One-shot Karkinos

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Ruki V, 4 Noviembre 2016.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
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    Karkinos
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    Ciencia Ficción
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    Abrí los ojos, pero no podía ver absolutamente nada. Tenía la sensación de estar ahogándome, perdiendo el aliento como si estuviera bajo el agua; y creyendo que así era, intenté hacer los brazos como para impulsarme hacia arriba, pero tenía los pies firmemente sujetos a algo. Me entró el pánico y lancé los brazos hacia adelante, sintiendo que mis dedos chocaban contra un vidrio, cosa que se me hizo sumamente extraña hasta que me di cuenta de que en realidad estaba rodeada de vidrio. Entonces decidí que empezaría a golpear el cristal con mis puños, seguramente al menos consiguiendo quebrarlo para sacar el agua o líquido en el que estuviera sumergida. Pero definitivamente no me esperaba desbaratar toda aquella estructura con apenas dos golpes.

    Cuando el vidrio se vino abajo, yo también. Poco a poco fui recuperando el aliento y la vista, lo que no tomó mucho tiempo, pero mi sensación de sorpresa empezaba a desaparecer conforme descubría más y más cosas. Cuando empecé a ponerme de pie, mi primer instinto fue voltear hacia atrás para darme cuenta de que, efectivamente, estaba dentro de una especie de cilindro que en el fondo todavía tenía algo del líquido en el que estaba sumergida. Además de eso, vestía ropas muy extrañas color gris que me cubrían de los pies hasta el cuello excepto por mis brazos, junto con una extraña diadema en la cabeza, que estaban de algún modo conectándome a aquel contenedor.

    Me encontraba en una sala completamente llena de otros contenedores exactamente iguales acomodados en unas diez o más hileras, pero totalmente vacíos; parecía ser que un cilindro de cada hilera tenía el vidrio quebrado, justo como del que acababa de salir. Después de echar un corto vistazo alrededor, sin notar la presencia de alguna persona o ser vivo cerca, llegué a la conclusión de que lo mejor sería desconectarme de aquella máquina y salir de ahí. Volteé a echarle un último vistazo a donde me tenían contenida como si de un sujeto de pruebas se tratase y noté que había una etiqueta arriba y otra abajo, que decían lo mismo en letras mayúsculas: “GUMI-000”. Tuve que adivinar que ese tendría que ser mi nombre.

    Una vez que me detuve a pensarlo, no sabía cuál era mi nombre, mi edad, de dónde venía. Quién o qué era yo, por qué estaba ahí, por qué no me había hecho una sola cortada al quebrar el cristal.

    Cuando di otro par de pasos para alejarme de ahí, me di cuenta de que me faltó por desconectar un cable enredado en mi tobillo izquierdo, y cuando me deshice de él empezó a sonar una alarma y a parpadear una luz roja que provenía del contenedor. Estaba bastante confundida y asustada, preguntándome si quedándome ahí encontraría respuestas o si corría peligro, hasta que me decidí por correr hasta encontrar una salida.

    Me tomó un rato recorriendo aquel laberinto de máquinas, logrando salir de esa habitación para encontrarme con otras salas que parecían laboratorios, otras que parecían consultorios, almacenes y bodegas de medicinas y químicos, armarios con trajes grises como el que traía puesto. Eventualmente encontré la salida, tras abrir una docena de puertas, no encontrándome con ninguna forma de vida ni siquiera al abandonar aquel monstruoso edificio. Por fuera parecía ser la fábrica más grande que nadie jamás haya visto, lo que me impresionó a pesar de prácticamente haber recorrido toda esa estructura por dentro, por lo que sabía que nada tenía que ver su propósito con su fachada. Sobre la entrada no había un letrero, sino una inscripción apenas del ancho de la puerta (no portón, sino puerta) que decía “VOCALOID X”.

