boca tan brillosa y dulce, tanto tiempo lo ignore sin darme cuenta de la verdadera persona que es, amable y cariñoso, con ninguna otra fue en ese entonces, solo conmigo, ¿Por qué? ¿Por qué solo conmigo y no con las demás?... ─Afrodita, realmente me enorgullezco de que hayas abierto tus ojos y haberte dado cuenta del verdadero hombre que soy, no diga que sea mejor que los demás, pero trate de llevar a cabo esta relación a lo largo de dichos años, y ahora que se acerca el final, por así decirlo, abres tus ojos, pero a tiempo aún estas, me alegro de que hayas podido darte cuenta. Yo también quiero cuidarte y darte todo el amor posible esta noche, ya que será la última por algunos días o meses, también pueden ser años, esperemos que no lo sea. ─ Ares exclamo con una bella sonrisa en su rostro. Lo abrace tan fuertemente, que dudaba que en ese preciso momento estuviese respirando. ─Ares, tú me tenías que decir una buena noticia, ¿Cuál es? ─ Ansiosa por saber qué respuesta tendría. Sonrió al saber que lo estaba apoyando en estos momentos. Se sentó y me dijo… ─Afrodita, los aldeanos me han dicho que la propuesta que tú has dicho era bastante interesante y llamativa, que varios de ellos se sumaron y ponen el pecho por sus tierras para mantener en pie lo que nos pertenece. ─ Muy alegremente dio un suspiro y salió todo de él. Algo confusa estaba yo al no entender a que se quería referir, por eso tuve la valentía de preguntar… ─A esto te refieres que… ¿Los aldeanos aceptaron mi propuesta? ─ Ansiosa e impaciente me puse a pensar… ─Si Afrodita, aceptaron con toda gentileza, no hubo problema alguno. Mañana irán a entrenar a otra ciudad para que nuestras tierras estén seguras y que nadie se entere de que iremos a una batalla. Bueno, vamos a dormir y pasar la mejor noche que jamás pudimos pasar, nuestros sentimientos los dejaremos hoy, aquí, en nuestro hogar. ─ Tan feliz se puso, que no tuvo muchas palabras que decir, pero con solo unas pocas me conformo.
Como le dije, aquí estoy. La palabra 'princesa' en mayúscula es innecesaria. 'Mis manos' es plural, 'la' es singular, o cambia la oración a plural o a singular pero no ambos. Quedaría mejor 'puede ser' a 'pueda ser'. La palabra correcta es 'decaída' cuando de ánimo se habla, no caída. Pare resumir un poco más las cosas, faltaron tildes en pasado: quedé, marcó, abracé, etcétera. Hay tildes erróneas como en: di, dan, vi, y ejecutaran, dado el contexto en presente no debe ir tildado. El escrito necesita tener más narración y no sólo diálogo. Hay muchas redundancias y eso le da al escrito una imagen desordenada, ayúdese con un diccionario de sinónimos a la hora de escribir, mejoraría mucho. También a mi gusto faltaron algunas preposiciones y la puntuación falla mucho. Tengo entendido que el guión se usa de esta forma: ─Hola, ¿qué tal? Preguntó ─Fulano a Soltana. Algo más que pude notar es que hay mayúsculas donde no deben ir, mucho cuidado con eso. En sí no soy muy afecta a la historia, pero estaré al pendiente para darle mis críticas. Lo normal sería que yo revisara su capítulo antes de que lo suba, pero me gustaría ver si puede hacer una mejoría por usted misma, como tal, esperaré al siguiente. Saludos.
