Y entre sus manos sostiene la copaque porta el brillo de la desesperación.Y con su comodidad los sueños derrochan,de aquellos que ya no poseen motivación. Rojo sangre que tiñe el asfaltodel dolor de los ignorados,han gritado “¡Esto es un asalto!”;y con el arma en el pecho les han condenado. Aunque he solicitado clemenciala justicia es tan solo un decir,las ayudas brillan por su ausenciay el final feliz no se mira venir. ¿Quién eres tú desconocido?¿Quién el permiso de matar de dio?Ver a todos los que amas heridos,¿tienes idea de cuánto dolió? Y espere sin ninguna paciencia,pero, con esperanza en mi corazónpara levantarme ocupe resistencia;sin embargo, me impulsaba una fuerte razón. Ahora miro el otro cadáver tiradoDe la otra que yo quería en mi vida,Y con fuertes sollozos he gritado,¿qué caso tenía lo que hacía? La piedad no es algo que conserve,la sonrisa en mí, hace mucho que debió morir.Ellos decían que la vida las crueldades devuelve,Y yo con mi mano he sido el que tomo su permiso de existir.
Wow!, me has cautivado con tu poesía, pude entender lo que tratabas de transmitir. Espero que continues escribiendo me gustaría leer otro poema como este. Sigue así! :D Sayoonara >w<