One-shot Hilo Rojo [Gakkou Rolplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Yugen, 11 Septiembre 2020.

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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Título:
    Hilo Rojo [Gakkou Rolplay]
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    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1645
    Título: Hilo rojo
    Fandom: Gakkou Rolplay
    Personajes: Konoe Suzumiya & Alisha Welsh
    Summary: "Ella era como la pieza del rompecabezas que no terminaba de encajar. Sobresalía entre el resto, era claramente diferente a ellos y por supuesto, se negaba a ser una más. Obstinada como pocas nadaba contracorriente con saña, como si el solo hecho de amoldarse a las normas establecidas fuese una derrota."
    N/A: Una cosa bastante cortita y poco detallada porque mis ganas de escribir andan volubles pero me apetecía contar un poquito de como se conocieron estas dos y de como Konoe se enamoró y en fin (?) Amane Gabichuela te etiqueto porque sale tu niña uvuvuvu


    Hilo Rojo

    "En Japón, una leyenda cuenta que un invisible hilo rojo une por el meñique a aquellas personas que están destinadas a encontrarse. El hilo puede enredarse y alargarse, pero jamás llegará a romperse"

    La conocí entre mis catorce y quince años. Recuerdo pensar que era hermosa. Sus rasgos finos, claramente occidentales, los ojos azules como el mar en calma que escondían una abrumadora tormenta; el largo cabello dorado, suelto, que solo era una prueba más de su carácter contrario a ataduras.

    ¿Fue casualidad o destino que el profesor me escogiera a mí para enseñarle la academia? ¿Para mostrarle los alrededores? Mi mente soñadora imaginaba un hilo rojo, invisible, atando su meñique al mío.

    Unmei no aka Ito.
    El hilo rojo que unía a aquellas personas que estaban destinadas a encontrarse. A ayudarse en algún momento de sus vidas, a trazar una relación común. Incluso a compartir la vida juntas.

    Soulmates.

    Yo. Suzumiya Konoe, la única hija de una familia tradicional de Kyoto. La alumna aplicada que estaba en el club de caligrafía e ikebana hasta que fue reformado el invernadero. La prototípica chica japonesa.

    Con aquella joven rebelde, prototípicamente americana.

    —Welsh-san, por aquí por favor.

    Recuerdo verla hacer una mueca y resoplar.

    —Wathever.

    Era meramente evidente que detestaba haber sido transferida desde Estados Unidos a un país como Japón. Las diferencias culturales, el idioma, la comida, la propia gente. Todo era completamente distinto.

    Si yo hubiera sido la transferida a América... me sentiría pequeña, diminuta. Como en otro mundo. La idea de que ella se sintiera así, sola y perdida, me hizo tratar de crear puentes entre nuestras diferentes culturas y formas de ver la vida.

    Siempre había ayudado a todos. Siempre había querido hacer algo por mejorar las vidas de las personas que me rodeaban incluso si era un acto nimio. Un abrazo, un bento preparado con cariño, unas palabras conciliadoras, un té verde.

    Pero pronto descubrí que las diferencias iban más allá de una brecha cultural.

    Alisha Welsh no estaba acostumbrada al decoro y a seguir las estrictas normas de la vida en sociedad japonesa. Traté de inculcárselas con paciencia, con amabilidad, pero fue como arrojar agua al mar. No hacía reverencias, era claramente torpe comiendo con palillos, maldecía en inglés, ignoraba honoríficos incluso con profesores, se saltaba las normas, comía sin dar las gracias, llevaba el uniforme siempre desabrochado y la falda varios centímetros por encima de lo estipulado, corría por los pasillos, se reía a carcajadas y era escandalosa.

    Era un espíritu libre.

    Contrario a mí.

    Me recordaba a las protagonistas de alguna de mis historias predilectas. Que una chica como ella hubiera acabado en Japón donde convergían lo tradicional y la modernidad, lo formal y lo excéntrico, la doble moralidad parecía novelesco. Solo podía pensar que el hecho de que alguien como ella y yo nos hubiéramos encontrado en un lugar tan inmenso y fascinante como lo era el mundo, debía ser obra del destino. Ese caprichoso, ese que enaltecían los poetas.

    Y eso me cautivó.

    Incluso si eran evidente sus rechazos, si me miraba con desagrado, si veía en mí todo lo que no quería ser
    ... jamás me alejé de ella. No podía dejarla a su suerte. Algunos alumnos la miraban con temor o desaprobación, como si hubiera venido de un planeta distinto. Otros veían en ella el sueño americano inalcanzable del que tanto hacían alarde las películas occidentales.

