1.  
    Suki no Enjeru

    Suki no Enjeru Iniciado

    Acuario
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    27 Mayo 2011
    Mensajes:
    37
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Jade.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    122
    Prefacio:
    Revelación.



    Entorné mis ojos, tratando de vislumbrar algo.

    O mejor dicho, a alguien.

    Con el corazón a punto de escaparse, saqué mi cabeza del callejón donde me escondía.

    Mis ojos, acostumbrados a la negrura, pudieron percatarse de una sutil diferencia en esa escena.

    En aquél oscuro lugar, se hallaba la causa de mi travesía.

    Cubierto por sus delgados cabellos marrón, sus ojos jade relucían con hambre mientras observaban un líquido carmesí.
     
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  2.  
    Una Cosa

    Una Cosa Usuario VIP

    Aries
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    Pluma de
    Escritora
    Supiste meter la intriga en tus letras como pocas saben hacerlo, felicidades.
    No hace falta mucho para narrar, todo consiste en saberlo hacer. Ya ansio el primer capítulo pues estoy segura que tu historia promete mucho.

    Besos <3
     
  3.  
    Suki no Enjeru

    Suki no Enjeru Iniciado

    Acuario
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    Jade.
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    Fantasía
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    Capitulo 1:
    El extraño y sus dos caras.

    —¡Marlie! ¿Puedes llevar esa caja? —preguntó mi madre quien sabe dónde.

    —¡Si! —grité.

    Soy Marlene Sanders. Tengo 15 y este año entré a Turblin High School.
    Ahora estoy ayudando a acomodar las cosas de Michael Reed, el novio de mi mamá, Jackie Sanders, en la sala.

    —¿Ahí está bien? —pregunté señalando una pila de cajas que sabe Dios cuan alto sería. ¿De dónde saca tantas chucherías Michael?

    —Si. Ahora ayúdame con estas —rogó apuntando otra pila, creo que más grande que la anterior.

    —Mamá, ¿estás segura que van a entrar todas estas cosas en la casa? -inquirí atemorizada.

    —Seguro, hija. La mitad va a mi cuarto y la otra va a la habitación contigua a la tuya, ya que son las cosas de Simon —informó.

    Michael tiene un hijo de mi misma edad. Se llama Simon Reed y este año estudiará en mi escuela.

    —Ah, cierto. ¿Qué hora es? —pregunté.

    —Dos y media. ¿Por qué?

    —¿¡Qué!? ¿¡Ya es tan tarde!? ¡Damien me va a matar! —vociferé mientras echaba una carrera desde el laberinto de cajas hasta la puerta.

    —Tienes que volver temprano. Simon llegará a las 5 —recordó mi madre.

    —Si, seguro -respondí a la vez cazaba mi skate.

    Mientras me deslizaba por la acera, comencé a pensar chifladuras sobre el trabajo de química que nos había tocado hacer a Damien y a mi dos semanas atrás.

    Seguramente no estaría ahora tratando de alcanzar los 80 kilómetros por hora si no hubiera usado la típica escusa del "déjalo para mañana, que tenemos tiempo" y en vez de tener el culo aplastado en una silla, estudiando como se debe, hubiera jugado con mi amigo 5 competencias seguidas de Guitar Hero 3.

    No, si sólo esto me pasa a mí.

    Y estaba segura de que el infeliz trabajo no iba a estar en un folio, listo para entregar y con el diez asegurado, sino desparramado en mi intento de carpeta junto con las manchas de gaseosa en las esquinas que están desde hace exactamente 13 días atrás...

    —¡Cuidado! —gritaron.

    Y otra vez, gracias a mis desvaríos, estuvieron a punto de atropellarme.

    No si soy la mejor del universo, pensé sarcásticamente.

    Gracias a algún milagro, la moto logró esquivarme.

    El conductor, con jeans azules, camisa gris y un casco negro que no le podía distinguir ni los ojos, se acercó.

    —¡Pedazo de estúpida! ¿¡Acaso te quieres morir!? —me espetó.

