La última carta.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Margot di Fríhope, 6 Mayo 2013.

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    Margot di Fríhope

    Margot di Fríhope Iniciado

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    4 Mayo 2013
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    1
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    Escritora
    Título:
    La última carta.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1889
    Bueno, esta es mi primera "novela". Soy nueva en estos asuntos de la escritura y esas cosas, así que cualquier sugerencia-ayuda comenten.
    Disfrútenla.

    Q. Sarah:
    ¿Sabes qué es tener un océano en el alma y no poder crear ni una sola marea?
    Me imagino que si has de saber pues podría apostar mi vida entera a que has estado en situaciones donde ni tu misma alma te deja decir los secretos que te atormentan.
    Tu has provocado que mi océano quiera crear grandes y salvajes mareas llenas de sentimientos con tan solo ver como irradias
    toda esa alegría y belleza.
    No me conoces, pero yo a ti si, no del todo pero si lo suficiente como para saber que estas hecha para mi.
    Me he de imaginar que estas furiosa así como llena de curiosidad por saber quien es este loco que trae con tantas vueltas...¡Pues este misterio ha acabado.
    Te veré en el parque cerca de la escuela a las 8:00 PM. No espero que llegues pero estaría encantado de verte.
    xx. D.

    Mis manos rozaban aquel cartoncillo azul pastel; rígido, duro, demasiado perfecto para mi parecer.
    Cerré mis ojos. Aun pesaban y estaban llenos de dolor. Deje que aquel doloroso y melancólico recuerdo regresara a mi memoria a torturarme hasta el mas recóndito lugar de mi corazón. Las lagrimas corrieron a través de mis mejillas; sin parar.
    Esa dolorosa escena me invadió.

    -¡Este jueguito me esta cansando!- mire aquel sobre blanco sujetado a una rosa azul situada en mi banca. Estaba harta de estas cosas.
    Todos los días recibía una carta y una rosa misteriosamente. Al principio, estos detallas provocaban una alegría exuberante, pero después, era algo tan aburrido y molesto..... Y es que tanto anonimato, tanto misterio, tanta sorpresa me había vuelto loca.
    -¿ Y bien?- me preguntó mi mejor amiga.
    Notaba mi molestia y mi desinterés por el asunto que se tomó la libertad de coger el sobre y abrirlo. Leyó el contenido. Sus ojos se agrandaron con real sorpresa y con una amplia sonrisa me tendió el papel.
    ¿Qué decía aquel papel que hizo a Diana cambiar repentinamente de humor?
    Diana agitó el papel en mis narices. Mire curiosa el papel y con indelicado acción, saque de un tirón aquella hoja de las manos de Diana.
    Mis ojos se posaron sobre las palabras: " Te veré en el parque...." ¡Por fin! ¡No mas sorpresas! ¡No mas juego! Pero ¿De verdad creía lo iba a ver? ¿Después de este maniático acoso? ¡Pues No!.
    Diana alzó las cejas mirándome curiosa..... Esperaba una respuesta.
    Un gruñido salió de mi garganta, entorne los ojos y deje caer la gruesa y fina hoja al suelo.
    Diana se agacho ligeramente para recoger el papel mientras me miraba desconcertada por la acción infantil que acababa de realizar.
    -No por que este asunto se haya vuelto aburrido para ti...
    << Como siempre>> pensé.
    -... Significa que estas palabras merezcan ser rechazadas.
    Diana y su mundo de color rosa....
    - ¿ Y qué tal si es un loco asesino?- le dije molesta.
    Podría ser como en los programas de televisión. Engañan a las jóvenes para luego venderlas y utilizarlas. O podría que solo es un loco que esta obsesionado por que sus padres lo violaron o yo que sé.
    Diana inhalo una gran bocanada de aire y dijo:
    - Mira Sarah, se que este asunto te tiene con los pelos de fuera y que podría ser algo malo pero también podría ser algo bueno. Uno nunca sabe- Encogió los hombros - Pero haz un esfuerzo. Ve al parque y conócelo. Esto te da miedo, lo sé, pero no es para tanto. Estaré ahí.
    Diana tomo asiento al ver al profesor entrar.
    - Por mí- suplicó.
    ¡Baaa! No podía resistirme a su mirada ni a su positivismo que tenía sobre todo esto. Le debía mucho....¿Que podía hacer?
    Posé mi barbilla sobre mi palma izquierda y dirigí mi atención al cuaderno de apuntes. Más y más algoritmos por hacer. ¿ Es que el profesor no veía otra cosa aprte de números? No, por supuesto que no. Es profesor de matemáticas, que estúpida pregunta.
    Mi mirada se desvío hacia Daniel...
    Ese chico me traía loca desde hace ya tiempo.
    Su intelectual, su belleza, su rarez, su silencio, su misterio...
    << Su misterio>> Eso es lo que me mantenía cautiva. No sabia nada de él. Se desaparecía como una sombra. Solo lo veías en las clases pero ¿ Mientras tanto?
    Nadie lo notaba lo suficientemente como para siquiera saber su nombre, así que solo tenia su misterio y mas misterio.
    La campana chirriante me despertó de mis dulces laureles provocando caso un infarto y llevándome de vuelta la aburrida vida que llevaba.
    Nadie hacia fuera de lo común, parecían pequeños robots diseñados a seguir un solo patrón eternamente sin parar un solo segundo.
    - Vamos- Diana se levanto cogiendo su bolso.

