Indicio Entro a casa, reina el silencio; cruzo el pasillo, veo brillos en las sombras. Me asomo por la puerta, ojos caen sobre mí; el crío está feliz, así que les sonrío de vuelta. No necesito nada más. Contenido oculto: Egoísta Canción: 【Onuma Paseri ft. flower】Egoist (エゴイスト)【Sub Español】 Ejem, aclaración: Esta colección la subí antes, pero la borré para replantearme cosas y re-construir la backhistory de Yabu/Paz Zhou. Tendrá cambios, pero los archivos originales están guardados uwu <3
Autosuficiencia Yabu y Ai Estábamos en el parque, estábamos en aquel caluroso lugar en verano; moría, me derretía, mirando el follaje del árbol que me cubría. Con mi cara de muerto, con mi insensibilidad de cadáver; con mi consciencia perdida en nada más que una bruma infinita. Entonces llega ella, calma como siempre, extendiéndome un refresco, haciéndolo topar con mi mejilla. Inhalo hondo, infló el pecho sorprendido, apenas abriendo un poco los parpados. Pestañeo dos veces con rapidez, para observarla de reojo ladeando tan solo un poco la cabeza. Me sonríe entonces, su tosco y serio mirar muta a una sonrisa suave y maternal, así que la reflejo en mi propia expresión. —Toma, para ti —musita con una alegría calma, yo tomo la lata con movimientos insonoros. —Gracias, Ai-nee-chan —respondo con mi voz templada, susurrante, apenas moviendo los labios. Con mi sonrisa apacible, observo el frente; más allá de los niños jugando, observo los autos ir y venir con cierta rapidez. Sin observarla, sé que ella se sienta a mi costado, de manera más vaga y descuidada que yo, agotada por su constante cabeza estresada; sé que observa a los pequeños, mientras ambos bebemos refrescos. Sé que observa a los pequeños, mientras yo observo los alrededores. Sé que me puedo fiar de ella, porque ella nos protege; con todo su amor. Contenido oculto: Muy tarde para decirlo Canción: Too late to tell [Kano]
Baño Mamá y yo Estaba de espaldas viendo los azulejos del suelo, mientras, ella me enjabonaba aquellos lugares que yo no alcanzaba. Fregó con delicadeza, calma y el amor que la caracterizaban; yo esperé en silencio y tranquilo, como había hecho... desde hace mucho tiempo. En un momento me volteé, después de cerrar los ojos cuando presentí que el agua caería por encima mío. Me volteé entonces, siendo ella ahora la que me daba la espalda. Observé aquella silueta de mujer voluptuosa sin sentir nada en especial, curioso de las manchas que también poseía su cuerpo. —¿Te duelen, ma? —pregunté entonces, antes que nada, mirando con cierta apatía a su cabeza castaña lino; ella, que se había apartado la larga melena de la columna con su elegancia femenina, me miró por sombre el hombro, con una sonrisa apacible. —Hace tiempo dejaron de hacerlo, cariño —habló con calma, sonriéndome con ternura amplia. Solté un leve suspiro de alivio, para luego reflejar su sonrisa e imitar el trabajo que ella hizo con mi espalda, pero con mi torpeza de pequeño. En un momento dado, mi expresión se contrajo deteniendo cualquier movimiento. Mi mamá volvió a verme por sobre el hombro, curiosa. No demoré en aclararle la situación. —¿Por qué las mías duelen, entonces? —pregunté con la voz algo llorosa, pero conteniendo las lágrimas como un campeón. Aunque no la vi, mamá volvió a sonreír de nuevo, apacible como era. Miró al frente, calmada, aún sosteniéndose el cabello. —Por genética, cariño —soltó suave, yo no demoré en volver a alzar la vista, clavando mi mirada peculiar en su cabello castaño. —¿Gene-qué?