Shiga Higashiomi

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Higashiomi era un poblado pequeño; su mayor comercio era el arroz gracias a los campos que lo rodeaban. Pero ya son varios años desde que los cultivos se secaron debido al descuido del lugar.

Gobierno:

Dirigidos por la casa feudal en Ōtsu (capital)
La prefectura está bajo el mando del clan Taira

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Locales:

Herbolaria
Clínica
Dojo
Comercio
Shukusha
Santuario

 

Natsu Gotho

Escampó con el propósito de darse una primera impresión debajo de unas enorme columnas rojas, ceñidas por el oxido, deterioradas. Parecían ser antiguas, más de lo que quizá imaginaba. El estar lloviendo reducía la cantidad de pueblerinos caminando en la zona, pero el poco, por no decir escaso movimiento en la entrada del pueblo lo hacía sentir extraño. Cerró sus párpados y agudizó sus demás sentidos, escuchando algunos choques de lo que parecía un tipo de disputa.

Se quedó quieto unos minutos, jugando con los recipientes de venenos que traía dentro de las mangas del kimono, prestando atención ahora, al suelo a su alrededor, buscando arbustos de tallos grandes y leñosos. Al ser maleza invasora, tenían gran probabilidad de crecer bajo la lluvia, suponiendo que en ese lugar llovía constantemente.

Al identificar el color púrpura oscuro comenzó a adentrarse en el pueblo, tomando con la punta de sus dedos algunas semillas, evaluándolas mientras caminaba en dirección al sonar de los choques, permitiéndose explorar.

Quizá, encontraría algo interesante.

 

Dojo

Natsu fue avanzando dentro del poblado para encontrarse un dojo al centro; era un lugar amplio y de allí provenían aquellos sonidos; si mas se adentró deslizando la puerta para encontrarse con una escena interesante.
Dos hombres peleaban al centro; no era un entrenamiento; ambos estaban completamente ataviados de armaduras y los dos portaban espadas; mientras que mas personas los observaban vitoreando a uno de ellos.
—¡¡¡Hiroharu!!!— Gritaban los espectadores sin reparo
—Ya has oído a mi séquito; no tienes salación — dijo el hombre en armadura dorada —Tu venganza es ridícula, venirme a retar en una Prefectura con los colores de mi clan—

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El joven con armadura roja parecía mas agitado; pero no se veía herido —Sé que vine a perder mi vida; pero si me puedo llevar al menos la tuya en el proceso habrá valido la pena—

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Un hombre detrás del joven golpeó su rodilla por detrás haciendo que este cayera y todos rieran; el joven se levantó rápidamente sin quitar la vista de su rival.

 

Natsu Gotho

Se quedó quieto mirando detrás de los espectadores, hasta que notó el cómo otro sujeto hacía caer a uno de los contrincantes de una forma humillante. No sería mala idea probar el filo su espada en él. Comenzó a abrirse paso de forma suave, sin llamar la atención de la multitud, llegando cerca del chico que metió la pierna. Su mano izquierda se deslizó con la maestría de una víbora, sujetando un par de monedas sin que el hombre se diera cuenta, guardándolos en su ropaje.

—¿Qué venganza? —murmuró aprovechando el bullicio, de tal forma, si alguien respondía no se escucharía a gran escala su cuestión.

Pese a identificar que el hombre que hicieron caer no tenía heridas, sus probabilidades de ganar se reducían al estar personas con la intención de facilitar la victoria al otro sujeto con trucos rastreros.

 

Dojo

Uno de los hombres habló —El que será ganador es un ya conocido representante del clan Taira; Masaki. El debilucho no sé como se llame, sólo ha venido a llorar porque matamos a su clan— Los presentes comenzaron a reir ante el joven guerrero.
—Sólo has venido a que yo tome la decisión de tu muerte— dijo Masaki mientras preparaba para su siguiente ataque al joven.
Uno de los hombres alrededor del dojo te miró intrigado —¿Y tú quien demonios eres?— dijo señalándolo para que los demás pudieran notar su presencia. Masaki se detuvo por un momento para mirar a Natsu haciendo que el joven se molestara por apartar la mirada de su oponente, aprovechando para atacarlo; Masaki bloqueó el ataque sin mucho esfuerzo, sin dirigirle la mirada —¿Qué esperas en decirnos quien eres? —Dijo Masaki hacia Natsu mientras empujaba al joven guerrero ignorándolo por completo.