    Y ahí saltó mi contraparte.

    —¡No me grites! ¿¡Quién te manda a conducir por la acera!? —grité.

    —¡Ponte anteojos, ciega! ¡¡Estás en la calle!! —me informó.

    Con rabia miré para todos lados así darle un buen insulto al muy
    desgraciado, pero mi lengua se trabó.

    Era verdad, estaba en la calle.

    Me desvané los sesos tratando de encontrar algo con qué defenderme, pero como siempre, mi cerebro no prestó para mucho.

    —Ten más cuidado para la próxima, tonta —retó mientras se subía denuevo a su motocicleta y se perdía entre las calles.

    Me quedé un rato quieta, tratando de hacer que mis músculos reaccionen y se muevan para llegar de una puta vez a casa de Damien.

    Retomé mi camino, pero esta vez un poco más lentamente, dándole vueltas a lo anterior, enojándome.

    Era la primera vez que me habían enfrentado. Bah, la primera vez desde sexto grado, cuando un chico me había llamado "ojos de sapo" y yo, en respuesta, le tiré dos dientes...

    —¡Hey! ¡¡Tierra a Marline!! ¿Qué te pasa? —preguntó Damien.

    Damien Levin es mi mejor amigo desde kinder. Tiene mi misma edad y
    está llendo a Turbling High conmigo.

    —Si no te diste cuenta, estamos tratando de hacer la tarea que dependerá si moriremos en química este trimestre —recordó.

    —Ah, si. Lo siento —suspiré mientras tomaba la bolsa de Cheetos y comía tres de un solo bocado.

    —Hey, deja algo para mí —refunfuñó el otro mientras trataba de arrebatarme la bolsa.

    —Ni loca. Soy una chica en crecimiento y necesito comer bien —refuté mientras me escabullía a su habitación.

    —Dámelo —ordenó y me aplastó contra su cama.

    —Okay, okay. Me rindo. Toma —cedí el paquete.

    Pero en ese momento, me di cuenta de la proximidad de nuestros rostros.

    Sus brazos me encerraron entre su cuerpo y el colchón, estando su cara a tres centímetros de distancia.

    Mi cara se encendió como un fósforo.

    En algunas ocasiones, llegué a pensar que Damien era lindo. Me atraía mucho sus ojos marrón chocolate, su cabello de la misma
    tonalidad y su piel trigueña.

    Es más, cuando era idiota —hace poco menos de cinco años— estaba muy enamorada de él. Pero bueno, como dije, era una niña idiota, carecía de tetas y del sentido común suficiente como para percatarme de que mi mejor amigo gustaba de Eli Clarson, mi mejor amiga.

    Y bueno, creo que guardo unos pocos sentimientos por él, pero prefiero tratarlo como un amigo más.

    —Hey, ¿cuándo planeas moverte? Tus abdominales flásidos me están aplastando —comenté tosiendo teatralmente.

    Este suspiró, se levantó y en cinco segundos devoró hasta las migas del paquete.

    —Cerdo —critiqué y extendí mi mano para que me ayudara a levantarme.

    Él se lamió los dedos exageradamente y me tendió su mano.

    El resto de la tarde fue más de lo mismo. Damien comportándose como un cretino y yo dándole uno que otro golpe. El trabajo resultó peor de lo que esperaba, pero como pudimos logramos hacerlo. Con un 7 nos conformaríamos.

    Luego de terminar, nos quedamos malgastando oxígeno en su sofá.

    —¿Te quedas a cenar? —preguntó luego de un episodio de South Park en MTV.

    —No puedo. Hoy viene el hijo de Michael a casa a las 5 —comenté.

    —Son las 6 y media —acotó.

    —¿¡De verdad!? ¡Mierda! Me voy —grité tomando de nuevo mi skate. ¿Era mi imaginación o esto ya me había pasado?

    —Nos vemos mañana —saludó abrazándome a tal punto de no poder respirar con normalidad.

