Long-fic I went swimming with the devil [The Witcher AU]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 12 Octubre 2023.

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  1. Threadmarks: I. The Magician x The Judgement x The Strength (Cay) [Night]
     
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Título:
    I went swimming with the devil [The Witcher AU]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    4090
    Tengo la cantidad de cero autocontrol, so here we are (?) Desde que vi la lista de palabras y tal, la idea me llegó al cerebro y no pude solo dejarla ir así que aquí estamos. Ya lo tenía empezado, luego cayó el fic de Belu con la Wild Hunt y me toretticé JAJAHSJA

    No siento que valga la pena hacerlo en una colección separada porque sé que no voy a usar siempre este universo, pero también es cierto que lo voy a volver a tomar en algunos otros momentos. Con eso dicho, este fic toma lore de The Witcher, pero evité todo spoiler grande de la main story de The Wild Hunt y Assassins of Kings. El resto son cosillas que pues no podía anular, pero tampoco son demasiado importantes en la big picture, al menos no me lo parecen (?) Tampoco es necesario conocer el juego/la saga de libros para entenderlo, creo, más allá del concepto de los brujos como asesinos de monstruos, que hay gente que usa magia y otras weas típicas de fantasía medieval.

    Also la serie de Netflix es top aunque se pasa muchas cosas por el ojete y dejará de ser top sin Henry Cavill, pero las canciones de Jaskier??? My fucking jams, así que es posible que las siga usando cuando vuelva a este AU que me saqué de la putísima manga. ¿Me pasé una tarde leyendo la wiki? Yes i did

    Gigi Blanche eres la primera arrastrada a The Witcher AU (?) Fue la imagen mental que desató todo lo demás actually, tuve como una epifanía. Tengo más cositas pensadas juju pero si las concreto será en otro fic del AU for the spooky season, que si no me saco aquí idk 12k

    Creo que eso es todo, hope u like it at least a little. Todo es patrocinado por mis delirios, como siempre sí, estas eran las cosas que estaba terminando ahora que te hablé por whats jsjs




    [​IMG]

    once betrayed but not again
    steel restorеd unto his name
    with silver coursing through his veins
    and vеngeance in his eyes

    .
    ride, Witcher, ride
    with the wind that moves the trees
    ride, Witcher, ride
    for the child of destiny

    .
    you won't rest 'til worlds collide
    so stake your claim and choose a side

    I

    [​IMG]
    The Magician
    x
    The Judgement
    x
    The Strength

    NIGHT
    .
    Willpower . Awakening . Desire .


    | Altan Sonnen |
    | Anna Hiradaira |
    | Cayden Dunn |

    *

    *

    *


    —¿Todavía hablan de la maldición del Sol Negro? —interrumpió el brujo luego de darle un trago importante a la jarra de cerveza. Era joven todavía, al menos en los estándares de su profesión. Aparentaba, como mucho, treinta y cinco años pero vete a saber cuántos llevaba vivo—. ¿No aprendieron nada de Blaviken? Todo por una vieja profecía que parece el sueño de borrachera de un enano de Mahakam.

    La tenue iluminación de las velas de la taberna recortaba las sombras de maneras caprichosas, endureciendo los bordes aquí y allá. Tenía una complexión más bien tirando a delgada, pero marcada por el entrenamiento y el esfuerzo físico constante. Incluso sin las mutaciones era posible que fuese un hombre de aspecto intimidante. ¿Quizás habría sido un soldado? ¿Un caballero? ¿Un duque? No había manera de saberlo. Había sido tomado por los brujos como aprendiz antes de tener una opción.

    Sus facciones eran enmarcadas por una mata de cabello negro, rebelde, y los ojos ambarinos de pupilas alargadas que lo delataban como un mutante resaltaba en la palidez de su tez en contraste con esa oscuridad. Era tan inexpresivo como casi todos los integrantes de su gremio, poseía la indiferencia de todo brujo, teñida por la debida cuota de mal genio que tendría cualquiera que se dedicara a matar monstruos por unas cuantas coronas. Lo inaccesible que parecía solo era empeorado por la vieja cicatriz que le recorría el rostro, surgía de la comisura del labio y corría casi hasta la oreja.

    En su espalda llevaba dos espadas, una de acero y otra de plata, junto a una ballesta de aspecto desgastado. Su cuerpo lo cubría una armadura de tono oliva y sobre su pecho, colgado por una cadena alrededor de su cuello, descansaba el medallón que lo identificaba como brujo de la Escuela del Grifo. Debía ser de los últimos que se habían formado en Kaer Seren, uno de los pocos Grifos restantes.

    —La muchacha se recluyó a sí misma en unas ruinas élficas no muy lejos de aquí —insistió el hechicero, tenía un pesado acento de las Skellige y el cabello rojizo lo delataba como procedente de las islas. A pesar de todo no era un druida, para nada, se había formado en el continente y así como las hechiceras de Aretusa conservaba una juventud que parecía suspendida en el tiempo, antinatural. No se parecía demasiado a los vejestorios que se hacían llamar magos—. No te estoy contratando para matarla, te estoy contratando para ayudarla.

    —¿No puedes hacerlo tú mismo? —reclamó el brujo.

    —Las hijas del Sol Negro no confían en los hechiceros.

    —Y con toda razón, las mataban para abrirlas como ratas después y si no las encerraban en torres, como si tuviesen la Catriona. Mismo motivo por el que yo no confío en los hechiceros que, movidos por un repentino impulso de justicia altruista, contratan brujos.

    —Convéncela de salir, te lo imploro. La gente del pueblo le siguió los pasos, están planeando acorralarla en las ruinas y matarla y si no lo hacen ellos lo harán los monstruos que hay en las profundidades. No puede permanecer allí. —El isleño no quería cambiar de parecer y poco le faltaba para arrodillarse frente al brujo de la Escuela del Grifo—. Si la gente entra a buscarla corre peligro también, morirá ella dentro y morirán un montón de necios intentando sacarla. Las ruinas élficas no son para los campesinos, brujo, lo sabes.

    —El plan corre riesgo de fracasar. Si piensa que soy un asesino a sueldo contratado por el pueblo será indiferente y si solapa la desconfianza natural que debe sentir hacia los hechiceros a los Grifos, que usamos magia más potente que el resto de brujos, no habrá manera de sacarla. —Sin duda estos hombres se caracterizaban por su frialdad, estaba sopesando todas las opciones, pero no que había una muchacha escondida bajo tierra y punto—. La malicia que han forjado en estas chicas es inmensa. Muerden y apuñalan todo lo que se les acerque, malditas o no, porque las han tratado como tales por los delirios de un mago. Por lo profetizado por uno de los tuyos.

    El énfasis fue ácido, para qué mentir, y el mago comprimió los gestos con algo parecido al fastidio. Sabía que negociar con un brujo que veía su neutralidad amenazada era una pelea casi condenada a perderse, pero no tenía mejores opciones. No quería que le hicieran daño a la chica y él no tenía motivos ocultos. La maldición del Sol Negro también le parecía un disparate y todos los que habían seguido ese delirio no eran más que otro montón de locos.

    —Novecientas coronas —sentenció el pelirrojo—. Más una espada de plata perteneciente al clan Dunn de Hindarsfjall.

    —¿Reliquia familiar?

    —Forjada por un maestro herrero, un elfo Aen Seidhe.

    —¿Mestizo? —tanteó el Grifo con los ojos de gato pegados en el mago—. ¿Por eso dejaste las islas en su momento, Cayden? ¿En las Skellige tienen los mismos prejuicios hacia los magos de ascendencia élfica que en el continente?

    —La sangre Aen Seidhe se diluyó del clan Dunn hace siglos, brujo. Ya no es importante, pero el contrato sí, ¿lo aceptas o no?

    La insistencia del hechicero estaba poniéndolo de los nervios. Eran todos iguales, ¿no? Pretendían forzarse sobre los demás, los arrastraban en sus juegos de política con artimañas y sobornos, al creerlos tan interesados en el dinero como para no rechazar una buena oferta. No había manera de saber cuáles eran las verdaderas intenciones del isleño.

    Otro trago de cerveza, otro ceño fruncido y un silencio prolongado. La neutralidad de los brujos los mantenía como figuras separadas de los conflictos humanos, de los embrollos políticos de los magos y hechiceras. No servían a una nación, no le debían lealtad a una tierra y solo eran precisados en el mundo posterior a la Conjunción de las Esferas y durante la guerra, que los necrófagos pululaban en los caminos. Sin embargo, algunos insistían en servir a sus propios principios o, en el caso de los Grifos, en respetar las virtudes de los caballeros que habían pretendido forjar la Orden de Brujos.

    Luchaban en un mundo que cada vez parecía requerir menos de sus servicios.

    —Llévame a las ruinas.

    —Sácala de allí, escóltala hasta su siguiente destino y que se esconda. Que se esconda y viva por todas las que los míos abrieron sin anestesia sobre mesas de laboratorio y encerraron en torres desde entonces. No deben quedar más de una decena de ellas, brujo, no puedo ver morir a otra. —La premura en la voz del isleño hizo que el Grifo se preguntara por primera vez si su preocupación era genuina, si escapaba de los intereses personales o políticos y lo miró con algo parecido a la confusión—. Su único pecado, el de todas ellas, fue nacer bajo el sol incorrecto y el nuestro condenarlas por algo que era incontrolable. Jamás pudimos saber si estaban malditas de verdad porque no les dimos la oportunidad, temimos demasiado la destrucción del mundo por sesenta chicas, ¿y qué hicimos? Elegir el mal menor.

    Sácala de aquí, había dicho.

    La profecía de Eltibald tiñó los ríos con la sangre de inocentes.

    Esa es la única verdad.

    .
    .
    .

    Bajo el abrigo de la noche el hechicero y el brujo abandonaron la taberna, dejando atrás la aldea y los borrachos que comenzaban a salirse de control. Era peligroso moverse por el bosque de noche, pero había una alta probabilidad de que si esperaban hasta que saliera el sol los campesinos perdieran el miedo que los alejaba de la naturaleza oscura y los siguieran, dificultando la tarea con tal de adelantar la muerte de la chica.

    Abandonaron la seguridad del camino en determinado punto y las copas de los árboles cubrieron la luz tímida de la luna menguante, abandonando a los hombres a la oscuridad donde habitaban las bestias. Los ojos del brujo no tenían problema con esa penumbra, pero Cayden conjuró una esfera de fuego que iluminaba ligeramente el suelo por donde pisaban.

    —El fuego atrae a los bandidos —murmuró el Grifo.

    —Y la oscuridad a los lobos.

    —No se escuchan lobos, te lo aseguro.

    De todas formas el isleño no deshizo la esfera de fuego, sería imposible encontrar las ruinas sin poder discernir siquiera las propias manos entre la oscuridad. Había marcado el camino a las ruinas con señales que solo él podría descifrar, pues desconocía el terreno, así que necesitaba poder verlas. Lo había hecho en caso de que el brujo rechazara su propuesta y no le quedara más opción que buscar a la chica él mismo.

    Les llevó un tiempo llegar a su destino, subieron una colina y tuvieron que comenzar a descender después hasta que la tierra se abrió, como la boca de un monstruo, a un costado de la montaña permitiendo vislumbrar un arco élfico que delataba la entrada a las ruinas. El brujo estiró un brazo deteniendo el avance del mago que caminaba a su lado justo cuando la esfera de fuego se deshizo y le indicó que guardara silencio.

    —Se la escucha respirar —murmuró tan bajo que el otro tuvo que hacer un esfuerzo monumental por entenderle—. ¿Está enferma? Tiene un silbido, como si algo no la dejara tomar aire.

    —Dudo que haya respirado bien en su vida. Parece tener pulmones débiles y el exilio al que se la condenó no debe haber ayudado a su condición, la vi entrar en las ruinas casi ahogándose a pesar de que había dejado atrás a sus perseguidores hace un buen tramo.

    —Y así creen que está destinada a acabar con el mundo, de verdad que no ven más allá de sus narices. ¿Cuánto llevas siguiéndole el rastro?

    —Dos días, más o menos. La reconocieron unos bandidos desde una aldea anterior, alguien puso su retrato en un tablón.

    —¿Nombre?

    —Anna… Princesa de Narok.

    —Narok no parece tener demasiada suerte. Primero Silvena y ahora una de sus princesas, ¿la desterraron?

    —El título en este momento lo posee la hija de un segundo matrimonio del conde, una que no nació bajo el Sol Negro como puedes imaginar.

    El Grifo se permitió una suerte de bufido, resignado con las decisiones que estas personas tomaban alrededor de las chicas supuestamente malditas. No había manera de encontrarles lógica, todas estaban movidas por un miedo irracional sostenido por la profecía del loco de turno y no quedaba más que lidiar con las consecuencias. Nadie podía asegurar que de verdad el eclipse había cambiado algo en ellas, pero era cierto que la profecía había causado que muchas fueran asesinadas, muchas de ellas de familias nobles, cambiando la naturaleza política del mundo en muchas ocasiones.

    No le quedó más que decirle al mago isleño que se quedara allí, que solo entrara si no salía para cuando el sol se elevara por el horizonte, y se dispuso a entrar a las ruinas sin más dilación. Antes de hacerlo trazó las líneas de Quen en el aire, a la vez que recitó algunas palabras en Lengua Antigua, conjurando una protección continua sobre su cuerpo, más poderosa que la señal usual.

    Descendió por la escalinata inmediata al arco élfico con pasos silenciosos, cuidados, y siguió la respiración dificultosa que había percibido incluso desde el exterior. Se escuchaba también el correteo de las ratas, el flujo de una corriente de agua y algo más que no lograba determinar, pero estaba allí. Solo sirvió como recordatorio de que la chica no podía quedarse allí mucho tiempo.

    Pronto notó huellas de pisadas, pequeñas y livianas, se notaba que había entrado con prisa y que había vuelto sobre su camino en algún momento quizás para buscar agua o comida. Con un rastro más claro siguió avanzando, ignoró la estatua que se alzaba al fondo de una sala y entró por otro pasillo, descendió por otras escaleras y fue recibido por una cámara. Parte del techo de la cueva había colapsado, así que algunas rocas pesadas interrumpían el espacio. Una antorcha encendida en la entrada de la cámara delataba la presencia de la chica allí, a pesar de que estaba oculta.

    El silbido se escuchaba en esa habitación, pero rebotaba en las paredes, impidiendo que encontrara el cuerpo del que procedía. No tuvo demasiado tiempo para intentarlo de todas maneras, apenas le dio la espalda a las rocas percibió el ruido y se giró, interponiendo los brazos. Una alabarda salió volando luego de haber sido rechazada por el escudo que había conjurado antes de entrar.

    Fue a dar mucho más allá, rebotando en el suelo con un ruido metálico que se prolongó por las ruinas, y la figura que había lanzado el ataque se libró de ser rechazada de la misma manera solo porque soltó el arma a tiempo. Aún así desenfundó una daga, retomó la ofensiva y lanzó el primer ataque a la garganta. Con el escudo consumido el brujo desvió el tajo con un movimiento de brazo, antes de desenfundar la espada de acero, y al tomar una posición defensiva la figura retrocedió de un par de zancadas amplias con tal de poner distancia entre ella y el extenso filo.

    Fue entonces que pudo determinarla. La muchacha no aparentaba más de veintidós o veintitrés primaveras en el mundo, era pequeña de estatura y complexión, pero sin duda lo había compensado con su carácter, al ver la fiereza con la que había atacado a un hombre que le sacaba prácticamente una cabeza. Era rápida y ágil, pero Cayden no había fallado al decir que no parecía haber sido capaz de respirar bien un día de su vida. El primer esfuerzo le había arrancado una gran bocanada de aire y el segundo ya le tenía el pecho sacudiéndose con esfuerzo, pero no parecía querer ceder.

    El sudor le había apelmazado mechones de cabello, tan negro como el del brujo, al rostro. Allí resaltaban dos orbes de un color extraño, parecían manchados de tonos rojizos, rosados, pero en la oscuridad lucían casi amoratados.

    Dhudrelch —susurró en Lengua Antigua, manteniendo la distancia, lo había llamado bestia negra—. ¡Lárgate! ¡Vete de aquí, mago! ¡Vete, no hay nada para ti aquí!

    —Princesa. —La etiqueta de los Grifos salió a relucir en ese momento, a pesar de que no cambió la postura ni bajó la espada, le habló con formalidad—. No soy un hechicero.

    —La alabarda rebotó, ¿vas a decirme que fue un truco de magia? —escupió con furia, respirando como un perro a mitad de una pelea—. No me mientas.

    No esperó una respuesta, sus movimientos se reactivaron y aunque le estuviera costando toda su energía alcanzó a rodear al Grifo. Lanzó un primer ataque, un golpe con la pierna que pretendió doblarle la rodilla, y cuando percibió que bajaba la espada para desviarla alzó la daga de nuevas cuentas.

    El filo del arma rebotó contra la armadura, claro, pero impulsó su brazo hacia arriba y abrió un surco poco profundo en la mejilla contraria a la que estaba marcada por la cicatriz. La sangre brotó, él maldijo y trazó Aard en el aire, pero la onda de energía no empujó lejos a la chica. Ni siquiera le hizo cosquillas, su retroceso fue voluntario y fue solo para recuperar la distancia que había consumido.

    Había escuchado que a Córvida, Renfri la princesa de Creyden, la hija del Sol Negro que había muerto en Blaviken, no la afectaba la magia pero eran disparates. ¿Qué tan cierto podía ser? Ahora no lo sabía, a esta chica la señal no le había hecho nada, ni siquiera la había empujado.

    Sin embargo, estaba convencido de que estas chicas no estaban malditas.

    Anna no estaba maldita, su medallón no había vibrado.

    Con cada movimiento se le notaba más agitada, menos aire le alcanzaba el pecho y más parecía pedir ella, pero no estaba dispuesta a rendirse así que solo quedada una opción. Tendría que noquearla, si la magia no servía no podría calmarla con Axia, así que debería pasar por la pena de darle un golpe que la mandara a negro.

    Ajustó la postura, abrió la defensa y lanzó el primer tajo luego de haber consumido la distancia, el primero que debía actuar como distracción. La muchacha esquivó el filo a duras penas, dobló la espalda de una forma casi imposible y después rodó en el suelo; al levantarse el brujo desprendió una mano de la empuñadura de la espada y pretendió alcanzarle el rostro de un golpe seco que habría bastado para noquearla.

    El caso fue que volvió a evitarlo desplomándose al piso de nuevas cuentas, pero cuando pretendió levantarse no pudo hacerlo más. Su peso cedió, boqueó, y se arrastró empujándose lejos del Grifo con las manos, pero él no reaccionó. La manera en que respiraba delataba que pronto podía dejar de hacerlo.

    Pero seguía sin soltar la daga.

    El brujo envainó la espada, se arrodilló en suelo y abrió la bolsa de hierbas, escarbó también entre los frascos las mezclas ya preparadas de hierbas hasta que dio con el concentrado de malva real. Era poco, poquísimo, pero debía ayudarle al menos a desinflamar las vías porque se notaba que lo que le afectaba la respiración no era de naturaleza infecciosa, no sonaba como si acumulara fluidos.

    Cuando encontró el frasco con el concentrado se acercó a ella, que había seguido retrocediendo hasta que su espalda chocó con una de las rocas y alzó la daga, amenazándolo. La obligó a soltarla de un golpe calculado que la arrojó más allá y le sujetó ambas muñecas.

    —¡Suéltame! —alcanzó a exigir y pretendió zafarse, sin éxito.

    Tampoco tenía mucha voz, no pudo siquiera seguir hablando, volvió llamarlo bestia negra y luego de una maldición ahogada solo pudo seguir usando las fuerzas para revolverse como loca. Bastó para hacer que él perdiera la paciencia por fin, el forcejeo de la chica sacudió su perpetua indiferencia y alzó la voz.

    —¡Quédate quieta o vas a dejar de respirar! ¡Es malva, idiota!

    Le encastró el frasco abierto en la boca, la forzó a inclinar la cabeza hacia atrás y cuando el contenido se vació dejó caer el vial para usar la mano libre para taparle la boca y la nariz. Incluso si quería escupirlo no tenía la opción, cuando tomó aire (o lo intentó) el concentrado le bajó por la garganta y aunque escupió lo demás cuando el brujo la soltó debía ser suficiente.

    Retrocedió, le dejó su espacio y ella siguió escupiendo aunque ya daba igual. Pasaron unos instantes, pero a los oídos mutantes quedó claro que estaba respirando de manera diferente, incluso si seguía agitada: el silbido se había reducido casi hasta desaparecer. Fue notorio incluso para ella, que de repente apoyó ambas manos en el suelo y parpadeó, incrédula. Sus ojos de aquel tono que recordaba a las vetas de piedras preciosas en las cuevas se alzaron hasta encontrar la silueta del brujo, al que había llamado mago, y la furia que había en ellos se deshizo en una mezcla de confusión y desconfianza.

    El brujo ancló una rodilla al suelo, flexionó la otra y bajó la cabeza aunque la sangre seguía corriendo por su rostro, delineando su mandíbula. Era la típica reverencia de los caballeros.

    —Blandes la espada como un caballero de Kovir, al menos en algunos momentos —murmuró la joven después de pasar saliva—. Dos vainas a la espalda, claro. ¿De los Grifos de Kaer Seren?

    —Tiene que dejar las ruinas, esconderse en otra zona del continente. Los campesinos van acorralarla aquí para matarla, Princesa, y si sigue adentrándose en las ruinas los monstruos la escucharán —dijo sin atender a su pregunta, regresando sin escalas a la formalidad que había aprendido en la fortaleza, cuando lo habían entrenado. Los nobles hablaban de cierta manera y él, a pesar de su oficio, era uno y le debía respeto a ella, que era la princesa de las tierras en las que descansaban las ruinas de la fortaleza de los Grifos—. Tiene que irse, pronto.

    —¿No te pagaron para matarme?

    Él negó con la cabeza.

    —Para ayudarla, Princesa.

    —Tu nombre, brujo, y el de tu contratante.

    —Altan —contestó de inmediato sin levantar la cabeza—. Contratado por Cayden Dunn, hechicero errante. Prometió novecientas coronas y una espada de plata con tal de asegurar su seguridad, Princesa. Debo escoltarla o sacarla de aquí a la fuerza, supongo.

    Los ojos rosáceos estudiaron al Grifo, observaron su postura, la reverencia que todavía no rompía y la formalidad monótona en su voz. Estaba allí por novecientas coronas y una espada, con intenciones de sacarla de las ruinas antes de que las gentes la acorralaran como una rata a la que hay que dar muerte antes de que se convierta en otras diez.

    Su mirada recorrió la cámara, observó la alabarda que había caído lejos y la daga que él había arrojado más allá. La antorcha les arrancaba destellos y sombras duras, pero estaban allí como muestra de su resistencia. Había pretendido atacar un brujo y casi se había ahogado en el proceso, ¿entonces qué eran una alabarda y una daga contra quince aldeanos o contra los monstruos del interior de las ruinas?

    —¿Supones?

    —Preferiría que acceda voluntariamente.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
  2. Threadmarks: II. Pentagram [Music]
     
    Zireael

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    Bruh, uno nunca sabe el impacto real de las cosas hasta que las hace (?) A ver si no me da demasiado sueño en lo que releo, si no lo dejo a medio revisar para más tarde.

    En fin que tenía que aprovechar el venazo y luego de pasarme la tarde estudiando como pendeja la verdad era que quería hacer otra cosa, entonces me senté a terminar esto que ya lo había ido escribiendo medio en rompecabezas.

    Por otro lado, no me acuerdo si en algún momento en The Alchemist dije o no si tres era el máximo de cartas que iba a meter juntas, si lo dije pues fuck that y si no lo dije mejor todavía. Tuve que hacer maromas, así que luego de ver tantos pentagramas en el juego apliqué mi clásica: why the fuck not?

    Pau, ¿pero no dijiste que no usarías el AU siempre? Sí, eso dije, y qué-

    Gigi Blanche meperd0n as?

    Adentro fic, dejaré el resto de la la N/A para el final.




    [​IMG]

    these scars long have yearned for your tender caress
    to bind our fortunes, damn what the stars own
    tend my heart open, then your love profess
    a winding, weaving fate to which we both atone

    .
    the wolf I will follow into the storm
    to find your heart, its passion displaced
    by ire ever growing, hardening into stone
    admidst the cold to hold you in a heated embrace


    II

    [​IMG]
    The Magician
    x
    The Judgement
    x
    The Three of Swords
    x
    The Nine of Wands

    MUSIC
    .
    Manifestation . Reckoning . Resilience .


    | Altan Sonnen |
    | Anna Hiradaira |
    | Cayden Dunn |
    | Kohaku Ishikawa |

    *

    *

    *


    Aquella cascada de cabello negro como el carbón siguió el movimiento de la joven, trazó un círculo tras ella, extendiéndose como la cola de los pavo reales de Toussaint. Giró sobre su eje, las tablas del escenario quejándose suavemente por su peso, y sus brazos trazaron figuras sinuosas, erráticas también. Seguían el ritmo de las notas provenientes del laúd de un joven bardo de cabello castaño que parecía tan perdido en el trance de la música como ella misma.

    La falda, negra también, se esparció con el giro de una forma parecida a su cabello y siguió recordando a un ave o una bestia alada, en el peor de los casos. La oscuridad de sus cabellos y de sus ropas recordaba a las plumas negruzcas de los grifos si uno estiraba demasiado las comparaciones. Sin embargo, la muchacha poseía una belleza casi misteriosa.

    Dhumilva, así la llamaban en las calles de Novigrado.

    Milano negro.

    Sus movimientos eran livianos, ágiles, y aunque parecían caprichosos la verdad era que se adaptaban al rasgar de cuerdas con facilidad, como si fuese movida por una brisa invisible proveniente del instrumento. Estiró la pierna derecha que asomó por la abertura de la falda, avanzó por el escenario y volvió a girar, una, dos veces hasta que le dio la espalda al público. Su columna se arqueó entonces, sus brazos siguieron el movimiento como las alas de un pájaro, extendiéndose para alzar vuelo, y dejó caer la cabeza hacia atrás.

    La mata de cabello se precipitó hacia el suelo, las puntas alcanzaron a tocarlo y ella mantuvo la posición. Su pecho subía y bajaba con cierta velocidad, pero hacía mucho tiempo que el silbido constante en su respiración había desaparecido y con él el esfuerzo que le significaba moverse como se le antojara.

    Hasta entonces la joven había mantenido los ojos cerrados, pero cuando percibió el último rasgar de cuerdas acercarse los abrió y los orbes rosados, manchados de rojo y algo parecido al violeta, enfrentaron al público del teatro. Incluso de cabeza su mirada se detuvo sin reparo en la silueta oscura que permanecía de pie tras la última fila, con los brazos cruzados sobre el pecho. Lo había notado desde que dio el primer paso sobre el escenario.

    Después de todo se trataba de su brujo.

    Otras dos mujeres cruzaron el escenario, una desde cada extremo, arrastraron consigo vaporosos velos que cubrieron la silueta de la princesa exiliada y cuando desaparecieron ella había enderezado la postura. El público, en su mayoría elfos, enanos, medianos y magos sacudieron el aire con aplausos; el brujo, de pie, imitó a las gentes.

    La joven hizo una reverencia fluida, sonrió de forma sutil y los aplausos aumentaron de intensidad. Repitió el gesto, educada, y se retiró del escenario poco antes de que el laúd del bardo volviera a llenar el espacio con una delicada melodía. Acompañó la entrada de la líder del grupo de actores y bailarines, una mujer algo entrada en años que respondía el apodo de Comadreja.

    Agradeció al público por su presencia en el teatro, convocó a todos y repitieron una reverencia grupal esta vez, con el rasgar de cuerdas del laúd tras de ellos. El aplauso reinició con fuerzas renovadas y no mucho más tarde la muchedumbre comenzó a retirarse; algunos enamorados quisieron dejarle flores a las mujeres, pero fueron sacados con cierta premura por algunos acomodadores. La Comadreja no permitía distracciones dentro del teatro.

    El brujo abandonó el espacio junto a la gente, en silencio, luego de un último vistazo a la princesa de Narok. Sabía en qué taberna aparecerían una buena parte de ellos una vez cayera la noche así que no hacía falta enojar a la Comadreja más de la cuenta, para nada.

    .
    .
    .

    El Martín Pescador, que hacía de taberna y de posada, estaba atestado, las mesas estaban llenas de personas bebiendo como si ese fuese el último día en la tierra. Habían hombres abordando mujeres sin ninguna clase de disimulo y se escuchaba el rumor de todas las voces juntas, de las risas y las amenazas de trifulca que no llegaban a nada. Jarras de cerveza iban y venían sin ningún orden, alimentando la energía dentro del lugar.

    Incluso así el silencio se expandió cuando anunciaron la presencia de un joven artista, fue presentado con un nombre extraño en esas tierras, pero a pesar de ello la gente lo reconoció. La sonoridad del nombre ajeno había logrado comenzar a fluir por las calles de Novigrado desde hace tiempo, lo suficiente para que el silencio se hiciera cuando era presentado.

    En una mesa no muy lejos de la entrada, frente al pequeño espacio que hacía las veces de escenario, el brujo había permanecido un buen tiempo bajándose jarras de licor con lentitud. Anna todavía no aparecía por la taberna, debía seguir metida en el teatro, tonteando con los demás.

    Durante el tiempo muerto el mismo bardo que había tocado durante la presentación de la compañía de artistas de la Comadreja cruzó el espacio luego de haber sido llamado. Solo entonces Altan pudo asignarle un rostro al nombre extraño.

    El artista se posicionó en el diminuto escenario y miró al público. Era un muchacho que no parecía mucho más joven que la princesa de Narok; cabello castaño y ojos amarillentos, fríos, que se paseaban entre el verde y el ámbar. Algo en sus gestos lo delataba como extranjero, quizás, pero el brujo no supo definirlo. En su defecto llevaba la mismas ropas que los norteños, sin la pomposidad de los bardos de siempre quizás. Sin tirabuzones excesivos ni bombachos al menos, pero se le veía arreglado.

    Tomó asiento en un banco que le alcanzaron, le dedicó una sonrisa suave al público, acomodó el laúd y luego de tomar aire con calma rasgó las cuerdas una primera vez. Pronto marcó una tonada delicada, lenta, que consumió el silencio que los presentes en la taberna le habían regalado.

    Así como la brisa de Anna, el joven adquirió la propia cuando separó los labios y empezó a cantar con la misma suavidad con la que había sonreído. En el teatro de la Comadreja no había cantado, había tocado nada más, pero al escucharlo por fin a Altan una emoción diferente se le coló bajo la armadura. Era pena revuelta con esperanza, era frío mezclado con calidez; se trataba de la incertidumbre manchada de certeza. Era lo mismo que había sentido cuando su destino se entrecruzó con el de su princesa exiliada.

    Pasa tus dedos por las cicatrices de mi cuerpo,

    para sellar nuestro destino y reírnos del cielo.

    Abre estas heridas y juega a cerrarlas,

    un destino se teje y nos une sin remedio.

    Absorbido como estaba no le prestó atención a la figura que había descendido por las escaleras que llevaban a las habitaciones del Martín Pescador. No era la princesa de Narok por obvias razones, pero sí otra silueta conocida. Delgada, con su juventud suspendida y las ropas de su clan, aunque modificadas por su tiempo en el continente, ajustadas a la perfección el hechicero navegó el espacio sin alterar los pequeños momentos de emoción que generaba el artista. La luz de las velas rebotaba con fuerza en el cabello de aspecto ensangrentado, arrancándole destellos dorados, intensos, como fuegos fatuos en un cementerio.

    Gesticuló algunas palabras en Lengua Antigua, ni siquiera alzó la voz, pero la trémula luz de las velas disminuyó aún más de intensidad. Lo hizo de forma gradual, conforme el bardo cantaba, y no mucho después volvió a murmurar un hechizo que condensó el fuego que había manipulado en las velas cercanas al escenario. Un pequeño truco de magia, dirían por ahí, nada más.

    Todavía podía permitirse esas cosas en la ciudad libre, pero no quedaba mucho tiempo antes de que sus hermanos fuesen perseguidos, obligados a ocultarse en las cloacas junto a las ratas y los ahogados. Eran los últimos momentos de libertad más o menos real que verían en Novigrado, antes de que Radovid perdiera la cabeza.

    ¿Repetirían Sodden? No lo sabían, pero la guerra alimentaría a los brujos sobrevivientes a costa de los cadáveres del Norte. Esa era la única certeza.

