Inazuma Eleven [Juego: Escaleras y Serpientes] Noche de San Hallowtín [One-shot]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Nao Sharp, 22 Octubre 2021.

  1.  
    Nao Sharp

    Nao Sharp Usuario popular Lectora empedernida del 2023

    Aries
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    Escritora
    Título:
    [Juego: Escaleras y Serpientes] Noche de San Hallowtín [One-shot]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3706
    No creo que pueda haber nada más cliché que lo que acabo de escribir, y tampoco sé si se ajusta a lo que pide el juego, en fin. Además yo quería escribir algo corto y sencillo, y llevo tres días a trabajando en esto. Pero mirad, he disfrutado como una enana.

    Noche de San Hallowtín


    Las fechas de Halloween se acercaban y los chicos del Raimon estaban frenéticos, pues había especulaciones sobre una gran fiesta organizada por la Junta Escolar. Sin embargo, nada estaba seguro al cien por cien, lo que causaba grandes discusiones entre los alumnos. En el club de fútbol no era para menos, pues el ambiente en la caseta del club estaba que ardía.
    —¡Yo os digo que es todo mentira! —exclamó Kevin mientras apoyaba las manos sobre el respaldo de su silla, siempre con aires de superioridad—. En este instituto nunca se hace nada.
    —No seas tan negativo, ¡sabes que sí sé hacen cosas pero tú nunca vas! —dijo Steve, algo molesto por la habitual prepotencia de su compañero.
    —¡Steve tiene razón! —añadió Tod a la par que varios chicos asistían.
    Kevin negó con la cabeza, bufó y se puso a mirar por la ventana. Varios chicos más siguieron especulando a la espera de que Mark, el capitán, llegara para comenzar el entrenamiento.

    En una esquina de la caseta, Jude y Axel se mantenían ajenos a la discusión, pues no les gustaban ese tipo de conflictos. Sin embargo, Jude no hacía más que darle vueltas al asunto de la fiesta. Su hermana Celia, miembro del club de periodismo, le había confirmado en privado que se haría una fiesta de disfraces nocturna. Casi desde su llegada al Raimon le había llamado la atención Anathia, una chica de su clase. Ella era extremadamente inteligente, además de alegre y amable. Sin embargo, Jude no había sido capaz de acercarse a ella más que para algún trabajo de clase o contadas conversaciones en los pasillos. Él, el mejor estratega de fútbol del país, era incapaz de cortejar a una chica. Pensaba que la fiesta de Halloween sería una gran oportunidad para poder acercarse por fin a ella y quería impresionarla. Necesitaba un buen disfraz, seguramente algo elegante. Aunque no conocía los gustos de Anathia, estaba seguro de que la elegancia en su justa medida atraería la atención de cualquier chica. Sin embargo, aunque el disfraz era un problema, no era el peor de todos. En cualquier momento Jude podía pedir un traje a medida a su sastre, pero no podía pagar a nadie para que hablara con Anathia. Lo único que tenían en común eran las clases y ese tema sería muy aburrido. También podía confesarse, pero el rechazo estaba casi asegurado. Sin saber qué hacer, Jude miró a su amigo Axel. El chico de pelo blanco parecía tan tranquilo como siempre, seguramente no tenía el mismo problema que él. De repente, una voz chillona sacó a Jude de sus pensamientos.
    —Chicos, ¡juguemos al fútbol!
    Era Mark, dando inicio al entrenamiento.

    El entrenamiento pasó, igual que las semanas, y el día de la fiesta llegó. La noche del 31 de octubre todo el instituto estaba decorado de una forma terrorífica, lleno de esqueletos y telarañas. De los árboles colgaban arañas y murciélagos, acompañados de cientos de calabazas que estaban colocadas por todas partes. El campo de deportes había sido convertido en un cementerio en el que se podía ver algún que otro fantasma. Había muchas luces de tonos anaranjados y liláceos, para dar más ambiente. La verdad era que la decoración del instituto estaba muy elaborada.