 

Natsu Gotho
♤ Dojo

Su mirada permaneció fija en el combatiente que lo señaló, provocando que la multitud callara en espera de su respuesta. Suspiró suavemente, manteniéndose con aquel ambiente relajado en su expresión corporal pese a la alerta que emitía su instinto, buscando no elevar de más la atención sobre su persona.

—Un simple viajero —respondió aparentemente pasivo—, iba de camino a un hostal, pero escuché lo que parecía una batalla y me causó algo de curiosidad—, por primera vez, y consecutivo a las selecciones que tomaban sus neuronas como las más apropiadas en base a sus objetivos, se explicó—. Creí que entrenaban, y aquí estoy de espectador.

Por un instante deslizó sus filosas pupilas por el otro contrincante. Debería aprovechar y largarse, se notaba a lenguas que ninguno tenía el nivel para enfrentar al hombre de armadura dorada, además, de que comenzaba a inspirar aquella curiosidad de conseguir una charla con alguno de los dos.

Aquello le serviría para empaparse de aquel pueblo recién conocido.

 

Dojo

—Un viajero— mencionaba Masaki mientras recargaba su katana desenvainada en su espalda, en una posición de completa holgura; el joven detrás de él había sido ignorado por completo; Natsu había creado una oportunidad para aquel muchacho, no para atacar al enemigo sino para salvar su vida ahora que podía; no sin antes mirar a Natsu confundido.
—Hey Masaki-sama; se está escapando la liebre— dijo uno de los hombres en tono de burla, Masaki soltó una risotada y en unos segundo enfundó su katana y golpeó en la cara al hombre que acababa de hablar, cayó incosciente —Nadie escapa de mi, yo dejo que corran; ya decidiré yo si ir de cacería o simplemente buscar una presa mas entretenida— dijo mirando la katana que portaba Natsu —Un informante mío me avisó que el portador de Shi se acercaba a Higashiomi— se comenzó a desprender de la armadura, cada pieza era sostenida por uno de sus camaradas —Tenemos informantes para todo; esa arma te fue otorgada por Mara, aquel que nos ha bendecido ahora que nuestro herrero de confianza parece haber desaparecido— volvió a reir mientras se libraba de la parte del pecho de la armadura —La información lo es todo, con información se ganan las guerras — por último se quitó el kabuto el cual sostuvo debajo de su brazo mientras una mujer colocaba una capa en la espalda de Masaki —Así que dime; aceptaste la espada pero no fuiste directamente a Kioto con Kawa; en cambio estás aquí, viajero. Viendo si esto es un dojo de entrenamiento— sujetó a Natsu del cuello de la casaca —Dime, eres parte del clan Taira; o... —soltó a Natsu, dejando arrugado el cuello— ¿Debo dejarte correr como una liebre mas, para después iniciar mi cacería?—

Contenido oculto

El sabe de tus movimientos por el informante que te encontró mientras viajabas (dado 1)

 

Natsu Gotho
♤ Dojo

No volvió a ver más el hombre que decidido comenzó a huir del sitio, luego lo buscaría. Se mantuvo erguido visualizando el cómo aquel desconocido comenzaba a despojarse de la armadura. No era tonto, sabía que con retroceder su cabeza terminaría rodando en un amplio charco de sangre. Se dejó sujetar de su abollonado abrigo, hasta que el hombre lo soltó cuestionándolo en el aire.

¿Taira?

Qué mierda... significaba.

No tenía necesidad de voltear para sentir los ojos de los demás sobre él, posando lentamente su mano izquierda sobre Shi, recostándola en el mango de la katana con parsimonia, pensando sin apartar su atención para detallar las facciones ajenas.

¿Un informante?

Taira...

<<Bienvenido al clan, hermano>>

Su dedo índice se movió un milímetro al comenzar a conectar las eventualidades que no se dedicó en su momento a analizar, por la adrenalina, por la ensoñación de su cuerpo ante la obnubilación por la espada, por poder. Sus pupilas se tiñeron de sombra al ajustar la boina en su cabeza. Debía retirarse... o de lo contrario, adentrarse sin verse abatido al sentir un polo a tierra.

—No tengo prisa —respondió mientras las pequeñas fichas de tablero se acomodaban en su cabeza, analizando las palabras más apropiadas para lograr disolver las dudas—. Kawa no me comunicó que fuese urgente el ir a verla —ser sincero, en esta ocasión sin llegar al detalle podría ser su despeje ante la amenaza directa que recibió, limitándose a no certificar su convenio perteneciente al clan.

Pero en igual medida, evitando afirmarlo.