    El brillo recortó las sombras alrededor del artista, acentuó su presencia e hizo que el público le prestara más atención de ser posible. El mago lo había hecho mientras seguía recorriendo el espacio con cuidado de no pisar una sola tabla suelta que fuese a quejarse, negándose a atraer los ojos ajenos hacia él en lugar de que permanecieran en el joven bardo. Al alcanzar la mesa de Altan por fin tomó asiento a su lado, alertándolo de su presencia a pesar de que había podido escuchar sus pisadas desde que estaba arriba.

    Cuando amanece, de mis sueños huyes,

    mi amarga grosella y lila más dulce.

    Quiero soñar con tus rizos de cuervo

    y tus ojos violetas cubiertos de duelo.

    Los ojos del Grifo lo estudiaron de costado y no mucho más, pero pudo jurar que percibió el intercambio de miradas entre el artista y el mago, por sutil que hubiese sido. Había otros treinta corazones palpitando a su alrededor, pero el del hechicero había adquirido algo de velocidad antes de calmarse. La respiración había imitado ese pálpito, incluso si fue cosa de un instante.

    Después de haber convencido a Anna de dejar las ruinas élficas antes de que los campesinos entraran a bañarlas con su sangre Dunn había desaparecido, pero volvió a encontrarlos en su primera parada formal. No se presentó ante Anna, temeroso por la reacción que podría desatar, pero le entregó al brujo las novecientas coronas y la espada que había prometido. Una hoja extensa pero delicada nacía de una empuñadura ornamentada y el metal estaba cubierto de las más poderosas runas de incineración; Feainnewedd, hijo del Sol, así había sido bautizada el arma. Eran las flores que nacían sólo donde la Vieja Sangre había sido derramada.

    Metal o no, el mago había mantenido su palabra y nunca pretendió acercarse a Anna al ser consciente de lo que podía significar para ella, no lo hizo hasta que ella accedió a conocerlo. Todo lo que había hecho había sido pagar por su seguridad en manos de uno de los pocos Grifos que quedaban, esperando que este no tomara la misma decisión que sus hermanos hechiceros en el pasado. Que no eligiera el mal menor por encima de la vida de una muchacha. Esa había sido la manifestación absoluta de confianza que requería el brujo del isleño, por lo que ahora sabía que, contrario a aquellos que permanecían como consejeros de los nobles, no era dado a mentir.

    El corazón no mentía tampoco, para su fortuna o desgracia.

    Estaba siguiendo la canción en silencio, el movimiento de los labios lo delató y el Grifo parpadeó despacio, incrédulo. No había que ser demasiado listo para entender que no era la primera vez que pelirrojo escuchaba al joven que ocupaba el escenario ni la primera vez que hacía trucos de magia por él, viendo la falta de reacción del artista en cuestión. Desconocía el tiempo que llevaba el mago en Novigrado, siendo que él pasaba por la ciudad semanas sí y semanas no.

    No se había alejado demasiado, eso sí. Recorría los pantanos de Velen a sabiendas de que había contratos por diversas bestias, rodeaba Oxenfurt y volvía a Novigrado. Cuando no podía hacerlo enviaba cartas, escuetas, pero cartas al fin y al cabo. Siempre volvía, lo hacía para buscar a la princesa de Narok, ver sus presentaciones y restablecer su inventario de malva real, entre otras cosas, pero en lo que concernía a los remedios solo necesitaba las flores. Le había enseñado a preparar los concentrados.

    Era una princesa exiliada, no podía devolverle aquello que le pertenecía por derecho, no todavía, pero había podido enseñarle cómo poseer una libertad que no había conocido hasta entonces. La había traído a Novigrado a sabiendas de que allí encontraría dónde asentarse, recuperarse y formar una vida. Había cumplido con su contrato, sí, pero no se había detenido allí y por eso estaba en el Martín Pescador, como tantas otras veces.

    El muchacho castaño había continuado con su canción entre las intensas flamas del mago, sin inmutarse, y las personas en la taberna cada vez se emocionaban más y más, fuese por el alcohol o por la música. Se escuchaban los sollozos quedos de algunas mujeres, lejanos, como traídos de otra dimensión, de otra esfera. En algún punto del amplio salón cubierto de mesas alguna pareja se susurraba palabras de amor y otra más que susurrarlas, bueno, quería ponerlas en práctica.

    La música y la voz suave del joven habían seguido viajando por el aire, enredando al público, incluido el brujo y el hechicero que seguían tan absortos como todos los demás incluso si era por motivos diferentes. Los últimos versos junto a las últimas notas se alzaron lentamente hasta desaparecer, instaurando sobre el Martín Pescador un silencio denso, cargado de emociones.

    El primer aplauso vino desde una de las puertas de entrada, fue repentino pero empujó a los demás que se habían quedado en trance e hizo que Altan despegara los ojos del escenario por fin. El fuego de las velas del espacio parecía haber vuelto a la normalidad, porque pudo reconocer la figura que daba el primer paso en el suelo del salón después de haber aplaudido: la princesa de Narok.

    —Damas y caballeros, han sido una audiencia maravillosa. —Se escuchó después de una risa cristalina en medio de los aplausos, era el bardo—. Recuerden lanzar una moneda si pueden. Si alguien me necesita, estaré en el bar.

    Los orbes rosáceos encontraron la mirada del Grifo y él, a pesar de la distancia, pudo notarla sonreír para sí con cierto dejo de satisfacción. Recorrió el espacio sin prisa, saludó a algunas mujeres que la detuvieron para halagar su presentación de la tarde y también saludó al joven bardo que, luego de un agradecimiento, ya se retiraba para pedirle algo de beber al cantinero. Todo con la gracilidad de alguien que para nada había atacado a un brujo en unas ruinas hace tiempo.

    —Te dejo con ella —murmuró Cayden mientras se levantaba con intenciones de acercarse al castaño.

    El susodicho si acaso hizo un sonido afirmativo, mantuvo los ojos en la muchacha y ancló los brazos en la mesa mientras esperaba. Fue un recorrido corto, la verdad, pero a él le resultó eterno. Cuando ella finalmente lo alcanzó su brazo se deslizó por sus hombros, sobre la armadura, y se inclinó apenas sobre él.

    —Viniste —le dijo en un susurro.

    —Fue lo que dije que haría en mi última carta, si no he comenzado a perder la memoria —contestó Altan mientras giraba el rostro en su dirección, encontrando su mirada.

    —Creo recordar que se trataba de una carta bastante escueta, ¿no? "He terminado un contrato en Velen, el último por una temporada. Sus malvas están listas, señorita. Iré a Novigrado. A su servicio, Altan" —recitó, mofándose, y cruzó una pierna sobre el banco para poder sentarse luego de pasar la otra. Sus dedos delinearon la armadura, se detuvieron cerca de su nuca y finalmente subieron para hundirse en el cabello oscuro del brujo—. Escribes bastante mal, mi caballero.

    —A mi pesar, se me entrenó para blandir espadas más que para redactar misivas.

    —Y aún así insistes en hablarme con formalidad —señaló mientras le dedicaba caricias livianas en la base de la nuca—. Han pasado ya algunos inviernos.

    —Los Grifos hemos interiorizado las jerarquías de mejor manera que las otras Escuelas —contestó él parpadeando con pesadez—. Ya hemos tenido esta conversación, señorita.

    No la llamaba princesa porque se suponía que estaba oculta, así eran las cosas. Se había encargado de arrancar su retrato de todos los tablones alrededor de Novigrado, Oxenfurt y alrededor de Velen y había borrado su rastro incontables veces hasta hacerla desaparecer del mapa. La había convertido en un fantasma con tal de mantenerla a salvo.

    Se las había arreglado incluso para recrear su muerte en las fauces de alguna bestia posterior a la Conjunción. Según eso, Anna de Narok había muerto devorada, no había quedado de ella más que jirones de su ropa ensangrentada y algunos cabellos en una vieja cabaña donde se había refugiado. Estaba muerta y no faltaba el necio que pretendía incluso invocarla si era necesario, con tal de confirmar que la chica maldita de verdad había muerto como debía. Como si fuese una plaga.

    Sin embargo, Cayden Dunn había hecho la inversión de su vida para que Anna de Narok no encontrara el mismo destino de las demás.

    —¿De verdad? —insistió ella y su sonrisa se estiró al escuchar que el barbullo en la taberna se reiniciaba lentamente—. Debo haberlo olvidado. Todo lo que recuerdo es haber comenzado a contar tus cicatrices lo suficiente para notar las nuevas.

    El comentario consiguió arrancarle una risa casi inaudible al brujo, fue una manera de cederle razón si se quiere pero no dijo nada. Inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás acentuando el contacto de la mano de la muchacha y le pesaron los párpados de repente.

    —El hechicero, ¿cuánto tiempo lleva en Novigrado? —preguntó al aire.

    —Al menos la mitad de la estación. Nunca coincidió contigo desde que llegó hasta hoy —contestó ella con sencillez, acariciando las plumas ajenas—. Se deja ver más desde que chocó con el bardo, Kohaku. Un nombre extraño, nadie sabe si es el real o se lo puso él mismo. El caso es que parece haberlo conocido antes, llegó a verlo la primera vez que la Comadreja lo contrató para una de mis presentaciones no hace mucho. Nunca antes había pisado el teatro.

    —¿Parece traer algo entre manos?

    —¿Desconfías del hombre que pagó para que me sacaras de unas ruinas?

    —No desconfío, señorita.

    —Suenas desconfiado para mí, querido Grifo. ¿No se supone que tienes mejor oído que todos aquí? Ya debes haberte dado cuenta de lo que pasa y si no, pues husmea su conversación ahora mismo.

    —Decía si se traía algo entre manos en Novigrado, no con qué se llenaba las manos en los intermedios —corrigió en un desliz de informalidad y suspiró de forma audible—. El aire se siente agitado hace tiempo, como si hubiese algo creciendo aquí en Redania y en todo el continente quizás.

    —Dicen que… Parece ser que los Oscuros han estado avanzando otra vez. Si es cierto no queda mucho tiempo hasta que todo vuelva a estallar.

    Si el avance de Nilfgaard era verdad eso solo significaba que al período entreguerras del Norte no le quedaba mucho tiempo. Las personas comenzarían a tensarse, los locos de turnos aprovecharían el regreso de Emhyr y los demás levantarían resistencias. Los jóvenes serían convocados y los viejos también. Sería otro tiempo de apogeo para los brujos, pero eso también significaría que Anna correría peligro conforme las ascuas del conflicto empezaran a consumir terreno hasta encontrar el delta del Pontar.

    Estaría demasiado cerca de la guerra.

    El brujo enderezó la cabeza lentamente, volvió a mirar a la princesa de Narok y detrás de ella notó a Cayden con el muchacho castaño. Parloteaba sin parar, como nunca antes, y el otro lo escuchaba como si siempre lo hubiese visto vomitar tantas palabras. En ese espacio había otro contrato tácito, puede que fuese parecido al que lo hacía volver a Novigrado cada vez que finalizaba los suficientes trabajos para poder visitar la ciudad.

    Era la clase de contrato que existía entre aquellos cuyos destinos habían colisionado.

    Anna deslizó el tacto de la nuca otra vez al hombro, siguió navegando hasta bajar y finalmente colgó la mano alrededor del antebrazo del brujo, relajando algo de peso en su dirección. Percibir el cuerpo ajeno lo puso en movimiento, buscó la bolsa de tela en la que había guardado las malvas y se la extendió a la joven.

    Ella la recibió con la mano libre, sujetándola casi con cuidado, y le agradeció en voz baja. No tenía idea de si el Grifo llevaba un conteo personal, pero siempre aparecía cuando le quedaban pocas flores para volver a preparar los concentrados. Sin falta.

    —En invierno —dijo el brujo como si fuese una idea inconexa—, debería acompañarme a la fortaleza.

    —Temes por el avance de los Oscuros —murmuró ella, queriendo restarle importancia.

    —Temo por su seguridad.



    JA, creían que me iba sin cliffhanger? *le pegan*

    La temporalidad en The Witcher es medio messed up, he leído en varios lugares (kinda lo voy confirmando en lo que me meto más y más en este pozo) que al autor nunca le interesó mucho escribir en piedra las fechas de los acontecimientos, más allá del nacimiento de ciertos personajes me atrevería a decir. Muchas cosas de la timeline contradicen otras y es medio difícil darle forma a la cuestión, al menos de la manera en que mi five lo exige.

    Todo esto para decir que los eventos del AU (desde que Cay contrata a Altan I mean) ocurren en un punto posterior al incidente de Blaviken (1231-1235, maybe) en que Geralt se lleva el apodo de Carnicero de Blaviken y los eventos de The Witcher 2 y 3 (1268-1272), previo al invierno en que se da poder a la Iglesia del Fuego Eterno en Novigrado y todo lo que eso implica. Sucede en algún punto en esos años, en un hueco temporal (?) Basically que está iniciando la Tercera Guerra del Norte, con el avance de Nilfgaard.

    También lo digo porque el asunto con la escuela del grifo se me jode un poco, pues la fortaleza donde se formaban estos brujos cayó. Dicha caída como bien pudo ser en 1250 pudo ser en 1170 o quién sabe cuándo, pero viendo que hubo un brujo de esta escuela en Kaer Morhen, con Geralt y los restantes de la escuela del lobo, quisiera apuntar a una fecha de la caída más reciente so yes (?) My boy is old but not like centenary old.

    Aplica también a la maldición del Sol Negro, porque nunca se específica si se trata de las chicas que nacen durante o después del eclipse de tal año. Así que los tiempos me los invento porque puedo ajdhahe

    Un montón de weas que solo me importan a mí JAJAJA

    También hice como que un mashup en mi mente con el revoltijo canciones que me tengo de la serie (?) Hay una frase metida como diálogo que saqué directo de Burn Butcher Burn, a pesar de que el tono de ambas es completamente distinto. Por otro lado, la canción del capi sí la saqué directo del juego porque siempre me gustó mucho, I promise que casi lloro ahora en la segunda vuelta de juego. Quise poner la canción aunque se supone que es compuesta por otro personaje ya con la Tercera Guerra del Norte encima, así que don’t mind me. Intenté buscar un cover masculino pero todos eran como demasiado bass y ninguno me convenció.

    Iwal la canción habla de Yennefer y Geralt, pero messirve para estos dos porque yo lo digo (??) Fight me

    Storytime, esta imagen de Kohaku (pelito castaño included) como bardo-trovador fue de las primeras que me llegó junto a la de Altan como brujo. Fue una idea tan nítida que supe que cambiarla no estaba entre las opciones y lo mismo ocurre con Anna siendo parte de esta compañía de artistas, que también me robo un poco de The Witcher 3. Cuando pensé en el personaje de Anna de inmediato recordé a los actores de una de las misiones de Novigrado y también un grupo más de carácter circense que aparece más adelante en la historia y fusioné ambas ideas. Lo de la maldición del Sol Negro y Annita como princesa se me ocurrió después, pero tampoco lo quise descartar así que solo uní todo.

    ¿Habría podido poner a Ko como un herborista? Yes indeed but once again I HAD A VISION *está loca nomás*
     
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    voy a empezar este comentario diciendo, como siempre, "a ver qué día lo termino", even tho todos sabemos que cuando empiezo algo me agarra el toc y no paro hasta acabarlo aunque me esté muriendo de veinte males diferentes. THATS WHO I AM

    BUENO, BUENO, BUENO, WHAT DO WE HAVE HERE???? que sepas que por tu culpa estuve a punto de retomar el The Witcher 3 y nomás no lo hice porque en el genshin hay evento de liyue y mondstadt y me pegó muchísimo en la nostalgia, pERO ES INMINENTE. Ya te dije en su momento y ya sabés la ilusión que me hizo leer esto, pero like, a lot JAJAJA. El universo de TW ni siquiera es algo que conozca o fanee, pero comparte todas las características de la fantasía medieval clásica por las cuales boy, oh boy, what a sucker i am. Adoro la fantasía medieval, im super weak aunque todos los productos sean lo mismo con diferente nombre I DONT CARE, IMMA BUY THEM ALL. Aunque no sea medieval, era un poco lo que había empezado a desarrollar en el AU de Fate, con todo el lore de las leyendas sobre las primeras hadas y los nombres en gaélico y el festival de halloween. En fin, que adoro estas cosas, y aunque en esta intro sueno muy compuesta y tranquilita (?) lo mucho que me emocioné y chillé leyendo los dos relatos que hay, i cant tell you JAJAJA i was giggling the whole time, me hizo un montón de ilusión y los disfruté muchísimo, así que primero y antes que nada: gracias por haberlos escrito <3


    II. The Magician x The Judgement x The Strength (Cay)
    VAMOS A PARTIR DE LA BASE QUE NECESITO REMARCAR MUY CLARAMENTE: ALTAN BRUJO????? POR FAVOR, POR FA VOR, P O R F A V O R. Mi mayor experiencia con TW es la serie de Netflix aka Henry Cavill, pero al menos en eso supongo que cumple muy bien para imaginar lo que es un brujo, su desapego, racionalidad y la eternísima cara de poker. If u think about it, casi que Altan nació para ser brujo (?? Al principio estaba desorientada porque pusiste que aparentaba como treinta y cinco años y no supe si sería Altan o un npc random JAJAJA PERO ERA ÉL (!!!)

    Ah, antes de que me olvide: hace un par de días me di cuenta que esto es super distinto a lo que estoy acostumbrada a leerte en casi todos los aspectos, y que eso se refleja en la narración but u nailed it. Las medieval and kinda dark vibes se sienten presentes desde el primer diálogo y no sé muy bien cómo explicarlo, pero siento que te adaptaste super bien a este tipo de historia. I really enjoyed reading it, tanto las conversaciones, como las descripciones y las escenas de acción. Bueno, escena. aNYWAY, que lo disfruté un montón y como los sabios dicen: las vibes son *chef kiss* inmaculadas.

    Hay muchas referencias que se me pierden por completo, no wa mentir, pero no hicieron que me perdiera en la narración ni hubiera eventos inentendibles. Obvio que a mi five le gustaría saber qué es un enano de Makaham o dónde queda Skellige y pOR ESO ESTOY CONSIDERANDO JUGAR EL PINCHE JUEGO, pero no son detalles que entorpezcan la lectura. Con todo, creo que demuestran lo mucho que sabes del lore y le dan una riqueza al relato. Quizá no entienda cada palabra, pero la variedad y naturalidad con la cual las incluyes en la narración me hacen sentir que es un mundo vivo y complejo.

    Y BUENO, LA PRIMERA CONVERSACIÓN ESTUVO LIIIT. Aún sin una base previa me fui enterando del tea conforme Altan y Cay se tiraban palitos JAJAJA bueno, lets be fair, era Al tirándole palitos al otro pobre que sólo quiere salvar a Anna. Desde que empezaron a hablar de "la muchacha oculta en las ruinas" y empecé a darme cuenta que había un plot gordo detrás de su existencia, oh boy, estaba MANIFESTANDO, REZANDO, IMPLORANDO que fuera Annita, porque chillaría tanto de ser así JAJAJA AND SHE IS (!!!) Ya te lo dije por wha y me estoy adelantando pERO GOSH, ANNA PRINCESA EXILIADA HIJA DEL SOL NEGRO??? SÓLO ENTIENDO LA MITAD PERO SUENA TAN COOL QUE NO PUEDO CON MI ALMA *c muere*

    Pequeño paréntesis para decir que hasta ahora no sabía nada de esto de las hijas del Sol Negro, que las creen malditas y blablabla, pero me parece algo super interesante y nECESITO MÁS CONTEXTO. Es algo jodidamente cruel y que veo 100% factible de ocurrir en un mundo medieval lleno de gente ignorante y supersticiosa (?), y creo que lo más interesante del asunto es que atraviesa todas las esferas sociales por igual. Da igual si es una princesa o la hija del granjero, de repente a un montón de chicas las atraviesa la misma profecía de un viejo loco y comienzan a perseguirlas, exiliarlas, matarlas y diseccionarlas. Es heavy af, pero realmente suena super interesante y da mucho juego a historias, sí, INTERESANTES. Therefore, me hace mucha ilusión que hayas presentado a Anna atravesada por ese conflicto, incluso y con todo el sufrimiento y el trauma que debe haberle implicado a la pobre niña jsjsjs alo terapeuta

    me, a simple and devoted shipper del altanna: oMG DIJO QUE LA ESCUCHÓ RESPIRAR !!11!!

    insisto, acá me lees muy tranquilita pERO LA EMOCIÓN CON LA QUE ESTABA LEYENDO YO, INTENTANDO NO LEER DEMASIADO RÁPIDO PARA LLEGAR AL ENCUENTRO DE LOS BEBÉS. Bueno, Altan acá no tiene nada de bebé, pero el amor de una madre nunca cambia (???) No quiero que parezca que estoy ignorando a Cay btw, es muy noble de su parte que quiera salvar a Anna por los desastres que hicieron los suyos con esas chicas, pero sABRÁS DISCULPARME mi corazón shipper está full doki doki pOR *muchísimos brillitos* WITCHER ALTAN AND EXILED PRINCESS ANNA *muchísimos brillitos*

    uUUUUH LA ESCENA DE LA PELEA HERMANA, HERMANAAAAA ME DIO CALOR. Dios, creo que ya me la sé de memoria JAJAJA. Obvio Altan sabe pelear en este AU en Gakkou también pero leer a Annita defendiéndose con uñas, dientes, alabarda y daga got me extremely weak, u know. La pobre criatura se muere del asma pero intenta cargarse a un brujo que le dobla en altura y contextura cuz shes like that JAJAJA y me alegra mucho que le hayas conservado esa naturaleza... ¿kinda salvaje? Que a ver, se entiende que las circunstancias la convirtieron en eso, pero a su vez queda claro que lo lleva dentro, que posee esa fortaleza y esa capacidad de cargarse lo que venga con tal de sobrevivir and that, ladies and gentleman, thats my child *c seca las lagrimitas* im so proud of her mY POOR BABYGIRL, QUÉ TE HAN HECHO

    god, tengo que insistir JAJAJA las vibes de todo esto es que son INMACULADÍSIMAS. La oscuridad de las ruinas, el silencio, las descripciones de la pelea, idk. Todo es un big fat 10/10.

    *inhales* LE DIJO PRINCESAAAAAAA!!! *c muere*

    Also no ocupa nada aquí, pero bro, me pone casi CASI horny leerlos peleando like ¡¡¡ ahora necesito que entrenen o se den de hostias en Gakkou idk, thats hot and sweaty and im a bitch

    AH, NECESITO SABER ALGO. I need to know si el tajo que Anna le abrió en la cara a Al le dejó cicatriz a futuro, porque estaba leyendo el segundo capítulo y lo pensé, y pensé as well que Anna se sentiría tan culpable toda la pinche vida de haberle dejado esa cicatriz. Todos sabemos que es entendible dadas las circunstancias, pero sé que deep down no se lo perdonaría nunca y que muchas, muchas veces acabaría mirando esa cicatriz o acariciándosela con el pulgar. Trauma por haber sigo exiliada y perseguida? No mi ciela, trauma por haber tajeado la cara del amor de su vida

    Sólo otro episodio de Belu fundando una religión por las menciones de Al sobre Anna, dont mind me. Este hombre puede decir "hola, Anna" y a mí ya se me va el aire MENTENDÉS

    Recuerdo que cuando leí esto i went full oOOOOOH si no será esta una anna asmática princesa exiliada medio salvaje y también contorsionista. Es gracioso pero también es muy acorde a ella.

    Probablemente esto nO DEBERÍA HACERME SHIPPEARLOS, PERO LO HACE (!!!) AYUDA, ALZÓ LA VOZ, EL BRUJO ALZÓ LA VOZ

    ya tenía suficiente con todo el lore y el contexto y las vibes medievales como para que me repliques el claramente irresistible cliché de la princesa y el caballero, NO PODÉS HACERME ESTO

    i still remember lo ESTAFADA que me sentí cuando llegué al final del capi y vi que quedaba en tremendo cliffhanger :< Como te dije por wha, ocupo instantáneamente una saga de cuatro libros ya escritos, editados y publicados de este UA. Quiero, idk, quinientas páginas de estos dos empezando a viajar juntos y conociéndose y empezando a quererse poco a poco mientras Anna recupera la alegría y Altan se pone suavecito con ella. I NEED IT LIKE THE AIR I BREATHE, THE FOOD I EAT, THE SLEEP I LACK.

    y bueno, hasta acá llega el primer capi (': Im really not sure de tener palabras que describan lo mucho que disfruté leerlo, la ilusión que me hizo y el tiempo que dediqué de vida later on pensando en estos imbéciles y en sus interacciones iNCLUSO SI NO TENGO PAJOLERA IDEA DEL UNIVERSO DE THE WITCHER, NO IMPORTA, SON WITCHER ALTAN AND EXILED PRINCESS ANNA AND THATS ALL MY HEART NEEDS. Los brujos no es que sean autómatas, ofc, tienen sus emociones despite all y no sé cómo explicarlo, pero siento que sería super fuerte la simpatía que desarrolle por la situación de Anna. No exactamente desde un lugar de compasión, aunque le dé pena lo de las chicas malditas y todo eso, porque ya la vio pelear y sabe de lo que es capaz AND SO, sería como una mezcla de admiración y empatía? capaz estoy flasheando, y al final el segundo capi se fue lejos en el tiempo, pero después de leer el primero se me fijó en la mente esta imagen de ellos viajando por el bosque y parando para dormir, que después de algunos días Anna logre relajarse en presencia de Altan y por fin caiga rendida como un oso mientras él hace guardia, y que él escuche su respiración profunda, pausada, sin el silbido intermitente, y se dé cuenta que confía en él (': ay no, mi kokoro

    LOS AMO MUCHO Y AMO ESTO OKAY, BAI

    pd: poco se habla de Cay siendo el patrocinador de la ship. Gracias por tanto, niño, perdón por tan poco

    III. Pentagram [Music]
    chi

    LAS VIBES DE ESTE SON MUY DIFERENTES Y SIGUEN SIENDO INMACULADAS. La canción me gustó mucho, mucho también, in fact ahora la estoy escuchando again mientras releo/comento AND IM FEELIN VERY NOSTALGIC POR UNA SHIT QUE LEÍ HACE UN PAR DE DÍAS??? Lo publicaste mientras andaba de viaje y mi novio se levantó para hacer el mate y yo de hOLD UP, TENGO ALGO QUE LEER

    Ya sé que es mi personaje y todo eso, pero siempre adoro cuando Anna baila. I mean, es la primera vez que lo leo siendo narrado por alguien más, like que no soy yo quien lo escribe, y se sintió muy especial. Again, you nailed it. Pude imaginar la fluidez de sus movimientos, el rasgar de las cuerdas del laúd, la iluminación tenue de las velas y el silencio inmóvil del público, todos compartiendo dentro del pequeño recinto. Conectando con algo que dije antes, lo de la Anna salvaje (?), siento que su costado de artista es el que le aporta la suavidad, la templanza y la seguridad que me gusta imaginarle ya entrada en sus veintitantos años. Being honest, es en definitiva su mejor versión, así que siempre disfruto mucho, mucho al leerla bailando. Thank you for that <3

    ugh, mi ship *le da un ataque al corazón*

    Y SIGUIENDO CON LAS VIBES INMACULADAS ARTÍSTICAS, KO TROVADOR (!!!!!!) Mi niño, lo imagino tan claramente JAJAJA todo hippie and easygoing ganándose la vida tocando el laúd hacia donde lo lleve el viento. Me encanta que acá tenga el pelito castaño, es una tontería pero me lo hace imaginar super, super soft. Y ya te lo había mencionado por wha, pero te juro que me sigue pareciendo totalmente precioso el detalle de Cayden susurrando trucos de magia para Ko mientras toca. Its- its just- *chef kiss* its beautiful, i swear, so frickin soft and poetic and they so gay, your honor. So gay. Also, de por acá pillé algunas citas so las tiro acá

    Esta frase me gustó mucho <3 Y TAMBIÉN CHILLÉ MUCHO, BTW. SU PRINCESA EXILIADA, DICEEEE *c muere*

    just gay people being gay

    Ahora me estoy dando cuenta que así como Anna bailando, imaginar a Ko tocando/cantando es otra cosa que me da muchísima paz and, then again, creo que es la primera vez que lo leo de alguien ajeno a mí. La canción la canta una chica but, lets be honest, no debe haber tanta diferencia con la voz de Ko JAJAJA so me vale. De esta secuencia, de la presentación de Ko, mi momento favorito es cuando Cay baja y comienza a recorrer la taberna mientras susurra los hechizos y, al final, él y Ko comparten una mirada. Its so simple, yet so beautiful

    Y DAMAS Y CABALLEROS, MI RELIGIÓN DE NUEVO. Está justo antes de esto, pero cuando pones que Al la espera y lo siente eterno, incluso si nunca se le modifica la poker face, es (': Yo sé que la pobre Anna tuvo que hacer el 90% de los avances en este universo, que si de por sí a Al de Gakkou le cuesta imagínate a witcher Al JAJAJA pero para eso tenemos una Anna en sus veintitantos más madura y segura de sí misma, verdad uwu7 Im a simple girl, la niña le tocó el brazo, le susurró "viniste" y yo ya estaba rodando en el suelo.

    LA FRASE. LA FRA SE. L A F R A S E (!!!!) *la enmarca* Hermana, esto estuvo tan sneaky y fue hasta un poco sassy Y YO ME MORÍ CUZ, THEN AGAIN, hasta ahora estaba preguntándome sobre la naturaleza de su relación y si no sería sólo yo imaginando el factor ROMÁNTICO, pero me tiras esta frase en medio de la cara and i died. No puedo, no puedo, encima Al sigue volviendo a Novigrado over and over again and yet le sigue hablando tan formal y respetuoso pERO AHORA ME IMAGINO LAS COSAS SUCIAS QUE HACEN CUANDO SE QUEDAN SOLOS Y NO TE DA VERGUENZA, WITCHER ALTAN????

    Le hace muy bien a mi corazón leer esta versión del Altanna más madura y estable cuz deep down siempre he sentido/sabido que tienen el potencial para convertirse en esto, en algo extremadamente bonito, profundo and meaningful. En este UA están atravesados por la cuestión del destino and thats intense shit, pero mi alma de romántica empedernida dies for it so yeah, cuatro libros de la saga, A QUÉ ESPERAS *c sienta*

    Ah, esta frase nomás la cité porque me gustó mucho JAJAJA

    UHLALA, LA INVITÓ A LA FORTALEZA 7u7 No sé ni dónde queda ni qué es ni qué implica que la invite a la fortaleza, pero la invitó a *brillitos* la fortaleza *brillitos* y me alcanza y sobra para chillar

    No lo cité, pero también quería mencionar el detalle que menciona Anna, de que Altan siempre regresa para darle las flores cuando ya le quedan pocas. Yo es que, ya sé que no es mi hijo but, i just feel el amor tan puro y devoto e incondicional que la criatura le profesa a Anna y se me aflojan las piernitas, idk, te juro que me supera JAJAJA. Con la cara de poker y las formalidades y todo, he loves her so much Y NO ACEPTO OPINIONES CONTRARIAS. Anna también, btw, pasa que viniendo de ella no es tan shocking (? but man, this child has given him her whole heart and body and soul eN MÁS DE UN SENTIDO ;) ;)

    Por acá cierro <3 No sé si tienes planeadas más ideas de este UA pero yo encantada de la vida de leerte. Tengo que insistir, lo que disfruté leyendo estos fics es enorme, gigantesco, los chillé un montón y me dejaron fangirleando a todas horas del día y recordando momentos Y EL DIÁLOGO DE LAS CICATRICES (!!!)

    Muchas, muchas, muchas gracias por haberlos escrito <3 Y muchas gracias, ofc, por haber incluido a mis niños. Todas sus descripciones y caracterizaciones estuvieron on point and gosh, i just loved it so much ;;

    Aquí estaré si sigues aventándote delirios uwu7
     
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  4. Threadmarks: III. The Magician x The Judgement x The Strength (Cay) [Blood]
     
    Zireael

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    I went swimming with the devil [The Witcher AU]
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    Amistad
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    6
     
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    Gigi Blanche okay el semestre acabará conmigo o yo acabaré con él, pero lo único seguro es que habrá mucho dolor-

    En su momento te chillé el comment por privado y te dije que tenía más ideas para este AU, pero te agradezco de nuevo <3 Me alegra mucho saber te gusta este delirio tan grande que me monté de la nada JAJAJA incluso si te falta todo el pinche lore siento lo que dices, que la fantasía medieval es toda lo mismo con diferente nombre así que se disfruta además te estoy metiendo lore para cuando juegues ehe Anyways, quería aventar otro capi del AU de TW antes de que cerremos el foro de Halloween y eso, creí que no iba a darme tiempo pero adelanté algunas cosas para poder meterle turbo a esto.

