Kagome hime.

los personajes de este fic no me pertenecen, son de la gran y unica rumiko takahashi.

Iba caminando en una oscura calle en medio de la fría noche y una lluvia fuerte… ahí estaba, despedida de mi trabajo, soltera y con el maldito maquillaje corriendo por mis mejillas haciéndome ver como payaso… definitivamente esa noche fue la peor de todas…
*FLASHBACK*
-Kagome Higurashi, vamos yo te puedo ofrecer mejor calidad de vida, claro, si me das lo que quiero.- Dijo aquel hombre de pelo negro y ojos rojos con su traje morado… mi jefe. Maldición, siempre ofreciéndome lo mismo, claro que para que me lo diera tenía que ir y calentar su cama.
-Ese no es mi trabajo, para eso existen las rameras… con su permiso.- Le replique en la cara dándole la espalda, no soportaba a ese tipo. Pronto, sentí como me sujetaban por el brazo y me hacían girar bruscamente encontrándome con mi jefe y el muy maldito me beso a la fuerza.
Trate de soltarme de aquel agarre, pero el me apretó mas. Al menos pude lograr liberar un brazo y con ese mismo le di una cachetada, logrando que me suelte y aproveche para irme.
-Escucha Higurashi… recuerda que yo fui quien te dio este trabajo y puedo correrte cuando me plazca, así que si no haces lo que te ordeno estarás despedida.- Ese comentario me hirió… necesitaba este trabajo, mi madre sufrió de un accidente y ahora yo debía mantener la casa mientras ella este en el hospital. Pero no voy a dejar que un patán me deshonre, oh claro que no.
-¡¿Sabe que?, haga lo que se le venga en gana, yo no seré su ramera calienta camas!- Grite, saliendo furiosa de aquella oficina y escuchando gritar a mi jefe miles de groserías que eran para mi.
-¡¡Higurashi, te vas a arrepentir!!- Esa amenaza me importo muy poco, pues ya sabía que Naraku era de los que prometían y nunca cumplían.
*FIN DEL FLASHBACK*
Rayos, y ahora ¿Qué voy a hacer?... ¿Cómo le voy a decir a mi madre que me quede sin trabajo?
Al fin estoy en la puerta de mi casa, donde seguramente mi hermano menor, Sota, me estaría esperando con la cena lista. Giro la perilla para poder entrar a la casa y veo que esta oscuro así que oprimo el botón del interruptor, pero la luz no se prende.
-Genial, nos cortaron la luz.- Comente limpiándome con una toalla el maquillaje corrido. De pronto escuche como alguien se tropezaba y con la luz de mi celular trato de observar quien fue el responsable de aquel ruido… observe a Sota en el suelo e inmediatamente comprendí que había sido él.
-Hermana, nos cortaron la luz.- Me dijo Sota en un tono preocupado.
-¿Así?, no me di cuenta.- Le respondí sarcásticamente dirigiéndome a la cocina por unas velas.
-Hermana, llegaste mas temprano… ¿Qué paso?- Esa pregunta me incomodo demasiado, no le podía decir la verdad, definitivamente no lo haría.
-Ehm!, pues… Naraku me dio vacaciones.- Le dije, claro que no lo engañaría por mucho tiempo, él ya tiene mas de 12 años.
-Espero que sean rápidas porque se nos acabo la reserva de comida.- Al escuchar eso, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero yo las reprimí de inmediato.
-Sota, necesito ir con Sango, ¿Crees que te puedes quedar solo por un rato mas?- Pregunte y creo que Sota escucho que mi voz se escuchaba un poco quebrada así que asintió.- Gracias.-
Rápidamente salí de mi casa y me dirigí corriendo hacia la casa de Sango, mi mejor amiga desde el jardín de niños, aparte de que era mi vecina.
Toque la puerta con fuerza y Sango me abrió.
-Kagome, ¿Por qué tocas tan fuerte?- No pude reprimir mas mis lagrimas y estalle abrazando a Sango con fuerza.
-Sango… no se que hacer, ayúdame…-

 