    —Entonces, Konoe—

    —Suzumiya-san—corregí con suavidad y tensa me llevé un mechón oscuro tras la oreja. Mi piel era pálida, clara y en seguida me percaté del ardor de mis mejillas. Tuve que aclarar mi voz—. Llamar a alguien por su nombre de pila es muy descarado, Welsh-san. Solo los amigos cercanos, la familia y la pareja tienen permitido ese tipo de trato.

    Aquello fue un error por mi parte.
    Desde ese día solo fui Konoe para ella. Al principio lograba tensarme, me ruborizaba y tendía a apartar la mirada y titubear. Pero con el paso del tiempo, de las semanas y los meses, empecé a apreciarlo. Suzumiya-san empezó a resultarme impersonal y frío y en ese momento me percaté de lo gélido que era el trato entre iguales en mi país. ¿Era educado o era meramente carente de calidez y humanidad? ¿Por qué me preguntaba esas cosas, como si conocer a Welsh hubiese puesto en duda todo mi mundo? Sabía que no era especial en cualquier caso. Mi corazón vibraba cuando pronunciaba mi nombre, pero llamaba por su nombre de pila a todos.

    Eso le causó diversos problemas con los docentes y varias visitas al despacho de la directora. Poco a poco, sin embargo, el paso de las estaciones pareció hacer mella y algo de las estrictas normas japonesas logró alcanzarla. Al menos, empezó a agregar algunos honoríficos aunque siempre se abstuvo de hacer reverencias, siguió llevando el uniforme como quiso aunque se lo coloqué correctamente varias veces y en definitiva... siguió haciendo lo que deseaba hacer cuando deseaba hacerlo.

    —¿Otra vez Welsh-san? Los botones deben estar convenientemente abrochados. Te lo dije.

    —¿Eh~? Pero siento que me voy a asfixiar, Konoe—se quejó mientras mis dedos ágiles, acostumbrados a la tarea de abotonar correctamente mi propio uniforme cerraban sus botones con habilidad—. Shit. No sabes cómo odio esto.

    Solo pude reír. Esa risa que no nacía de la burla si no de una ternura casi extraña. Deseaba cuidarla, ser su guía. Era un sentimiento puro y genuino que desbordaba cada una de mis células.

    Ella era como la pieza del rompecabezas que no terminaba de encajar. Sobresalía entre el resto, era claramente diferente a ellos y por supuesto, se negaba a ser una más. Obstinada como pocas nadaba contracorriente con saña, como si el solo hecho de amoldarse a las normas establecidas fuese una derrota.

    Fue uno de esos días, una mañana de primavera cuando la llamé Alisha-san por primera vez. Fue ese día, además, cuando por vez primera me percaté de la naturaleza real de mis propios sentimientos. Llevaba algún tiempo ayudándola a mejorar su caligrafía por las tardes. Enseñándole a trazar correctamente los caracteres, mostrándole las diferencias entre el hiragana, el katakana y el kanji. Buscando formas de hacer aquellas clases particulares amenas y didácticas para una persona que se distraía con el simple vuelo de una mosca.

    El pincel se deslizó grácil y sin pausas sobre el fondo blanco con trazos ligeros. Estaba sosteniendo su mano con la mía, apoyada a su lado, hombro con hombro. El salón estaba en silencio inundado por la luz cálida de la tarde. Y una extraña electricidad me erizó la piel.

    Koi.

    Probablemente no era la primera vez, pero era la primera vez que lo notaba. La primera que me daba cuenta del poder que su sola presencia ejercía sobre mí. Sin percatarme, sin notarlo... se había deslizado por cada uno de los huecos de mi actitud seria pero servicial y había logrado anidar en mi pecho de una forma que jamás creí posible. La sorpresa me paralizó y me hizo soltarla como si quemase.

    Love.

    El pincel manchó de tinta negra el papel. Se deslizó y la absorbió llenando gradualmente la superficie de la mesa.

    La primera mancha en el lienzo.

    —¿Konoe?

    —D-disculpa Alisha-san.

    Alisha-san.

    Nunca me di cuenta... de que me estaba lanzando al abismo. De que su comportamiento díscolo tenia el poder de destruirme. Y sin percatarme, había empezado a apreciar sus sonrisas genuinas, a sonreír con su risa, a buscarla casi sin notarlo, como en piloto automático, para encontrarla charlando y flirteando con algún chico mayor. Le hablaba al oído y sus brazos se enredaban en su cintura. Y entonces me daba cuenta de lo mucho que dolía.