    Sin dar demasiado spoiler (???) Esto también lo tenía pensado más o menos desde que pensé la posibilidad de hacer este AU, pero como tardé tanto entre un capi y el otro y escribía por cachos, acabó quedándome larguísimo wtf. Im sorry about that *c muere* Como sea, adentro ficazo y perdón cualquier typo, juro que releí varias veces pero oof

    Dejaré otras notitas al final del capi igual que hice con el anterior.




    [​IMG]

    oh Lazarus, Lazarus
    here we're told
    that as there are leaves in the forest
    that much health be given to this home
    when we came here we have found a girl for the boy
    wed the girl
    wed the boy


    III

    [​IMG]
    The Magician
    x
    The Judgement
    x
    The Strength

    BLOOD
    .
    Downfall . Fear . Mistakes .


    | Altan Sonnen |
    | Anna Hiradaira |
    | Cayden Dunn |

    *

    *

    *


    La primera persecución había iniciado en el teatro de la Comadreja, los Cazadores de Brujas habían entrado, golpeado y secuestrado. A sabiendas de la cantidad de no-humanos que recibían allí fue el primer objetivo, empezaron por el público y siguieron con los artistas. El escenario se llenó de fuego y sangre; los magos habían intentado defender a todos, pero las bombas de dimerita los neutralizaron en segundos y los pocos que lograron escapar no pudieron llevarse consigo a más de una o dos personas. Pronto más de uno estuvo esposado con grilletes del mismo metal, incapaz de hacer nada.

    Esa sería la primera tanda de hechiceros y brujas que serían llevados a la Isla del Templo. En las siguientes noches también encerrarían a varias hechiceras de Aretusa y todo un grupo de magos se organizaría, con ayuda de Triss Merigold, para abandonar Novigrado a toda costa.

    Este era apenas el comienzo de un período oscuro y terrible.

    El cuerpo de la Comadreja yacía en un rincón de su amado teatro, había sido asesinada por defender a sus actores, bailarines y a su público. Entre sus brazos sujetaba el cuerpo de una elfa, cuyos ojos congelados y manchados de sangre miraban sin ver. Había recibido un tajo mortal en el vientre.

    Tal era el revuelo, uno provocado por la resistencia, que la noticia había comenzado a esparcirse por todo Novigrado como la pólvora. La gente se aglomeraba, los vivos, casi al azar, eran arrastrados hasta la Plaza del Jerarca y el humo de las piras comenzaba a alzarse, negro, como los estandartes de los Oscuros en Huerto Blanco. Los gritos se escuchaban más allá de las murallas, en las aldeas a la orilla del Pontar y el olor a carne quemada se esparcía por la ciudad con el viento que parecía comenzar a arremolinarse con la misma furia.

    La Iglesia del Fuego Eterno y los Cazadores se habían envalentonado con la locura de Radovid, que no deseaba otra cosa que limpiar Redania de magos. Sin embargo, la profecía de Ithlinne no había mejorado las cosas.

    Para los elfos anunciaba el renacimiento, para los humanos la destrucción en manos de un portador de la llamada Vieja Sangre. Dicho portador, conocido como el Destructor, sería un descendiente de elfos, de Lara Dorren, cuyo linaje era demasiado amplio para ser rastreado o comprendido por los humanos sin invertir décadas a su estudio. Sería quien traería el Frío Blanco al mundo y con ello lo condenaría a su fin. Podía ser cualquier y por ellos todos pagarían. Enanos, medianos, dopplers, hechiceras, magos y sus simpatizantes.

    Todo el que ayudara era considerado igual de indeseable y sufriría el mismo destino.

    La joven de cabello negro corrió, corrió y corrió desde el cuarto que rentaba a una señora desde que Altan la había traído a Novigrado, una mujer a la que él había ayudado buscando el paradero de su marido y le había dicho que cuando necesitara su ayuda, ella se la brindaría. Anna había escuchado a la mujer gritar alarmada al ver la primera humareda, la primera bocanada de humo negro, y luego de ese primer grito le siguieron los demás. La gran mayoría provenían de la dirección en la que se llegaba al teatro y eso bastó para ponerla en movimiento.

    Por las callejuelas de la ciudad la gente avanzaba en una corriente contraria, muchos se movían en dirección a la plaza y otros, menos en comparación, también corrían en dirección al teatro. Algunos manchados de barro, otros limpios, pero más de los que deberían estaban manchados de sangre.

    Sangre que a veces no era suya.

    Apenas a unos pasos de la entrada del teatro, o lo que conocían como tal, que no era más que un escenario y una plazoleta donde tenían las bancas, Anna notó los primeros cadáveres. No eran de las personas del teatro, eran hombres ataviados en ropas oscuras, todos con espadas, cachiporras o bombas en el cinto. Fueron los primeros en caer y parte de sus cuerpos estaban quemados, sus rostros en su mayoría. Los había lamido un fuego tan vicioso, tan enrabiado, que les había derretido la piel casi hasta el hueso.

    La escena era repugnante en sí misma, pero había viajado con un brujo el tiempo suficiente para perder casi toda capacidad de espanto. La sangre apestaba, las personas morían y los monstruos también, a la larga todos los cuerpos se descomponían tarde o temprano. En un mundo que se movía tan rápido, donde el destino colisionaba con tal violencia, el que se detenía a permitirse sentir las cosas en el cuerpo estaba condenado a perecer.

    Los pasos de su carrera se detuvieron, lo hizo solo para sacarle una espada de encima a uno de los cadáveres, y cuando entró en el teatro lo que recibió primero fue un tajo que apenas pudo esquivar. La hoja ajena navegó el espacio, cortó el aire y prácticamente le peinó el cabello cuando puso toda la distancia que le permitieron las piernas, empuñando el filo ajeno manchado de sangre y hollín.

    Replicó el movimiento de piernas que se le había enseñado a la perfección, la tensión en los brazos y la inclinación de la hoja para defender su cuerpo. Fue instintivo, una reacción que pecaba de animal, fue incluso mucho más fluida que el ataque que había recibido por ese llamado Cazador de Brujas. Había sido entrenada por el brujo apenas fue capaz de confiar en él, así que sin tener que rascar aire de los pulmones y con técnica, la verdad era que su atacante no sabía el lío en el que estaba metido, aunque la chica no fuese mucho más alta que un niño de doce años bien alimentado.

    Rodeó al Cazador de Brujas, despacio, pues los demás seguían la persecución. Se estaban llevando a todos, en sus narices, se estaban llevando a sus amigos, a sus colegas, a todos esos que la habían aceptado al poner un pie en esa ciudad. Se los estaban llevando.

    Y le hirvió la sangre en las venas.

    Lanzó el cuerpo hacia adelante con rapidez, a su contrincante apenas le dio tiempo de desviar el corte y ella regresó sobre su eje, como un latigazo. Todo su flanco quedó descubierto, lo notó, pero la velocidad a la que lo hizo fue mayor que la capacidad de reacción del atacante y alcanzó a herirlo antes de que notara que habría podido herirla a ella en el costado expuesto.

    La sangre empapó las ropas del Cazador, había recibido el tajo cerca de la cadera, y para cuando pretendió responder con un corte él mismo ya a ella le había dado tiempo de cubrirse. Desvió el filo, rebotó por su propia fuerza y la hija del Sol Negro reinició la ofensiva. Otro tajo conectó, más sangre empapó el suelo y para cuando el hombre cayó por un ataque directo a la pantorrilla, también lo hizo otro Cazador apenas unos pasos detrás de ella. Había pretendido atacarla por la espalda.

    Dicha intención la detuvo un virote que le atravesó el pecho de lado a lado el Cazador, el tiro tuvo una precisión mortal. La muchacha no tuvo demasiado espacio de reacción, una sombra prácticamente la absorbió y pretendió empujarla pero ella estaba pegada al suelo. Sus manos seguían empuñando la espada ajena, todavía más empapada de sangre que antes, y pudo jurar que el pecho se le comenzó a cerrar a pesar de que había tomado el concentrado de malva religiosamente.

    —¡Muévete, Anna! ¡No podemos quedarnos aquí!

    Era la voz del brujo, jamás le había sonado tan desesperada. La tontería esa de que las mutaciones eliminaban sus emociones parecía un sueño de fiebre ahora, lo había parecido todo el tiempo, pero con la urgencia de su timbre y la formalidad rota era evidente que Altan estaba viendo uno de sus pocos miedos materializarse ante sus ojos.

    La guerra alcanzaría a su princesa, la había alcanzado ya.

    Narok la había exiliado, despojándola de todo, pero era suya.

    —La Comadreja, Al… ¡Hay que sacarla! —Fue lo primero que logró decir cuando salió de su bloqueo—. Ko, tocaba hoy, estaba aquí y… y Cayden siempre viene, siempre viene. Lanzaron bombas, de esas que preparas tú. Los llevaban esposados, a los que usan magia se los llevaron esposados, lo vi de camino aquí.

    —Mierda, Anna —farfulló el brujo, la obligó a soltar la espada ensangrentada y la pescó de la muñeca para arrastrarla fuera de la plazoleta del teatro a pesar de que puso resistencia—. La Comadreja está muerta. Los hijos de puta la mataron, ya no podemos hacer nada. El bardo no está, no hay cuerpo. ¡No hay cuerpo!

    La salida más próxima al caos de Novigrado era la puerta de Tretogor, allí estaba el caballo, bastaba que alcanzaran a subir a la montura para desaparecer de allí en dirección al norte, a la fortaleza de los Lobos restantes, pero Anna estaba resistiéndose demasiado. Demasiado para su propio bien, como todo el maldito tiempo.

    En algún punto logró zafarse de su agarre, escapista como era, y tuvo que correr tras ella que se colaba con mayor facilidad entre las personas. Para cuando logró alcanzarla de nuevo no estaba dispuesto a permitirse más errores, la sujetó con fuerza y mejor dicho se la echó al hombro antes de reiniciar la carrera hacia la puerta de Tretogor. La escuchó protestar, la sintió revolverse y se le partió el corazón cuando un sollozo le quebró la voz en medio de su furia, porque estaba dejándolos atrás.

    La estaba obligando a dejarlos atrás, pero si la alcanzaban iban a matarla.

    Iban a matarla frente a él.

    Al llegar a la puerta tuvo que detenerse, la tierra se apelmazó bajo sus botas, y retrocedió uno, dos pasos. La salida y entrada a la ciudad había sido bloqueada por soldados redanianos, al menos una docena de ellos estaban apostados allí, escudos en mano, formando un retén de ambos lados, cortando su posibilidad de escape.

    —Entrega a la chica maldita, brujo —solicitó uno desde la protección del grupo—. Petición de Su Majestad, Radovid V.

    El desgraciado hijo de perra tenía una red de espías.

    La sentencia detuvo el forcejeó de Anna y él la bajó, despacio, muy despacio, para de inmediato hacerla refugiarse detrás de él. Desenvainó la espada de acero de un movimiento y ella estiró el brazo, logró arrebatarle la ballesta de la espalda al brujo y apuntó hacia el soldado que había hablado sin dudar, sin importar si tenía los ojos empañados de lágrimas.

    El pulso le temblaba, la ballesta se agitaba levemente en el aire entre las manos de la princesa exiliada, pero era la misma que había atacado al brujo que ahora blandía la espada en su nombre. Incluso si el disparo no era certero, era muestra de su resistencia, de la fortaleza y terquedad de su carácter.

    Porque se los habían quitado.

    —¡Bajen las armas!

    Se los habían quitado.

    —¡Bajen las armas!

    El virote salió disparado un instante antes de que una inmensa serpiente cubierta de fuego oscuro, negruzco, se enredara en los cuerpos de los soldados del retén. Uno a uno la víbora los rodeó, incinerándolos vivos; el sonido y los gritos fueron repulsivos. Era un hervidero, una quema como la que estaban organizando los Cazadores en la plaza, pero el fuego era distinto. Era el mismo que había lamido los cuerpos que Anna de Narok había visto antes de entrar al teatro.

    Estaba vivo.

    Y absolutamente enfurecido.

    Altan retrocedió, espada en mano, empujando a la joven detrás de él y pensando en cuál era la otra puerta más próxima, que tenía que ser la del Sur o la del Jerarca. Sin embargo, para esas alturas todas las salidas y entradas de Novigrado estarían bloqueadas, la única forma de salir sería por las cloacas plagadas de monstruos o por los puertos, pero una barcaza no sonaba como el mejor de los planes.

    El caso fue que cuando la serpiente de fuego permitió que los cuerpos cayeran, en medio del puente que salía de la ciudad hacia las villas, notaron el intenso brillo de un círculo de invocación extraño, diferente a los que el brujo creía conocer. En medio del círculo, absorbiendo Caos del agua del Pontar, estaba la silueta delgada de Cayden Dunn. Sostenía todo el peso del cuerpo con un brazo aferrado a un báculo en el centro del círculo, tenía una herida en alguna parte de la cabeza porque el cabello se le había pegado al cráneo, oscurecido, y un camino de sangre le cruzaba prácticamente todo el costado izquierdo del rostro. Había logrado salir de Novigrado, los cuerpos quemados de los Cazadores en el teatro eran obra suya, pero había vuelto.

    Algo lo había mantenido atado.

    No podemos dejar a Anna había dicho Kohaku.

    Era cierto, no podían.

    No lo notaron hasta que la víbora de fuego reptó por el puente para perderse en las aguas del río, apagando sus llamas en el proceso, pero el hechicero no solo soportaba su peso. Vete a saber cómo se había echado al bardo a la espalda, inconsciente, en apariencia herido también y lo sujetaba como podía con el brazo libre. El uno era incluso más delgado que el otro, pero lo había sacado, había logrado sacar a Kohaku antes de que lo bombardearan, lo esposaran y lo mandaran podrirse en la Isla del Templo o lo quemaran a los ojos de un montón de personas.

    Pero el círculo de invocación en el suelo…

    Había conjurado la Doble Cruz de Alzur para crear una bestia.

    Era el hechizo que se sospechaba había causado la destrucción de la mitad de Maribor al invocar al Viy, un ciempiés incluso más grande que los gigantes de Toussaint, era una bestia que luego de acabar también con su creador ahora habitaba Dol Dhu Lokke; la guarida de monstruos donde los brujos iban en búsqueda de gloria o, en su defecto, en búsqueda de la muerte. Cayden Dunn había manifestado otra de las criaturas de Alzur, de los llamados koshchey; los hueseros. Surgían de un ritual nefasto y nefasto era su destino, pero había invocado a la bestia incluso si ésta se volvía contra él, incluso si renunciaba a toda magia por el miedo que observar a su monstruo podría causarle.

    Porque también habían pretendido arrebatarle a alguien y el rencor tomó la forma de un huargo dispuesto a morderle la yugular. Era posible que si lo enfrentaban a esta versión de sí mismo fuese incapaz de reconocerse, pero repetiría la historia. La repetiría si eso significaba salvar al castaño.

    —Ko. —El diminutivo a Anna le salió como una exhalación—. ¡Ko!

    Echó a correr de inmediato, sorteó los cuerpos quemados y en ese momento el hechicero colapsó. La Doble Cruz de Alzur titiló, reventó las rocas del puente dentro de sus límites y el agarre del pelirrojo alrededor del báculo se aflojó; su mano viajó, alcanzó a prensar las ropas del muchacho en su espalda y pudo moverlo antes de desplomarse de costado, evitando que se golpeara la cabeza, pero él mismo golpeó el suelo como un costal.

    Apenas estuvo en el piso rodeó al bardo con los brazos como si fuese un niño pequeño, como si quisiera esconderlo del mundo. Al hechicero le temblaba el cuerpo entero, pero aunque parecía al borde de perder la conciencia, un sollozo quebrado le rasgó la garganta. Fue tan crudo, tan raudo, que el brujo se tensó aunque había seguido la carrera de Anna de cerca y fue porque, de nuevo, así como el latido del corazón lo había delatado en el Martín Pescador lo estaba delatando ahora.

    Iba a fracturarle las costillas a ese paso.

    Su llanto cortó el aire no mucho después, pasó del dolor a la furia y el eco de su voz se alzó, prácticamente se convirtió en un grito. La Doble Cruz a su alrededor se reactivó, se iluminó y el agua bajo el puente se agitó como si se tratara del mar abierto, también las rocas bajo ambos cuerpos parecieron vibrar. Hubo un instante casi imperceptible en que el aire se llenó de estática y un destello plateado rasgó el espacio frente al mago, como un anuncio.

    Fue cosa de un momento pero el medallón de grifo en el pecho del brujo vibró, enloquecido, reaccionó a la magia condensándose en el aire y bastó para que Altan se pusiera en movimiento. Corrió, rebasó a la princesa de Narok a pesar de que había demostrado ser inmune a la magia, interpuso todo el cuerpo entre ella y el mago y arrojó una bomba de dimerita a apenas unos cinco pasos detrás de Cayden. La esfera reventó, llenó aire de un humo verdoso, eléctrico, que anuló las fuerzas que comenzaban a revolverse alrededor del hechicero el tiempo suficiente para que alcanzara a noquearlo de un golpe calculado en la base de la cabeza; el medallón dejó de vibrar entonces.

    Anna lo empujó, aterrorizada de repente por semejante violencia, pero cuando las aguas del río se calmaron comprendió que el mago era una Fuente. Era posible que ya hubiese vivido un estallido mágico en el pasado, pero las emociones habían vuelto a detonarlo, como si no fuese más que un chiquillo de ocho años incapaz de controlar el don que poseía. Bastaba lo dejaran sin más para que la explosión acabara al menos con la mitad de Novigrado, ellos y Kohaku incluidos.

    No era un portador de magia.

    Era un transmisor.

    —El caballo, Anna —murmuró el brujo, procesando la situación a velocidad—. Corre, allá, a unos treinta pasos por la orilla.

    —Los… está, ¿está respirando?

    —El caballo. Van a venir por nosotros, los escucho —insistió y cuando iba a separar al hechicero del muchacho castaño dudó porque sintió como si fuese a amputarle una extremidad—. Ambos respiran. Hay que despertarlo, a Cayden, tiene… Debe sacarnos a todos de aquí.

    —¡Acabas de ahogarlo con dimerita!

    —Perderá el efecto rápido, el de las bombas no dura demasiado. Tiene que centrarse, lo he visto usar magia curativa, es eso o tendré que darle Golondrina al bardo y puede no resistirla, es una poción de brujo. Puede matarlo o volverlo loco y entonces Dunn me matará a mí, sin espacio a dudas.

    .
    .


    .
    .

    El portal que los escupió en Kaer Morhen era terriblemente inestable, pero había cumplido su misión. La primera en aterrizar en la plazoleta frente a la puerta principal de la fortaleza había sido Anna, quien todavía con la ballesta en mano apuntó con pulso tembloroso a pesar de que no había nadie; el siguiente en llegar fue el brujo, cargaba el cuerpo del bardo aún inconsciente con una delicadeza que rozaba lo estúpido.

    La princesa de Narok giró el cuerpo y abrió los ojos tanto como pudo cuando el portal perdió fuerza. Vibró, débil, y amenazó con cerrarse antes de que su creador lograra pasar. Él mismo debió ser consciente del fallo, porque no cruzó, debía estar batallando para sostener la magia, alterada de por sí por sus emociones, y todavía ahogada en los rescoldos de dimerita.

    —No va a poder cruzar, Al —advirtió la joven y se acercó para revisar a Kohaku, que estaba pálido, casi azul.

    —No puede fallar —replicó él, con los ojos clavados en el portal—. No va a permitirse fallar, ya lo viste.

    La suerte de túnel mágico se estabilizó de repente y en ese instante el cuerpo de Cayden golpeó el suelo, cayó apiñado como un saco de huesos y se quejó de forma audible. El portal se desintegró detrás de él, apenas le había dado tiempo de cruzar, pero lo había logrado justo como había dicho Altan.

    No se había permitido fallar.

    —Llévalo adentro —exigió el isleño con un hilo de voz. La herida de la cabeza se había abierto de nuevo y la sangre, espesa, goteó desde su rostro hasta las piedras del suelo—. Prendanle fuego a algo, unas cajas de madera, gasten las botellas de alcohol que tengan, la mitad de libros de este agujero, me da igual. Necesito fuego, todo el que puedan darme. Ko no va a morirse en mi cara.

    —El Caos del fuego es extremad-

    —¡No te lo pregunté! —respondió con una hostilidad que ninguno le había oído antes y el brujo cerró la boca—. Ahora deja de rascarme las pelotas o reventaré esta maldita fortaleza. La haré pedazos con todos aquí.

    Altan siguió la orden con repentina docilidad, sabía que no podía jugar ese juego, no sin poner en riesgo a la princesa de Narok. Empujó la gran puerta de madera con la espalda y esta chirrió anunciando su aparición, aunque ya de por sí la concentración de magia del portal debía haberlos delatado. Entró a la fortaleza de los Lobos, vacía, y recorrió el espacio con rapidez hasta una de las mesas donde dejó al joven bardo luego de arrojar todo lo que había en la superficie al suelo.

    Lo revisó a conciencia entonces, la herida que lo tenía inconsciente era en el vientre. Se había dado cuenta cuando lo arrebató de los brazos de Cayden, luego de haberlo noqueado, y la sangre había seguido empapando su ropa a pesar de que era claro que el hechicero había pretendido, como mínimo, cauterizar la herida con su fuego pero en el caos de la huida no había podido hacer mucho. La herida era profunda, no parecía haber alcanzado nada vital, pero se negaba a cerrarse y perdía sangre lenta pero constantemente. Si seguía así acabaría por desangrarse, ya sus órganos debían estar sufriendo la pérdida de líquido vital.

    El brujo le quitó la ropa del torso, lo hizo con el mayor cuidado posible, y usó la camisa ya de por sí ensangrentada para hacer presión en la herida. Era del filo de un arma, sin duda, pero no entendía cómo podían haberlo herido si era un simple bardo. Si no tenía nada que ver en los líos de Radovid y los no-humanos.

    La punzada de dolor hizo bailar la inconsciencia del castaño, la forma en que su corazón latió, acelerado, fue un indicador de que había sentido algo y eso de alguna manera era una buena señal entre todo lo malo. Todavía tenía algo de sensibilidad en el cuerpo, por poca que fuese.

    Anna había ayudado a Cayden a levantarse, incluso con su tamaño, se encargó de que se apoyara en ella y lo arrastró dentro de la fortaleza tan rápido como pudo. El Grifo pudo escuchar el silbido en su pecho, necio, pero ella también se negaba a rendirse. Siempre lo había hecho.

    El arma más poderosa de Anna de Narok era su persistencia.

    Entre las cosas que había tirado de la mesa el brujo notó una cuerda, así que la tomó y la ató para que sujetara la tela en la herida del bardo con la misma presión que había aplicado. Con las manos libres comenzó a escarbar entre los libreros de Kaer Morhen, pero se negó a quemar el conocimiento de los lobos y comenzó a arrastrar cajas viejas, vació las que contenían bombas y las rompió creando una pila fuera, justo frente a la puerta por la que habían entrado. Destapó varias botellas de licor enano, de gaviota blanca y todo lo que encontró, vertiéndolas sobre la madera, e hizo la señal de Igni.

    El fuego ardió con rapidez, intenso, y se alzó con violencia. No permitió que se apagara ni un instante, pero esto, ¿no era descabellado? Las hechiceras de Aretusa, los magos de Ban Ard, los mismos Grifos, no recomendaban tomar Caos del fuego, era volátil y caprichoso, aunque extremadamente potente. Al tomar Caos de otros elementos podía crearse fuego, sí, era lo que hacía Dunn regularmente pero tomar energía del elemento como tal era completamente distinto.

    Las Fuentes eran propensas a detonar magia destructiva al hacerlo.

    La cura podía ser peor que la enfermedad en este caso.

    En algún momento Anna apareció de nuevo, cargaba consigo más trozos de madera y los arrojó entre en fuego, agitada. El humo la hizo toser, apenas notarlo el brujo la apartó y retrocedieron, volviendo a entrar. Fue ese punto de contacto lo que trastocó la calma que había aparentado el Grifo hasta ahora, arrastró a la princesa de Narok en un abrazo y una de sus manos se ajustó en su nuca, sujetándola como si quisiera ocultarla de todo. De los Cazadores en Novigrado, de la visión de sus amigos muertos, de la sangre y el olor a carne quemada, del fuego en la hoguera y la serpiente que había creado el mago, también de las llamas que había pedido.

    —No podía dejarte allí —murmuró y sonó culpable—. Los malditos soldados te habrían llevado con Radovid y el cerdo te habría encerrado o quemado, como a todas las demás.

    Anna era la neutralidad rota.

    La elección que había tenido que tomar.

    El fuego chisporroteó de repente, allá afuera, lo hizo en el momento en el mago de las Skellige comenzó a recitar palabras en Lengua Antigua. Las llamas bailaron, se elevaron y volvieron a bajar; el fuego entonces comenzó a viajar por el espacio, trazó un camino alrededor del brujo y Anna de Narok, sorteándolos, y siguió hasta fundirse en la espalda de Cayden Dunn, que no dejó de balbucear conjuros.

    Las lenguas de fuego afuera lamieron el aire, reaccionaron a la Fuente que era Dunn, hubo un instante en que su silueta estuvo por ceder al poder que alcanzaba su cuerpo pero resistió y el medallón del brujo comenzó a vibrar con violencia. Una parte de los hechizos que estaba recitando Cayden parecieron estabilizar el cuerpo ajeno, el bombeo de sangre y el dolor; la otra actuó sobre la herida directamente cuando el hechicero deshizo el amarre del brujo.

    Anna había reaccionado al tacto del Grifo, sus brazos los rodearon y los ojos se le empañaron nuevamente. En medio del cristal de lágrimas, los mechones de su propio cabello y la armadura del brujo, sus ojos se mantuvieron fijos en la mesa donde reposaba el cuerpo de Kohaku. El fuego del que estaba alimentándose Cayden había creado una esfera de brasas a su alrededor, constante, ya estable, pero el mago perdía color con rapidez.

    El elemento lo reclamaría.

    —¿Qué demonios fue lo qué pasó? —Buscó saber la hija del Sol Negro en un murmuro—. ¿Qué se supone que pasó allí y qué le pasó a Ko?

    —El mal menor —susurró Altan todavía con la mano hundida en su nuca—. Estaba en el camino para llegar a los demás.

    —Ya está bien de esta mierda, ¿no? —La ira le permeó la voz, fue incapaz de contenerla o no le interesó hacerlo—. De siempre llevarse a los inocentes, de tomarlos como sacrificio.

    El pelirrojo posó una mano en la frente del bardo, el tacto delineó su rostro y acabó por posarse en su mejilla con afecto. Fue cuidadoso, dulce casi, pero su mano izquierda se detuvo justo encima de la herida manchándose de sangre. Apenas la sintió en su piel, a pesar de que parte de la que manchaba su ropa también debía pertenecerle a Kohaku, el flujo de llamas tembló, inestable, y Anna se saltó una respiración.

    Se forzó a sí mismo a cancelarse, a arrancarse del espacio con tal de ignorar la sensación de la sangre del bardo entre sus dedos y aunque quiso volver a llorar como lo había hecho en la puerta de Tretogor se contuvo. Continuó hablando en Lengua Antigua, sin descanso, y la magia empezó a hacer efecto por fin, sanando la profunda herida lentamente. Todo dependía de que pudiese mantener el flujo de Caos por el tiempo suficiente para cerrar la parte más honda de la laceración.

    Ya habían tomado suficientes inocentes, Anna tenía razón, pero la Tercera Guerra recién comenzaba.

    El abrazo de Anna de Narok y el brujo fue interrumpido por un estallido, ambos se sobresaltaron y él buscó apartarla, en un reflejo automático, pero Anna se escabulló de su sombra. La explosión había sido Cayden, que débil, agotado y consumido por la angustia fue incapaz de sostener el Caos que tomaba de la hoguera y una esfera de fuego oscuro reventó a su espalda. Arrasó con otra mesa detrás de él, un librero completo y se alzó hacia el alto techo de Kaer Morhen.

    A pesar de ello, no había dejado de murmurar los conjuros.

    La princesa corrió a pesar de las advertencias de Altan, coló todo el cuerpo frente al hechicero y este prácticamente se desplomó en su espalda. Sus ojos habían perdido brillo, no parpadeaba y seguía hablando, fuera de sí, sin romper los puntos de contacto en el joven castaño. El flujo de magia continuaba, pero también se escapaba de él y había comenzando a absorber objetos, que eran consumidos por un fuego invisible antes de tocarlo siquiera.

    Anna, su supuesta maldición la volvía inmune incluso a una magia tan volátil como la de una Fuente alimentada por fuego.

    —¡No te acerques! —ordenó ella soportando el peso ajeno a duras penas cuando percibió el movimiento de Altan—. Absorberá todo lo que crea que es una amenaza para Ko. Te quemará vivo antes de que puedas hacer algo.

    —Pero-

    —¡Qué no te acerques! —repitió con dificultad—. Creo… Creo que puedo ayudar. Cay me enseñó algunas cosas.

    —Anna, ¡solo hay fuego aquí!

    Incluso si lo escuchó no reaccionó a él, reajustó la posición de las piernas para soportar el cuerpo ajeno de mejor forma y el cabello oscuro le cubrió parte del rostro. Desde allí sus ojos rosáceos adquirieron mayor intensidad, estaba decidida a no dejar que todo acabara así. No dejaría que uno se perdiera por impedir la muerte del otro, porque entonces no sería diferente al sacrificio de la Comadreja en Novigrado.

    Nada sería diferente.

    Encorvada como estaba estiró las manos, sujetó la muñeca de la mano de Cayden que cubría la herida del castaño y también buscó alcanzarle el rostro al mago. La sangre le patinó en los dedos, tibia, y cerró los ojos antes de comenzar a recitar también palabras en Lengua Antigua. Lo hizo en un murmuro, pero sirvió al propósito y el fuego en el exterior se revolvió incluso con más hostilidad que antes, cuando solo Dunn estaba absorbiendo Caos de él.

    No estaba entrenada para esto, no todavía.

    Anna había demostrado cierta tendencia hacia la magia, a pesar de ser inmune a ella, había sido capaz de replicar hechizos sencillos sobre cuerpos ajenos y otras formas de vida. Su condición, fuese la que fuese, la protegía de los estragos del Caos sobre sí misma pero también limitaba la cantidad que podía tomar de los elementos. Aire, tierra y agua eran fáciles de manipular pero menos poderosos, el fuego era caprichoso y tentador. Como elemento parecía buscar algo que consumir, ni más ni menos, y eso a veces eran los cuerpos de los magos que pretendían usarlo como conductor.

    El Caos que fluía hacia Cayden encontró otro objetivo, Anna interceptó la movilización de energía puede que sin querer, su inexperiencia no permitía saberlo, pero la carga del hechicero mermó y la que ella estaba recibiendo aumentó. Hubo un instante, una fracción de tiempo ínfima, en que el espacio pareció desdoblarse y las tres figuras amenazaron con desdibujarse, como si hubieran perdido su corporeidad, pero resistieron.

    Soportaron como deberían hacerlo de ahora en más.

    Apenas la herida estuvo sellada, vete a saber cuánto tiempo después, ambos cuerpos cayeron. Agotados, drenados y prácticamente noqueados se precipitaron hacia el suelo, Anna se arrastró fuera del peso del hechicero como pudo y el brujo por fin fue capaz de acercarse sin temor a ser reventado vivo por nadie. Levantó a la princesa de Narok, la cargó en brazos con un cuidado exagerado y la estrechó contra sí.

    Cuando el miedo le permitió hacer otra cosa además de sostenerla la revisó por encima; sus brazos, sus piernas, el rostro y hasta el cabello. Estaba intacta, el fuego que había interceptado simplemente la había dejado sin energía, pero lo había soportado.

    Un elemento que había estado por destruir a un hechicero mucho mayor que ella.

    El brujo recorrió la amplia estancia hasta la pared más cercana, donde se agachó para poder recostar a la joven que lo miró entre el cabello alborotado. La muchacha parpadeó con lentitud, pero estiró la mano hacia él y la posó en su mejilla, era casi imposible de ver pero una línea delgada, que en nada se comparaba a la cicatriz al otro lado de su rostro, le cruzaba la piel.

    Era el tajo que ella le había dado en las ruinas, ya hace un par de años.