-Sango… no se que hacer, ayúdame…- Sango me abrazo con fuerza y sentí un poco de consuelo de parte de ella.
-Ya amiga, dime, ¿ahora que paso?- Me separe de ella secándome las lagrimas, tratando de calmarme.
-Naraku me despidió.- Sango me miro con un gesto de molestia.
-Yo le puedo partir la cara a ese maldito hoy mismo.- Dijo enrollándose la manga y mostrando todo el brazo. Yo conocía a Sango y se que estaba hablando en serio, pues fue campeona en artes marciales.
-No vale la pena Sango.- Le dije pasando a su sala y sentándome en su sofá café crema.
-¿Cómo que no vale la pena?, Pero Kago… ¡¡ASH!! Te conozco y se que eres muy trabajadora y no tiene ningún motivo para despedirte.- Ojala que Kami haya escuchado a Sango.
-Es que… me lo pidió de nuevo…- Sango me miro sorprendida, pero cambio esa mirada por una asesina.
-¿Solo por eso?, Tipos como Naraku son despreciables… Le partiré la cara, ahora vengo.- Me sobresalte al escuchar esto y rápidamente me pare para sujetarla del brazo.
-No Sango, ya no quiero problemas… Ya tengo bastante con que me hayan cortado la luz y se haya acabado la reserva de comida.- Mi amiga me mira con preocupación.
-Pues, Kagome… recuerda que mi madre me manda todos los días comida de más, así que a veces la tiro, si quieres esa comida se las puedo regalar y en cuanto el dinero, no te preocupes… ahora me dan el doble de sueldo si quieres te puedo prestar mientras buscas trabajo.- Mis ojos se iluminaron y perdí la cuenta de cuantas gracias le di.
-Gracias, te prometo que en cuanto consiga trabajo voy a pagarte.- Mi amiga me abrazo y yo le correspondí.
-Bueno, ya vete a descansar, recuerda que mañana habrá escuela.- Bueno, esa palabra lo arruino todo… “Escuela”, un lugar de aburrimiento y decepción… aburrimiento porque me aburro de escuchar las mismas clases de hace un año y decepción porque hace un año ya faltaba poco para salir de la preparatoria cuando me dieron de baja… si lo que piensan es que voy a repetir año… si, si lo estoy haciendo.
-Tienes razón.- Acto seguido, moví mi mano de izquierda a derecha diciéndole adiós y dirigiéndome a mi casa.
Sango como era mi mejor amiga se dio de baja porque yo lo hice, aun recuerdo que me dijo… “No puedo dejar que te me escapes…”

Los rayos del sol golpearon mis ojos, así que los abrí lenta y pesadamente. Solté un bostezo y me frote los ojos.
Me pare de la cama y me dirigí al espejo, ahí estaba de nuevo, como todas las mañanas greñuda. Tome el cepillo y comenzó a cepillar ligeramente mi pelo, hasta que me tope con una bolita, comencé a jalarme con fuerza pero la maldita bola no se desenredaba, hasta que me harte y decidí dejarlo ahí. Mire el reloj y… ¡¡diablos!! Se me hacia tarde.
Me vestí rápidamente, aunque la verdad por el apuro no note que mi falda estaba al revés, bueno si lo note pero no me importo, ya estando con mí uniforme me dirigí a la cocina por cualquier cosa, agarre un pequeño jugo y una manzana y Salí corriendo hacia mi escuela…
-¿No se me olvida nada?- Mire que estaba mi desayuno, mi uniforme y mi mochi… ¡¡Mi mochila!!
Fui por ella rápidamente y corrí como alma que lleva el diablo hacia la escuela. Ya solo me faltaba una cuadra cuando sonó el maldito timbre.
-¡Rayos!- Exclame. A penas y pude alcanzar llegar a mi salón y que mi maestra me perdonara y me dejara pasar. A penas me senté y suspire pesadamente, entonces Sango se acerco a mi.
-Oye Kagome, noticias… Un chico nuevo entro a la escuela.- Eso me dio curiosidad así que hice un ademán para que prosiguiera con la información.- Tiene 20 años, muy guapo y a repetido curso 2 veces.-
-¿2 veces?, vaya… eso es un record- Bufe y entonces la maestra me hizo voltear.
-Alumnos, hoy llega un nuevo compañero… sean amables con él ya que es nuevo, joven pase por favor.- Un chico de pelo negro y largo entro, con ojos color cafés oscuros y un semblante misterioso haciendo que por accidente suelte un gran suspiro.
-Mi nombre es InuYasha Taisho, vengo de Kioto y acabo de mudarme aquí en Tokio.- Esos ojos me derritieron, me embobe tanto en ellos que no me di cuenta que había un lugar vacio a lado mío.
-Joven Taisho siéntese a la derecha de la compañera Higurashi.- Me miro, haciendo que crucemos miradas pero la desvié con un gran sonrojo. Se acerco a mí y se sentó en su lugar.
-Hola, Hmmm, ¿InuYasha verdad?, sabes tu nombre es raro.- Me miro molesto haciendo que yo me asustara.
-¿Te estas burlando de mi nombre?- Me pregunto con un tono asesino.
-No, no claro que no, yo simplemente decía que tu nombre era muy original, eso es todo.- Aclare agitando las manos como loca, captando la atención de la maestra.
-Higurashi, es bueno que formes un nuevo amigo pero no en mi clase… Higurashi y Taisho, al pasillo.- Genial, un castigo… mis compañeros se burlaron de mi mientras yo salía al pasillo junto con InuYasha.
Ahí me la pase toda la clase, en silencio y con un total sonrojo. Hasta que InuYasha rompió el silencio.
-Sabes, creo que tienes razón, no se en que estaban pensando mis padres al ponerme ese nombre, pero en vez de burlarte de MI nombre deberías hacer burla del tuyo.- Ese comentario hizo que yo quisiera golpearlo y me defendí.
-Al menos mi nombre no significa perro tonto como el tuyo.- Él me envió una mirada asesina.
-Eres tonta.-
-Tu un perro.-
-Al menos mi nombre no es un juego de niños.- Eso me hizo enfurecer más (N/A: Dice que es un juego de niños ya que Kagome Kagome es una canción con la que juegan los niños pequeños)
-Me caes mal.-
-¿Me pregunto quien será el pobre desgraciado que se case contigo.- Por fin toco el timbre y entre al salón por mi mochila, para ya largarme de ahí y no escuchar las estupideces de ese idiota.