    —Suelta, suelta —pedí mientras me retorcía entre sus brazos.

    Él se carcajeó y me soltó.

    —Nos vemos —despedí.

    Pasé rápidamente las calles y llegué a casa cuando las luces vespertinas se encendían.

    Gracias a ello, pude divisar una motocicleta extremadamente conocida enfrente del garage...

    Me encogí de hombros y giré la llave en la cerradura.

    —Mamá, ya llegué —anuncié.

    Mi madre casi saltó de la cocina para recibirme.

    Me miró feo, muy feo. Bah, como cada vez que llegaba tarde.

    —Menos mal que te dije que volvieras temprano —sermoneó.

    —Lo siento. El trabajo de química tardó más de lo esperado —disculpé mientras pasaba a la cocina. Estaba muerta de hambre.

    Y en ese momento, creí que se había abierto un agujero del infierno; alguien de ojos verdes, piel morena y cabello negro con un extraño mechón azul, . Este se situaba en mitad de la cocina, vistiendo jeans de la misma tonalidad que los ojos, camisa gris y llevaba un casco negro en su mano izquierda y dando grandes tragos de su agua.

    Automáticamente alcé un dedo acusador, y con una mueca bastante fea en la cara —ya que él torció el gesto también— grité entrecortadamente:

    —¿¡Qué carajo haces tú aquí!?

    Él puso cara de inocente.

    —Creo que la pregunta va dirigida a ti. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? -ironeó mientras daba un sorbo a su bebida. Ojalá y se
    atragantara con ella.

    —¡Esta es mi casa cretino! — vociferé.

    —¡Marlene! ¡Cuida tu boca! —ordenó mi madre.

    —¿Marlene? ¿Tu eres la hija de Jackie? —inquirió el de ojos verdes.

    —Si. Pero ¿a tí qué te importa? ¿Quién eres? —pregunté a mi ves.

    —¿No es obvio? Soy Simon Reed, el hijo de Michael —respondió restándole importancia.

    Y toda mi postura se fue al carajo.

    —¿Tú...? ¿Tú eres el hijo de Michael? —farfullé como una idiota con las pocas neuronas que me funcionaban.

    —Si, claro —replicó como si fuera lo más obvio del mundo.

    Y pasa que lo era. Eceptuando el mechón de cabello azul, sus ojos, el
    resto del pelo, y hasta sus expresiones eran iguales. ¡Mierda! ¡¡No era tan jodido pensar que eran padre e hijo!!

    Pero ahora que lo pienso, yo no me parezco mucho a mamá, pensé.

    Exceptuando el cabello marrón rojizo y la piel trigueña, soy más parecida a papá, ya que tengo sus ojos azules y sus mismas mañas y muecas...

    —¡Hey! ¡¡Despierta de una vez!!

    Carajo. De nuevo me quedé en las nubes.

    —Eres extraordinariamente despistada, ¿lo sabías? —apuntó.

    Yo suspiré echando humo.

    Me importaba tres rábanos que fuera el hijo de Michael. Si se pasaba de bruto lo tendría que noquear.

    —Me vale lo que tú creas. Me voy a dormir.

    Dí media vuelta y continué hasta mi habitación.

    —Que duermas bien, "hermanita" —saludó sarcásticamente.

    Pisé fuerte los restantes escalones y contemplé con cara de perro mis zapatos. ¡Mierda! ¡¡Ese cretino me las iba a pagar!!

    Azoté mi puerta, escuchando cómo las bizagras protestaban y tiré la mochila con mis libros a la cama.

    Me senté en la silla frente al computador y apreté el botón de inicio.

    Carajo. No sólo casi había sido atropellada por ese imbécil, sino que también tendría que vivir con él.

    Con otra blasfemia en los labios, entré a mi chat local y sonreí con malicia. Damien estaba conectado, por lo que podría descargarme con él.

    Feeding_the-maching dice:
    ¡Hola! Qué raro encontrarte por aca ¿Ya conociste a tu nuevo hermanito?