— Ella soltó una risa suave y melodiosa, divertida y alegre; yo solo sentí cómo se me erizaba la piel, apretando los labios y frunciendo el ceño con fuerza, avergonzado. —Herencia de sangre, cariño —habló apacible, cerrando los ojos, a pesar de que yo no podía verlo desde ahí en ese momento; con el tiempo reconocí cuáles conductas repetía y cuáles no—, yo también tengo algunas de esas, pero las mías no duelen. ... Algunas... entonces; —¿Y las otras... no son de sangre? —pregunté con clara extrañeza, ella soltó un suspiro liviano, sin perder nunca ese tono dulce. —Esas son más complejas... pero otro día te hablaré de ellas —dijo con su monocorde maternidad. Yo me quedé un momento expectante, tal vez esperando algo más. >>¿Ocurre algo, cariño? —cuestionó con calma luego, a lo que yo negué con la cabeza. —Hmhm —negué con la cabeza, para luego seguir con mi labor. Al final del día... me enteré de todo por boca de otra persona. Sin ella nunca más presente. Contenido oculto: Adicción a la desesperación Canción: Adicción a la desesperación/Inai Inai Isonshou [MARETU x Kairiki bear]
Sayonara Lo recuerdo, lo recuerdo, lo recuerdo demasiado bien. El sudor frío, mi ojos ansiosos, mi corazón desesperado. Aún era pequeño, y lo recuerdo bien. Sabía... sabía que algo no andaba bien, no importó cuánto me lo antepusiera mamá, cuántas predicciones optimistas dijera; algo simple y llanamente no estaba bien. Le grité a los doctores, me anteponía a las enfermeras. No me callé con los guardias, y cuando quisieron escucharme callé. Fui rebelde, fui cobarde, fui todas esas cosas porque... sabía que algo...no estaba bien. Simple y llanamente no estaba bien. Lloré como nunca antes, pero como siempre terminé por no sentir nada. Sentado en la sala de espera como una estatua mirando mis manos. No había nada, absolutamente nada. Solo yo y el vacío. Solo yo y la soledad. Solo yo y... —Chico... ¿no quieres ir a casa? —habló con su voz grave, pero apacible. Alcé la vista, mirándolo con confusión a pesar de que en mi rostro apenas y solo fueron las cejas quienes se arquearon en reacción. Con lentitud, muy lento; mis gestos terminaron en una expresión de pura desesperación silente mientras inhalaba en absoluto silencio sin siquiera yo darme cuenta. Se repetía, siempre todo... se repetía. Otra vez mirando mis manos, quería empuñarlas, quería llorar, pero lo único que salió de mi boca fue un suspiro abatido, el cual sacudió todo mi pecho. —Tengo que esperarla —musité tal vez con demasiada calma. Él dio un pesado suspiro, había esperado mi respuesta con paciencia. Lo conocía, pero no tanto. Nunca conocía demasiado a alguien; estaba solo, a menos... Él se sentó a mi lado, tranquilo y sin mediar palabras, mirando el techo del lugar; yo solo lo miré cabizbajo, taciturno, por el rabillo del ojo. Tengo miedo Y entonces él apoyó su mano pesada en mi pequeña espalda, sobando con suavidad; mientras mi voz se desgarraba, mientras mis lágrimas se rompían, mientras mi alma se quebraba. Nunca volví a sentirme como esa vez Devastado, マ マ Contenido oculto: Mano Canción: Hand, Avogado6.
