Disney Gato negro

Este escrito participa en la "Actividad Día de Halloween".

Mickey dormía plácidamente en su cama hasta que sonó su despertador, justo a las ocho de la mañana, saltó de su cama y entusiasmado señaló la fecha marcada en ese momento en el calendario, era 31 de octubre, donde se celebraba el Halloween, uno de sus festejos favorito, justo después de la navidad.

— Haha, hoy será mejor la noche de halloween amigo Pluto.— le indicó a su perro.

Este ladró respondiéndole mientras afirmaba.

Ambos se acercaron a su closet, poniendo sus manos en la cintura y con las puertas abiertas de este comenzaron a sacar prenda tras otra buscando el disfraz perfecto para la ocasión. El primero en probarse se trataba de uno de vampiro, se miró al espejo y frunció el seño.

— Esto ya lo he usado en otras ocasiones, creo que tenemos que buscar algo más original.

El segundo en tomar fue una camisa blanca y unos pantalones azules.

— Recién adquirido Pluto, tal vez para otra ocasión— dijo mientras revisaba el resto de la ropa.

El ultimo disfraz que tomó consistía en una capa roja, un traje azul índigo con un curioso dije verde en forma de un ojo, se miró de arriba a abajo en el espejo y afirmó sonriendo.

— Una renovación a un viejo clásico— señaló el ratón mientras le ponía a él traje tipo oriental de verde.

Una vez que estaba preparador tomó su teléfono para llamar a sus amigos y planear su ruta para poder recoger dulces.

— Donald ¿Qué tal? ...

— Hola Mickey, estoy listo para esta noche, tengo ya mi disfraz — respondió el pato que era su amigo.

— Eso es estupendo amigo, si tienes tiempo avisa a Goofy, su teléfono a sonado ocupado cuando busqué llamarle — agregó Mickey mientras de un baúl sacaba su respectiva calabaza para pedir dulces.

—Claro que si— afirmó Donald colgando luego.

Mickey dedicó todo su día para colgar decoraciones de brujas, esqueletos, lapidas y monstruos alrededor de su casa, orgulloso de su trabajo y mirando en el cielo el ocaso de dispuso a acudir a la casa de Goofy, que era la más cercana a su domicilio con la intensión de comenzar su travesía.

Camino a este sitio, la noche calló de una forma sorpresivamente precipitada, como si de pronto hubieran dejado caer un telón. La calle que Mickey había visto repleta de personas pidiendo dulces de pronto se tornaba inquietantemente solitaria, unos arbustos de una casa cercana comenzaron a moverse anunciando que algo había en su interior.

— ¿Hola?...

Pluto se ensimismó y se fue a esconder detrás de las piernas de Mickey, el arbusto se movió con mayor intensidad, Mickey retrocedió también en esta ocasión.

— ¿Quién está allí?...

La criatura que se escondía saltó fuera, Mickey y Pluto se dieron cuenta que a lo que le estaban temiendo era un gato pequeño, color negro; que los miró, ladeó su cabeza y maulló. Pluto siguiendo sus propios instintos le gruñó y ladró provocando que el mínimo, se alejara nervioso y asustado.

Mickey Mouse exhaló luego de haber estado conteniendo la respiración por unos segundos, meneó la cabeza pensando en lo absurdo que había sido el dejar volar su imaginación, avanzó encontrándose con algunas personas y saludándolas, comentando sobre sus disfraces con otros hasta llegar a la casa de su amigo.

— Hola Goofy, estás listo para obtener montañas de dulces.... ¡Vaya!...

Mickey pegó un salto del susto mientras observaba en la puerta de su amigo un monstruoso mastodonte, de dientes y garras afilados, gran musculatura y un cuerpo encorvado.

— ¿Go...go...googy?...— preguntó tartamudeando Mickey.

La criatura gruño mirándolo.

— Eres tu ¿verdad?...

Rugió de nuevo y comenzó a avanzar.

—Oh vaya, es totalmente impresionante Goofy, de verdad me has pegado un gran susto— dijo Mouse buscando calmarse más.

Con cada paso que daba, el suelo temblaba y las personas retrocedían sorprendido y aterrados.

— Goofy, realmente estas en personaje ¿pero por que no comenzamos a pedir algunos dulces?— preguntó Mickey.