    —No podíamos dejar a Ko —murmuró con un hilo de voz—, como Cay no pudo dejarme en las ruinas y como yo no pude dejarte a ti. Somos todo lo que tenemos.

    Sus palabras eran casi un delirio, sonaban lejanas, desconectadas, pero el cariño con que lo acariciaba y lo que transmitía con su tacto correspondía a lo que decía. En medio de la guerra que había comenzado, con Radovid fuera de sí y Nilfgaard avanzando, no tenían nada más que ellos mismos, su magia, el metal y su resistencia.

    Todo lo que habían creído tener se les había arrebatado, la paz ilusoria en la que vivían estaba entre esas cosas, y ahora estaban allí. En una fortaleza vacía, helada y que ni siquiera era la de los Grifos, caída hace más de veinte años. Eran invasores en las ruinas de los Lobos, pero esa era la menor de sus preocupaciones, porque los alumnos sobrevivientes de Vesemir siempre habían recibido a brujos cuyas fortalezas habían caído.

    —Revísalo —pidió Anna en un murmuro regresando el brazo a su espacio—. Yo estoy bien. Solo necesito descansar.

    Altan comprimió las facciones, quiso negarse pero lo cierto era que también le debía la vida de la hija del Sol Negro a Cayden Dunn. Dejarlo tirado en el suelo luego de todo lo que había hecho era prácticamente una traición, una que ni siquiera los siempre neutrales brujos se permitían.

    Se inclinó hacia la joven, le dejó un beso entre el cabello de la frente, otro en la mejilla y buscó pegar su propio rostro al de ella, como un cachorro en busca de consuelo. Había temido perderla, ahora necesitaba tocarla para saber que estaba viva, que su piel estaba tibia y respiraba. Que estaba entera y que él lamentaba haberla arrastrado fuera de Novigrado, dejando a todos atrás.

    Cuando pudo reunir la voluntad suficiente para dejarla volvió sobre sus pasos, se acuclilló y revisó al pelirrojo. Parte del color le había regresado a la piel y el brillo a los ojos, pero boqueaba por aire como un pez fuera del agua, como si cada inhalación le quemara los pulmones. No parecía tener heridas visibles, la que le había llenado el rostro y el cabello de sangre parecía haberse cerrado otra vez, así que Altan comenzó a revisarlo.

    Hasta que lo encontró.

    La ropa no estaba quemada, ni siquiera tenía hollín, pero cuando descubrió su espalda notó la quemadura. Una lengua de fuego, viciosa, parecía haberle lamido el lado izquierdo; recorría parte de sus costillas, al costado, y seguía hacia la espalda donde parecía haber perdido fuerza, pero su piel estaba casi derretida, como la de los soldados y los Cazadores de Brujas, poco faltaba para que tuviera el hueso expuesto.

    Era el pago por haber absorbido Caos del fuego.

    Algo debía morir para que otro viviera.

    Altan no reaccionó, pero trazó la señal de Axia en el aire y el isleño se tranquilizó a pesar del dolor que debía estar sintiendo. Respiró con regularidad, su cuerpo dejó de temblar y el brujo pudo levantarlo con cuidado de no tocar la extensa quemadura. Tendría que preparar concentrados de hierbas por días para que comenzara a cicatrizar y luego pudiese cubrir la huella de su decisión con magia, como todos los de su especie que borraban sus defectos con ilusiones.

    Pretendió llevárselo a alguna de las mesas, pero cuando viró el cuerpo algo puso resistencia y al buscar el origen dio con la mano ensangrentada de Cayden aferrada al brazo del bardo, todavía inconsciente pero ya fuera de peligro. El agarre apenas tenía fuerza, pero estaba usando sus resabios de conciencia en esa acción. Nunca lo había visto ser tan caprichoso con nada, exceptuando el contrato para salvar a Anna.

    —No me hagas dejarlo —murmuró y la voz se le quiso quebrar—. No quiero que despierte solo.

    —Puede que no despierte en días —contestó Altan, estoico, esperando que eso lo convenciera.

    —Es mi niño —dijo en medio de un sollozo. Estaba más cerca de la inconsciencia que fuera de ella, lo siguiente que soltó lo hizo en Lengua Antigua—. Me en'ca minne.

    Una vez más supo que separarlo significaría arrancarle una extremidad y no pudo, simplemente no pudo hacerlo. Tomó aire, trazó una señal como le fue posible sobre el cuerpo ajeno y el hechicero, demasiado débil para poner mayor resistencia, cayó rendido en un sueño pesado. Somne era una señal poco usada, emparentada con Axia, pero ahora solo la había utilizado para poder moverse con libertad.

    El hechicero soltó al castaño apenas perdió la conciencia, así que Altan recorrió el espacio para arrastrar otra mesa junto a la que reposaba Kohaku y depositó allí a Cayden boca abajo para poder ver la quemadura. Hizo una pausa para tomar la mano del pelirrojo y colocarla en el pecho del bardo, murmurando algo.

    —Está vivo. Ya puedes descansar.

    Anna, recostada en la pared, había caído rendida así que el Grifo volvió a cargarla y recorrió el espacio hasta una de las torres, a mitad de la escalinata encontró la primera puerta y en ella un catre, donde dejó a la princesa luego de sacudirlo. Volvió a revisar su estado y antes de dejarla se quitó la vaina que protegía la espada de acero, dejándola a su lado.

    Estaban seguros allí, lo sabía porque había pasado más de un invierno con los sobrevivientes de la Escuela del Lobo, pero no le gustaba tomar riesgos. Si alguien se colaba en la fortaleza, al menos podría lanzar un corte antes de que él llegara.

    De momento lo que correspondía era atender la quemadura de Dunn, no descuidar el estado de Kohaku y asegurarse de que los tres descansaran como era debido. Todos habían vivido un infierno, para él no era la primera vez así que podía permanecer días vigilándolos sin pegar ojo. Lo haría sin siquiera dudarlo.

    Sin embargo, allá afuera, no demasiado lejos de la hoguera ya extinta, estaban surgiendo los primeros brotes de una hierba. En medio de la sangre del hechicero que había caído al suelo, entre los quiebres de la calzada próxima a la puerta de madera de la fortaleza, nacería un hijo del sol.

    Feainnewedd, como la espada.

    La flor de tonos violetas, pequeña, solo había crecido en los alrededores de Kaer Morhen de las heridas de la leoncilla de Cintra durante su entrenamiento. Había sido de las primeras señales que delataban el origen de su sangre. La Feainnewedd, que había crecido por primera vez con la muerte de Lara Dorren, solo crecía en Dol Blathanna y en zonas esporádicas, allí donde la sangre de sus descendientes era derramada.



    Esto es criminalmente largo (?) but anyways

    Aquí hay algunas nociones que sí son importantes en el lore y dentro de la serie, los juegos y los libros tienden a contradecirse. En una la magia de fuego es prohibida, dígase, crear fuego a secas y en los otros lo que se debe hacer con cautela es absorber Caos, poder, del fuego. Los magos y hechiceras toman energía de los elementos, tierra, agua, aire y fuego, los tres primeros son más... benevolentes, por decirlo de alguna forma, se toma energía de ellos con relativa facilidad, pero el fuego es más poderoso, más caprichoso, y es tentador para magos jóvenes solo por su poder pero tiende a actuar como quiere y eso suele salir mal. Aún así, no está satanizado como sí pasa en la serie y por eso conservé a Cay como un hechicero de fuego, porque no podía ser de otra manera.

    Respecto al tema de las Fuentes (Sources) tengo entendido que no todo hechicero es una fuente, pero toda fuente puede convertirse en mago. La mayoría de fuentes lorewise creo que tienen relación con este tema de la Elder Blood en cualquier caso y son más mujeres que varones. En sí los descendientes varones de la Elder Blood nunca fueron demasiado importantes para los elfos que se centraban en esto, como que no les llevaban el apunte, pero existen.

    Por otro lado, no lo desarrollé hasta ahora pero sí tenía pensado que Anna tuviera cierta tendencia mágica a pesar de su inmunidad y que Cay se diera cuenta de esto en algún punto, de forma que quiso enseñarle. Un poco como Yennefer con Ciri, so that's that.

    Para cerrar, nunca creí meterme a usar estos idiomas de la fantasía medieval pero acá me tienen (?) Hay una frase en Elder Speech que no traduje como sí hice con ciertas palabras que usé en el primer capi del AU, creo. Es la que dice Cay cuando Al lo quiere separar de Ko: Me en'ca minne. En'ca minne es un apelativo afectuoso, una suerte de pet name, que en inglés se traduce a little love, pero pues en español que viene a significar cariño, amor, whatever. Basically my boy is so wasted que le dijo mi amor a Ko, fue lo que encontré para sustituir el cloudy baby y el baby a secas que suele usar Cay con el niño en Gakkou, terminó absolutamente gay JAJAJA no regrets tho

    También me disculpo públicamente por lo que le hice a Ko-chan que lo medio maté (lo tomé un poco del incidente de Gakkou anyways, que me persigue a día de hoy) y lo que le hice a Annita matándole a medio mundo. Me partí mi propio corazón we que btw también respondí a una duda del comentario con este fic y seguí sufriendo mucho jsjs

    La canción con los polish lyrics (? que sale del juego suena intensa as fuck, es un tema de combate de por sí, pero resulta que es una canción de bodas? JAJAJA igual no encontré nada que me musicalizara mejor la intensidad del inicio, pero el fun fact está gracioso

    EDIT: Se me olvidó cuando posteé, pero recuerdo que me tiré una tarde entera investigando sobre la doble cruz de Alzur (un hechizo emparentado con otros que son el escudo y el trueno de Alzur). No hay mucha info específica y la cita que sale de uno de los libros me dejó claro que los hueseros, las criaturas que se crean con esta magia son todas parecidas a insectos enormes, pero ya tenía lo de la serpiente pensado así que no lo modifiqué, pero son pretty much living things u know (?) Lo que quiere decir que literal Cayden mandó una serpiente enorme capaz de producir fuego sobre sí misma que ahora vive en el Pontar porque estaba absolutamente ENRAGED con toda Redania porque algún pelotudo le navajeó a Kohaku de gratis. My boy has no chill, no fucks given, no thoughts only vengeance
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    SOBBING, SCREAMING, CRYING, DYING ON THE FLOOR

    Sabes la gracia que me hizo ver que este fic llevaba en el nombre a Altan, Anna y Cay, por lo que asumí que Ko no aparecería, pero al ver que sí lo hacía pero al borde de la muerte supuse que se echaría así el capítulo entero JASJAJSJ pobre niño, lo cagan a palos en todos los universos.

    Tenía muuuchas ganas de poder sentarme a comentar esto porque, bueno, me repito un montón, pero no puedo poner en palabras lo mucho que disfruté leyéndolo. ESTUVO INTENSÍSIMO, I WAS READING AL BORDE DE MI SILLA, HOLDING MY BREATH, PRAYING FOR MY CHILDREN TO BE SAFE. La ost also 10/10 gracias por tanto, The Witchah, gracias por tanto. You nailed it en la narración desde la primera hasta la última palabra, i could feel everything and boy, oh boy. Desde las primeras escenas de acción, Anna corriendo por las calles, la tensión al topar con los soldados en la puerta. La secuencia de Cay en el puente, el momento donde su magia se descontrola, y luego que casi no atraviesa el portal, y todo el hechizo de fuego re peligroso y y y *screams* For the record aún no me lo releí, esto es lo que recuerdo de cuando lo subiste BUT I REMEMBER EVERYTHING BECAUSE IT LIVES IN MY MIND RENT FREE

    Aún no llegué a Novigrado en el juego, pero con el humilde conocimiento que ya tengo todo se volvió even better, si es que era posible. Ahora sí me wa releer y volver a sufrir, con permisito *c truena los dedos*

    NOOOO LA PUTA MADRE leí un comentario de shutub en la rolita que dice BANANA TIGER y ahora no puedo parar de escucharlo HELP ME AKJSDKHSA

    Bueno, focus, Belu. Primera, PRIMERÍSIMA línea que releo y ya tengo que venir a hablar, esto va a ser infinito. Also ya te lo dije por wha en algún momento, pero bruh, sabía que los cazadores de brujas were bad news. Desde el primero que vi muy casual diciendo cOSAS HORRIBLES Y POLÉMICAS en el pueblo de turno dije "qué npc horrible", después seguí viendo más y más cazadores de brujas and i went full hmMmMmMm. Este fic CONFIRMA MIS SOSPECHAS, TREMENDOS NAZIS. El mundo que plantea The Witcher 3 es... es desesperante, vaya. Literalmente el primer poblado con el que topas acaba de recibir los destrozos de la guerra. Hay casas quemadas, gente llorando, cuerpos colgados por doquier. Y es un cuadro que se replica una y otra, y otra vez, vayas adonde vayas. No recuerdo haber jugado antes un juego que presentara una realidad tan destrozada y que fuese un rpg, u know, donde recorrer a gusto, hablas con los npc y te enteras de un montón de side stories. Its really something, y este fic encapsula todas esas sensaciones.

    SO ITS MARVELOUS

    Bueno, salen citas va. Tengo la ligera sospecha de que cité medio ficazo JAJAJA mis disculpas, es que está *chef kiss*

    Tu narración tiene un montón de imágenes muy potentes y esta fue la primera. Incluso sin saber cómo luce la Comadreja, ni el teatro, idk, fue muy claro y muy raudo. El otro día fui a ver la precuela de THG y recordé con muchísima claridad el agobio, la tristeza y la desesperación que sentí viendo los juegos de la primera película. Tengo grabadas en la mente, like, las imágenes de los cuerpos de los tributos, y esto se le pareció mucho.

    Humanos enloqueciendo y cometiendo atrocidades genocidas por profecías antiguas??? HmMmMm de dónde me suena????? Also ya oí a un anciano hablando de esa profecía en el juego juju i feel sabionda

    Esto me recuerda que junto a los cazadores de bruja, los fanáticos de la mIERDA ESTA del fuego eterno también me dan muuuy mal rollo. Cuando andaba haciendo la misión del Barón Sanguinario y descubrí el altar que la hija tenía construido como en un piso subterráneo de la casa, uff, creepy af.

    THIS!!! *lo enmarca* Esta frase resume lo que quise decir más arriba en un parrafote re gordo. El mundo del TW3 es eso. Caótico, contradictorio, desenfrenado. Se respira la guerra y de guerra está hecho.

    Sólo quería decir que i may cry con las Gerard-Ciri vibes de todo esto pORQUE COMO YA TE DIJE lo único que rescato de la serie es a ellos, su dinámica y la relación que estaban forjando cuando la droppeé. Además simpeo muchísimo a Ciri, bueno y a Gerard también, pERO POR CIRI SIENTO COSITAS ESPECIALES OKAY y en fin *gritito* Anna peleando y ejerciendo violencia física? one of my kinks since 2020

    Esta frase la cité porque ¿sabes? En el comentario de los capítulos anteriores recuerdo haberte mencionado que estaba acostumbrada a leerte en contextos totalmente diferentes y que habías sabido adaptarte flawlessly a las vibes medievales/de fantasía. Y es por cosas como esta. Es una tontería, i know, pero es en ese mundo y no en el nuestro donde alguien podría ver a Anna y pensar "parece un crío bien alimentado", cuz hay muchísima hambruna y bueno, se entiende.

    Son esos detalles los que *chef kiss*i frickin love

    CRYING, SCREAMING, SOBBING ON THE FLOOR

    I MAY NEVER GET OVER THEM, ALTAN DICIÉNDOLE PRINCESA!!! *dies again*

    No lo cité pero same feelings con la parte donde pones que estaba viendo uno de sus pocos miedos materializarse frente a sus ojos, my poor whipped boy *sigue llorando*

    UUUH THIS IS POWERFUL. Ya me cumpliste el capricho INCALCULABLE de leer al Altanna peleando entre sí, pero esto fue un glimpse del Altanna peleando juntos y???? excuse me????? Me dio todas las vibes de... espera, necesito encontrar un fanart.

    THIS ONEEEEE AAAAAAA *dies*

    Mis niños, no no no no no no puedo SE VIENE EL SUFRIMIENTO

    MÁS, QUIERO DECIR

    Uh, esta frase me gustó un montón. En especial la primera parte, "surgían de un ritual nefasto y nefasto era su destino". La descripción de toda esta secuencia te juro que fue una maravilla, desde que aparece la serpiente de fuego y quema al pelotón entero jsjs. Me imaginé todo con una claridad absurda, en mi cabeza había una película corriendo a toda velocidad con el mejor CGI de la historia, hermana. Fue hermoso.

    Y HABLANDO DE COSAS HERMOSAS, bueno esto me recuerda a un cachito de la segunda parte del fic, pero incluso desde el anterior y en Gakkou as well i just- Okay, let me get things straight. Cay es medio intensito y un poco dramático a veces, pero hay aspectos en los que lo siento muy parecido a Anna y creo que acá eso se manifiesta super bien. Desde la testarudez de Anna zafándose de Altan para volver al teatro y la ABSOLUTE RAGE con la que Cayden casi destruye media ciudad por lo que los Cazadores y la Iglesia hicieron; por lo que le hicieron a Ko, más que nada. And what can i say, i ship it. I love it. Give me more of this.

    Me fui de tema, pero eso, esta frase concreta es preciosa y te juro que se me acumularon lagrimitas en los ojos un montón de veces, la primera vez que lo leí y también ahora. Cayden también está herido, debe haber perdido un montón de sangre y está al límite de sus capacidades, y aún así abraza a Ko y se aferra a él. Es que no puedo poner en palabras el cariño que se desprende de sus acciones *still sobbing*

    ESTA PARTE HERMANAAAA, FUE PURE MAGIC quite literally. No, sí, fue una joyita. FUE TODO UNA JOYA, I MEAN, PERO ESTO EN PARTICULAR. El grito, el momento de estática, idk, me imaginé todo de una forma tan cool, cinematográfica y poderosa Y ME VOY A SEGUIR REPITIENDO PERO ES QUE *chef kiss*

    Ahora se viene la segunda parte, vamos a decirle adiós a BANANA TIGER. Por cierto, from time to time me estuvo apareciendo en youtube la canción del segundo capi, la que canta Ko, and i hate you cuz no puedo explicarte yo lo RELACIONADÍSIMA que me quedó al fic. Es escucharla y verlos a todos en la taberna, istg

    Nah me muero, acabo de encontrar almendras bañadas en chocolate que no me acordaba que tenía. What a time to be alive *sigue comiendo y sufriendo*

    DIOS, QUÉ PRECIOSA ES LA SEGUNDA CANCIÓN, ME HABÍA OLVIDADO.

    Hermana noooooo por dios, puedes creer que justo al leer esta parte la canción tuvo uno de sus apogeos (justito el del minuto 2:00), los violines eSTALLARON y Cay por fin logró cruzar el portal? maravilloso servicio 10/10

    (x) Encender.

    Belu, a simple girl, prendiendo toda vela y toda estufa y toda fogata posible en el juego con la esperanza de que le den un logro por pirómana

    ALRIGHTY ESTA SEGUNDA PARTE TUVO MUCHOS MOMENTOS DE SHIPPEO AND I AM: GRATEFUL. Le agradecemos también a Altan por haber sido la única cabeza fría de toda esta secuencia, era muy necesario con Ko inconsciente y los otros dos intensitos en pleno meltdown, pero este momento. Cuando el peligro inminente ya pasó, cuando se siente mínimamente a salvo y tocarla lo desarma. Its just- *sobbing* El niño no es muy expresivo, we all know it, por eso le sienta tan bien ser Brujo, pero yo lo conozco and so does Anna y bruh, just bruh, el miedo que debe haber acumulado esta pobre criatura es indigno. Los demás también pasan miedo, pero no sé, ¿siento que en Altan es diferente? Maybe por la forma en que se traduce, o más bien, la forma en que intenta contenerlo. Los otros intensos de mierda traducen todo a: pure rage, pero Al kinda se lo traga hasta que hay algo que corta el hilo y la abraza y yo lloro *forever sobbing*

    MÁS SHIP MOMENTS, Y ESTA VEZ DE LOS GAY ONES. Cay Cay ur so whipped too my boy, my poor enraged boy

    visto lo visto, quizá toca agradecer que no mantenían contacto cuando Kou cagó a palos a Ko jsjsjs

    Yo estaba muy tranquilita leyendo la secuencia de un ritual casi pagano y definitivamente ilegal para salvarle la vida a una pobre criatura inocente cUANDO HAY UNA EXPLOSIÓN Y CUANDO QUIERO ACORDAR ANNA ESTÁ? CORRIENDO?? HACIA??? EL???? FUEGO????? i went full Altan right there JAJAJA porque la pendeja es reckless af y genuinamente dije wEY NO, TE ME VAS A MORIR ESTÚPIDA QUÉ HACÉSSSS

    Me parece muy loco que sea inmune a semejantes caudales de magia y de energía, y encima DE FUEGO. Supongo que tiene que ver con su supuesta maldición? i dont know, pero me resulta muy interesante aND I WANNA KNOW MORE *c sienta a esperar más capis*

    Ya que estamos, porque la narración no lo marcó como tal, no me alcanza la vida para imaginar el ABSOLUTE DISTRESS en el que Altan debe haberse quedado clavado viendo la secuencia JAJAJA. Pobre niño, 6k palabras de fic protegiendo a Anna y *brillitos* anteponiendo su cuerpo *brillitos* para que nada le pase, y hay una EXPLOSIÓN de FUEGO MÁGICO y la pendeja qué hace? corre hacia ahí. It was a smart move, child, but also not really *sticker del tanuki del genshin*

    Uy esto YES, MÁS SHIP MOMENTS y lo que decía arriba del miedo. Anna y Cayden sintieron muchas emociones a lo largo del capítulo, la mayoría permeadas de ira o frustración, pero realmente en Al sólo se percibe el miedo y creo que es eso lo que lo vuelve más poderoso. Es como si no tuviera protección alguna frente a sus propias emociones, nada con lo que disfrazarlas.

    also same bro, en su lugar me habría cagado los pantalones también

    MÁS SHIP MOMENTS Y SON TODO LO QUE CITÉ PORQUE SÍ, IGUAL EL RESTO LO COMPLETO YO GRITANDO. La última parte, la del cachorro en busca de consuelo, that shit really got me. Es algo que Al ha hecho varias veces en Gakkou y no sé si es porque mide metro ochenta y uno realmente no espera que alguien con su cara y su tamaño pueda sentirse tan vulnerable, but he does and, excuse me *lo abraza y llora*

    i just love my sad, scared boy so much *belu, 25 años, sigue metiendo drama en gakkou para hacer a todos aún más miserables*

    Y HABLANDO DE MOMENTOS DE SHIPS, ESTE SE LLEVA LA CORONA???? OH YES IT DOES. Al leer el capi me quedé de "okay that must be cute", pero luego llegué al N/A Y ME MORÍ??? MI AMOR LE DIJO??? M I A M O R??? IS THERE ANYTHING MORE GAYISH THAN THAT???? además, no sé tú, pero que lo haya soltado prácticamente inconsciente yo creo que le da puntos extra, eh. Ahora que pasó lo de la azotea me recordó al "don't get mad, love" y ugh, i cant. I CANT, I SAID

    fAAAAAA NO ME LA CONTÉEEEES QUÉ ES ESTA TREMENDA REVELACIÓN PEDAZO DE PLOT TWIST also tu cintita ehe PERO NOOOOO CÓMO QUE CAY ES EL DESCENDIENTE DE LARA DORREEEEEEEN

    justo supe de la existencia de la señora porque la mencionaron mucho en las ruinas élficas y todo el rollo de que Ciri es justamente una de sus descendientes, Y ACÁ TENEMOS IN THE FLESH AL DESCENDIENTE DEL UA *hace reverencia*

    Ya dije que quiero una saga de cuatro libros? this shit is so good

    Esto lo cité porque A) pobre Altan, quedó a cargo de la guardería JAJAJA y B) me mandó flashazos super fuertes de todo el asunto de Al como watchdog que mencionábamos mucho hace un par de años. Some things never change, huh

    Uuuuh no había leído esto la primera vez que leí el fic JAJSJAJA MEMEO, NO SABÍA QUE LA CRIATURA ESA DEMONÍACA QUEDÓ SUELTA Y VIVA EN EL PONTAR me apiado de los pobres peces y pescadores que pasen por ahí *c persigna*

    Like i said, disfruté muchísimo releyendo el fic y comentándolo cuz fue UNA JOYITA y tenía un montón de cosas que chillar. Ya lo dije mil veces pero sis, oh god, thank u so much por estar escribiendo esto. U have no idea how happy it makes me JAJAJA so really, thank you a lot <3
     
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    Zireael

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    I went swimming with the devil [The Witcher AU]
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    EDIT: Es medio importante a pesar de lo obvio, pero en vista de que voy a seguir usando el AU lo separé del primer capi que no estaba relacionado y no dejaba de hacerme ruido. El otro fic lo voy a dejar como un one-shot separado nomás, bajo otro título. Voy a corregir el índice, obvio.

    Estoy esquivando mis responsabilidades como los grandes, yes that's me. Mi madre me dio la vida y los AU las ganas de vivirla

    Gigi Blanche Ya te chillé un huevo el comentario por Whats, me lo tengo que saber de memoria y todo JAJAJA pero thank u so much. I'm having the time of my life escribiendo esto incluso si dije que no iba a usar el AU siempre *clown* pero es que lo disfruto demasiado como para dejarlo quieto. Creo que nunca había disfrutado escribir algo tantísimo, es como que muy diferente de lo que acostumbro y oh god it feels so good. Hasta ganas de mandarme esos cuatro libros editados tengo

    ANYWAYS que vengo con otro capi (?) Creo que la N/A importante igual la voy a dejar para el final, porque si no voy a spoilear al pedo. Me quedó kinda largo igual, good lord

    Bueno, nomás agárrate que aquí todo es shippeo puro y duro, justo como en el último. No lo escondo, I never did, profeso una religión llamada all my kids are whipped *mira todos los AU y todos sus posts* descubrí el agua tibia, i know

    No, wait. Una cosa que si quiero aclarar es de la música. Al puro principio colé Borders de Kalandra, que la pusiste en la azotea y es la canción que está en la cintita nueva de Ko, so precious, so beautiful I might cry, pero es que adoré mucho la canción cuando la pusiste. I just felt things y de hecho cuando la pusiste fue que empecé a escribir a lo endemoniado este capi, en fin que la quise dejar para todo el asunto pero luego LUEGO pasaron cosas porque me saltó una canción en insta, pero igual la hice parte del texto porque puedo.
    EDIT: tengo la cantidad exacta de cero autocontrol, así que le hice videito a la canción y edité para ponerlo para que sea fitting con las *brillitos* vibes *brillitos*




    [​IMG]

    you were raised by wolves and voices
    every night I hear them howling deep beneath your bed
    they said it all comes down to you

    .
    "remember me" I ask, "remember me" I sing
    give me back my heart, you wingless thing

    .
    that I might understand as best as I can
    how bold I was, could be - will be - still am, by God still am
    fret not dear heart, let not them hear
    the mutterings of all your fears
    the fluttering of all your wings
    welcome to the storm, I am thunder


    IV

    [​IMG]
    The Magician
    x
    The Judgement
    x
    The Strength
    x

    The Nine of Wands
    WOUND
    .
    Trial . Struggle . Creation .


    | Altan Sonnen |
    | Anna Hiradaira |
    | Cayden Dunn |
    | Kohaku Ishikawa |

    *

    *

    *


    Dunn subió una a una las escaleras que llevaban al exterior de una de las torres de Kaer Morhen, lo hizo con lentitud para no forzar su cuerpo, la piel que se había fundido bajo su propio fuego maldito. Las hierbas, algunas pociones y muy poca magia, porque seguía drenado y prefería usar sus fuerzas en la herida de Kohaku, habían logrado que la quemadura mejorara de aspecto pero seguía fresca. Cada vez que se movía la piel tiraba y dolía, al menos allí donde el tejido no había muerto. Una parte de su espalda jamás recuperaría la sensibilidad, al menos ese parecía ser el pronóstico del brujo.

    Antes de llegar al exterior se ajustó sobre los hombros la piel negruzca de lobo, era bastante más grande que él mismo, posiblemente había pertenecido a un huargo, pero la cargaba hace mucho tiempo. Era una de las pocas pertenencias verdaderamente precisadas que poseía como hechicero errante, lo único que conservaba de su vida antes de la magia.

    Cuando estuvo allí se apoyó en la pared para poder sentarse en el suelo, sacar varias cosas y comenzar a trabajar lentamente. Se había echado una buena parte de la mañana tratando la herida de Kohaku con la misma magia débil que sanaba su propio costado, así que ahora faltaban las hierbas. Las reservas del brujo se habían acabado la noche anterior, pero se negaba a dejar la fortaleza más que para cazar y traer las presas. No tenía tiempo para dar demasiadas vueltas en un territorio que no conocía muy bien, con todo y sentidos de brujo.

    Sentía que si los descuidaba podrían morir.

    Si desaparecían de su vista todo acabaría.

    —En los límites de la seguridad es donde encuentro paz —cantó el hechicero, la brisa que soplaba en la torreja le agitó la mata de cabello de fuego. Era un viento helado, anunciaba una nevada—. Donde la oscura arena choca con el embravecido mar. Veo las fuerzas por lo que son en verdad y me recuerdan que mi corazón es capaz de vibrar.

    En la pausa de Cayden se coló el aullido distante un lobo, allá en los bosques que rodeaban la fortaleza de los brujos de la Escuela del Lobo, y se le sumó otro y otro y otro hasta que toda la jauría estuvo aullando, hablando entre sí con su propia canción. El mago pensó en los lobos blancos de Skellige, de su tierra, bastante más grandes que los del continente. Pensó en su madre, fallecida ya hace décadas, y en el resto de su clan desaparecido en el tiempo también. Había recibido la Feainnewedd, la espada de plata que le entregó a Altan, de manos de uno de sus tíos antes de dejar las islas a sus quince años junto a uno de los hechiceros de Ban Ard.

    Los árboles se mecían al ritmo de la brisa fría, pero parecieron responder a los aullidos de los lobos por un instante. Las ramas se agitaron con algo más de fuerza, volvieron a quedarse quietas y finalmente siguieron moviéndose según el viento. Por ilógico que sonara, en ese aislamiento, en la fortaleza, también se sentía en casa.

    —Descanso la cabeza entre las solitarias rocas. Escucho al océano diciendo, “Ven conmigo en su lugar” —retomó el mago mientras machacaba hierbas en un pequeño mortero—. Canta canciones sobre almas ingratas que alguna vez pensaron que los dioses les devolverían a su hogar.

    La última nota se perdió entre el viento y los aullidos distantes de los lobos, se desvaneció allí y él guardó silencio, concentrado en su tarea. Se le notaba cansado, tenía la piel pálida y los ojos casi se le cerraban, pero no se detenía. Llevaba más tiempo vivo del que le habría gustado a cualquiera, pero desde muy joven había demostrado esa clase de terquedad. Otros la definían como falta de límites más bien.

    Rendirse no estaba en las opciones.

    —¿Te la enseñó él? —La voz que lo sacó de sus pensamientos fue la de Anna de Narok, había subido la torre apenas escuchó el rumor lejano de su canción y cuando estuvo a su espalda se detuvo—. Ko, quiero decir.

    A pesar de que lo había tomado desprevenido no se sobresaltó, en cierta manera estaba acostumbrado a la presencia de la muchacha y además estaba demasiado cansado como para reaccionar. No contestó de inmediato, echó más hojas en el mortero y reinició el movimiento, despacio pero constante.

    —La cantaba mi madre o al menos algo muy parecido —respondió entonces—, pero recuerdo que tiempo después la escuché en boca de una amiga de Ko, una hechicera también. Los encontré una vez en una posada, ella estaba cantando y Ko tocaba el laúd. Tenía un tinte todavía más melancólico si quieres llamarlo de alguna manera, pero sonó… sonaba a casa, llevaba al menos dos años sin verlo.

    —¿Desde cuándo-

    —Ko tenía diecisiete o dieciocho años, desembarcó en el continente desde la costa oriental. En Novigrado —respondió él sin dejarla contestar, no fue por impaciencia o molestia, solo se anticipó a la pregunta—. Traía una bolsa de monedas, cuatro mudas de ropa y se gastó el dinero en un laúd porque su instrumento se hizo trizas en altamar o algo así, durante una tormenta, me lo contó después. Como ya sabes, tiene bonita cara pero no es lo que se dice una mente maestra, el dinero que le quedó no le alcanzaba para pagar la posada, pero tocó toda la noche hasta que reunió las monedas para hacerlo.

