One-shot It's our house, we can love who we want to [Gakkou Roleplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 14 Enero 2021.

  1.  
    Amane

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    Título:
    It's our house, we can love who we want to [Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1694
    Título: It's our house, we can love who we want to.
    Fandom: Gakkou Roleplay.
    Personajes: Alisha Welsh, Joey Wickham, Katrina Akaisa.
    Palabras: 1370
    Summary: "Estaba un poco feo que lo admitiese yo, pero la verdad es que el poder que tenía para ligarme a todos los tíos guapos era digno de admiración."
    N/A: nada, que estoy en plena época de exámenes y eso significa hacer fics porque me estreso aunque claramente debería invertir el tiempo en algo mejor so... aventaré story time al final, just enjoy (?) | La canción la he usado solo porque recordaba una frase que me venía bien para el título y eso, pero vaya, podéis disfrutarla igual (??? | Hitori Gigi Blanche :o surprise!


    So la-da-di-da-di, we like to party
    Dancing with Molly
    Doing whatever we want
    This is our house
    This is our rules

    Estaba un poco feo que lo admitiese yo, pero la verdad es que el poder que tenía para ligarme a todos los tíos guapos era digno de admiración.

    Pero bueno… tampoco podía aspirar a menos, ¿verdad~?

    En definitiva, el tipo se había acercado para invitarme a una copa en el pub y, tras un poco de charla, lo había acabado llevando hasta mi piso y en ese instante estábamos en mi cuarto, comiéndonos las bocas con bastantes ganas.

    Le quité algo de ropa, pero principalmente dejé que fuese él quien me desnudase, y lo arrastré hasta el centro de la cama mientras me tumbaba sobre la misma. No dije nada pero lo insté a que bajase los besos a lo largo de mi torso, el objetivo siendo bastante claro.

    El estúpido parecía algo reacio a cumplirme el deseo y no es que me hiciese toda la gracia del mundo but whatever, más motivos para follármelo rápido y echarlo de casa.

    Extendí el brazo hacia la mesilla de noche, abriendo el cajón de un manotazo, y rebusqué en su interior hasta dar con… con…

    Shit.

    Aparté al chico casi de una patada, incorporándome en la cama de manera acelerada, y me asomé por al cajón abierto, removiendo las cosas del interior con desesperación.

    Después de unos intensos segundos, acabé por rendirme y me dejé caer sobre la cama con un suspiro pesado. El tipo no había dicho nada y se había quedado ahí, mirándome como pasmarote, y lo cierto es que ni tenía manera de culparle porque seguro que no esperaba que su noche acabase justamente así.

    Estuve a punto de decirle que podía irse si quería cuando, en un chispazo de lucidez, se me ocurrió como podía solucionar aun aquel desastre, más por puro orgullo que otra cosa.

    Me bajé de la cama de un salto, indicándole con la mano que no se moviese, y rebusqué entre algunas cosas hasta dar con una revista de playboy que tenía por ahí y lanzársela, pues para que se entretuviese con algo mientras volvía.

    Salí de la habitación con paso rápido, sin siquiera dignarme a colocarme algo por encima de la ropa interior, y prácticamente me lancé contra la puerta de la habitación que quedaba contigua a la mía. Toqué unas cuantas veces, insistente, hasta que la puerta finalmente se abrió dejando ver al propietario del cuarto.

    What?

    Estaba jodidamente dormido, ¿huh? Bueno, ya le pediría perdón al día siguiente o algo así.

    —¡Joey! —exclamé, apoyando las manos sobre sus hombros para zarandearlo un par de veces con urgencia—. Pretty please, dime que te quedan condones.

    El zarandeo o mi voz, no sé, fue más que suficiente para despertarlo al fin y, por supuesto, lo primero que hizo fue mostrarme aquella sonrisa de pura socarronería. Pero no tenía tiempo para sus bromas así que, antes de que pudiese abrir la boca, le di la vuelta por los hombros y lo empujé de vuelta a su cuarto. Escuché un “fine, fine~” mientras se dejaba llevar y me quedé con la espalda apoyada en el marco de la puerta, esperando con los brazos cruzados.

    En eso estaba cuando, por cosa del destino o vete tú a saber qué, escuché el sonido de otra puerta abriéndose y la menuda figura de Katrina apareció por la misma, acercándose a mi posición en lugar de dirigirse hacia la cocina o el baño como habría esperado.

    Se sorprendió casi lo mismo que yo al verme ahí, y al recorrerla con la vista me di cuenta que llevaba solo una camiseta por encima que no era una de las que le habíamos robado al pobre desgraciado de Joey.

    —Ali-chan, estás de suerte, me queda uno~

    El chico llegó a nuestro lado antes de que nos pudiésemos preguntar qué demonios pasaba ahí, aunque lo cierto es que cuando ambas dirigimos la mirada hacia él, pareció como si los tres hubiésemos conectado la neurona y supiésemos exactamente la situación en la que estábamos sin necesidad de palabras.

    Joey reaccionó con rapidez, escondiéndose el paquetito de plástico en la parte trasera del pantalón, y nos miró con una sonrisa tan maliciosa que por un segundo temí que al final acabásemos las dos sin polvo ni nada.