    El edificio parecía estar casi completamente aislado del mundo. Más allá de la puerta por la que acababa de salir, se extendía una reja de alambre alrededor. Cuando caminé hacia el portón que parecía ser la entrada principal para los vehículos, me di cuenta de que estaba caído, pero no como si fuera por viejo, porque nada en aquel edificio parecía abandonado, sino como si se hubiesen encargado de tumbarlo.

    Cuando lo atravesé, vi un auto estacionado ahí, a unos cuantos metros más de distancia, sin nadie a bordo. Me eché un vistazo a mí misma, volviendo a tener un montón de dudas atravesando mi mente: ¿sería mayor de edad?, ¿sabría conducir?, ¿tendría algún lugar a dónde ir?

    Esa última duda dio lugar a muchas otras que ya me había empezado a plantear desde que “desperté”. ¿Había estado en una especie de coma?, ¿habían estado experimentando conmigo?, ¿cuánto tiempo llevaba ahí?, ¿era posible que me hubieran secuestrado?, ¿o me habían entregado mis padres?, ¿o fue voluntad propia?, ¿y si tal vez ni siquiera era humana?

    ¿Y los otros contenedores vacíos y quebrados?

    —¡¿Gumi?!— escuché una voz masculina gritando “mi nombre” desde el portón que había atravesado.

    Cuando volví la mirada, me encontré con un hombre alto, de largo cabello color púrpura que sostenía varias cajas de lo que parecían ser medicinas y provisiones (un cuarto que aparentemente yo no me había encontrado, y en el cuál él debió de estar mientras yo buscaba una salida). Me estaba mirando con los ojos bien abiertos, casi dejando caer lo que traía en los brazos; y después de batallar con eso por algunos segundos, pareció dejar de importarle y dejó caerlo todo, corriendo hacia mí.

    Me paralicé por un segundo, pero cuando lo dejó caer todo pude darme cuenta con más claridad de que llevaba las mismas ropas que yo, lo que fue extrañamente tranquilizante. Así que simplemente me quedé ahí parada unos segundos, apenas dándome cuenta del momento en que llegó hasta mí y me estrechó entre sus brazos.

    —Sabía que la alarma no había sido mi imaginación— murmuró con la respiración agitada, temblando, sosteniéndome con fuerza, como si fuera a huir de él. —No tienes idea de cuánto lo lamento.

    —¿Qué es lo que lamentas?— pregunté, más extrañada por el sonido de mi propia voz que por sus palabras.

    Me apartó de él y me miró a los ojos, dejándome ver que eran del mismo color que su cabello, y que guardaban una profunda tristeza. Tuvo que tomarse un momento para respirar hondo y recuperar la compostura antes de hablar.

    —Creí que te habían llevado con todos los demás hace meses— dijo llevándose una mano a la garganta, como si así pudiera retener sus obvios deseos de llorar.

    —¿Cuál es tu nombre?— le pregunté y sonrió; lo que me llenó de un inconfundible alivio.

    —Gakupo— suspiró. —A menos de acuerdo con Vocaloid X— dijo mirando hacia atrás.

    —¿Qué es Vocaloid X?— dije arriesgándome a que pensara que era una estúpida llena de dudas, pero parecía comprenderme.

    —Voy a explicarte, pero no aquí. Tengo que llevarte al refugio—dijo regresándose por lo que había tirado al suelo.

    Le ayudé a cargar el carro y me mantuve en silencio por un largo rato camino al refugio que había mencionado. No quise hacer una sola pregunta más hasta que él decidiera explicármelo todo. Confiaba en él, aunque no estaba segura de por qué; era un sentimiento que se activó automáticamente al verlo vestir esas extrañas ropas grises. Fuera quien fuera, no había duda que debía ser igual que yo, que debía saber todo lo que yo ignoraba.

    Gakupo iba conduciendo por una carretera completamente desierta, donde no me había llamado la atención un solo letrero o edificio. Si me hubieran preguntado, hubiera adivinado que el fin del mundo había llegado y éramos los últimos seres vivos en la Tierra. Cuando el reloj del carro marcaba que llevábamos quince minutos de camino, él se aclaró la garganta, como a punto de decir algo.