 

Llegue a mi casa un poco irritada, ¿pero quien se creía ese cretino? Bueno, al menos ya llegue a casa y como siempre, llego por la puerta de atrás.
-Hermana, un hombre de traje te esta buscando.- Dijo preocupado Sota, preocupándome a mi.
Salí por la puerta principal para mirar lo que estaba sucediendo y entonces ese hombre se me hizo familiar…
-papa…- no podía ser… era papa, pero, ¿Por qué estaba ese señor que alguna vez fue mi papa aquí?
-Kagome, pero cuanto has crecido.- exclamo alegre acercándose a mi.
-no te acerque.- le advertí.- ¿Qué quieres?- le pregunte de mala gana. Mire como suspiro y colocaba sus manos en mis hombros.
-Kagome… vengo por Sota.- ¡esa respuesta no es valida para mi, oh no!
-¡¿Qué?!... ¡¿Por qué vienes por sota?!... ¡¿Por qué vienes hasta ahora?!- le grite quitándome sus manos de mis hombros.
-Ya se que tu madre esta en el hospital y pues Sota necesita de cuidados y tu lo sabes… recuerda que tiene asma.- Maldición, Maldición, esto no puede estar pasando.
-Nos la podemos arreglar solas, así como lo hicimos cuando TU nos dejaste.- Se lo grite en la cara.
-¡Kagome, no es una pregunta… me voy a llevar a Sota y ya esta!- Entro sin permiso y yo comencé a pegarle la espalda para que se detuviera, pero mis débiles golpes no hacían lo que yo esperaba.
-¡¡detente!!- le ordené, pero él me ignoro y se acerco a Sota.
-¿Quién es usted?- Pregunto mi hermanito inocente.
-Oh vaya, pero si eres todo un galán… vamos, te quedaras conmigo mientras tu madre se recupera.- Dijo invitándole a tomarle la mano, pero yo agarre la escoba y comencé a pegarle en un intento de que se vaya.
-lárgate.- ordene, pero no hacia caso.
-por favor dígame quien es.- suplico Sota.
-Soy tu papa.- Respondió, y eso me enojo demasiado.
-¡¡NO ES VERDAD, TU NO ERES EL PADRE DE SOTA, NI SIQUIERA ERES EL MIO, TE LARGASTE CUANDO SOTA NACIO Y NUNCA NOS MANDASTE NI UNA CARTA DE AMERICA!!- Le reclame.
-América es un lugar muy enredado, no tuve comida ni un lugar para dormir durante días, hasta que conseguí trabajo y lo hice por ustedes.- nos dijo, pero sabía que eso era mentira.
Ya le iba a responder cuando Sota dijo algo que hirió mi corazón… -… Iré contigo… papa.-
-Sota, no puedes irte.- Le reclame dejando que las lagrimas invadieran mis ojos.
-Hermana, eres egoísta, jamás conocí a papa y ahora que esta aquí tengo la oportunidad de conocerlo y tu, ¿Qué haces?, claro, ¡no quieres que sea feliz!- Eso provoco que escondiera mi cara con mis manos, no quería que me vieran llorar, no de nuevo.
-Sota, por favor…-
-Adiós hermana.- Salió de la casa y subió al carro junto con papa.
-¡¡SOTA, POR FAVOR NO!!- Le suplique, pero el carro ya se había ido.-… Sota…-

