Heart Border (La línea divisoria de dos almas).

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Flamakun, 23 Abril 2013.

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    Flamakun

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    Heart Border (La línea divisoria de dos almas).
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    Fantasía
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    1
     
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    Holas usuarios de FFl n-n mucho tiempo que no me pasaba por aquí, así que vengo a dejar una historia que estaba preparando hace mucho, espero sus criticas constructivas, y al mismo tiempo que esta sea de su total agrado n-n


    Capítulo 1: Un día diferente y cansador.


    Despierto, luego de una larga noche, me levanto de mi cama tranquilamente, y me acerco al ventanal. Mi vida en si carece de emoción, o al menos eso es lo que puedo decir ahora. Es una especie de descanso luego de haber vivido varios años sin la certeza de que volvería a ver la luz del sol al día siguiente. En fin, mi vida actual no es algo de lo que pueda quejarme, tengo un hogar, comida diaria, ropa y todas esas cosas esenciales para llevar una vida “normal”, bueno, aún me falta conseguir un trabajo estable, pero estoy en eso, justamente hoy pretendo ir a recorrer la ciudad nuevamente con ese único objetivo. O al menos eso pretendo, sin embargo la vida aún me tiene preparadas unas cuantas sorpresas.

    Me vestí rápidamente con la ropa que encontré sobre una silla, una playera de color negro y mangas cortas, sobre la cual me coloque una chaqueta de cuero negra, pantalones y zapatos del mismo color hacían juego con el resto de mi vestimenta. El color negro de mis prendas combinado con mi poca capacidad de sonreír hacía que me generara un aura bastante deprimente a mí alrededor, aunque la verdad es algo de poca importancia para mí.

    Me dispuse a tomar mi desayuno, cuando el incómodo silencio de cada mañana fue interrumpido por ladridos de perros y gritos de personas, mujeres más que nada.

    -Qué extraño, es primera vez que se forma un escándalo así afuera –Murmure refunfuñando entre dientes.

    Decidí salir al balcón de mi departamento a observar que estaba ocurriendo hay abajo, después de todo mi departamento estaba ubicado en el piso 5 del edificio, que a pesar de ser alto, me daba una buena visión de lo que ocurría abajo.

    Al llegar al balcón sentí las voces de unos tipos que estaban abajo, decidí mirar y ahí fue cuando lo vi. Había una chica tirada en el suelo la cual pude notar que estaba bastante lastimada, y a unos pocos metros de distancia vi a tres tipos de un aspecto nada amistoso acercándose a ella. La situación era algo penosa, la pobre chica iba a sufrir mucho más de lo que ya lo estaba haciendo de seguro, debido a que las personas que estaban a su alrededor solo se quedaban mirando con expresiones de horror y en varios casos estupidez, pensé en llamar a la policía y simplemente dejar que ellos se encargaran de la situación, pero una voz familiar me detuvo, al oírla me fije que una de las pocas personas que podrían considerarse importantes para mi estaba metiendo las narices en el asunto. Una chica llamada Mariam, a quien por alguna razón le agrado y que es quien me ayudo a pagar mi departamento, y de pasada me enseño a cocinar, a cambio me pidió ser su amigo, fue un extraño intercambio, sin embargo no era tiempo de pensar en eso ahora, quise observar un poco más la situación para ver hasta donde llegaba, pero algo dentro de mi decía que tendría que interferir en cualquier momento.

    Mariam se cruzó entre el trio de sujetos y comenzó a hablar.

    – ¡Deténganse por favor! –Grito ella con todas sus fuerzas.

    Un tipo de aspecto moroso, cabello blanco y ropas bastante sucias se acercó a ella, y de un solo empujón la quito de en medio.

    –No te metas donde no te llaman, está mal nacida nos faltó el respeto y solo queremos darle su merecido castigo –Exclamo el tipo en un tono bastante altanero.

    Mariam se levantó y nuevamente se puso entre la chica, quien observaba en silencio toda la situación y el imbécil de cabello blanco.

    –Nada te da derecho a tratar así a otras personas, sin importar que sea lo que esta chica te haya hecho, no te permitiré pasar –Dijo Mariam mientras se ponía lo más firme posible.