—Puedo ir a cazarlo, luego de tomar un baño —ladeó levemente su cuello, permitiendo que los tatuajes en su pecho se notaran al acomodarse el abrigo, relajando los músculos de su trapecio.

Debía comenzar a cuidarse las espaldas.

 

Dojo

Masaki sonrió ante las palabras de Natsu, su mirada aun fija en él —¿Cazar a quien? —preguntó hacia uno de sus camaradas; este sonrió —Creo que se refiere a la libre— dijo el hombre con ironía.
—No gastes energía en alguien que sólo quiere regar su sangre en vano; no me interesa, si él quiere intentar matarme que lo haga. Las moscas son sólo molestas, no por ello gastas tu día eliminándolas— sacudió su ropa mientras le decía algo a la única mujer presente.
—Haces bien en alejarte de Kioto; entrena antes de presentarte ante Akishino. No querrás hacer el ridículo—

 

Natsu Gotho
♤ Dojo -> Shukusha

Aquella sonrisa lo hizo sentir incómodo, manteniéndose en su posición hasta que el hombre despegó su gélida mirada, permitiéndose masajear sus propios músculos del cuello.

—¿Akishino? —susurró... nunca antes lo había escuchado, creyendo que la única persona que se encontraría en Kioto sería Kawa, y Mara. A menos, que Mara tuviese otro nombre dentro de aquel grupo. Su expresión se mantuvo ambivalente mientras observaba la salida del dojo, notando el cómo la lluvia aún no cesaba.

Probablemente dar de nuevo con el tipo que escapó no sería una tarea fácil.

<<Bienvenido al clan, hermano>> Su cabeza repetía el acontecimiento como si algo se estuviese escapando de su lóbulo frontal.

—Me dedicaré a entrenar, en ese caso —comunicó saliendo del lugar y dirigiéndose al Shukusha, pues el pueblo era bastante pequeño a diferencia del anterior visitado.

Abrió la puerta e ingresó. Necesitaba ropa limpia, asearse de pies a cabeza, dormir y quizá comer un poco. Aunque, en su mente estaba el ir a comprar algún trago que le causara escozor en la garganta, sin embargo terminó mirando la persona encargada de la recepción, pasándole su pesado abrigo al igual que la boina blanca para que lo secara al estar empapado por la lluvia, sin dirigirle la palabra.

Buscó por cuenta propia las duchas y al encontrarlas denotó algunos árboles rodeando los aseados baños. Se quitó la mitad del kimono, dejando unicamente la parte inferior con las katanas sujetas a su cintura, manteniendo los tatuajes de su cuerpo al descubierto. Con sus palmas se sujetó de una de las toscas ramas, comenzando a realizar algunas barras como entrenamiento físico, pues hace varios días no se tomaba el tiempo de entrenarse solo.

Al finalizar se bajó del árbol, comenzando algunas lagartijas mientras sentía el sudor deslizarse por su frente y mejillas, continuando hasta que no sintió más los brazos.

Fastidioso.

Se desnudó por completo y comenzó a asearse con el agua caliente.

Necesitaba información.

Al salir se vistió con uno de los tantos kimonos grisáceos, colocándoselo con parsimonia. Amarró a Shi al igual que la vieja espada que mantenía consigo y se dirigió a la recepción.

—El santuario de aquí —dialogó mientras esperaba su abrigo y boina limpios y secos—, ¿quién está atendiéndolo?

 

Dojo

Masaki lo observó irse, nuevamente bajo la lluvia dejándolo intrigado —Quiere entrenar... creo que podemos cumplir con eso— dijo mientras sus camaradas reían .

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Shukusha

Aquel lugar era muy diferente al anterior en Tsu; estaba desolado. Pero los baños eran algo mas ameno, parecían estar calientes naturalmente, algunas piedras alrededor parecían contener ciertos minerales basálticos; posiblemente la zona en algún momento de su historia tuvo algún evento volcánico.
Tardó en aparecer un hombre robusto y de mal genio en la recepción —Soy el único en todo este lugar; tardaré en limpiar tus ropas; pero puedo prestarte una sombrilla para el pésimo clima que estamos teniendo hoy, si tal es tu deseo de salir — dijo el hombre sin presentarse, sólo le entregó la sombrilla. Su rostro era de alguien con bastante odio —el santuario, está abandonado, como casi todo en este maldito pueblo—

 

Natsu Gotho
♤ Shukusha -> Herbolaria

En lo que esperaba a que le hablase el recepcionista se apropió del mineral desconocido, jugando con éste entre sus dedos mientras escuchaba el cómo la tosca voz le respondía. Aceptó con un asentimiento de cabeza ante el ofrecimiento de la sombrilla, escuchando la lluvia que pese a no ser fuerte como una ventisca, no cesaba. Le miró con un brillo de interés en sus pupilas.