    —Empezó con “MIKU-000”— empezó a decir en un tono muy serio, volteando a verme y recordándome la etiqueta de mi contenedor —y terminó contigo. Empezó como otro intento por combatir el cáncer, cerebral en el caso de ella. Siguió con una primera clonación accidentalmente exitosa; ningún científico tenía idea de los avances científicos que lograrían incluso después de ese punto.

    —¿Cómo pueden experimentos que buscan curar el cáncer acabar en clonación?

    —Las células madre son un tema que hasta hace menos de un año era menos explorado de lo que se creía— continuó. —Pero no podían obtener un clon de otro clon; necesitaban conservar la fuente de células madre original.

    —Entonces Miku…— empecé a decir y él solo asintió con la cabeza. —Pero, ¿qué ella no tenía familia o amigos que la fuera a echar de menos si desaparecía así?

    —Era una huérfana de dieciséis años a la que descuidaban en el orfanato por estar tan cerca de la mayoría de edad, y no se destacaba en la escuela ni por calificaciones ni por sociable. Casi hasta estaba agradecida de tener cáncer.

    —Sin embargo aceptó que hicieran experimentos con su enfermedad.

    —Sabiendo perfectamente que corría el riesgo de morir, descubrieran algo o no— añadió Gakupo antes de guardar silencio por varios segundos. —Pero no se sentía del todo bien con el asunto de la clonación. Aun así, para cuando quiso poner resistencia, ya tenían a otra docena como ella.

    —Pero ¿qué siguió a los clones? ¿Qué hicieron con Miku?

    —A Miku la indujeron a un coma y desarrollaron esas cápsulas de vidrio para poder mantenerla bajo su control, a ella y a sus clones. El por qué de los clones era más experimentos, sobre más enfermedades. Pero una vez que hicieron su docena de clones, y los usaron, no pudieron volver a tocar a Miku, porque se encerró en su cápsula a través de los cables de su diadema— dijo, provocándome ansias por las que llevaba puesta yo misma, y haciendo que me diera cuenta de que no podía quitármela, ni él la suya. —No sabemos exactamente si curaron su cáncer cerebral, pero hicieron algo con su cerebro que le permitió unirse con la máquina y controlarla para que nunca pudieran sacarla de ahí. La habían construido tan bien que no tenían cómo desarmarla.

    —¿Bien construida?— me reí nerviosa. —Claro, tan bien construida que desmoroné el cristal con dos golpes.

    —Oh— Gakupo se rió y yo lo miré confundida. —Tu karkinos es fuerza sobrehumana.

    —¿Qué es karkinos?

    —Es una palabra griega relacionada al origen etimológico del cáncer— dijo y no pude evitar sonreírle con una cierta extrañeza y ternura, a lo que respondió riendo. —Fue idea de los doctores Sakine y Shion, quienes salvaron nuestras vidas y viven con nosotros en el refugio.

    —Creí que se suponía que nos que los tenían prisioneros eran doctores.

    —Así es, pero ellos dos eran recién graduados de medicina que tenían conexiones familiares en el proyecto Vocaloid X— dijo y el pequeño señalamiento sobre la puerta del edificio. —Esos familiares creyeron que nuestros amigos tendrían lo que se necesitaba para participar en el proyecto.

    —Pero seguramente no resultó como querían así porque ellos tienen alma— apunté.

    —Básicamente. Les contaron la historia de “MIKU-000”, al igual que las de muchos otros donadores no voluntarios de células madre.

    —Entonces todos fuimos secuestrados.

    —Sí, de muy diferentes formas. A algunos se les ofreció becas para colegios prestigiosos, a otros se les localizó teniendo cualidades similares a las de Miku, a otros nos sacaron de hospitales declarándonos muertos a nuestras familias.

