Fragmentos de memoria que solo transmiten dolor y angustia, la dicha de olvidar un pasado lleno de errores que se revela con el paso del tiempo. El resonar del violín que enloquece el ritmo del corazón una melodía que se eleva hasta los cielos guiada por los ángeles para concluir un acto con mucha gracia, los pétalos de un hermoso tono carmesí que descienden y rodean el cuerpo de un ser místico. Lagrimas que se resbalan de su mejilla tan gélidas que provocan que su cuerpo se estremezca, con un semblante lleno de agonía anhelando la muerte, su entorno completamente oscuro pero en el momento que parpadeaba imágenes recorrían por su mente. Los copos de nieve que caían con gracia alrededor de una bella doncella que bailaba en el hielo con tal elegancia y armonía arrebatándole una sonrisa y su pulso que se elevaba, con su interior lleno de ajetreo. Este sentimiento de posesión que era como una cuchilla clavada en el pecho, un pequeño tintinear que provenía de una cajita musical tal hermoso sonido que se desvanecía. Tratando de aferrase a un mundo donde la belleza solo era una simple ilusión creada por el cielo, inmerso en un sueño del cual nunca despertara perdió la esperanza de observa las flores en la primavera. Y así desconectaron su vida de aquella maquina que aun lo mantenía vivo, no había sentido de seguir en un mundo donde la luz no se encontraba, si la oscuridad había absorbido todo, la sonrisa de aquella persona, el resplandor de la luna, el vaivén de las olas, las ráfagas de viento que producían un movimiento en su cabello e incluso la melodía de la vida había perdido su métrica. En un parpadear su alma se desvaneció y de esta manera comenzó el invierno, las flores marchitas que ya no podían desprender un aroma exótico quedaron en el olvido y la nieve volvió a caer sepultando el recuerdo de una ilusión.