    –Vaya, vaya y luego dice que yo soy temerario –Dije mientras suspiraba –Bueno no me queda opción.

    Tome algo de aire para relajarme, y luego sin pensarlo dos veces salte la pequeña baranda que supuestamente estaba fabricada para evitar que los idiotas se cayeran.

    Mientras yo caía, el tipo de cabello blanco metió la mano dentro de su abrigo y saco un cuchillo común y corriente, apunto con este a Mariam para intimidarla pero ella no cedió.

    –Si no te mueves de hay tendré que abrirte un tercer orificio para respirar –Murmuro maliciosamente.

    Mariam no respondió, simplemente siguió parada y firme en la misma posición.

    – ¡Eh! ¿Acaso te comió la lengua el gato? Bueno no me interesa, si no te vas a mover, entonces tu serás la primera en ser castigada –Diciendo esto el tipo, se preparó para abalanzarse contra Mariam. Pero todo esto se vio interrumpido cuando caí yo entre los dos soltando una gran cortina de polvo.

    – ¿Qué es esto? –Interrogo el tipo sorprendido.

    –Te atreves a llamarla mal nacida, y te quejas por una supuesta falta de respeto de su parte, ¿Quién demonios te crees? –Interrogue al tipo mientras el polvo a mí alrededor se disipaba.

    Los desalmados se notaban bastante sorprendidos, a diferencia de Mariam a quien no le extrañaba en nada ver caer a una persona desde el cielo.

    Cuando el polvo se disipo completamente, se revelo mi figura la cual estaba intacta, solo el piso sufrió daños siendo agrietado cuando caí de pie.

    –Les recomiendo irse de aquí y no volver nunca más a asomar sus feos rostros por este lugar, si me hacen caso saldrán ilesos –Dije esto mientras lanzaba una mirada desafiante, logrando intimidar a los dos imbéciles que seguían al tipo de cabello blanco.

    El tipo de cabello blanco observo como sus dos compañeros retrocedían, sin embargo el no siguió el mismo ejemplo, se acercó a mí y me encaro.

    – ¿No estarás pensando que me asustan tus amenazas? No eres más que un pequeño gatito buscando rugir como un León. –Me pregunto con un tono bastante vulgar.

    La comparación que hizo me molesto bastante, sin embargo controle mis impulsos, respire hondo y seguí manteniendo mi posición.

    –Dime algo, ¿Qué fue exactamente lo que te hizo esa chica para que la golpearan de esa manera? –Pregunte mientras lanzaba una mirada asesina y llena de odio, logrando intimidar un poco a mi enemigo esta vez.

    –Ella se atrevió a faltarme el respeto y no disculparse, simplemente paso a mi lado, pasándome a llevar el hombro, y sin decir nada siguió su camino. –Respondió el tipo colocándose en una posición de víctima. –Le pedimos que se disculpara y descaradamente nos dijo que solo fue un accidente, y ¿Sabes? Tengo una reputación que mantener, por lo que no podía dejar pasar tal falta de respeto. Entonces le dimos una última opción forzada.

    – ¿Última opción forzada? –Pregunte ocultando toda la ira que sentía en ese momento.

    – ¡Su virginidad a cambio del perdón! Pero la muy maldita en vez de aceptar nuestra gratitud, me dio una cachetada. Una humillación más que no podía aceptar, por eso tuvimos que ponernos violentos, ahora la haremos pagar por aquella –Toda su historia y justificaciones inútiles quedaron interrumpidas cuando vio como mi puño se acercaba a su rostro a gran velocidad.

    – ¡No me vengas con estupideces! ¿Quién carajos te crees que eres para lastimar de esa manera a una persona por un simple accidente? –Grite envuelto en ira mientras mi puño se hundía contra su rostro.

    – ¡Jefe! –Exclamaron preocupados los dos cobardes que le acompañaban mientras veían a su líder impulsado a una gran distancia por la fuerza de mi puñetazo.

    Ambos tipos arremetieron contra mí, sin embargo fue cosa de unos segundos para dejarlos fuera de combate a ambos.

