Canción de Fuego y Hielo Fuego y suerte. [Canción de Hielo y Fuego]

Advertencia: contiene spoiler de Canción de Hielo y Fuego III.

Fuego y suerte
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Ella disparaba flechas con una increíble habilidad, ella era salvaje, ella no tenía reglas. Él era un cambiacapas, él se había acostado con ella, y ahora defendía el Muro. Ambos se habían amado bajo la luna, pero ahora en la batalla nada de eso importaba. La lucha por el dominio de la gigantesca construcción de hielo era en lo único que debía concentrarse. Jon Nieve ya no existía, era un traidor, y ella mataba traidores.

Sus flechas surcaban los cielos de la oscura noche, buscando en quien encajarse, mientras ella observaba la escena; observaba el fuego. Él devoraba a sus compañeros, se los tragaba, los quemaba y enviaba con los Dioses, si es que existían. Todos aquellos a los que conocía morían lentamente, mientras Ygritte estaba escondida. ¿Por qué debía estarlo?, ¿acaso ella era un persona vulgar? No. Ella era Ygritte, la besada por el fuego; por sus venas corría la suerte. Tenía que hacer algo.

Decidida y a paso rápido, fue avanzando. Disparaba flechas a diestro y siniestro, mientras lanzaba gritos de furia, de guerra. Mató a tres personas, las otras flechas se desviaron. Localizó unos árboles incendiados, y hasta allí fue. Entonces, las puntas de sus flechas se volvieron rojas y surcaron el cielo, dejando una estela de calor.

Pero antes de que pudiera seguir disparando, la muerte la alcanzó.

Una flecha, irónicamente, fue a clavarse en su cuerpo. Sintió cómo se enterraba en ella, y cayó hacia atrás.

La sangre fluía, el viento acariciaba su roja cabellera y sus celestes ojos observan la inminente derrota del pueblo libre. El fuego ya no era su amigo, la suerte la había abandonado.
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