    Tiraba. Desgarraba. Y hacía pedazos mi corazón.

    Empecé a buscar su atención, a tratar de entenderla, de conocer más de ella, le hablé del ryokan de mis padres, le conté leyendas e historias japonesas. Trataba de aprovechar al máximo el tiempo que estábamos juntas, aferrándome inútilmente a los segundos, antes de que volviese a caer en brazos de otra persona. Y otra. Y otra. Ese era su modo de vida y el hecho de que me hablase de él solo evidenciaba que tenía la suficiente confianza conmigo para ello. En un principio ni de pasada se le ocurrió mencionarlo. Pero la prototípica estudiante perfecta japonesa ya no era una amenaza y podía hablarle de las cosas que hacía, de los chicos y chicas con los que mantenía relaciones esporádicas en el armario de enseres del gimnasio. Nunca di muestras de que me partiese el alma en dos. La escuchaba en silencio, jurándome a mí misma que jamás delataría ninguna de sus fechorías a espaldas de los profesores.

    Pero me estaba matando lentamente.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    This was actually very cute, you see. De hecho, debo decirte que subiste esto mientras estaba en casa de una amiga y tuve tanta curiosidad que acabé aislándome un rato para leerlo JAJAAJAJ why am i such a weeb omg

    Anyways, fue una sorpresa muy linda y realmente me gustó mucho leer toda su relación desde el punto de vista de Konoe. Es que se nota un montón la diferencia entre ambas solo con como se conocieron y como se lo tomaron. Bueno, i mean, incluso para Ali fue algo extraño acabar viéndola como una amiga y tal pero que de primeras se la quiso comer pues también es cierto. Y luego por el otro lado pues está la Konoe romántica empedernida que lo ve como un encuentro predestinado y idk, son tan diferentes omg.

    Es que mira, me resulta hasta cute que Konoe pensase que Ali se encontraba sola y perdida cuando la verdad, me imagino que tardó una cantidad de un día en encontrar un buen pub y tirarse a alguien. Aunque es cierto que no estaba contenta de estar ahí, pero estaba más bien frustrada porque bueno, incluso así de despegada como es y todo pues igual la tiraron a un país que ella pensó que iba a ser aburrido y frío y que le iba a quitar las ganas de vivir so yeah.

    Btw aquí te dio una embolia, es whatever (?)

    So anyways, te juro que la chica es una desastre. Es muy gracioso porque en realidad no es que ella rompa las reglas concienzudamente like, se se despierta y diga: hoy voy a romper esta regla. Lo que pasa es que es un desastre y bueno (?) Vaya, que las reglas las rompía también en Estados Unidos, que aunque no tenía que llevar uniforme y todo eso, igual hacía tonterías por ahí y de todo so le sale innato (?

    Esto es super accurate. La pendeja lo haría solo para molestarla porque ve que se sonroja y se pone tensa cada vez y le divierte, simple y llanamente. Sinceramente, me la veo bromeando con un montón de cosas sexuales al principio solo porque le gusta verla ponerse nerviosa. Así de: las japonesas sois tan divertidas, Konoe, os sonrojáis con nada.

    Definitivamente lo que más odia es el jodido uniforme subido hasta arriba JAJAJ es que sis, me imagino que en EEUU iría con ropa super de hoe y bueno, eso de llevar camisa y encima abrochada y de todo, uf, es que no puede, NO PUEDE. El pinche uniforme es su mayor obstáculo en la vida, te lo prometo (?

    Y bueno, en fin, me da penita que justo la pendeja le empezase a contar sus aventuras cuando Konoe se da cuenta que le gusta. Che Ali you are so inoportuna(? Pero que le hacemos, la pendeja estaría orgullosa de tirarse a tanta gente (??? Yo creo que la estúpida hasta incitaría a Konoe a tirarse a alguien, al principio sobre todo cuando no la conocía bien, para divertirse y así.

    Ya me dios el gustillo de imaginarme como reaccionaría Konoe a la primera vez que la viese con Joey y cuando Ali le contase que: i met this guy and is weird bc i fucked him like so many times and it was great and now he is in my class and i kine like him???? Y cuando intentaron ser novios y todo eso (?

    Che que me gusta hacer sufrir a Konoe why (??

    ANYHOO

    que en resumen, me gustó mucho y la verdad es que es mi gusto culposo ver a Ali toda oblivious en su vida y Suzu-chan sufriendo bc we, drama queen ante todo. Y eso, que gracias por escribir de ellas <3
     
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