    Gakupo fue bajando la voz al decir esas últimas palabras y no me atreví a añadir nada. Volvimos a guardar silencio por otros quince minutos de viajar por esa vacía carretera, lo que me hizo pensar que los doctores y otros como nosotros estaban bien escondidos.

    —Ya falta menos para llegar— fue lo que dijo cuando decidió romper el silencio de nuevo. —Mi karkinos es la invisibilidad. Por eso, y porque soy uno de los pocos hombres del refugio, soy quien viene por las provisiones. Tú no lo notas pero el automóvil y nosotros somos invisibles ahora mismo.

    —Es un karkinos bastante útil.

    —Es la tercera vez que voy a la base del proyecto. Ninguna de las dos veces anteriores me atreví a revisar de nuevo la sala de los contenedores, porque estaba convencido de que no estarías ahí y no quería entrar tan solo para avivar recuerdos— volvió a bajar la voz conforme terminaba de hablar.

    —No vayas a decir de nuevo que lo lamentas— le dije para tranquilizarlo.

    —Tú… no estabas bien conectada a la máquina.

    —¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Cómo sabes eso?

    —Los únicos otros con pérdida de memoria son Rin y Len, porque ellos son gemelos. Son los que más accedieron a cooperar, a cambio de que les permitieran permanecer juntos todo el tiempo, incluso en la cápsula. Pero las cápsulas no estaban diseñadas para dos. El karkinos de ambos es la telepatía.

    —Permanecer juntos en todo momento— repetí, estupefacta. —¿Qué edad tienen?

    —Tenían nueve años cuando los llevaron a la base. Ahora tienen once.

    —¿Hace cuánto tiempo escaparon de la base?

    —Tres meses. Y seis meses atrás fue que el mundo entero se enteró de lo que Vocaloid X estaba haciendo, pero hubo demasiado debate sobre qué tan ético y qué tan provechoso era el proyecto.

    —¿Cuánto tiempo estuve ahí?

    —Llegaste…— suspiró. —Llegaste a la base casi al mismo tiempo que yo, cuando el proyecto cumplió dos años de haber comenzado. Yo también me había puesto cooperativo cuando me di cuenta de todas las personas a las que ya habían secuestrado; no quería que tomaran a nadie más. Ya habían avanzado un poco conmigo cuando llegaste, bastante asustada y peleando a más no poder contra lo que quisieran hacer contigo…— suspiró una vez más, con rabia. —Los convencí de que continuaran conmigo, que apenas habían comenzado, pero no quisieron dejarte ir. Te metieron en el contenedor de todos modos. Fue más o menos en esas fechas que el mundo entero hizo del proyecto un escándalo.

    —¿Cómo es que escaparon exactamente? ¿Tan fácil fue para los doctores liberarlos y huir con ustedes?

    —No. El primero en escapar fue Kiyoteru, que había llegado antes que yo e igual que tú posee fuerza sobrehumana. Alguien se encargó de despertarlo de su coma, a él y a todos nosotros, para que huyéramos de ahí.

    —¿Los doctores?

    —Miku, conectándose a sus máquinas— dijo sonriendo al verme un tanto sorprendida. —Precisamente, te dije que ni los mismos doctores podían destruir las máquinas. Miku tenía que despertarlo a él primero para que saliera de la suya y luego sacara a los demás. Nos despertó a todos para que estuviéramos mejor preparados para salir de ahí. Cuando Rin y Len estuvieron despiertos, con su telepatía le explicaron a Sakine y a Shion, y se las arreglaron para perderse en el mar de doctores confundidos, unos queriendo huir y otros queriendo detenernos.

    —Pero yo no estaba bien conectada a mi máquina— dije bajando la mirada. —Yo no desperté.

    —Perdí de vista a Kiyoteru antes de poder recordarle que tú estabas hasta el fondo de la sala— dijo con frustración.

