One-shot de Pokémon - Juegos de niños.

Juegos de Niños.

Había llegado el momento de la confrontación final, todo por lo que la princesa Haruka lucho, todo lo que aprendió, todos los infortunios a los cuales sobrevivió en su travesía se resumía en aquel instante. Frente a la princesa, el malvado Charizard quien tenía cautivo al príncipe Satoshi y por quien el pokémon dragón estaría dispuesto a vender cara la derrota. El lugar, la mazmorra del dragón la cual rebosaba de esqueletos humanos y de monedas de oro esparcidas por todo el lugar.

Pokemon y humana se observaron durante largo tiempo hasta que el poderoso dragón rompió el silencio con un fiero gruñido que fue acompañado por un potente lanzallamas de la criatura. La princesa simplemente esquivo la amenaza dando un ágil salto hacia su costado izquierdo evitando así su carbonizada muerte. Desenfundando su espada se preparó para embestir el abdomen del monstro quien furioso observo como su objetivo escapo de su ataque.

— ¡Esta vez acabare contigo! — grito la princesa con valentía ejecutando con su espada un elegante movimiento hacia la blanda piel color crema de la bestia. Demasiado lento, Charizard utilizo su ala derecha cubierta de ásperas y gruesas escamas para resguardar su cuerpo evitando cualquier daño posible.

— Jajaja, deberás ser mejor que eso si quieres derrotarme — expreso con burla el pokémon dragón antes de golpear fuertemente con su cola a Haruka.

Debido al golpe la princesa voló por los aires azotando su frágil cuerpo contras las duras paredes que conformaban la mazmorra del monstruo. Cayo en seco contra el suelo, apenas si podía mantener la conciencia. En el piso podía sentir las pisadas del gigantesco Charizard acercándose cada vez más y más hacia ella, todo parecía perdido. Fue en ese momento cuando la princesa levanto su mirada encontrando en sus azulados ojos la mirada llena de esperanza del príncipe Satoshi a través de los barrotes de su prisión, esperanza que su sola presencia provocaba. Él confiaba en ella y ella no traicionaría esa confianza por nada del mundo. No se dejaría vencer, no mientras él la necesitara. Recostada en el suelo empuño su espada nuevamente.

— Todo termino Haruka, este es el fin —dijo Carizard dirigiéndose hacia la princesa quien yacía aparentemente indefensa sobre el piso — Al parecer esta noche tendré príncipe y princesa para cenar —expreso. En su boca una enorme esfera de fuego se formaba preparándose para ser lanzada contra la chica.

Pero la bestia no contaba con que Haruka se pondría de pie con un enorme espíritu renovado, y realizando un rápido movimiento dio un gran salto quedando justo detrás del monstruoso Charizard. Una sensación fría aunada a un agudo dolor recorrió todo el cuerpo del dragón, el pokémon bajo su mirada solo para observar que la perlada empuñadura de la espada real sobresalía de su blando abdomen. La criatura arrojo hacia la nada su ultimo aliento de fuego acompañado de un fuerte alarido para finalmente desplomarse en el suelo. La pesadilla había terminado.

Haruka suspiro aliviada al ver como el terrible pokémon caía frente a sus ojos. Con su cuerpo lastimado y magullado la princesa se acercó a la prisión de Satoshi, tomando la llave que se encontraba en una pequeña mesa contigua libero al príncipe de su encierro. Finalmente, la princesa había terminado su largo viaje. Solo faltaba el gran final feliz en el que Satoshi le juraba amor eterno a Haruka por haberle rescatado.

Satoshi abrazo alegremente a la princesa en el momento de su liberación, las mejillas de Haruka se cubrieron de un leve color rosado, por un momento olvido su adolorido cuerpo dejándose llevar por el afecto del príncipe. Dejando de lado el efusivo momento Satoshi acerco sus labios al oído de la princesa, al fin, las palabras que tanto Haruka deseaba escuchar por fin serias pronunciadas. Con un cálido susurro el príncipe dijo a su princesa.

— Lo siento Haruka, pero yo amo a la princesa Hikari quien es más hermosa, divertida, agradable y obviamente más inteligente que tú.

...


El pacifico ambiente que existía dentro de la habitación de May Balance se diluyo fugazmente al escuchar las anteriores palabras. Un fuerte grito, tan fuerte que hizo volar a un Spearrow que dormía sobre el tejado inundo el lugar.

— ¡¡Dawn deja de meterte en mis historias y déjame jugar tranquila!! — grito con gran molestia May ante la interrupción de Dawn, entre sus manos sostenía las muñecas de un noble caballero y una hermosa princesa. En el suelo de su habitación una gran mazmorra construida con varias cajas de medicamentos yacía parcialmente destruida y en medio de todo un Charizard de peluche simulaba estar muerto.

— ¿Qué te pasa May? ¿No quieres que la maravillosa princesa Hikari aparezca en la historia? — pregunto alegremente Dawn sosteniendo en su mano derecha la muñeca de una elegante princesa de cabellos azules.

— En esta no.

— ¿Por qué? ¿Por qué es una historia de amor? — continuo Dawn con sus inocentes aunque inquisitivas preguntas — por cierto, este príncipe me recuerda a alguien y esta princesa también — declaro la chica observando con más detenimiento las figura que May tenía en sus manos. Una princesa castaña y un príncipe de cabellos azabaches algo desordenados eran los personajes principales de la historia de May.

— ¿Qué quieres decir con eso? — pregunto May intentando cubrir el sonrojo que el descubrimiento de Dawn le había provocado — debe… debe … tratarse solo de tu imaginación Dawn.

— No, nada de eso. Claramente la princesa se parece a ti May y el príncipe luce como…

— Mejor… mejor vayamos a fuera a jugar a otra cosa Dawn. Además, este juego ya me había aburrido — interrumpió May nerviosamente a su amiga. La joven rápidamente se levantó del lugar en el que estaba sentada para escaparse velozmente con sus muñecas en mano por la puerta de su habitación. En su mente, la preocupación de que su secreto haya sido descubierto le acosaba terriblemente.

— ¿Por qué se puso tan loca? Yo solo le iba decir que ese príncipe se parece a Red el campeón de la liga Pokémon — comento Dawn a la pequeña muñeca de cabellos azules que traía en sus manos — me pregunto, ¿Que habrá pensado que le iba a decir? — reflexiono a sí misma la chica mientras observaba la puerta por la que hace unos segundo May había escapado.