    Me enfurruñé.

    Facesless_girl dice:
    Querras decir al "taradito". ¡¡¡Ese chico es el más idiota del universo!!!

    Con mucho odio apreté <<Enter>>.

    Feeding_the-maching dice:
    ¿Tan buenito es? ¿Ahora que te hizo?

    Facesless_girl dice:
    ¡¡¡Que no me hizo!!! primero casi me atropella y ahora voy a tener que aguantar sus sarcasmos todo el día.

    Feeding_the-maching dice:
    ¿¡Pero estás bien, no!?

    Facesless_girl dice:
    Si si. Nada que un poco d terapia no cure. Bueno amigo, me marcho que tengo hambre. mañana nos vemos en el insti y te cuento todo. ¡Adiós!

    Feeding_the-maching dice:
    Que poco te duro la charla. Bye.

    Apagué el ordenador y fui directo al closet. Ahí cambié mis shorts de jeans por unos de algodón y la remera manga larga por una a tiras y llena de agujeros.

    Eché una mirada al reloj de mi mesa de noche. Las doce y cuarto.

    Ahí me di cuenta que con tanto enojo con ese imbécil no pude cenar, por lo que sin importarme un comino lo tarde que era, me dirigí a la puerta de mi habitación y de ahí escaleras abajo.

    Gracias a la luz de la Luna, llegué a la cocina sólo tropezándome tres veces, con más cinco golpes en el dedito chiquito izquierdo y una contusión. Debo admitir que me fue mejor que otras veces.

    Abrí la puerta del refrigerador y tomé un poco de pollo que había sobrado del mediodía y tomate. Corté dos panes, puse los ingredientes entre medio de ellos y me dispuse a devorar mi precaria cena.

    Como estaba concentrada tragando —no se podía llamar precisamente "comer" lo que yo estaba haciendo— no escuché como alguien se acercaba.

    -¿Qué estás haciendo? -preguntó él, provocando que me llevara el susto de mi vida.

    -¡Mierda! ¡¡No me asustes así!! -ordené a los gritos- No ves que estoy comiendo.

    Lo inspeccioné con mirada huraña. Llevaba una bermuda negra y una camiseta naranja sin mangas que le quedaba bastante bien...

    ¡Concéntrate, él es el enemigo! Reté en mi fuero interno.

    —No —respondió tranquilo—. Las personas normales mastican al comer. Tú más bien pareces un pato, ya que ni siquiera lo saboreas y sólo tragas -comentó mientras sacaba el jugo de naranja.

    —¡Hijo de...! —comencé, pero me detuve. Nada tenía que hacer su madre en nuestra "charla".

    —Mañana tenemos clase, ¿no? —preguntó luego de tomar un largo trago de jugo.

    —Si... —tartamudeé confundida. ¡Con qué facilidad cambiaba de tema!

    —Bueno. Veremos qué tanto me puedo divertir aquí -sonrió de soslayo-.
    Que descances —despidió.

    Inflé los cachetes como una niña pequeña y fruncí el ceño. ¡Carajo! ¡¡Se burló de mí denuevo!!

    Con rabia lavé los pocos bártulos que había usado y fui de vuelta a mi cuarto.

    Sin molestarme por desarmar la cama, me tiré en ella y cerré los ojos.

    Lo último que recuerdo fue la cara burlona de Simon.

    Un molesto pitido me azotó. Maldita sea, ¿quien carajo inventó los despertadores?

    Con mi mano izquierda tanteé sobre la mesa hasta encontrar el molesto aparato, lo tomé bruscamente y con rápidos y brutos movimientos lo golpeé tres veces contra la mesa de noche.

    Suspiré sonriente. Silencio total.

    Escuché como la puerta se abría, pero le resté importancia. Esta casa se estaba cayendo a pedazos.

    Pero pronto sentí unos golpes en mi pierna.

    —Hey, levántate. Es hora de desayunar —ordenó una voz horrorosamente familiar.