—¿Por qué motivo está abandonado? —susurró recibiendo la sombrilla.

Esperó la respuesta y en cuando la obtuvo le dio la espalda, perdiéndose en la lluvia con la sombrilla roja cubriéndole la cabeza, para evitar que su cuerpo terminara nuevamente empapado. Luego de investigar un poco volvería por su boina y abrigo afelpado, tomando una buena siesta en igual medida.

Se desplazó con premura al sentir el ambiente del pueblo hostil, pese a estar las calles desoladas, llegando por fin a la herbolaria.

—¿Mm? —soltó una monosílaba, esperando ver a alguien dentro.

 

Shukusha

El hombre bufó —Desde que Masaki hizo su dojo en el centro de Higashiomi, los aldeanos se han ido del lugar lentamente; los mercaderes, los buenos guerreros. Sólo los que no queremos desprendernos de nuestros terrenos permanecemos aquí, quedamos muy pocos originarios de Higashiomi—
Dijo el hombre retirándose con un paso de derrota, el hombre genuinamente estaba deprimido.

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Herbolaria

Una mujer vió a Natsu con un rostro de sorpresa y emoción, era pequeña, cabello castaño con ojos grises. Se veía joven, a pesar de ello pudiste notar ciertas marcas en sus manos, eran manos entrenadas para moler ingredientes. Usaba un kimono de hombre, color gris; era un detalle inusual que no cualquiera notaría —Ya eran varias lunas que veía a un cliente; pasa por favor —dijo con una gran sonrisa en su rostro —¿Qué te ha traído a la ciudad de Higashiomi; pensé que ya no estaría en el camino usual de comerciantes; y los viajeros ya no suelen detenerse— la mujer miró detrás de Natsu —¿Traes compañía?— dijo algo nerviosa por la apariencia del muchacho; quien empujó a Natsu dentro del establecimiento, deslizando la puerta detrás suyo para no ser vistos. Era el joven al que habías salvado, seguramente te había estado siguiendo. No dijo nada, sólo se escondió detrás de un estante con frascos —Si los tiras los pagas muchacho—

 

Natsu Gotho
♤ Herbolaria

El ver tanta alegría lo hizo elevar una de sus perfectas cejas, permaneciendo de pie frente a ella, mirándola desde arriba por un momento hasta que deslizó su filosa mirada por el sitio. Se veía un poco viejo, como si tratasen de mantenerlo a flote. Cerró la sombrilla sin preocuparse por el hecho de que el utensilio portátil empapara la entrada de la herbolaria.

<<¿Traes compañía?>>

En cuanto iba a desenvainar la espada que había conseguido en la anterior ciudad fue empujado, provocando que perdiera el equilibrio y por poco se fuese encima de la mujer.

—Idiota —siseó con la mano izquierda en la pared, evitando así caer sobre ella. En cuanto volteó el rostro reconoció aquel sujeto, provocando que sus sentidos se agudizaran y por inercia buscara la puerta tras él —. ¿Te siguen? —bufó sintiéndose tentado en arrancarle la cabeza, en caso de estar siendo observado, sin embargo, chasqueó la lengua.

Un fastidio.

Sacó del kimono los minerales basálticos, pasándoselos sin ningún cuidado a la mujer.

—¿Qué puedo preparar con esto? —cuestionó gélido, dejándole el mineral en las manos ajenas mientras miraba de reojo al hombre escondido. Podía notar un poco del zapato ajeno... era un reverendo estúpido—, ¿por qué no te has largado a otro pueblo?

 

Herbolaria

Nadie parecía seguirle, aun así el sujeto se comportaba si en verdad lo hicieran —Quería agradecerte; creo que fue muy imprudente que yo buscara pelear solo con Masaki — estaba apenado —Regresé pensando que por mi culpa te habían matado; me da gusto saber que no fue así—
La mujer lo muraba negando con la cabeza —Si tienes tanto miedo no deberías portar una katana— dijo mientras sostenía el mineral en sus manos y sonrió levantándolo frente al rostro de Natsu con emoción para que este lo viera de cerca —Esto es un ingrediente para venenos; mira como brilla, olfatéalo anda, siente la textura entre tus dedos...—al parecer le emocionaban los ingredientes —...pero no los chupes después, porque este es un ingrediente para crear veneno—

El joven se despegó de aquella madera, notando que Natsu no tenía ningún razguño encima y que no portaba la misma ropa de antes —¿Estás con ellos? ¿Cierto? Por eso no te lastimaron...—

 

Natsu Gotho
♤ Herbolaria

Se lo quitó de las manos al notar el cómo manoseaba el objeto, sacando entre sus pertenencias un par de monedas, pagando por el uso de los instrumentos al dejar el dinero sobre el mostrador, que aunque no se veían de una excelente calidad, podía notar el cómo los cuidaban al estar levemente brillosos.