    —¿Toda la noche? —Buscó saber ella, una risilla se le coló en la voz.

    —Toda la noche. Lo invité a la cerveza —contestó él mientras comenzaba a guardar la pasta de hierbas en un frasco—. Se quedó allí un tiempo, en Novigrado quiero decir, cantaba en las tabernas y luego comenzó a cantar en fiestas. En algún momento se fue y yo tuve que hacer lo mismo.

    —¿Crees en el poder del destino, Cay? —preguntó Anna entonces y se acercó a él, tomando asiento en el suelo para alcanzarle una a una las hojas que iba a seguir moliendo cuando él terminó de guardar la primera pasta—. En las vidas unidas por una fuerza más grande que nosotros mismos.

    —Muchos lo hacen, ¿no? Tu supuesta maldición es una forma de destino, incluso los niños invocados por la Ley de la Sorpresa son una forma de ver el destino o las Fuentes como yo, a quienes los hechiceros hace siglos solo secuestraban de sus hogares. Altan posiblemente sea uno de ellos, un Niño de la Sorpresa quiero decir, parecido a la mayoría de brujos desde que su raza fue creada. Hubo alguien antes de Altan que pidió como recompensa “aquello que encuentres al llegar a casa y no esperabas”... A veces puede ser un jarrón nuevo, otras puede ser un niño —respondió Cayden retomando su tarea ahora con ayuda de la hija del Sol Negro—. Y así es como ahora tienes un brujo. Uno que ni siquiera recuerda a su familia.

    La joven comprimió los gestos en un revoltijo de tristeza y molestia. Sabía que la vida de los brujos no era ejemplar, había visto a personas escupirle a Altan al pasar y a muchos tantos otros decirle que por dinero haría cualquier cosa. Que lo supiera no significaba que perdiera su efecto ni su fuerza. La existencia de los brujos había sido necesaria, pero también era resultado de la tortura y si había aprendido a no reaccionar a la hostilidad de los demás hacia Altan había sido solo porque él se lo había pedido. Le pedía pocas cosas.

    —Es… terriblemente cruel —murmuró de forma apenas audible.

    —Es el mismo mundo que te forzó a ocultarte en unas ruinas y el que me forzó a cargar el cuerpo de Kohaku fuera de Novigrado —completó él, inexpresivo—. Narok exilia a su princesa por la profecía de un hechicero loco, los hombres aborrecen a los brujos que necesitaron por siglos y las naciones que tenían magos y hechiceras como consejeros de repente nos queman, incluso matan a nuestros amigos por pretender cuidarnos. ¿Es eso el destino? No lo sé, pero si el destino me puso contigo, si fue el destino lo que me hizo contratar a Altan y lo que me unió a Ko… Es tan cruel como bondadoso, nos ha quitado cosas y nos ha dado otras. Es como si nos diera las herramientas para resistirlo, incluso si eso nos condena.

    La respuesta fue contundente pero amplia a la vez, cargaba consigo resignación, pero también algo parecido a la esperanza. Quizás era una manera de forzarse a encontrar una cosa buena en cientos malas, porque no había otro modo de vivir. La guerra existía así como los monstruos y al final los humanos, así como la magia que habían pretendido domar, lo admitieran o no, eran uno de ellos. Habían llegado con la Conjunción, habían tomado un mundo que no les pertenecía y ahora esto era lo que había.

    Estaban ocultos en una fortaleza ajena, con Kohaku todavía inconsciente, Cayden con una quemadura brutal en el costado y Anna habiendo dejado todo atrás. Estaban bañados en la sangre de tantos que a veces era difícil que se reconocieran a sí mismos y por eso necesitaban los recordatorios constantes de sus verdaderas esencias. Del amor que podían profesar, de su persistencia y poder.

    —Bueno, se ve quién es el inteligente de esta torre —atajó ella y le pasó otras hojas.

    —Llevo en este mundo al menos tres vidas tuyas —respondió el mago y los aullidos de los lobos se silenciaron gradualmente—. Anna, si alguna vez… Si algo me ocurre, por favor-

    —Entregaste un trozo inmenso de tu costado, ¿y me estás hablando de escenarios improbables? —Lo reprendió la muchacha antes de que terminara y él se hizo pequeño en su lugar—. Serás todo lo viejo que quieras, pero tampoco eres muy listo. Solo… Ko y yo pasaremos por lo mismo, ¿no? Nos haremos viejos y ustedes permanecerán, lo mejor que pueden hacer, Al y tú, es darnos ese tiempo, es lo único que conservaremos. Los elfos creen que las vidas humanas son efímeras y puede que tengan razón.

    —Solo Ko —susurró él y sus movimientos se detuvieron por completo—. Has recibido Caos ya. Vivirás como nosotros, como él y como yo, pero Ko no. Lo veré envejecer, cuando deje de tener cara de muchachito y le aparezca la primera arruga, la primera cana. Lo veré formar una vida diferente, acorde a lo efímero de su realidad, y entonces… Entonces agradeceré haber podido verlo desde mis sombras, en vez de que muriera en mis brazos en las primeras quemas de Novigrado. Veré la cicatriz del fuego y sabré que representa la vida de otro que no fue como la mía, pero fue. La vida de otro al que amé. Los corazones están marcados por el amor que hemos recibido, para siempre, vivas veinte años o cien.

    Anna parpadeó, contrariada, y los ojos se le empañaron de repente. Quizás estuviera demasiado sensible por el desastre reciente, quizás tenía más de un duelo a medio camino, pero la manera en que el hechicero habló de la que sería una cicatriz en el futuro zarandeó algunas de sus nociones más arraigadas.

    Pensó en la cicatriz en el rostro del brujo, la que marcaba el paso de su daga, y la culpa que sentía cada vez que la miraba. Sin embargo, para Dunn la cicatriz sería un recordatorio de la vida de alguien más. Se tenían cicatrices porque se sobrevivía, porque se resistía o se amaba. Puede que todas a la vez, pero no eran solo daño, no eran solo el paso de un arma sin objetivo. En las cicatrices se encontraba la vida propia y la de los otros.

    Para ser un hechicero quizás era demasiado emocional.

    Justo por eso había estado por reventar Novigrado, puede que por el mismo motivo se dedicara a viajar en vez de haberse asentado como consejero de algún monarca. No habían medias tintas para él, como no las había para ella, sería incapaz de guiar a nadie sin colisionar con sus propias ideas.

    —¿La cubrirás con magia cuando haya sanado? —Buscó saber ella, volcando la atención en las hojitas.

    —Depende. Me da miedo lo que piense al verla, me da miedo encontrar en sus ojos la misma culpa que yo sentí cuando le atravesaron el abdomen con una espada por estar conmigo, porque puse resistencia y pretendieron atravesarme con la espada que finalmente atravesó a Ko —admitió el hechicero en un murmuro y se le anudó la garganta, Anna pudo jurar que se le habían humedecido los ojos—. A él lo atacaron por proximidad, pero yo elegí esto. Elegí usar la Doble Cruz para crear a la serpiente, elegí absorber el fuego y usarlo. Todo lo elegí yo.

    En'ca minne —dijo la princesa de Narok en voz baja, barriendo el nudo en su propia garganta al pasar saliva y pretendió desviar el asunto, más o menos—. ¿Qué significa?

    —Querido o amor —respondió él en el mismo tono y se permitió una sonrisa resignada en medio de su cansancio, tenía un recuerdo muy borroso de haberlo dicho cuando Altan pretendió despegarlo de Kohaku—. ¿Te lo sopló el brujo?

    —Cuando desperté ese día Altan estaba moviendo a Ko a uno de los cuartos de las torres. El cuidado con que lo trató… Al tiene neutralizadas las emociones hasta cierto punto, pero entiende la importancia de la vida de los demás, lo que significan para otros, y actúa en consecuencia. Cuando lo dejó en la cama sacó varios preparados de hierbas y mientras lo hacía beberlos, lo escuché decir algo. "Despierta pronto, aen do en'ca minne", habla poco en Lengua Antigua, casi siempre cuando usa señales o conjuros muy sencillos, y yo solo entiendo algunas cosas. Tuvo que hacerlo porque lo que le dijiste también fue en ese idioma.

    —Por tu amor. Despierta pronto, por tu amor —tradujo el mago y algo parecido a la tristeza le cruzó las facciones—. El viejo brujo se puso muy sensible desde que te conoció, ¿no crees?

    —Acabas de decir que el amor cambia cosas —soltó ella como si fuese obvio, porque lo era.

    Habían pasado años ya y el brujo seguía a su lado. Trayendo malvas, viéndola bailar y sacándola de las manos de los que pretendían cazarla como si fuese un animal. Hablar o escribir no era su fuerte, pero sus acciones se esforzaban por reflejar lo que sentía, emociones que no se le habían enseñado ni se le habían permitido.

    —Nos cambia hasta los huesos, queramos o no. —Reinició sus movimientos, sacando el aceite de las hojas al pisarlas con el mortero y siguió hablando—. Con el paso de los años, con las baladas y lo que he visto, he llegado a pensar que lo que nos han contado de los brujos está mal, de la misma manera en que la profecía del Sol Negro parece estar mal, al menos en su base. Nos han dicho que se les despojó de su humanidad para cumplir una tarea, pero creo… Creo que nosotros queremos pensar que no la poseen para poder dormir cada noche. Para poder cerrar los ojos y no pensar en que hay hombres allí afuera que fueron alguna vez niños arrancados de los brazos de sus madres, que no hicimos pasar a jovencitos por la Prueba de las Hierbas o los enviamos a morir para saber si podían enfrentarse a un ghoul. Si piensas que la criatura resultante, el mutante, no es capaz de sentir nada no debes preocuparte por lo que le hiciste. En un mundo donde Altan es visto como un extraño a pesar de tener forma humana, lo único que le recuerda que hay algo más allá eres tú, Anna. El destino le otorgó a Altan la posibilidad de saberse amado y eso, si me preguntas, es algo que algunos buscamos durante toda nuestra vida.

    La princesa le alcanzó el último puñado de hojas, él las recibió y terminó de aplastarlas, vertiendo el aceite en otro frasco distinto a la primera pasta. Realizó esa tarea en un silencio absoluto que solo rompieron los aullidos de los lobos de nuevo, y cuando la manada volvió a silenciarse la voz de Anna se escuchó otra vez.

    —Te ayudo, Cay —dijo mientras se levantaba y le ofrecía las manos—. No puedes esforzarte mucho todavía.

    El hechicero la miró desde abajo, el viento le revolvía la mata de cabello oscuro, negro como el de Altan, y aunque se le notaba cansada también los ojos rosáceos le brillaban con calidez. Esta muchacha había tenido que dejar todo, pero no era la primera vez y ahora era una persona distinta a la que se había recluido en las ruinas. El tiempo le había endurecido la piel, sí, pero también le había otorgado una templanza casi envidiable.

    Cayden guardó los frascos y el pequeño mortero en una bolsa que tenía atada a la cintura para liberarse las manos, las estiró para tomar las de Anna de Narok y la chica hizo de palanca para que él pudiese levantarse sin tener que hacer tanta fuerza. Aun así lo escuchó quejarse, así que le ofreció el hombro por sí quería apoyarse en ella, pero el isleño sostuvo su peso.

    Estuvo por comenzar a caminar de regreso al interior de la fortaleza, pero aunque dudó terminó por rodear a la joven con los brazos cuando soltó sus manos. El abrazo la tomó desprevenida, pero apenas le llegó aire a la cabeza correspondió el gesto con cuidado de no estrujarle el costado de la quemadura. El pelirrojo la envolvió con cierta firmeza, ancló la mano en su nuca y la sostuvo. Para ser tan delgado el gesto había sido sorprendentemente protector, daba esa sensación.

    —Por ti el fuego no me consumió la mitad del cuerpo —dijo en voz baja—. Por ti mi niño está vivo. Nunca me creí capaz de enseñarle a nadie, pero aprendiste bien y nos salvaste. A mí, a Ko y a tu brujo. Nuestras vidas son tuyas.

    La hija del Sol Negro parpadeó de nuevo, pretendió barrer la correntada de lágrimas y terminó por cerrar los ojos, dedicándole una caricia el hechicero en el área sana de la espalda. Sus conversaciones con Cayden habían sido siempre intermitentes, le había costado confiar en él incluso más que en su Grifo, pero cumplía con su palabra una y otra vez. Por él los campesinos no la habían alcanzado en las ruinas, por enviar a Altan, y por él estaban en Kaer Morhen lejos del desastre de Novigrado.

    El fuego sabía reconocerse a sí mismo.

    —Tienes que descansar —murmuró ella cuando deshizo el nudo en su garganta—. Vamos adentro, estás frío. Quedó algo de vodka, igual viene bien para el espíritu, ¿no crees?

    Acababan de romper el abrazo para entrar a la fortaleza cuando la puerta de la torreja se abrió de golpe, revelando la silueta del brujo. Sus facciones estaban cruzadas por una mezcla de miedo y alivio de lo más extraña, y los miró a ambos con una intensidad de por sí rara en él. Lo que dijo congeló a Anna en su lugar y pudo respirar con más libertad.

    —Despertó —soltó en tropel y Cayden se precipitó hacia la escalinata sin pedir explicaciones ni recordar el estado de su propio cuerpo—. ¡Está en la sala principal!

    La mirada del Grifo se quedó sobre Anna de Narok, fue un instante, no más que eso, pero las cosas que había dicho el isleño rebotaron en su mente y a la joven los gestos se le descompusieron sin permiso. Altan no preguntó, no habló, no hizo nada más que acercarse a ella y envolverla entre sus brazos con firmeza.

    Después de todo lo que habían pasado, de la cantidad de emociones que los habían sobrepasado ya hace días, había tardado mucho en conectar de verdad con todo. Quizás había sido porque él había tenido que cuidar de ella una parte del primer día, de Dunn los dos siguientes y luego había seguido pendiente del bardo incluso si el hechicero había comenzado a moverse, lo cuidaba por el día, cuando Cayden caída rendido por el desvelo.

    —Mi princesa —murmuró el Grifo en voz baja, hundiendo la nariz entre el cabello oscuro de la joven—. Aquí estoy, aquí estoy.

    Anna de Narok reaccionó a esas palabras, sus brazos rodearon la espalda del brujo y su rostro se hundió en su pecho de inmediato. Cerró los ojos allí, en ese abrazo, su cuerpo se aflojó a sabiendas de que él la sostenía, que no iba a dejarla caer. Sintió que él le dejaba un beso en la coronilla, casto, y tragó grueso.

    —Gracias por siempre volver —dijo con un hilo de voz—. No me dejaste allí.

    —¿Cómo podría? —replicó el Grifo de inmediato—. Cuando vi el humo alzarse estaba en las villas y solo… El miedo que sentí no puedo describirlo. Todo lo que sabía era que debía sacarte. Perdóname por obligarte, pero no podía perderte.

    En la tensión que se había suspendido por el estado del castaño nadie había podido hacer, decir o pensar como quisiera. Habían disculpas atascadas, pedidos en las gargantas y miedos palpitantes en cada uno de ellos. Temían por sus vidas, las de los otros y el estado del mundo, lo que implicaba para sí mismos, pero ahora Kohaku había despertado y con él el aire volvía a circular.

    La hija del Sol Negro negó suavemente con la cabeza, tanto como se lo permitió la posición al menos, y se aferró a él con más fuerza. De nuevo, la charla con el hechicero había revuelto demasiadas cosas, más de las que anticipaba, porque en su exilio jamás había conseguido los fragmentos de historia sobre los brujos, ni siquiera de los Grifos que servían a Kovir y por rebote a Narok. No solo ella estaba atravesada y condenada por el destino.

    —Ya, ya. —Lo consoló Anna cuando sintió que podía hablar otra vez—. Ya basta de culparnos una y otra vez. Me sacaste de las ruinas y de Novigrado, me sacaste. Hiciste lo que debías hacer, yo habría hecho lo mismo.

    La joven tomó aire, se despegó de él apenas lo suficiente para limpiarse el rostro y entonces pasó los brazos sobre los hombros del brujo. Sin la armadura encima su silueta era más delgada, más suave también, sin importar los cientos de cicatrices que le cubrían el cuerpo. Para ella, en ausencia de un espacio físico al que llamar hogar, eran esos abrazos los que le brindaban uno.

    —Te amo. —Lo escuchó decir cerca de su oído—. Te amo y es lo único de lo que estoy seguro, Anna.

    Sonó terriblemente serio, como casi siempre, pero en esas palabras había tal cantidad de emociones contenidas que a la princesa exiliada se le volvieron a humedecer los ojos. Quizás Cayden tuviera razón, quizás el destino les estuviera dando las herramientas para luchar en su contra o para sobrevivir a sus inclemencias.

    Con una guerra iniciada, con los Oscuros avanzando, Radovid enloquecido y sus propias vidas persiguiéndolos, podían confiar solo en los que estaban dentro de estas paredes. Debían sobrevivir el invierno y entonces tomar decisiones.

    Cuando el Grifo se desenredó de su cuerpo ella lo miró, se había llevado las manos al cuello para tomar la cadena y quitarse el medallón de grifo, el que lo identificaba como brujo de esa escuela. Estiró las manos hacia ella, le colocó el objeto con cuidado de no enredárselo en el cabello y le cabeza de grifo, plateada, reposó sobre su pecho. Anna lo miró confundida, esperando una explicación.

    —Los brujos forjamos nuestros medallones cuando superamos las pruebas, cuando somos reconocidos como tales. Ese fue el primer medallón que forjé, cuando era todavía un mocoso preparándose para empezar la Senda. Ahora es tuyo —dijo con calma y sostuvo su mirada—. Mientras estamos aquí forjaré uno nuevo para mí. Ya lo has visto funcionar, ¿cierto? Vibra en presencia de magia, sobre todo magia peligrosa. Blandes una espada, usas magia y tienes un medallón, en cierta medida eres medio brujo. Solo recuerda que estoy contigo, que lo estaré sin importar lo que pase.

    .
    .
    .

    La carrera del isleño no se detuvo hasta que alcanzó la estancia central de la fortaleza donde solo estaban las mesas, los restos quemados del librero que había sido consumido por la esfera de fuego que posiblemente fue la misma que lo quemó a él, y poco más. Con el espacio vacío sus ojos buscaron al bardo casi con desesperación, pero trastabilló un instante por el esfuerzo y tuvo que apoyar el peso en la mesa más cercana.

    Tomó aire a conciencia, trató de ignorar la ola de dolor que le alcanzaba la cabeza y siguió observando el espacio. Fue un instante más tarde que notó el movimiento en el exterior, la puerta principal estaba abierta desde temprano porque Altan había estado dando vueltas por los patios de Kaer Morhen, ansioso, consciente de que debería dejarlos para por lo menos cazar algunos animales de nuevo. En algún momento debió volver a entrar y dejó abierto.

    —Por Freya, este muchacho va a matarme —dijo para sí, retomando la marcha ahora hacia el exterior.

    Cruzó la gran puerta y no tardó en identificar la silueta delgada del bardo, estaba acuclillado no muy lejos de los restos de la hoguera, fríos hace días. No llevaba encima más que la ropa limpia que habían conseguido entre los cientos de cosas apiladas en la fortaleza, pero la camisa le iba grande y no abrigaba lo suficiente para que estuviera allí afuera. Cayden avanzó con prisa, se quitó de encima la piel de huargo y se la ajustó al muchacho envolviéndolo como si fuese un niño. El castaño no parecía haberlo escuchado hasta que lo tuvo encima, que fue cuando alzó los ojos ambarinos en su dirección.

    —Cay Cay —dijo en voz baja, débil, entre sorprendido y aliviado, sin enderezarse todavía.

    Lo observó como si fuese una genuina aparición, el hechicero se dio cuenta, y aunque le tomó tiempo reaccionar se levantó con algo de dificultad para echarle los brazos encima. La piel de lobo ajena estuvo por caerse, pero Dunn la sujetó a tiempo y la mantuvo a su alrededor, para que no pillara más frío, pero apenas Kohaku lo tocó las manos habían comenzando a temblarle.

    Sabía que estaba vivo, que despertaría, pero desde que él mismo había recuperado la conciencia pasaba las noches en vela, pensando en la posibilidad lejana de que no pudiera abrir los ojos otra vez. De que un día simplemente diera el último respiro y toda la magia no hubiese sido capaz de salvarlo. Permanecía junto a su cama cada noche, incapaz de pegar ojo hasta que el primer cacho de sol se asomaba por el horizonte y las pesadillas, en cierta medida, retrocedían cuando dejaba de ver el rostro del bardo bajo las sombras recortadas de unas cuantas velas.

    En esos momentos de silencio absoluto, uno que solo era roto por el crepitar de las velas, su respiración y la del joven castaño en su letargo, pedía en silencio a Freya por la vida ajena. No importaba si era un hechicero, si había sido entrenado en el continente, pedía a la diosa cuyo templo estaba en la pequeña isla de Skellige de la que era originario. La diosa del amor, la belleza y la abundancia, sí, pero la misma a la que las mujeres elevaban sus plegarias cuando sus hombres se adentraban en las aguas embravecidas de las islas y a la que rezaban los guerreros antes de la batalla.

    Las plegarias a Freya estaban dirigidas a la vida.

    —Casi te mueres. —Fue lo primero que pudo decir el mago, absolutamente rebasado por las emociones—. Casi te mueres.

    —Te golpearon con una cachiporra —murmuró el bardo al recordar el caos del teatro—. Tu cabeza, Cay, ¿te duele mucho?

    Hizo el intento de separarse de él con cuidado, quiso revisarlo, pero Dunn se negó a dejarlo ir. El temblor de sus manos no se detuvo, para disminuirlo se aferró a él, a su figura envuelta en la piel de lobo, y cerró los ojos barriendo el miedo que lo había carcomido desde que recobró la conciencia y Kohaku seguía sin despertar. Estaba vivo, ya no debería pasar las madrugadas mirando el fuego, rezando a su lado, pero no podría olvidar nunca el peso de su cuerpo y la densidad de la sangre entre sus dedos.

    Era de eso de lo que estaban hechas las pesadillas.

    —Respira —pidió Kohaku en el mismo susurro quedo y le acarició el cabello con cuidado, tratando de no tocar donde creía recordar que lo habían herido—. Respira, cariño. Te descontrolas con ciertas cosas, ¿recuerdas? Las velas chisporrotean cuando te asustas o te enojas, así que respira. Estoy aquí, ya estoy aquí.

    La indicación parecía ilógica, pero por la manera en que Cayden inhaló de golpe, como un niño dando su primer respiro en el mundo, fue evidente que había dejado de tomar aire apenas lo abrazó. Boqueó, los dientes le castañearon y la quemadura le arrojó otra onda de dolor, pero lo disimuló como pudo, entre el desastre general que tenía.

    Kohaku había sido siempre tranquilo, nunca había reaccionado mal a uno solo de sus arrebatos y lo trataba con paciencia. Puede que el bardo se diera cuenta desde el primer momento de lo intenso que podía ser y no mucho después entendería que también tenía cierta tendencia a los… excesos emocionales, para llamar a su drama de otra manera. Pensaba mucho, decía poco y espiralaba con facilidad, se movía como un torbellino de fuego. Se consumía a sí mismo y a quienes lo rodeaban, pero no había conocido a nadie que amara con tal transparencia y fuerza. No hasta que conoció a Anna de Narok en Novigrado, años después de su primer contacto con Cayden Dunn.

    Salían de un molde extrañamente similar, como dos fuegos nacidos de la misma madera y la misma chispa inicial. Había en ambos algo que parecía unirlos de forma irremediable y en cierta forma, por aproximación, unía al bardo y al brujo. Saberse queridos por esa clase de fuego, uno tan poderoso, puede que fuera el más grande los honores.

    Le tomó su tiempo, pero el hechicero logró tranquilizarse y cuando el joven buscó separarse otra vez lo dejó aunque no rompió del todo el contacto con su cuerpo. Sus brazos volvieron a ajustarle la piel de huargo, luego se deslizaron a los ajenos y se afianzaron allí, incluso cuando Kohaku comenzó a moverse con lentitud. Sus manos escarbaron con delicadeza entre el cabello rojizo del hechicero, ya limpio, pero dio con la herida a medio cerrar.

    Era profunda, por obra de los dioses no le había alcanzado el cráneo, pero estaba sellada con fuego, lo mejor que tenía Cayden a mano siempre. Él no tenía manera de saberlo, pero quien había cauterizado realmente la herida había sido Altan con ayuda de una daga hirviendo. Le dejaría cicatriz, claro, pero se disimularía entre su mata de cabello y podría cubrirla con magia también.

    —¿Te duele mucho? —repitió Kohaku, frustrado ahora sí.

    —No, Ko. Tranquilo, ¿sí? Estoy bien.

    Lo notó comprimir los gestos, para nada convencido, y cuando despegó las manos de él percibió el chispazo púrpura entre sus dedos. No lo había visto antes, pero ahora tomó la mano del joven, incrédulo, y se quedó observando la flor como si fuese algo proveniente de la Conjunción. Era pequeña, de tonos violáceos, y no se suponía que estuviera allí.

    —¿De dónde la sacaste? —preguntó bastante consternado.

    —No es venenosa —contestó el joven con una seguridad absoluta.

    Conocía la leyenda de los hijos del sol.

    —¿De dónde, Ko?

    —Estaba allí, en una mancha oscura… Parece sangre, Cay, ¿de quién es? La sangre del suelo, por la hoguera, no me digas que An-

    —Es mía.

    La contundencia de la respuesta, casi brusca, como si buscara negar algo que sospechaba desde hace mucho hizo que el bardo alzara el rostro en su dirección. Kohaku pocas veces perdía la calma, ya eso estaba dicho, incluso ahora que parecía haber resucitado de entre los muertos, pero al saber de dónde había crecido la flor, cuál era la sangre que la había generado, el cuerpo todavía resentido por su herida sanada por un fuego que habría podido matar a cualquiera, que de hecho había matado a muchos ya, pareció llenársele de algo similar al miedo.

    No lo asustaba Cayden, jamás podría hacerlo. Sin embargo, temía su destino de una forma parecida a la que el brujo temía al destino de Anna.

    El peso que la profecía ponía sobre los hombros del isleño no era diferente al que reposaba sobre los de Anna de Narok, la vida de la joven anunciaba el regreso de Lilit, era vista como una bestia que prepararía los terrenos para la diosa bañándolos de sangre y el otro amenazaba con convertirse en El Destructor, aquel que traería el Frío Blanco al mundo, condenándolo a su fin. El árbol genealógico de Lara Dorren, el que había visto en manos de otra hechicera, no recogía un solo descendiente varón, por eso nadie se había preocupado por pensar en su sangre incluso si tenía ancestros elfos.

    Era imposible.

    Era sencillamente imposible que dos criaturas que podían lucir tan pequeñas fueran capaces de reducir el mundo a cenizas, a ríos de sangre y montones de nieve. Conocía a Cayden, lo hacía de verdad, y ahora conocía a Anna. No había manera de que estuvieran condenados solo por haber nacido, no siendo lo que eran.

    No con su amor y su fuego.

    El Sol Negro anuncia el regreso inminente de Lilit,
    todavía honrada en el Este bajo el nombre de Niya,
    y el exterminio de la raza humana. El camino de Lilit lo prepararán
    sesenta bestias coronadas con oro,
    que con ríos de sangre los valles llenarán.


    El mundo perecerá entre los hielos y renacerá con el nuevo sol.
    Renacerá de la vieja sangre, de Hen Ichaer, de una semilla plantada.
    Una semilla que no germinará sino que estallará en llamas.

    —La profecía de los elfos —murmuró el castaño sin apartar los ojos de Cayden, que ahora rehuía su mirada—. Lleva siglos en las baladas… Se escuchaba incluso en el Este.

    Incluso antes de que Lara Dorren muriera habiendo tenido descendencia con un humano.

    —Adentro, Ko. No puedo dejarte aquí más tiempo, si pescas frío te sentirás peor.

    Giró a su alrededor, se colocó a su espalda y luego de acomodar las manos en sus hombros lo guio de regreso al interior de la fortaleza. Al hacerlo reparó en el montón de botones violeta allí donde Kohaku había estado acuclillado, habían crecido de repente, la que el bardo había tomado era la primera en abrirse y la seguía sujetando entre sus dedos mientras se dejaba guiar por el hechicero.

    En otras condiciones, menos agotado, quizás lo habría molestado un poco por lo evasivo que estaba siendo, pero lo compungido que lucía le dijo que no era prudente. Además, ¿no parecía moverse con dificultad?

    Quiso preguntar, pero la firmeza del agarre en sus hombros y el calor de la piel de lobo le atascaron cualquier intención. Había momentos en que elevaba unas inmensas paredes de roca a su alrededor, todos los magos y hechiceras parecían hacerlo, después de todo eran los mismos que se encerraban en ruinas élficas guardando sus secretos en grimorios, pero en Dunn ese encierro parecía mucho más frío. Lo dejaba entrar en su torre aislada, en su cueva, pero no encendía todas las luces, algo parecía contenerlo todo el tiempo.

    Lo llevó al interior de la fortaleza, volvieron a la estancia central y cuando estuvieron cerca de una de las mesas el hechicero arrastró un banco de madera, viejo que daba gusto. Lo acomodó, instó al bardo a sentarse y se hincó frente a él para levantarle la camisa para revisar la herida cicatrizada. El tejido más externo seguía sin cerrarse como debería, pero iba por buen camino, con la parte más profunda de la herida ya curada todo era cuestión de tiempo.

    —En una semana deberías estar como nuevo —dijo mientras apoyaba la mano en la herida, murmurando palabras en Lengua Antigua, y al terminar alzó los ojos al joven que se había quedado mirándolo—. ¿Podrías dejar de mirarme como si fuera un fantasma?

    —¿Qué hiciste, Cayden? —preguntó luego de batallar consigo mismo un buen rato y dejó la Feainnewedd en la mesa.

    Hubo una pizca de algo parecido al miedo o la ira, no sabría decirlo con certeza, pero el tono del joven trastabilló y el hechicero fingió sordera. Lo miró desde abajo, inalterable, porque acababa de confesarle a Anna que sería incapaz de lidiar con el cuestionamiento.

    —¿Yo? Lo mismo que he hecho siempre, me viste curar a la gente muchas veces, sobre todo en pueblitos pequeños. Soy muy servicial, después de todo.

    Kohaku negó con la cabeza, despacio, el movimiento fue casi rígido y el isleño se irguió con algo de dificultad, así que lo miró desde arriba. No tenía idea de qué tanto había logrado captar en medio de su inconsciencia, si siquiera había escuchado algo siendo que había estado más muerto que vivo, pero por la manera en que lo miró, por lo estupefacto que parecía la pregunta parecía responderse sola.

    No, no se refería a cómo había cerrado la herida.

    Quería saber por qué no estaba muerto.

    —Tuve un sueño —murmuró tan bajo que casi no se le oyó, pues el eco se perdía entre las paredes altas de Kaer Morhen—. Fue largo, larguísimo, había fuego por todas partes pero no me tocaba. Me en’ca minne, esa era tu voz, ¿no es cierto? Era tu voz, la reconocería en cualquier parte.

    ¿Había visto el futuro acaso, mientras estaban todavía en Novigrado o había visto el pasado en su letargo? En cualquier caso no tenía sentido, no era un oniromante. La única explicación era que su magia descontrolada en el puente o durante el ritual de fuego se hubiese proyectado a él, lo suficiente para despertar una sensibilidad que había permanecido dormida hasta entonces.

    No tenía sentido, no debía ser así.

    El bardo estiró la mano hacia el mago, alcanzó a pescar sus ropas antes de que pudiera retroceder y le descubrió el costado, revelando las vendas que le cubrían todo el torso, casi hasta el abdomen solo para mantenerse en su lugar sobre la quemadura que le había derretido la piel de las costillas y la espalda. Estaban húmedas, la piel no había dejado de supurar un maldito instante.

    >>¿Qué hiciste, Cayden?



