One-shot Interviewer

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Kirino Sora, 20 Diciembre 2012.

  1.  
    Kirino Sora

    Kirino Sora Entusiasta

    Aries
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    4 Octubre 2011
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    189
    Pluma de
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    Título:
    Interviewer
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    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
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    ¡Uff, espero no meter más la pata el día de hoy! -.-U Trick Trick Boom Aquí tengo listo el escrito, aunque me ha salido algo raro... :S eso me pasa por intentar escribir algo corto y distinto...

    Protagonista: Luka Megurine
    Estilo: Drabble
    Narración: Tercera persona
    Actividad: Batalla contra el Foro de Literatura Experimental


    Interviewer

    La entrevista había sido todo un éxito, pero para Luka ha resultado ser todo un fracaso.

    Porque en el momento en el que él contestó la última pregunta, comprendió que sus oportunidades se habían esfumado por completo. Luka sabía de sobra que jamás podría ser amada, y menos por él.

    Porque ya tenía una persona de la cual gustaba. Y, definitivamente, no era ella.

    Aquellos días repetitivos —ir al colegio, realizar actividades del club de periodismo y observar a su ser más amado desde las sombras— no cesaban. No querían romper su curso. Y, sin embargo, ¿por qué decidieron hacerlo ahora?

    Todo estaba bien tal cual.

    Hoy haremos una entrevista especial, en la cual entrevistaremos a los alumnos más populares del instituto—anunció la presidenta del club, una chica de cabellos aguamarinas y recogidos en dos coletas, cuya sonrisa parecía ser contagiosa—. Luka, tú te encargarás de entrevistar a Gakupo; no admito un no por respuesta.

    Luka parpadeó. ¿Acaso había oído lo que creía? Ante aquellas palabras, sacudió la cabeza con fuerza a la vez que se levantaba de su asiento sólo para encontrarse con la seria mirada de Miku clavada en sus ojos, expresando todo lo que quería decir y se fue.

    No aceptará un «no» por respuesta, ¿eh?”

    Con un suspiro, Luka terminó de bajar las escaleras y se internó entre la multitud. Si tan sólo le hubiese asignado a otra persona podría haber aceptado... ¿Por qué tenía que ser precisamente él?

    No necesitó más de un segundo para darse cuenta del motivo: porque su mejor amiga sabía quién era la persona que le gustaba a la de cabellos rosados desde hace mucho tiempo, y desde entonces le ha estado insistiendo que, al menos, se dignara a hablarle, aunque fuese solo unos breves momentos.

    Le gustaba Gakupo, por supuesto; estaba enamorada de él desde que había pisado por primera vez este instituto. Lo cual no quitaba el hecho de que había algo en su interior que le impedía dar el primer paso. Por eso mismo, le bastaba mirarlo desde la lejanía.

    Pero, entonces, ¿por qué sentía aquel vacío en su interior? ¿Ese deseo de querer algo más?

    Era difícil de admitir, pero en el fondo quería ser amada.

    Para cuando comenzó a entrevistar y hablar con el muchacho, fue como si se hubiera convertido en una persona completamente distinta, como si todas aquellas dudas y nervios se hubiesen esfumado por arte de magia. Fue una charla placentera.

    ¿Cuál es la música que más te gusta? ¿Cuál es la comida que más te gusta? ¿Cuál es la película que más te gusta? ¿Cuál es la palabra que más te gusta? Ésas fueron sus preguntas.

    Si tan solo no hubiese formulado aquellas siete palabras, tal vez ahora no tendría el corazón destrozado.

    ¿Quién es la pregunta que te gusta?

    Y lo próximo que se encontró fue a ella misma echa un ovillo en su cama, escuchando canciones tristes mientras las lágrimas circulaban por sus ojos azules, cerrados, sin querer ver nada más, sin escuchar nada más que la tristeza de su corazón.

    Jamás pensó que amar fuese tan doloroso.

    Durante los siguientes días, no entendía que le pasaba. No sabía cómo tenía que actuar. Y eso, si cabía, la estaba destrozando más aún. Hasta tal punto de no ver el futuro, hasta tal punto de perder la esperanza, pero sobre todo, hasta tal punto de querer renunciar a todo.

    ¿Qué iba mal con ella?

    En un principio no era capaz de dormir tranquilamente, y se sentía desesperada por querer cerrar los ojos al mismo tiempo que se tapaba los oídos y en su interior gritaba un «¡Nadie me entiende!». Pero ella sabía de sobra lo estúpida que se estaba comportando, casi como una niña pequeña. Sabía que no tenía remedio. Y sobre todo, que toda la culpa la tenía ella, por no querer dar el primer paso. Porque tenía miedo. Miedo de no ser correspondida.

    Exactamente como ocurría en ese momento.

    Fue al cabo de varios años cuando aquel primer amor sanó, convirtiéndose en una costra que jamás se podría deshacer. Aquella herida cicatrizada le picaba en más de una ocasión, y se rascaba de nuevo. Entonces esas palabras adquirían mayor nitidez, de la cual se difuminaban por segunda vez.

    La herida comenzaba a doler menos.

    Y entonces comprendió lo egoísta que era al comportarse de aquella manera y creer ciegamente que podría ser amada por él, de dejarse influenciar por su propia conciencia, hiriéndola más aún de lo que había estado. Era ella misma la que se había derrumbado todo este tiempo.

    Pero...

    Hey... ¿no es demasiado tarde?”
     
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