    Llegue a mi casa exhausta. Solo recuerdo haberme tumbado sobre la cama y en la misma posición con la que caí, me dormí.
    Estos días parecían que nunca volvería a soñar tranquilamente como lo hacia antes. Pesadillas y pesadillas se amontonaban sobre mí hasta aturdirme. Siempre era la misma pesadilla... Una y otra vez.

    Oscuridad.
    Un cuarto negro sin nada mas. Solo yo y la oscuridad. Un reflector lleno de luz blanca brillante me apuntaba. Silencio. Parpadeaba varias veces hasta que mis pupilas se acostumbraban a la molesta luz. Cuando lograba que mis ojos dejaran de ver chispas de colores, desviaba mi mirada al suelo. Estaba incada sobre mis pantorrillas, mi vista se fijo sobre un gran charco que me rodeaba.
    Mis sentidos poco a poco iban a recobrando vitalidad. Mis pantorrillas dejaron de hormiguear y el tacto regreso a mi. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando algo viscoso y caliente tocaba mis rodillas. Un olor abrumador invadió mis fosas nasales que lo único que podía oler era hierro.
    Observaba mis manos totalmente enajenadas a ellas, bañadas en esa pintura roja viva, que con toda esa brillante luz la hacia parecer sangre. Sangre. Eso era. Estaba desesperada, asqueada y asustada.
    Gritaba, pero nadie me oía y con toda la razón.
    Estaba sola.
    Sentía como toda esa sangre subía lenta,ente por todo mi cuerpo, cubriéndome, hasta que parecía que estaba en una piscina llena de sangre. Todo ese líquido subía de temperatura cada vez mas , grado mas grado, mas, mas y mas. Quemándome cada célula de mi cuerpo.
    Cerré los ojos y deje que aquel ardor infernal se apoderara de mi, consumiendo me, convirtiéndome en cenizas. Solo polvo.
    Los gritos, la desesperación, la angustia, el dolor, el sufrimiento, el miedo, seguían en ese cuarto. Resonando fuertemente. Eco tras eco.

