Explícito Ideales y ejemplares [Liza White|Masuyo Kobayashi|Gakkuo Rolplay][Colección]

Creazy, very crazy

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Silencio... silencio... silencio; Kanagawa Yashihiro tomó en mango de la puerta, giró y... cerrado. Sus oídos, siempre atentos, lograron oír un par de murmullos... ¿risas también? Eran femeninas y, joder; entre todos, pareciera que él tenía una habilidad especial para reconocer voces y, aparte, hacer planos mentales... en ese momento indeseados. Soltó un suspiro pesado, que casi fue un gruñido de puro disgusto, y manos en los bolsillo dio media vuelta y se marcho, preguntándose sí era mejor intentar encontrar a Amery por ahí o simple y llanamente dormir todo el receso en su salón.

...
¿Y por dentro, qué pasaba?
Pasaban demasiadas cosas.

Muuuchas cosas.

—I-i... ¿Ya se fue? —murmuró una voz grave, pero más grave que su gravedad común, algo ahogada, pero nada peligroso. Liza, mirando por sobre su hombro la puerta, aún con las manos apoyadas en cada costado perteneciente a la cabeza de la más pequeña, asintió luego de un rato.

—Si...— Luego la miró de reojo, sonrisa felina y ojos entornados, melosa; A Masuyo solo le subió la sangre al rostro con ese simple gesto—, ¿en qué estábamos?

Kobayashi soltó un gruñido bajo, arisco, mirándola con el ceño fruncido. Se incorporó, flexionó con cuidado una rodilla solo para provocarla más, Shiro bufó con suavidad por la nariz, sin perder la sonrisa que, sabía, sacaba de quicio a la más baja. Y claro, en la guerra cada pequeña oportunidad era una arma a tomar. La "niña" se acercó peligrosamente a su rostro, mirándola con absoluta seriedad, nariz contra nariz; sin tocarse, le habló bajo.

—¿Por qué te haces la estúpida, Shiroi? —soltó con absoluta seriedad, Liza y por poco le soltaba un ronroneo ahí en toda la cara, pero aún no era momento. Y bien que lo sabía, pues la sonrisa gatuna, pero con perspicacia zorruna, no demoró en adornar los labios de Masuyo—, sabes perfectamente por qué estamos aquí, ¿no?

Liza White dejó salir una melodiosa y no por ello menos jocosa risa, llevando ambos brazos con delicadeza alrededor del cuello de Mao, para así volver a tumbarla en el único sillón del salón de audiovisuales.

—Claro que si, tontaina —contestó con clara diversión, y a lo que la Kobayashi respondió con una risa casta y monosílaba, pero igual de jocosa que su senpai.

Y antes de siquiera hacer cualquier otra cosa, Liza le brindó un beso en su frente, lleno de ternura.

Pues al final del día, tan solo eran dos amigas que se protegían la una en la otra,​

como sí de su más preciado tesoro secreto se tratase.

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Surprise uwu
Nada que ya no supieras <3

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