One-shot de Naruto - Imposibles [KibaHina]

Imposibles [KibaHina]

Muchos me matarán por escribir esto. Pero me nació del corazón:

Disclaimer: Naruto no me pertenece.

Imposibles.​

Tus mejillas se colorearon con frenesí. Aquel color carmesí intenso te delataba al instante, muy a tu pesar era evidente que sentías algo, pero no correspondido.
A cada instante que lo mirabas, tus ojos centelleaban con un auténtico brillo de boba enamorada, siempre en vilo; esperando por que algún día él notara que toda tu vida giraba a su alrededor.

Era el centro de tu pequeño universo.

Tus pasos resonaban en el suelo de la poderosa mansión Hyuuga. Hace poco que Naruto había regresado a la aldea, eso te había hecho muy feliz. Tu corazón había resucitado de un largo letargo de tres años, palpitando con fuerza en el momento en el cual volviste a ver tus ojos perlados, reflejados en ese par de orbes azules. Te perdiste irremediablemente en ellos, para después perder la conciencia ante la ilusión de que el rubio hubiera vuelto por ti. Tontas ilusiones.

— ¿Por qué? —te recriminaste con lágrimas en los ojos. Gracias a Naruto volviste a recuperar la confianza en ti misma, intentaste superar los obstáculos impuestos por un clan de leyes obsoletas y por de más absurdas: Trataste de encontrar fortaleza a pesar de tu desatinada técnica, poder y libertad.
Lo amabas, a pesar de todo lo ocurrido aún le profesabas ese sentimiento tan puro, tan real. Nunca te correspondería, menos aún con el repentino amor que le profesaba la Haruno. Me partías el corazón en mil pedazos con tus lágrimas, podrías ignorarme y negar corresponder mi amor, pero si te veía llorar era una tortura.

—Hinata —mencioné acercándome lentamente. Akamaru me siguió corriendo para saltar sobre ella y lamer su cara, sabía perfectamente que él también la quería—, ¿Te encuentras bien?

Un sollozo ahogado escapó de tus pequeños labios. Mi pregunta era estúpida, estaba conciente de que sufrías por el, pero soy demasiado cobarde como para admitir que vigilaba cada uno de tus movimientos; tal vez la palabra “Mediocre” encajaba mejor en el contexto, pero tu primo sobre protector y psicópata hubiera utilizado el término “Acosador” y me mandaría volando al otro lado de la aldea. Sentí el enorme impulso de reír ante mi chiste personal, pero consideré que no era el momento apropiado para hacerlo.

—Kiba —susurraste con la voz quebradiza. Tus perlados ojos se empaparon de nueva cuenta con lágrimas cristalinas, y rompiste en un llanto silencioso. Con cada lágrima que soltabas por él, un pedacito de mis esperanzas se perdía lentamente—, Naruto y Sakura.
No lo toleraste, te apoyaste en mi pecho y te desahogaste. Yo como siempre, me quedé callado como tu mudo apoyo y actué una vez más como tu pañuelo de lágrimas… ¡¿Hasta cuándo me dignaré a dejar ésta máscara de hipocresía y decirte lo que siento por ti?!
—No llores —musité cariñosamente— cualquier cosa que te agobie y amerite tu llanto no merece siquiera ser recordada.
Tú, simplemente asentiste calladamente, pero la constante humedad en mi hombro no cesaba, a pesar de que te lo pidiera un millón de veces seguirías llorando por Naruto, desviviéndote por que algún día te mirara con amor: Sufriendo y sacrificando el resto de tu vida como yo haría por ti.

—Hinata —insistí inútilmente—, deja de llorar. No vale la pena que te angusties con imposibles, permite que las cosas sigan su curso y que la vida te de lo que deba darte.

Las ganas de correr mi invadieron, hasta a mí me sonaron estúpidas mis palabras. No parecía yo mismo, pero ella me cambiaba por completo y no lo negaré nunca; puedo transformarme en otra persona por ayudarla a superar todo aquello que la lastima.

—Kiba, no suenas co-como tú mismo —mencionó entrecortadamente. Una risita ahogada escapó de sus labios, y el sonido de su encantador timbre de voz me abrumó por completo—, hasta pareces más maduro.

La burla impresa en sus palabras me reconfortó un poco, Hinata rara vez bromeaba y sabía perfectamente que trataría de controlarse para evitar que me preocupara más de lo debido. Reí de tal forma que sonó como un pequeño ladrido, Akamaru me acompañó en mi júbilo y sonreíste por primera vez desde que te vi llorando. Esa sonrisilla angelical que me helaba el aliento y aceleraba mi pulso.

— ¿Estás mejor? —me arriesgué a preguntar. Poco después me abofeteé internamente ante mi total falta de tacto—, perdón no debí hacer esa pregunta.

Me miraste intensamente con ese par de ojos nacarados. Una lágrima intentó escapar de ellos y yo acerqué el dorso de mi mano para evitarlo.

—Gracias, Kiba —susurraste avergonzada—, no me merezco tanta amabilidad.

Por puro impulso te estreché aún más a mi cuerpo y acaricié tu cabeza. Tenía ganas de decir algunas cosas como “No seas ilusa, ¡Claro que lo mereces!”, pero el simple hecho de ponerme en evidencia con tales palabras me aterraba.

—Hinata, claro que lo mereces —me preparé para reparar esa frase—, e incluso si fuera posible te ayudaría más. No puedo pagar todo lo que has hecho por mí.

Su sonrisa irradió una enorme felicidad y yo la compartí gustoso. Su cabello desprendía un olor a rosas inigualable y la suavidad de sus manos sólo se podía comparar con la misma seda. Hermosa la definía perfectamente.

Si le contara a Shino lo que pensaba de mi compañera, lo más seguro es que me contestara algo como: “La estás idealizando” Pero sinceramente su opinión no me importaba en lo más mínimo.

La amo y eso hace que observe sólo las cualidades y sus adorables complejos.

— ¿Qué he hecho por ti que amerite tal honor? —inquirió siguiendo las reglas de etiqueta impuestas por su clan.

Yo sólo me limité a mirarla como idiotizado.

—Algún día, cuando tenga el suficiente valor te lo diré —musité en su oido—, por lo pronto ten paciencia.

Sí, algún día cuando me digne a aceptar que podría morir por ella se lo diré. Pero aún no… lo haré cuando sea el momento adecuado.

Fin.​

Mátenme, es peor que el de acción.