    —No se llevaron a los clones.

    —Poco más de una docena podríamos escondernos, pero no cerca de cien o más.

    —Entonces, ¿quién se los llevó?

    —El FBI y la CIA, cuando fueron supuestamente a clausurar la base, pero solo se deshicieron de los clones. Ni siquiera de los cilindros, solo de los clones. Pasaste desapercibida porque la hilera de cilindros donde debían haber estado tus clones estaba vacía.

    —Y… ¿por qué se esconden?

    —Nuestras diademas, imposibles de quitar— dijo mirándome de reojo —junto con nuestros karkinos, jamás nos dejarían vivir una vida normal. No son poderes que estén bajo nuestro control, sobre todo en el caso de los gemelos y de las chicas, la mayoría menores de edad. Sus cuerpos no procesan sus karkinos correctamente.

    —¿Crees que los estén buscando?

    —Jamás revelaron nuestros nombres, solo fotografías borrosas, videos editados, papeles con datos censurados. Nuestras familias no deben estar pensando en encontrarnos.

    —No me refería eso— me sentí obligada a decir, y algo en el rostro de Gakupo me dijo que la verdad no se había detenido a pensarlo, ni quería hacerlo.

    —Hemos sobrevivido estos tres meses. Los doctores Sakine y Shion, Kiyoteru, los gemelos, todas las chicas-- Las quiero como si fueran mis hermanas. A Luka y sus habilidades hipnóticas, Teto y su poco hábil teletransportación, Neru y sus asombrosos conocimientos sobre la tecnología, Haku y sus visiones del futuro…

    —No fue mi intención insinuar que exista esa posibilidad pero… ¿En verdad no lo habías pensado?

    Gakupo no me contestó. En lugar de eso, detuvo el carro y se quedó observando hacia afuera por su ventana. En un principio, pensé que tal vez los había hecho reflexionar, pero luego me di cuenta de que estaba temblando, incluso todavía más que hacía menos de una hora que nos habíamos encontrado.

    —No puede ser…— murmuró con el mismo nudo en la garganta de un rato atrás.

    Antes de que pudiera decirle algo, se bajó del auto y dio unos pasos hacia adelante antes de caer de rodillas al suelo. Podía oírlo desde el auto, que repetía “no, no, no, no, no” demasiadas veces. Me bajé también del automóvil y me di cuenta que justo nos habíamos estacionado frente a un apenas visible camino de tierra que se extendía unos cien metros hasta llegar a una casa.

    O hasta donde se suponía que antes había una casa.

    Al final de aquel camino apenas visible, quedaban restos también apenas visibles del refugio de Gakupo y los demás; alrededor había ladrillos, pedazos de madera, tuberías, fugas de agua, ciertos restos todavía en llamas y humeando. Todo el perímetro estaba cubierto por cenizas y el aire apenas era respirable.

    Sin embargo Gakupo avanzó por el camino, primero a paso lento y luego corriendo.

    —¡Gakupo, no, espera!— grité yendo tras él.

    No pude alcanzarlo hasta que llegamos a donde tal vez había habido una vez una entrada. Gakupo estaba observando alrededor y se puso a mover con desesperación escombro que se le pusiera en frente. Tardé un minuto en darme cuenta de que los estaba buscando.

    ¿Por qué?

    ¡¿Por qué se haría eso a sí mismo?!

    —¡Meiko!— gritó de pronto mientras intentaba deshacerse de casi toda una pared que estaba aplastando a alguien.

    Me debatí por medio segundo entre sí alejarlo de ahí y tratar de abofetearlo con muy poca fuerza o ayudarle, pero acabé por levantar el muro a medio deshacer con muy poco esfuerzo de mis brazos, liberando de él a una mujer adulta de cortos cabellos marrones que de ninguna forma podría estar viva. No llevaba un traje como el nuestro, así que supuse que se trataba de uno de los doctores.

