Mitología Griega Hiperbórea

Este pequeño esfuerzo nació por culpa de mi insaciable curiosidad y después de leer una cuantas leyendas de este foro me anime a publicarlo. Agradezco cualquier comentario, crítica o aporte que deseen comunicarme. Espero lo disfruten.

Leyenda de Hiperbórea:​

De la boca de aventureros ávidos por nuevos descubrimientos, sagaces navegantes de las aguas más bravas y turbulentas, de los relatos más fantásticos narrados por veteranos marinos. Se escucha la antigua leyenda de los Hijos del Segundo Sol. Aquella tierra que se halla más allá de las regiones del norte. En antiguos manuscritos eran descritos con infinidad de nombres como: Arimaspi, los hijos de Bóreas y Quíone o hiperbóreos. Todos esos nombres eran usados para hacer referencias a estos increíbles seres que fueron olvidados y sepultados en las arenas del tiempo.

Su tierra mágica y misteriosa alimentaba la imaginación de los más curiosos y soñadores. Incansables esfuerzos febriles se hacían para retratar en palabras la belleza y magnificencia del lugar que su civilización alguna vez habitó, no obstante, algunos bienaventurados versados de la antigüedad gozaron de la fortuna de oír algunas pocas palabras sobre ellos. Uno de ellos fue Diodoro de Sicilia (historiador del siglo I a.C) que en su posa explica en sus palabras donde se presumía que habitaba esta antigua civilización:

"En las regiones más allá de las tierras de los celtas, se esconde una isla no más pequeña que Cicilia; esta isla habitada por los Hiperbóreos, los cuales son llamados así porque su casa está más allá de donde el viento del norte golpea, y esta isla es fértil y productiva en todos los cultivos, tiene un clima templado".

Otros autores como Virgilio(Poeta romano) hacían referencia a la hermosura del lugar:

"Los pocos navegantes que tuvieron la suerte de maravillarse con la hermosura de estas tierras caían de rodillas ante su magnificencia".

Dichosos y poco numerosos hombres de mar disfrutaron del privilegio de presenciar de primera mano, el bello paisaje de las tormentosas y temperamentales aguas del mar del norte, en donde había innumerables escarpas infranqueables de hielo; que detienen los avances de los poco afortunados. Quienes solo ven un sol lejano reflejado en los ventisquero que calienta la atmosfera y la tierra.

No obstante, algunos gloriosos y valientes marinos disfrutaron de está alucinante isla dotada de un clima paradisiaco y semi-tropical, y donde cada palmo de tierra es un vergel. El aire que se respira es puro, fresco y vigorizante, hay una inmensa flora y fauna de tamañas proporciones, la luz del sol se puede apreciar de forma vívida y cándida. En este lugar no existe la noche, y el sol brilla las veinticuatro horas del día. En el interior del país reinaba un dulce calor, en donde se aclimataba perfectamente una vegetación verdeante, las mujeres eran de una belleza indescriptible, las que habían nacido en el quinto lugar de cada familia, poseían extraordinarios dones de clarividencia.

En aquella tierra mágica y libre del yugo de los tiempos que aprisionan al mundo. Sus miembros coexisten en plena armonía, gracias a que estos hombres son poseedores de un conocimiento trascendente que acompaña el vivir de su civilización. El poeta griego, Pindaro (IV a.C.) los describe en esta cita: "Nunca la musa está ausente de sus caminos, arpas chocan y flautas lloran, y en todas partes de los coros de las doncellas giran, ni la enfermedad ni la amarga vejez se mezclan en su sangre sagrada. Lejos de la mano de obra y la batallas, ellos viven.". Su gracia se refleja en su actitud gentil y atenta, además de que son receptivos ante la presencia de cualquier extraño, hablan una lengua perdida en las memorias del tiempo y sus ojos transmiten la belleza de su alma.

El poeta griego, Calímaco (III a.C.) los describe: "Albinos con cabellos rubios(...) producto de un cataclismo tendrían que descender de sus tierras llegando a Escandinavia y ,finalmente, a Germania". Su carne es blanca como la nieve y roja como el color de la rosa, sus cabellos blancos como la lana y sus ojos eran hermosos. Su raza tenía habilidades psíquica y su cualidad más distintiva era que se reproducen como las plantas, mediante un proceso de brotación, así como de un tronco brotan muchas ramas. Veneraban al dios Apolo, y sus sacerdotes hijos de Bóreas y Quíone se dice que eran gigantes que medían seis codos de altura. Este es el lugar donde residía el dios Apolo y que cada diecinueve años conducía su carro de fuego para rejuvenecerse en la ciudad de los dioses, Hiperbórea.

Esta civilización llamada Hiperbórea dejó un enorme legado cultural y lleno de conocimiento transmitiendo su sabiduría y ciencia a todas las culturas antiguas de las que se tiene registro como la egipcia, babilónica, sumeria, celta, griega, entre muchas otras. Estos conocimientos eran variados pasando desde la agricultura y la ganadería hasta ciencias complejas como matemáticas, filosofía, astrología o cosmología. Su civilización tiene un carácter mítico y en la tradición oral de medio oriente donde se transmitía el conocimiento de esta antiquísima civilización(antediluviana), se decía que su búsqueda representa el deseo de alcanzar la iluminación espiritual.