    >>Como ya sabréis, no puedo elegir entre mis dos niñas… —no lo vi pero simplemente supe que Katrina rodó los ojos al mismo tiempo que yo—. Así que vais a tener que decidirlo vosotras.

    Qué jodido cabrón.

    —¡Yo llegué primero! —exclamé, señalando a la chica con un dedo acusador—. ¡Así que me pertenece!

    —Yo he pagado la mayor parte del paquete, por lógica tendrían que tocarme más condones así que ese bien podría haber sido mío.

    —¡Vale! —la interrumpí, dando una palmada suave, y mi expresión mutó por completo a una más amigable—. ¿Piedra, papel, tijera?

    Noté como una extraña satisfacción le recorría el rostro al ver cómo me rendía a decidirlo al azar y asintió con la cabeza. La hija de puta sabía que nos tenía cogidos con eso de estar aprovechándonos de su dinero, aun cuando sabíamos muy bien que nunca iba a aprovecharse realmente de eso para jodernos de verdad.

    Sea como fuere, acabamos jugando a “piedra, papel, tijera” y lo cierto es que fue extremadamente gracioso cuando lo primero que sacamos fue un empate de tijera.

    —Huh, no tendríamos este problema si estuvieseis en esa situación, am I right?

    Shut up —soltamos al mismo tiempo.

    Pronto aquello se convirtió más en una cuestión de orgullo más que por nuestro verdadero objetivo, y es que estuvimos unas cinco rondas sacando exactamente lo mismo como dos estúpidas. Así hasta que…

    Hasta que…

    Hasta que vi a Katrina prácticamente arrebatándole el preservativo a Joey de las manos y dirigiéndose a su habitación con una sonrisa victoriosa. Noté como el chico hacía el intento de darme un par de palmadas en el hombro, pero le dirigí una mirada tan helada que tuvo que retirarse antes de rozarme siquiera.

    —No podías simplemente habérmelo dado —me quejé, y aunque intenté sonar enfadada, lo cierto es que pareció más un reclamo infantil de quién no consigue lo que quiere.

    Solté un “hmpf” mientras me daba la vuelta, con un aire completamente indignado, y volví a mi habitación. Por supuesto el idiota de turno se había quedado dormido y no andaba yo de mucho humor para ser cuidadosa, así que cogí su ropa del suelo y se la tiré a la cara con toda la fuerza que pude reunir. Se despertó de golpe, claro, pero no le di tiempo a reaccionar porque lo saqué de la cama a la fuerza y lo guie por la casa hasta llegar a la puerta principal.

    —Oye, ¿en qué calle estamos? —preguntó, una vez en el umbral de la salida, seguramente para poder llamarse un taxi o algo.

    —Pregunta a algún vecino —solté sin más, con una sonrisa completamente falsa, antes de cerrarle la puerta en la cara sin esperar reacción alguna.

    Suspiré y me di la vuelta para dirigirme hacia la cocina, sirviéndome un vaso de agua.

    Quizás nos conocíamos ya demasiado bien, o quizás era lo que quería que pasase y por eso estaba preparada, pero lo cierto es que no me sorprendí ni un poquito cuando sentí la figura de Joey deslizándose en las sombras hasta que me rodeó por la espalda.

    Contrario a lo que pudiese parecer, no fue un gesto de esos raros ni nada por el estilo, sino más bien un abrazo de un amigo. De todas formas, ¿qué bien nos haría entrar en el mood? Tampoco podíamos hacer nada.

    —¿Te apetece uno de nuestros drinking games~?

    Sure. ¿Qué tal el de vernos una comedia romántica adolescente y tomarnos un shot por cada cliché?

    —¡Mi favorito!

    Se separó entonces, dándome espacio para limpiar el vaso y devolverlo a su sitio, algo más animada.

    >>Y hey, ¿qué te parece si lo hacemos con la botella esa que compró Katrina y que nunca nos deja beber de ella?

    Joder, no tenía que ser ni medio normal lo rápido que imité su expresión maliciosa, repentinamente emocionada por toda aquella idea.

    Podría fácilmente matarnos cuando se enterase.

    —Me parece un plan genial~

    Pero es que éramos unos jodidos suicidas.

    So *brillitos* story time *brillitos*
    Pues nada que después de hacer mi entrada de Cerbero kinda viviendo juntos pues nos pusimos Pau, Belu y yo a delirar a tope con la idea y, qué puedo decir, ya sabéis que soy super weak por este trío y después de aquello pues me quedé con todas las ganas de escribir algo de ellos compartiendo piso. ¿Qué pasa? Que se me juntó con que ando re-viendo Friends y que de repente veo escenas que veo en los pendejos de Gakkou (estos, especialmente, cuz again, im weak) y hay una escena en la que Rachel y Monica se pelean por el último preservativo y me hizo toda la gracia imaginar a Ali y Kat en esa misma situación, y obviamente tenía que añadir al pendejo por excelencia en la ecuación... y así surgió este maravilloso (???????) fic.
     
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