    Desde las seis de la tarde, muchos estudiantes comenzaron a llegar a la fiesta. Todos debían ir disfrazados, pero había claramente dos grupos: los que se habían puesto cualquier cosa y los que tenían y disfraz muy elaborado. Entre las chicas destacaban los disfraces de bruja o de princesa cadáver, mientras que entre los chicos había muchos fantasmas y algún que otro vampiro. Los chicos del club de fútbol se reunieron a eso de las siete y media cerca de la caseta. En verdad sus disfraces eran bastante cutres y poco llamativos, excepto el traje de hombre lobo de Axel. Había sido un regalo de su hermana y lo lucía orgulloso. Y bueno, luego estaba Mark que se había disfrazado de "demonio del fútbol". Nadie entendía por qué llevaba en la cabeza medio balón de fútbol rojo con cuernos y una equipación roja y llena de sangre, pero tampoco hicieron muchas preguntas. Sin embargo, entre ellos había una ausencia grande: Jude no había llegado.
    —Seguro que no viene —bufó Kevin detrás de su máscara de Scream—, esta fiesta es de muy poca clase para él.
    Axel miró a su amigo con el ceño fruncido, a la par que sostenía el móvil en su mano. Este vibró y Axel lo miró.
    —Jude sí que vendrá —dijo poco antes de que Mark y Kevin comenzaran a discutir por el comentario del delantero—. Solo se ha retrasado un poco.
    Axel era un hombre de pocas palabras, pero cuando él hablaba todos lo respetaban. Su voz era fuerte y siempre transmitía unos mensajes muy claros. Los chicos, ya más calmados, fueron hacía la puerta principal del Raimon para esperar allí a su compañero.

    No fue hasta las ocho cuando, ante los atónitos ojos de Steve y Timmy, una enorme limusina negra aparcó frente a la puerta del instituto. De la puerta del conductor salió un hombre trajeado que fue a abrir la puerta trasera. Varios estudiantes y los chicos del club de fútbol se quedaron impresionados por la escena, salvo Axel y Mark, que parecían acostumbrados a aquello. Cuando el chófer abrió la puerta, un irreconocible Jude Sharp salió del vehículo. Se había disfrazado de vampiro, pero no como los otros chicos. Él claramente llevaba un traje hecho a medida para su cuerpo esbelto, compuesto por un chaleco de terciopelo granate sobre una camisa de mangas holgadas, fruncidas en los puños. Cubriendo su espalda, colgaba una elegante capa de color negro por el exterior, pero con terciopelo granate en su interior. Esta, tenía un cuello muy alto, propio de los vampiros. Sobre sus piernas lucía unos zapatos de cuero y un pantalón de traje, todo de color negro. Sus manos estaban ocultas tras unos exquisitos guantes del mismo color. El rostro de Jude estaba cubierto por un base de maquillaje bastante más pálida que su color natural. Sobre ella, un maquillador había trabajado en resaltar sus facciones, además de hacerlo parecer notablemente más delgado. Si mostraba sus dientes, se podían cómo sus colmillos eran ahora más largos. Además, el cabello del joven suelto, algo muy extraño en él. Para terminar la obra, Jude había decidido mostrar sus ojos rojizos, que combinaban a la perfección con la ropa. Su aspecto era tan elegante como terrorífico.
    —¿¡E-ese es Jude!? —exclamó Timmy tan confuso como asustado.
    —Claro que lo es —sentenció Axel mientras se acercaba a saludar a su amigo.
    Los dos chicos compartieron un apretón de manos bajo la juzgadora mirada de Kevin, quién se retiró bufando un "siempre tiene que llamar la atención". Mark ignoró a su compañero y fue también a saludar a Jude, mientras el resto de chicos miraban absortos cómo se iba la limusina. Fue entonces cuando Anathia se acercó apresurada a la puerta del instituto. Como les había pasado a todos los alumnos, su viste se desvió hacia la limusina que se marchaba. Al no mirar lo que tenía delante, la chica se tropezó con un adoquín descolocado y, gracias a la poca estabilidad que daban los tacones que llevaba, cayó al suelo.

