I never told you . . . Fairy Tail no sus personajes me pertenecen, son exclusiva propiedad de Hiro Mashima. Canción-I never told you-Colbie Calliet . . . Aquellos ojos de color oliva, que transmiten paz, amor y calor, de los cuales tu eres dueño, hoy es el día en que los extraño. Tus besos, caricias y abrazos, extraño todo de ti. Extraño aquellos crepúsculos que pasaba junto a ti. La forma más exquisita en la que nuestras respiraciones se hacían una, en que nosotros nos hacíamos uno. Pero sobre todo….extraño la calidez de tu sonrisa. Ahora en esta fría habitación me encuentro en medio de la soledad, todo huele a ti, aquella soledad que es mi fiel compañera desde que te fuiste. Desde que de tu partida me arrepiento de nunca haberte dicho nada. Fue mi culpa, quizás sí. Los recuerdos de aquel día se agruparon en mi mente. —¿Volverás?—Te pregunté, mi voz cada vez se quebraba más. Pusiste tu atención en mí, y dejaste de mirar el cielo estrellado—Solo el tiempo lo dirá, Luce—Me respondiste, y como siempre me sonreíste. Sé que esperabas que te dijera lo que tú querías escuchar…..no, lo que nosotros queríamos escuchar, pero no lo hice. En ese momento tus ojos brillaban más que la noche, más que las estrellas, esperabas con ansias que de mi boca salieran esas simples palabras, pero no lo hice, nunca las dije. Observo el atardecer y su rosa me recuerda a tu cabello, a tu todo, de mi boca se escapa una pequeña risa al recordarte. Cierro mis ojos y te vuelvo a recordar, y mi corazón cada vez se lastima más. Nada es lo mismo sin ti a mí alrededor, las lágrimas comienzan a caer de mis ojos al recordarte. Además, recuerdo cuando nos entregamos mutuamente, cuando te entregué mi todo. Sus manos subían y bajaban por mi espalda, produciéndome ondas de placer, mientras su boca tenía un juego con mí delantera, atrapó mis labios, estábamos en un frenesí, sedientos de pasión, esta noche nos encontrábamos haciendo el amor. Y luego de eso, al despertar, pensé que todo sería normal, pero esa noche tú te estabas despidiendo de mí. Sentía como sus manos acariciaban mi rostro y en un susurró me dijo—Luce, hoy me voy, lejos de Magnolia. Mis ojos se agrandaron y me ahogué las lágrimas.—¿Ah, si?, que bien, si quieres te puedo ir a dejar al aeropuerto. Cuando dije esas palabras, fue la idiotez más grande que pude haber cometido, aunque no te puede ver, sonreíste con melancolía. Tomé asiento en aquella roca en donde tú tallaste nuestros nombres dentro de un corazón. Aunque mi nombre no es Luce, idiota. Pero sonreí. Suspiré. Las horas pasaron mientras yo seguía en aquel lugar recordándote, decidí que era hora de marcharme, cuando llegué a la ciudad, ésta estaba desolada, como yo. Caminé y caminé, unos sollozos se escaparon de mi boca, hacía frío, como esa noche, en donde esperabas que yo te dijera que te amaba. Pero…no lo hice. —Bien Luce, creo que es hora de que me marche—Nos encontrábamos en el aeropuerto, tu vuelo estaba próximo a salir. Tu sonrisa no era la misma de siempre, los dos lo sabíamos, esperabas que te dijera que te amaba, porque con solo esas palabras te quedarías —Nat…Natsu. Me miraste, esperanzado. —Espero que te valla bien en tu viaje, cuídate mucho, ¿Si?. Y esbozaste una sonrisa de medio lado. —Claro. Y después de ese día no volví a saber nada de ti. Ya ha pasado más de tres años. Y aún te sueño, aún te siento y sobre todo….aún te amo. Una brisa paso fugazmente envolviendo los dos cuerpos, que, sin saber de su presencia, partieron en rumbos separados, esperando que el tiempo los hiciera olvidar, y sin saber que se volvieron a ver, sin saber….que los dos aún se aman.