    Mientras pensaba en esto, Gakupo se había arrodillado y había empezado a sollozar, temblando de nuevo, sosteniendo una mano de la mujer que yacía entre los escombros.

    —Una bomba— dijo lo que yo llevaba todo el rato pensando. —No sé cómo los encontraron— hablaba con un muy apretado nudo en la garganta. —Debieron recoger los cuerpos de los otros, como para cerciorarse de que…

    —Gakupo, detente— lo interrumpí arrodillándome a su lado y con una mano en su hombro. —No te voy a decir que entiendo por lo que estás pasando porque sin memoria es muy probable que no lo pueda decir del todo en serio— me lamenté, y él se dio cuenta de que me dolía admitir aquello, pero seguí. —Si no confiara en ti, me costaría aún trabajo creer que soy o alguna vez fui humana.

    —Gumi…— las lágrimas que corrían por sus mejillas casi me desmoronan, pero proseguí.

    —Te encariñaste con ellos y los cuidaste como si de tu familia se tratase. Es comprensible que estés destrozado. Y seguramente hubieras preferido dar tu vida por ellos, pero debes imaginar que seguro también ellos por ti.

    —Ninguno de ellos se merecía ni tener que vivir escondido, ni tener que morir así.

    —Nosotros tampoco tenemos que vivir escondidos— aseguré poniéndome de pie.

    —Pero Gumi, si algo nos identifica son las diademas. Aunque controláramos nuestros karkinos, las diademas seguirían ahí. Alguien nos reconocería y acabaríamos por morir de todos modos.

    —No— volví a hablar con voz firme. —Si controlamos nuestros karkinos, se darán cuenta de que no somos el peligro que piensan que somos. Para entonces, las diademas solo serán un símbolo de haber sobrevivido a los experimentos de Vocaloid X.

    Gakupo no dijo nada durante varios segundos y volvió la mirada a la mujer sin vida junto a él, antes de cerrar los ojos y permanecer callado. Intuí que podría tratarse de un minuto de silencio, lo que era completamente válido. Bajé la cabeza y cerré mis ojos también. No sabría decir por cuánto tiempo; tuve la sensación de que parte de mi vida intentara regresar a mí en forma de fotografías borrosas, videos editados y papeles con datos censurados. Pero al mismo tiempo se sintieron como dos segundos antes de que Gakupo me llamara.

    —Gumi— al abrir los ojos lo vi sonriendo con los ojos aún vidriosos. —Están vivos.

    —¿Qué?— lo miré estupefacta.

    —Los gemelos y Teto— dijo con un tremendo alivio.

    —Pero ¿cómo…?— decía antes de recordar lo que Gakupo había dicho. —Teletransportación.

    —Y telepatía para decirme que están bien—dijo riendo emocionalmente exhausto. —Y para explicarme que fue lo único para lo que Haku tuvo tiempo de decirles. La predicción llegó muy tarde.

    —Seguramente no pudieron comunicártelo antes porque estaban asustados.

    —Están tristes— dijo asintiendo con la cabeza. Ya extrañan mucho a los demás, pero se alegran de estar juntos, de estar con Teto, de que yo esté bien, de que te haya encontrado.

    —¿Y dónde están?

    —En la base.

    —Por supuesto— dije haciendo un gesto con la cabeza hacia el auto.

    Sé que fue duro para él simplemente alejarse de ahí, pero no teníamos otra opción, y él lo sabía.

    Lo había entendido y me daba mucho gusto. Esperaba que él confiara más en mí de lo que yo confiaba en mí misma, pero en verdad tenía esperanza y a la vez certeza de que podríamos controlar nuestros karkinos y conseguir adaptarnos a la sociedad para convencerlos de que no éramos unos monstruos.

    Éramos aquellos quienes lograron sobrevivir a los monstruos.
     