    La caída no fue excesivamente sonora ni aparatosa, pero Jude pudo verla perfectamente pues estaba a pocos metros de ella. Rápidamente hizo un gesto con la mano a sus amigos para que se callaran y se apresuró a socorrer a Anathia. Estaba decidido, esa era su oportunidad. Cuando estuvo al lado de ella, se puso en cuclillas y con un gesto elegante le tendió la mano.
    —¿Estás bien? —preguntó Jude, visiblemente preocupado.
    Ella parecía aturdida, pues no respondió. Tras uno o dos segundos Anathia negó con la cabeza y miró por fin a Jude.
    —Sí, sí. Estoy bien.
    La joven pareció quedarse aturdida de nuevo, observando al chico y a la man que él le tendía.
    —¿Sharp? —dijo mientras aceptaba la ayuda de él, algo confusa.
    —¿Quién voy a ser si no?
    Jude le sonrió cuando ella pronunció su apellido y le ayudó a levantarse, sujetando la mano de Anathia como si fuera a sacarla a bailar. Al final todas las horas de clase sobre protocolo social que su padre le había obligado a soportar iban a servir para algo.
    —Gracias... Bonito disfraz —susurró ella con un tono cálido cuando ambos estuvieron en pié.
    —Gracias a ti, entonces —respondió con una sonrisa.
    Fue en ese momento cuando Jude pudo ver bien por fin la ropa de ella. Anathia llevaba un precioso vestido verde, con un corte propio del estilo lolita. Tenía encajes naranjas y verdes en varias partes del vestido y en la flada lucía un estampado de calabacitas. Su largo cabello castaño iba sujeto por una diadema, que tenía un pequeño gorro de bruja en un lateral. Además, se había puesto las puntas del pelo de color naranja. A juego con el estampado de su falda, llevaba un bolso con forma de calabaza. Cuando Jude miró a los zapatos verdes que llevaba puestos, pudo ver una herida en la rodilla de Anathia.
    —Estás sangrado, te llevaré a la enfermería —le dijo casi como si le diera una orden.
    Ella miró a su rodilla y luego negó con la cabeza.
    —No hace falta, gracias. Puedo ir yo sola.
    —Insisto —añadió ya en un tono más cortés.
    Ella miró al suelo, dudosa. Luego volvió la vista a Jude.
    —Como quieras, pero antes tengo que ir a hablar con mis amigas. Había quedado con ellas y ya llego tarde.
    El chico asintió y ambos se dispusieron a caminar hacia la entrada del instituto. Jude pudo ver que los chicos del club de fútbol ya no estaban allí, seguramente Axel se los habría llevado a dentro, pues él sabía lo mucho que le gustaba aquella chica.

    No tardaron en reunirse con las amigas de Anathia. Eran cuatro chicas, todas vestidas de forma similar a su compañera, pero con combinaciones de colores diferentes. En verdad era un grupo que llamaba bastante la atención, pues dos de las chicas eran estudiantes de intercambio. Una era notablemente europea y a otra tenía la piel negra y el pelo afro. Además, lo más curioso del grupo era que en vez de hablar en japonés, hablaban en inglés. Todas saludaron efusivamente a Anathia al llegar y ella les explicó la situación.
    —Iré ahora a la enfermería con Sharp, me uniré a vosotras en un rato —les dijo con un tono tranquilo.
    —Ay, no hace falta que Sharp te acompañe —respondió preocupada una de las chicas japonesas—. Iremos nosotras, eres nuestra amiga.
    —De verdad, no os preocupéis —intervino entonces Jude con su potente voz de barítono —. Disfrutad de la fiesta, yo iré con ella.
    La chica que había hablado miró al joven durante unos segundos, pero finalmente asintió.
    —Muy bien, cómo queráis. Nos vemos luego, Anathia.
    Ella volvió a dónde el grupo mientras la pareja se disponía a ir a la enfermería. Antes de marchar, Jude pudo escuchar como la chica negra le susurraba una cosa en inglés a la chica europea, a la par que lo miraba. "He is the boy that is always looking her". ¿Era tan obvio? El chico negó con la cabeza, esperaba tener al menos una pequeña oportunidad.

    No tardaron mucho en salir de la enfermería y se pusieron a buscar a las amigas de Anathia. Tras casi media hora, las chicas no habían aparecido. Tampoco los compañeros de él, pero eso no era casualidad, simplemente que Jude le había dicho a Axel que los evitaran. Agotada, Anathia se sentó en un banco cercano al edificio de los alumnos de tercero.
    —Lo siento, te estoy entreteniendo demasiado tiempo —se disculpó ella.
    —No te preocupes —la tranquilizó él—, tu compañía es agradable.
    El chico se sentó junto a Anathia mientras ella jugueteaba con su pelo, pensativa. Jude no pudo evitar observar detenidamente el perfil de la chica. Ella no tardó en darse cuenta y lo miró, algo sonrojada.
    —¿Tengo algo en la cara?
    —No, nada —se apresuró a responder, a la par que apartaba la mirada.
    Jude parecía avergonzado, pero no le dió mucho tiempo a pensar a cerca de eso, pues un chico de tercero disfrazado de zombie se acercó a ellos con unos folletos.
    —¡Que pareja más tierna! Estoy seguro de que os lo pasaréis en grande en el túnel del terror —añadió mientras les entregaba los folletos.
    Antes de que pudieran responder, el chico ya se había ido a atacar a otro grupo de estudiantes. Jude guardó su folleto en el bolsillo del pantalón, pero pudo ver cómo Anathia lo leía interesada.
    —¿Quieres ir? —preguntó, curioso.
    Ella se encogió de hombros.
    —No sé, nunca he hecho nada así. Parece que es todo el edificio de tercero.
    —Bueno, estamos aquí al lado —comentó Jude señalando el edifico con la cabeza—. Y parece que nuestros amigos ni van a aparecer, así que quizás esté bien entretenerse un rato.
    El chico parecía decidido a aprovechar todo el tiempo posible con ella, pero Anathia estaba dudosa, jugueteando con el folleto. Sin responder, miró él móvil para comprar que sus amigas seguían sin decirle dónde estaban. Tras eso, guardó el móvil y miró de nuevo a Jude.
    —Supongo que estará bien, solo espero que no dé mucho miedo.

