Long-fic (World of warcraft) Guerra sin fin...

Capítulo 1:Los dominios de la Horda.​

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Me llamo Alexis, provengo de Ventormenta. Soy una humana Sacerdotisa Sombra. Tengo el cabello azabache, los ojos café oscuro y mi tez blanca como la nieve.

Últimamente he estado viajando mucho por los dominios de la Horda. Haciéndome pasar por una despreciable Orco. He estado viajando por la Horda solo por una razón… encontrar a mi hermana…

Verán… hace dos años, la Horda atacó Ventormenta y Dalaran… la razón… no se sabe. Prosigo… la Horda atacó estas dos ciudades y por como si fuera poco, secuestraron a varios Elfos de la Noche, Huarguens, Draeneis y… Humanos…

Entre los Humanos secuestrados estaba… mi hermana…

Flash Back.​

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Todo estaba tranquilo en Ventormenta, como de costumbre, los Magos creaban togas, capas, anillos, etc. Los Chamanes combatían con los Paladines. Los guerreros vendían mallas, armaduras de placas, escudos, espadas, etc. Y sin olvidarnos de los Sacerdotes, Pícaros, Cazadores, Caballeros de la Muerte y Brujos, que protegían la ciudad que era Ventormenta.

Por otra parte, mi hermana Ophany y yo , practicábamos mis hechizos y sus tiros, mis habilidades y las suyas, y demás cosas en un duelo que casi nunca terminaba, pues ambas estábamos bien entrenadas.
Ophany era una chica cabello castaño, ojos azules como el mar y sin olvidar su piel color carne.

Ella era una cazadora Puntería, se centraba en los tiros con arco y flecha.

Con cada combate, Ophany y yo nos hacíamos más fuertes, pero ella, siempre ganaba.

—“¡Disparo firme!”—Gritó y disparó una flecha que me mandó a volar contra un árbol, haciéndome perder la conciencia por un momento.
Cuando desperté, Ophany se encontraba combatiendo a una Elfa de Sangre y a un Orco, yo por mi parte, tomé mi báculo y me posé al lado de mi hermana e hice aparecer una luz alrededor de ella.

—“Lluvia de fuego”—Murmuró la Elfa y yo me hice a un lado, pero Ophany siguió ahí parada, sabiendo que esa luz que la rodeaba, absorbería el daño que le causaran.

—“Disparo Firme”—Dijo tranquila Ophany e hizo que la Elfa retrocediera, pero el Orco, con un rápido ataque, desmayó a mi hermana.

—¡¿Qué le hiciste a mi hermana?!—Grité haciendo que el Orco cayera al suelo un poco confundido porque usé mi hechizo “Explosión mental”.

Sin olvidarme de la desgraciada Elfa, hice mi hechizo “Palabra de las Sombras: Dolor” y ella cada tres segundo sufría una quemadura en su cuerpo.

—Impresionante Sacerdotisa, pero Sylvanas quiere solo a la Cazadora—Habló el Jefe de Guerra Thrall, un Orco muy odiado por toda Ventormenta.

—¡No les dejaré llevarse a mi hermana!—Grité y lancé mi hechizo “Punición” al Jefe de Guerra, pero él me atacó normalmente con su maza y me dejó fuera de combate.

—Recojan a la castaña y vámonos… Espero volver a encontrarme contigo, chiquilla, sería épica nuestra batalla—Rió Thrall viéndome y el otro Orco, junto con la Elfa, recogieron a mi hermana y se marcharon con el Jefe de Guerra nuevamente a los dominios de la Horda.

Fin Flash Back.​

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Ahora que lo pienso… Thrall dijo algo de una tal Sylvanas… Pero… ¿Quién era Sylvanas?... ¿Por qué solicitaba a mi hermana?... Era un tanto extraño…

—Es un tanto extraño verte por aquí… Alexis…—Comentó un Orco que me atacó y yo por mi parte dí un breve salto en el aire hacia atrás y esquivé su ataque.