    Éste seguía pateándome, y yo, con toda la furia del mundo, me incorporé y empecé a gritar.

    —¡Qué molesto que eres! ¡¡Ya me levanté!!

    El me miró fijo 5 segundos.

    —¿Sabes que tienes un nido de pájaros en la cabeza? —comentó señalándome.

    Enrojecí de ira y verguenza y salté de mi cama.

    —¡Largo de aquí! —ordené mientras lo echaba.

    Él sólo se carcajeó y yo cerré de un portazo.

    Carajo. ¿¡Quién mierda se creía entrando así a mi cuarto!?

    Suspiré y fui a mi armario. De allí saqué una remera musculosa negra, mi favorita, que rezaba "dénos el poder" y un jean azul. Me puse la ropa con mis zarrapastrosas zapatillas negras y de mi habitación me dirigí hasta el baño.

    Un sonrojo notorio y mucha ira me asaltaron cuando descubrí que era verdad el comentario de Simon.

    Mi cabello parecía un nido de pájaros.

    Con rudeza deshice los pocos nudos de mi pelo. Como me llegaba hasta la nuca, no me presentó batalla.

    Me lavé la cara, los dientes y bajé a desayunar.

    —Buenos días —saludé con una cara poco amigable.

    —Buenos días hermanita —saludó el otro con cara de santo.
    Mamá y Michael ya estaban desayunando. Ahora entendía por qué le había agregado el "hermanita".

    Con mi peor cara, me senté y me dispuse a devorar los huevos que había en el plato.

    No había ni masticado dos veces y de repente sentí cómo la comida saltaba de mi boca.

    Y menos mal que había un vaso de agua a mi alcance. Los huevos estaban demasiado picantes y salados.

    Tocí ante la mirada atónita de las dos personas y miré con rabia al cocinero.

    —¿¡Qué acaso me quieres matar!? —acusé.

    Simon puso cara de mártir.

    —Lo siento mucho hermanita —disculpó con falsedad—. Te prepararé otros...

    —No quiero morir envenenada —escupí—. Me voy.

    Antes de salir de la cocina, empecé a mascullar cosas como "es increíble que no pueda comer en mi propia casa" lo bastante alto como para que me oyeran. Eso era verdad, y por lo pronto tendría que empezar a mendigarle alimentos a mis compañeros.

    Eche una carrera hasta mi cuarto, cacé la mochila y el skate y bajé en tiempo record.

    —Nos vemos —saludé poco antes de cerrar la puerta tras de mi.

    Tuve la desgracia de encontrarme con el Sr. Cocinero enfren del garage.

    Se estaba poniendo su casco.

    —Veo que no disfrutaste demasiado el desayuno —comentó.

    —Si cocinas como conduces deverías encontrar otra vocación —respondí con su mismo tono.

    —Necesito que me prestes tus servicios de guía —pidió cambiando de tema. ¿¡Que diablos le pasaba!? ¿¡Siempre era así de bipolar!?

    —Búscate a otra. El servicio está cerrado —finalicé y comencé a andar por el borde de la acera.

    —Qué lástima. Supongo que a Jackie le molestará el poco sentido de hospitalidad por tu parte, pero si dices que no puedes... —acotó mientras dejaba la frase inconclusa.

    Lo miré con el ceño fruncido.

    —No lo harías...

    —Si lo haría.

    Sopesé los pros y los contras. Pro sería hacer buena letra con mi madre. Sabía que todavía estaba enojada por la llegada tarde de ayer, los insultos para el recien llegado y otras cosas del pasado de las cuales no quería entrar en detalle.

    Sería bueno que este mantuviera el pico cerrado.

    Contra sería quedar peor con ella, hacer que me quite mi skate, mis video juegos, la tv, la computadora y mis otras aficciones debido a mi aberrante comportamiento.

    Si el imbécil habla, moriría de seguro.

    Después de aceptar a regañadientes los puntos a favor de los pros, suspiré y me rendí.

    —De acuerdo —farfullé.