    Mucho de la conversación infinita entre Cay y Annita la saqué de cuando hablaron en la azotea hace un vergo de tiempo, que desde allí creo que arrastro lo que decía tu comentario y que te dije por whats por rebote, que es esto de que hay fragmentos en que son muy parecidos y eso solo lo noté en Gakkou. En sí en Gakkou es donde he podido desarrollar más a Cay, por el paronazo de Pokémon, y sé que muchísimo de él, de su carácter, se construyó alrededor de Ko y aunque no parezca también alrededor de Anna, en el fact de que él se reconoció a sí mismo en ella. Yo sé que es mi personaje and all, confirmo que es un intensito, que es dramático a secas y se ahoga en vasos de agua, de la nada es de lo más posesivo y mil defectos que tendrá, pero I just know deep in my soul que profesa uno de los amores más fuertes y leales de todos mis pendejos, lo respeto por eso, porque creo que hay que ser valiente para amar de esa manera y por lo mismo respeto y admiro a Anna *hace una reverencia* Never change, children, never. El depressed one y el sunshine deserve all that love

    ah wait jajsjsj
    [​IMG]

    Nota importante, porque no sé hasta dónde se cacha la referencia en el texto aunque igual no es que pueda haber confusión, creo (?) La amiga de Ko que menciona Cay es Morgan, no sé hasta dónde la vaya incluir en el futuro ni nada, PERO su personaje sí lo tengo escrito en piedra desde que inicié el AU, es hechicera, maybe ande en un rango de edad parecido al de Cayden con sus buenas décadas en el contador, también es de las Skellige como él, y fue educada en Aretusa como Yennefer y otras.

    La canción cayó en nivel de intensidad Flamitas if u ask me, pERO QUÉ PEDAZO DE CANCIÓN ES HERMOSA.

    Cómo carga consigo Cayden una piel de lobo en todo ese caos, pues con el poder de la magia, hermana. Entre toda la tontería, a medio camino me acordé del Ko de SS con su piel de lobo blanco and I cried a little.

    Sobre esto: aen do en'ca minne, en sí no encontré cómo traducirlo directo del Elder Speech, tuve que colar una palabra directa del irlandés, así que es ahí Elder Speech medio fanmade para poder poner la frase nomás. En medio de los ochenta dramas del AU y entre cosas que releí me robé con todo el descaro la única vez que Ko le dijo cariño a Cay, que fue en medio del mess de los baños cuando le soltó la sopa de Kou y pasaron que cosas. Es funny as hell que venga de ese contexto, i just know que debe teasearlo de lo lindo JASHJA

    Si me acuerdo de algo más edito como hice en el anterior, pero creo que no me dejé nada en el tintero.
    EDIT: SÍ ME ACORDÉ DE ALGO!!1! Quise usar la canción que me mandaste también, la de Ailein Duinn, pero esa creo que me la voy a reservar ehe. En cualquier caso, esta canción que terminé poniendo, que igual es de Joey Batey pero con su banda (it's so good wth man is bard coded) me recordó por partes a Wild One de Malinda, que por cierto esa canción siempre me dio vibras de Anna io ke c YOU'RE A WIIIILD ONEEE y I AM THE WIIIILD same thing in my mind
     
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    Zireael

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    Es un placer volver a donde soy feliz (????) En esta actualización me quedé atorada más bien porque tuve como muchas ideas diferentes (estaba pensando rapidísimo istg, mi cerebrito a todo gas) y no supe darle forma a ninguna de forma continua porque me distraía con las otras. Empecé el capi tres veces, creo, y acabé arrojando esos párrafos a las ideas sueltas que conservo y así se fue quedando hasta que tuve como 2k de ideas que no conectaban entre sí JAJAJAJ en cualquier caso hace algunas semanas ya conecté con otra idea a la que pude sumarle varios de los párrafos que había escrito antes.

    En el pequeño hiatus igual viste que estuve dándole forma a las cosas del doc, trasteando la wiki por la salita y demás. Me costó encastrar algunas cosas en la temporalidad, todavía hoy en la tarde estaba con la wiki abierta por incontable vez (?) pero creo que ya los eventos y cosas que fui poniendo se sostienen con algo más de solidez. Al final la profecía de la Vieja Sangre sí es más antigua incluso que la muerte de Lara Dorren, porque fue justamente por eso que Lara existió para empezar (?) se quería aislar su gen, mantenerlo entre los elfos, pues de la Vieja Sangre se levantaría el Destructor, pero la señora tuvo descendencia con un humano y todo se fue al garete. La profecía, en todo caso, sigue funcionando y por ello la Cacería Salvaje es lo que es, por eso empezaron las cacerías de brujas en 1272 y yada yada.

    Anyways, disfruté mucho escribirlo como siempre uwu so I hope u like it. AH, lo edité en el capi anterior porque soy medio pendeja, pero ya ves que el AU tiene su tema separado. Conservé el título cuz siempre me gustó mucho y ya era como la marca del AU. Also todavía estaba intentando usar las palabras del Fictober de Gabi JAJAJA pero a ver hasta dónde lo logro, sigo trabajando con las menos específicas.

    Estuve entre tres canciones en este capi, una fue la de Ailein Duinn que me pasaste ya hace un rato, luego pasé por Helvegen de Wardruna con Aurora (shit is so good) y volví a The Amazing Devil porque no tengo remedio. Igual Helvegen sé que la tengo que usar en otro momento, no puede ser de otra manera.

    En fin, adentro fic!




    [​IMG]

    back then I was dauntless
    and dawn could never know
    and my weakness made me weep less
    than I would ever show you
    I’d burn so bright it blinded
    now I know that light guided me here

    .
    and I promise you I’ll write I love you
    with my fingers on your sleeping hand
    and when that fox howls I’ll howl with it
    in its cries I’ll find an end
    and when I think I’m fine you’ll visit
    and then you happen to me, you happen to me all over again


    V

    [​IMG]
    The Magician
    x
    The Judgement
    x
    The Three of Swords
    x

    The Nine of Wands
    FEAR
    .
    Questioning . Instigators . Reflection .


    | Altan Sonnen |
    | Anna Hiradaira |
    | Cayden Dunn |
    | Kohaku Ishikawa |

    *

    *

    *


    Anna le dio un manotazo leve a Kohaku cuando el castaño tomó uno de los cristales del megascopio de Cayden, no que fuese a causar la destrucción de media fortaleza ni nada, pero debían estar colocados de forma precisa o, en el peor de los escenarios, alguien acabaría herido. El muchacho lo había visto acomodarlos decenas de veces, pero nunca le había explicado realmente cómo se hacía mientras que a Anna sí. De ahí la cautela de la chica, si Kohaku terminaba con un brazo menos por una torpeza alguien acabaría muerto y prefería no ser ella.

    Eso de terminar como faisán asado no sonaba muy bien.

    —Dijo que quiere contactar a su maestro —murmuró la joven mientras ajustaba el cristal que había estado tocando Kohaku—. ¿Sabes cómo se llama?

    —Myrddin. Los meses que me he quedado con él lo contacta con cierta frecuencia, es un señor bastante-

    —¿Viejo?

    —Viejísimo, parece una uva secada al sol —apuntó el castaño como si llevara pensándolo la mitad de su vida, pero recién pudiera decirlo y a Anna se le aflojó una risa—. Como sea, le guarda afecto, como si fuese su padre.

    —¿Por qué siempre tiene que mantener contacto con algún superior o algo así? Parece un prisionero.

    —Lo es. Imagino que prefiere no decirlo —afirmó Kohaku junto a un suspiro bastante hastiado en comparación a la calma que solía mostrar—. Antes del Golpe de Thanedd debía reportarse siempre con la Hermandad y ahora debe reportarse con la Logia, que viene a ser lo mismo pero todas son hechiceras y se supone que es una organización secreta, dan un poco de miedo si me preguntas y creo que a él también lo ponen más nervioso que el Cónclave y el Consejo juntos. Fue parte de un trato que hizo hace mucho… Es esto o acabar encerrado con dimerita. Suele hablar con Myrddin antes de hablar con la Logia, quizás para evitar errores o para calmarse. Igual no cambia mucho nada, las hechiceras de la Logia consideran incapaces a todos los varones.

    Aunque era por la Logia que las quemas habían iniciado, más que por ninguna profecía.

    Radovid quería acabar con ellas, con Philippa más que ninguna.

    —¿Le tenían miedo acaso? Los de la Hermandad, digo. Casi da risa. —Los tres cristales estaban ya en sus soportes, pero Anna volvió a verificar los ángulos uno por uno con una paciencia que poseía para pocas cosas en la vida y lo siguiente que dijo lo hizo casi en un murmuro—. Ha demostrado ser inofensivo hasta que se meten contigo.

    Kohaku no reaccionó de forma aparente, comenzó a dar vueltas por la habitación y terminó tomando uno de los primeros libros que vio. Lo abrió en una página cualquiera, en los bordes tenía anotaciones de Cayden. Escribía un poco chueco, pero ya se había acostumbrado así que pudo leerlo y se dio cuenta que eran pequeñas transcripciones de fragmentos más complejos. Solía hacer eso con frecuencia, como si al parafrasear las cosas en una manera más simple pudiera metérselas en la cabeza.

    —Tomar decisiones con la cabeza fría no es una de sus cualidades, como bien puedes ver. Hubo gente muerta en Cidaris porque contradijo una decisión del rey, algo imperdonable para un hechicero formado por cinco años para sentarse junto a un monarca y pensar con frialdad. No tengo detalles más allá de eso, no es que hable mucho al respecto y cuando se encierra en las ruinas para avanzar sus investigaciones habla mucho menos de… bueno, de cualquier cosa. Una vez se echó tres días sin decir más que algunas palabras, por ratos creí que se había quedado mudo.

    —¿Qué haces con un mudo por tres días? —cuestionó Anna, pero la imagen mental resultante la hizo reaccionar de inmediato—. Mejor no contestes. Su investigación sobre la magia extraña esa-

    —Tampoco es que Altan hable mucho, no sé qué quieres señalar o qué haces tú con tu propio mudo en tu tiempo libre. —La molestó Kohaku y ella soltó el aire por la nariz, igual luego contestó a por qué le había interrumpido la frase a medio camino—. Lo de Alzur podría hacer que lo encierren, si es lo que vas a preguntar. Aunque en realidad tal vez tenían motivos desde antes, además de lo de Cidaris, no sé si la Hermandad sabía del contrato que hizo con Altan. El contrato con el que te salvaron y ya sabes que algunos de los viejos estos sí creían en la maldición del Sol Negro, contrario a él.

    En realidad tenían problemas por tantos motivos que enlistarlos sería una pesadilla.

    —Es lo que tiene que te juntes con criminales mágicos. Que una maldita por un lado, que un prisionero por insurgencia por el otro, ¿no deberías cuestionarte tus amistades, Ishi? —bromeó ella para quitarle algo de peso a la sentencia, aunque sabía que el muchacho llevaba razón.

    —Tal vez. Si al final el menos criminal será Altan y todo.

    La hija del Sol Negro retrocedió entonces, segura de que los cristales estaban en las posiciones correctas, y observó las líneas en el suelo. Trazaban alguna especie de símbolo de invocación, de ese se había encargado el isleño temprano, porque ella nunca recordaba cómo se suponía que se hacía uno diferente para cada cosa y acababa confundiéndolos. Era demasiada información como para no terminar con todo mezclado.

    —¿Cómo sigues? —preguntó hacia el bardo sin mirarlo en realidad.

    —La herida ya casi terminó de cerrar. Todo lo que quedará es una cicatriz tan fina que no parecerá que haya estado por morirme, si te soy sincero. —El muchacho cerró el libro y volvió la atención al megascopio—. Dice Altan que interceptaste el fuego, para que no se tragara la fortaleza ni a él. Gracias.

    El agradecimiento la tomó un poco fuera de base, se quedó callada un instante, pero acabó por sonreír sin darse cuenta. Usó menos palabras, pero la sensación que le trasmitió fue cálida y le revolvió algunas emociones, como las palabras de Cayden al decir que por ella el bardo seguía vivo, que los había salvado a todos al meterse en medio del fuego monstruoso que podría haberlos matado.

    —No sé muy bien qué hice en realidad, sé que el hechizo que recité era uno de bloqueo, de protección o no sé qué y ya —admitió la princesa de Narok—. Era todo un desastre, ¿sabes? No recuerdo la mitad, dudo que alguien más que Altan lo recuerde. Todo es confuso, no sé hasta dónde esa cantidad de magia no me mezcló recuerdos o algo así, por más inmune que pueda ser.

    Estuvo por decir algo más, pero entonces los pasos de Dunn la distrajeron, apareció por las escaleras, los saludó a ambos con una sonrisa algo cansada, pero sonrisa a fin de cuentas, y avanzó de inmediato hacia el megascopio para corroborar las líneas en el suelo. No revisó los cristales, pues confió en que Anna los había colocado perfectamente, y accionó el mecanismo con magia casi de inmediato.

    La persona a quien contactaba se demoró un rato en responder, pero mientras tanto Kohaku y Anna lo observaron en silencio. Había recuperado algo de fuerza, así que había podido sanar su propia herida con magia y había podido abrir un portal en unas ruinas donde conservaba bastantes cosas, al negarse a llevarlas a Novigrado, por eso tenía el megascopio y muchos de sus libros y frascos. Aún así había algo fuera de lugar, algo se le había desajustado en la mente. La mirada se le perdía de vez en cuando y saltaba cuando escuchaba los choques de espadas en la plazoleta, cuando la princesa exiliada y el brujo entrenaban. Era como si estuviera con ellos y a la vez lejos, atorado en Novigrado, en la sangre y la dimerita porque también ese caos le recordaba al Golpe de Thanedd.

    ¿Qué hiciste, Cayden?

    Era, de hecho, una excelente pregunta. ¿Qué había hecho? Salvar una vida que jamás habría corrido peligro de no ser por él, aunque en retrospectiva habría sido indiferente. Si atacaban el teatro un día que no hubiese estado presente entonces Kohaku habría sido un arma, si Radovid sabía quién era Anna sabía que él la había estado ayudando y su condición ante la Logia de Hechiceras, la que Philippa Eilhart lideraba. Un evento se encadenaba con el otro sin fin.

    Si hubiese huido solo, confiando en que Altan podría sacarlos ilesos, tal vez los Cazadores se habrían llevado al bardo y lo habrían usado para encontrarlos aunque estuvieran separados y coaccionarlos uno por uno. Tal vez se habrían llevado a Anna y entonces el brujo habría perdido la razón lo suficiente para pretender luchar contra todos los soldados de Redania y los Cazadores de Brujas él solo. Al haberse resistido, al pretender ayudar al teatro, había elegido un mal sobre el otro, pero también había tomado la decisión de no abandonarlos.

    Estaban atados entre sí hasta el final.

    Como los eslabones de una cadena.

    La imagen que apareció entre los cristales de un momento a otro distrajo a cada quien de sus respectivas divagaciones. La imagen era un tono verdoso un poco raro, pero reproducía los detalles con precisión y sin dificultad, lo suficiente para permitir distinguir que se trataba de un anciano, un hombre apenas un poco más alto que Anna de Narok. Se notaba que estaba encogido por la edad, pero sus facciones eran amables aunque tenía una nariz aguileña que parecía un poco fuera de lugar con su rostro, enmarcado por una mata de cabello ondulado que pasaba de sus hombros ataba en una coleta. Llevaba una túnica que debía ser casi tan vieja como él lo parecía.

    —Es viejísimo —murmuró Anna repitiendo las palabras de Ishikawa, quien le dio un codazo para que dejara de cuchichear.

    —Dunnie —llamó al isleño con evidente cariño, aunque luego reparó en las figuras cercanas a él—. Pero si es el pequeño Kohaku que canta tan bien, ¿sigue contigo? Oh y una muchacha, es muy bonita. Muy bonita sin duda, ¿cómo se llama? Recuerda que debes presentar a los invitados, hijo, siempre tienes problemas por estas cosas.

    Kohaku alzó una mano, saludó al anciano con calma y Anna, todavía un poco sorprendida por la vejez ajena, lo imitó apenas pudo hilar ideas. Cayden no reaccionó en lo más mínimo a los comentarios de Myrddin aunque lo trataba como si fuese un niño, en la cabeza del hombre seguro era como si tuviera todavía quince años todavía, aunque no estaba errado con el hecho de que ciertas convenciones sociales casi obvias se le solían escapar. Era lo que tenía estar condenado a la soledad suponía.

    —¿Está solo, maestro?

    —Sí, hijo. ¿Qué necesitas? ¿Vas a contactar a la Logia?

    —La chica se llama Anna Gulbrandsen.

    —Alabada sea Nehaleni, ¿la princesa de Narok no estaba muerta? ¿Ahora acaso sacaste gente de la tumba? —El viejo Myrddin se llevó una mano al rostro, exasperado, como un padre que lidia de nuevo con un hijo rebelde luego de incontables charlas al respecto—. Cada vez que debo excusarte frente a un grupo me hago veinte años más viejo. No puedes seguir haciéndome esto, acabaremos muertos los dos.

    —Sobre eso, en realidad fingimos que me habían matado para que pudiera entrar a Novigrado —añadió la Hija del Sol Negro algo apenada, rascándose la nuca—. Fue idea de Altan, el brujo que Cay contrató para salvarme, puede que le pusiéramos mucho empeño. Cay tiene ideas un poco exageradas, ¡pero no ha hecho nada malo! Digo, nada de eso de revivir muertos que está prohibido por los que regulan la magia.

    —¿Y otras cosas malas sí? —preguntó Ishikawa en voz baja.

    —Fuiste tú el que dijo que sí —replicó Anna también en un murmuro y aunque siguió hablando en ese tono algo de apremio se le coló en la voz, haciendo que el castaño riera por lo bajo—. ¡Yo dije que era inofensivo!

    —Puedes reírte si quieres hacerlo —apuntó Myrddin al reparar en el rostro del hechicero de las Skellige y al susodicho se le escapó una risa por la nariz, pero se llevó una mano a la cara, manteniendo la compostura—. Es bueno saber que no estás solo. Me siento más tranquilo.

    —Maestro —llamó Kohaku al anciano aunque no tenía que referirse a él con esa formalidad—. Tuvimos que dejar Novigrado.

    —Me lo imaginé, sí. La noticia de las quemas se esparció con rapidez —atajó sin alterarse y sus ojos se posaron en su aprendiz—. Dicen que varios bastantes Cazadores y al menos un pelotón de soldados fueron incinerados vivos, además de que una bestia ronda el Pontar. Escamada, se cubre de fuego oscuro, parece buscar algo o alguien aunque nunca entra a la ciudad ni ataca a las personas de no ser que intenten dañarla.

    El pelirrojo no contestó, Ishikawa lo observó y pensó en el sueño lleno de fuego, había partes en que era oscuro, como fuego negro. La información del sueño era extraña, densa, el crepitar de las llamas cubría prácticamente todo, las voces lejanas, los gritos y el llanto; lo único que se escuchaba con nitidez era la voz de Cayden, ya cerca del despertar, llamándolo en Lengua Antigua. Sin embargo, casi podría jurar que oía el rumor distante de escamas al rozarse.

    Y entonces recordó los trazos en los suelos de las ruinas donde se recluía Cayden, junto a los libros de Alzur, las criaturas en frascos y los informes falsos a la Hermandad. Era un desastre esperando por suceder y el mundo, caótico, había hecho detonar algo que llevaba décadas gestándose.

    ¿Qué hiciste?

    Salvarnos.

    —Debo darle un informe a la Logia que cubra tanto del desastre como sea posible y que cubra también el rastro de Anna en el proceso. Radovid sabía quién era, los soldados del pelotón del puente se refirieron a ella como la chica maldita, alguien la estuvo espiando por mucho tiempo o muy de cerca —comenzó el hechicero sin atender a lo dicho por su maestro—. Ahora estamos en Kaer Morhen, pero no podemos quedarnos para siempre, no es nuestro hogar siquiera. No podemos tomar el riesgo de volver a Novigrado, si Radovid perdió la cabeza y Nilfgaard avanza de nuevo…

    —Nilfgaard ha seguido avanzado de Huerto Blanco en Temeria hacia Kaedwen, aprovechando el caos de Radovid. Tampoco pueden venir a Ban Ard, muchos viejos siguen sin senti-

    —No importa lo que pase conmigo —interrumpió Cayden haciendo que tanto Anna como Kohaku lo miraran en una mezcla de frustración e incredulidad—. Necesito que ellos puedan estar tranquilos, que puedan vivir en paz unos años más, hasta que la guerra termine. El brujo puede cuidarlos, sé que los cuidará como los cuidaría yo.

    ¿Cómo? ¿Sacrificándose cuando otro desastre sucediera?

    No había necesidad de seguir jugando al mártir.

    Myrddin guardó silencio, los miró a los tres un instante y caminó por la zona, allí donde alcanzaba el área de su propio megascopio. Caminó y caminó como un animal encerrado, pensando, y dejó de prestarle atención a ellos; en ese espacio de tiempo muerto Anna estiró la mano lentamente y sostuvo la del isleño, el gesto no lo sorprendió, pero tampoco la miró y pasó saliva con algo de dificultad, como si tuviera un nudo pegado en la garganta.

    —Vienes con nosotros —susurró.

    —Si tienen que ir-

    —Vienes con nosotros —sentenció Kohaku con repentina firmeza y Dunn casi se parte el cuello al voltear para mirarlo, angustiado—. No iremos a un lugar donde no te acepten a ti. Además, imagina meter a Anna a la academia de hechiceros. Jamás podría dormir tranquila.

    —Debes volver, hijo —murmuró el viejo sin dejar de rondar haciendo que todos volvieran a mirarlo—. Sé que ir a Kovir tampoco es una opción, no con la chica, así que debes volver.

    —No podemos.

    —No me refiero a Ban Ard. Tienen que dejar el continente, llévalos a las Skellige y no vuelvas a pisar esta tierra maldita hasta que yo te lo diga, ¿me escuchas? Justificaré tu movimiento ante la Logia asociándolo a tus investigaciones relacionadas a epidemiología, quieres probar la resistencia a enfermedades de las criaturas del archipiélago y aislar los genes buenos. ¿Escuchas? Nada de invocar cosas raras y reza porque tu bestia siga siendo relativamente dócil.

    Moverse a las Skellige era una idea descabellada, pero a la vez parecía ser la única que, por ahora, tenía alguna clase de sentido. Los isleños rechazaban a casi todos los Reinos del Norte, a pesar de haberse aliado con Cintra luego del matrimonio con Calanthe, cosa que tampoco importaba demasiado ya en ese punto, pero ahora las Skellige rechazaban a Nilfgaard. Lo hacían desde que el Imperio había causado la muerte de Eist Tuirseach, el isleño que se había casado con la Leona de Cintra.

    Pero incluso los Oscuros sabían que luchar contra la sangre de las islas era complicado.

    Si Nilfgaard decidía alguna vez acercarse a las islas sería algo que les tomaría más tiempo, debía brindarles un margen más amplio y permitirles pensar en otros cursos de acción. Los Oscuros se acercarían primero a Ard Skellig, así que las demás islas no serían el primer objetivo. Debía ser una idea estable por un tiempo, no había mejores opciones, incluso si las islas no eran necesariamente buenas con los forasteros.

    Anna soltó con cuidado la mano de Cayden, murmuró para el bardo que iría por Altan porque le parecía importante que fuese una decisión tomada entre todos y le dio un empujón que bastó para que el castaño sustituyera su agarre en la mano ajena. Tenía la piel fría, pero apenas reconoció su tacto afirmó el agarre y pasó saliva de nuevo.

    —¿Cree que el Imperio no tomará las islas? —preguntó Kohaku.

    —No lo sé. No puedo asegurarlo, pero el Emperador de los Oscuros parece buscar algo más allá de la expansión. Como si hubiera perdido una aguja en un pajar y estuviera revolviendo todo para sacarla, aunque puede que solo sea mi mente de viejo. —El anciano suspiró con algo de pesadez y detuvo sus pasos.

    Feainnewedd —susurró el castaño luego de que la pausa se prolongara y su tacto subió por el brazo del pelirrojo.

    Los ojos de Myrddin se desorbitaron entonces, miró directamente a Ishikawa y esperó una justificación, la que fuese. Esperó, pero todo lo que encontró en la mirada ajena fue una pregunta silenciosa que no pudo ignorar, no luego de tantos años. Había descubierto una verdad hace tanto tiempo que casi habría podido dejarlo así, pero el mundo colapsaba.

    Se acercaba la era de la espada y el hacha, como había profetizado Ithlinne.

    —Cayden posee el gen de la Hen Ichaer, lo descubrí hace mucho… Luego de hablar con su madre. Hay una parte de la línea de sangre que no puedo ubicar —admitió Myrddin y el aludido se quedó congelado—, pero puedo hacerte llegar los detalles en algunas semanas, Dunnie. Borré cualquier posible registro asociado a ti del árbol genealógico de la Vieja Sangre, lo borré, nadie sabe nada más que tus amigos. Ni siquiera creo que tu gen sea tan potente como el de Cirilla de Cintra y en todo caso eres varón, lo que te vuelve menos importante en este asunto, así que no hace falta que nadie se angustie.

    —Maestro —dijo el isleño como si no prestase atención a una sola de sus palabras y Kohaku, todavía sujetando su brazo, lo tironeó un poco sin darse cuenta—. Necesito todo el material que pueda conseguirme sobre oniromancia y adivinación, de oráculos consumados.

    —¿Oniromancia y adivinación? Pero si no has trabajado con sueños en tu vida. Tu desempeño en adivinación tenía potencial, pero…

    Ishikawa fue el que se quedó congelado ahora, en silencio, mirando algún punto detrás de la imagen de Myrddin y eso hizo que el anciano guardara silencio. Una parte del castaño quería pensar que el asunto del sueño de fuego era un evento aislado, algo detonado por la cercanía con la muerte, pero también era consciente de que de alguna extraña manera había visto una versión de los eventos durante los que había estado inconsciente. Al pensarlo con la cabeza fría no había forma de pensar que eso en sí mismo no fuese una señal, una que advertía que quizás su intuición no era solo eso.

    Nunca lo había sido.

    —Debo haber perturbado las intersecciones de las líneas ley cerca de Kaer Morhen y en Novigrado, yo… Lo hice sin querer, no tenía opción. Ko iba a morir. —Myrddin suspiró a mitad de la explicación del hechicero y observó la silueta de Kohaku, solo entonces se le ocurrió que parecía un poco más delgado. También recordó cómo una parte de Hindarsfjall había quedado reducida a nada hace décadas, cuando Cayden presenció la muerte de un familiar, así que quizás tenían suerte de estar vivos—. Creo que el flujo excesivo de Caos detonó una habilidad que Ko seguramente ya poseía de nacimiento. Tuvo un sueño relacionado a los eventos de Novigrado y de esta fortaleza, aunque él ya estaba inconsciente y lo estuvo por varios días.

    —¿Apareciste tú? —preguntó el anciano.

    —Su voz —respondió Kohaku sin alzar mucho el tono—. El resto era muy abstracto. Había fuego por todas partes.

    —Conectó contigo de inmediato, si habían más personas en el espacio es porque tomó a la figura que conoce mejor. Ningún oniromante o profeta puede funcionar sin más, necesitan información de su objetivo, toda la que puedan encontrar, y Kohaku ya poseía la tuya. Su inexperiencia posiblemente solo le permitió acceder al pasado y futuro más cercanos relacionados a ti, por eso el fuego. —Los observó a ambos, rascándose las canas—. Pues no hay remedio. Cuando se hayan establecido en otro sitio enviaré un mensajero con los libros de oniromancia y adivinación, la información sobre la Vieja Sangre y algunas otras cosas.

    Si el viejo Myrddin iba a decir algo más no tuvo espacio, Anna reapareció detrás de la silueta oscura de Altan, quien entró limpiándose el rostro con un pedazo de tela ya algo curtido y se lo ajustó a la cintura cuando terminó. Sostenía una espada de acero en la mano derecha, la espada maestra de la escuela del Grifo que había encargado a un herrero de Novigrado hace un par de años.

    Balanceó el objeto, regresándolo a la vaina de su espalda, el sonido del metal al cortar el aire tensó a Kohaku de forma bastante notoria, ya de paso le desencajó la mirada a Dunn y el bardo tuvo que estirar las manos a él con movimientos algo rígidos, girando su rostro con cuidado en su dirección. Le dio un par de palmaditas suaves en las mejillas, como si intentara despertarlo y su mente volvió a encastrar en el momento actual con algo de dificultad.

    —Aquí estoy, de nuevo —susurró aunque no hacía falta y dejó claro que no era la primera vez que había tenido que repetir lo mismo.

    —Aquí estoy —repitió el hechicero como si fuese un espejo y algo de la tensión del cuerpo del bardo se aflojó.

    —Lo siento —murmuró Altan al ver el cuadro y notó que el mago en la imagen verdosa negaba con la cabeza.

    —Brujo.

    —Anciano.

    Anna reaccionó de inmediato, dejándole ir un golpe en el centro de la espalda, pero él solo la miró cómo preguntándole por qué lo reprendía si no había dicho nada que fuese mentira. La princesa de Narok suspiró con algo de pesadez, negando con la cabeza, y lo dejó ser pues tampoco tenía demasiado sentido exigirle ser menos brusco cuando no habían jerarquías de por medio.

    —Le comentaba a los jóvenes que su mejor apuesta es dejar el continente. Los separaría del camino de sangre que traza Nilfgaard, de la cacería de brujas en Redania y los posibles perseguidores de Anna de Narok.

    —Está muerta —siseó el brujo, alerta.

    —Basta, se nota en tu cuerpo que deseas protegerla. Tu enemigo no soy yo, escúchame, brujo, y hazlo bien. Tal vez debas dejar que el Gran Mar ponga distancia entre ustedes y el conflicto de los norteños, la hostilidad de las islas será siempre mejor que la guerra de Emhyr van Emreis y lo sabes. Los cuatro lo saben muy bien.

    Altan comprimió las facciones, claramente fastidiado con el viejo que pretendía darle órdenes de repente, y esta vez fue él quien empezó a rondar, saliendo de los límites del megascopio varias veces. La princesa exiliada lo observó con algo de angustia, era raro verlo inquieto, pero sabía que no podía ser de otra manera. No después de lo que habían vivido en Novigrado, en la ciudad que se suponía era segura; luego de eso todo era igual de peligroso, en cualquier lugar acabarían perseguidos por un motivo u otro.

    La caminata en círculos del brujo fue detenida por Kohaku, el joven bardo apareció en su campo de visión luego de haber dejado a Cayden no sin antes asegurarse de que seguía en este plano y se detuvo allí. El brujo se quedó descolocado, chocó con el tono ambarino, frío, de los ojos ajenos y se forzó a regular la preocupación o lo que fuese que le rebotaba en el cuerpo. Quizás solo fuese miedo, crudo e instintivo miedo.

    —Altan —llamó a su nombre con suavidad, de forma que al Grifo no le quedó más que seguir calmándose y cuando el bardo percibió que sus gestos se relajaban empezó a hablar, conciliador—. ¿Confías en Cay Cay?

    Un asentimiento, no más que eso, pero para Kohaku fue suficiente y se permitió una sonrisa sutil. Las emociones neutralizadas de los brujos eran un poco problemáticas, pero al observarlo con Anna había entendido que su personalidad real, la que sobrevivía a los mutágenos, se basaba en lealtad y nada más. En un mundo donde se le exigía ser neutral como a ninguna otra persona puede que algo como eso fuese también una forma de rebeldía de su parte, una resistencia contra el destino del que tanto habían hablado Anna y Cayden hace días.

    —El maestro fue quien terminó de criarlo, es quien lo ha defendido y lo ha apoyado. Si quisiera hacernos daño de alguna manera, ¿no crees que ya lo habría usado a él para lograrlo? —Otro asentimiento de parte del brujo—. Bien. Entonces escúchalo, solo eso.

    —Pero Anna-

    —Agradezco los años de paz que me brindaste, Al —interrumpió la hija del Sol Negro acercándose por uno de sus costados y buscó sus manos para sujetarlas con firmeza—. Las personas que conocí gracias a ti me ayudaron, siempre lo hicieron. Sabía que no duraría para siempre, pero fui feliz cada vez que pisé el teatro. Nadie podrá quitarme esas memorias aunque me hayan arrebatado el lugar donde las creé, ni el Emperador, ni Radovid ni no sé qué maldiciones. Dijo una vez un viejo de muy mal humor que el amor nos cambia hasta los huesos, queramos o no, y tenía razón.

    —Las palabras de Dunnie relacionadas al afecto suelen ser ciertas —apuntó Myrddin con calma al reconocer la línea de pensamiento de su aprendiz en boca ajena, esperando no alterar a nadie, aunque Cayden lanzó la vista a las líneas del suelo y el cabello le disimuló el bochorno—. Los cinco estamos atravesados por esa realidad, porque no quiero ver morir al niño que crie. Tú, brujo, te preocupas por la princesa de Narok, ella se preocupa por ti y lo mismo ocurre con estos muchachos, pero ahora todos confían los unos en los otros en cada dirección posible. Eso los ha convertido en una familia y las familias deben protegerse, cueste lo que cueste. Solo juntos podrán enfrentar el destino que los persigue.