—No tengo tiempo para tus juegos, Corterin—Le comenté fríamente

—Pues… Yo tampoco tengo tiempo para asesinar a alguien como tú, pero lo haré de todas formas—Me atacó de nuevo y yo manteniendo mi postura, y sin mover un solo dedo, hice aparecer la misma luz con la que protegí a Ophany.

—Idiota…—Comenté mientras la luz recibía el daño y hacía que el Orco retrocediera.

—¿Cómo pudiste si ni moviste un solo dedo?—Preguntó sorprendido.

—Las Sacerdotisas Sombras como yo, que sabemos manejar muy bien los hechizos y sabemos concentrarnos, y no perder la calma ante un despreciable Orco como tú… sabemos defendernos y hacer más que eso… podemos asesinar si lo deseamos…—En ese momento, moví mi mano y la posé señalando al despreciable Orco. De mi mano salió un hilo negro, para ser más específica, fue como un hilo oscuro, pero el hilo era grueso, ese hechizo se llamaba “Tortura mental”.

Con ese mismo hechizo, lo hice arrodillarse y pedirme que parara, pero no lo hice, fui muy cruel, al igual que los Orcos lo fueron al quitarme a mi hermana, y sin más ganas de seguir haciéndole sufrir, lo asesiné explotando su mente, dejándolo tirado en el suelo.

Dispuesta a marcharme, me subí nuevamente mi capucha y seguí mi camino por Entrañas, pronto me encontraría con esa Sylvanas, lo mejor de todo era que… Yo sabía dónde estaba…

Continará...

 

Se utilizará lenguaje fuerte.​

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Capítulo 2: Dominios de la Horda 2da parte: El primer ataque.​

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Continuaba caminando por Entrañas, caminando tranquila, como si nadie estuviera ahí, aunque, todos me observaban con una mirada extraña. No le dí importancia.

Seguí mi camino, sin dar importancia alguna a las miradas de los Orcos y Elfos de Sangre, sin olvidarme de los Tauren que andaban por ahí.

Crucé un mini puente y poco a poco entré en el Aphotecarium. El Aphotecarium… lugar donde se situaba Sylvanas… donde por fin podría recobrar mi venganza…

Pasé por ese camino asesinando a todo Renegado que me miraba, todos sufrían una muerte original…
Algunos eran ahorcados por mis hilos negros de “Tortura mental”, a otros les explotaba la mente con “Explosión mental”, y otros los quemaba con “Fuego Sagrado”.

Seguí descendiendo por el Aphotecarium hasta llegar a una sala… y en ella… estaba Ophany, al lado de una extraña Cazadora, que se notaba que era una Elfa de Sangre.

—Así que has venido por tu hermana, chiquilla—Comentó la extraña.

—¿Quién eres?—Pregunté sacando mi báculo, viendo que ella también sacaba su arco.

—Soy Sylvanas, Reina alma en pena, Dama oscura, Reina de los Renegados, como quieras llamarme—Rió—, ¿y tú eres?

—Alexis, hermana de Ophany—Señalé a mi hermana—, General de los Sacerdotes y Sacerdotisas de Ventormenta, mano derecha del Rey de Ventormenta y Dalaran, como quieras llamarme—Le contesté arrogantemente.

—¿A qué viniste? ¿A perder la vida? ¿No sabes con quién te metes?—Disparó una flecha hacia mí, pero yo rápidamente me eché hacia un lado y la esquivé con toda tranquilidad.

—¿Tu qué pretendes? ¿Matarme? ¿Convertirme en una de tus Renegados? No lo creo—Hice mi hechizo “Explosión mental y solo logré cortarle un mechón del cabello.

—Mmmm, muy impresionante,—Volteó hacia mi hermana—¿qué dices? ¿La asesinamos?—Mi hermana asintió con la cabeza y me empezó a atacar cuerpo a cuerpo…

¿Ella no era Cazadora?... O era que Sylvanas… Ahora que lo pienso, mi hermana siempre ha tenido habilidades de Paladina, creo que Sylvanas había despertado ese instinto.