Comencé a caminar hacia la casa, había estado 15 minutos intentando emborracharme pero el maldito dueño me decía que no vendía alcohol a los menores de edad… ¡pero que le pasaba!, solo porque olvide mi identificación no significa que no sea mayor de edad, ¡tengo 19!, ¿Qué le pasa?
-Oh, ¿Por qué tiene que ser la vida tan injusta?- Exclame, y para colmo empezó a llover a todo lo que daba.- Put…-
-Oh, pero si ahí esta la bruja que no quería una vida mejor.- Escuche esa voz conocida y fría.
-Naraku… ¿Qué quieres idiota?- Le respondí molesta claro.
-Nada, solo estaba pasando por aquí haber si me encontraba alguna rata que exterminar.- Me dijo aquel estúpido hombre.
-Pues creo que tendrás que exterminarte solo.- Le informe sonriendo.
-Lo siento, pero tu eres la que exterminare ahora.- Dijo asustándome. Detrás de él apareció una joven que se parece a mi pero con un traje de sacerdotisa pero de color negro.- Te presento a Kikyo, la que te reemplazo en el trabajo y la que va a ser que se cumpla mi advertencia.-
Observe como Kikyo sacaba un trazo de papel en forma de pájaro y hacia movimientos con las manos provocando que la figura de papel se dividiera entre muchas mas y me rodeo con ellas.
-Te dije que te arrepentirías.- escuche, antes de que mi vista se nublara y cayera inconsciente.

 