Realmente me puse tan contenta que sentía que mi corazón iba a estallar, una gran alegría en mi interior empezó a aparecer. Una bella sonrisa salió dentro de mi ser, simplemente por una noticia tan alentadora como la que recibí, gracias a la ayuda de Ares, aunque no entendía del todo bien como él pudiese preguntarle a los aldeanos tan rápidamente y con tanta facilidad, es decir, dos minutos antes de que hablara con ellos llegue a mi casa y Ares ya me había dado las aceptaciones de ellos, me sorprendí tanto que la intriga me carcomía… ─Ares, tengo una duda que realmente no puedo contener…─ Le dije tan asustada, aunque no encontraba el “por qué”. Simplemente no quería que se enojara o reaccione de una manera abrumadora… Él estaba tan nervioso, no le salían las palabras y decidió callar, dio un suspiro poco alentador y se marchó a la habitación donde estamos acostumbrados a dormir cada noche de cada día. Estaba sorprendida, porque nunca vi a Ares de esa manera, muy reservado con sus cosas, nunca fue así, por lo menos sé que conmigo nunca tuvo intenciones de callar. Que amargura que tengo, ¿Por qué decidió callar? ¿Por qué? Me dije en voz baja, siempre y cuando Ares no pueda escuchar lo que estaba susurrando. Su silencio me dejo tan pero tan impaciente, no quería que nadie en este momento me hablara más que él. No quise ser pesada y volver a preguntarle para que no se enojé, pero esas oraciones que el me dedico en su momento se quedaron en el pasado, ya no podrá conmigo, ya que decidió callar en vez de hablar… “quiero cuidarte y darte todo el amor posible esta noche” Esa frase iba en mi mente de un lado a otro, no quería salir, no tenía salida. De un lado a otro rebotaba en mi mente, retumbando en mi cabeza, sentía que iba a estallar en cualquier momento. Aún nos quedaban cosas por hacer, y no das un paso, ya que decides callar. ¿Por qué? Ya no aguanto más ¿Sera porque no confía en mí? ¿Sera que quiere protegerme? Se lo he preguntado dos veces consecutivas y se hizo el misterioso dejando en suspenso una conversación que no ha finalizado aún, pero como decidió seguir su camino yo seguiré el mío, ya no tengo otra opción de prepararme para mañana salir con mis aldeanos a esta batalla tan inesperada. Fui a mi habitación donde adormitaba Ares, busque mis objetos de batalla, es decir, mis armaduras y demás. Revolví tanto el mueble que cansada me sentía yo de hacerlo a estas horas de la noche, o puede decirse de la madrugada, ya que eran las dos de la mañana. Encontré una espada tan brillosa que del resplandor de la luz que se reflejó en la misma despertó a Ares de sus sueños más ocultos. ─Hummmm, Afrodita ¿Qué haces a estas horas despierta? ─ Dio un bostezo muy grande y se asombró al ver que llevaba una espada en mi mano derecha. ─Solo estaba buscando mi armadura para marcharme, ya que a ti no te importa lo que yo quiero saber, ya que no me lo dices. Y obtuve esta espada husmeando el armario, noté que algo brillante se encontraba allí dentro y lo tomé, y he aquí la espada que encontré. Aunque mía no es, al parecer es tuya. ¿Podrías prestármela? Por favor. ─ Estaba algo enfadada y fue lo único que de mi boca él escucho. No tuve intenciones de reaccionar de otra manera ya que era la última noche a la cual nos veríamos, por lo menos por un largo tiempo. ─¡Afrodita! Esa espada era de mi padre, al cual no quiero mencionar, él mismo me la dio cuando ya estaba en sus últimos tiempos. Le llegó la hora de partir y fue el único objeto de tantos que yo pude conservar, y te lo iba a obsequiar a ti para que pueda darte fuerzas en esta batalla. Solo esperaba que hoy pudiésemos tener la noche que estábamos esperando, pero al parecer tomaste decisiones a las cuales no incumbe precisamente esta. ─ Asombrado quedo al ver que destruí la sorpresa, pero al fin y al cabo decidió obsequiármela. Tan sorprendida estaba yo que no tuve aliento alguno y le dí un fuerte abrazo, estaba tan emocionada y alegre que supe valorar las palabras de él tanto como el honor de su padre.
Me gustó mucho, para mi gusto todo esta bien. He aprendido mucho de ti. Leyendo tus narraciones, que puedo decir. De maravilla, maestra, me asombra mucho la habilidad que tienes al describir todas las situaciones así como los sentimientos. Eres íncreible. :D
Me disculpo por el retraso del capítulo, en cualquier momento subiré el próximo, pero no quiero adelantar del todo porque realmente no sé cuando será la continuación.