—¡Morid!—La Reina alma en pena lanzó otra flecha con veneno hacia mí, pero la detuve con mi báculo. Por otra parte, mi hermana siguió atacándome cuerpo a cuerpo.

—Vamos, ¿no puedes contra esas dos?—Un Humano Mago Arcano se apareció delante de mí y usó “Nova escarcha”, para detener a Ophany congelándola. Por otra parte, atacó a Sylvanas con una “Bola de fuego” de gran tamaño y con un rápido ataque cuerpo a cuerpo, a gran velocidad, con su báculo, cortó un poco la mejilla de Sylvanas.

—¡Desgraciado!—Gritó Sylvanas furiosa y tomó del cuello al Mago, pero yo corrí hacia ella y la pateé en la espalda haciendo que lo soltara, pero en cambio, recibí un golpe en el estómago que me mandó a volar contra una pared.

En ese preciso momento, Ophany se descongeló decidida a atacarme, pero yo usé mi hechizo “Alarido Psíquico” e hice que tuviera un breve miedo para yo alejarme.

—¡Hey, Alexis!—Gritó mi nombre el Mago.

—¡¿Qué?!—Le pregunté gritando mientras Ophany volvía a la normalidad y empezaba a chocar armas conmigo brutalmente.

—¡Mantendré a Sylvanas ocupada! ¡Tu saca a esa chica de aquí, distráela o hazla tener más odio hacia ti y guíala hasta una salida!—Gritó mientras empezaba a lanzar varios “Misiles Arcanos” hacia Sylvanas, haciendo que ella se viera obligada a defenderse con su arco.

—¡Ven, ven! ¡Por aquí!—Le arrojé una piedra a Ophany e hice que me siguiera un poco lejos del lugar donde se situaba la batalla del extraño Mago y Sylvanas.

Empecé a correr tratando de evadir los ataques y algunas dagas que me lanzaba constantemente.

—¿A dónde creéis que vais?—Esa despreciable voz… Thrall…

—¡Maldito!—Me detuve y lancé un hechizo al Jefe de Guerra.

—¡Chiquilla!—Rió el despreciable Orco.

—¡Maldito! ¡Pagarás por todo!—Le ataqué con mi báculo ferozmente y él por su parte, comenzó a chocar armas brutalmente contra mí.

—¡Que magnífica técnica!—Rió de nuevo.

—¡Desgraciado!—Lo insulté e hice retroceder y salté para atacarlo por encima, pero mi hermana me embistió e hizo chocar contra un muro.

—Muy bien hecho, Ophany—Felicitó mientras yo me levantaba y limpiaba un poco de sangre que empezaba a escurrir de mi boca.

—Desgraciado… Esta vez…—Me apoyé de mi báculo y lo miré furiosa—¡No te saldrás con la tuya!—Agarré a mi hermana y la estrellé contra la misma pared que me había estrellado ella y después ataqué a el Jefe de Guerra con mi hechizo “Punición”, el cual, por estar desconcentrado Thrall, le afectó y le cortó un poco el brazo.

—¡Desgraciada! ¡¿Cómo te atreves a cortarme?!—Me iba a atacar, pero justo en ese momento, el Mago apareció delante de mí, me tomó de la mano y aparecimos en Ventormenta.
Yo caí inconsciente apenas llegamos, fue el primer ataque a Sylvanas, el primer combate contra esos tres… y estaba segura de que… pronto… habría otro…

 

Capítulo 3: Un nuevo recluta, de nuevo a Claros de Tirisfal​

Desperté en una casa común y corriente, estaba en una cama… hace tiempo que no sentía la suavidad de un cama… quería seguir ahí, pero mi orgullo y mi decisión de salvar a mi hermana y vengarme de los Horda, no me lo permitía.

Me levanté poco a poco de la cama, estaba realmente adolorida, y al primer paso, caí en el suelo.

