Contenido oculto que cringe Gabriela es una chica independiente. Efectivamente, así era ella. Una chica que no dependía de nada ni de nadie, que vivía una vida llena de libertad y experiencias. Su nombre, desde luego, tenía varias acepciones. La más famosa, la más conocida, era la de “fuerza de dios”. Por supuesto, la religión y su gran influencia hacia que ese nombre se hubiese extendido en honor al ángel Gabriel. Ella no seguía ninguna religión, aunque sus padres sí. Y, aun así, le gustaba. “La fuerza de Dios”. Ella, Gabriela, o bueno, su nombre, significaba el poder, el apoyo del más poderoso. ¿No era aquello algo de lo que sentirse orgullosa? Para ella lo era. Sin embargo, otra página, más de su gusto, le dio varias explicaciones de su nombre que le gustaron más. Bastante más. Gabriela, era, según esa página, en definitiva, una chica con todas las cualidades posibles y amada por cualquiera, alguien con muchas cualidades positivas y que, definitivamente, no necesitaba de nada ni de nadie para ser feliz. Porque era una chica que todos deseaban y ninguno conseguía, ella elegía como vivir y con quién vivir. Se sonrió en el espejo, observando el rojo pasión que decoraba sus labios, a conjunto con su vestuario. —Vamos, chica, a por tu próxima presa~ —se susurró. Y tras depositar un beso sobre el cristal, cogió su bolso y salió del apartamento, haciendo sonar sus tacones. * * * Palabras: 233.