    Mariam se acercó a la chica notando en detalle las pésimas condiciones en que ella se encontraba, rápidamente se volteo a decirme que la llevaría a su departamento para tratar sus heridas. Ante esto yo solo asentí con la cabeza, y luego me puse en guardia al ver que el tipo al que acababa de golpear en la cara se estaba levantando.

    –Subiré pronto para ver en que puedo ayudarte Mariam, mientras tanto confió en ti. –Dije sin siquiera voltear la mirada.

    –Hare todo lo que este a mi alcance para sanar sus heridas, tu solo preocúpate de no salir lastimado de esta. –Me respondió Mariam mientras tomaba cuidadosamente a la chica.

    –No bromees, esto no es nada en comparación a lo que he tenido que enfrentar en el pasado. –Murmure.

    Pasado unos segundos el tipo de cabello blanco logro levantarse a duras penas, escupiendo sangre y notándose bastante aturdido.

    – ¿Qué clase de monstruo eres? –Pregunto el tipo con voz temblorosa.

    –Eh, estas temblando como un niñito cobarde –Me burle mientras me acercaba a él – ¿Dónde quedo el imbécil a quien tanto le importaba su gran reputación?

    Rápidamente el bastardo reacciono y me lanzo un puñetazo directo a la cara, sin embargo yo reaccione aún más rápido siendo capaz de bloquear su golpe con la palma de mi mano. Echo esto comencé a doblar su brazo, mi rival solo reacciono a gritar por el dolor que le estaba causando, clamando piedad mientras las lágrimas corrían por su rostro, una imagen que más que darme pena o lastima, me provocaba asco.

    –Permíteme dejarte algo muy claro –Dije de manera intimidante –Lamentaras por siempre el día en que tuviste la mala suerte de cruzarte en mi camino.

    Luego de haber dicho esto, solo se escuchó el sonido de un brazo roto y unos desgarradores gemidos de dolor. Las personas que observaban alrededor estaban atónitas ante la escena, yo por mi parte me di media vuelta y sin decir ninguna palabra más, volví al edificio para ir a ayudar a Mariam con los primeros auxilios, pero me detuve al escuchar unos aplausos que venían de algún lugar de la multitud sorprendida.

    –Parece que alguien despertó de malas hoy, ¿O me equivoco? –Escuche hablar a una voz totalmente desconocida.

    Me volteé a ver quién era el de los aplausos, al hacerlo pude ver frente a mí a un tipo extraño de cabello rojo y largo bastante desordenado, pero más que sorprenderme su cabello o la desquiciada expresión de su rostro, lo que me dejo sin palabras fue el traje que el llevaba, esa túnica negra con detalles dorados me traía malos recuerdos.

    – ¿Quién rayos eres? –Pregunte intrigado.

    –Lo mismo pensaba preguntarte. Vine aquí buscando a cierta persona, y solo resultaste ser un desconocido –Me explicaba el desilusionado. –En fin, no eres quien yo buscaba así que no tengo nada que hacer aquí.

    – ¡Espera! ¿Qué es eso de que no soy quien buscabas? ¿Cuál es tu objetivo en esta ciudad? –Le interrogue con determinación.

    –Eso no es de tu incumbencia, tú solo asegúrate de no cruzarte en mi camino y te aseguro que no tendrás problemas –Respondió de forma altanera el desconocido.

    –No me interesa cruzarme en tu camino, sin embargo, espero que tú tampoco te cruces en el mío. –Dije con un tono muy confiado mientras me volteaba para esta vez sí volver al departamento.

    –Un chico rudo, ¿No? –Le escuche decir mientras se alejaba.

    Me quede quieto y me gire un momento para ver cómo se alejaba ese misterioso personaje, sin embargo me extrañe al notar que se quedaba quieto en un punto. Entonces de pronto y sin previo aviso un gigantesco relámpago cayó sobre él y en una fracción de segundos pude notar como desaparecía.

    Las personas que estaban alrededor no parecían heridas pero si muy sorprendidas, mientras tanto yo no me sorprendía mucho, después de todo en mi pasado había visto cosas más increíbles.