—¡Hey! No intentes nada aún, Alexis—Otra vez ese Mago, me preguntaba, ¿quién era?, ¿cómo sabía mi nombre?

—¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?—Fui directa.

—Soy Alduint… Y no soy realmente un Mago, soy un Brujo, un Brujo de Destrucción—Explicó.

—¡¿Pero cómo puedes ser un Brujo?! ¡Si allá en la Horda atacaste como un Mago Arcano!—Era ridículo lo que me decía.

—Verás, Alexis, yo antes era parte de la Horda, en ese entonces, yo era un Mago Arcano, formaba parte de las fuerzas de Sylvanas—Me comenzó a explicar—, pero todo cambió cuando la Alianza se separó de la Horda, y yo fui atacado por Lady Sylvanas y el Jefe de Guerra Thrall… Perdí la memoria de mis hechizos Arcanos, y mi magia Arcana desapareció, me vi obligado a aprender otro tipo de magia…—Comentó creando una “Piedra de salud”—después de varios días de buscar entre los libros, hallé una magia realmente magnífica, la magia demoníaca, y me fascinaron las artes oscuras, pues combinaba conmigo, yo tenía un pasado oscuro, y aún lo tengo.—Continuó explicando—Desde ese entonces, he estado entrenando en la Alianza como un Brujo de Destrucción, a fin de aprender todo sobre la nigromancia, los hechizos demoníacos, y por supuesto, de destrucción.—Fulminó su explicación.

—Pero hay algo que no entiendo… Si eres Brujo… ¿Cómo puede ser…?—No pude completar mi pregunta.

—Eso es sencillo—Comentó—, en la Horda aún soy un poco Mago porque, allí perdí mi magia Arcana, y cuando voy, la vuelvo a tener, aunque, cuando domine la magia Demoníaca perfectamente, no usaré más nunca magia Arcana.—Volvió a finalizar su explicación.

—Mmmm, ya veo, todo tiene sentido, je,je, bueno, yo tengo que seguir buscando a mi hermana—Me levanté poco a poco y curé mis heridas, tomé mi báculo, mi capa y mi diadema, y salí de la casa, pero Alduint me detuvo.

—Sinceramente, quiero ayudarte, pero necesito que me hagas un enorme favor…—Bajó su cabeza—Necesito que me ayudes a enfrentarme con mi maestro Brujo Destrucción. Soy muy bueno manejando la magia Destrucción, pero, él mismo ha dicho que necesito una pareja, compañera, amigo o amiga Sacerdote o Sacerdotisa que me ayude a combatirlo… por favor… ayúdame—Alduint parecía honesto, y en su mirada lo percibía, ese chico realmente me quería ayudar… En fin, acaricié su cabeza y despeiné su cabello un poco.

—Te ayudaré—Le sonreí y sus ojos cafés se iluminaron y una radiante sonrisa invadió su rostro.

—¡Muchas gracias, Alexis!—Me sonrió.

Rato después de haber aceptado la propuesta de, mi querido nuevo amigo, tomamos rumbo a una casa en los Páramos de Poniente, en la cual se situaba el maestro Brujo de mi compañero.

—Aquí es—Comentó mientras terminábamos de llegar a donde se situaba la casa, y de la nada, apareció un Brujo en frente de nosotros.

—Veo que has hallado una buena compañera, veamos si puedes pasar la prueba final—El maestro invocó un Esbirro Diablillo, uno de los demonios más molestos de los Brujos, pero por alguna extraña razón, Alduint, no invocó un Esbirro Diablillo.

—“Inmolar”—Atacó Alduint a su maestro y el hechizo impactó causando quemaduras en el mismo.

—Ataca a Alduint, Korens—Ordenó al Esbirro, pero yo rápidamente lo detuve y mandé a volar al Diablillo contra un árbol y lo sostenía con mi hilo negro de “Tortura mental”.

—Impresionante—Murmuró Alduint, pero enseguida volvió la cabeza a su maestro y usó “Confragar" para aumentar el daño de las quemaduras de su maestro.