Espera fortuita Los Zhou y yo Volvimos... a casa del señor; por algún motivo nos quedaríamos a dormir allá, por algún motivo no podía volver a mi casa con mi madre ausente. ¿Por cuánto tiempo no sabría acerca de ella? La noticia la recibió el caballero de castaños y oscuros cabellos, no yo... La información... me ocultaban cosas, y era incapaz de sentir algo al respecto. La nada volvió, ahora desolado y solo con un desconocido guiando mi camino no tenía nada en que creer; mi pulso calmado, me mente en blanco, mis pasos rozando lo mecánico. Apenas llegamos al departamento, Aiko-nee nos abrió de inmediato la puerta, como sí hubiera estado esperando al lado de esta todo el tiempo que duró nuestra ausencia, pero vaya a saber uno que tan verídico era eso. Miró con cierta angustia a su padre, tras haber visto mi cara de nada; yo la imité, alzando la vista para encarar junto a ella el rostro abatido, pero nunca dejando de ser serio, del señor Zhou. —Adentro, es hora de dormir —respondió monocorde, con su voz desenfadada, pero estricta y grave, encarando a su hija tras que ella le preguntara qué había pasado al final... ¿Cuál final? Solté un suspiro abatido, bastante imperceptible, y sin percatarme Aiko me observó con demasiada pena. Entramos a la pequeña morada, Zhou-san nos preparó una merienda de lo más... agradable, deliciosa a pesar de no ser la gran cosa. Me comía el pan tostado con mantequilla, dejando el té humear, mientras escuchaba con poco interés el los cambios de palabras precisos y concisos entre Aiko-nee y el señor Zhou; la tensión se volvió palpable, yo tan solo los miré frunciendo el ceño con preocupación, algo angustiado. No demoraron en percatarse de esto, ganándome un suspiro de genuino cansancio por parte de mi... por ahora cuidador, supongo. Aiko-chan me miró con una sonrisa suave, condescendiente y algo triste; reflejé en mi expresión la preocupación y melancolía de ella, sin entender bien qué le preocupaba. —¿Estás bien, Paz-kun? —preguntó suave, cerrando sus dedos con delicadeza; observé como se aferraba con demasiado cuidado a unos de mis brazos, volver a ver sus ojos me confirmaba que no me quitaría la mirada de encima. Lo pensé unos pocos segundos, terminando por sonreírle con suavidad. —Los estoy, Aiko-nee-chan —respondí con la misma suavidad con la que ella me hablaba—; solo un poco cansado —agregué cerrando los ojos, casi con el pan acabado. Terminé por quedar cabizbajo, con la vista perdida en algún lugar entre mi persona y la merienda, melancólico yo ahora—... extraño... a mamá también —musité casi inaudible, con la voz gélida y tosca, sin perder la suavidad de niño. Sentí afianzarse el agarre de Aiko, por lo que no demoré en dirigirle una mirada preocupado: Se veía dolida, pero de todas formas no demoró en brindarme otra sonrisa—. ¿Estas... bien? —Je... mejor que tú, querido —musitó sin perder su suavidad, fruncí aún más el ceño, demasiado extrañado que casi quería gruñir en respuesta; sin entender por qué mantenía aquella expresión, si estaba lejos de sonar feliz. —Paz, tienes que ir a dormir —habló entonces el señor Zhou, lo volteé a ver con algo de seriedad, aún mezclada con mi preocupación. Él dirigió la mirada a Aiko en cuanto yo la posé en él—, tú también Aiko; ambos deben descansar. Entonces sonrió, amplio y gentil, logrando que mis preocupaciones se esfumaran de momento y tan solo reflejara el leve asombro en mi cara. >>Jejeje, ¡ambos se lo merecen! —exclamó con un volumen moderado y apacible, no tardando en desordenarnos un poco el cabello, risueño. —Hmjhmj —reí casi imperceptible a labios y ojos cerrados, Aiko-chan por su parte gruño en protesta. De tal forma, tras acabar la merienda y el té, partimos a nuestras habitaciones compartidas; dormiría con Aiko mientras que el señor Zhou se quedaría con el bebé en su propio cuarto. Aiko-nee-chan se acostó en su cama tras cambiarnos al pijama y lavarnos los dientes, yo me recosté en el futón al lado de esa cama angosta. Había sido un día difícil, distinto e intenso; pero, de todas formas, al caer la noche, logré dormir bien: sin saber lo que me depararía en los siguientes días. Contenido oculto: Fuegos artificiales Canción: Uchiage Hanabi [Daoko x Yuzu Genka]