    Me digne a subir de una vez por todas, el comienzo de este día había sido de lo más extraño pero al menos me sirvió para salir por un momento de mi aburrida rutina. Aun así el día estaba recién comenzando, por lo que no quise relajarme y me dirigí rápidamente al departamento de Mariam. Una vez llegue a la entrada, toque suavemente la puerta, di tres toques exactamente cuándo note que la manilla de la puerta se movía, entonces pude notar a Mariam bastante preocupada, ella abrió la puerta rápidamente y me invito a entrar.

    Dentro pude notar un gran desorden, esto de seguro a de haber sido por la personalidad algo nerviosa de Mariam, a quien se le deben haber escapado los pañuelos, vendas y demás del lugar donde siempre los guardaba.

    – ¿En qué puedo ayudarte amiga? –Pregunte fríamente mientras la observaba el lugar.

    –Quiero que revises sus heridas, yo hice todo lo que pude… sin embargo no soy capaz de calmar sus fuertes dolores. Por eso Taiyou, por favor, sé que tú tienes mejores conocimientos médicos, ¡Estoy segura de que podrás lograr que su salud se vuelva estable! –Miriam me hablaba como si estuviera tratando de convencer a alguien que se negaba rotundamente a su petición, algo que yo aún no lograba entender, después de todo nos conocemos hace tres años. Sin embargo eso no me importaba era su forma de ser y no trataría de cambiarla.

    –Tranquila, déjamelo todo a mí. Pero antes necesito que me facilites todos los implementos que tengas de primeros auxilios –Le explique de buena manera a mi amiga.

    –Todo esta ordenado en la habitación de huéspedes, hay descansa la pobre chica –Dijo Mariam entre sollozos.

    –Tranquilízate mujer, tú no has hecho nada malo –Intentaba calmarla con mis palabras pero esta era una tarea bastante complicada –Necesito que te tranquilices y vayas ahora mismo a llamar a algún medico de verdad, yo solo puedo estabilizar su situación pero solo un doctor de verdad podrá indicar el tratamiento adecuado para que se recupere completamente.

    Mariam no dijo ninguna palabra, solo asintió con la cabeza y salió corriendo del lugar, en tanto yo me dirigí a la habitación de huéspedes. Allí dentro pude ver a la pobre chica que esos malditos habían torturado, ella estaba en una situación grave, su respiración era agitada pero se notaba fácilmente que se le dificultaba, de su boca pude notar como caía algo de sangre fresca, su cuerpo en general estaba lleno de contusiones y cortes. Ella en estos momentos estaba en una difícil lucha, la lucha por mantenerse con vida, una lucha por sobrevivir. Me acerque a ella rápidamente y me dispuse a tomar su pulso cardiaco, en el momento en que afirme su muñeca ella reacciono, abrió sus ojos con gran dificultad y me miró fijamente.

    –Tranquila, vas a estar bien –Le explique con un tono de voz suave, pero lo suficientemente alto para que pudiese escucharme. –Yo me encargare de alivianar un poco esa carga que estas sintiendo en estos momentos, así que necesito que seas una buena paciente y trates de relajarte.

    – ¿Vo… voy a… morir? –Me pregunto ella a duras penas.

    Su pregunta, su mirada y su tono de voz me dejaron paralizado por un momento. Fantasmas del pasado volvían a mi mente para atormentarme, entonces pude escuchar claramente su voz, en mi mente se formó su rostro, el viejo rostro de una persona muy querida para mí, una persona a la cual perdí en una situación similar. O al menos eso me gustaría pensar. Rápidamente volví a la realidad, apreté su mano fuertemente y la mire a los ojos.

    – ¡No permitiré que mueras! ¡Cueste lo que me cueste! ¡Juro que no permitiré que mueras! –Exclame con fuerza y decisión mientras ella me miraba esperanzada. –Ahora, por favor no te sobre esfuerces en hablar, tu solo preocúpate por ahorrar las pocas energías que te quedan, yo me encargare del resto.