Callada de una manera muy preciosa, parecía una persona embalsamada, por así decirlo. Congelada he de quedar en ese momento tan incómodo, no sabía como agradecerle este regalo a Ares más que pasar la noche que él tanto deseó. Me calmé por un momento y pensé... <<¿Que haría yo sin Ares?>> Contuve el aliento y respiré profundamente. <<Tengo que devolverle el favor, seria de egoístas y crueles no hacer nada y quedarse callados>> Pensé.. y pensé... por horas, pero aún quedaba tiempo... Tiempo de cumplir con mi palabra y devolverle ese favor que tanto me estaba matando por dentro. ─Ares, haré de esta noche única e inigualable, lo único que te pido es que seas calmado y trates de ser paciente, porque con tu amor no quiero jugar y no me gustaría herir tu frágil corazón, que sé que en este momento es lo único que me queda por dominar.─ Con una delicada sonrisa pude contener esos rojos esplendidos que de mí no se despegaban, ese color sombrío que estaba acostumbrada a poseer y que dentro de poco tiempo ya no podré mirar. Tan alegre estaba él, que de su boca no salió ninguna palabra ni un pequeño aliento. Estaba igual que yo cuando precisamente me obsequió la maravillosa espada de su difundo padre. Callado.. Congelado, y pasaba por un momento incómodo. El mismo no hizo ni el más mínimo esfuerzo como para ganarse mi corazón, pero como sabía que realmente estaba nervioso, el primer paso lo dí yo, pero para la próxima no será tan fácil... Lo tomé del brazo... Lentamente y cariñosamente, sin hacer esfuerzos, tratando de manipular su mirada. Toqué su bello rostro para que pueda desearme sin pedirlo.Lo hice desear por unos treinta minutos, pero al fin y al cabo tuve que dar el segundo paso yo, el mismo se rindió y no pudo contenerse, su paciencia se agotaba minuto a minuto. No entendía su crueldad, su impotencia hacia mi era cada vez más y más irritante, llegó a agotarme. Yo no pude contenerme y lo primero que me salió fue un grito semejante que se escuchó a miles de metros de esta aldea. ─¡Me cansé! ¡Me cansé de que me ignores una y otra vez, no entiendo por qué lo haces! ¡Yo te amo, ¿Qué, no lo entiendes?!─ Tan enfadada, tan cansada, y lo único que me faltaba era que personas como mi amante me ignoraran por completo. No tiene sentido alguno estar tratando de hacer algo bonito para alguien que conquistó tu corazón si esa persona no te valora como la persona que realmente eres. Impactado estaba él, que la primera oración que salió de su boca no fue la que estaba esperando. ─No... No te enojes Afrodita... Lo que pasa es que tengo demasiado miedo de que... te pace algo, y no quiero terminar siendo yo el que este ilusionado por una relación que nunca va a volver.─ Exclamo Ares con su rostro pálido y muy entristecido. Lo tomé tan mal que mi expresión no fue la que yo esperaba, y sé que él tampoco. No es un perdón el que trato de decir, pero para comprender las cosas realmente me enfadó. ─¡¿Tu única solución para todo esto es decir que no volveré?! ¿Acaso no me crees capaz de afrontar esta situación? No quiero tener problemas, ya bastante los tengo con qué a ti se te dé, de cambiar opiniones, ponerte en el lugar de otros y no en el mío, necesito tu amor y tú no me lo estás dando, necesito tus fuerzas y lo único que recibo de ti es la espalda.─ Me canse de no poder mirarlo a los ojos, que me juguetee. Las mujeres no son objetos para hacer eso, las mujeres se valoran, los objetos se utilizan, pero no me gustó para nada, me dolió... Pero se lo dije. Una carcajada malévola salió de su boca, y no tuvo que decir mucho contra eso... ─No es que no te crea capaz.......─ ─Calla, me toca hablar a mí, en este lugar. Luego puedes contar tu versión de la historia, pero por el momento yo te diré lo que noté durante toda esta conversación.─ Firme y calmada, esta vez estaba dispuesta a hablar con todas mis agallas posibles. Muy firme se sentó en una silla y me empezó a mirar. Concentrado, impresionado e interesado. ─Por lo que afirmaste una y otra vez, no me crees capaz de afrontar esta situación, una batalla para salvar a un ser querido que en su tiempo me hizo feliz y por momentos no lo encuentro y me preocupo por el hecho de que me dejo llevar por pequeñas palabras de la gente "Esta muerto, no volverá". No necesito que nadie ni nada me detenga, tantos obstáculos tendré que pasar pero luchando me voy a dar cuenta que lo que valoré en su momento lo volverá a hacer ya que mostré empeño para este reencuentro.─ Una lagrima se derramo de ese rostro lleno de esplendor. No podía verlo así, pero el mismo decidió que hablase en vez de callar. Sequé sus lágrimas con mi mano tratando de calmarlo, pero nada hacía posible que esas palabras no hubiesen venido a este lugar... Él no pudo callar, me abrazo levemente y no me soltaba, lo hacía con tanta fuerza que pensaba que mi respiración se cortaba segundo a segundo. ─Afrodita, ¿Por qué me tratas así y luego te rebajas a mi nivel? Porqué... Fue un sarcasmo lo que te dije, si no lo entendiste puedo explicártelo, por segunda vez... Yo no te creo capaz, pero no de que no seas fuerte, porque sé que lo eres, lo que traté de decirte todo este tiempo es que no te creo capaz de volver conmigo cuando encuentres a tu ex esposo. Y tampoco quiero ser un reemplazo para sanar tus penas. Simplemente te lo dije una vez y no me escuchaste, ahora que trato de decirlo me callas. Y ahora que hablé me queda por decirte... Que yo también te amo, y no quiero perderte por nada ni nadie del mundo, no quiero que la gente se interponga a nosotros, quiero que seas mía y de nadie más, mi corazón te pertenece y no te das cuenta aún, pero reaccione de esa manera porque tu no me dijiste que querías conquistar mi corazón y tomarlo con amor, solo dijiste que íbamos a pasar la mejor noche de todas las demás.─ Exclamo él aún con sus lágrimas derramadas... Su abrazo duro demasiado, sentía sus lágrimas sobre mis hombros, esas cálidas manos que rodeaban mi cintura y hacían que dentro mío todo tuviese sentido...