One-shot Imperfect Black

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Ruki V, 24 Octubre 2021.

  1.  
    Ruki V

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    Escritora
    Título:
    Imperfect Black
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    891

    Vestida con un tutú de bailarina de un color rojo intenso, con mallas a juego y zapatillas blancas, además de guantas y maquillaje facial que la hacían parecer un esqueleto, Miku bajó del escenario tras haber completado su breve presentación para aquella fiesta de beneficencia celebrada en Halloween ese año. Sus amigos la esperaban para regalarle los últimos aplausos, aún después de que el público se hubiera dispersado en aquel salón.

    —Espectacular como siempre, Miku— le dijo Luka entregándole una rosa.

    —Muchas gracias, Luka— Miku se rió. —Estaba un poco nerviosa.

    —No se notó para nada— dijo Len.

    —Como toda una profesional— añadió Rin.

    Disfrazados de bruja, vampiro y muñeca de trapo, respectivamente, aquel pequeño grupo siempre habían sido los más grandes admiradores de su gran amiga, y Miku se los agradecía enormemente. Sin su apoyo, probablemente nunca se habría atrevido realmente a bailar frente a tantos extraños como había hechos en pocas ocasiones antes de esa fiesta. Amaba bailar, pero necesitaba de un empujón para aceptar oportunidades como la de esa noche.

    —¿Podemos ahora pedir dulce o truco a los camareros?— preguntó Miku con un suspiro.

    —¿Empezamos por algo de agua?— ofrece Rin. —Te ves inusualmente exhausta.

    —Espero que no sudada. Aún queda fiesta durante la que mi maquillaje debe aguantar.

    —No te preocupes, te ves muy bien— la tranquilizó Len.

    —Creo que el aire acondicionado ha sido de ayuda.

    —Pero tampoco tienes frío, ¿o sí?— preguntó Luka. —Eres la que está exponiendo más piel.

    —Estaré bien, no creo enfermarme. Podríamos estar al exterior, eso sería mucho peor.

    El grupo de amigos se dirigió entonces a un camarero para quitarle algunos tentempiés de su bandeja y pedirle que les llevara algunas bebidas a su rincón cerca del escenario. A pesar de que Miku sabía que socializar un poco con el resto de los invitados probablemente sería apropiado, la verdad era que necesitaba un respiro de ser consciente de las miradas que había sobre ella. Quería disfrutar de la música y de la charla no forzada por otro momento.

    La música seguía siendo interpretada en vivo por la pequeña orquesta que la acompañó durante su danza. Le sorprendió alegremente que las tonadas sonaban apropiadas para una fiesta de caridad en donde todo invitado, sin excepción, iba disfrazado de cualquier cosa, por sencilla que fuera. Había muchas mujeres que simplemente se consiguieron un antifaz a juego con su vestido, y muchos hombres con sombrero de copa y capa que argumentaban ser magos, pero también había uno que otro espantapájaros, momia, mimo, demonio, zombi, entre muchas otras cosas. Lo importante era que no se perdiera demasiado el espíritu de Halloween mientras que se recolectaba dinero para el orfanato de la ciudad.

    Los amigos de Miku estaban precisamente hablando de eso cuando Miku de pronto se vio distraída por el sonido inesperado de lluvia afuera del teatro, volteando hacia las ventanas.

    La entrada del salón estaba compuesta de una alta puerta y enormes ventanales que construían toda una pared de solo vidrio, y no se veían gotas de agua escurriendo por ellas.

    Curiosa, ni siquiera volteando a ver a sus amigos, Miku se hizo paso a través del salón hacia la entrada. Sus amigos tampoco se dieron cuenta de que se alejó, así que ninguno dijo nada.

    Miku simplemente llegó hasta la puerta, sin poner atención a los invitados, y sin que los invitados la notaran al parecer. Incluso la abrió, como si nada, y salió del salón en silencio.

    Estaba confundida, porque había oído con toda claridad el sonido de la lluvia. Había estado en aquel salón antes, sabía cómo golpeaban las gotas en el techo y en aquellos ventanales.

    Entonces le pareció escuchar pasos que pisaban charcos a su derecha, así que volteó, y aunque la acera estaba seca sí había alguien caminando alegremente en dirección a Miku.

    Se llevó una mano al rostro, horrorizada y muda: era una chica usando un vestido y mallas idénticos a los suyos, pero en negro, y sus brazos y rostro eran los cubiertos de color rojo intenso. Pero no parecían guantes ni maquillaje.

    —¡Dulce o truco!— le dijo la chica sonriéndole.



    Tomó a Luka al menos unos cinco minutos finalmente reconocer la ausencia de Miku.

    —Chicos, ¿cuánto tiempo hace que Miku se fue?

    —No estoy seguro, pero, supongo fue al baño, ¿no?— dijo Len encogiéndose de hombros.

    —E-en realidad no noté cuando se fue, realmente— contestó Rin.

    Fue entonces cuando toda la fiesta escuchó la repentina tormenta que se les vino encima. Llovía estruendosamente de un segundo a otro, se vio un relámpago, y le siguió un trueno acompañado de gritos aterrados en la entrada.

    Con un mal presentimiento, Luka se apresuró hacia los invitados que de pronto se estaban acercando a los ventanales y abriendo la puerta del salón en medio de aquella tormenta. ¿Qué provocó esos gritos llenos de pánico?

    Cuando Luka llegó hasta la puerta, entendió y gritó de una manera todavía más desgarrada.

    Era su amiga Miku, que había caído a la acera, con un cuchillo encajado en su pecho, y su sangre dejando manchas en su pálido rostro y oscureciendo aún más el rojo de su vestido.

    De algún modo, nadie dentro o fuera del salón se había percatado del momento en que fue atacada, y para entonces ya era demasiado tarde para ayudar a la prometedora bailarina.
     

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