    No llegué a divisarla, pero estaba segura que detrás del casco resplandecía su asquerosa sonrisa sarcástica.

    —Gracias hermanita. Nos vemos —despidió mientras aceleraba y lo perdía de vista.

    Luego de apretar los dientes hasta el punto de casi rompérmelos, decidí que retrasaría el martirio con él pasando a buscar a Damien. Y por qué no, robarle algo para desayunar.

    Pronto llegué a destino, y al momento de aporrear la puerta, apareció la señora Levin.

    Grace Levin era la señora más amable y comprensiva del universo. Eso lo había dado por echo luego de permitirme ser amiga de su hijo ignorando mi todavía creciente reputación de "mala influencia". Siempre me trataba como si fuera de su familia.

    —Oh, buenos días Marlene, ¿pasas a desayunar? —preguntó con una sonrisa.

    —Si, gracias —respondí al mismo tiempo que un gruñido salía de mi estómago.

    Ella rió mientras pasaba a la cocina.

    —Hola Damien —saludé alegremente mientras mi mirada se posaba en unos muffins.

    —Hola. ¿Qué pasó? ¿Jackie alfin incendió la cocina? —preguntó mientras masticaba. La reputación de la comida mutante de mi madre era bien
    conocida.

    -Aún no. Mi "hermanito" trató de matarme con unos huevos.

    Mi amigo me miró con cara rara. Supuse que se preocupaba de mi dudosa salud mental.

    Suspiró.

    —Voy a cambiarme. Ahora vuelvo —disculpó mientras se marchaba a su habitación.

    —Lindos pantalones —adulé con sarcasmo al notar en la tela celeste unos dibujos de ositos.

    El otro se encogió de hombros y continuó.

    De camino a la escuela, estuvimos haciendo planes para ver "Destino final 4". Eramos fanáticos de esa película desde que vimos la primera en casa, y no íbamos a perdernos la última parte de la saga. Pensamos en invitar también a Eli y a algunas personas más para armar un grupo.

    Al llegar a la escuela -al ras de la hora-, nos encontramos con Eli en los pasillos.

    —Hola Eli... —saludé...

    —¡Chicos, chicos! ¡¡¡No saben a quien acabo de ver!!!

    Pero me ignoró de forma monumental.

    —Aver, sorpréndenos —suspiré.

    Eli Clarson es mi mejor amiga desde sexto grado.

    Nos conocimos justo después de bajarle los dientes al chico. Su cabello,
    ahora largo hasta por debajo de la cintura de un rubio rojizo, en ese entonces apenas le cruzaba la espalda y sus ojos de un celeste muy claro resplandecían cuando me preguntó si quería ser su amiga/guarda espaldas.

    Y desde ese entonces se convirtió en mi mejor amiga. Bah, a decir verdad, mi única "amiga" mujer.

    Por alguna razón, me llevo mejor con los chicos, y creo que a las chicas eso les molesta.

    Pero igual, eso siempre me ha tenido sin cuidado.

    —Hay un chico nuevo en la escuela, ¡y está en nuestro salón! Se llama Simon Reed y...

    Y ahí dejé de escucharla.

    Traté de procesar lo que me acababa de informar.

    Simon está en mi salón.

    Simon está en mi salón.

    —Oh, ¡mierda! —grazné. No sólo tendría que soportarlo en casa, ¡sino que también en clase!

    —¿Me estabas escuchando Marline? —preguntó Eli ofendida.

    —No. Lo siento —respondí con honestidad— ¿Qué decias?

    —¡Que el chico nuevo esta buenísimo! Estoy segura que es un vampiro.
    ¡Como los de "Crepúsculo"!

    Ok, ella ya estaba empezando a delirar.

    —Este... Eli. ¿Recuerdas la charla que tuvimos con respecto a la imaginación? —inquirió Damien preocupado.

    Si ella no lo recordaba, tendría que refrescarle la memoria yo. Ese día Eli estaba convencida que el profesor Ryders era un hombre lobo. Según ella, todo encajaba: el cabello largo, las uñas sucias y la carencia de cosas de plata.