—¡Ah!—Gritó adolorido el maestro y yo me quedé impresionada, manejaba mejor la magia Demoníaca que la magia Arcana.

—Acábalo, Alexis—Me ordenó y yo sonreí muy placentera.

—“Tortura mental”—Murmuré y el mismo hilo negro que salía de mi mano con la cual sostenía al Diablillo, salió de mi otra mano y este hilo entró por el oído del maestro y rompió el cerebro y la mente del mismo.

—Listo… ahora… creo que manejo muy bien la magia Destrucción, tanto así como para…—En ese momento él murmuró un hechizo.

—“Metamorfosis”—Susurró y enseguida se convirtió en un demonio.

—Genial—Comenté yo y me subí por su espalda—, ahora llévanos a Claros de Tirisfal, no podemos ir de una vez a Entrañas—Le comenté y después le pregunté—, dime que sabes volar.

—Todo controlado, querida—Por alguna extraña razón, me sonrojé cuando me dijo “querida”.
Sin decir más ninguna palabra, Alduint agitó sus alas de demonio y empezó a volar rumbo a Claros de Tirisfal, todo empezaría de cero de nuevo, pero esta vez, sería mejor…

Continuará…

 

Capítulo 4: Segundo ataque a Lady Sylvanas.​

Llegamos a Claros de Tirisfal, no había ningún habitante rondando por ese bosque.

—Alexis—Me llamó Alduint volviéndose a transformar en humano.

—¿Qué ocurre?—Pregunté viendo los alrededores.

—¿Por dónde empezaremos?—Preguntó acercándose a mí.

—Por aquí, sígueme, iremos a una aldea—Me coloqué mi capucha y Alduint hizo lo mismo.

Comenzamos a caminar y yo… empecé a… recordar. Empecé a recordar mi anterior trayecto en la horda.

Flash Back.​

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Caminaba por Entrañas, tomando en cuenta que algunos Orcos y Elfos de Sangre, sospechaban de mí. Mientras caminaba, oí una conversación en la que mencionaban al desgraciado Jefe de Guerra.

—Díganme todo lo que sepan del Jefe de Guerra—Me acerqué con rabia a los Orcos.

—¿Qué pasaría si no?—Me preguntó riéndose.

—Sufrirán…—Comenté mirando al suelo, no dejando ver mi rostro.

—Ja,ja,ja—Rieron—, pobre ilusa—El Orco me atacó, pero la luz con la que protegí a Ophany, me rodeó y absorbió el daño, yo no recibí ningún rasguño.

—Pobre imbécil—Usé mi hechizo “Tortura mental” y tomé al Orco del cuello con el hilo negro.

—¡Maldita!—El otro Orco que estaba a su lado, también me atacó, pero fue en vano, usé mi hechizo “Punición” y corté su arma, pero también corté un poco su mejilla.

—Ahora,—Acerqué al Orco que tenía tomado del cuello con mi hechizo—me dirás todo lo que sepas del Jefe de Guerra—Apreté su cuello con el hilo negro.

—Se dice que irá en tres días a Remól, a una conferencia o reunión junto con Lady Sylvanas para idear cómo atacar Ventormenta de nuevo—Explicó rápidamente tratando de zafarse del hilo.

—Gracias—Lo vi con asco—… Ahora… Muere…—Hice su muerte súbita ahorcándolo rápidamente.

—¡Carterion!—Gritó el otro Orco y yo lo callé matándolo rápidamente, explotando su mente.

Junté a los cuerpos amontonándolos, aunque eran solo dos y continué mi camino al Aphotecarium.

Fin Flash Back​

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Cuando salí de mis pensamientos, noté que ya habíamos llegado a la aldea Remól.

—Por aquí—Señalé la dirección y Alduint me siguió.

Entramos a una casa silenciosamente y subimos hasta el segundo piso, donde se estaba llevando a cabo la reunión, nos escondimos y escuchamos.