    Habiendo dicho esto, ella solo sonrió y volvió a cerrar sus ojos, entonces decidí poner manos a la obra. Primero que nada comencé a tratar las contusiones que le habían causado, aplique algunas lociones que eran especiales para relajar los músculos y enfriar las hinchazones, esto combinado con ciertos masajes y otras técnicas médicas que aprendí en el pasado de un gran maestro fueron suficientes para lograr calmar los fuertes dolores que ella experimentaba en esos momentos en piernas, brazos, torso, espalda y en su propio rostro.

    Luego de unas cuantas horas de inspección pude notar que por suerte no hubo ningún órgano involucrado en la golpiza, aun así sentí al menos unas 5 costillas rotas, y un fuerte y anormal dolor en su muñeca derecha. Cuando se trataba de fracturas yo no podía hacer nada, no tenía conocimientos sobre métodos de recuperación para estas, sin embargo al menos podía aplicar el resto de mis conocimientos en aliviar al máximo su dolor, para que al menos pudiese dormir y recuperar fuerzas con más facilidad.

    Una hora más tarde, mientras estaba en medio del tratamiento para aliviar sus dolores, Mariam llego junto a un doctor profesional. El tipo era un hombre mayor, de cabello canoso y rostro caído, demostraba tener al menos unos setenta años, pero su sola presencia inspiraba confianza.

    –Veo que esta chica a estado recibiendo tratamiento casero durante este tiempo. –Observo el doctor mientras se acercaba a su paciente. –Esto es algo bastante profesional a pesar de ser casero, dime muchacho, ¿Has estado estudiando algún tipo de medicina o algo así?

    –Bueno, la verdad no es que estudiase medicina oficialmente, simplemente tuve a una persona que era un gran maestro en lo que a cualquier enfermedad o dolor físico respectaba. –Respondí con nostalgia.

    –Dificultades respiratorias, variadas contusiones y cortes, dolores intensos y una alta fiebre. Ese fue el estado en el que se encontraba la paciente según lo que me habían explicado, pero aquí hay un trabajo bastante bien hecho, no solo has reducido considerablemente sus dolores pudiendo incluso permitirle dormir tranquila, ¡Tú has salvado la vida de esta chica! –Exclamo el doctor orgulloso mientras me apuntaba con la mirada.

    Al escuchar esas palabras una sensación de bienestar y relajación me invadió completamente, me sentí aliviado y feliz.

    –El resto del tratamiento puedes dejármelo a mí muchacho, con las nuevas tecnologías que se han desarrollado en medicina yo digo que luego de mi tratamiento será cuestión de una semana de descanso para que ella se recupere. –Dijo el doctor rebosante de confianza.

    –Muy bien doctor, entonces la dejamos en sus manos –Dicho esto, Salí de la habitación junto a Mariam quien se veía muy emocionada por lo que estaba ocurriendo.

    – ¡Taiyou! Lo hiciste, fuiste capaz de salvarla –Exclamo Mariam emocionada.

    –Yo solo hice lo que tenía al alcance de mis conocimientos, ni siquiera tenía la certeza de que algo fuese a funcionar. –Le explique a Mariam algo desanimado.

    Mariam trato de encontrar palabras para responderme pero se quedó muda, mientras tanto yo me decidí a volver a mi departamento, puesto que ya no tenía un papel que jugar en ese lugar. Me despedí de Mariam y me dirigí a las escaleras para subir hasta donde yo me alojaba, ya se había hecho bastante tarde por lo que salir a buscar trabajo a estas horas habría sido una pérdida de tiempo, en vez de eso, llegue a mi hogar, y Salí directamente al balcón a tomar algo de aire fresco.

    –Me pregunto… ¿Lo que acaba de ocurrir será el presagio de que mis días de tranquilidad acabaron? –Murmure mientras observaba el cielo del atardecer. –Espero que sea así, creo que le hace falta algo de acción a mi vida últimamente.

    Dicho esto último sonreí levemente y me quede afuera hasta llegada la noche, observando el movimiento en la ciudad y respirando el supuesto aire puro que podía abarcar desde esa altura, y ese fue el fin de mi primer día…
     
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