    Nada más entrar al edificio, una profesora reconvertida en malvada hechicera les explicó algunas cosas sobre el lugar. Les recomendó tratar de permanecer juntos y evitar usar las linternas del móvil. Pero sobre todo les recordó que no debían tocar nada ni a nadie. Tras eso, los guió hacia la entrada del túnel. Ya desde la entrada la decoración del lugar era sorprendente, pues había muchas sábanas y telarañas acondicionando el lugar, el cual solo estaba iluminado por diversas velas y calabazas con luz en su interior. El primer susto no tardó en llegar, pues desde uno de los laterales del pasillo los asaltó una chica ataviada cual fantasma. Al instante, la chica desapareció, pero el susto hizo que Anathia diera un respingo hacia atrás y casi perdiera el equilibrio. Por suerte, Jude la sostuvo. Él también se había asustado, pero trató de mantener la compostura. El resto del primer pasillo continuó de una forma similar, con algún que otro susto asomando por los laterales de este. Anathia caminaba pegada a Jude, algo que a él le reconfortaba. Después de un rato comenzaron a subir unas escaleras que llevaban al segundo piso del edificio. Por las escaleras había sangre falsa, una textura pegajosa que a Anathia le dio bastante asco.
    —Sé que no es de verdad, pero aún así... —la chica negó con la cabeza—, no lo soporto.
    Jude la miró y torció el gesto.
    —Tienes razón, es bastante desagradable —entonces de detuvo, había tenido una idea—. Oye, ¿quieres que te lleve a caballito? Así no tendrás que caminar sobre esto.
    Ella lo miró, pensativa, y luego miró al suelo.
    —Está bien —respondió al final.
    Sin dudar, Jude cargó a Anathia sobre su espalda. Subían rápido, pues ella era bastante ligera para Jude. Nada más llegar al segundo piso, vieron cómo una luz se acercaba rápidamente hacia ellos. Sin dar tiempo a que Anathia volviera a pisar el suelo, su compañero comezó a huir de la luz con ella a su espalda. el segundo piso ya no era un estrecho pasillo, si no una gran sala casi totalmente a oscuras. Tras unos segundos de carrera, Anathia pudo ver un cartel escasamente iluminado en el que ponía "salida" junto a una flecha. A gritos, le indicó a Jude por donde debía estar el camino, pues la luz estaba cada vez más cerca de ellos. Iban muy rápido y la adrenalina que ambos sentían cada vez era mayor. Los gritos desesperados de Anathia dando indicaciones, poco a poco se convirtieron en risas descontroladas, tal vez nerviosas. Finalmente, fueron capaces de encontrar las escaleras que llevaban al tercer piso, justo antes de que una mano negra agarrara la falda de Anathia. En cuanto comenzaron a subir las escaleras la luz se quedó observándolos desde abajo. Ya arriba, Jude dejó a su compañera en el suelo y trató de recuperar el aliento.
    —Al final llegamos —dijo con una sonrisa después de un rato.
    Ella rió.
    —En verdad, pensé que te caerías y nos atraparían.
    Él simplemente siguió sonriéndole, para después mirar a su alrededor. El tercer piso parecía mucho más tranquilo que los otros dos. La iluminación estaba conformada por la luz natural de la noche y por el suelo parecía haber una pequeña neblina, quizás de una máquina de humo. Todo estaba lleno de pequeñas lápidas, conformando un cementerio con lo que debía ser una imitación de árbol seco en el centro. Con calma, caminaron hacia el árbol. Bajo él, había un pequeño cartel iluminado con velas. Este, tenía una frase texto: "Dame la vuelta para encontrar la salida". Jude, sin pensarlo demasiado, se agachó y fue a darle la vuelta al cartel. Cuando Anathia se dio, cuenta puso cara de pánico.
    —¿¡Qué haces!? ¡La profesora dijo que no tocáramos nada!
    No pudo hacer nada, pues Jude ya tenía el cartel en la mano. En la parte de atrás ponía simplemente "Caíste", escrito con sangre falsa. A penas un segundo después ambos escucharon un ruido tras ellos. Anathia se giró para ver con horror cómo lo que parecía ser un hombre lobo trataba de abalanzarse sobre ella. Sin embargo, Jude fue más rápido y tiró de ella para ponerla a salvo, agarrándola de la mano. El hombre lobo no tardó en volver a intentar atraparla, pero su compañero tiró de nuevo de ella a la par que gritaba "¡Corre!". Anathia siguió al pie de la letra la orden que le había dado y corrió tras Jude, aunque más que correr simplemente estaba siendo arrastrada por él. Además, el chico no tenía muy claro qué camino seguir para salir de allí, pues el hombre lobo bloqueaba el camino hacia las escaleras del segundo piso. Cuando estaban a punto de chocarse contra una pared, Jude recordó que desde allí había un puente que llevaba al edificio principal del instituto. Dio un giro brusco que casi hace perder el equilibrio a Anathia y tomaron por fin la dirección correcta. De nuevo estaban enfrascados en una persecución, pues el hombre lobo, aunque era más lento que ellos, les pisaba los talones. Tras poco menos de un minuto, encontraron el camino al edificio principal. Anathia tenía la esperanza de que al cruzar su perseguidor los dejara en paz, pero estaba equivocada. Después de que el hombre lobo tratara de agarrarla por el pelo, la pareja por fin encontró unas escaleras en cuyo final había una salida al exterior. Bajaron a una velocidad que sorprendió a la propia Anathia y cuando por fin salieron al exterior, el hombre lobo se dio la vuelta y volvió por dónde había venido.