    Me Levante sobresaltada de la cama. Bañada en sudor, con el corazón latiendo desesperadamente y todos los sentimientos a flor de piel.
    Con la respiración aún agitada, mire el reloj. ¡Las ocho! Y no me había bañado siquiera. Por mí, lo dejaría plantado, pero se lo prometí a Diana....
    << No le pasara nada si lo hago esperar unos minutos a ese loco>> me dije.
    Salí de mi casa con el pelo mojado, apresuré el paso y me encamine al parque. A penas empezaba a ocultarse el sol. El ambiente era aún caluroso pero soplaban pequeñas ráfagas de viento.
    Ya con cinco minutos de camino se podía divisar el parque. El tamaño de los árboles variaba, así como los colores de las hojas en tonos verdosos. Habían varias bancas de metal justas para los pocos visitantes que regulaban el lugar.
    A pesar de todos los nervios que sentía dentro de mi estomago tuve el suficiente valor para cruzar la calle y poner los pies sobre la acera.
    Con los pies firmemente plantados sobre el suelo, buscaba... ¿ Qué era lo que buscaba precisamente? ¿ Con qué cara me podría encontrar? ¿A quien se supone que tendría que ver? Él no me había dado una referencia con lo que lo pudiera identificar.
    Tenía simplemente a la nada como referencia.
    Mi mirada seguía buscando nada en especial.
    Mi vista se clavo en esos ojos. Profundos, vacíos, con tanto que mostrar pero nada que ver.
    Me dio un vuelco al corazón cuando lo vi parado a no menos de diez metros de distancia de mi.
    Vestía sus típicos jeans y la sudadero gris con la capucha puesta. Su cabeza estaba ligeramente gacha, sus rizos traviesos desbordaban de su capucha que le cubrían la frente, pero su mirada esperanzada seguía puesta en mi.
    Pesaba.
    Con las dos manos sostenía una flor azul.
    Seguía perpleja viendo a mi " admirador".
    Daniel.
    Los dos esbozamos una media sonrisa al mismo tiempo. Con pasos indecisos se iba a acercando lentamente hacia mi.
    No lo podía creer. ¿ Daniel? El tan perfecto y yo... ¿Tan yo?
    << Viene hacia ti Sarah>> gritaba para mis adentros.
    De pronto, todo pasó tan rápido.
    Gritos. Mis gritos. Personas frenéticas corriendo. Sangre. La sombra causante de todo, escapando. Daniel.
    Daniel...
    - ¡ No!- corrí hacia él. Yacía sobre el pavimento empapado en sudor. Estaba ahogada en mis sollozos. Intentaba que las palabras me salieran, pero no podía.
    Contemple delicadamente sus facciones finas, blanco como la nieve, sus labios habían adquirido un tono azulado y sus ojos - siempre iguales e inexpresivos- despedían una diminuta chispa de ¿ Felicidad? ¿ Ternura? ¿Compasión? ¿Dolor? Las lágrimas vinieron hacia mi.
    ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
    Después de tantas coincidencias, después de que podríamos haber estado juntos ¿ Me lo arrebatan?
    - Eres tan bella ¿Sabias?- Las palabras salieron de su boca con cierta dificultad. El llanto me invadió.
    - Tendrás que cuidarte y ser lista- Saco un sobre de la bolsa de su pantalón y me la tendió. La guarde rápidamente, sin darle importancia, en mi bolso.
    ¿Cuidarme de que?
    Su mano rozo delicadamente mi mejilla derecha. Su tacto fue sutil y tierno. Me dejo una mancha viscosa y tibia.
    - Te amo- sonrió.
    Una última mirada.
    Un último respiro.
    El primer y último adios.
    Miré mis manos ensangrentadas. Tibias. Como en mi sueño. El pecho me dolía, mis mejillas ardían y la cabeza me daba vueltas. La sirena sonaba cerca del parque. La gente se arremolinaba alrededor de mi, de él, de...
    << Nosotros>> susurré mientras se cerraban mis ojos.

    Sin embargo, recordar esa trágica escena ya no provocaba en mi ningún sentimiento. Pero ver la última carta, si.
    Daniel ya nunca mas estaría conmigo, aunque nunca lo estuvo.
    Sostenía en mis manos el cuchillo con el que fue apuñalado. Ese maldito pagaría por lo que hizo.
    Solo paso corriendo, lo apuñalo y se fue. Sin mas. Como una sombra. Y no es mas que eso. Una sombra oscura y cobarde.
    -Sarah- Mi madre abrió unos centímetros la puerta de mi cuarto. - Los de la policía me han enviado esto-. Me tendió un sobre blanco manchado con gotas de sangre.
    El sobre. Daniel me lo había entregado cuando estaba dando sus últimos respiros. No le di importancia pues no podía dejar que Daniel se fuera de mi vida así por que si.
    Pero ¿ Que contenía ese papel? No podía ser una carta por que si no habernos visto no serviría de nada.
    Mire el sobre con desolación aun en las manos de mi madre y se lo arrebate.
    Podía percibir la esencia de Daniel en el sobre. Una lágrima escurrió por mi mejilla.
    Saque el papel de sobre y leí.
     
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