—Ese hombre, ¿es el líder en este pueblo? —cuestionó con calma, deslizando sus manos sobre un trozo de plomo y cobalto, comenzando a rasparlos en un pequeño recipiente redondo.

Por un momento miró a la mujer inquisitivamente, desconfiado de que aquella conversación saliera de esas cuatro paredes, disfrazando la plática.

—¿Dónde puedo encontrar semillas de ricino? —preguntó directamente, con aquella línea recta en sus labios, como si las emociones no transcurrieran a su expresión corporal, pese a estar inquieto por compartir lugar con un hombre que debería estar muerto... o lejos.

Continúo encendiendo un poco de fuego bajo e recipiente, cuidándose de no inhalar el escaso humo que emitía, pasando el contenido grisáceo a un contenedor de cristal vacío. Guardó lo recién preparado y divisó el charco que había provocado con la sombrilla, dignándose a responderle al hombre, una vez más.

—No es de tu incumbencia —caminó hasta la puerta, sujetando la sombrilla con ademán de irse—. Kioto... ¿qué hay en ese lugar?

 

Herbolaria

La mujer sonrió al joven que sólo parecía tener miedo, aun así no se alejaba —No quiere hablar; lo puedes notar en su cara— señaló a Natsu —Esa hostilidad no va a hacer que obtengas información cariño; sólo hace que las personas se alejen —dijo la mujer dicíendole con las manos al joven que se fuera, pero este no obedecía —Kioto es la Ciudad Imperial ¿has vivido bajo una roca?—

 

Natsu Gotho
♤ Herbolaria

Inconscientemente torció los ojos, recordando el cómo los niños de los cultivos le decían insensible. Irónico, cuando ellos habían matado gatos y él no. Dejó la sombrilla recostada al lado de la puerta y caminó hasta el hombre, sujetándolo del kimono para arrastrarlo hasta un pequeño cuarto que parecía un baño, cerrando la puerta luego de empujarlo dentro, arrecostándose él en la madera mientras sus manos se aproximaban a sus propios codos, cerrando los párpados, como si comenzara a llenarse de paciencia.

—Si no te largas van a asesinarte, pero eso ya lo sabes —comenzó a hablar en un tono de voz bajo—, ¿tienes alguna información de utilidad? —abrió sus párpados con lentitud—, dijiste que viniste a darme las gracias, así que no estaría mal si me comentas todo lo que sabes del hombre del dojo, de kioto... y de esta espada —no hubo necesidad de mostrársela, al ser tan llamativa su funda negra, sus hilos rojos carmín sangre, y el ademán del hombre del dojo al conocer su nombre, tanto como el chico que se encontró en el camino.

Se quedó en espera de respuestas, evitando al estar ambos en ese pequeño espacio que la mujer escuchara.

No era conveniente, para ninguno de los tres.

—¿Viajas solo?

 

Herbolaria

La mujer los miró entrar a la letrina juntos, no le importaba, volvió a sus tarea en observar sus ingredientes.

El joven lo miró con miedo cubriendo su rostro con sus manos; después lentamente fue bajando sus manos cuando Natsu hablaba —Masaki; es miembro de Akai tsubasa no bushi —dijo "los samurais de las alas rojas" para después susurrarte a pesar de que nadie los oía allí dentro —Los Taira— se le notaba muy nervioso, sus ojos se vidriaron pero las lágrimas se contuvieron —Kioto es su Ciudad, protegen a nuestro señor el líder imperial Akishino; los Akai tsubasa no bushi buscan unificar todo Japón con medios desastrozos; ve como han dejado esta Ciudad, y sólo con que uno de ellos pise esas tierras. Masaki es el sucesor de uno de los maestros de ese clan; su fuerza y habilidad son impresionantes —decía mirando al suelo —la espada no la conozco— dijo temeroso ante la respuesta —No viajo solo; me he unido a una resistencia para derrocar a Masaki, me había prohibido acercarme al pueblo pero no pude evitarlo—