    >>A pesar de lo condenatorio de lo que les dije, al final no deja de ser una sugerencia. Son ustedes los que eligen si tomarla o rechazarla, sea lo que sea que decidan deben hacérmelo saber. Ganaré algo de tiempo con las hechiceras de la Logia para ustedes, hasta entonces aprovechen el refugio natural que son las Montañas Azules y cuídense, por favor. Si deciden cruzar el Gran Mar deberán hacerlo en barco, los portales dejan residuos mágicos que pueden ser rastreados.

    Los portales dejan residuos mágicos.

    Puede que el rastro más pesado fuese el del portal que los había escupido en las ruinas el día de las quemas, pero también estaba el segundo que había usado Cayden para recuperar algunas de sus pertenencias, así que estaba claro que el tiempo se agotaba. Si nadie los había alcanzado era porque quizás no eran lo que se dice una prioridad en todas las de la ley, pero sobre todo porque de momento sus perseguidores no hacían uso de magia y eso los retrasaba de forma considerable. Era una ventaja bastante pequeña y tal vez deberían aprovecharla mientras la poseían.

    Todos guardaron silencio, un silencio tan repentino que fue la señal de que por lo menos estaban sopesando la opción que el hechicero les estaba brindando. La hija del Sol Negro mantuvo el agarre en las manos del brujo, así que Kohaku les regresó su espacio y miró a Cayden, que seguía con la mirada puesta en el suelo. No hacía falta preguntarle para saber que estaba pensando a una velocidad que le habría derretido la cabeza a cualquiera así que no lo interrumpió.

    —Lo pensáremos —dijo pasados unos instantes a falta de reacción de nadie más, alzando la mirada—. Gracias, maestro.

    —A ti, hijo. No hagas nada demasiado imprudente, ¿quieres?

    Dio la sensación de que el viejo iba a decir algo más, pero se lo reservó para sí y luego de una despedida general el megascopio se desactivó desde el otro lado. La imagen verdosa desapareció, dejándolos solos con los cristales, las líneas del suelo y desazón en el pecho. Dentro de la fortaleza de la Escuela del Lobo eran los únicos cuatro corazones latiendo y aunque sabían que no podían quedarse allí por siempre, lo cierto era que las paredes de roca los ayudaban a sentirse seguros.

    En las Skellige no tendrían eso, se enfrentarían a tierras cuya ley funcionaba con una sangre tan antigua y salvaje que había sostenido la reputación de sus habitantes ante el continente como personas duras de roer, capaces de defender su tierra con las manos desnudas si era necesario. La fiereza de las islas mantenía a raya incluso al Imperio y eso, sin dudas, era algo que debía reconocérseles, pero también eran desconfiados.

    Los brujos no eran vistos con frecuencia en el archipiélago, tampoco hacían buenas migas con los magos del continente y eran cautelosos con los norteños a excepción de los cintrianos. Quizás no los echarían a golpes, pero con Anna y Kohaku como las caras más neutrales tal vez fuese posible.

    Tal vez pudieran conseguir algunos meses de paz.

    Unos más.

    ¿Hasta cuándo?


    .
    .
    .

    Las hebras oscuras, recién cortadas, se precipitaron hacia el suelo con el ritmo liviano de una pluma. Se suspendieron un instante antes de seguir descendiendo hasta que tocaron el suelo y las manos que se encargaban de la labor tomaron otro mechón de cabello, deslizando la cuchilla despacio hacia abajo, cortando una cantidad medida al ojo. Las plumas volvieron a caer, las manos volvieron a subir y el brujo cerró los ojos, adormecido a pesar de estar sentado posiblemente en el banco más duro de todo Kaer Morhen.

    Afuera la noche había caído hace algunas horas, luego de la conversación con Myrddin y de una cena bastante importante que habían conseguido con la carne de un ciervo que él había cazado por la mañana. En una de las salas cercanas a la principal se escuchaban las voces distantes de Cayden y Kohaku, jugaban al Gwent con dos mazos que habían encontrado entre los libreros sobrevivientes luego de pasarse la tarde ordenando los libros que podían rescatarse en un intento de acomodar ideas en silencio aunque estuvieran en el mismo espacio.

    Sonaba a que igual se les había ido un poco la mano con el vodka. Se reclamaban mutuamente por las cartas que colocaban, pero en algún punto el bardo solo comenzó a cantar sin alzar demasiado la voz y el hechicero guardó silencio. Los oídos de Altan notaron como los corazones de todos, el suyo incluido, se relentizaban un poco al oírlo. Los calmaba.

    —Si cabeceas te dejaré un calvo —advirtió Anna en voz baja, sacudiendo los dedos para quitarse algunos cabellos de la mano—. Los monstruos se van a reír de ti.

    —Estoy descansando los ojos. —Fue una defensa bastante pobre y encima la soltó con ese tono indiferente, pero ella sonrió—. Solo eso.

    —Esa ya me la sé, busca una mejor.

    —Hmh.

    Que esa fuera toda su respuesta la hizo reír por lo bajo y continuó con su tarea, paciente. Él se lo había pedido, medio hastiado de su propio nido de pájaros, y ella había accedido como otras veces mientras viajaban juntos o cuando aparecía en Novigrado con su dosis de malva.

    No se le ocurrió hasta entonces, tanto tiempo después, pero no recordaba haberlo visto dejarse tocar por un peluquero en los años que llevaban juntos. Ni en las ciudades ni en los pueblos, por eso a veces el cabello le pasaba los hombros y la barba le tupía el rostro, hasta que él mismo tomaba cualquier navaja y hacía algo al respecto. Por lo general lo hacía cuando debía acercarse a las ciudades para cobrar los contratos y tratar con la gente.

    —¿Le tienes miedo a los peluqueros? —preguntó medio en broma, medio en serio.

    —No me gusta que me toquen —contestó él, tan parco como siempre.

    —Yo te toco.

    —Tú —repitió, enfático, y luego de un suspiro confesó algo que quizás fuese innecesario—. Durante la Prueba de las Hierbas nos ataban, es de lo poco que recuerdo además del dolor y el vómito. Siete de diez se mueren y a los restantes nos tienen en agonía por días. No me gusta que me toquen, recuerdo eso.

    Las manos de Anna se detuvieron un poco de repente, en general el brujo hablaba poco de esos tiempos. Respondía sus preguntas, sí, lo hacía sin problema, pero o era incapaz de recordar algunas cosas, ella no las preguntaba con la suficiente especificidad o él las omitía por obvias razones. Quizás era un poco de todas a la vez.

    —Tus manos son diferentes —continuó un instante más tarde—. Son pequeñas, ágiles y me cuidan.

    Viniendo de un asesino de monstruos lleno de cicatrices, con semejante cara de odio por el mundo y todo lo demás que implicaba su condición como brujo, esa clase de confesión pescó a la joven en frío. No era algo que ignorara, sabía que el Grifo la amaba como ella lo amaba a él y la conversación del otro día con Cayden, instantes previos al despertar de Kohaku, lo había dejado todavía más claro, pero eran pocas las veces que él decía cosas así. Tendía más a actuarlas con el cuerpo, cuando buscaba su tacto o se presionaba contra su piel, buscando recordar que estaba viva o buscando una protección que quizás no necesitaba.

    La hija del Sol Negro inhaló profundamente, dejó la navaja con cuidado en otro banco que había cerca y volvió con él. Había abierto los ojos apenas notar que se detenía, así que cuando regresó ya el brujo la estaba buscando con la mirada y ella, después de colocarse frente a él, estiró las manos con cuidado en su dirección para acunarle las mejillas. Lo trató con mimo, sus dedos recorrieron la cicatriz grande de su mejilla y la de su daga, mucho más delgada y corta; finalmente se inclinó para depositar un beso liviano en sus labios. Lo sintió relajarse bajo su tacto, corresponder el beso con suavidad, y un momento después buscó el rostro de la joven con las manos también.

    Lo acunó, se separó de ella, pero se estiró para besarle la frente y luego la arrastró para rodearla con los brazos. Se enredó en su cintura, envuelta en varias capas de ropa por el frío, y recostó la cabeza sobre su pecho tibio. Anna descansó las manos entre su cabello, lo acarició con cuidado y finalmente lo estrechó.

    —Yo te cuidaré siempre que lo permitas, Al, ya lo sabes.

    —Y yo te cuidaré a ti, por eso no sé qué hacer con esto. Con la idea del anciano.

    La princesa exiliada siguió acariciándolo, tomó aire profundamente y lo soltó despacio. No dijo nada de primera entrada, rumió sus propios pensamientos, la vida que tenía desde hace tantos años y la manera en que, quisiera o no, siempre acababa huyendo. Ahora no debía ocultarse en los bosques y ruinas, pero era siempre lo mismo. Nada más que la huida era eterno.

    —Quizás debamos hacerlo —murmuró tan bajo como pudo y sintió que él se aferraba con algo más de fuerza a su cuerpo—. Quizás lejos del caos del continente podamos pensar en una manera distinta de hacer las cosas.

    —Quizás —repitió Altan.

    No dijeron más, el abrazo se mantuvo por un tiempo en silencio hasta que el brujo se levantó, cargando a Anna en brazos y la arrastró al interior de la fortaleza. Lo repentino del asunto consiguió sacarle una risa que le aflojó un poco el cuerpo y se sujetó a él, sin más. En la eterna huida, la silueta del Grifo se mantenía a su lado, inamovible, y las vidas que se habían sumado a las de ambos la acompañaban también.

    En el dolor había una chispa de gratitud que se negaba a morir.
     
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    Zireael

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    I went swimming with the devil [The Witcher AU]
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    Amistad
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    Esto me quedó enorme y no conozco la vergüenza JAJAJAJA life is just like that

    Me acuerdo que cuando lo empecé me costó mucho el inicio, en plan el primer párrafo, de hecho terminé por comenzar directamente con un diálogo de una cosa que se ve en el juego que siempre me gustó mucho y fue así que pude superar la suerte de bloqueo. A partir de ese momento básicamente vomité todo lo demás y luego de echarme otras diez horas de vida en la wiki por incontable vez, pude darle forma a varias cosas de una forma que me terminó encantando ajsbde

    Puede sonar a bullshit (?) pero de verdad cada vez que vuelvo a este AU lo disfruto mucho, es como meterme a la cama luego de un día sin fin okno oksi

    El resto de la N/A la dejo para el final porque qué feo spoilear. Como siempre, perdón cualquier typo pero llevó acá sentada desde las 9 de la noche y van a ser las 2 am oh lord

    Adentro fic *rueda*




    [​IMG]

    kven skal synge meg i daudsvevna slynge meg
    who will sing me? in the death-sleep sling me

    når eg helvegen går og dei spora eg trår
    when I walk the road to Hel and the tracks I tread

    er kalde, så kalde
    are cold, so cold

    .
    skal eg fylgje deg yver gjallarbrui med min song
    follow you I shall, across the bridge of Gjöll with my song

    VI

    [​IMG]
    The Nine of Wands
    x

    The Moon
    WITCH
    .
    Grit . Unconscious . Intuition .


    | Anna Hiradaira |
    | Kohaku Ishikawa |

    *

    *

    *


    El clima de las islas era caprichoso, rozaba bastante lo violento. Desde que habían llegado había llovido, nevado, habido tormentas eléctricas, ventiscas y toda clase de cosas; pocas veces el sol era capaz de calentar el ambiente y por eso tres cuartos de las personas se echaban la vida bebiendo lo que les pusieran por delante. También esas condiciones ambientales, junto a lo salado del mar, podían explicar el carácter de sus gentes aunque lo mejor era no señalárselo a nadie, mucho menos si el apunte venía de un forastero.

    Los isleños provenían de una cultura forjada con sangre, existía honor en sus disputas y una fuerza que podía parecer temible para los norteños, que solían ser atacados por drakkares skelligers. Sin embargo, también era cierto que en medio la voracidad de los hijos del mar existía un gran aprecio por el sentido de familia, la protección de los suyos y una amabilidad bastante marcada a pesar de ser temibles guerreros. Al menos en la mayoría de ellos, nunca se podía hablar por todos.

    Incluso si mostraban recelo hacia los refugiados que recibían del continente en tiempos de guerra les brindaban cobijo, alimento y algo similar a la calma. La sugerencia de Myrddin, aunque parecía descabellada, adquirió algo de nitidez con el paso del tiempo, al poder moverse sin saberse amenazados habían comenzado a pensar con mayor claridad. Si bien la huida era importante, también lo era completar los vacíos de información con los que vivían.

    La lucha contra el destino nunca terminaba.

    —¿Piedra solar? ¿Y tiene alguna relación con lo de Anna? —preguntó Kohaku con las facciones ligeramente comprimidas.

    Tenía los ojos pegados a un libro que debía ser más grande que su rostro, hasta se le notaba la vista cansada. Pasaba la mirada de las palabras del libro a las anotaciones de los bordes, pero ya nada parecía tener sentido. La mata de cabello castaño caía hacia adelante, medio revuelta, y él se rascó las raíces con cierto aire frustrado.

    —En lo absoluto. Si acaso acabaría relacionándose con la Vieja Sangre un poco por aproximación. —La respuesta la dio Altan que bebía una jarra de cerveza y, apiadándose de su pobre alma, se había acercado a sacarle conversación. Llevaba ya un buen rato con el culo adherido a la banca de la cervecería, leyendo como un niño castigado y cualquiera le habría dado pena—. Es una reliquia élfica. Gealbhan era un hechicero de los Aen Elle, ya sabes, de los de otro mundo, y se enamoró de una elfa de nuestra esfera, una Aen Seidhe, Dillian. El día en que la Flota Blanca zarpó el hechicero le dio a Dillian un regalo: la Piedra Solar. Ella había rechazado al hechicero, pero Gealbhan pensó que su corazón se suavizaría con el tiempo, que una vez comenzara a extrañarlo usaría la Piedra Solar y así, incluso a mundos de distancia, volvería a ella. Bueno, resulta que a Dillian no pudo darle más igual, nunca usó la piedra y el hechicero murió de corazón roto.

    El bardo alzó los ojos del libro, incluso más contrariado que antes, y al brujo la sombra de una sonrisa le corrió por el rostro. Muchas de las leyendas o profecías que el bardo conocía estaban en las baladas del continente, algunas incluso habían llegado al Este, pero había otra parte de las historias que se quedaba perdida. Algunas, también, eran propias de las Skellige, así que era normal que no las conociera.

    Fue graciosa la manera en que reaccionó, claro, uno nunca sabría si por la terrible realidad de que Dillian no usó la Piedra Solar o por lo dramático de Gealbhan muriéndose porque su amada nunca activó la correspondencia entre mundos. La historia de la baratija, en cualquier caso, era curiosa en sí misma pues era el único objeto que el brujo recordara que tenía ese poder.

    —En defensa de Gealbhan, seguramente a mí también me partiría el corazón que alguien no me extrañara lo suficiente como para usar la roca capaz de unir mundos con tal de hacerme aparecer. Puede que me muriera de tristeza —apañó una tercera voz de repente, fue la de Cayden que casi al mismo tiempo enterró la mano en el cabello del bardo y lo hizo volver a mirar el libro. Lo que dijo después lo hizo en voz baja, como si fuese un secreto, aunque no había casi nadie en la cervecería en ese momento—. Algunos hechiceros creemos que la Piedra Solar de hecho puede obligar al Naglfar a manifestarse, traerlo desde Mörhogg. De cualquier forma, Altan, distraes a Ko, necesito que lea estas cosas a ver si entiende algo, ya las leímos juntos dos veces y le siguen pasando directo.

    Algunos sonaba a multitud viniendo de él, que guardaba poca relación con sus hermanos y hermanas con habilidades mágicas por diversas razones. Su insurgencia era una de ellas, la otra que parecía poseer poca paciencia para ciertas manías de los magos y una tercera se asociaba a los que habían creído en la maldición del Sol Negro cuando había cosas más verídicas y más importantes, sin duda. El punto era que si hablaba en plural debía haber al menos dos cabezas más que compartieran la opinión.

    De todas maneras, la verdad era que tantas personas opinaban sobre asuntos élficos que nadie les llevaba el apunte y los que tal vez tuvieran algo de razón tendían a no mencionarlo, no en donde sabían que podrían ser sancionados o juzgados por ello. Incluso una de las hechiceras de la Logia tenía su opinión al respecto, una que prefería no dar; el silencio de los supuestos eruditos de este mundo quizás fuese una respuesta en sí misma.

    Nadie quería reconocer el verdadero origen de leyendas como la del Naglfar.

    —¡Dos veces! —Se quejó el castaño quitándose la mano de Cayden de encima, ignorando el comentario del corazón roto por no usar la piedra mágica cruza-mundos—. ¿Piensas que se me va a quedar algo a la tercera?

    —Ayer por la noche escribí en los bordes hasta que se derritió la vela, así que más te vale leer eso y solo eso o acabarás hecho un lío. Sabes que lo que anoto yo es más fácil que lo que pone el libro como tal.

    —¿Por eso no apagabas la vela? No podía dormir con esa luz. Además el lío ya me lo hice, tenías que avisar. —Otra queja, para variar. Altan tuvo que tragarse una risa, Cayden alzó las cejas y Kohaku siguió buscando librarse de la lectura—. ¿Pero de verdad crees eso? Lo del Naglfar y la piedra.

    —Lo creo. Las reliquias élficas, sobre todo las Aen Elle, son bastante extravagantes y poderosas. Si la Piedra Solar puede invocar al Naglfar está lazada de forma directa a la capacidad de los Aen Elle de viajar entre mundos, al menos a un grupo de ellos quiero decir. De todas formas en este momento su ubicación se desconoce.

    Más o menos.

    La Piedra Solar, de hecho, estaba muy cerca de ellos.

    —Pero el Naglfar… Aquí hablan de los Espectros de Mörhogg, Cay, le cortan las uñas a quienes mueren para que no puedan añadirlas al barco. ¿Es de las islas? La creencia parece más arraigada aquí que en el continente.

    Altan le dio un trago inmenso a la jarra, luego miró a ambos y Cayden, resignado a que Kohaku no iba a seguir leyendo, terminó por sentarse y le quitó el libro para comenzar a leer él mismo. Retomó las anotaciones en los bordes de las hojas donde había dejado las últimas, concentrado, así que el bardo buscó respuestas en el brujo.

    —Los isleños han conservado algunos lazos más fuertes con sus ancestros o vecinos elfos que en el continente, me atrevería a decir, por eso existe el dialecto de las Skellige, tienen grandes forjas y maestros herreros que aprendieron de ellos; también creen todavía en los Espectros de Mörhogg. En Kovir algunas veces, sobre todo porque casi siempre hace un frío de cojones, se hablaba de la Cacería Salvaje. Se cree que los jinetes son un presagio de guerra y muerte, en estos tiempos no es raro que se hable de ellos, han desaparecido pueblos enteros luego del supuesto paso de los jinetes. No dejan una sola alma, solo queda nieve.

    Kohaku parpadeó, ligeramente sorprendido por lo extendida que parecía la creencia a pesar de todo, y Altan empujó la jarra de cerveza en su dirección. Pobre niño, ¿no? Entre la lectura del libro viejísimo, las órdenes de Cayden en modo maestro a esas horas de la tarde y el hecho de que casi seguía contando como muerto viviente al menos podía permitírsele un descanso.

    El castaño bebió un poco, luego le regresó la cerveza al brujo y se deslizó en el banco para acercarse a Cayden, que seguía escribiendo, con tal de apoyar la cabeza en su brazo. Bastó eso para que el otro aflojara el cuerpo aunque no interrumpió su tarea ni dejó de prestarles atención.

    —¿Opiniones al respecto, maestro? —preguntó en voz baja, molestándolo.

    —Que si te doy una piedra mágica poderosísima más te vale usarla o me moriré por ahí —susurró antes de pasar una página, junto a un suspiro de lo más exagerado.

    —No me refería a eso —replicó el bardo, picoteando entre sus palabras, y aplastó la mejilla en el brazo del mago.

    —Me preocuparía más que logre conseguir la piedra que el desvío de tema —apañó el brujo.

    —Vi los Espectros una vez —contestó entonces el hechicero después de una exhalación—. Cuando era pequeño, luego de… Después del estallido con el que volé una parte de la isla. Es lo único que recuerdo entre el evento que lo causó y los resultados. Cruzaron el cielo con sus armaduras oscuras, esqueléticas, e hizo un frío horrible. Ni el fuego que había consumido todo lo resistió, supongo que fue eso lo que me hizo reaccionar, ni idea.

    —¿El estallido que te delató como Fuente? —preguntó el brujo, inexpresivo, e Ishikawa arrugó las cejas desde su lugar en el brazo de Cayden.

    Nadie dijo nada, hablar habría implicado comenzar a entrar en temas que no le concernían a nadie más que sí mismos y era un lujo que mejor no se daban en la mesa de la cervecería, eso seguro. Si lo que se había confirmado en la Escuela de la Víbora de la Cacería era cierto, la verdad sobre su origen, entonces su aparición ante un estallido mágico no era demasiado extraña, aunque en ese momento los jinetes todavía no tenían como foco la búsqueda de la Vieja Sangre como tal, solo buscaban esclavos en esta esfera. Una desafortunada coincidencia había mutado hasta volverse una realidad mucho peor.

    —Una parte de la isla quedó hecha cenizas, no pudieron encontrar cuerpos y solo estaba yo. Varias personas más vieron a los Espectros de Mörhogg también, así que la bola de nieve se hizo más grande de lo debido y el viejo se lo creyó, supongo —explicó Cayden retomando la escritura.

    —¿El qué, Cay Cay?

    —Que un niño flaco como un palo iniciaría el maldito Ragh nar Roog —susurró. Su tono fue ácido, increíblemente resentido a pesar del paso de los años—. Suena parecido, ¿cierto?

    Despegó la vista del libro, suspiró y giró el rostro para medio hundirlo entre el cabello del bardo, desde allí observó a Altan y respiró. En todos estos años, incluso previo a lo que les había revelado Myrddin en la fortaleza de la Escuela del Lobo, no se había referido una sola vez al estallido, no de forma directa. Existía en el evento el comienzo de algo que lo perseguía hasta la actualidad y ahora, al mencionar el Ragh nar Roog, de repente todos entendieron de dónde provenía la simpatía que sentía por Anna. Por fin quedaba claro por qué había querido salvarla.

    No lo había movido solo la culpa que sentía por lo que los suyos habían hecho.

    Las historias se repetían con personas, maldiciones y temores diferentes. A Anna habrían podido matarla en Narok de no ser porque Ema Gulbrandsen había apresurado su huida, después en todo el trayecto que hizo desde Kovir hasta Redania y habían estado muy cerca de conseguirlo hasta que sus atacantes retrocedieron, dejando una abertura para que surgiera el contrato con el brujo. Al único sobreviviente del clan Dunn lo habría matado el hombre que, en la práctica, se hacía llamar su padre. Fuesen ríos de sangre, obeliscos de fuego o tormentas de nieve el caso es que nunca faltaba el que creyera que incluso en cuerpos menudos y delgados existiera el poder para devastar el mundo.

    En esas condiciones entonces se gestaban los monstruos.

    Quizás todos debieran dar gracias a que en realidad a ninguno se le había ocurrido cobrar, no a conciencia y con premeditación, el estigma que los había marcado. Si bien el brujo, y no era el único, tenía claro que la violencia y el odio con el que se trataba a las hijas del Sol Negro las convertía justo en aquello que temían las personas que le creían a Etibald, también era consciente de que Anna en realidad nunca se había sentado a decir que quería hacerle daño al mundo entero por ello.

    Bastaba una noción de calma, de paz, para hacerla volver a la versión más centrada de sí. Puede que Anna fuese una excepción, ¿pero las demás? ¿Qué había pasado con Silvena en Narok? ¿Con Renfri en Blaviken? ¿Qué habían hecho con Sylvia Anna en Toussaint? Si Anna hubiese querido, si realmente se hubiese dejado consumir por la furia, ¿no habría condenado a Narok incluso si le tomaba años, recursos y hasta su propio bienestar?

    ¿Quién podría quejarse?

    Si ellos crearon el monstruo.

    Hablando de la hija del Sol Negro, Anna apareció como una tromba por la puerta de la cervecería, al entrar casi se lleva en banda al dueño del lugar y prácticamente cayó encima de los tres. Cerró el libro de Cayden de golpe, casi prensándole los dedos en el proceso, luego se arrimó a Altan y lo hizo acercarse a los otros dos para poder cuchichear.

    Los tres varones se quedaron un poco consternados por lo repentino de la aparición y su urgencia, se suponía que estaba con Cerys an Craite desde la mañana. Había forjado una amistad curiosa con la isleña hija de Crach, el jarl de Ard Skellig y también de las Skellige, cabeza de las fuerzas militares de las islas. La chica era más joven que ella, pero mostraba el carácter de su clan, de su padre en particular, con chispazos muy acertados de madurez, raciocinio y amabilidad que la volvían bastante confiable y tan capaz como cualquier hombre, algo que se aseguraba de probar continuamente.

    Esa mañana Anna de Narok había recibido una invitación de Cerys, la muchacha alegaba querer medir fuerzas con una mujer entrenada por un brujo, y nadie vio por qué tuviera que rechazar la invitación. Cerys an Craite había sido quien los recibió en el puerto en nombre de su padre, que estaba calmando los humos entre Armiño y Yennefer de Venderberg el día de su llegada, y no reaccionó ante lo poco que habían resistido el mar algunos, entiéndase Anna, Cayden y el brujo.

    —Cerys logró convencer a Armiño —murmuró bajísimo para los tres—. Accedió a que Ko y yo podamos conversar con el clan del Cuervo, los druidas.

    —¿Pero no tienen a los del clan del Cuervo reducidos a un grupo de raros? —apañó Altan, contrariado.

    —Es complicado en realidad. El círculo de Gedyneith los rechaza y ellos rechazan al círculo, calificándolos de cobardes por servir a los clanes de las islas, pero la flaminica de los Cuervos tiene que ser la mujer más anciana de estas tierras y casi que me atrevería a decir que de cualquier otra, al menos en lo que respecta al archipiélago y el continente. Depende de a quién le preguntes te dirá eso o que es un cuervo con forma humana, la sospecha también es que sea un relicto, como los leshen o los silvanos, que pudo establecerse en las islas dado que no es usual que los brujos estén presentes en estas tierras —respondió Cayden también en voz baja, enjuagándose los ojos—. Hace bastante, en una de mis visitas a las tumbas de los Tordarroch, di con una druida de los Cuervos. No es raro encontrarlos en los caminos, pero esta vez fue diferente, hace un par de días recordé que mencionó un evento solar y por eso le pedí a Cerys que hablara con Armiño.

    >>La druida me dijo algo de que los cuervos le habían hablado de la oscuridad del sol, una oscuridad que se repetía cada cierto tiempo y afectaba la forma en que… Usó otras palabras, pero yo lo entendí como que afectaba la forma en que el Caos fluye por las líneas ley. Lo llamó Sol Invertido, Contrártha Feainn. Además, los Cuervos han formado varios profetas que no tienen nada que envidiarle a los del continente, cómo forman a estos adivinos o como quieras llamarles es otro asunto, usan unas mezclas de sustancias ofiris que matarían a cualquiera, pero ellos las resisten.

    —Te interesa más que todo por Anna. Crees que el Sol Invertido de estos druidas es el Sol Negro de Etibald, el de los Wozgor —resumió Altan—. A Kohaku…

    —Quiero llevarlo también al templo de Freya. Es la diosa principal de las islas, Modron, pero también patrona de los adivinos, clarividentes y todo lo relacionado —admitió luego de tamborilear los dedos en la mesa—. El templo está en-

    —Hindarsfjall —apañó el castaño, mirando el perfil del mago—. ¿Sigues con eso? No tienes que llevarme, no allí en específico quiero decir.

    —Le recé a Freya cada noche sin parar hasta que abriste los ojos. Recé y recé como si no tuviera magia a mi alcance, ¿qué más da intentar? Quiero que hables con las sacerdotisas, solo eso. Tu don es diferente a las profecías y la oniromancia de los magos del continente, estoy casi seguro —replicó, firme—. Igual ahora lo principal son los Cuervos, necesito que aprovechen que Armiño quiso colaborar y rescatar uno de los pocos contactos que debe tener de este clan. Si tenemos suerte, podrán hablar con la flaminica y quizás podamos entender mejor esto del Sol Invertido según otra fuente, algo diferente a lo del loco de Etibald, que nos permita entender mejor qué ocurre. Si logro descubrir dónde se equivocó el maldito loco todo cambiará, los viejos no tienen poder ya, la Hermandad ya no existe.

    —¿Y la Logia? —tanteó Anna, negándose a aferrarse a una esperanza tan lejana.

    —Para este momento están bajo el mismo riesgo que todos los magos, las quemas de Radovid no han parado, no pararán pronto. Si había miembros de la Logia en Novigrado, todo se les fue a la mierda y en su defecto, ¿no crees que un grupo de mujeres apoyarán borrar el conocimiento errado de un viejo loco que buscaba matar chicas para controlar el mapa político del mundo o yo qué sé? —explicó Cayden, la voz se le revolvió una mezcla extraña de miedo y euforia.

    Si la Logia caía era libre, ¿pero era así cómo quería que fuera?

    ¿Con fuego y personas muertas?

    ¿Mientras otros, como Kohaku, eran atacados sin más?


    —¿Crees que caiga? —murmuró el bardo, tenso—. La Logia.

    —A este paso todo caerá, no sólo las hechiceras —susurró Altan, pero pronto desvió la vista al perfil de la princesa de Narok—. ¿Qué dijo Armiño? ¿Cuándo irán? ¿Tienen que ir solos?

    Podía oírse cada uno más exagerado que el anterior, pero si el viejo Myrddin había tenido razón en una cosa, fue en que debían protegerse entre sí. Era eso lo que los había mantenido vivos hasta ahora y era lo único que continuaría haciendo que esa labor fuese posible, por eso el brujo preguntaba si debían ir solos y en el otro extremo el hechicero había estado dispuesto incluso a separarse de ellos si eso les aseguraba la supervivencia. En el espacio intermedio entre esas dos ideas, el de la eterna compañía y el corte, existía la firmeza con que Anna y Kohaku se interponían para evitar que todo se saliera demasiado de sus límites.

    Que el miedo de Altan lo dominara.

    Y las ideas extremas de Cayden lo regresaran a las cuevas.

    La princesa exiliada pescó al brujo de la camisa, ya que no llevaba la armadura encima, y lo acercó más como si no estuvieran apiñados de por sí. Ninguno dijo nada, sabían que no querían lo que hacían saliera de allí y en su defecto tampoco querían meter a Cerys en problemas por haber conseguido convencer a Armiño de ayudarles.

    —Los Cuervos no quieren tener contacto con brujos —advirtió la joven luego de un suspiro—. Y Armiño no quiere nada con los hechiceros del continente desde que llegó Yennefer, imagino que los Cuervos tampoco si ya de por sí llaman a los druidas de su propia tierra cobardes. Cerys me dijo que solo podemos ir nosotros, que nos reuniremos con Armiño y él nos llevará, mañana.

    Altan suspiró con cierta pesadez, resistiéndose a la idea de dejarlos ir solos con un druida que no conocían bien, confiando en las palabras de una muchacha tan joven como lo era la hija de Crach, pero era cierto que no tenían esa clase de oportunidades con frecuencia. Tal vez Cayden, medio convertido en un emparedado entre los tres, también se desinfló los pulmones de golpe por esa misma certeza.

    —Anna tiene el medallón, ¿cierto? —La chica tomó el objeto con la mano, presionándolo entre sus dedos—. Primera línea de defensa, la alertará de cualquier intención mortal hacia ella. Si no la dejan llevar una espada que esconda una daga en la ropa y además puede acudir a magia simple, esa es la segunda.

    —¿Tercera? —preguntó la chica.

    —Puedo encerrar hechizos duales en una filacteria, un amuleto —murmuró el hechicero—. Una maldición y una protección, la segunda atada a ustedes. Si abren la filacteria al considerar que están en peligro de muerte, la maldición caerá únicamente en sus atacantes y les dará tiempo de escapar.

    —¿Hechizos contra druidas que deben llevar aquí desde la Conjunción? —murmuró el bardo, dudoso con la naturaleza del plan.