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    Lariebel

    Lariebel Usuario popular Comentarista destacado

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    ¡Hola! Bueno, antes que nada quería decir que leí tu escrito una noche en la que no podía dormir y me gustó muchísimo. Aún así, no comenté nada porque momentos después ya estaba muerta de sueño. (Hace días que te dejé el sellito, cuando apenas lo había terminado de leer). Ahora aprovecho para decirte lo que me pareció.
    ¡Me encantó! La creatividad que tuviste para seleccionar ese título e incorporar esa palabra nueva al relato me gustó (Karkinos, esa palabra suena muy bien). Aparte, noté que te enfocaste mucho en la edición de la actividad en sí, en el que aparece Gumi Megpoid y aquellos famosos contenedores cilíndricos. Cuando esos pequeños detalles te inspiran. <3 Yo creo que "le agarraste la mano" a la idea de Vocaloid X enseguida y lo supiste manejar muy bien. También supiste captar la personalidad de los personajes, sumándoles los poderes que le quedaban como anillo al dedo.
    El misterio y la tensión que se va sumando a medida que voy leyendo la historia, me mantuvo muy enganchada. Me dieron ganas de leer más sobre estos personajes, como lo hacía hace tiempo. Verlos en un ambiente que no sea plenamente musical, al estilo anime, de romances estúpidos y clichés horriblemente repetitivos, me hizo sentir bastante bien. Disfruté mucho de la lectura. Hasta inclusive da pie para extenderla un poco más.
    Por último, hablando sobre la ortografía y la gramática, en general está bastante bien. No veo errores sumamente graves que valgan la pena resaltar, y si los hay, disculpame porque me habré olvidado o directamente no los he notado.
    En fin, me gustó y quisiera leer más sobre estos escritos. ¡Saludos!
     
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    Rasu

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    Hola, Ruki. :)

    Concuerdo totalmente con el comentario de Jess, ha sido una historia fascinante en todos los sentidos.

    Disculpa que se me pasaron unos días con la entrega de resultados, pero como fuiste la única en publicar historia era obvio que habías ganado. Aún así preferí esperar a leer el fic para premiarte, y aunque intenté buscar un tiempo en la semana no pude porque vi que eran casi 4k de palabras y quería leerla toda de una vez para poder disfrutarla mejor.

    Ha sido una historia tremenda, como siempre. Narras excelente, tienes mucha creatividad e imaginación para desarrollar tus temáticas, y para colmo lo haces de manera impecable, porque nunca tienes errores ortográficos o técnicos que valgan la pena remarcar (si es que acaso alguna vez se te pasan de largo).

    Voy a sumarme al pedido, o al menos remarcarlo: la historia da para más, podría (y debería) continuar sin ningún problema. De hecho creo que podrías aprovechar mucho este escrito para hacer una mini serie, porque realmente es genial.

    Cómo desarrollaste la trama, a su justo ritmo, es una de las cosas más importantes creo yo. Explicaste todo sin que se sienta forzado, y lograste generar un ambiente atrapante, que hace de la cabeza del lector un mar de preguntas. Me ha gustado muchísimo dónde ubicaste todo y el desarrollo, de verdad, a esto último lo vuelvo a decir.

    En un momento de la historia sentí que aceleraste un poco el asunto, lo noté y es lo único que tengo para decir. Más o menos cuando Gakupo para el coche y luego se encuentra con todo el desastre, básicamente el final. Se sintió un poquito más rápido de lo que debería, sobre todo siendo la conclusión de la historia (o del capítulo, si es que sigue), incluso si quisieras dejarlo abierto. Eso opino, aunque te repito que igual quedó muy bien logrado.

    No tengo mucho más para decir. Gracias por participar de la actividad, por entregar y por compartir semejante fanfic. En breve te mando las recompensas, ya que has sido la ganadora. Tengo la sensación de que hubieses calificado muy bien en el caso de que hubiesen participado muchas más personas.

    Muchas gracias nuevamente y espero verte pronto en algún otro juego. No olvides considerar continuar con la historia. (?
     
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