—Tenemos que reunir más guerreros Humanos y Elfos de la noche, no importan sus clases, debemos reunir más de ellos, o cualquier otra raza de la Alianza, necesitamos aliados para ir contra Arthas—Explicó la Dama Oscura.

—Los problemas son: La mocosa que nos atacó ayer y el Rey que ya debe estar informado de la situación—Explicó el despreciable Jefe de Guerra Thrall.

—Siempre seré un problema—Comenté saliendo de mi escondite. Alduint también salió.

—Maldita Humana, ¿cómo te atreves a venir y enfrentarnos?—Me preguntó el Jefe de Guerra.

—Atreviéndome—Me burlé.

—Ustedes dos se mueren hoy—La Reina alma en pena me atacó con una flecha explosiva y el Jefe de Guerra, junto con Ophany, atacaron a Alduint, pero él esquivó rápidamente los ataques de Ophany, al igual que yo la flecha de Lady Sylvanas.

—Come on—Provocó y rió Alduint mientras salía de la casa y Thrall y Ophany lo seguían.

—Ya que estamos solas…—Ataqué a Sylvanas e hice que chocara su arco con mi bastón.

—¡No lograrás ganar, ni esta, ni ninguna batalla!—Gritó haciéndome retroceder y empezando a lanzarme flechas envenenadas.

—Mira cómo te desesperas… Mira cómo pierdes la paciencia… Y yo… Tranquila—Comenté esquivando cada flecha tranquilamente.

—¡¿Y?! ¡No se necesita paciencia para asesinar!—Gritó más fuerte y la furia la consumió.

Yo aproveché y sin que ella lo notara, me coloqué detrás de ella y la pateé, fue tan dura y tan fuerte la patada, que la mandé a volar y romper la ventana del segundo piso, haciendo que ella cayera en el suelo de la aldea, mientras tanto, yo caminé hasta la ventana y salté, caí de pie y me posé delante de ella sin dejar de mirarla.

—Desgraciada…—Se levantó—¡¿Cómo te atreves a tocarme?!—Nuevamente la ira la consumió, pero esta vez fue peor, su velocidad aumentó y su precisión igual.

Tomó su arco y me disparó flechas explosivas, acertó sus flechas en mis brazos y abdomen y las mismas explotaron antes de tocarme, me mandaron a volar por los aires, pero aterricé de pie y curé mis heridas.

—¡Alexis! ¡Ayuda!—Alduint pasó delante de mí y delante de Sylvanas, Thrall y Ophany lo estaban siguiendo, pero ni yo, ni Sylvanas, dejamos de mirarnos una a la otra.

—¡Ah!—La ataqué con mi báculo y sacó unas espadas y comenzamos a chocar armas ferozmente.

—¡Idiota, imbécil! ¡Nunca ganarás!—Siguió chocando armas conmigo brutalmente.

—Aún no planeo ganar, solo planeo, recuperar y atacar—Comenté tranquila y la ataqué con mi báculo haciendo que perdiera el equilibrio y la pateé nuevamente, pero esta vez en el estómago e hice que chocara fuertemente contra una pared.

Ví cómo Alduint lanzaba hechizos tratando de protegerse y corrí hacia el Jefe de Guerra, lo embestí y agarré, y me lo llevé conmigo contra un muro, pero me solté de él antes de chocar.

—Agh, que fuerte—Comentó levantándose.

—Esta fue la última acción por hoy—Hice una señal con la mano y Alduint la vió y se transformó en un demonio, con su cola de demonio derribó y lanzó a Ophany contra Sylvanas, hizo lo mismo con Thrall y se paró delante de mí—, ya entenderán por qué hago esto después—Me monté en la espalda de Alduint y hablé dirigiéndome a los tres—, ya sabrán por qué ataco en partes—Sin más que decir, le dí a entender a Alduint que ya nos podíamos ir y él agitó sus alas y comenzó a elevarse, nuestro próximo destino era la ciudad Ogrimmar…

Continuará…