Desperté, sentí como si tuviera una frazada encima pero no me importo…
—Oh, mi cabeza.— Susurre colocando mi mano en la sien. Cuando lo analice un poco y me di cuenta de que mi voz era mas aguda.
También me di cuenta de que la ropa no me quedaba, era muy grande y que mis manos eran más pequeñas…
¡¡Esto me esta asustando!! Observe en un charco de agua mi reflejo y…
—¡¡AHHH!!—¡No puede ser! ¡¡Tengo 5 años de nuevo!!
—Tranquila Kagome… esto… esto no esta pasando… solo es una horrible pesadilla, pronto despertaras y te reirás de todo esto.— Trate de convencerme de eso, que esto es una horrible pesadilla… trato de mantenerme de pie, pero es un poco difícil, ya que mi ropa no me queda y me resbalo fácilmente con ella.
Siento una gota de agua caer en mi pequeña nariz y miro al cielo, temiendo que pase lo que creía que pasaría…
—Oh rayos.-—Susurre, paso lo que me temía… lluvia…
Al lado de mi había un pedazo de periódico, pero con eso es suficiente para cubrir mi cabeza de la lluvia…
—bien, ahora iré a mi casa, tranquila Kagome… todo saldrá bien.— Enrolle mi pantalón hasta que me quedase en las rodillas y comencé a caminar… al dar la vuelta tropecé con alguien y caí sentada.
—Ah, perdón…— Exclamo la persona dándome la mano para que yo la tomara. La tome, me ayudo a pararme y miro su rostro… no lo podía creer.
—InuYasha— Pensé sorprendida. Él miro a los lados y después me miro a mí.
—¿estas sola?, ¿Tienes donde vivir?— Me pregunto, sorprendiéndome mucho… ¿en donde se había ido aquel chico grosero de ayer?
—No puedo decirle… debo irme a casa.—Le respondí, pues tal vez se hacia el bondadoso para llevar a una niñita a su cama… ¡y hacer cosas de pedófilos!
—Bueno, pero es demasiado tarde para que una niña como tu ande vagando en la calle… déjame llevarte.— Eso me hizo sonrojar mucho… yo, yo no creí que en realidad fuera así.
—Esta bien.— Le respondí y mire como el se quitaba su abrigo y me lo colocaba en los hombros, haciendo que me sonrojara aun más.
—Vamos, sube al carro, en el camino me dices por donde debo ir, ¿De acuerdo?—Yo hice un leve movimiento de cabeza indicando que estaba de acuerdo, y empezamos a caminar hasta donde estaba su coche…
Me sorprendió mucho ver su coche, ¡esos coches solo los tienen los ricos! Era un Ferrari rojo intenso.
—Wow.— No pude evitar decir eso, causándole risa a InuYasha.
-¿Jamás habías visto uno de esos?—Me pregunto, y yo conteste que no.- Vamos, súbete antes de que la lluvia empeore…
Resbale de nuevo y esta vez me dolió, ya que había cristales que me cortaron la rodilla. InuYasha se me acerco rápidamente y yo le enseñe la herida.
—Ten cuidado.-—me dijo, luego me cargo hasta llevarme en el asiento trasero de su carro.
—Gracias.- Le dije desviando mi mirada, no quería perderme de nuevo en esos ojos dorados tan hermosos… ¡pero que estoy pensando!
—Eh?, ¿tienes celular?— Me pregunta al escuchar un sonido que proviene de mi pantalón… reviso mi pantalón y afortunadamente esta mi celular.
—Oh vaya, que bueno que era a prueba de agua mi celular.— Pensé. Mire como InuYasha le daba un vistazo al fondo de mi celular y me miro sorprendido.
—¿Conoces a Kagome Higurashi?— Me pregunto, observo mi celular y efectivamente… el fondo que tengo es una foto mía.
—jeje, pues… si… es mi…aaahh… ¡es mi vecina!— Exclamo nerviosa. El me miro un poco preocupado.
—Te daré un consejo… mantente alejado de esa chica porque es medio rarita.— ¡¡ ¿QUE?!! ¡¿Rarita yo?!
—¡Ella no es rarita!—¡Yo no soy rarita! ¡Lo sabia, es un grosero!
Él se empezó a reír y yo me sentí fatal.
—Jaja, la pequeña de seguro tiene sueño y ya no se acuerda de que su amiga es rara, jaja.— ¡Esto es el colmo!
—me iré yo sola a mi casa.— dije bajándome del carro, pero InuYasha me detuvo.
—Ya te dije que yo te llevare.— Me replico.
—¡Bueno, no quiero que hables mal de Kagome, ella me ayuda en todo!— Exclame.
—Bueno, bueno, ya veo que Kagome es importante para ti… anda sube.-—subí de nuevo y el coche empezó a andar.
Pasaron 2 molestos minutos de completo silencio y yo lo que mas odio es el silencio, así que empecé a hablar.
—¿Por qué te cae mal mi amiga?— Pregunte curiosamente, ya era hora de saber porque tanto enfado.
—No me cae mal, simplemente estoy molesto con ella.—¿Y yo que le hice?
—¿Y porque?— Le seguí preguntando.
—Se burlo de mi nombre.
—No creo que ella haya querido eso.—Le respondí, porque yo no me estaba burlando, simplemente le dije que su nombre era curioso.
-¿A no?, ¿Cómo sabes?—
—La conozco mejor que nadie…- Mentí.
—¿Y que, no vas a contestar?— Oh, es verdad… se me había olvidado la llamada.
—¿Bueno?
—¿Hija?— ¡Era mi mama!
—¿Qué pasa mama?— Pregunte, pues por su tono de voz sonaba preocupada.
—¿Tu papa se llevo a Sota?- En ese instante sentí como si un rayo me partiera en 2.
—S- si… perdóname.— No pude contener mis lágrimas y salieron rápidamente de mis ojos, rodando por mis mejillas.— Perdóname…—No tuve el valor de hablar más así que colgué, estallando en llanto.
—¿Qué pasa?—Mire a InuYasha, él se preocupaba por una niña desconocida y eso me sorprendió mucho. Limpie mis lágrimas, sonriendo un poco.
—Nada… no paso nada…