El monstruo alzó a unas personas que pasaban por allí y los sacudió como quien toma un par de plumas en sus manos, de estas cayeron varios dulces.

— Oh vaya Goofy eso ha sido un poco rudo ¿no lo crees?...

La criatura rugió.

—Claro que no, yo tampoco lo creo. — rectificó Mickey nervioso.

Pluto lo seguía apenas por detrás escondiendo su cola entre las patas, en el tejado de una casa aquel gato negro observaba a los tres con ojos curiosos, maullándole al perro.

Poco a poco comenzaron a alejarse de la ruta de casas que habían trazado, Mickey por precaución se había limitado a seguir de cerca los pasos de su amigo y su intimidante disfraz.

— Oye Goofy, me preguntaba...¿Qué es lo que pasará con Donald?... su casa está por haya...—indicó el ratón señalando hacia lado opuesto donde estaban.

Sus ojos salvajes lo miraron clavándose en él y comenzó entonces a rectificar su paso, lentamente se comenzó a dirigir a lo que parecía era el rumbo de la casa de su amigo el pato. Pero entonces giró su rostro y cambio su rumbo hacia el bosque.

—Pero...pero...su casa es por allá— dijo Mickey.

El monstruo lo miró por el rabilo del ojo y Mouse rio nervioso.

— Pero claro ¡haha! el atajó por el bosque, buena idea Goofy...el oscuro, solitario y tenebroso bosque...—murmuró tragando saliva.

El pequeño gato negro los seguía algunos pasos atrás, pisando las huellas que Pluto dejaba en el barro.

El viento silbaba como lamentos fantasmales, entre los arbustos se escuchaban pasos acechando, los arboles formaban siluetas tenebrosas, sin embargo lo que inquietaba al ratón estaba a su lado.

El bolsillo donde portaba su celular comenzó a vibrar y tomó el auricular lo más rápido posible pues percibió que el sonido no le iba para nada a su amigo.

— Bueno...

— Hola Mickey, Donald y yo te estamos esperando en su casa ¿llegarás pronto?.— preguntó la voz de Goofy al otro lado.

Mickey sintió que corazón bajó a sus pies y subió a su garganta, sus ojos se abrieron como platos y sin dejar de caminar se encontró con los ojos de la criatura.

—Goofy...

— ¿Si amigo Mickey?

— ¿De que te has disfrazado el día de hoy?— preguntó Mickey apenas articulando palabras.

—Pues soy un pirata ¡ahioh!.

Es difícil discutir que fue el sonido más grande que se escuchó en todo el bosque en aquel momento, si el alarido de terror de Mickey o el estridente rugido de la bestia en respuesta.

Mickey corría sin mirar atrás con su perro Pluto de cerca, ambos apenas y sentían los pies tocar el piso mientras huían para salvar su vida, más de una ocasión tuvieron que agacharse y dar saltos para esquivar los zarpazos que la criatura daba intentando atraparlos.

Sin pensar en lo que hacían el ratón y su perro se dieron cuenta que se habían condenado a si mismos, pues pronto tuvieron enfrente la brecha que desembocaba hacia un profundo barranco, entonces la suerte solo les diferenciaba entre acabar en el fondo o como comida del monstruo.

Ambos cubrieron sus ojos sintiendo que era el fin, el monstruo alzó sus garras y abrió su hocico para devorarlos.

Miau

El sonido se repitió un par de veces mientras todo se había vuelto silencio, Pluto y Mickey abrieron sus ojos mirando que aquel gato negro se interponía entre ellos y el monstruo, para su sorpresa, éste ultimo era el que estaba asustado, mientras el mínimo relajadamente lamía su pata.

Parecía que con cada movimiento la criatura se ponía más nerviosa, el gato se aproximó untándosele en las patas, lo que hizo estremecerse, al gato le bastó ponerse en cuatro patas y bufar, para que el monstruo gigantesco y corpulento huyera despavorido.

Una vez salvados, Mickey y Pluto saltaron de felicidad, este ultimo lamió varias ocasiones al gato y Mickey luego lo tomó en sus brazos.

— Oh vaya, creo que tenemos un nuevo amigo eh Pluto, vamos gatito nos acompañarás a pedir dulces, aún tenemos tiempo. — concluyó Mickey mientras caminaban junto con sus amigos hacia la ciudad.