    —Necesitarán de magia, la propia filacteria y de mí mismo para levantar la maldición, eso o un ritual inverso bastante complejo. Las maldiciones son diferentes, no me gustan, ¿pero te digo qué me gusta menos? Sentir miedo de que mis amigos puedan morir por algo que podía evitarse, así que haré el amuleto quieran o no y solo lo usarán en una verdadera emergencia, sea con los Cuervos o en otro momento.

    —Y hablando de piedras poderosísimas antes… —soltó el brujo con tal de aligerar el ambiente, porque ya el otro estaba perdiendo los cabales aunque la idea de buscar a los Cuervos había sido suya.

    —¿Se puede saber de qué estás hablando? —interrogó Anna mientras enderezaba la espalda, dejando el cuchicheo de lado, y miró al brujo con el ceño ligeramente fruncido.

    —Verás —comenzó Altan mientras le extendía la jarra de cerveza—, si te vas en un barco cruza-mundos y me dejas una piedra con la capacidad de invocar el dichoso barco en el que partiste en donde sea que esté, si no la usara…

    —Me enfadaría muchísimo —soltó ella como si nada después de zamparse un trago de cerveza bastante importante.

    —¡Y me llamaron loco! —atajó Cayden mientras se levantaba de la banca, llevándose el libro consigo. El movimiento sobresaltó al castaño que seguía pegado a él y lo vio irse con un dejo de incredulidad en las facciones—. Ahora si me disculpan, tengo objetos mágicos que preparar y esas cosas.

    Nadie lo había llamado loco en realidad.

    —Él dijo que se moriría de tristeza, no que se enfadaría muchísimo —justificó el brujo.

    —¿No es igual? —reflexionó la joven al aire, la duda que la alcanzó después la soltó con cierto tono alarmado—. ¿No era mentira lo de la filacteria?

    —¿A ti te parece mentira cuando dice cosas sobre meter maldiciones en cajas? Al menos no me dejó leyendo sobre oniromancia.

    Casi como una respuesta, el fuego de la única vela sobre la mesa dado el momento del día chisporroteó un par de veces.

    .
    .

    ravnen flyg i himmelhjul i skogen gjestar gamal tul
    the raven flies in a wheel on the sky in the forest the old wise lives
    .
    stien kovnar, togna talar
    the tracks disappear, the tongue speaks

    .
    .

    Antes de encontrarse con Armiño, la hija del Sol Negro envolvió muy bien una daga de plata en el cinto del pantalón, ajustó la vaina de la espada en la espalda, como los brujos, y deslizó un filo de plata en su interior, cargado de runas de Veles. Era la espada de plata a la que el brujo más afecto le guardaba, un regalo que el viejo Erik no había podido hacerle antes de morir en la caída de la fortaleza y que finalmente había sido entregada a él por Keldar: Moighwedd, hijo del agua.

    Con esa espada Anna había entrenado más, conocía mejor su peso y alcance, así que prácticamente era suya así como ahora lo era el medallón. Si iba a enviarlos solos, si no podía estar con ellos, al menos intentaría que ella tuviera el arma que era una extensión de sí en lugar de cualquier otra. Así era como las posibilidades pasaban de nulas a pocas, ¿no?

    Era una guerrera, lo llevaba en la sangre.

    Kohaku esperaba por ella en la puerta de la posada, el brujo había insistido en la mañana que antes de salir llevara también una daga consigo, solo por si acaso, aunque el pobre muchacho apenas pudo mirarla antes de guardarla. Era un arma así, bueno, una con filo, la que casi lo había matado y seguía sin poder enfrentarse al metal sin recordar los instantes anteriores a su desmayo incluso si de hecho sabía empuñar espadas o filos de otras clases. En el teatro olía a sangre, la gente gritaba, las armas chocaban y el aire había comenzado a llenarse de dimerita, de ese humo verdoso y extraño. Cayden había pretendido crear una abertura en los números de los Cazadores para que algunos huyeran, para que ellos mismos pudieran salir a buscar a Anna como él le había dicho, y entonces un Cazador había querido herirlo por el costado con una espada.

    Las esposas de dimerita colgaban del cinto del hijo de puta.

    El miedo estaba hecho de metal.

    Hubo un empujón, luego mucha sangre caliente y espesa, y entonces los Cazadores habían empezado a hacer combustión allí donde la dimerita no alcanzaba, uno tras otro, como si en todos se activara una maldición dormida o solo los Dioses sabrían qué. Cuando Cayden apareció en su campo de visión con la mirada desorbitada, apenas un instante antes de que perdiera el conocimiento, vio la cachiporra que descendió sobre la cabeza del isleño.

    Y el mundo se convirtió en un sueño casi eterno consumido por las llamas.

    Las manos de Anna lo sacaron del círculo de pensamientos, pasaron sobre su cabeza para colocarle alrededor del cuello un objeto que reconoció. Una piedra de jaspe rojo tallada como una gran gota, el trabajo era un poco irregular, pero sabía que era uno de los pendientes de Cayden. Se lo habría visto decenas de veces antes aunque ahora se había convertido en un dije con ayuda de una cuerda delgada, que alguien había tejido como una pequeña red para sujetar la piedra en su lugar.

    —La piedra está astillada hace mucho tiempo, es relativamente frágil —comenzó a explicar la joven, ajustándole el objeto que reposó sobre su pecho—. Si tiras con fuerza acabará soltándose de la cuerda, yo tejí la red así que te puedo asegurar que será así. Cuando la hayas soltado entonces reviéntala contra una pared, una roca, contra el suelo o lo que sea y liberarás los hechizos. No me dijo qué pasaría luego de eso, solo que si debíamos usar la piedra podríamos correr y volver. Volver a casa.

    —¿No van con nosotros? —preguntó Kohaku aunque sentía los pensamientos espesos—. Al menos hasta el punto de reunión con Armiño.

    —Cay está arreglando los permisos para que alguien pueda llevarlos a Hindarsfjall en unos días, lleva en eso toda la mañana, pero también te dejó esto. Dice que no quiere que pesques frío, que ha notado que duermes con no sé cuántas mantas encima desde que desembarcamos en las islas y yo digo que le hagas caso. En Narok te habrías cagado de frío. —Al hablar se quitó de los hombros la piel de huargo para echársela encima a Kohaku, en el momento en que el muchacho se la ajustó mejor notó el temblor de sus manos—. Altan ya nos está esperando, salió a recoger hierbas hace un rato y él dijo, por cierto, que recuerdes usar la piedra poderosísima si llega a ser necesario.

    —Ya vale lo con lo de la piedra mágica, ¿no? —Su tono molesto fue bastante impostado—. Además, ¿no era una filacteria? Creí que sería algo que se abriera, una caja, un frasco, no sé.

    La primera parte de la respuesta hizo reír a la muchacha, al final incluso a él le hizo gracia y pudo permitirse una risa que le aflojó el cuerpo. Anna negó suavemente con la cabeza, lo vio ajustarse de nuevo la piel de lobo atándola al frente para que no fuese a caérsele y luego mirar el jaspe; no dijo nada antes, pero también notó sus temblores y cómo ahora, al ver la piedra, se habían regulado un poco.

    El mismo Kohaku hablaba entre poco y nada de sus cosas, lo había notado desde que apareció en Novigrado y por eso a veces tenían que jugar a las adivinanzas con algunas cuestiones, no significaba que fuese por la vida buscando no ser leído. Era solo su forma de ser e incluso así a veces su cuerpo respondía mejor que sus palabras, como le pasaba a casi todo el mundo. Al final se trataba de no presionarlo, no demasiado quería decir.

    El paso de los años, la paz temporal que había encontrado en ellos, habían forjado a Anna de Narok hacia la templanza de una manera bastante notoria. Sus lealtades eran marcadas, sus afectos también y justo por eso era capaz de tratar a los suyos con cariño y paciencia. Era intensa, enérgica y casi instigadora en algunos casos, pero era todo parte de lo mismo, sentir con esa fuerza era parte de ella, parte del amor que poseía dentro de sí.

    —Filacteria es una palabra un poco rara, supongo. Refiere más a la noción de encerrar magia en un objeto que a la forma de la cosa en sí, creo, romper la piedra es el equivalente de “abrirla”.

    Explicaciones a un lado, ambos se dirigieron a la salida de Kaer Trolde donde efectivamente los esperaba Altan, ahora sí con la armadura puesta, a lomos de un caballo prestado por los isleños. Sujetaba a otros dos por las riendas, así que Kohaku y Anna subieron a los lomos de cada animal y pronto estuvieron en marcha. Recorrieron los caminos de Ard Skellig por lo que pareció una eternidad, subieron, bajaron, vieron cabras y venados, de vez en cuando toparon con más hombres que llevaban los colores del clan an Craite y recibieron miradas un poco incómodas, pero el camino sucedió sin percances.

    Encontraron a Armiño en un punto del camino, donde el druida miró a Altan para ahorrarse las palabras. El hombre era viejo que daba gusto, aunque no parecía tan viejo como Myrddin, tenía una tupida barba grisácea, cejas pobladas y ojos claros de mirada severa, propia del hierofante que era. Puede que no se los fuese a decir él mismo, cansado como estaba de hacer malabares entre Yennefer, sus labores con el clan an Craite y ahora con el pedido de Cerys, pero él tampoco apoyaba la locura de Etibald que luego Stregobor había seguido. De hecho había formado parte del consejo en el que se discutió si considerar o no monstruos a las niñas nacidas durante los eclipses, del lado del no.

    Claro que Stregobor y sus simpatizantes habían seguido haciendo lo que les vino en gana.

    El brujo bajó del caballo, pescó de las alforjas una piel de venado y de un movimiento amplio pudo echársela encima a Anna, quien al mirarlo de inmediato suavizó los gestos y estiró una mano en su dirección para acariciarle la mejilla, la que tenía la cicatriz que le había causado la lamia según recordaba que le había contado. Él sujetó su mano, la deslizó hasta poder dejarle un beso en el dorso y cerró los ojos. Mentiría al decir que no le preocupaba que fuesen solos, pero debían confiar en ellos.

    —Te amo —dijo en voz baja, regresándole su espacio, y ella respondió con las mismas dos palabras.

    —Brujo —advirtió Armiño.

    —No seas aguafiestas, viejo —replicó Altan, inexpresivo, y rodeó el caballo de Anna para acercarse al castaño. Estiró la mano, le dio una palmada liviana en el centro del pecho y ambos tonos de ámbar chocaron el uno con el otro, uno natural y el otro dado por las mutaciones—. Casi te mueres una vez, así que para lograrlo tendrán que intentarlo con más ganas, ¿no crees?

    —Tu forma de darle ánimo a los otros es un poco cuestionable, pero gracias —acotó el bardo aunque le dedicó una sonrisa—. Estaremos bien.

    El Grifo asintió, retrocedió y entonces Armiño en su propio caballo comenzó a guiar la marcha. Altan solo subió al caballo para volver a Kaer Trolde cuando las siluetas se perdieron de vista, cuando dejó de escuchar los sonidos de sus cuerpos y del andar de los caballos. El camino hasta la arboleda de Gedyneith no era lo que se decía seguro, pero acompañados del druida y la espada de plata no debería ser demasiado problema, al menos eso quería pensar.

    Fue un camino largo que Anna rellenó con preguntas para el druida sobre las islas, los clanes y las personas. También lo llenó contándole al pobre hombre sobre el teatro en el que habían trabajado ella y Kohaku en su tiempo en Novigrado, de las presentaciones, las obras y hasta los trucos de magia. En alguna parte del camino, cuando al silencio no le quedó más que instaurarse, el bardo comenzó a tararear una melodía que pronto se transformó en una canción. La que Anna había oído a Cayden cantar en la torre de la fortaleza.

    —Nunca la había escuchado en Lengua Común —dijo el druida en voz baja, sin intenciones de interrumpir en realidad.

    —¿En Lengua Común? —preguntó la joven.

    —Se ha escuchado en la arboleda de Gedyneith incluso antes de que yo fuese el hierofante, en la jerga de Skellige.

    Tal vez la conversación se habría estirado más, pero Armiño les pidió silencio una vez se internaron en la arboleda. Habían alcanzado esa zona de la isla sin más percances que una manada de lobos blancos que Armiño logró espantar con ayuda de magia y eso agilizó más el viaje. No siguieron hasta el árbol que le daba su nombre al círculo, sino que tomaron un desvío, bajaron de los caballos y siguieron a pie, pues el terreno había comenzado a quebrarse de forma bastante notoria, básicamente caminaban por un costado de la montaña.

    Caminaron hasta que el graznido de un cuervo detuvo los movimientos de todos, luego otro y otro más hasta que toda la bandada inició una canción bastante ronca, un anuncio. Fue así como una figura encapuchada, cubierta hasta el hartazgo de plumas negras pegadas a su ropa, surgió de una herida en la tierra y los alcanzó. No hubo manera de que vieran su rostro, pero Armiño la reconoció y se acercó para tener un breve intercambio con ella, al menos su voz sonó femenina, aunque en ocasiones sonaba tan rasposa como los graznidos de los cuervos. Era una mujer de estatura promedio, más alta que Anna, pero sin alcanzar la altura de los varones presentes.

    El intercambio finalmente concluyó, Armiño les indicó que debían seguirla y fue eso lo que hicieron. Los cuervos que habían graznado antes alzaron vuelo todos a la vez, varios se dispersaron, los restantes los acompañaron en su caminata que los llevó a una caverna profunda, alumbrada por antorchas bastante rudimentarias aunque estaban decoradas con las mismas plumas negras. Cuando entraron dos cuervos los siguieron con su vuelo ágil.

    —La espada —murmuró la druida del clan del Cuervo en referencia a la Moighwedd, su acento fue igual de pesado que el de los demás isleños—, huele a muerte. No te pertenece, fue forjada por un elfo fuera de estas tierras y empuñada por alguien más. Tú la empuñas como un brujo, incluso la llevas igual que uno, pero no tienes el mismo hedor encima.

    —Me entrenó uno y por eso me pertenece —contestó Anna con suavidad, en un intento por no ofender a la desconocida.

    —Dicen que sí, que desembarcaron con un brujo… brujo de las tierras altas de Kovir, sobreviviente de una masacre movida por el rencor, no hay más como él o no hemos visto a ninguno. Una bestia oscura, emplumada como un grifo, se parece más a los magos que a los demás de su raza. También con un hechicero del continente, con ropas de los colores de un clan de estas tierras ya extinto que compartía territorio con el clan Heymaey. Clan… Dunn, su estirpe acabó maldita por Freyja porque el jarl entregó a un forastero al único varón que engendró, amenazó con matarlo si no desaparecía de su vista. Gekhira dice que incluso ella estuvo de acuerdo con Freyja entonces, al maldecir a un traidor como ese.

    ¿Por qué hablaba cómo si no supiera la información de primera mano? Anna y Kohaku no reaccionaron, tensos de forma bastante evidente, pero se preguntaron cómo esta mujer tenía toda esa información, una que ellos mismos tenían de a trozos recortados a pesar de que compartían sus vidas con las personas involucradas. Aunque incluso más importante que eso, ¿por qué hablaba de su flaminica como si se comunicara de forma directa con Freya?

    Armiño habían fallado en informarles de la característica más importante de estos druidas externos al círculo de Gedyneith: los cuervos. Guardaban una conexión con estas aves que superaba la de cualquier círculo de druidas con otras bestias del bosque, en ellos tenían mensajeros y espías, eran parte de ellos. Veían a través de sus ojos, escuchaban desde sus oídos y así lo sabían todo. Olvidó también mencionarles otra de las teorías que rodeaban a estas personas, pues algunos decían que la Gekhira, la Madre Cuervo, fue alguna vez una poderosa deidad que fue expulsada por Freya y entonces olvidada.

    La mujer olisqueó el aire mientras los hacía avanzar detrás de ella por la caverna, que se internaba en la tierra hasta tragarse los sonidos de la arboleda. Quedaron solos con el graznido de los cuerpos, los que los acompañaban incluso en la caverna revoloteando lo bastante cerca de sus cabezas como para despeinarlos y el ruido del fuego. En el estómago del cuerpo rocoso creyeron escuchar voces o más graznidos, quizás ambas.

    —El sol se invirtió dos veces sobre ustedes —dijo de repente, como si se hubiese dado cuenta de algo. Uno de los cuervos se posó en su hombro y le picoteó la oreja sin fuerza, haciendo ruidos bastante bajos—. No, se invirtió sobre la mujer, desde Kovir, como el grifo. Nació en una tierra fría, bajo un sol oscuro que nadie entendió realmente. Algo de Wozgor, de un mago del continente. Ah, ¿ese viejo? A Armiño no le gustaba, nunca le gustó, decía que estaba loco, ¿pero qué importa lo que piense Armiño?

    ¿Dos veces?

    >>El hombre estuvo muerto. Casi muerto, ¿no es igual? —continuó hablando sola (¿o con el cuervo?) refiriéndose a Kohaku, y el joven castaño pasó saliva con cierta dificultad—. Aenyell'hael, un bautismo de fuego. Una purga y una quema, trajeron su alma de regreso y entonces… Fue como si el sol se invirtiera sobre él, ¿cómo? Ah, el niño rechazado por su padre y la hija del Contrártha Feainn. ¿Qué? No. No por eso se invirtió un sol ilusorio, fue el Aenyell'hael y otra cosa. Vaya, que está vivo, ¿importa acaso? Que lo diga Gekhira entonces.

    Apenas había terminado de parlotear en soledad cuando las paredes de la cueva se abrieron ante ellos, revelando una amplia cámara. En su interior, con ayuda de la iluminación que daba un fuego bastante intenso, volaban al menos otros diez cuervos y había muchos más posados en otras formaciones de las rocas. Se les veía limpiando sus plumas, comiendo carne que habían traído para ellos y jugando como niños entre sí, en cúmulos huesos y tierra y hojas secas.

    En el centro de la cámara, sin embargo, resaltaba una figura alta y delgada, de aspecto casi esquelético. Tenía los brazos extendidos y cada uno soportaba el peso de un gran cuervo que picoteaba sus manos de aspecto enfermizo en un gesto afectuoso, de clara camaradería. La piel de la mujer, si es que podía llamársele así, era de un tono pálido que resultaba casi azul incluso con la luz cálida del fuego, estaba envuelta en un vestido de aspecto raído también con detalles en plumas… Plumas que en ciertos lugares también surgían de su carne.

    La cabeza la tenía cubierta por una capucha de cuero oscuro, gastado, y los ojos tapados por una tela de color violáceo. Lo que estaban viendo ahora era su costado, pero entonces la druida que los acompañaba replicó el llamado de un cuervo a la perfección y la silueta giró, otra ave se posó en sus hombros mientras tanto, de forma que los enfrentó directamente. A ambos jóvenes una capa de sudor fríos empezó a cubrirles el cuerpo.

    Era la Gekhira, la Madre Cuervo.

    Los habían llevado directamente con la flaminica.

    Los ojos del ave en su hombro los observaron con intensidad, congelándolos en su lugar, y la mujer, relicto, deidad o la cosa que fuera comenzó a hacer sonidos incomprensibles, imitó los llamados de los pájaros y estos, así como la druida, reaccionaron. Los graznidos se reiniciaron, se parecieron demasiado a una risa colectiva y la sensación, extraña, de ser considerados una burla aplastó a la hija del Sol Negro de repente cargándole el cuerpo de ira. Como si alguien le hubiese leído el pensamiento, la comunicación entre la flaminica y sus criaturas se detuvo, silenciando las risas.

    —Oh, hija mía —dijo entonces la mujer en Lengua Común, su rostro no estaba orientado en su dirección, pero sí los ojos del cuervo en su hombro—. Me dicen que fuiste condenada por la misma historia que muchas otras, sesenta para ser exacta. El mago que Armiño no guarda en estima, aunque me cuestiono si le guarda estima a alguno, fue el que creyó haber descubierto una profecía que decía que todas ustedes prepararían el terreno para una diosa asociada a la noche y la muerte. No, ¿es la diosa protectora de las mujeres y niños? Qué dicotómico y qué arriesgado por parte del supuesto profeta. Fuiste entrenada por un brujo, incluso llevas la insignia de uno, pero tu cuerpo sigue intacto, ¿es correcto, querida hija del sol?

    Anna hizo un sonido afirmativo.

    >>Y el niño de aspecto dulce, forastero entre los forasteros, mis queridos mensajeros te oyeron cantar de camino aquí y te imitaron hasta que los escucharon llegar a la arboleda con Armiño, estaban encantados, llevaban muchos años sin escuchar esos versos de una buena voz. El caso es que te expusieron a una magia poderosa, ajena a esta esfera, un bautismo de fuego iniciado por la sangre de otro mundo, llevas la marca a tu alrededor. Ah… Freyja, fuiste tocado por Freyja también, siempre tan sensible. Confluyó demasiado poder a tu alrededor, ya poseías el propio, pero te despertaron, el bastardo de la Hen Ichaer y Freyja, ¿es así, pequeño?

    —Lamento decir que no sé si lo sea, estimada Gekhira —respondió el aludido a pesar de que tenía la boca seca.

    Una risa ronca, parecida a las imitaciones que hacían los cuervos de ese sonido humano, brotó de la Gekhira al escuchar la formalidad con la que el muchacho se dirigió a ella. El sonido se alzó por la cámara, rebotó y la bandada lo replicó, volviendo a tensar a Anna, pero se mantuvo quieta en su lugar pues aunque la forma de tratarlos era extraña no percibía una hostilidad real. No parecía querer hacerles daño y el medallón sobre su pecho no vibraba.

    —Gekhira, estimada Gekhira —empezó la princesa de Narok, corrigiéndose a sí misma de inmediato—. ¿Cómo entiende su clan el Sol Negro de Etibald?

    La mujer giró sobre sí, los cuervos de sus brazos alzaron vuelo y fueron a posarse en otro lugar de la caverna, pero el que estaba en su hombro permaneció allí y no pareció que dejara de mirarlos en ningún momento. Ella navegó el espacio, volvió a murmurar sonidos incomprensibles y rio una vez más, aunque fue más sutil que antes. Anna movió las manos, las sujetó a la correa que mantenía la vaina en su espalda y respiró con pesadez, Kohaku seguía a su lado, en apariencia calmado, pero notó que había cerrado la mano sobre el jaspe rojo en su pecho.

    Una esfera de fuego se elevó desde la fogata que iluminaba la instancia, navegó hasta posarse entre la Gekhira y los jóvenes, algunos metros por encima de sus cabezas, y se suspendió allí como un sol en miniatura. La cercanía del fuego, aunque no era tanta, empeoró el sudor que los había comenzado a bañar desde antes.

    Contrártha Feainn, un Sol Invertido. Han habido muchos a lo largo de la historia del mundo, en esta esfera y en otras, todos profetizan cosas distintas al ver al sol volverse oscuro, les da miedo ver el día convertirse en noche. —Un graznido interrumpió sus palabras un instante—. No puedo decir si lo que decía el mago loco, el que Armiño llamaba así, es correcto o no. Lo extrajo de una cultura no humana, ¿cierto? Qué decepción. Afuera los druidas de Armiño hablan, temen que el Frío Blanco esté cerca, ¿alguna vez has pensado, hija mía, cómo la profecía de Ithlinne anuncia la liberación para su raza y la condena para la tuya?

    Los dedos del bardo palidecieron alrededor del jaspe y la princesa de Narok tragó grueso, aferrándose a la correa de la vaina de la espada con suficiente fuerza como para sentirla marcándose en su piel. Asintió con la cabeza en silencio, asumiendo de repente que la mujer podía darse cuenta del gesto a pesar de tener los ojos cubiertos y así fue. Una sonrisa amplia, cubierta de dientes amarillentos, le decoró el rostro y la esfera de fuego comenzó a tornarse negra, como el fuego en la serpiente invocada por la Doble Cruz de Alzur.

    —Nosotros no sabemos si tu nacimiento responde a alguna profecía, no corresponde a ninguna de las nuestras. Los soles invertidos alteran la manera en que el Poder fluye por el mundo, disminuye la forma en que ciertos elementos se movilizan por estas corrientes, aumenta otras o todas a la vez.

    —Pueden… ¿Un sol de estos puede hacer que alguien nazca siendo inmune a la magia? A grandes caudales de magia.

    —Conocí dos casos personalmente y varios otros llegaron a mis oídos, es posible, sí. No puedo afirmarlo con certeza, pero si al momento del nacimiento de una criatura el flujo de Poder en este mundo se vio alterado, si sobrepasó los límites usuales, esa energía debe condensarse en algún lugar. A veces son brotes de plantas, cachorros de lobo y a veces ustedes, los humanos. Al recibir tanto de algo, ¿no es normal que las criaturas se vuelvan resistentes? Sin embargo, eso también implicaría que para hacer uso de ese Poder necesites extraer más que otras personas. Los transmisores son incontrolables y los receptáculos requieren demasiada energía para poder manipularla, ¿usas magia, hija del sol? ¿El brujo te ha enseñado las señales de su raza?

    —Muy poca. Me resulta difícil tomar Caos de los elementos como hacen los hechiceros y no pude usar una sola de las señales de los brujos.

    Había tomado e interceptado Caos del fuego en la fortaleza del Lobo. Fue el único elemento que respondió a ella sin resistencia.

    —Lo que sustentaría esa teoría —apañó con calma la flaminica.

    —¿Alteró su cuerpo? —preguntó Kohaku que había permanecido callado hasta entonces.

    —¿Alterarlo? ¿Físicamente? No, en lo absoluto, es una mujer como cualquier otra. Cambió su relación con los elementos de este mundo, eso es todo.

    La explicación, lo que fungió como el cierre, hizo que la princesa exiliada exhalara un poco de golpe. A su alrededor los cuervos seguían en sus cosas, comiendo, jugando o cuchicheando como humanos, mientras la Gekhira empezó a cortar distancia hacia sus invitados, en ese momento la esfera de fuego negro se consumió, desapareciendo, y pronto la silueta femenina estuvo frente a ellos.

    Se inclinó ligeramente, pues era más alta que ambos, incluso puede que fuese más alta que el brujo y los dos retrocedieron un paso. La mujer giró apenas su cuerpo, de forma que el ave en su hombro pudo clavar la vista en el joven castaño; los ojos negros del animal lo estudiaron con una inteligencia propia de los humanos y toda criatura similar.

    —No eres un mago, no de la misma forma en que lo es el bastardo, eso te lo podemos asegurar. Es posible que no puedas usar magia elemental nunca, tomarla del mundo, sin embargo, te han despertado imitando las condiciones de un Contrártha Feainn, posiblemente de forma accidental. Tu segundo nacimiento, en el bautismo de fuego, ocurrió bajo un falso Contrártha Feainn. —La Gekhira retrocedió, con ella lo hizo su ave, pero el animal siguió mirando a Kohaku—. El acto, la motivación que lo inició, conmovió a Freyja. Reconozco su toque, está revuelto con la marca del Aenyell'hael. No lo controlas aún, ¿cierto? El poder que el falso sol despertó en ti.

    El muchacho negó con la cabeza, despacio.

    —Joven profeta, nuevo dueño de los Mil Ojos, ¿lo sientes? Cerca de nuestra arboleda y más allá de tu pecho, donde condensaron poderes dicotómicos.

    El bardo soltó la piedra como si lo quemara de repente, pues si esta criatura, mujer o lo que fuese sabía lo que había encerrado en la piedra, ¿no podía detenerlos de intentar abrir la filacteria? No tenía caso pensar en ello ahora, en tanto Anna no iniciara ninguna ofensiva ni diera una pista no tenía sentido hacer nada. Tomó aire, miró al cuervo y el animal rio, lo antinatural del sonido cumplió su función de incomodar a la perfección.

    —¿El qué debería sentir? —interrumpió la hija del Sol Negro dando un paso al frente, como si ella misma valiera de escudo en caso de ser necesario.

    —Respira. No nos escuches, escucha al fuego de las antorchas y de la fogata, el del aire que se cuela dentro de esta cueva y permite que el fuego siga respirando, ¿qué sientes, mi pequeño pajarito? Lo sientes desde que entraste a la arboleda, ¿no es así? En las manos, hijo, la tensión en el dedo corazón que se proyecta al cuerpo. Los mejores magos y druidas solo pueden percibirlas ya estando demasiado cerca de ellas…

    —Fluye hacia el Este de aquí y hacia el Sur.

    —Dos Lugares de Poder —explicó la Gekhira hacia la princesa de Narok, de repente sonó encantada con la respuesta del castaño—. Los hechiceros del continente pensarían que eres un mero rastreador, pero puedes acceder a los recuerdos de este mundo a través de las corrientes. Tal vez no ahora, pero podrás.

    No había pasado mucho cuando la mujer terminó de hablar y Kohaku giró el cuerpo, alarmado de repente, antes de buscar la silueta de la Madre Cuervo con urgencia. Había logrado captar el flujo concentrado de energía, pero hacia el Sur, como bien había señalado, había percibido algo más. Era diferente, mucho más caótico y violento si se quiere, como el palpitar desordenado de un corazón que bombea demasiada sangre.

    La tensión que había sentido en la arboleda, la que ahora podía ubicar más allá de ella en dos direcciones, había quedado completamente opacada por esa tercera sensación que se tradujo a una inmensa inquietud. Era como poner a escurrir el miedo de alguien y bajárselo a cucharadas.

    —Más allá…

    —Es hora de que se vayan, niños —interrumpió la flaminica de los Cuervos al bardo, extendiendo los brazos para que las aves pudieran volver a posarse en ellos—. Algunas de sus inquietudes no son mías para responder. No vuelvan más, los forasteros no son recibidos en mi círculo más de una vez. Llévense sus baratijas de aquí, no les haremos daño, pero no quiero saber nada de ustedes de nuevo.



    MAN mi parte favorita del juego siempre fueron, son y serán las Skellige, son maravillosas, me encantan sus personajes, sus monstruos e historia, sin más. Todavía recuerdo la primera vez que llegué a las Skellige, en mi primera vuelta, y lo emocionada que me sentí al escuchar uno de los main themes que te suena cuando andas recorriendo las islas, it just touched my soul. Por eso estaba tan ilusionada de alcanzar este cacho de la trama y poder exprimir todo lo que las islas tienen que ofrecerme.

    Aunque aparecen todos en el capítulo, sentí que el foco principal estaba en Annita y Ko, por eso las cartas. En su defecto desde el inicio tenía pensado ya un capítulo para explicar algunas cosas.
    Todo lo del Sol Invertido me lo re inventé sin ninguna clase de vergüenza y el evento astronómico, en efecto, es el mismo que el Sol Negro de Etibald. Lo del flujo de Caos por las líneas ley, la inmunidad a la magia y todo eso me lo saqué de la manga, porque de verdad del Sol Negro no hay más info así que a partir de este momento todo es fanmade.

    Lo mismo pasa con lo que habla la Gekhira sobre el don de Ko, me lo saqué de mis delirios hasta que llegué sin escalas a un sol negro falso (??) IM DELUSIONAL, pero la comparativa viene de algo que había mencionado en el anterior, creo, que el montón de magia que estuvo rodeando a Ko desde que lo hirieron hasta que le salvaron la vida alteró el flujo en las líneas ley y despertó una habilidad que ya poseía. La Gekhira lo llama nuevo dueño de los Mil Ojos, afirmo que me lo inventé, pero no lo expliqué JAJAJA igual está robadísimo de los Six Eyes de Gojo en Jujutsu, al menos en nombre, en fin refiere a la futura capacidad que dice esta deidad or whatever she is que tendrá Kohaku de acceder a los recuerdos del mundo mediante las líneas ley (sus lugares de poder, círculos de elementos y demás intersecciones) y creo guardar un recuerdo de que algo así pasaba en el Genshin, también con líneas ley, así que posiblemente lo arrastro de allí.

    El clan del Cuervo y la Gekhira sí existen tho, lo que tuve que inventarme fue su ubicación en la arboleda y tal porque en el juego no se ven, de hecho creo que vienen de un juego de mesa en línea de The Witcher y no me acuerdo ahora si del mazo de Gwent de las Skellige también. Que los Cuervos y la Gekhira digan Freyja en vez de Freya es intencional.

    Dios iluminame o eliminame.jpg porque sigo usando el elder speech puro, pero también me tengo que robar palabras del irlandés and shit is a mess
    Aenyell'hael: elder speech puro, bautismo de fuego. Las implicaciones y lo que puede considerarse un bautismo de fuego también me lo inventé.
    Contrártha Feainn: elder speech corrupto aka fanmade (?) el feainn sí viene del de la saga, contrártha es la palabra que tuve que arrastrar del irlandés. Reverso/invertido
     
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