    Pasaron unos minutos antes de que ambos recuperaran el aliento. Estaban en la parte de atrás del instituto y allí no había nadie, pues la fiesta se celebraba del otro lado. Sin soltarse la mano, Anathia y Jude se sentaron en un banco que había bajo un árbol. Ambos estaban exhaustos, pero ella no podía dejar de sonreír.
    —Ha sido divertido —dijo de repente.
    Jude la miró, sorprendido.
    —Han estado a punto de cogerte dos veces —le reprochó alzando un ceja.
    —¿Y? —rió ella—. Eran nuestros compañeros de tercero, nada más.
    Su compañero desvió la mirada, algo avergonzado. Había olvidado totalmente que detrás de los disfraces simplemente había estudiantes y algún que otro profe.
    —A veces parecías tú más asustado que yo —le dijo en tono de broma, antes de soltar una carcajada.
    Él la miró con el ceño fruncido.
    —Pero fuiste muy valiente al salvarme del hombre lobo —añadió algo sonrojada, andes de que Jude pudiera protestar por las puyas de antes.
    —Gracias —respondió con una sonrisa, mientras se ponía a jugar con los dedos de ella, pues sus manos no se habían separado.
    —Igualmente, creo que podré meterme contigo por mucho tiempo —sentenció con una sonrisa burlona—. "El chico que huía despavorido de sus compañeros".
    La sonrisa de Jude se cambió por una expresión de molestia.
    —Será mejor que te quedes callada, princesa que teme pisar sangre falsa —respondió con suficiencia.
    Anathia clavó una mirada desafiante en sus ojos, una expresión que nunca había visto en ella.
    —Nadie se sorprenderá, soy una chica —rió—. Creo que te hará falta algo más para callarme, mi valiente vampiro de ojos rojos —añadió en un claro tono de provocación, encarándolo, antes de separar bruscamente su mano de la de él.
    Jude estaba confuso. Esa actitud no era para nada propia de la Anathia que había hablado un par de frases atrás, ni de la que él conocía. Aunque, siendo realistas, él a penas la conocía. Mientras se batían en ese extraño duelo de miradas, Jude vio su gran oportunidad. Seguramente se arrepentiría de lo que iba a hacer, pero no habría otro momento más adecuado. Con un rápido movimiento de brazos, atrapó una de las manos de ella y, con su otra extremidad, la agarró por la parte de atrás de la cabeza. Pudo ver como ella abría mucho sus ojos, antes de que sus labios se unieran en un intenso beso de amor. Cuando se separaron, Anathia estaba visiblemente sonrojada, además de tener la cara algo sucia por el maquillaje de él. Jude le tendió un pañuelo para que se limpiara, antes de romper el hielo.
    —Anathia, siempre me has gustado —dijo con toda la sinceridad que pudo.
    Ella estaba mirando a sus pies, todavía sonrojada, a la par que se limpiaba el rostro con el pañuelo. Parecía que no fuera a contestar, hasta que de repente tragó saliva y pronunció unas pocas palabras:
    —Tú también me gustas.
     
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  1. Pippia
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