    Recuerdo que ese día nos castigaron por un mes y sólo para sacar la conclusión de que el señor Ryders tenía mala higuiene, no disponía del suficiente dinero como para tener algo de plata y usaba una peluca.

    —Ay, pero eso fue hace años —restó importancia la otra.

    —Fue hace tres meses —recordé yo.

    —Como sea, ¡lo que importa es que todo cuadra! La impresionante belleza, el cabello extraño...

    —Lamento pincharte la burbuja —mentira. Era lo que más me gustaba-, pero el "vampiro" tiene ojos verdes, no marrones. Y su piel está algo bronceada, no blanca como un papel —objeté.

    A Eli parecieron brillarle los ojos.

    —¡Entonces es un mitad vampiro! ¡Justo como Renesmee y Nahuel!

    La miré con cara rara. Pobre Eli...

    —Pero, ahora que lo pienso. Marlie, ¿cómo sabes que él tiene ojos verdes y piel tostada? —preguntó.

    Ay, mierda.

    —Es que ellos... —se apresuró a decir Damien.

    —Es que me lo había cruzado antes. Si, cuando fui a buscar a Damien —
    refuté yo, interrumpiendo a mi amigo.

    El otro me miró extrañado, pero se dejó llevar.

    Lo último que deseaba era que todos supieran que vivo con ese imbécil.

    —Cambiando de tema, Damien y yo pensamos en armar un grupo para ver "Destino final 4". ¿Te apuntas?

    —No lo sé, esa película... —torció el gesto mientras abría la puerta del salón.

    Un montón de gritos predominaron en nuestra aula.

    Por favor que no sea por él, que no sea por él. Rogué en mi fuero interno.

    —Simon, ¿me pasas tu número?

    Carajo.

    —¡Yo también quiero tu número!

    Escaneé con la mirada el salón. De un lado estaban casi todas las chicas del salón.

    Casi todas eceptuando a dos...

    —Eh, chicos... Yo me voy por ahí un momento. ¡Ya vuelvo! —despidió adentrándose en el mar de hormonas.

    Reformulo: casi todas las chicas ecepto una.

    Volteé a ver el otro lado del salón.

    Allí se encontraban todos los chicos. Parecía que estaban algo molestos. Me pregunto por que...

    —Ven. Vamos por aquí —me guió Damien tomándome de la mano.

    Entre la multitud de chicos, logré distingir a mi grupo.

    —Hola chicos —saludé.

    —Hola —correspondieron Alex, Kevin y Jason al unísono.

    El primero, Alex, miraba disgustado cómo Sophie se sentaba cerca de
    Simon y trataba de todas las formas humanas —e inhumanas también— que le prestase atención.

    Kevin otro tanto observando a Natalie hablar animadamente con el recién llegado y Jason también, resoplando por lo bajo mientras Megan intentaba acercarse al otro.

    —Dejen de mirar por ahí. Sólo logran fastidiarse —aconsejé.

    Ellos tres suspiraron.

    —Oigan, Marlene y yo planeamos armar un grupo para ver "Destino final 4". ¿Vienen? —invitó el otro para distraerlos.

    —¿"Destino final 4"? ¡Pero qué pregunta! Me apunto —sentenció Jason.

    —Yo también —secundó Alex.

    —Y yo —dijo de último Kevin.

    Los chicos discutían los pormenores de la salida mientras miraba gruñendo en dirección a Simon, ignorando mi propio consejo.

    No lo entendía. ¿Por qué con las otras chicas se comportaba decentemente y conmigo actuaba como un idiota?

    Mi mente ordinaria sólo logro darme una hipótesis: ése chico era extraño y tenía dos caras.
    __________________________________________________________________________________

    Hello~

    Muchas gracias por tu comentario ^^ Espero que este capitulo cumpla las expectativas. Pronto traeré el capitulo 2 ^^

    Bye bye~
     
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